La primera flor de un oscuro edén (Briza Muller)

En el teatro de la ópera de París no se hablaba de otra cosa más que de el regreso de la presencia de un ser extraño de apariencia aterradora que hacia imperar sus leyes en el palco número cinco del teatro, desgraciadamente aquel palco estaba ocupado por alguien más esta noche, se trataba un joven rico, de fina estampa que intentaba en vano ganarse la admiración de los administradores y le dejarán la dirección de aquel recinto , decorado de la manera más fina elegante, no había parte en la que no hubiera oro, los asientos eran terciopelo rojo como la sangre, y en medio de este un enorme candil, colgando del techo pintado de cielo con ángeles a los lados, las esculturas eran sensuales pero aterradoras recubiertas de plata y oro que hacían lucir los pilares, se decía que la decoración había sido diseñada y mandada hacer por aquel misterioso ser.
Pero aquel palco, era suyo, desde que llegó al teatro esa siempre fue exigencia, su mandato, él deseaba ver las funciones como cualquier mortal o inmortal, pero lo habían desobedecido esta vez y eso no debía pasarse por alto, la insolencia del joven, provocaría una misteriosa tragedia durante la función, sangre correría del culpable y probablemente de un inocente asesinado por placer.
La ópera ya estaba casi por terminar, dos actos más y después el final, The phantom salió de su lúgubre reino bajo los cimientos del teatro para consumar su venganza, el conocía cada parte, cada rincón, asi paso sigiloso entre los presentes, tras bambalinas y tremolinas, hasta llegar al palco que le correspondía, diciendo con furia y enojo –No les ordene que dejarán libre el palco cinco para mí- un tono de seducción y misterio se escuchaba en la voz, la orquesta paro y la gente comenzó a murmurar –Sus errores, mis queridos administradores, muy caro se han de pagar- el joven del palco volteo de un lado a otro pero no logro encontrar al dueño de esa potente voz, a pesar de haberlo escuchado a sus espaldas.
Pero aquel espectro, se había movido de su lugar, desde las alturas, oculto, podía ver a todos los presentes, desde una pequeña ventana vio a una mujer que llamó su atención extrañamente, se parecía a ella, para The phantom no tenía caso mencionar el nombre de aquella a la que torno en cenizas y menos de recordarle, pero esa mujer le era parecida, más era diferente, tenía su propio brillo, vestida elegantemente para la ocasión con un vestido provocativo y seductor color carmín, su cabello era largo y pelirrojo, sus rizos caían deliciosamente en su espalda y su ojos azules eran como el cielo que desde hace dos siglos ya no contemplaba, por instantes la vio y analizo detenidamente, aquella criatura volteaba al techo de vez en cucando probablemente sintiendo su poderosa y penetrante mirada, una pregunta le surgió en la mente ¿Para que la necesitaría, para que la querría?, él deseaba conocerle, darle un probada de su poderoso misterio, algo provechoso saldría de ello , quizá un bello cordero para sacrificar, una hermosa victima en la cual desahogar su maldad.
Ahora tenía dos retos, el primero que pagarán con sangre los errores de los administradores y segundo raptar a la bella mujer, astuto como siempre, vino a él una vorágine de ideas malévolas y sanguinarias, regreso al palco cinco, con una cuerda en la mano, sin hacer el menor ruido, ahorco al joven ocupante, bebiéndole su sangre desgarrándole la yugular como era su costumbre, se lo llevo a rastras, hasta llegar a una de las tremolinas, amarró una soga a su cuello, cuando vio a un viejo ayudante del teatro contemplar la escena.
Todo transcurría de manera normal en el escenario, los espectadores no habían sospechado nada, de lo que ocurría arriba de sus cabezas, The phantom jugaba al depredador con el tramoyero, el vampiro tomo un respiro pudiendo ver desde lejos a la joven que disfrutaba y reía de la ópera, continuo su casería hasta atraparle, matándolo igual que a su víctima anterior le puso una soga al cuello y los dejo caer desde las alturas hasta quedar colgando en medio del escenario, la poca sangre que quedaba en ellos escurría en pequeñas gotas.
El público se alerto, comenzando a gritar y a huir de pavor, una verdadera escena era aquella digna de admirarse, pero el asesino tenía en la mira a aquella femenina criatura, descendió desde el techo hasta llegar a ella, quién había tropezado y caído al intentar salir del teatro, la levanto cogiéndola en sus brazos , sin dejarse ver el rostro grito por última vez –Aprendan y escarmienten la lección, si me desobedecen con sangre y caos han de pagar- rio a carcajadas, abriendo de aquel piso marmoleado una puerta secreta llevándose a la joven consigo.
