¿un trago?[Privado]

por **Tania Fernandez** Vie Jun 01, 2012 11:17 pm

Aun tenía el cuerpo caliente por su anterior cliente, había llegado a aquel lugar para satisfacer una necesidad mas allá del sexo, el beber algo de licor para mantener su cuerpo en movimiento, eran como las diez de la noche, temprano según ella, mantenía una mirada serena y sonreír a las personas que pasaban a su lado. Un vestido rojo escotado y muy sugerente vestía aquel cuerpo que parecía creado a la perfección, aquellos labios carmín provocaba besarlos apenas se movían unos centímetros, eso era lo que muchos hombres pensaban al mirarla, pero sigilosamente desviaban la mirada hasta mantenerlas cerca de su perímetro.

Mientras, Tania sonriendo se acerco a la barra para pedir algo fuerte y que la mantuviera cálida aquella noche ¿Qué podría ser? Apenas noto lo que le servían, no era que fuera muy confianzuda con lo que le daban, pero sentía su cuerpo pesado y sin energías, debía buscar algo para mantenerlo despierto, así que apenas sintió el vaso lleno lo sujeto dándole un trago…-Tks… Bourbon- susurro haciendo un leve gesto en su cara para luego sonreír alegremente, era perfecto o eso creía hasta el momento.

¿Qué había sucedido? Nada en especial, estaba aun es aquella ciudad, aun huyendo de aquel hombre que la quería solamente para ganar buen dinero con su cuerpo, pero desde que pudo escapar, se dio cuenta que su cuerpo le pertenecía a ella y ella misma decidía que hacer con le, no debía haber alguien detrás de ella, no debía mostrarle cuentas a nadie, eso era lo interesante de su nueva situación. Su libertad era relativamente verdadera, aun debía trabajar en un burdel, aun debía rendirles cuenta a su jefe y aun mas siendo la nueva encargada del burdel… hablando de eso ¿Cómo pudo llegar a hacer eso? Muchas de las cortesanas estaban totalmente ardidas con aquella decisión del jefe, Tania estaba también un poco consternada, en cierto, siempre se había llevado bien con aquel hombre para que trabajaba, (mucho más que el anterior) pero no era como si fuera la mejor para ese cargo o ella pensaba así. Había muchas más mujeres dispuestas a tomarlo y con mucho más experiencia, aunque debía admitir que no tenían su misma fuerza ni habilidad de manejar las situaciones más problemáticas.

Sacudió su cabeza y volvió a tomar otro trago… hoy no se pensaría en los problemas... hoy no buscaría problemas… pero eso era casi tan imposible como respirar, además, añadiendo, los problemas no los buscaba ella, ellos solitos venían hacia donde estaba sentada, así era, comenzaban a acercarse unos dos hombres interesados en ver mas allá de las ropas de aquella cortesana. Tania vio sus intenciones en sus ojos y antes de que pudieran reaccionar ya uno tenía su tacón en la cara haciéndolo caer en el piso, el otro miro como su compañero callo quedándose parado por unos momentos –Odio a los pervertidos que piensan que pueden tocar la mercancía primero de pagarla- mascullo volviendo a tomar un poco de su trago sin advertir que ya le hombre estaba parándose y le sujetaba de su cintura para bruscamente bajarla del banco y acercarla a su cuerpo mal oliente y sudoroso.

