No uses el chantaje, está mal visto....[Eiji Asakura]

por **Yuu Asakura** Jue Ene 19, 2012 6:55 pm

Estaba harto de estar encerrado en casa. Así que me escape, como que el que no quería la cosa, harto de todo, me escape y entonces mis pies se encontraron con la oscura noche que París ofrecía a mis ojos. Bien, pues ahora que andaba lejos de la mansión, comencé a caminar sin demora por los campos de verde que Paris gozaba. Llegue a estar dentro de la ciudad para después encontrarme con...gente. Estaba quieto. No sabía mucho que hacer por allá. Las personas me miraban raro. Yo no sabía qué hacer y en cuanto lo supe o al menos intuí que adonde tenía que ir, bueno, en realidad estaba perdido en mitad de la nada, nula orientación tenia, pero lo que si tenía era un buen olfato para la comida.

Pasteles de carne, pollo asado...Cosas ricas podía oler por doquier de estas calles llenas de gente. Debería comenzar a andar y eso hice entonces. Anduve un buen rato, me pare hasta comprarme comida en una tienda de pasteles, y bueno no me quedaba mucho dinero, pues cogí con mucha prisa lo que pude del aparador antes de que me viesen salir. Suspire de nuevo y entonces me senté en uno de los fríos bancos de por la zona. Miraba a alrededor y había niños cerca de la plaza que iban con sus padres. Yo...jamás les conocí.

Baje la mirada hacia el suelo y en cuanto escuche un grito en multitud viniendo de mi derecha, justo de por donde había venido en mi huida, trague saliva y solamente, sin mirar hacia atrás, eche a correr y a correr hasta que finalmente me tope con un lugar que parecía sacado de un cuento encantado. Luces, movimiento y color se alzaban con cierto frenesí en lo alto de la noche. Como si del resultado de una absenta ardiente, el hada verde me hubiera atraído hacia este lugar para disfrutar de la locura que se desencadenaría allá dentro, pero vi que entraban parejas, niños con sus padres. En el sitio me quedé quieto sin saber que hacer por consiguiente.

-¡YUU!-¿Eh? Me di la vuelta y por patas eche a correr hacia a dentro de aquel lugar, un tipo, el de la entrada parecía haberme querido parar, pero yo no tenía tiempo para tonterías, tenía prisa y en cuanto pude respirar tranquilo, intentar recuperar la respiración normal que tenía en un principio, estaba lejos de quien por poco me llevaba de vuelta a casa. Pasaba de volver si no sería por alguna razón en concreto. No volvería a no ser que fuera el fin del mundo. Mis hermanos eran lo peor. No quería que descubriera mundo, no les gustaba que me relacionara con gente que no fuera de su elección. Alardeaban y me reprochaban todo con tal de que les gustara lo que hacía.

por **Eiji Asakura** Vie Ene 20, 2012 12:42 pm

¿En cuánto puede ser avaluada la tranquilidad de un… hombre? No había sido hace mucho que habían llegado a esta ciudad, que ha pesar de ser llamada la ciudad del amor, la ciudad de las luces, le sabía igual de insípida que la otras en las que tuvieron que establecerse antes. ¿Sería permanente esta vez? Solo Sousuke lo sabría, pero estaba claro que no iba a comentarle aquello a nadie, ni siquiera a él, aunque de cierto modo sentía que sería por bastante tiempo esta vez.

En vano oró porque fuese una noche tranquila, había algunas cosas que aun debía arreglar en ese lugar de monstruosa arquitectura occidental, tan falta de austeridad que le hacía vomitar, pero por otro lado, seguramente sería un buen lugar para cuidar a Yuu, un lugar amplio donde tendría muchos lugares en que saciar su curiosidad. ¿Era demasiado ingenuo en pensar en ello? Ya por sus oídos habían pasado las innumerables quejas del pequeño pidiéndole salir, pidiéndole conocer el lugar. ¿Con qué finalidad? Tendría bastante tiempo para salir con guardias o servidumbre cuando fuese de día, y tenía que pedírselo cuando iba más cansado. Solo le dio un “No” rotundo y volvió a sus quehaceres.

O eso intentó, porque luego de escuchar aquellos gritos que constantemente iban dirigidos a “Yuu-Sama” supo que no sería una noche tranquila. Solo se escuchó el vuelo de unas cuantas hojas de papel cortar el aire como si fueran pequeñas navajas y los pasos apresurados de Eiji escaleras abajo, pero ya era demasiado tarde de nuevo. Fue en ese entonces que comenzó a alarmarse, al recordar una advertencia que se le hizo: “París está plagada de seres peligrosos, así que cuida al bastardo”.

La palabra “peligroso” retumbaba una y otra vez en su cabeza mientras se paraba en las afueras de la enorme residencia, buscando su aroma como si se tratara un vil animal, hasta que llegó a sus sentidos aquella nota especial mezclada con pétalos de sakura. No podía ser nadie más que él. Era algo que tenía grabado en su memoria y en su instinto, una especie de vínculo especial entre ellos, aun más fuerte que los lazos de sangre que tenía con el resto de sus hermanos, incluso con el idiota de Sou.

Solo cerró los ojos y se echó a correr tan rápido como le permitía su cuerpo, hasta que un montón de aromas y ruidos producidos por una aglomeración de gente comenzaron a confundirlo. Miró a todos lados, pero el frágil y delicado aroma de Yuu era fácilmente ocultado, así que tuvo que usar un truco básico, pero completamente seguro de su efectividad.

- ¡Yuu! – gritó un par de veces. Ahora solo era cosa de esperar ver si alguien a su alrededor reaccionaba y comenzaba a correr, entonces lo perseguiría dispuesto a repetir la operación cuantas veces fuese necesario para encontrarlo. Aunque para su suerte lo vio en uno de los bancos del lugar, momento en que volvió a llamarlo más que nada por el poder que le daba a la presa haciéndole saber que estaba ahí - ¡Yuu! –

Chasqueó la lengua al ver que volvía a correr, huyendo de él. Estaba comenzando a enfadarse de este juego del gato y del ratón, por lo que esta vez corrió con los ojos fijos en su pequeña presa, a la que ya teniendo lo suficientemente cerca abrazó por la espalda, dejándole un suave beso en el cuello cuando ya lo tuvo inmovilizado.

