Viejos recuerdos [reservado]

Nunca me había considerado una persona sentimental pero sentía una necesidad: visitar la tumba de mi madre. Tenía mucho de ella, pero no me gustaba ir a esos lugares.
La habíamos enterrado allí ya que Francia era su país, era su deseo. No tenía flores para ponerle pero no me importó mucho, solo necesitaba ver esa tumba. Me hubiera gustado ver como estaba su cuerpo después de estos años, no tenía mucho sentido ver una placa de piedra dura, era algo un poco retorcido pero no me servía la piedra...
Cuando llegué al cementerio el sol se estaba poniendo, así que solo busqué la tumba y la admire por un largo rato, sin saber que hacer. No lloraría, eso era seguro, era muy dura para soltar una lagrima ya que cuando era pequeña me había llorado mares. Sin darme cuenta, caí en los brazos del sueño, sobre aquella tumba fría y áspera.

Hoy era el día, mi peor pesadilla comenzaba de nuevo... Por experiencia sabia que no importaba que tan encerrada o apartada del mundo estuviera, el resultado siempre seria el mismo: la bestia en la que me convertia en noches como ésta siempre saldria a relucir, perdiendome a mi misma. No pensaba, no actuaba con razón, no sentia...solo era un animal cuyos instintos la insitaban a matar, a llenar mi sed de sangre.

En mi natal Burdeux era fácil, estaba acostumbrada a los alrededores y podia perderme en el bosque antes de la transformacion, rogando porque a ningun campesino se le ocurriera dar un paseo nocturno hasta la mañana siguiente cuando regresaba a casa exhausta y llorando, tratando de recordar si la noche anterior habia cometido alguna atrocidad. ¡Incluso llevaba ropa conmigo y la dejaba en algún arbol para sustituir mis ropas desgarradas cuando el sol estuviera en pleno nuevamente! Me mofaba cruelmente de mi misma, incluso tomando precauciones, ¿pero que podia hacer? Esto es lo que era y nada podia cambiarlo, solo la muerte podria remediarlo y era demasiado cobarde como para poner un arma en mi boca con una bala de plata en ella.

Pero ahora, ¿qué podia hacer? Estos no eran campos o un lugar donde perderme, ¡Esto era Paris!, una ciudad llena de vida y luz por las noches, sus "caballeros", prostitutas e incluso nobles se paseaban bajo la luz de la luna de fiesta en fiesta, de cama en cama... No podia permitirme quedarme en la residencia y arriesgarme a que alguien me viera o peor a un a matarla.

Me pasee por tres cuartos de hora de un lugar a otro por toda mi habitación, meditando a dónde podría acudir por la noche, - como me haces falta, necesito tanto tu consejo, sino fuera por ti no estaria pasando por esto aqui - pensé, hablandole a mi madre donde quiera que estuviese.

Fue entonces cuando caí en cuenta: iría a ver a mi madre, jamás me perdonaria lastimar a un ser vivo, sin embargo de ahora en adelante los muertos podrían ser mis mejores amigos, ellos me acompañarían en mis desvelos, y nunca sufririan con mi presencia, despues de todo...¿que mal les podia hacer a ellos?

Empaque una muda de ropa y la meti en un pequeño maletin, sali de casa antes del atardecer y le pedi a mi chochero que me llevara al cementerio, al llegar le dije explcitamente que no queria que me esperara y que por ningun motivo le estaba permitido quedarse a rondar por ahí. Cruce por la reja y me dirigí a la tumba de mi madre, coloque el pequeño maletin detras de la cruz que resguardaba su lapida y me sente en el borde de ésta última a esperar, dirigiendo una última mirada al sol que ahora se ocultaba.

Conforme el ambiente se iba atenuando preferí distraer mi mente de lo que estaba a punto de suceder, sentia asco por mi misma, me detestaba a mi y a la criatura en la que renaceria momentos después. Acaricie la rosa que yo misma le habia dejado a mi madre dias antes, ahora seca y marchita. Me acoste en la lápida y cerre mis ojos, tratando de imaginar que no era el frio cemento sobre lo que estaba recostada sino la cama de mi madre, como cuando era pequeña: le platique sobre papá y lo duro que fue conmigo muchas veces, mis logros académicos y lo orgullosa que se habria sentido de mi, dejandome inundar en un sopor que cada vez era mas pesado...

