AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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{Shina} El silencio de tu vida...
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{Shina} El silencio de tu vida...
Shina
20 - Humano-Cambiaformas / Baja
Bisexual - Japón / Kyoto
- HABILIDADES:
- - Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
- Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
- Fuerza sobrehumana: Fuerza que supera la de un humano y un animal común perteneciente a la familia que sea.
- Sanación acelerada: Habilidad para curar rápidamente de cualquier lesión. El tiempo de recuperación varía según el personaje. Cuando se trata de balas de plata o fuego pueden morir si las heridas son muy graves.
- Sentido del peligro: Habilidad para percibir el peligro personal. Es una forma limitada de precognición.
Agilidad y buena visión noctura o diurna. Poca fuerza y resistencia en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.
La habilidad para volar libremente cuando están completamente transformados.
- LA SOMBRA {EL CUERVO}:
- EL RENACER {FAISÁN DORADO}:
- http://www.faisanesdelmundo.com/dorado.php
- LA ELEGANCIA {EL CISNE BLANCO}:
Negra es la vestimenta que con la se le conoce, apenas hay algún tono de color que la diferencie de alguna otra moda textil. Ella solamente ve el negro como símbolo de su vida eterna y de su eternidad en servir al heredero del Clan Asakura. Ella, como muchas de sus antiguas compañeras de torre y de continuo rezo a aquel Dios al que veneraban, solían vestir en un pasado el atuendo en tonos malvas y algún que otro toque floral, pero después de salir de los templos en donde oraban continuamente, Miyako, conocida comúnmente como Shina, aquellos tonos malvas desaparecieron sustituyéndolos por tonos oscuros como la noche. Las alas con las que vuela en libertad por las noches, son el rastro que dejan sus sombras azabache, ondulándose con el viento al unisonó en varios mechones oscuros a tonos azabache y otros a tonos azulados acorde con el brillo de la noche. Sus ojos, oscuros como el augurio de la muerte silenciosa que se puede deslizar entre tu piel y jamás saber de que rincón sale para que estés advertido, de una profundidad inmensa a la vez de cortante en unas gélidos inviernos mientras como la fría nieve que cae en silencio.
Su cuerpo es ágil y silencioso. Habiendo entrenado a escondidas cuando residía en el templo, consiguió una dote y un cuerpo refinado, fino y bien cuidado. Llego a conocer el uso de las hierbas medicinales y de alguna cura artesana, sus manos silenciosas y rápidas para dar el placer de la muerte a aquellos que no se la esperan, también las usa para otros encargos, de piernas estilizadas las mantiene siempre en forma, de hecho nunca volvió a pensar que era pasear a paso lento bajo el influjo de Kura-Okami, que habita en los valles; la dispone de la lluvia y de la nieve y así alimentar la sequia de los más necesitados; En cualquier caso, no siempre corre tras la liebre, ella es la liebre. Pero en este caso, no hablamos de alguien que forma parte de los Lagomorfós.
Shina, nació maldita tiempo atrás en la familia Tokugawa con el don de poder transformarse en un animal. No se supo si fue por obra de los dioses o que simplemente alguien la maldijo incluso antes de nacer. Ella, como mandato del resto de su vida sirviendo por siempre al Clan Asakura, abandona los colores en blanco y que puedan en cualquier caso distraerla. Como mucho puede llegar a usar tonos rojos como el flujo del carmín recorriendo sus seductores labios cuando suela maquillaje, un tope para cambiar o meramente conjuntarlo con su atuendo común de la noche. Kimonos, alguna que otra pieza enfundada y algún que otro diseño occidental ocupa su guardarropa, solo que cuando entrena nunca se olvida de colocarse una venda en los ojos, negra, sintiéndose unida a las sombras de donde espía en silencio.
Un brazo fuera de la seda negra de su kimono se explaya mientras que con el otro brazo oculto esta bajo un fular oriental lleno de historias por contar y su pelo se recoge con dos insignificantes palillos enroscados en una o dos vueltas, pero normalmente guarda toda esa apariencia bajo el rostro de una muchacha sin impulsos para alegrarse. Solamente cuando su cuerpo se transforma en algo que nace de la oscuridad, su piel se sustituye por plumas oscuras, suaves, su mirada se profundiza aun mas determinándola de un agujero negro, que según cuentan ciertos rumores, solamente en sus ojos puedes ver tu muerte, pero solamente son tonterías, aunque de ella nazcan deseos ocultos muy adentros de su interior por brillar como lo hace un bello cisne emplumado con blancas plumas.
Su cuerpo es ágil y silencioso. Habiendo entrenado a escondidas cuando residía en el templo, consiguió una dote y un cuerpo refinado, fino y bien cuidado. Llego a conocer el uso de las hierbas medicinales y de alguna cura artesana, sus manos silenciosas y rápidas para dar el placer de la muerte a aquellos que no se la esperan, también las usa para otros encargos, de piernas estilizadas las mantiene siempre en forma, de hecho nunca volvió a pensar que era pasear a paso lento bajo el influjo de Kura-Okami, que habita en los valles; la dispone de la lluvia y de la nieve y así alimentar la sequia de los más necesitados; En cualquier caso, no siempre corre tras la liebre, ella es la liebre. Pero en este caso, no hablamos de alguien que forma parte de los Lagomorfós.
Shina, nació maldita tiempo atrás en la familia Tokugawa con el don de poder transformarse en un animal. No se supo si fue por obra de los dioses o que simplemente alguien la maldijo incluso antes de nacer. Ella, como mandato del resto de su vida sirviendo por siempre al Clan Asakura, abandona los colores en blanco y que puedan en cualquier caso distraerla. Como mucho puede llegar a usar tonos rojos como el flujo del carmín recorriendo sus seductores labios cuando suela maquillaje, un tope para cambiar o meramente conjuntarlo con su atuendo común de la noche. Kimonos, alguna que otra pieza enfundada y algún que otro diseño occidental ocupa su guardarropa, solo que cuando entrena nunca se olvida de colocarse una venda en los ojos, negra, sintiéndose unida a las sombras de donde espía en silencio.
