No apto para cardíacos (Vanisha)

por **Russell A. Turner** Vie Ene 13, 2012 6:39 pm

Qué simple es la noche ante la desatenta mirada de los que no la conocen. Si supieran todos los secretos que guarda bajo capas y capas de silencio y tranquilidad... Si supieran todos los movimientos que la mano negra de la sociedad hila cuando ésta cae... Si supieran la de gente que vive por, para y gracias a ella... Como él. Siempre caminaba sin rumbo, rodeado de sombras y emergiendo de la nada para abarcarlo todo. Siempre deseoso de que ocurriera alguna desgracia para fijar sus ojos en ella y entonces inspirarse para escribir. “Oh, musas... Nadie sentenció nunca que debíais ser hermosas, ¿verdad?”.
Pero, a pesar de eso, tampoco dijo nadie que las fuentes de inspiración debían ser siempre las mismas. No, señor. Quizá había llegado la hora de buscar lo que todavía no había tenido oportunidad de conocer y explorar como, por ejemplo, el mundo marino en pos de alguna novedad. Tan sólo de pensar en el tesoro que para él serían un naufragio y sus innumerables y terribles consecuencias... Oh... ¡Oh! Uh... Ciertamente, adoraba los orgasmos mentales.
Hacía ya algunas noches desde aquélla en la que tomaba unas copas en la taberna y se ofrecía una póstula para formar parte de una tripulación marina. Después de meditarlo y, gracias al efecto del alcohol, había tomado la decisión de escribir su nombre en aquel papel. Sencillamente le dijeron que volviera en unos días. Volvió varias veces, sin suerte. Cuando empezaba a pensar que quizá se habían reído de él y de todos los firmantes, una noche, allí apareció de nuevo. El grupo que registraba las firmas. Pero sólo estaba él de todos los que quisieron participar. ¿Vendrían más tarde?
Carraspeó ligeramente y, contando sus pasos para tomarlos como referencia en algún futuro poema, avanzó despacio, con el propósito de no parecer desesperado, hacia ellos.
-Good night, caballeros -saludó con media sonrisa. Pasó la mirada durante un instante por los alrededores, pero no la vio. No vio a la mujer que le describieron la otra noche, y dudaba que una capitana de barco, con los ovarios que hacían falta para algo así, fuera alguna de las mujerzuelas que se dejaban manosear a cambio de una paupérrima propina. Por eso, se extrañó.
-¿Y bien? ¿Dónde está nuestro Poseidón? -preguntó levantando el brazo y finalmente haciendo un gesto con la mano y los dedos a lo “ups” tan típico de él.
Pero, cuando uno de los hombres (guapísimo, por cierto, con ese cabello rubio que le rozaba los hombros, esos ojos color café, ese barba de varios días y esos bajos tan... ejem.) hizo un gesto con la cabeza en dirección a la puerta de entrada al mismo tiempo que un silencio absoluto se adueñaba del local... Supo que ahí estaba ella. Respiró profundamente y se giró despacio sobre sus talones con la idea de encontrase a una dama... y se llevó una agradable sorpresa cuando sus ojos contemplaron aquel bellezón. Bueno... le gustaba lo grotesco, sí, pero... A la madre naturaleza le agradecía en secreto que todavía existiesen milagros como aquél. Oh my God...
-Milady... -comenzó con un tono grave y sexy -Por fin os conozco -y entonces realizó una ligera reverencia y después caminó hacia ella -Es un placer, aunque... no es muy cortés hacer esperar a vuestros invitados. ¿No creéis? -y se detuvo justo delante de ella extendiéndole la mano, con intención de besársela como apuntaba el protocolo de caballero.
¿Qué? ¿Estar muerto significaba ser maleducado?

por **Vanisha** Vie Ene 13, 2012 7:17 pm

- Te preguntaré una vez mas.. ¿Dónde esta mi dinero? - la mano de Vanisha apretaba con fuerza la parte intima de un joven muchacho que experimentaba un dolor horrible. Tan solo se quejaba por la fuerza de aquella mujer, que al fin y al cabo, le debía dinero mas de la cuenta. Vanisha no tenía paciencia y empujada por su furia y desesperación en recuperar lo que era suyo, apretó aun mas mientras su mandíbula parecía obligar a sus dientes crujir . El joven ahogaba gritos interminables, consciente de que si gritaba o pedía ayuda su destino iba a empeorar mas de la cuenta. La morena lo soltó escupiendo en su rostro con repugnancia - Te e perdonado dos veces, rata callejera...- murmuró golpeando su vientre con la pierna.

Su espalda se había doblado y en un final cayó al suelo , erguido y protegiendo sus partes intimas por miedo a que la mujer volviera a acosarlos con violencia. Vanisha suspiró mirando el cielo plegado de estrellas . La vida de ese hombre estaba en sus manos, o lo mataba ella misma o lo dejaba ir. No solía perdonar tantas veces y en aquel momento no comprendía porque lo había echo con tal sujeto. Atractivo desde luego no era. En el descuido de Vanisha, el joven se arrastraba como una serpiente que acababa de equivocarse al escupir el veneno . Apenas se movía, el dolor de su entrepierna no le permitía emprender una carrera por lo tanto solo lograba arrastrarse por los callejones oscuros. Ella soltó unas carcajadas poniéndose de cuclillas y enredando sus dedos en el cabello del joven ,sin importarle el dolor que su cabeza sentía - ¿Qué pensaste estúpido? Por ser una mujer no puedo patear el trasero? - pregunto estirandole del cabello de tal manera, que su cabeza se echó hacía atrás.