- Huyes de mi, Yuu no baka – dijo riendo, algo divertido por la carrera aunque sabía que debía ser firme con él no había nadie a su alrededor que los conociera, nadie que pudiese juzgar esa muestra de afecto – Pero es tiempo de volver a casa, y si crees que no estoy enfadado, estás muy equivocado -

por **Yuu Asakura** Vie Ene 20, 2012 2:20 pm

Iba a comenzar a llorar inmediatamente, no quería, quería zafarme de ese abrazo. No suéltame. Movía los hombros para que me soltara, no me soltaba, una y otra vez sacudiendo mi cuerpo y como el gato escurridizo que era, intente escurrirme quitándome la camisa, pero me era imposible. Estaba atrapado en un fuerte abrazo, saltando, brincando para que me soltase, pero todo sin éxito. Suspiré y quise aun escapar-¡DEJAME! ¡DEJAME!-Decía sin ningún éxito, odiaba estar en esta situación que ya tiré la toalla y me deje caer de rodillas sobre la tierra de aquel lugar, me hice una bola en un corral de alambres y de luces destellantes por todos lados, gritos de chicos y chicas que corrían sin vernos escondidos bajo la sombra de una carpa de golosinas.

Ya parecía estar más suelto, respire un par de veces entrecortadamente, y me giré para ver el rostro de Eiji el cual enseguida evite mirar por el sentimiento que estaría en este instante. El enfado. Siempre era común en él, nunca, o apenas alguna que otra sonrisa pude ver en su rostro, no me acordaba cuando fue la última vez que le vi, quizás nunca le vi sonreír. Si sonreía es que estaría quizás enfermito de algo. Eche unos pasos por tierra hacia atrás, queriendo escapar de su gigantesca presencia, yo a disimulo huía de él. Quizás en el árbol de la familia, yo era quien salía perdiendo. Mortal. Tímido y con miedo. Cobarde y cariñoso en ocasiones y por ello me quedaba sin salir por una eternidad, no podría estar así, me moriría si no veía mundo, moriría de la pena.

Querían que siguiera con el instinto familiar, del cual yo entendía que no tenía nada que ver, pero ellos me decían que era el único que podría llevar a cargo la misión de avanzar en la familia, bastardos, ese era en el grupo en el que estaba. Un cero a la izquierda, seguía yéndome del lado de Eiji, me miraba y yo también le miraba, un gato negro se acerco por mi derecha, salto hasta mi pecho y enseguida se lo lance a Eiji para así poder salir de nuevo por patas hasta volver a esconderme en otro lugar. La noria vi, en ella me escondería, pero tenía miedo a las alturas. Seguiría corriendo para poder esconderme en un sitio que pudiera alejarme de Eiji.

Corría y corría hasta que me encontré con una persona que tenía algo hinchado por en medio y el cabello largo, parecía llevar falda y un pañuelo en la cabeza- ¿Eh?-No sabía lo que era, puse un gesto de confusión y en cuanto escuche a gente asustada detrás de mí, salí corriendo pero en cuanto menos me lo esperé ya la bestia y yo la bella nos encontramos de nuevo.

por **Eiji Asakura** Sáb Ene 21, 2012 3:23 am

Cada palabra era como un fuerte golpe en el pecho, claro que estaba acostumbrado pero no podía darse el lujo de tomar consciencia de que casi no existían personas que pudiesen dañarlo a ese nivel, era algo que él mismo desconocía y que lo que no quería darse cuenta, porque cualquier punto débil lo colocaba en una situación inferior. Y no iba a permitirlo.

- Estás llamando la atención – dijo con frialdad al verlo acurrucado en el suelo – Y me avergüenzas – inquirió volteando el rostro al ver a toda la gente que se estaba deteniendo a mirarlos.

Debía ser un espectáculo verlos así, dos personas de ojos rasgados peleando ¿Qué se pensaría toda esa gente? En cualquier momento podría escuchar a alguien fingiendo valentía enfrentándose a él para que no dañara al pequeño, aunque no fuese de su incumbencia, así que se dijo a si mismo que debía apresurarse y sacar a Yuu para volver a casa. Pero la mirada aterrorizada de su rostro acabó por hacerlo perder la concentración para quedarse observándolo por fuera impasible.

Hasta que ¿Un gato? ¿¡De dónde salió un gato!? No alcanzó apartarse y el animal asustado le clavó las uñas en la camisa, pero solo suspiró y lo bajó al polvoriento suelo, sintiendo el leve aroma de su sangre manchar en forma de pequeñas gotitas su impoluta camisa. Gruñó ¿Qué otra cosa podía hacer? Casi parecía una especie de psicópata persiguiendo a un niño asustado. Volvió a suspirar profundamente para calmarse, dándole así unos metros más de ventaja a Yuu antes de continuar la carrera para atraparlo.

De nuevo una punzada en el pecho, volvía a llegar demasiado tarde, aunque esta vez la situación fuese lo suficientemente graciosa como para reír de no ser porque había demasiada gente alrededor. Podía sentir el miedo del pequeño al observar aterrado a la gitana de coloridas ropas con la que se había estrellado. Reprimió aquella risa y esperó. Hasta que al final esta espera tuvo sus frutos, trayéndole al niño de vuelta por propia voluntad.

- Estás haciendo que me enfade aun más, y esta vez el castigo no será tan leve – dijo mientras abría los brazos, esperando que se acercara lo suficiente para estrecharlo y calmar un poco su miedo – Ven conmigo… - dijo con una mirada con un destello de amabilidad, siendo que él mismo en un acto completamente ajeno, comenzó a avanzar hacia Yuu hasta tenerlo atrapado, donde solo entonces pudo suspirar aliviado - ¿Tanto me temes? – susurró en su oído mientras lo soltaba.

Siempre fue algo que podría esperarse, sabía que sus reacciones no siempre eran las mejores, pero también sabía el impacto que una respuesta afirmativa a esa pregunta tendría él. Después de todo, al igual que ahora, lo había tenido siempre entre sus brazos.

por **Yuu Asakura** Lun Ene 23, 2012 9:12 am

Vi como temblaba mi cuerpo cuando se acercaba Eiji hacia mí para abrazarme, eche un paso hacia atrás, pero me cogió entre sus brazos, estrechándome contra él. Pude sentir aquel halito de tenebrismo sobre mi oído mientras finalmente me soltaba. Dios, ¿Por qué tenía que seguir con ellos? ¿Con Sousuke y con Eiji? Vigilándome, hora tras hora, minuto tras minuto. ¿Qué pasara? ¿Me convertiré en una muñeca sexual solo porque ellos desean descendencia? ¿Pero qué hay de mis sentimientos? Parece ser que no lo tenían en cuenta, no quería al parecer que tuviera algún desarrollo de sentimientos hacia la gente, querían que estuviera encerrado dentro de una mansión, dentro de una casa o una habitación que parecía una segunda casa. Suspire y le mire aun sin responder apenas nada hacia él.