Un brazo fuera de la seda negra de su kimono se explaya mientras que con el otro brazo oculto esta bajo un fular oriental lleno de historias por contar y su pelo se recoge con dos insignificantes palillos enroscados en una o dos vueltas, pero normalmente guarda toda esa apariencia bajo el rostro de una muchacha sin impulsos para alegrarse. Solamente cuando su cuerpo se transforma en algo que nace de la oscuridad, su piel se sustituye por plumas oscuras, suaves, su mirada se profundiza aun mas determinándola de un agujero negro, que según cuentan ciertos rumores, solamente en sus ojos puedes ver tu muerte, pero solamente son tonterías, aunque de ella nazcan deseos ocultos muy adentros de su interior por brillar como lo hace un bello cisne emplumado con blancas plumas.
Descripción Psicológica:
Tiene una amplia y noble perspectiva de la vida donde cada individuo es parte de una gran comunidad, de la que se siente parte de ella y de la cual permite a conseguir mucho más, como parte de un todo, de lo que podría alcanzar por sí sola. Cree en una sociedad bondadosa, sin jerarquías, donde cada uno puede perseguir sus propios intereses siempre y cuando no interceda en los derechos de los demás ni perjudique a otros en su camino. Amante de la libertad, independiente y no soporta las imposiciones ni la rutina. A pesar de su gran sentido de la individualidad, necesita el apoyo de personas que piensen como ellos y los ayuden a perseguir y ejercer sus ideales, pero aquello es algo a lo que Shina puede estar anhelando toda su vida, dado que, a la familia que tiene que proteger, solo está para acarar órdenes. Es alguien curiosa, le atrae lo diferente y misterioso. Posee un gran instinto y es muy inventiva. Puede ser reacia a involucrarse en un nivel práctico de las cosas, rechazando cualquier tema que ella considere demasiado "superficial". Además, su gran sentido de la individualidad puede derivar en un deseo compulsivo de hacer las cosas a "su manera", distinta a como lo haría el resto de las personas. Por ello, aunque creativa e innovadora, puede ser muy criticada por los demás y conducir a la polémica por su manera de pensar y actuar. Aquello le llama tener el orgullo alto y no ceder ante nada, si ella comete un error y el otro sufre las consecuencias, ella lo siente, porque ya aquello no es su problema. La lógica de Shina puede llegar a resultar fría. Piensa a veces en que debería dejarse llevar más por su intuición y sentimientos. Le cuesta reconocer sus fracasos y tienden a culpar a los demás de sus fallos.
Para Shina, todo tiene un orden y una lógica y no hay lugar para el azar o el destino. Pueden llegar a convertirse en personas eternamente insatisfechas en su constante búsqueda de "la verdad". No esperes una sonrisa o solamente un halago de ella. Aquellos modales no le sirvieron hace tiempo y prefirió tirarlos en la basura del olvido. Dejarlos atrás para siempre.
El ámbito amoroso, en cambio es alguien apasionada de los detalles y observadora entusiasta de las cosas más pequeñas que otros pueden considerar insignificantes y claro está, su deshinibición a la hora de entregarse o jugar un poco a ser un poco zorra. Y de acuerdo con su punto de vista "la imagen de una mujer libre que se casa, en primer lugar, con su ser interior y, en segundo, con su esposo". Lo que significa que hay que ser fiel a uno mismo antes que con los demás. Presta sus servicios a la comunidad de una forma humilde y a la vez consciente de cuan indispensable es su labor, sin por ello sentir la necesidad de ser el centro de atención. Se deja llevar por sus instintos, como si se convierte en Ave Fénix para resurgir de sus cenizas, siempre será capaz de regenerarse y empezar algo totalmente nuevo. Es una persona que vive apasionada e intensamente, lo que requiere un gran grado de madurez si no quiere dañar las cosas que más codicia o ama. Los demás no suelen darse cuenta de la intensidad de las emociones de Shina, dado que, independientemente de cómo se sienta por dentro, puede mostrar una calma absoluta. Su intensidad puede hacer que se entregue por completo a cualquier principio social por la que se sienta atraída, mostrando una imagen conmovedora cuando así lo hace. Y que mas decir que es alguien interesada por cualquier cosa que parezca profunda o misteriosa, y por los temas tabú, su interés se despierta allí donde otros se horrorizan o disgustan.
¿Interesante? ¿Verdad?
Para Shina, todo tiene un orden y una lógica y no hay lugar para el azar o el destino. Pueden llegar a convertirse en personas eternamente insatisfechas en su constante búsqueda de "la verdad". No esperes una sonrisa o solamente un halago de ella. Aquellos modales no le sirvieron hace tiempo y prefirió tirarlos en la basura del olvido. Dejarlos atrás para siempre.
El ámbito amoroso, en cambio es alguien apasionada de los detalles y observadora entusiasta de las cosas más pequeñas que otros pueden considerar insignificantes y claro está, su deshinibición a la hora de entregarse o jugar un poco a ser un poco zorra. Y de acuerdo con su punto de vista "la imagen de una mujer libre que se casa, en primer lugar, con su ser interior y, en segundo, con su esposo". Lo que significa que hay que ser fiel a uno mismo antes que con los demás. Presta sus servicios a la comunidad de una forma humilde y a la vez consciente de cuan indispensable es su labor, sin por ello sentir la necesidad de ser el centro de atención. Se deja llevar por sus instintos, como si se convierte en Ave Fénix para resurgir de sus cenizas, siempre será capaz de regenerarse y empezar algo totalmente nuevo. Es una persona que vive apasionada e intensamente, lo que requiere un gran grado de madurez si no quiere dañar las cosas que más codicia o ama. Los demás no suelen darse cuenta de la intensidad de las emociones de Shina, dado que, independientemente de cómo se sienta por dentro, puede mostrar una calma absoluta. Su intensidad puede hacer que se entregue por completo a cualquier principio social por la que se sienta atraída, mostrando una imagen conmovedora cuando así lo hace. Y que mas decir que es alguien interesada por cualquier cosa que parezca profunda o misteriosa, y por los temas tabú, su interés se despierta allí donde otros se horrorizan o disgustan.
¿Interesante? ¿Verdad?