De pronto abri mis ojos, ya estaba casi obscuro, y detras de una espesa nubosidad la luna comenzaba a asomarse. Senti como un escalofrio me subia por la espina, empece a sudar frio y a temblar, un dolor inmenso nacia en mis entrañas y se iba expandiendo por dentro hasta llegar a punto donde pensaba que perderia la razón, como si explotara y ardiera por dentro, empece a gruñir y retorcerme en el piso a causa del dolor, pero no se detenia, alucinaba e iba perdiendo mi propia conciencia mas nunca el sentido, estaba mas despierta que nunca...mis piernas, mis manos, mi voz...¿que era eso? Nada, yo ya no era nada y termine por perderme a mi misma...

(OFF: cambio a tercera persona porque se supone que los licantropos aqui no tienen conciencia, son animales que solo tienen instinto, espero no te moleste, sino, avisame ok?)

A lo lejos un aullido interrumpio la tranquilidad de la noche y entre lápidas y arbustos se podia ver un enorme monstruo que alguna vez habia sido una mujer corriendo por el cementerio, su cuerpo lleno de pelo y sus miembros tran grandes que casi podrian estar desmembrados, de entre sus fauces unos enormes caninos hacian acto de presencia al acecho de cualquier movimiento que pudiera indicarle la loacalizacion de una presa.

Desafortunadamente para una joven dama, la noche era fria y el viento trajo consigo su perfume hasta donde la criatura se encontraba. Sin perder mas tiempo la bestia corrio hasta donde su olfato le indicaba y ahi, por fin la encontró.

Una dulce jovencita de rubios cabellos y tez blanquecina dormia de modo apacible sobre una tumba, pero no estaba muerta: la bestia podia olerla, saborearla: su aroma, su respiracion pausada, su sangre corriendo por sus venas, ¡toda toda ella la volvia loca! la queria, queria su carne y su sangre, queria despedazarla como la habian despedazado a ella alguna vez.

Lenta y cautelosamente se recargo en sus cuartos traseros, mientras un leve gruñido salia por su boca advirtiendo a su presa que la siesta habia acabado, era hora de despertar y jugar un pequeño juego donde ella sería la cena esta noche...

(*OFF: jajaja creo que me emocione un poco y salio mas largo de lo normal )

Escuche ruidos, al parecer de animales. El miedo empezó a invadir mi cuerpo ¿Que debía hacer? Si corría, fuese lo que fuese esa bestia, me alcanzaría. Si me quedaba, probablemente terminaría con una extremidad menos.
Salí de mis pensamientos y en una fracción de segundo abrí los ojos exaltada. Opté por la primera opción, salí corriendo lo más rápido que pude sin mirar lo que era eso que estaba detrás de mí.
Me saqué esos incómodos zapatos de tacón, que lo único que hacían era pararme, y los arrojé a un arbusto cercano.
Me escondí detrás de un gran mausoleo suntuoso, tratando de calmar mi respiración, tratando de desear que esa cosa era solo un producto de mi imaginación, las consecuencias de dormir sobre una tumba... pero eso era solo engañarme a mí misma. Debía admitirlo, había algo que me estaba buscando, y tenía miedo...
Miedo, algo que no sentía hace ya muchos años. Hasta esa noche pensé que era inmune a él, pero otra vez caí en los juegos de la mente. La verdad era que no, solo era una humana, que corría por un cementerio descalza, asustada, sin nadie a quien acudir. Era frustrarte sentirme así
Mis manos comenzaron a sudar al escuchar esos ruidos...no era un animal normal, no era nada que yo antes había "visto". No técnicamente visto, porque el pavor había hecho que mi mente no funcionara con lógica y me echara a correr, buscando un lugar para ocultarme. Quería ver que era, pero sabía que solo era un peligro, un capricho.
Tapé mi boca con la mano izquierda y apreté fuerte el rosario que tenía en la derecha. Nunca había sido muy religiosa pero mi madre sí...fue el único motivo por el cual apreté tanto ese rosario, era de ella, tenía su olor...