Mi mirada fijé en aquellos ojos marrones que eran iguales a los que me dieron al nacer, pero esos ojos, se tornaban a veces en tonos carmesí y ya no eran iguales a los míos-Eiji....Tu...solamente tienes que dejarme libre...Estoy harto de estar siempre encerrado en casa...-Dije sin más rodeos. Íbamos a empezar una pelea de palabras en las que posiblemente entrara después la fuerza, pero en agilidad yo ganaba y la inteligencia también parecía amiga mía. De los muchos dones que existían en la magia, solo llegue a encontrar tres; la premonición la necromancia y el uso del títere maldito. Trague saliva en cuanto mis palabras terminaron de salir y me dispuse a andar en otra dirección que no fuera la misma por la que me siguió mi “hermanastro” que era al fin y al cabo, yo era solamente un estorbo, lo pregunte una vez en casa y la respuesta que me dieron fue afirmativa.

Diantres ¿Qué hacía yo en este mundo? Si tenían tantas ganas de buscar a alguien con quien tener descendencia, tenían el orfanato, donde podrían encontrar algún que otro niño que pudiera otorgarle orgullo y prestigio. Comencé a pensar que esto de la familia Asakura era solamente una patochada pintada en un lienzo sin terminar. Era una engañufa seguro. Porque si no, ¿Qué mas podría hacer? Suspire y me pare en un sitio a pensar, a mirar al cielo estrellado que se extendía sobre mi cabeza y nuevamente sentí a Eiji detrás de mí. No se rendiría hasta que me llevase de vuelta a la mansión de los horrores.

-No quiero ir...-Comencé a caminar hacia adelante hasta que me pararon del hombro y ahí estaba el, Eiji Asakura, mi queridísimo hermanastro. Le mire a los ojos durante un rato, moví mi hombro para zafarme de su agarre pero no hubo demasiado éxito.

por **Eiji Asakura** Jue Ene 26, 2012 1:12 pm

Podía sentir en cada fibra de su cuerpo como Yuu era reticente a cada contacto con él, y tal vez no lo culpaba, porque sabía que era merecedor de cada insulto, incluso del odio que el corazón del pequeño podría guardar para él, aunque no fuera el culpable directo de la condena con que debía cargar, si lo era de conservar en su consciencia las retrogradas tradiciones de una familia resquebrajada como un espejo asediado por un puñetazo.

Libertad. Una palabra que él mismo conocía pero que no podía incluir junto a su nombre en una oración, ya que si bien no estaba atado a cuatro sofocantes paredes como Yuu, en su mente y su albedrío no era más que una pieza en el tablero de ajedrez en que el rey era Sousuke. ¿Por eso eran tan diferentes? Ninguno era libre, pero envidiaba la libertad de consciencia que el pequeño se resistía en tener, tal vez incluso fuese más fuerte que el mismo Eiji, quien había perdido la voluntad por parecerle un bien innecesario.

- Si ese es el problema, podemos programarte salidas con escolta de vez en cuando para que no te sofoques en casa – dijo tratando de sonar conciliador aunque sabía que aquello no resolvería el problema de fondo – Pero estar encerrado es casi lo único que evita que te hagan daño – dijo tal vez hablando de más, así que en parte agradeció que Yuu no lo estuviese mirando a los ojos en el instante en que habló, porque habría notado cierto grado de congoja en sus ojos.

De nuevo intentaba zafarse de él, haciéndole pensar que de verdad su frío tacto se había vuelto desagradable para Yuu aun después de todos esos años en que se había hecho cargo de él. Lo peor y más doloroso de todo era que lo entendía, y que se lo merecía, sin embargo no podía dejar que las cosas cambiaran, y para bien o para mal el mimo Eiji había criado a la criatura, así que sabía perfectamente como razonar con él.

- Dime qué quieres – dijo retomando su semblante impasible, impenetrable – Y se lo daré para que volvamos a casa, Yuu-Sama – dijo soltándolo y haciendo una leve reverencia para tenderle la mano con la palma hacia arriba de forma algo solemne, en un pequeño juego privado entre ellos que desde siempre había usado para animarlo.

En parte era un juego peligroso, porque habían muchas cosas que no podría darle por más que quisiera, y otras tantas que le estaban prohibidas. ¿Algún día entendería porque le hacían todas esas cosas? ¿Por qué lo mantenían como una pequeña ave encerrada, pero segura? Tal vez venía siendo tiempo que de hablase con su gemelo sobre contarle a Yuu la verdad de su origen.

por **Yuu Asakura** Jue Ene 26, 2012 6:41 pm

Volvía a hacerlo de nuevo.

Aquel juego de miradas en el que siempre en cualquier caso, yo parecía perder la paciencia venciéndome ante él. ¿Qué quería?-Quiero libertad para vivir por una vez por todas Eiji...-Dije sin pelos en la lengua, me podría pedir que quizás querría que pensara en otra cosa, pero esto era lo que deseaba, ser mi propio dueño y no de nadie más. Quiero ver soles que me iluminen cada día sobre mi rostro, pero claro él no lo entendería, ni él ni Sousuke ni nadie. Suspire mientras le miraba-Eres idiota Eiji...-Dije con tono autoritario mientras mis manos se deslizaban hacia el interior de mis bolsillos, me acerque poco a poco y en cuanto pude, estar ya delante de él, delante de un hermano que me trataba igual-...mira, estoy harto de todo este juego de “en busca del descendiente”-Dije recalcando entre comillas las palabras sobre un descendiente. Trague saliva, estábamos solos, menos mal, lejos de cualquier vista curiosa de algún despistado curioso.

Era un lugar alejado del parque de atracciones, estaba sumamente asustado a la vez que cabreado. Miraba al suelo y después fui yo quién cogió un arma para prepararme a morir. Me di la vuelta, había encontrado una especie de daga pequeña, seguramente de algún ladrón que se la había olvidado. La coloque sobre mi cuello pero sin llegar a amenazar ningún tendón, ningún poro de mi piel medio tostada.

-Eiji....-Le mire hablando con la congoja en la garganta-...Hace tiempo que cruzo las noches en mi cama, solo y nunca he tenido ni un amigo...-Vi como se movía, para intentar quitarme el puñal que había cerca de mi garganta-... ¡NO TE MUEVAS!...-Y ya las lagrimas se me escapaban de mi rostro, mis labios se tensaron en una línea horizontal, me seque las lagrimas con la manga de mi abrigo, mire al suelo y baje la mano con la que amenazaba mi cuello con aquel puñal. La solté, la deje que se cayera al suelo y entonces ya de por sí, sin poder aguantar mire a quien se supone que era mi carcelero, al menos uno de ellos-...solo me presentáis a mujeres con el fin de que me guste alguna y así dar descendencia al clan del cual no me siento parte de dicho lugar, solo....-trague saliva pues quería seguir hablando-...me siento como si fuera un objeto en el que solo pensáis para vosotros mismos ¿Qué hay de mis sentimientos?-Le mire y me acerque para otorgarle mi ira en una bofetada-...Yo...a...yo a veces me hubiera gustado ser como vosotros...¡¡NO ME SIENTO ACEPTADO POR VOSOTROS!!-Dije finalmente antes de salir huyendo en dirección a la noria de gran tamaño que se elevaba en el cielo nocturno de París.

por **Eiji Asakura** Jue Feb 02, 2012 11:19 pm

Libertad. Temía justificadamente que esa palabra saliera de los labios de Yuu, y acabó teniendo razón, por lo que en un gesto completamente suyo se frotó las sienes como si quisiera menguar una jaqueca, pero no nada era tan fácil como cerrar los ojos y esperar que el problema despareciera. No, para que Yuu obtuviese lo que quería tendría que nacer de nuevo, en una familia diferente y menos caótica. Pero Kami-Sama fue quien le regaló al pequeño, o eso era lo que le gustaba pensar, qué había sido un regalo de las deidades del agua y del viento para que corrigiese la vida turbia que había estado llevando.