Descendieron rápidamente hasta un lugar frio y obscuro donde todo estaba a media luz, velas encendidas por doquier, un gigantesco órgano en medio con cientos de partituras y una enorme laguna en medio, dejo a la chica en el piso, ocultandose en las sombras de lo que era su hogar.
-¿Quién eres tú que de mi oscuridad me haces dudar?- dijo con seriedad -¿Qué es lo que debo hacer contigo matarte por ser parecida o dejarte viva para algún fin que aun no ha venido a mi cabeza?- La voz provenía de uno de los rincones más oscuros de la cueva, pero esta rápidamente con los movimientos sobrenaturales de su dueño resonaba de otro lado alrededor de la joven mortal –Me pregunto ¿qué reacción tendrías si vieras mi rostro?, ¿morirías del susto o verías con tu belleza al hombre detrás de monstruo?- acaricio sutilmente su cabello, advirtiéndole –No voltees porque si lo haces tú final obtendrás-termino en un tono amenazador, nuevamente se movió a otro sitio obscuro, pero que le permitiese ver a la joven y sus movimientos, ahora le buscaba, asomándose en cada rincón extrañada y confundida, sin saber dónde estaba la voz que le había hablado y que unos minutos antes había asesinado frente a sus ojos y de los demás que había dejado en la superficie.
Para aquel condenado fantasma del teatro, los movimientos de su prisionera, se le hicieron seductores y frágiles a la vez, una criatura mortal frágil y bella, quizá la primera flor de su oscuro edén que comenzaba a florecer en la sequía de su propio desierto, una vida en su muerte ¿Una obsesión?
El vampiro, sagaz en su cuartadas y cuidadoso ante sus errores pregunto a su acompañante, quedando ella petrificada en dirección de donde provenía la voz -¿Y si el ángel de la muerte te dejara vivir, cobijar y proteger bajo sus alas, ¡Vamos!, si considerase tu vida que le darías, que le ofrecerías?- su voz se torno firme y seductora –Considerando que su faz no es la ideal, no es bella, que podría ser la faz del demonio y no la de un ángel celestial- indago de manera misteriosa, sin embargo para él la respuesta era valiosa y de esta dependía el destino de una vida y el futuro de una larga, misteriosa y oscura noche…

Briza entro al teatro y vio el lujo que era ese lugar, hacía tiempo que no iba. Camino hasta la sala, siguió caminando por el pasillo y se sentó en el medio para poder ver la ópera mucho mejor. Esta comenzó, reía y casi llorara. Las emociones eran diversas pero entretenido por momento. Paso el tiempo y cuando ya había terminado un cuerpo salió de la nada en medio del escenario. Todos los presentes escuchamos una voz aterradora pero a la vez seductora y amenazante. Todos gritaba, corrían y lloraban por la escena, ella salió corriendo pero se cayó al suelo y vio que alguien la levanto pero no pudo ver quién era, este la llevo por una puerta secreta escaleras abajo donde lo que pudo ver mientras bajaba eran rocas, ella supuso que era una cueva.
Cuando llegaron al lugar de destino, él la bajo dejándola en el suelo y ahí pudo vislumbrar que se encontraba en una cueva debajo del teatro. El hombre había desaparecido de la vista de ella pero sabía que la miraba de lejos mientras miraba hacia todos lados. El lugar era frio y oscuro estaba iluminado a media luz, las velas estaban por doquier, un gigantesco órgano con cientos de partituras y una laguna en medio. Soy una mujer que ha venido al teatro a disfrutar de una noche agradable- le dijo seriamente y con una frialdad- Quien se cree usted para traerme aquí y encime me confunde con otra persona- dijo con firmeza en sus palabras ya que no sabía con quien estaba hablando.
Escucho lo que le decía la voz – ¿porque moriría del susto?, si no lo veo- le dijo con arrogancia. Se está poniendo nerviosa más de lo normal porque no lo podía ver por lo tanto comenzó a caminar de un lado hacia el otro buscando al dueño de esa vos pero jamás la encontró. Se quedo petrificada en dirección donde provenía la voz- Le agradecería pero tengo mi vida afuera- le respondió como ella suele hacer con los desconocidos ya que no se acostumbra aún a la vida de cortesana que le toco vivir en estos momentos.