Tenía que pensar rápido, aunque no podía hacerlo. Tal vez podría correr hasta el portón principal y huir de allí lo más rápido posible, pero no pude, simplemente porque me picó la curiosidad, quería saber que era eso. Debía saber que era eso, solo así podría irme.
Otra vez yo y mis caprichos...pero me sentí intrigada con este en particular.
Levanté un poco mi vestido blanco, que ahora estaba manchado con tierra, y camine sigilosamente hacía el mausoleo de al lado. Caminaba sigilosamente por que era probable que la bestia me escuchara y además porque me dolían los pies sin mis zapatos, era tan estúpido cómo las personas estaban acostumbradas a objetos materiales...yo era tan estúpida en ese momento, no podía ni pensar con lógica, me sentía asustada, pero intrigada al mismo tiempo.

Off: Si, mi post es una miseria al lado del tuyo xD Sobre lo de segunda persona, no, no me molesta, es tu post, puedes hacer lo que quieras

La bestia corrio detras de la chiquilla pero ésta se perdio rapidamente entre los mausoleos y dado que la criatura no era tan angosta como para pasar entre ellos tuvo que conformarse con casar a su presa desde los arbustos.

El animal se paseaba lentamente por las filas de tumbas, mausoleos y otras tantas fosas destartaladas olfateando cuidadosamente y atento a cualquier sonido que pudiera preeverle del sitio donde su presa se ocultara. Sus patas hacian el menor de los ruidos, estaba diseñado para matar y sus insitintos eran tan prefectos como mortales.

Justo cuando acababa de pasar de largo por un par de mausoleos enormes, mas bien parecia pequeñas cabañas, esucho un ruido tras de si, la bestia se giro rapidamente y un suave gruñido salio de sus lados, lenta...muy lentamente se acerco al lugar de donde el ruido habia provenido pero no escucho nada. Justo cuando se disponia a seguir su recorrido por la mirilla del ojo capto un pedazo de tela blanqusino desapareciendo rapidamente tras de otro monumento.

Sin pensarlo dos veces, la enorme loba salto tras la tela para corretear a su dueña nuevamente...

Cuando pensé que estaba a salvo y ya podría irme, me di cuenta de que no era así. Era una especie de lobo, pero muy grande para serlo. Estaba demasiado cerca, mi mente me ordenó que corriera y mis piernas obedecieron, solo que no sabía para donde escapar.
La luna no iluminaba mucho, lo que hacía más difícil correr, solo la tenue luz de La Luna nos iluminaba, yo deseaba que algún velador me vea, solían estar por esas horas.
Empecé a sentir un agudo dolor en los tobillos, pero traté de ignorarlo, no era chiste, ya lo había visto, ahora quería salir de allí.
Estaba confundida...¿Que era eso? era muy grande para ser un lobo, pero obviamente no era un ser humano, jamas había visto algo así, era una bestia sacada de un cuento, claro que los cuentos eran muy distintos a la realidad ya que allí todos terminaban bien...aquí no.

Me detuve unos instantes al percatarme de que no escuchaba a la bestia. Supuse que eso era bueno, ya que me habría dejado de perseguir. Pero ¿cómo algo así podría entrar donde los humanos iban? eran todas preguntas sin una posible respuesta, no que se me ocurriera.

En cuanto la chiquilla salio corriendo la enorme loba salio tras de ella sin vacilar, era un animal y contaba con una enorme ventaja sobre ella, aun sin conocer el territorio sus instintos la guiaban; mientras la joven tropezaba entre la maleza y el territorio poco uniforme, para la criatura era tan fácil como aplastar con sus patas lo que se interponia entre ella y su presa: era una cazadora, diseñada para matar, sin fallo alguno y esta noche...tampoco habría error alguno.