Tal vez era demasiado ingenuo en pensar así, porque todo parecía ser consecuencia de los hilos que había movido el que en ese entonces era el cabeza de familia. Estaba tan perdido pensando en ello, que no se dio cuenta de la daga que Yuu sacó de la nada estaba a punto de acariciar su suave cuello. Dio un par de pasos, dispuesto a detenerlo, pero escuchó aquel grito que lo amenazaba.

Vio la primera lágrima y supo que no sería capaz de hacer nada, era la debilidad de su hermano, esas puras lágrimas que al menos esta vez eran honestas. Dentro de él bullían dos sentimientos diametralmente opuestos, y no sabía a cual de ellos abandonarse, por un lado quería abrazarlo y contenerlo, y por el otro, deseaba darle un par de azotes para que se comportara y dejase de decir estupideces. Abrió los labios para responderle, pero las palabras no alcanzaron a salir de sus labios. El juego del gato y el ratón volvía a comenzar.

La diferencia era que ya estaba evidentemente cabreado, y su paciencia se había perdido tras el polvo que dejaba la carrera hasta la noria a la que se dirigía Yuu. Excelente. Era una buena oportunidad para acorralarlo de una vez por todas y hacerle saber un par de cosas. Para ello tuvo que pasar a toda esa gente que civilizadamente esperaba su turno para subir, un par de empujones y unos cuantos insultos en su lenguaje natal, y llegó a donde él se había detenido a tomar un respiro.

- Dos – dijo lanzándole unos billetes más que suficientes para que el sujeto no profiriera queja alguna, y caminó rápidamente hasta echarse a Yuu al hombro mientras esperaba les abrieran una de las cabinas.

Guardó silencio absoluto, y cuando por fin el encargado le abrió, lanzó a su hermano con un poco de brusquedad sobre los asientos, para luego entrar él y asegurar la puerta de modo de que no pudiese escapar de nuevo. Sonrió victorioso cuando la atracción comenzó a girar, tan lentamente que llegaba a ser tedioso, pero al menos sería algo conveniente.

- Bien. Ahora podremos hablar más civilizadamente – dijo reacomodándose en el asiento que estaba frente a Yuu – Dices que quieres ser como nosotros, pero ¿Podrías decirme si alguna vez tuviste que empuñar una katana, un arma, o siquiera los puños para defender a nuestra familia? – preguntó con seriedad y algo de enfado en la voz, porque el chico era afortunado al no tener sus manos manchadas de sangre, así que de alguna forma debía cumplir sus deberes con el clan.

por **Yuu Asakura** Vie Feb 03, 2012 1:02 pm

No, apenas me dejan hacer tal cosa. Me apartan hasta los cuchillos de la cocina y con ello apenas puedo cocinar o al menos aprender. Tan solo se hacer sopa de miso y sopa de fideos, alguna crema de verduras pero nada más porque ellos no me dejan coger ningún arma peligrosa, así que negué a mi hermano, aquel que me había cogido con brusquedad, del que no me pude escapar. Mire hacia el suelo, quería no estar en ese lugar con Eiji. No quería, yo quería estar en otra parte que no fuese este parque en el cual había sido imposible escaparse de Eiji.

Tampoco me sirvió el correr y entonces no tenía más remedio que afrontar las cosas, pero ahora no. Ahora quería estar en mi casa, o dándome una vuelta por el parque tranquilo, no me iba a pasar nada de nada por andar solo. No entendía la postura de Eiji y Sou, no entendía su obsesión por tenerme encerrado las veinticuatro horas del día teniendo ya leídos todos mis libros de magia, practicado las habilidades que con el tiempo iba teniendo más en cuenta, pero ya se me hacia aburrido en parte.

Me senté en el asiento de aquella cabina. Estaba frio y ese metal era rasposo. No me gustaba. Quería salir a fuera, estaba de nuevo atrapado. No le iba a mirar por mucho que me estuviera mirando con aquel acostumbrado enfado que siempre tenía en la cara. Era normal verle así, por todo lo que hacía mayoritariamente, pero es que tanto él como yo, nos sacábamos de quicio el uno al otro-No sé porque me sigues cara de merluza...-no sonreí pues me hacía gracia cada uno de mis burlas que le echaba en la cara-...Además pierdes el tiempo...-Dije finalmente cuando mi mirada se dirigió hacia los exteriores de París que podía ver a través de la ventana de la cabina. La noche entera de París estaba delante de mí, la torre Eiffel se mostraba pequeña a lo lejos, pero rodeada de luz y colores chillones parecía que querían armonizarse con el ambiente del parque de atracciones.

-Nunca he conocido nada de esta familia como para hacer algo por ella. Dime que ha hecho ella por mí, porque la verdad no lo sé....-Dije con sinceridad-...la mujer que supuestamente me dio a luz, no llegue a conocerla....-Dije de nuevo, le mire a aquella mirada castaña en la que teníamos en común y no hice nada por evitar un par de lagrimas, que salieron solas. Me limpie las mejillas húmedas, donde el rastro de las lágrimas prácticamente estaba aun, pero en cuanto me recosté sobre el asiento, solo mi cara estaba seria. Quería saber, quería sentirme querido, no quería sentirme que me apartaban y me dejaban solo sin saber nada frente al peligro. Si querían protegerme...-Si debéis o queréis protegerme, creo que lo más sensato es que me dijerais que es lo que se esconde allá afuera para que no me dejéis salir a la calle...Imagínate...-Carraspee una vez para seguir hablando.