por **Herman I. Kolben** Jue Jul 26, 2012 4:52 pm

Había pasado una semana desde que mi madre había muerto, mi madre se había ido de mi lado, me dejo solo completamente, antes de que mi madre hubiera sido acecinada por un Vampiro me entere que mi padre también estaba muerto, solo una vez lo había visto y eso…eso hace mucho tiempo. Me encontraba sentando en su cama, pasando mi mano por la sábana blanca, mi madre ya no la tenía conmigo, me duele mucho que me dejara pero, pero yo tuve la culpa de su muerte, yo traje aquel enemigo hacia mí, no me di cuenta de que me venía siguiendo si hubiera sido más cuidados, más silencioso esto no habría pasado-Yo, simplemente yo tuve la culpa de esto-Golpee la cama y me levante una lagrima había salido de mi ojo deslizándose por una de mis mejillas u desparecer, sufría por la pérdida más grande-Ahora que hare sin ti madre, mamita hermosa…- Cerré mis ojos y pase saliva el sufrimiento de no tenerla era mas grande, necesitaba a mi mejor amiga, pero ella…ella está ocupada con otras cosas iría con ella corriendo en este preciso momento pero no quiero molestar, cuando este mejor iría a su perfumería a comprarle algo, nunca le comprado nada y eso que somos amigos, me reí un poco y abrí mis ojos mirando la habitación solitario sin la risa de mi madre, iba hacer difícil salir de esta pero lo lograre soy fuerte.

-Iván, tienes que ser fuerte, tu madre no le gustaría que estuvieras en este estado-Nisquiera voltee, sabia de quien se trataba, era mi amigo, era un cazador igual que yo. Me encogí de hombros-Lo sé, pero ella era todo para mi…Ella me apoyo en todo momento, obviamente porque ella era y será siempre mi madre-Por fin le di la cara-Maximiliano…entiende…no se qué hare…-Mire que se acerco a mí y me revolvió el cabello, sonríe por ese acto, siempre lo hacia asi, era más viejo que yo, tenia aproximadamente cincuenta años de edad cortejaba a mi madre, desearía que hubiera casado con mi madre hubiera sido un buen marido y padrastro aunque padre siempre lo ha hecho, el me a entrenando muy bien-Te conozco, será fuerte, yo estaré contigo en todo momento Iván…-Sin responder nada, me abrace a él, necesitaba de cariño y él me lo daba, era como mi padre aunque nunca le dicho que lo veo asi-Ya, porque no sales a distraerte un rato oh…porque no vas con esa señorita que te gusta-Me separe de él, al escuchar eso, sonríe como un idiota al recordarla-No Maximiliano, no tengo ánimos de ir hasta haya, de seguro tiene otros asuntos más importantes que hacer que escucharme mis penas asi que cuando este mejor iré…-sonríe nuevamente y le doy una palmada en el hombro del hombre-Tiene razón, tengo que salir un poco asi que…-Le hago una pequeña reverencia por ser mi mayor-Me retiro, quédese como en su casa-Pase de lado y Salí de la habitación de mi madre.

*********

Hace ya una hora que había salido de mi casa, dejando a Maximiliano en ella, deseaba dejarlo a solar, para que pudiera desahogarse, el amaba a mi madre, se notaba que la amaba, brillaba sus ojos cuando la miraba, decía que a mí me pasa eso cada vez que digo el nombre de esa mujer que me enamore llevo tiempo enamorado de la misma mujer y no la he podido olvidar nunca, no sé si podría y hasta que no puedo no podre estar con nadie, eso le decía a mi madre porque ella siempre insistía que saliera con una mujer y siempre me negaba. El, si quería a mi madre, iba hacer muy feliz pero esa tragedia que se nos vino encima no contamos con eso y me sentí, me siento muy culpable de lo que ha pasado aunque niegue pero por dentro me siento tan miserable-No soy tan fuerte como todos piensan, ese niño que tengo por dentro se apagado, poco a poco, el fuego que tenia se acabado…-Me recargue en una de las paredes que se encontraba en la calle no sabía qué hacer, donde ir, donde quedarme por un momento quito, mis pies me dolían de tanto caminar sin rumbo fijo. No me había dado cuenta que estaba cercas de la taberna, un trago no me afectaría necesitaba olvidar, necesitaba olvidar por un momento pero no si se podre tomar nunca he bebido esta sería la primera vez, mis pies avanzaron rápidamente hasta que llegue a la puerta la abrí y me quede por unos momento, observando que todos me miraban…

