Un trago puede ser el encuentro de amigos....[Agatha ]

por **Douglas Mhattesí** Lun Feb 06, 2012 1:47 pm

Hace un par de días había llegado a este lugar tan…tan maravilloso ante mis ojos, ya no estaba tan perdido como los primeros días, me sentía como una comida rancia, hecha a perder que no servía ni para los perros, pero poco a poco me estoy adaptando, no tengo amigos, pero eso a mi pues casi no me interesa, si viene ellos ante mi, claro que los recibiré con mis brazos abiertos pero si no, no me moriré por no tener amigos, así es la vida de caprichosa, así es la vida tan rara, solo mientras que camines sabrás lo que te espera, mientras, tienes que descubar cosas, hacerlas, no todo te vendrá directo a las manos…lo note al estar solo por completo, ya no estaban mis padres conmigo, ya no escuchaba sus risas, sus quejas, sus regaños, como extrañaba a mis viejos.

En mi rostro aparece una sonrisa sincera, mi padre me educo muy bien, me sentía tan orgulloso de tenerlo conmigo aunque este lejos, se que me cuida, se que vela por mi, de igual manera mi madre que se me estará protegiendo con uno de sus santos que tiene, yo no soy muy creyente en eso, pero respeto todo eso por ella, por mi madre que la adoro igual que mi padre, porque aunque estuvo mas tiempo mi padre conmigo se que el cariño, la compresión, al ternura de ella me hizo ser así, tener este carácter tan…especial que tengo, no soy un chico que busca tener sexo tampoco un chico que quiera una pason en la cama, claro coqueteo con mujeres hermosa, que mis ojos miran y le gusta, aunque no se si me enamoro que no creo, porque solamente la miro y se me hace hermosa miro otra mujer y así, a lo mejor no me ha llegado la hora de que esa mujer especial que siempre dice mi madre llegue a mi lado, aunque no me preocupo mucho.

Eleve una de mis cejas, mirando el cielo, se encontraba completamente despejado como a mi siempre me había y me gusta, así podría ir a cualquier lado, aunque en mi forma humana, me abroche mi chaqueta de color café castaño porque estaba haciendo frio, aunque estuviera el cielo sin nubes, el clima era sumamente frio, mis huesos dolían por el frio, apreté mis diente un poco sintiendo que rechinaban por el contacto, empezando a caminar lentamente por las hermosas y transitadas calles, ya había conocido un poco la ciudad, ahora si sabia donde quedaba los puestos de comida y ropa, me había salido de mi casa sin roba, no quiera que pasara mas tiempo solo arranque y me decidí por aquí.

Miraba a las personas pasar por mi lado, yo le regalaba una de mis sonrisa, pero ellos ni la miraba me saludaban, comprendí muy bien que no estaba en mi país que todo se saludaban aunque no se daban la mano con una sonrisa, con una asentimiento de cabeza, solté el poco aire que tenia y lo volví a recuperar cuando inhale, entreabrié mis labios para poder respirar mejor, porque se me estaba haciendo un poco difícil con mi nariz, la sentía un poco tapada, mientras seguía con mi caminata que en verdad no sabia donde iba a parar esto, donde iba a ir donde iba a estar después.

Había caminado mucho hasta que llegue a una taberna, mi especialidad para beber licor no se me daba, me quede parado sin saber que hacer….entrar o retírame…la verdad no se, me encogí de hombres y alce mi mirada hacia el cielo pesando que hacer.

por **Isabella Di Visconti** Miér Feb 15, 2012 1:41 am

¡Maldito fuese el frío! ¡La lluvia! ¡La nieve! ¡Y aun más maldito el frío! Mi cuerpo, a pesar del pelaje, no resistía el frío y sabía perfectamente que podría llegar a morir por su culpa, esas tontas ráfagas de viento no me dejaban ni siquiera asomarme a la puerta y no soportaba estar en esa casa con esas mujeres molestas. Me acurruqué como pude en un cojín, pero ya era demasiado para mi y mi forma animal.

Desde que tengo memoria de la maldición que me transformaba en humana es que trato de evitar el agotamiento, lo que a muchos les haría pensar que soy bastante vaga, pero que es aquello en realidad me hace insostenible seguir conservando mi forma original. Sé que no soy muy fuerte, pero daría lo que fuera por no tener que volver a sentirme atrapada en la piel de humana que solo me traía preocupaciones y molestias.

Deje salir un grito, porque cuando abrí los ojos luego de una siesta noté mi cuerpo pesado y ajeno ¡Me había transformado! Me miré en el platón de agua que habían puesto para mí, y reconocí aquellas facciones desprovistas de pelaje cobrizo. Era un problema detrás de otro, porque no tenía nada con que cubrirme, esa molesta ropa humana, tal vez era momento de empezar a considerar hacerme con alguna que otra prenda en caso de emergencias como estas, pero por el momento la única opción que tenía era tomar prestada sin permiso uno de los vestidos de la humana que tenía un suculento conejo de mascota.

Era realmente incomodo, pero no había de otra, ahora no tenía la misma agilidad para escaparme de ellas, así que lo mejor sería salir de la casa hasta que fuese lo suficientemente tarde como para encontrármelas dormidas. Y esto en parte me serviría como entrenamiento para controlar este cuerpo tan molesto de una vez por todas.

Volví a tomar prestada una de las capas rojas con capucha de la humana, solo en caso de que fuese a nevar o llover, porque me compadecía anticipadamente del que se encontrara conmigo en ese estado, después de todo aun escondida bajo la piel humana seguiría siendo una malhumorada felina empapada.

Me escapé por una ventana y corrí tan rápido como las piernas me lo permitían, hasta perder de vista aquella enorme casa, entonces aliviada inhale el frío aire, sin duda se sentía diferente, incluso no era tan molesto pero no acabaría de acostumbrarme, así que tendría que encontrar un lugar donde pasar las horas. Y lo único que se me ocurrió fue ese lugar donde los sucios humanos iban a atontarse y saciar su sed. ¿Tendrían leche? ¿O quizás agua? Sí, eso sería suficiente para mí.

Mientras llegaba al centro miraba aterrada el cielo y esas nubes que parecían amenazarme directamente. Y lo admito fue despistado de mi parte comenzar a caminar de espaldas solo por la paranoia que me hacía sentir gotitas de agua imaginarias cayéndome encima. Más porque luego de unos cuantos pasos choqué con algo… o mejor dicho alguien ¿¡Un humano!? Seguramente iba a gruñirme y gritarme, y lo único que podría hacer era bajar la cabeza y…

- Huele como yo – dije en su idioma, y claro que sin pensar, porque de hacer estado haciéndolo no lo habría dicho en voz alta para que me escuchara – Eres como yo – me atreví a decir mientras ladeaba la cabeza mirándolo fijamente para recordar sus facciones.

No es que fuese la reina del rastreo, pero podía reconocer a quienes eran como yo ¿Era solo instinto? No lo sé, pero el caso es que me entusiasmaba, porque algo me decía que tenía más en común conmigo que el canino con el que me encontré en el callejón la ocasión anterior. Solo sé que sonreí y lo tironeé del brazo para que entráramos antes de que comenzara a llover de verdad.

Spoiler:

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