Un trago /Libre

Son apenas las doce de la tarde y siente que las paredes de aquella casa la asfixian, ya no sabe si ir o venir, tampoco se puede lograr estar en un solo lugar, ha movido el florero tres veces de sitio y parece que en su interior algo le recorre al grado de no dejarla en paz, es como si le estuviera quemando por dentro, está ansiosa aunque no sabe exactamente cual es el motivo y parece ser que tampoco lo va a averiguar, sube a su cuarto y toma el primer abrigo que encuentra, eso de vestirse con faldas largas y corsés siempre le ha molestado, pero no le queda de otra, aunque ahora se cubrirá, aunque no lo necesita, tenía que hacerlo por simple protocolo, se mira en el espejo, tiene las mejillas sonrojadas, como si hubiera hecho ejercicio, pero no es así, sus ojos se ven un poco apagados, pero seguro que es el sueño o el aburrimiento que la estaba comiendo por dentro, sólo es eso... Intenta convencerse así misma, suspira y coloca un poco de colorete sobre sus labios, al menos para darle algo de vida a su rostro, sonríe al reflejo, o cuando menos eso es lo que intenta, pero no logra transmitir alegría, aquello era verdaderamente fastidioso, no le gustaba tener aquella sensación.

Toma las llaves y baja a toda velocidad, ni siquiera disimula los poderes que posee, aunque en aquél momento vino el "flash" a su cabeza y maldijo para sus adentros, ya sabía lo que pasaba, la luna llena estaba apunto de aparecer y ella tendría que esconderse de nuevo, tenía uno o dos días antes de que aquél maldito astro hiciera acto de aparición cubriendo todo el cielo con su luz y llenándola a ella de oscuridad, nublando sus pensamientos, su vista, todo en ella era oscuro y no había forma de revertirlo, así tendría que estar cuando menos cuatro días, lo odiaba, aventó la puerta haciendo que esta crujiera a su espalda y no se molestó en voltear, si se rompía era mucho mejor, caminó deprisa, iba bastante molesta pero no había más, era su naturaleza, aquella maldición le había tocado a ella y no había forma de cambiarlo, quisiera cambiar tantas cosas que... Que a veces se odiaba con todas sus fuerzas, aquella condición era la misma que le había hecho la vida imposible por tanto tiempo y no sabía si de nuevo lo lograría o ella podría llegar a ser fuerte y tolerarlo, pero es que... No podía, tampoco quería, pero había algo que le decía que cuando menos debía intentarlo, pero nunca se había aceptado, nunca había logrado ser feliz como era.

Música fuerte sonaba por el sitio, un hedor a alcohol llenaba el ambiente, pero no importaba, aquellos parecían estar tranquilos, parecía que olvidaban todo lo que les atormentaba cuando menos un par de minutos, tal vez para ella aquello funcionara y no dudó demasiado en entrar al lugar, se abría paso lejos de las manos que intentaban tocarla, una simple mirada bastaba para que desistieran de semejante osadía, llegó hasta una mesa y un hombre se acercó a ella, sólo pidió un whisky, no sabía si era fuerte o no, pero eso era lo que había en la mesa de los demás, ahora se estaba dando cuenta que cuando se fue se alejó de la civilización, debería volver a ella por más que se negara.