por **Tania Fernandez** Vie Ago 10, 2012 2:48 pm

Tania no era una mujer de mucha paciencia, apenas sintió el primer manoteo dejo en claro que no era una mujer fácil, sujeto la muñeca del hombre y prácticamente lo tiro al piso para luego patearle –Te he dicho que no toques mercancía antes de comprarla maldito borracho- dijo con fiereza sin importarle que los otros dos se comenzaran a levantar. Estaba entretenida haciendo un verdadero escándalo en aquel lugar, pateando a una persona que podría ser importante, bueno según ella, la importante era ella. Miro a los hombre levantándose, chasqueo la mirada dejando aun su tacones en la cara del hombre, se cruzo de brazos y les miro desafiante -…- iba a decir algo pero los tipos al oír al hombre de la taberna que era un hombre apuesto y muy bien parecido salieron los tres corriendo, Tania le dio un guiñado todo coqueto diciendo “Gracias”. Sonrió satisfecha por su victoria.

Su vestido tenía un color salmón, como siempre tenía un corte sugerente en sus pechos y dejaba ver mucho sus piernas, su cabello estaba suelto y tenía un aroma especial a rosas. No había tenido sexo aquellos días así que estaba fresca como virgen en convento. Sus labios tenían aquel color rojo carmesí que tanto le gustaba, parecían una manzana del pecado… y ciertamente lo eran. Giro su rostro notando que una persona se había quedado mirándole después de aquel acto, desvió la mirada apenas noto el cruce de estas, pero no pudo evitar volver a fijar su mirada. No tenía mucha experiencia, pero parecía ser un alma en pena.

Lo único que sabía era que las penas del corazón eran muy buenas tanto para cortesanas como para cantineros, podría sacarle algo bueno a aquel hombre si lo sabía manejar bien, claro está. –hola…!- dijo ladeando su rostro mientras veía aquellos rasgos depresivos en el -¿entraras o te quedaras en ese lugar?- pregunto frunciendo levemente el ceño -¿quieres compañía?- pregunto sonriendo levemente –ah… tranquilo no te cobrare nada… pero si quieres me puedes pagar unos dos tragos- sugirió con una risilla mientras se aproximaba a la barra dejándolo a él solo para que decidiera que hacer.

Había pedido dos botellas, aunque aun no sabía lo que le hubiera gustado al joven, aprovecho para optar por un poco de wiskey que tenía tiempo que no pedía y tenia deseos de volver a probarlo, no sabía si tendría que pagarlo, ya que aquel hombre aun no había aceptado a invitarle, pero si no era él, cualquier pendejo caería en sus caderas… siempre lo hacían.

por **Herman I. Kolben** Dom Feb 10, 2013 9:13 am

Seguía parado en la puerta, los hombres y hasta mujer que se encontraban en la taberna me miraron como si de una presa nueva fuera; no supe la verdad porque razón entre a este lugar un poco sucio, hediondo; mis ojos se movían de acá para allá viendo; hombres borrachos, mujeres sentadas sobre el regazo de unos hombres, un grupito jugando póker, o domino, o simplemente hablando. Este lugar es como ir a la misma perdición, sí, eso pienso y eso pensaré, la primera vez que entre a esta taberna fue porque Maximiliano me trajo casi arrastrando era para celebrar mi cumpleaños número veintitrés, no quería hasta le había pedido ayuda a mi difunta madre que no me tragueará pero hasta ella se puso de acuerdo, esa fuera la primera vez que toque este lugar, y ahora, es la segunda vez, pensé que no volverá aquí, pero ahora estoy, entre y me miran como comida, cerré la puerta tras mi espalda y empecé a caminar con calma, hasta con temor.