-Un día estoy en casa, a solas y sin nadie que me acompañe...-le mire con seriedad-...y de repente me viene alguien desconocido... ¿qué hago sin saber? Puede que sea mejor que no sepa nada para así no puedan sacarme nada de información, pero me matarían igualmente si supiera algo y me lo sacasen a la fuerza....-me rasque la cabeza mientras seguía mirándole, al parecer había captado su atención en parte-...pero imagínate poder usar esa información a favor de los Asakura....a favor de la familia que se supone que pertenezco...-Dije con cierto aire de mandato en las últimas palabras, para poder sonreír malévolamente con los codos apoyados en las rodillas, teniendo el torso ligeramente encorvado para mirarlo aun fijamente-...Dime Eiji..A-SA-KU-Ra....-Punto y final. No diría más. No se merecía más.

por **Eiji Asakura** Miér Feb 15, 2012 6:09 pm

Definitivamente no sabía si reír o gritar de rabia. El chico era un caso especial para él, tal vez demasiado, que incluso llegaba a ser peligroso para ambos. ¿Qué pasaría si algún día debían cambiar eso? ¿Si debían separarse? Porque aunque no lo fuera a admitir jamás, Yuu era su contención, el único capaz de despertarlo de los momentos en que estaba fuera de sí, pero tenía el horrible presentimiento de que esta ciudad iba a arrebatarle todo aquello.

Solo suspiró y escuchó en silencio todas y cada una de sus palabras, pero a pesar del rostro de seriedad que ponía su hermano no podía creer en la sinceridad de ninguna de sus palabras, precisamente por eso, porque era su hermano y lo conocía mejor que nadie. ¿Cuántas veces no se había resistido a aquellas tácticas de manipulación? Muchas de esas caía, pero caía voluntariamente porque ya no le apetecía darle más guerra, más porque no tenía sentido insistirle a alguien como él.

Tenía la culpa de otras tantas cosas en la vida del pequeño, pero mucho de lo que le estaba reprochando ahora escapaba a su control, al control de ambos. ¿Eran tan difícil entender que había una jerarquía, que habían tradiciones y misiones con las que cumplir? Tal vez fuese el hecho de que fue criado en el entorno menos adecuado de todos, lejos de la cultura estricta que había moldeado a sus mayores. Pero no era excusa, para Eiji jamás valían las excusas.

- Primero que nada – dijo acercándose a él y cogiéndole el mentón con algo de fuerza – Menciona los nombres como corresponde, Asakura Yuu – dijo poniendo énfasis en cada sílaba, porque aquello le molestaba de sobremanera, a los occidentales se los podía perdonar por ignorancia, pero jamás a alguien de su propia familia – Segundo, respeto. Si mi cara te parece tan horrible como para llamarme así, mejor cállatelo – dijo haciéndole voltear el rostro con fuerza, y finalmente soltándolo.

Prácticamente parecía una de las lecciones de comportamiento que solía darle, persiguiendo y corrigiendo cada una de las palabras y posturas incorrectas, pero ya estaba demasiado cansado para todo eso. ¿Viejo tal vez? Figurativamente hablando lo parecía. Gruñía cuando lo interrumpían, cuando lo despertaban… Bueno, era mejor no pensar en ello y buscar una forma de soltarle algo de información sin comprometer su seguridad.

- ¿Qué ha hecho nuestra familia por ti? – dijo carraspeando para aclarar la garganta - ¿Tu vida no es suficiente? Te he oído quejarte tantas veces que no puedo recordarlas todas, ¿Pero alguna vez te ha faltado algo? ¿Alguna vez has tenido que dormir en la calle? ¿O te ha faltado de comer? – dijo con frialdad mientras se desabrochaba un par de los botones superiores de la camisa - ¿Yo no soy suficiente compañía? ¿Necesitas más gente a la que manipular y tratar como juguetes? –

La verdad era que eran más preguntas que respuestas, pero era suficiente para refrescarle un poco la memoria, aunque acabase siendo un arma de doble filo que seguramente iba a herirlos a ambos. Suspiró y suavizó un poco su expresión para volver a hablarle, pero esta vez con más calma y menos frialdad.

- Y respecto a la información, olvídalo – dijo sonriendo por primera vez en todo ese lapso – No soy tan idiota como para caer en un truco tan bajo como ese. Así que vuelvo a repetírtelo, entre menos sepas, más seguro estarás. Porque si te pasa algo yo… - dijo dejando vagar la mirada en las coloridas luces que se veían desde arriba – Ya no tendré quien me despierte a deshora… ah y claro, Sou me matará – se apresuró a decir para que aquello no sonara tan cursi.

por **Yuu Asakura** Jue Feb 16, 2012 3:55 pm

Me quede en silencio para escucharle cada queja que vociferaba por aquella boca. Siempre solía quejarse de todo lo que hacía, pero suspire profundamente, recostándome en el asiento y sobando la barbilla de aquel gesto para aliviarlo de aquel forcejeo en el que me mantuvo Eiji antes. Me puse a mirar por la ventana de la cabina y la noria estaba yendo demasiado lento para mi gusto. Consiguió quedarse en lo alto de la estela quedando a varios metros de distancia. Yo detestaba las alturas, no podía con ellas así que simplemente no pude evitar acercarme al cascarrabias de mi hermano Eiji y esconderme como podía en su pecho, poniendo también las manos sobre su pecho, sobre aquella camisa que estaba desabotonada por dos botones superiores a los que no pude evitar pasar mi nariz para acariciar aquella pálida piel.

Le lamí el poco de torso que tenia descubierto de la camisa que llevaba, para después apoyar mi mejilla y mi cuerpo contra el suyo, rodeándole con mis delgados brazos parte de su cintura-Baka....No me va a pasar nada...-Dije pensando en que al menos podría calmar a Eiji un poco, pero de cualquier modo, no pude evitar sentarme en sus piernas, con las piernas fuera a un lado y acurrucándome en su pecho-...aunque si no me dices nada....-trague saliva-nunca sabré a que me enfrento...-Alcé mi cabeza para mirarle a los ojos y yo ahora cogerle del mentón para que me mirase con aquellos ojos chocolate que tanto me gustaban. Sonreí vagamente para soltarle el mentón y volver a apoyarme en su pecho como un niño pequeño.