- ¿Sabes? - preguntó carraspeando y formalizando un tono suave, dulce pero falso - Tú no mereces una muerte lenta. Debería arrancarte los huevos y hacértelos tragar, pero te dejaría vivo..tal vez la próxima vez aprenderás la lección. Me juraste...me juraste.. - de nuevo el mal humor volvía a hincharle los ovarios y con fuerza golpeó el rostro del joven con el suelo . Como resultado ante el acto violento, la nariz del rubio comenzó a sangrar hasta llegar a los labios y mancharlos del color carmesí. Vanisha se incorporó y le apunto con la pistola. Empujada de nuevo por aquel lado maniático, apretó el gatillo, llevándose el alma del joven al infierno. Vanisha era una mujer desordenada, nunca cubría sus rastros por lo tanto se marchó del lugar dirigiendo sus pies hacía la taberna. Había olvidado por completo de que algunos hombres estaban deseosos por acompañarla en las aventuras del barco Calypso.

Hizo acto de presencia y como una bienvenida ante el local, el silencio la acogió tétricamente. Sonrió cínica observando a su ayudante , Altaf y los otros dos , el francés y "El Diablo" ocupándose de un hombre. Arrugó la frente al verle acercarse de aquella manera. Estaba ya de un humor negro , culpa de aquel estúpido joven y solo faltaba otro mas para que sus ovarios explotasen del todo - ¿Y tú eres...? - preguntó pasando por su lado haciendo caso omiso ante aquel gesto de caballerosidad. Tomó en sus manos la lista de la tripulación y buscó su nombre. Algunos que estaban apuntados ya los había visto otros fueron tachados y solo quedaban tres o cuatro - Russell Turner ... creo que ya sabes que yo soy la capitana. Por lo tanto yo decido lo que es conveniente y lo que no es conveniente - su tono de por sí fue frío pero sus ojos mostraban un interés aparte ante el hombre que tenía en frente.

- Ven conmigo - ordenó encaminándose hacía una mesa colocada al fondo y abandonada totalmente de las luces artificiales. Se sentó en la silla, dejando caer su cuerpo y apartó aquel sombrero que prohibía ver parte de su rostro. Había tenido una noche dura por lo tanto solo deseaba conversar con el y saber las habilidades de el dichoso Russell(que por cierto,tenía un físico demasiado llamativo y un rostro con unas facciones perfectas).

por **Russell A. Turner** Mar Ene 24, 2012 7:27 pm

En fin... ¿Y quién había dicho alguna vez que la vida no era un camino de rosas? Ni puñetera idea pero, definitivamente, se merecía un premio. Quizás hasta una estatua. Y ya podría tener tan buenas dotes como aquella visión que caminaba frente a sus ojos, my God... Uh...

Lejos de parecerle ofensivo, ese gesto de ignorar su cortesía le agradó. Le gustaban las mujeres auténticas, no las repipis que iban pintadas como una puerta. Una noche, por cierto, tuvo una reflexión sobre aquello: estas señoras que están tan maquilladas... ¿abrirán algo? ¿se abrirán? (?) Dejémoslo en un... en un dejémoslo.

Ese aire altivo y ese buen porte no eran sino sinónimos de aventura y diversión, es decir, inspiración al canto. Y además, sin pagar por las vistas, mira tú qué bien.
Cuando ella pasó por su lado y se quedó a medias, su cara adoptó una expresión un tanto incrédula que se le fue pasando mientras se daba la vuelta -¿Ir con vos? ¿Por qué no lo habéis dicho antes? Santo cielo... -y con unos andares elegantes y sutiles la siguió hasta sentarse frente a ella y mirarla fijamente mientras una sonrisa ladeada invadía su pálido rostro.
-¿Y bien, missis? Agradezco mucho su gesto de invitarme a cenar, pero, de verdad, no hace falta. -dijo con un tono un tanto... irónico -Esta noche no tengo mucha hambre... todavía... -susurró lo último alzando una ceja.
Inevitablemente, mientras la miraba, sus ojos decidieron obedecer a su subconsciente y bajaron un poquito la trayectoria. Russell se deleitó con las vistas, sí.
-No me toméis por un loco. No es la locura la que me persigue a mí, sino a la inversa. Es eso lo que buscáis, ¿no? Hombres dispuestos a todo. Pues bien... Yo lo estoy.
Y devolviendo la mirada a los ojos de la joven apoyó los codos sobre la mesa y estampó la barbilla sobre sus manos. Oh, señor... Aquella iba a ser una noche muy entretenida, vaya y que sí.

Off: lamento mucho la demora y la calidad, pero ya no podía esperarme ni hacerte esperar más xP Espero que te guste aunque sea cortito :3

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