◌◌◌◌◌◌ Historia ◌◌◌◌◌◌
La historia que se relata a continuación no es una que resulte ser un cuento de hadas y que jamás tendría que ser contada, pero debido a que hay gatos negros llenos de curiosidad, mi deber como el de muchos otros es servir a aquellos que precisan de mis servicios. El mundo al que pertenecemos es tan prohibido como frágil sin sus misterios y sin sus emociones fuertes de cada día. No habría nacido ni mucho menos para ser lo que era y por lo que me encerraron en un principio para ser presa del dolor. Yo, en un principio no como con otras tantas cosas de mi extraña vida, la corriente de aire me arrastro a ello. A un propósito que se cambio con tan solo una palabra.
La primera vez, que supe que algo malo había en mi familia, fue cuando encontré en mi alcoba, a la edad de 13 años, diminutas plumas esparcidas por el colchón del futon en la que dormía. Extrañada no supe que hacer al respecto que lo deje sin que perdiera forma. Aquella noche no pude dormir finalmente, seguramente para comprender lo que era el miedo. Padre siempre decía que tenía que aprender a defenderme del miedo y del perro del vecino, pero nunca en mi vida sentí aquella sensación que en mi pecho, hasta entonces no ha desaparecido. La sensación de que alguna vez, aquel miedo pueda comerme entre las sombras por las que me muevo yo ahora. Lo de las plumas en el futón, deje de darle importancia. Quizás se habría roto la sabana que lo cubría sin darme cuenta por la noche, me acerque a un espejo de cuerpo entero y me sacudí con un abanico las plumas de mi espalda, estas cayeron al suelo. Eso paso cuando tenía 13 años.
Las noches con ese mal augurio fueron siendo consecutivas, una detrás de otra, sin parar. Hubo noches en las que soñaba que volaba por los campos en la noche, por las montañas soñaba que volaba yo a noche abierta bajo el fulgor de la luna iluminándome mi camino. Cuando soñaba que volaba libre, de reojo observe algún aura negra, vestida en plumas oscuras y gruñendo con otra voz que no era la mía. Me extrañe, porque en el aire vi a mis padres corriendo detrás de mí, pero yo solo huía volando con una voz que no era la mía, pero enseguida volví a mi alcoba y enseguida el sueño se terminaba, despertándome y levantándome de nuevo con la espalda emplumada. Era una broma pesada, pero después de dos semanas, empecé a pensar que algo era extraño en mí. Para entonces, antes de que esos sueños aparecieran, mi abuela nos había dejado, yéndose al más allá. Me sentía muy unida a ella y me entristecí muchísimo cuando aquello ocurrió. Entonces aquellos sueños comenzaron a aparecer.
Con 14 años de edad, al año siguiente mi madre dio a luz a un bebe precioso, ¡Qué bien! Otro más en la familia. Se parecía más a mi padre, pero en los ojos a los de mi madre. De todas maneras era uno más de la familia y entonces mis sueños cambiaron a unos más felices. Seguía volando eso si por los campos, pero ahora el sol brillaba por todos lados y tampoco iba teniendo restricciones alguna para poder volar a mi aire. Tan solo que cuando me despertaba...algo de nuevo le ocurrió a mi futón. Quemado y lleno de ceniza estaba. De tantas noches fue que tuve que dormir con las plumas negras, que ahora no me acostumbraba a esta broma. Para entonces comencé a estudiar aquello que en mis sueños veía, que es lo que significaban, pero para cuando leía interesada en la sala de estudio del palacio imperial, un libro sobre criaturas de la mitología de nuestros tiempos, unos guardias enseguida me apresaron sin ni siquiera yo saber porque me hicieron aquello.
Me llevaron sin poder defenderme en ningún momento. Me movía con insistencia, pero nada, seguía apresada y siendo llevada hasta aquel que era mi padre. De algún modo me miraba que hacía que no me gustase estar frente a él. Vi que se levantaba de su trona, que se acercaba a mí y me regalaba un regalo a la violencia haciendo que quedara mirando a un lado, dolida por mi mejilla derecha cual fue golpeada. Me dijo “asquerosa” “Impura” ”Deforme” ¿era eso lo que en realidad era? ¿Por qué mis sueños no vi cosa tal parecido? De estar frente a mi padre me llevaron a un convento, después pase dos años como si fuera la novicia perfecta, pero en cuanto llegaban las noches, aquellos oscuros sueños volvían a aparecer, aquellos sueños extraños solo eran con el cielo nocturno sobre mi cabeza, sombras y más sombras. En algunos sueños veía un resplandor dorado bajo mis pies, iluminando los tejados de los hanamachis por los que volaba en sueños. Sueños en mi opinión, pero con el paso del tiempo, en aquellas horas libres en las que las noches me dejaban estudiar y entrenar por mí misma, llegue a descubrir sobre la existencia de ciertas criaturas míticas. Estas en cambio, podían transformarse en animales ya sea por un hechizo, descendencia o simplemente que una maldición que no se ha corrompido, sigue aún vigente hasta que algo cambie en ella.
Después de dos años, allá cuando tenía 16 años, yo me preguntaba cuales eran los problemas en mi caso. Una noche en la que el sakura en los meses de primavera florecía sin cesar, decidí pensar en qué pasaría si pudiera vivir esos sueños de verdad. Ya a tanto llegaba mi imaginación que el ver la luna como a una semejante, me hacía pensar en que debía salir al vuelo y el grito de una de las jóvenes de las que habitaban conmigo, hizo que me distrajera de observar a la luna, haciendo que corriera hacia el lugar en donde el grito apareció alzando al vuelo... ¡VOLABA! ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo...? Volaba por el aire, con grandes plumas en un fuerte dorado y rojizo, unas patas estrechas y Marrones como las ramillas de los arboles. Volaba y planee un poco por los altos campos transformada en algo que desconocía de ello, escuchaba a los aldeanos decir “¡UN FENIX!” “El ave vendrá a bendecirnos” Escuché oir mas y mas veces, pero en cuanto me puse sobre uno de los tejados, la gente se reía por las idioteces que dijeron esos aldeanos. "Los Fenix no existen" "Son solo leyendas, y la diosa Amaterasu solo bajaria en forma de ave si fuese solo para quemar nuestra aldea" "Es solo un ave dorado. Un faisán dorado de los que traen mala suerte" Termino po decir uno de los aldeanos de nuevo y alce al vuelo para esquivar una piedra que iba hacia mi. ¿Eso era lo que era?