Ahora ¿Qué pasaría? No sabía, estaba tan a gusto contra su cuerpo, que me era imposible alejarme después de él-Gomenasai....Oni-Chan....-Dije disculpándome por mi anterior comportamiento-...Es que estoy inquieto y esta fase no me gusta...tengo ganas de conocer mundo...pero me es imposible contigo durmiendo a todas horas....-Suspiré dejando la tensión aparte. Era verdad, ya, seguramente después de esta noche, ya no saldría por allí, como castigo posiblemente me encerraría en una jaula y me reduciría la nevera y el acceso a la despensa de la comida. Ay, no quería pensar en aquello. Eso sí que era una tortura-...pero por favor, no me castigues sin comer....-me abrace mas a Eiji para demostrarle mi temor ante aquel castigo-No, Eiji por favor...si no...-le mire bastante sonriente con un aire pícaro-...tendré que comerte a ti... ¿sabes?-pasaba mientras una mano por encima de su pecho, lentamente, en una caricia inocente que no llevase a ningún pensamiento de la lujuria.

por **Eiji Asakura** Dom Feb 19, 2012 4:11 am

¿Quién le habría concedido aquella facilidad para torcerle la mano? Ni siquiera Sousuke con todo el dichoso poder que profesaba de si mismo conseguía moldearlo de aquella manera. Tal vez fuese la bien ganada maldición a la que le habían atado las deidades por todas las atrocidades cometidas y por cometer. Tal vez no fuese más que el capricho de los planes de Sou…

Se quedó completamente inmóvil cuando sintió el peso de Yuu sobre él, desestabilizando por unos segundos la cabina de la noria, se esperaba lo que vendría, así que solo cerró los ojos y trató de mantener toda la calma que le era posible, pero era demasiado difícil obviar el cálido tacto de los roces de su hermano sobre la piel descubierta de su pecho. Aquella lamida en su pecho fue lo que le hizo quebrar su paz con un largo escalofrío recorriéndole la espalda, seguramente él no entendería todo lo que podía provocar. Era demasiado inocente, y Eiji estaba demasiado podrido como para seguir cerca de él.

- No te diré nada más – dijo cuando le cogió del mentón, mirándolo fijamente hasta que él mismo volvió a acurrucarse, haciéndolo suspirar aliviado por detener el contacto visual.

Sonrió tontamente cuando escuchó el comentario sobre aquel defecto suyo, por suerte Yuu no podía ver ese gesto, porque se delataba a si mismo dándole toda la razón. Todo el tiempo solía ir cansado y desganado a causa del aburrimiento y la rutina, siendo este el segundo empujón para la decisión que estaba a punto de tomar.

- Por favor no me comas – dijo con tono de sarcasmo mientras lo abrazaba y apegaba aun más a él – Te dejaré la llave de la despensa cuando me vaya… - dijo sin darse cuenta, porque claramente no era la ocasión para anunciar aquello.

Era la única forma de retomar algo de fuerza y cordura, antes de llegar al límite de abandonarse a sí mismo al extremo de cruzar el umbral de la inmolación. Irse por un tiempo, cometer unas cuantas barbaridades y sentir un poco el puro éxtasis de la libertad, aunque de todos modos sabía que esta situación de la princesa y ogro no iba a durar mucho ¿Era solo un presentimiento? No, Yuu se había convertido ya en un adulto, pero se negaba a verlo porque sabía que tendrían que cortar ese lazo tan fuerte que los hacía cómplices. Su hermano ya no lo necesitaba.

- Tengo que… - dijo mientras pensaba en una excusa para el viaje – Ir a Kyoto, por unos negocios importantes. Si prometes comportarte y escribirme a menudo te traeré algunos dulces – dijo susurrando lo último.

Trató como pudo de suavizar su partida, aunque no estaba seguro de que hiciese falta, porque estaba más que enterado de las travesuras de Yuu y sus escapadas, él no lo necesitaba. O eso era lo que se repetía muchas veces, intentando auto-convencerse y al mismo odiando aquel punto débil que estaba fuera de su alcance corregir.

por **Yuu Asakura** Vie Mar 09, 2012 11:29 am

Digamos que ahora tenía que hacer algo, pero la sorpresa me tomo de golpe sin poder articular palabra alguna. Bueno, ¿Qué de todas formas podría decir? Irse a un lugar...¿Y sin mi?-Eiji..yo....-Me acurruco entre sus brazos, pecho y corazón que ya no palpitaba, pero en sus actos de afecto si veía el sujeto de un corazón vivo por querer a sus semejantes. Bueno, seguramente le faltase movimiento, siempre dormía y yo comía, pero no sabía donde lo metía pues siempre parecía estar delgado y nunca coger ni un solo gramo de peso. Me agarraba a su cuello con ambos brazos para poder esconder mi rostro en la curva de su cuello, para poder lamerle de abajo a arriba, a reconocerle por el sabor que gustaban mis papilas gustativas.

-Si te he hecho algo malo, perdóname, no fue mi intención....-Me aferre mas a él, a su cuerpo a ver qué tal, pero igualmente estaba empezando ya a sentirme igual de asustado. No. Negaba ahora mi cabeza a ambos lados para decirle sin palabras el miedo que tenía mi cuerpo, mis ojos se cerraron aun negando. No, por favor. No quería que se alejara de mí. ¿Era esto el fin? Después de diecisiete años juntos ¿El fin llega tan pronto?

Es como si le dices al sol que parase de brillar, de calentar, como si le dices a la lluvia no mojes, pero nada este sigue su trayecto, su objetivo. Sin más dilación comienza a verme lentamente sentado por mi propia voluntad sobre las piernas de Eiji, a horcajadas, abrazándole mejor la cintura y finalmente, por más que quisiera ser fuerte, llorar era mi turno de mostrar en ese instante. Mas y mas fuerte le fui abrazando, pero ¿Y si apretaba más? Se convertiría en humo...¿o no? ¿Era esto un mal sueño que estaba llegando muy lejos?-No bromes ¿quieres?-tire de ambos de sus pezones para fastidiarle bastante, sabía que eso no le gustaba, pues en ello me basé para mi enojo.

-No te vayas....-Le susurre en el oído para poder soltar mi suplica finalmente-Simplemente porque no tengo razón alguna para otorgarte una escusa y convencerte de que te quedes, pero lo que si diré es que...no quiero dulces de allí, no se a que sabrán...pero lo que si se es que ahora....-abracé su cintura poco a poco, puse mi mejilla sobre su pecho, da igual que estuviese frio, desabrochado o sin un corazón que latiera, pero a mí me gustaba ese gélido cuerpo, porque aparte de que estaba frío, destilaba cariño y calidez, me gustaba esta calidez-ahora....es que tengo al dulce mas perezoso y mas delicioso justo abrazándolo y no querría perderlo...-Ya lo dije aguantando las lagrimas por segundos. Con la manga de mi camisa me las seque. Recuerdos...recuerdos...¿Cuándo fue la última vez que Eiji me dio un caramelo?. . . .

-¡¡Eiji!! – Levantaba mis pies para poder alcanzar el caramelo de limón que Eiji sostenía en alto-¡Eiji! Dámelo!-Infle los mofletes...
-Jajaja....-Sostenía aun el caramelo entre manos- ¿Lo quieres?
-¡Sí!-Al instante Eiji pareció tirarlo al suelo y enseguida lo cogí corriendo para después tirarme a los brazos de Eiji y poder abrazarlo.