Sentía hasta miedo de estar en este lugar un poco asqueroso, pero si tengo que despejarme, era el único lugar donde podría “Desahogar mis penas” que una vez escuche decir eso a Maximiliano, que un buen trago ayuda, aunque en realidad no creo, pero él dice que se olvida por un momento de mi madre cuando toma pero no es cierto, cada vez que toma de más, cada vez que se caer por borracho, llora por mi madre, supe que el si la amo de verdad, pero las injusticias siempre pasan a las personas menos esperada, como a mí, a Maximiliano, nunca he tomado tanto, nunca me he caído por ser un ebrio, tampoco me he tomado una botella de licor para eso, tomo pero moderadamente y eso es sano ¿Verdad?.

De repente mi mirada capto un acto un poco anormal para mi, un sujeto tomo el muslo de una dama sentada en la barra, ella le decía de cosas, parpadee un par de veces, pero no dije nada, aunque tenía ganas de ir y golpearlo por lo que hacia aquel sujeto a una mujer, pero me contuve que tal si eran parejas y ella estaba enojada con él y por eso...sí eso debe de ser, pero el hombre se fue dejando asolas a la mujer, ladee un poco mi rostro y suspire, pero sin quitarle la mirada a ella, que de repente hizo que la desviara al momento que ella noto que la estaba observando, me sonroje un poco, nunca he estado acostumbrado a tratar a las mujer y sobre todo mirándolas, así como yo lo hice.

Me hice un poco hacia atrás al notar que ella se acercaba pero me detuvo al escucharla hablar-Ho…Hola-dije como pude mirándola de reojo simplemente, asentí ante la petición de ella de los trago y fue hasta ella--Claro, le ofrezco una copa y sobre todo para que olvide el mal trago que tuvo que vivió hace unos instantes-Espere a que ella se volviera a sentar en la silla mirándole con una sonrisa

por **Tania Fernandez** Jue Mar 07, 2013 4:14 pm

Aquel hombre parecía extraño y hasta no encajaba en ese lugar ¿Qué hombre no encajaba en una taberna? Sonrió al notar que él había aceptado su propuesta, como siempre Tania de picara buscaba alguien para así no tener que gastar los pocos francos que tenía en una bebida. Era en ocasiones mejor buscarse a algún tonto fácil de seducir con su belleza amazónica para que luego lo dejaran con toda la cuenta de la taberna, muy pocas veces fallaba, pero es que, ¿Quién se iba a resistir a aquella mujer tan hermosa? El que lo hiciera debía ser homosexual o simplemente un idiota casado que aun creía en la fidelidad, aquel mito que decía que las personas solamente debían ser uno del otro por toda la vida, eso sí era un buen chiste, nadie era fiel en esas alturas de la vida.

El mundo estaba prácticamente lleno de putrefacción llamada seres humanos, aquellos parásitos, que solamente sabían inventar nuevas formas de ser grotescos, barbaros y ambiciosos. Las mujeres no se quedaban atrás, eran autenticas arpías o también aves de carroña que buscan un poco de beneficios a costillas de algunos buenos hombres trabajadores. ¿Qué eran las cortesanas? Serpientes que se escurrían entre las camas, dándole un placer prohibido y que las mujeres que estaban en su casa raramente sabían dar. Por un poco de francos podría llevarlo al cielo si eso ellos desearan. Ellas era, una maquina de orgasmos, que se debía alquilar por solamente unas cuantas horas.

-Me encantaría – dijo ella con una sonrisa amplia y picarona en sus labios, si él lo decía, quería decir que había caído, aunque ella no sabía si exactamente era por su encanto que había logrado eso. Se volvió a sentar cerca de él, cruzando sus piernas mientras esperaba el trago que ya el cantinero estaba preparando –Bueno… dígame, usted no parece alguien que este acostumbrado a venir a estos lugares- dijo poniendo sus manos en su barra mientras su mirada se quedaba enganchada en el rostro del hombre-¿Puedo saber…?- pregunto curiosa mientras ladeaba su rostro y su cabello se iba hacia un lado.

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