¿Un ave? Aquello se me quedo en mi mente grabado y el recuerdo de las plumas en mi habitación hace semanas atrás comencé a pensar que ya desde pequeña, que desde el año en que cumplí 13 años, podría estar comenzando a manifestar el don que los dioses me habrían dado al nacer. Seguía volando, pero aun no conseguía manejar, no sabía controlar el aire, estaba bastante nerviosa por lo que en un momento por el que pasaba sobre la copa de un árbol cerca de la entrada de las montañas, mi forma aviar desapareció haciendo muestra nuevamente de mi forma humana, cayendo sobre las ramas, rebotando en ellas y cayendo sobre unos arbustos haciéndome varios cortes y después de todo, viéndolo todo muy, muy oscuro.
Al cabo de una semana vi que desperté en un lugar demasiado cruel para una muchacha de 16 años. Aquella habitación no tenía ni espejos ni ningún tocador bonito. Era todo de madera y el suelo de tatami con papel de bambú. Vestía un harapo andrajoso y mis piernas llevaban unos grilletes. ¿Qué? ¿Qué pasaba? Allí en esa habitación no vi ninguna puerta excepto un ventanal circular que daba vistas al mar. La ropa que llevaba puesta, no era las de una novicia, o las de una princesa o las de una emperatriz. Mi cabello sin poder ver el estado en el que estaba, la note a falta de mis cabellos largos, no los veía bailar alrededor de mis hombros o del aire, con mis manos toque mis cabellos regalándome la sorpresa de que me llegaba por las orejas. ¡ERA DEMASIADO CORTO! ¿Qué HABIA PASADO? Me pregunté nuevamente.
¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo?.....
Miedo. Sentía ahora ese dolor en mi pecho del que me hacia huir de la luz de aquel gran ventanal en torno a un mar de lagrimas saliendo de la profundidad de mis ojos oscuros como la noche. Lloraba y lloraba, fui a golpear la ventana, aquella circular que no se rompía y cuando estaba casi al límite, desde arriba de mi cabeza, todo el pienso para un animal enjaulado como ave cautiva, se expandió abiertamente a mis pies. Se cerró aquella salida. La salida que podría sacarme a vivir libre. Mi libertad con 16 años, me había sido arrebatada, pero con todo ese pienso ¿Yo que hacia? ¿Para quién era? Para un pájaro, aquel pienso seria más que suficiente, pero ¿Acaso no sabían que yo era humana? Esa noche me quede sin comer apenas, quizás para sentir el sentirse sola ante ninguna ayuda en la que arrimarte para olvidarte del mal por el que pasas en un delicado instante.
Pero el sonido de las piedras resonando en el ventanal, me hizo ver que en el exterior, demasiada gente se amontonaba con antorchas, palos y hoces entre sus manos, vestidos con galas de seda blanca y kanjis en sus pechos como simbolizando a alguien. Abrí de par en par los ojos cuando se trataban de empaladores, los sacerdotes del templo y algún que otro sádico y de fondo, en un gran altar con tres sillones de gran lujo, había tres personas, mi padre en el medio, rechoncho y feo y con cara de pocos amigos, mi madre a su izquierda en cambio, no tenía apenas ninguna expresión de la cual pudiera explicar, y la tercera persona, no sabía quién era y esta enseguida pareció notar mi mirada en él, me miró y enseguida me escondí ágilmente entre las sombras. Trague saliva e inmediatamente varios guardias aparecían en la habitación para lo que parecía llevarme a aquel lugar en donde todos estaban reunidos. No, yo me resistía, pero al final me empujaron contra mi voluntad para después, con ambos brazos sujetos seguir sacándome del lugar, sacándome hacia los jardines donde se reunían todos. Sin apenas con nada de piedad, me tiraron frente a aquel trono en el cual se sentaban mi padre, mi madre y aquel hombre al cual evite mirarlo de nuevo. No podía a causa de lo avergonzada que estaba, no quería saber el porqué de este maltrato hacia mí.
No me arrodillaba, pensé en no hacerlo, no lo merecía, pero al ver ellos en mí que no lo hacía, fui recompensada con un latigazo sobre los harapos con los que vestía, grite con fuerza, cayendo de rodillas y apoyando mis manos contra el suelo para amortizar la caída. El estruendo de las risas resonó de repente de todos los que había en aquel lugar. Yo escondía mi rostro de las lágrimas que salían enseguida de mi rostro, aun encorvada en el suelo haciéndome daño contra el suelo en mis desnudas rodillas. Otro latigazo recibí ahora sin motivo alguno, ahora ¿Qué me falto por hacer? No tenía idea, jugaban a costa de que yo no podía defenderme, no tenia con que podría servirme para llegar a escapar y meterme en mis sueños no podía ahora mismo. Tendría que estar despierta. Los latigazos enseguida cesaron en cuanto el que era mi padre lo ordeno al instante con una mano alzada, yo alce mi mirada hacia arriba y vi de reojo a aquella persona de la cual me escondí momentos atrás. Todos me miraban con firmeza, mi padre o al menos quien gobernaba esa noche, ofreció a todos con su mero discurso para luego extenderlo con palabras de desprecio hacia mí y finalmente, sentenciarme a muerte por lo que era, un ser deforme. No quise dejar de mirar al hombre de hace unos instantes, no quise dejar de mirarle hasta que uno de los guardias me abofeteo en el rostro, me volvían a sujetar de las extremidades superiores para atármelas con cuerdas y sujetarme las manos para que quedara sin poder huir. Como un pájaro al que le cortan las alas. Como a una serpiente que le dejan sin poder deslizarse. Como a un pobre animal maltratado por estar insultando a la naturaleza o a alguna familia en particular como supuestamente, en el discurso de mi padre había dicho. Así que era eso. Deshonrar a la familia era el crimen que al parecer había estado cometiendo hace tanto tiempo y yo sin saberlo. Habría estado todo planeado para el encuentro de esta noche.