Debemos aceptar que la dama en cuestión corria bastante rapido para ser una simple humana, pero por supuesto jamás podria ser comparada con la de un canino de 110 kg corriendo a una velocidad comparable a la de un tren.

Por un momento la bestia estuvo a punto de atraparla, ¡la tenia ahi! a menos de un metro de distancia, podia saborearla, podia probar su carne y salivaba con la simple idea de tener su sangre escurriendo por sus fauces. En un interno por tenerla, se avalanzo sobre ella justo cuando ésta doblaba en una de las esquinas del cementerio y alcanzo a rasgar parte de su vestido y rasguñar su espalda.

Poco a poco el viento trajo hasta su nariz el peculiar olor de las heridas recien hechas y dentro de la loba la ira, el deseo y la desesperación no hicieron mas que acrecentarse...

Sentí ese intenso dolor en mi espalda, lo que me hizo parar en seco. Toque las heridas, solo para ver mis manos manchadas de ese rojo escarlata que teñía mi vestido. Las heridas me ardían, el polvo que había levantado al correr tampoco ayudaban mucho.
*Los animales son peligrosos, pero claro, yo y mi gran orgullo*
Dolía, y mucho, no sabía si largarme a correr o esperar a que el dolor pasara, pero no podía, no podía esperar ser comida o destrozada por eso. Trate de levantarme pero mis tobillos cosquillearon y caí al piso otra vez, estaba cansada, lastimada, con las prendas cómo trapos, lo único que hice fue rezar en voz baja, tratando de arrastrarme a una suntuosa lapida, lo suficientemente grande para ocultarme detrás. Podría sobrevivir, tenía la actitud, mas ya no lo físico. Me sentía tan mal por tener que ser la victima, por mi orgullo, por mí.
Hice silencio, tratando de escuchar a la bestia, sin resultado alguno. ¿Debía salir y buscar ayuda o quedarme en espera, hasta estar segura que que la bestia se había marchado?

El enorme animal recorrió el cementerio lanzando gruñidos por lo bajo mientras olfateaba los rastros de sangre fresca que la llevarían hacia su victima. Sentía la tierra bajo sus patas, tratando de descifrar el cambio mas mínimo y agudizaba su mirada en busca de huellas o cualquier indicio que le indicara su escondite.

Paso de largo por una pila de lápidas hasta que una ligera ventisca trajo consigo el olor a sangre. La loba giro sobre si misma inmediatamente y comenzo a hacercarse a la fuente del olor con la mayor calma del mundo, sabia que su presa estaba mal herida y esta vez no podria ir muy lejos. Como buena cazadora disfrutaba el sadismo con la que torturaba la espera de su presa.

Movio una pata a la vez, tomandose su tiempo para disfrutar cada paso y con él, se imaginaba el sabor de la carne de la jovencita en su boca, su sangre, su tierno sabor, su piel llena de vida... Cuando llego a la lápida se recargo en sus patas traseras y de un brinco embistió rapidamente a su víctima.

Sin mirar mucho donde lo hacia, la mordio hasta que pudo probar el tan anhelado sabor de la dulce muchachita, bebio de ella hasta que se sacio, jugaba con ella cual vil muñeca de trapo pasandola entre sus patas evitando asi que escapara. Quiso morder su vientre pero los restos del vestido le estprbaban asi que termino por desgarrarlo y lanzarlo lejos. Por supuesto ella peleó, peleó como pocas personas lo habrian hecho pero eso solo aumentaba la adrenalina y la excitacion de la enorme loba, no hay nada mejor que la sensacion de una presa que se resiste.

Poco a poco el veneno entro hasta el torrente sanguíneo de la doncella y habría muerto de no haber sido porque la bestia se distrajo gracias a los murmullos del velador que se acercaba poco a poco a la escena del crimen. Claro, podria haberlo atacado tambien, pero no venia solo y no le convenia pasar a ser la presa despues de haber sido la cazadora, asi que rapidamente se alejo trotando. adrentandose en la espesura de los arbustos y la neblina para esperar a que llegara la mañana y evitar ser asesinada a mano de los humanos