Tendría como siete u ocho años para entonces. ¿También se irían con él a Kyoto?

por **Eiji Asakura** Dom Abr 29, 2012 2:17 am

¿Por qué podía hacerlo sentir tan mal? Nunca la culpa lo carcomía por dentro de aquella forma, salvo cuando, aun inconscientemente, hacía algo que dañara los sentimientos de Yuu. Ahora, de nuevo, se sentía un monstruo. Sus escapadas nunca habían sido por tanto tiempo, y las que si tomaban más de una semana sucedieron antes de que el pequeño tuviese la edad suficiente como para notar su ausencia. Pero esta vez era diferente.

¿Perdonarlo? Eso le removió hasta la más firme fibra de su ser ¿Tan inocente era el chiquillo que ahora se aferraba a él? Si solo supiera la mitad de las cosas que había hecho, pero por sobre todo, el ahínco con que había tratado de zafarse de la responsabilidad de criarlo, la historia sería diferente. Incluso mejor, porque podría odiarlo, haciéndole más fácil el separarse de él.

Pero no. Sabía que no se merecía ni la más pequeña de las lágrimas, y cada una de ellas era como una profunda estocada en su consciencia, porque lo hacía llorar de nuevo, como tantas veces cuando intentaba educarlo según los valores que él mismo había renegado en cuando pudo saborear la libertad.

- Los hombres correctos no lloran – dijo conteniéndose las ganas de darle una consoladora palmadita en la espalda – Menos en público – agregó tratando de pasar por algo las faltas que estaba cometiendo probablemente para hacerlo enfadar.

En momentos como estos dudaba que en realidad Yuu ya tuviese la madurez suficiente para esculpir el destino según los planos que se trazaron antes de su nacimiento, pero al mismo tiempo, supuso que era una sensación que jamás dejaría de tener. ¿Sería similar a lo que sentían los padres por sus hijos? El orgullo de verlos como adultos, pero a la vez el miedo a dejarlos ir. Porque sí, estaba orgulloso de que la semilla que ese par de extraños de ojos rasgados hubiese terminado convirtiéndose en un sólido árbol, aunque no se lo dijera abiertamente y aunque nunca tuviese oportunidad de hacerlo en el futuro.

- Te comportas como una niña – dijo tomándolo de los hombros para poner una distancia entre ellos – Tú te quedarás aquí en París, es una ciudad interesante después de todo, seguro encontraras alguien más a quien fastidiar, si es que no lo has encontrado aun – dijo mientras lo tomaba de la cintura para rápidamente volver a ponerlo en su lugar en el asiento contrario de la cabina.

No podía tenerlo cerca, no quería. Sé conocía perfectamente, y sabía que de seguir así las cosas, probablemente iba a perder la noción de los límites del significado de “hermano menor” y “hombre”, y aquello era una de las peores aberraciones que su cabeza podía concebir.

- Deberías sentirte aliviado de estar libre un… unos meses – acabó por admitir mientras veía que por fin la dichosa noria comenzaba a bajar a sus pasajeros. Ya que entre menos tiempo pasaran encerrados ahí, menos incomodo se sentiría.

por **Yuu Asakura** Lun Abr 30, 2012 5:21 pm

No era lo mismo estar lejos de Eiji. No sabía a nadie más que el. ¿Encontrar a alguien?

-Hacia tiempo que llevo con un extraño sueño. En aquel sueño, yo andaba por París, era de noche, el cielo estaba gris a pesar de ser de noche. Caminaba en silencio, no había nadie. Quería saber porque hacia tanto frio, pero...mis respuesta apareció enseguida viendo pequeños copos de nieve caer sobre Paris. Parecía un cuento de Hadas, pero eso no existe solo que en los libros...-Unos segundos me quede en silencio para recuperar el habla-...No sabía quién era, una persona de mi misma estatura, quizás un poco más bajo que yo, pero el solo está en sombras, después daba otro paso y aparecía en mitad de un mercado, con mucha gente y después estaba con una chica bastante ruidosa...-Reí en esto último.

-El rostro de la chica estaba borroso....sueños bastantes raros Eiji....-mire a Eiji, con cierta tristeza en mi rostro, me volví a acercar hasta el, me levantaba del asiento en donde me puso Eiji de golpe y me acercaba hasta él para poder abrazarle, pero un temblequeo movió un momento la noria en la que estábamos-¿Qué?-Comencé a asustarme, estábamos a muchísima altura, la noria que descendía, se paró un poco hasta que finalmente ceso de moverse, dejándonos a una buena altura pero ya no en lo alto de la noria.

Intente no moverme mucho, estaba de pie dentro de la cabina de la noria que compartía con Eiji-¡Ahg...!-Comencé a acercarme a Eiji, me senté a su lado para después abrazarle por la cintura, la noria comenzaba a tambalearse, pude escuchar un sonido chirriante de la noria -¡Eiji!...-Me agarre mas a él, nos íbamos a caer todos, iba a matarnos de un momento a otro, la noria ya estaba comenzando a estar fuera de sí, apenas se sostenía. Unas cabinas más abajo comencé a escuchar murmuros de gente, comentando con suaves voces lo que estaba pasando en ese instante. Bien era que no sabía de ingeniería, pero ¿Qué pasaba o que estaba pasando?

Si íbamos a morir, yo al menos querría acometer el destino que tenia, por mucho que me pesase. Mi destino era el siguiente; ser la máquina de bebes que de descendencia a este clan, después tener que estar 9 meses con quien fuera la que diera a luz, y finalmente cuidar al bebe, pero mi destino aun no estaba escrito. Yo no sabía si iba a vivir o a morir en esta noche. Mi hermano podría salvarse.

¿Y yo? ¿Merecía vivir?
O
¿Morir?

por **Eiji Asakura** Sáb Mayo 19, 2012 1:24 am

No pudo más que alzar una ceja ante esos sin sentidos que su hermano comenzaba a narrar, seguramente no eran más que pesadillas provocadas por sus comidas nocturnas y fuera de horario, o tal vez por esas ansias que tenía de llamar la atención de aquellos que estaban a su alrededor. Y estaba dispuesto a decírselo, a decirle que olvidara todo eso que no eran más que sueños inútiles y que no guardaban relación alguna con la realidad. Pero en ello fue que volvió a acercársele. Como si cada vez que lo alejara volviese para abrazarse aun más fuerte a él.

Iba a separarlo nuevamente, pero también sintió aquel tambaleo anormal en la noria, aunque claramente reaccionando de forma más calmada que Yuu. Entonces un montón de sentimientos y palabras de miedo tanto de la gente que estaba en la noria como de que estaba a sus alrededores comenzaron a llegar a su mente.

La dichosa atracción se estaba desencajando de los ejes encargados de sostenerla, cosa ante la que no hizo más que chasquear la lengua, porque lo que menos necesitaba era verse involucrado en un inútil accidente como este. Bufó y tomó consciencia de Yuu, de lo asustado que estaba, pero por sobretodo, de que era un humano. Entonces se alarmó ligeramente, no porque fuese a hacerse daño en una posible caída, sino porque conociéndolo lo más probable era que entraría en pánico, lo que le imprimiría aun más peligro a la situación.