-....y por ello...el empalamiento será tu castigo por infame en esta familia...y por no haber encontrado la manera de encontrar descendiente adecuado para esta familia....-Replico como punto final aquel al que llamaría por última vez “padre”
Ya no podía mas, parecía estar todo perdido. Ya mi mirada era apenada y sin color.
-¡Aagh!-Gemí de dolor. Las cuerdas seguían atadas a mis muñecas sin dejarme poder escapar mientras que el dolor en mi espalda seguía creciendo de sobremanera en que mis gritos de dolor comenzaban a coger volumen. Ya alguna gente paro de reírse, los guardias seguían sujetándome. Comencé a respirar agitadamente, note como la tersidad de mi piel comenzaba a sustituirse por un plumaje distinto al que vestía en ese momento. Me vieron y enseguida los guardias asustados soltaron las cuerdas que me mantenían presa, dejándome caer en el suelo y a mitad de un leve cambio. La tersidad de mi piel volvió en sí, volvía a tener la suavidad de mis piernas desnudas y dañadas por varios moratones. La sonrisa burlona al que se hacía llamar mi padre, se hizo más notoria. Obviamente él sabía lo que me pasaba y había esperado hasta entonces para que me transformara en lo que fuese a través de sentir el dolor en mi cuerpo. Nadie hablaba en ese momento. Mire a todos los que estaban allí, se alejaban a cada inofensivo movimiento que hacía. Se alejaban todos, excepto los que reinaban allí y aquel hombre que me miraba igual que un Oni. Él al menos era ajeno a todo esto. ¿Cuál era su propósito en este espectáculo?
De nuevo la cosa volvió a estabilizarse, pero de nuevo fui atrapada de cuerda a cuerda y mi mirada veía a aquel hombre que parecía dar ciertas ordenes a varios de sus guardias, no escuche que decían y mi mirada era en ese momento algo asustada. De todas maneras pensé en escapar, pero apenas me podía sostener en pie para echar a correr y salir de aquel lugar. Volvía a mirar a aquel hombre, pero ahora tiraban de mí, para llevarme hacia otro lugar al que había más allá de los muros de palacio. Me arrastraban, tiraban de mi, mire hacia atrás en busca de ayuda en los ojos de aquel desconocido que ni se había inmutado a nada de lo que me paso. Le miraba y de nuevo comencé a llorar-...tasukete!..-Grite al aire, grite y grite una y otra vez en busca de apoyo. No quería morir.
De esta manera no quería ser libre, pero ya era demasiado tarde para cuando me metieron dentro de una sala oscura, con cuatro antorchas a los lados y una mesa cuadrada en el centro en el que enseguida me tiraron de inmediato sobre ella, me cogieron de mis muñecas para ponerlas sobre mi cabeza y así lo mismo con mis piernas, estiradas a ambos lados, como si fueran a separarme cada articulación con tan solo tirar de las cuerdas. El tiempo se me estaba acabando si no pensaba en algo rápido, pero ¿Qué podría hacer?
Una persona a cada lado de mis piernas y manos. En sus manos tenían unas estacas y mazos de madera. No sabía si estaba de verdad llorando o me acariciaba el viento gélido de la noche. Trague saliva, ya nada podía hacer, pero ¿Por qué en el fondo escuchaba gritos? Ya no estaba cerca, sino lista para morir lentamente. El sudor de mi perlada frente, caía por las sienes, yo miraba a la nada, en realidad ya mis oídos solo captaban el sonido de desgarramientos en la ropa, golpes, las estacas y mazos siendo precipitados al suelo, las luces de las antorchas balancearse de un lado a otro mientras yo parecía ir perdiendo el conocimiento, mis muñecas ya en ellas no sentía nada de dolor y sueltas andaban al igual que mis pies. Los gritos terminaron por ser lo último que escuche antes de caer mareada en la madera, pero unos ojos carmesí se clavaron en los míos, con colmillos grandes de acero y su fuerte mentón rociada con la sangre inocente de unos guardias. Fui alzada en sus brazos, con suavidad hasta que por mi misma me acurruque en su pecho sin decir palabra alguna. Ya no tenía fuerzas para seguir con los ojos abiertos. La oscuridad llego. Me comió y termino por darme al fin un sueño eterno.
Desde entonces, habían ocurrido varios sucesos, que nos llevaron a tomar caminos diferentes por el que al final, después de cuatro años llegue a París como un alma renacida de las cenizas de una chica maltratada. De alguien a quien se le oculto el verdadero origen del que procedía. Logre a enterarme de que era la bastarda y maldita de aquella familia. Aquello me dio curiosidad, pero eso es otra historia. Ahora estaba en esta ciudad, para pagar la deuda que le debía a aquella persona que me había salvado. Gracias a esa persona, muy a mi pesar, era libre. Era yo misma y disfrutaba con ello. Era Shina...
La primera vez, que supe que algo malo había en mi familia, fue cuando encontré en mi alcoba, a la edad de 13 años, diminutas plumas esparcidas por el colchón del futon en la que dormía. Extrañada no supe que hacer al respecto que lo deje sin que perdiera forma. Aquella noche no pude dormir finalmente, seguramente para comprender lo que era el miedo. Padre siempre decía que tenía que aprender a defenderme del miedo y del perro del vecino, pero nunca en mi vida sentí aquella sensación que en mi pecho, hasta entonces no ha desaparecido. La sensación de que alguna vez, aquel miedo pueda comerme entre las sombras por las que me muevo yo ahora. Lo de las plumas en el futón, deje de darle importancia. Quizás se habría roto la sabana que lo cubría sin darme cuenta por la noche, me acerque a un espejo de cuerpo entero y me sacudí con un abanico las plumas de mi espalda, estas cayeron al suelo. Eso paso cuando tenía 13 años.
Las noches con ese mal augurio fueron siendo consecutivas, una detrás de otra, sin parar. Hubo noches en las que soñaba que volaba por los campos en la noche, por las montañas soñaba que volaba yo a noche abierta bajo el fulgor de la luna iluminándome mi camino. Cuando soñaba que volaba libre, de reojo observe algún aura negra, vestida en plumas oscuras y gruñendo con otra voz que no era la mía. Me extrañe, porque en el aire vi a mis padres corriendo detrás de mí, pero yo solo huía volando con una voz que no era la mía, pero enseguida volví a mi alcoba y enseguida el sueño se terminaba, despertándome y levantándome de nuevo con la espalda emplumada. Era una broma pesada, pero después de dos semanas, empecé a pensar que algo era extraño en mí. Para entonces, antes de que esos sueños aparecieran, mi abuela nos había dejado, yéndose al más allá. Me sentía muy unida a ella y me entristecí muchísimo cuando aquello ocurrió. Entonces aquellos sueños comenzaron a aparecer.
Con 14 años de edad, al año siguiente mi madre dio a luz a un bebe precioso, ¡Qué bien! Otro más en la familia. Se parecía más a mi padre, pero en los ojos a los de mi madre. De todas maneras era uno más de la familia y entonces mis sueños cambiaron a unos más felices. Seguía volando eso si por los campos, pero ahora el sol brillaba por todos lados y tampoco iba teniendo restricciones alguna para poder volar a mi aire. Tan solo que cuando me despertaba...algo de nuevo le ocurrió a mi futón. Quemado y lleno de ceniza estaba. De tantas noches fue que tuve que dormir con las plumas negras, que ahora no me acostumbraba a esta broma. Para entonces comencé a estudiar aquello que en mis sueños veía, que es lo que significaban, pero para cuando leía interesada en la sala de estudio del palacio imperial, un libro sobre criaturas de la mitología de nuestros tiempos, unos guardias enseguida me apresaron sin ni siquiera yo saber porque me hicieron aquello.
Me llevaron sin poder defenderme en ningún momento. Me movía con insistencia, pero nada, seguía apresada y siendo llevada hasta aquel que era mi padre. De algún modo me miraba que hacía que no me gustase estar frente a él. Vi que se levantaba de su trona, que se acercaba a mí y me regalaba un regalo a la violencia haciendo que quedara mirando a un lado, dolida por mi mejilla derecha cual fue golpeada. Me dijo “asquerosa” “Impura” ”Deforme” ¿era eso lo que en realidad era? ¿Por qué mis sueños no vi cosa tal parecido? De estar frente a mi padre me llevaron a un convento, después pase dos años como si fuera la novicia perfecta, pero en cuanto llegaban las noches, aquellos oscuros sueños volvían a aparecer, aquellos sueños extraños solo eran con el cielo nocturno sobre mi cabeza, sombras y más sombras. En algunos sueños veía un resplandor dorado bajo mis pies, iluminando los tejados de los hanamachis por los que volaba en sueños. Sueños en mi opinión, pero con el paso del tiempo, en aquellas horas libres en las que las noches me dejaban estudiar y entrenar por mí misma, llegue a descubrir sobre la existencia de ciertas criaturas míticas. Estas en cambio, podían transformarse en animales ya sea por un hechizo, descendencia o simplemente que una maldición que no se ha corrompido, sigue aún vigente hasta que algo cambie en ella.
Después de dos años, allá cuando tenía 16 años, yo me preguntaba cuales eran los problemas en mi caso. Una noche en la que el sakura en los meses de primavera florecía sin cesar, decidí pensar en qué pasaría si pudiera vivir esos sueños de verdad. Ya a tanto llegaba mi imaginación que el ver la luna como a una semejante, me hacía pensar en que debía salir al vuelo y el grito de una de las jóvenes de las que habitaban conmigo, hizo que me distrajera de observar a la luna, haciendo que corriera hacia el lugar en donde el grito apareció alzando al vuelo... ¡VOLABA! ¿Cómo lo hacía? ¿Cómo...? Volaba por el aire, con grandes plumas en un fuerte dorado y rojizo, unas patas estrechas y Marrones como las ramillas de los arboles. Volaba y planee un poco por los altos campos transformada en algo que desconocía de ello, escuchaba a los aldeanos decir “¡UN FENIX!” “El ave vendrá a bendecirnos” Escuché oir mas y mas veces, pero en cuanto me puse sobre uno de los tejados, la gente se reía por las idioteces que dijeron esos aldeanos. "Los Fenix no existen" "Son solo leyendas, y la diosa Amaterasu solo bajaria en forma de ave si fuese solo para quemar nuestra aldea" "Es solo un ave dorado. Un faisán dorado de los que traen mala suerte" Termino po decir uno de los aldeanos de nuevo y alce al vuelo para esquivar una piedra que iba hacia mi. ¿Eso era lo que era?
¿Un ave? Aquello se me quedo en mi mente grabado y el recuerdo de las plumas en mi habitación hace semanas atrás comencé a pensar que ya desde pequeña, que desde el año en que cumplí 13 años, podría estar comenzando a manifestar el don que los dioses me habrían dado al nacer. Seguía volando, pero aun no conseguía manejar, no sabía controlar el aire, estaba bastante nerviosa por lo que en un momento por el que pasaba sobre la copa de un árbol cerca de la entrada de las montañas, mi forma aviar desapareció haciendo muestra nuevamente de mi forma humana, cayendo sobre las ramas, rebotando en ellas y cayendo sobre unos arbustos haciéndome varios cortes y después de todo, viéndolo todo muy, muy oscuro.
Al cabo de una semana vi que desperté en un lugar demasiado cruel para una muchacha de 16 años. Aquella habitación no tenía ni espejos ni ningún tocador bonito. Era todo de madera y el suelo de tatami con papel de bambú. Vestía un harapo andrajoso y mis piernas llevaban unos grilletes. ¿Qué? ¿Qué pasaba? Allí en esa habitación no vi ninguna puerta excepto un ventanal circular que daba vistas al mar. La ropa que llevaba puesta, no era las de una novicia, o las de una princesa o las de una emperatriz. Mi cabello sin poder ver el estado en el que estaba, la note a falta de mis cabellos largos, no los veía bailar alrededor de mis hombros o del aire, con mis manos toque mis cabellos regalándome la sorpresa de que me llegaba por las orejas. ¡ERA DEMASIADO CORTO! ¿Qué HABIA PASADO? Me pregunté nuevamente.
¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo?.....
Miedo. Sentía ahora ese dolor en mi pecho del que me hacia huir de la luz de aquel gran ventanal en torno a un mar de lagrimas saliendo de la profundidad de mis ojos oscuros como la noche. Lloraba y lloraba, fui a golpear la ventana, aquella circular que no se rompía y cuando estaba casi al límite, desde arriba de mi cabeza, todo el pienso para un animal enjaulado como ave cautiva, se expandió abiertamente a mis pies. Se cerró aquella salida. La salida que podría sacarme a vivir libre. Mi libertad con 16 años, me había sido arrebatada, pero con todo ese pienso ¿Yo que hacia? ¿Para quién era? Para un pájaro, aquel pienso seria más que suficiente, pero ¿Acaso no sabían que yo era humana? Esa noche me quede sin comer apenas, quizás para sentir el sentirse sola ante ninguna ayuda en la que arrimarte para olvidarte del mal por el que pasas en un delicado instante.
Pero el sonido de las piedras resonando en el ventanal, me hizo ver que en el exterior, demasiada gente se amontonaba con antorchas, palos y hoces entre sus manos, vestidos con galas de seda blanca y kanjis en sus pechos como simbolizando a alguien. Abrí de par en par los ojos cuando se trataban de empaladores, los sacerdotes del templo y algún que otro sádico y de fondo, en un gran altar con tres sillones de gran lujo, había tres personas, mi padre en el medio, rechoncho y feo y con cara de pocos amigos, mi madre a su izquierda en cambio, no tenía apenas ninguna expresión de la cual pudiera explicar, y la tercera persona, no sabía quién era y esta enseguida pareció notar mi mirada en él, me miró y enseguida me escondí ágilmente entre las sombras. Trague saliva e inmediatamente varios guardias aparecían en la habitación para lo que parecía llevarme a aquel lugar en donde todos estaban reunidos. No, yo me resistía, pero al final me empujaron contra mi voluntad para después, con ambos brazos sujetos seguir sacándome del lugar, sacándome hacia los jardines donde se reunían todos. Sin apenas con nada de piedad, me tiraron frente a aquel trono en el cual se sentaban mi padre, mi madre y aquel hombre al cual evite mirarlo de nuevo. No podía a causa de lo avergonzada que estaba, no quería saber el porqué de este maltrato hacia mí.
No me arrodillaba, pensé en no hacerlo, no lo merecía, pero al ver ellos en mí que no lo hacía, fui recompensada con un latigazo sobre los harapos con los que vestía, grite con fuerza, cayendo de rodillas y apoyando mis manos contra el suelo para amortizar la caída. El estruendo de las risas resonó de repente de todos los que había en aquel lugar. Yo escondía mi rostro de las lágrimas que salían enseguida de mi rostro, aun encorvada en el suelo haciéndome daño contra el suelo en mis desnudas rodillas. Otro latigazo recibí ahora sin motivo alguno, ahora ¿Qué me falto por hacer? No tenía idea, jugaban a costa de que yo no podía defenderme, no tenia con que podría servirme para llegar a escapar y meterme en mis sueños no podía ahora mismo. Tendría que estar despierta. Los latigazos enseguida cesaron en cuanto el que era mi padre lo ordeno al instante con una mano alzada, yo alce mi mirada hacia arriba y vi de reojo a aquella persona de la cual me escondí momentos atrás. Todos me miraban con firmeza, mi padre o al menos quien gobernaba esa noche, ofreció a todos con su mero discurso para luego extenderlo con palabras de desprecio hacia mí y finalmente, sentenciarme a muerte por lo que era, un ser deforme. No quise dejar de mirar al hombre de hace unos instantes, no quise dejar de mirarle hasta que uno de los guardias me abofeteo en el rostro, me volvían a sujetar de las extremidades superiores para atármelas con cuerdas y sujetarme las manos para que quedara sin poder huir. Como un pájaro al que le cortan las alas. Como a una serpiente que le dejan sin poder deslizarse. Como a un pobre animal maltratado por estar insultando a la naturaleza o a alguna familia en particular como supuestamente, en el discurso de mi padre había dicho. Así que era eso. Deshonrar a la familia era el crimen que al parecer había estado cometiendo hace tanto tiempo y yo sin saberlo. Habría estado todo planeado para el encuentro de esta noche.
-....y por ello...el empalamiento será tu castigo por infame en esta familia...y por no haber encontrado la manera de encontrar descendiente adecuado para esta familia....-Replico como punto final aquel al que llamaría por última vez “padre”
Ya no podía mas, parecía estar todo perdido. Ya mi mirada era apenada y sin color.
-¡Aagh!-Gemí de dolor. Las cuerdas seguían atadas a mis muñecas sin dejarme poder escapar mientras que el dolor en mi espalda seguía creciendo de sobremanera en que mis gritos de dolor comenzaban a coger volumen. Ya alguna gente paro de reírse, los guardias seguían sujetándome. Comencé a respirar agitadamente, note como la tersidad de mi piel comenzaba a sustituirse por un plumaje distinto al que vestía en ese momento. Me vieron y enseguida los guardias asustados soltaron las cuerdas que me mantenían presa, dejándome caer en el suelo y a mitad de un leve cambio. La tersidad de mi piel volvió en sí, volvía a tener la suavidad de mis piernas desnudas y dañadas por varios moratones. La sonrisa burlona al que se hacía llamar mi padre, se hizo más notoria. Obviamente él sabía lo que me pasaba y había esperado hasta entonces para que me transformara en lo que fuese a través de sentir el dolor en mi cuerpo. Nadie hablaba en ese momento. Mire a todos los que estaban allí, se alejaban a cada inofensivo movimiento que hacía. Se alejaban todos, excepto los que reinaban allí y aquel hombre que me miraba igual que un Oni. Él al menos era ajeno a todo esto. ¿Cuál era su propósito en este espectáculo?