- ¿No te divierten las atracciones ahora? – dijo tomándolo del mentón para que lo observara directamente a los ojos, tratando de usar sus dones para tranquilizarlo y en el mejor de los casos adormilarlo – Sabes que no dejaré que te pase nada, así que no sé para que te preocupas – dijo con una voz suave al tiempo que se acercaba para susurrarle al oído - ¿Qué tal si te duermes y yo te llevo a casa? Te dejaré dormir conmigo si quieres – agregó antes de besarle la comisura de los labios.

Esperaba que el muchacho se durmiera antes de que comenzara a reinar el caos, y de que los gritos del resto de los humanos acabaran por asustarlo más. Entonces aprovechando que la distancia que había entre ellos era lo suficientemente salvable por él, ya que no estaban en la cima de la noria sino más bien en un poco menos de la mitad, bien podría hacer gala de sus atributos físicos, obviamente cubriendo el rostro de ambos, para no levantar sospechas sobre sus identidades. Lo que importaba era sacar a Yuu de aquel lugar y llevarlo a casa lo más rápido posible sin que nadie fuese a reconocerlos después.

por **Yuu Asakura** Jue Jul 12, 2012 2:25 am

-¿Qué...?-No pude llegar a decir nada porque la verdad, comencé a sentirme algo extraño, comencé a sentir mis ojos pesados, intentaba parpadear para poder despertar, aliviar esta sensación de carga, pude notar a Eiji muy de cerca, pero no pude distinguir demasiado, me sentía muy cansado con lo que finalmente pude caer sobre una superficie a aroma de Eiji, seguramente sobre su pecho...No lo sé....

“-¡AAH!, allí....-Los sonidos de la gente se repetían sin cesar. La gente parecía correr de lado a lado, había casas y techos en llamas, niños llorando, madres huyendo con sus bebes entre sus brazos. Era de noche, había sombras saltando de lado a lado, sin cesar de querer parar en algún sitio. Una mujer, de ojos rasgados, sujetaba un bebe entre sus brazos, dándole arrollo junto a un hombre que salía hacia la batalla, besaba a su esposa y al niño de pronto una chica, una adolescente de unos 12 años aparecía al lado de la madre, agarrándose a la tela del vestido oriental.

La niña se metía el dedo en la boca, lentamente se mordía las uñas de los nervios que tenia. Al instante esa imagen se convirtió en una espiral que lo traslado a una imagen mucho más calmada. La familia, había dos niñas, crecidas, una más que la otra y la misma mujer que antes tenía un bebe en brazos. Oh seria más adelante, habrían pasado varios años en aquel sueño....”

-Uhmm...-De repente comencé a sentir un vaivén en mi cabeza, no supe de que ni como aparecía ese síntoma en mi cabeza, sentía algo arenoso o algo suave contra mi rostro. Mi mano, si, note mi mano rozar el aire...pero mi codo estaba apoyado en algo, quizás mi mano estaría en el aire... ¿Dónde estaba? Ni idea. Abría los ojos, pude ver a un montón de gente alrededor mía y al lado podía notar a Eiji...cerca de mí, podía notar su mano fría y pálida sobre mis cabellos azabache-Oni...chan...-Logré murmurar, sin aun abrir del todo los ojos, los abrí lentamente para ver con más claridad.

Mire por unos instantes al lugar, era oscuro, olía con más fuerza a heno ¿estaría sobre un bloque de heno? Quizás si, la estructura era solida, pero blanda. Alce un poco mi cabeza, pero tan solo la volví a dejar de nuevo sobre la superficie plana y finalmente, buscando encontré a Eiji al lado de mi cabeza-...¿Eiji? ¿Don...dónde estamos?-pregunte si no le resultaba tanta molestia responderme.

por **Eiji Asakura** Dom Ago 19, 2012 2:38 am

Una escapada por poco. De haber seguido su plan se habría dejado en evidencia, su condición y la de otros como él, así que si iba a salir de esa noria no podría hacerlo con su estilo habitual. De una patada tiró la endeble puerta de salida de la cabina y cual saco de harina cargó a Yuu en su hombro para comenzar a deslizarse, fingiendo torpeza, por las retorcidas barras de acero, intentando llegar a la estructura que en teoría tenía la función de sostener la enorme rueda. ¿Pero no podía ser perfecto, verdad? Sería demasiado sospechoso salir sin ninguna herida de tamaña y estúpida tragedia.

Bajó unos cuantos metros, los suficientes como para “caer accidentalmente” sin que su hermano fuese a sufrir el más mínimo golpe. Entonces bufó y se soltó de las barras que eran su punto de apoyo, rápidamente durante la caída acurrucó a Yuu, de forma de que fuese el mismo Eiji el que recibiera todo el impacto.

Era patético. Tener que fingir tamaña tontería. Pero debía hacerlo por él. Luego solo hubo un estruendo, más bien un sonido sordo al chocar su espalda contra el suelo polvoriento. Fingió también un grito de dolor, aunque claramente apagado por las agudas voces de los espectadores pasivos del espectáculo.

Se quedó en el suelo, respirando agitadamente hasta que alguien arrebató al pequeño, porque eso para él, de sus brazos. Trató de incorporarse, también emulando cierta dificultad, y vio que un sujeto trataba de despertar a Yuu, cosa que entendió, pero que no pudo evitar enfurecerlo ligeramente. Le dio un empujón al tipo y se limitó a sacar a su hermano del lugar.

Para su buena fortuna seguía dormido, haciéndole más fácil la labor de cargarlo hasta un lugar más apartado, donde tenían estivadas cajas de madera, repuestos, y claro, la comida de los animalillos que hacían el trabajo pesado.

Recostó sobre una improvisada cama de heno, y por fin pudo suspirar tranquilo a ver que no tenía ni la más mínima magulladura. Le acarició el cabello con suavidad para no despertarlo, y sin darse cuenta de que su propia mirada desprendía ternura. Era uno de esos excepcionales momentos en que era Shiro-Eiji…

- En un palacio de azúcar – dijo con un suave tono de voz – Con una cama de palitos de dulce – dijo sin poder evitar la risa esta vez, y apartándose luego de Yuu para recostarse también sobre el heno, mirando las estrellas, y usando sus propios brazos como almohada – ¿Ves lo que pasa cuando te escapas? – dijo a modo de regaño – No siempre voy a estar aquí para recibir los golpes por ti –

Era eso lo que más miedo le daba. Que algún día no estuviese y algo le malo le pasara, algo que le hiciera recriminarse por el resto de su eternidad.

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