De nuevo la cosa volvió a estabilizarse, pero de nuevo fui atrapada de cuerda a cuerda y mi mirada veía a aquel hombre que parecía dar ciertas ordenes a varios de sus guardias, no escuche que decían y mi mirada era en ese momento algo asustada. De todas maneras pensé en escapar, pero apenas me podía sostener en pie para echar a correr y salir de aquel lugar. Volvía a mirar a aquel hombre, pero ahora tiraban de mí, para llevarme hacia otro lugar al que había más allá de los muros de palacio. Me arrastraban, tiraban de mi, mire hacia atrás en busca de ayuda en los ojos de aquel desconocido que ni se había inmutado a nada de lo que me paso. Le miraba y de nuevo comencé a llorar-...tasukete!..-Grite al aire, grite y grite una y otra vez en busca de apoyo. No quería morir.
De esta manera no quería ser libre, pero ya era demasiado tarde para cuando me metieron dentro de una sala oscura, con cuatro antorchas a los lados y una mesa cuadrada en el centro en el que enseguida me tiraron de inmediato sobre ella, me cogieron de mis muñecas para ponerlas sobre mi cabeza y así lo mismo con mis piernas, estiradas a ambos lados, como si fueran a separarme cada articulación con tan solo tirar de las cuerdas. El tiempo se me estaba acabando si no pensaba en algo rápido, pero ¿Qué podría hacer?
Una persona a cada lado de mis piernas y manos. En sus manos tenían unas estacas y mazos de madera. No sabía si estaba de verdad llorando o me acariciaba el viento gélido de la noche. Trague saliva, ya nada podía hacer, pero ¿Por qué en el fondo escuchaba gritos? Ya no estaba cerca, sino lista para morir lentamente. El sudor de mi perlada frente, caía por las sienes, yo miraba a la nada, en realidad ya mis oídos solo captaban el sonido de desgarramientos en la ropa, golpes, las estacas y mazos siendo precipitados al suelo, las luces de las antorchas balancearse de un lado a otro mientras yo parecía ir perdiendo el conocimiento, mis muñecas ya en ellas no sentía nada de dolor y sueltas andaban al igual que mis pies. Los gritos terminaron por ser lo último que escuche antes de caer mareada en la madera, pero unos ojos carmesí se clavaron en los míos, con colmillos grandes de acero y su fuerte mentón rociada con la sangre inocente de unos guardias. Fui alzada en sus brazos, con suavidad hasta que por mi misma me acurruque en su pecho sin decir palabra alguna. Ya no tenía fuerzas para seguir con los ojos abiertos. La oscuridad llego. Me comió y termino por darme al fin un sueño eterno.
Desde entonces, habían ocurrido varios sucesos, que nos llevaron a tomar caminos diferentes por el que al final, después de cuatro años llegue a París como un alma renacida de las cenizas de una chica maltratada. De alguien a quien se le oculto el verdadero origen del que procedía. Logre a enterarme de que era la bastarda y maldita de aquella familia. Aquello me dio curiosidad, pero eso es otra historia. Ahora estaba en esta ciudad, para pagar la deuda que le debía a aquella persona que me había salvado. Gracias a esa persona, muy a mi pesar, era libre. Era yo misma y disfrutaba con ello. Era Shina...
Datos Extras:
{~}No suele hablar demasiado. Solo con sus "conocidos"
{~}Obtuvo conocimientos de las artes marciales gracias al lider del Clan Asakura, aparte ella heredó las nueve tradiciones marciales antiguas del Japón (Ryu), entre ellas tres de origen ninja, y seis de origen samurai, pero sobre todo es experta en el Ninjutsu (arte de guerra japonés del espionaje.)
{~}De esas discuplinas conoce 15:
{~}Obtuvo conocimientos de las artes marciales gracias al lider del Clan Asakura, aparte ella heredó las nueve tradiciones marciales antiguas del Japón (Ryu), entre ellas tres de origen ninja, y seis de origen samurai, pero sobre todo es experta en el Ninjutsu (arte de guerra japonés del espionaje.)
{~}De esas discuplinas conoce 15:
- Spoiler:
- [left]Taijutsu: Manejo del cuerpo; movimientos, desplazamientos y combate desarmado.
Kenjutsu: esgrima de sable, incluyendo la ninjata o shinobigatana.
Bojutsu: técnicas de lucha con bastones de diversos tipos o tamaños.
Shurikenjutsu: lanzamiento, manipulación y combate con elementos cortapunzantes.Kusarijutsu: manejo de cadenas, solía usarse la Kusarigama, una hoz japonesa con cadena y contrapeso en el extremo o la Kusarifundo, una cadena extremadamente larga.Bajutsu: equitación, lucha y técnicas a caballo.Kuji Kiri: poscisiones esotericas de manos las cuales dotaban al Ninja de habilidades sobre humanasSuiren: lucha, combate y tecnicas en el agua.
Cho Ho: espionaje.
Shinobi Iri: ocultación y camuflaje (en todo tipo de climas y ambientes exteriores e interiores).
Inton Jutsu: infiltración.
Henso Jutsu: caracterización, interpretación y disfraces.
Ten Mon: meteorología.
Chi Mon: geografía.
Seishin Teki Kyoyo: desarrollo espiritual.
{~}Viste de negro aunque, con alguna salida de algun tono rojo.
{~}En teoría, ella ya es consciente de su "condición" aviar, pero lo que no sabe, es que tiene cicatrices en la espalda, en forma del esqueleto de unas alas que solo reviven cuando se transforma en su forma animal.
{~}Duerme con un tanto(daga oriental)bajo la almohada, por si acaso.
- Spoiler:
Última edición por Shina el Sáb Mar 24, 2012 7:51 pm, editado 11 veces
Shina- Cambiante Clase Baja
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Re: {Shina} El silencio de tu vida...
CUANDO TERMINES TU FICHA VUELVE A POSTEAR AVISANDO PARA QUE UN MIEMBRO DEL STAFF PASE A REVISARLA, GRACIAS.
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: {Shina} El silencio de tu vida...
TE ENVÍO UN MP
Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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Re: {Shina} El silencio de tu vida...
Editado. Espero que todo esté en orden.
Shina- Cambiante Clase Baja
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Re: {Shina} El silencio de tu vida...
FICHA APROBADA
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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