No todas las almas son buenas... {LIBRE}

-La tranquilidad de aquella plaza era parecida a Japón, solo que en japón los vastos paisajes eran incapaces de llenar tus globos oculares sino que te hacian sentir más miserablemente efímero de lo que ya era la raza humana, ahora mismo los árboles se mecían mientras el frío palpaba su piel como toques inocentes aunque él estaba acostumbrado a las bajas temperaturas tampoco era de piedra para no sentir que sus labios se secaban por la acción directa del aire fresco, odiaba la naturaleza pero a la vez la amaba porque le gustaba sentirse insignificante y al mismo tiempo demostrarse a sí mismo de que no lo era.

Estaba en un banco con una taza de plástico de cafe volviendo a mirar hacia el frente, nadie había osado acercarse a el muchos le conocían especialmente los ricos porque era un hombre eficaz en sus cáculos matemáticos, podía impulsar un negocio en la banca rota hasta el punto que la persona pobre se transformase en rica siempre y cuando en el momento de alcanzar la cima pagase sus honorarios, muchos aceptaban gracias a eso él se habia hecho doblemente rico gracias a que la gente se volvía más competitiva.

Al ser mas rico querían tener más cosas para que la gente pudiera venir más , ellos mismos rechazaban a los pobres para dejar paso a los ricos, Daito sonrió para si mismo pues el dinero hacia que cualquier persona se olvidase de sus raíces, bebió un sorbo de su café sin apurarlo aprendiendo desde siempre que quien apuraba sus bebidas lo único que conseguía no era tiempo sino que su cuerpo no disfrutase de esos momentos, si tenía que rendir había momentos donde su cabeza debía estar completamente vacía.

Contempló a una mujer, parecía extrañamente pura mientras tocaba la nieve o disrutaba del frío era la única que disfrutaba lo que la hacía de clase alta, solo le prestó unos momentos de atención centrándose de nuevo en su café, solo con bastante concentración en cafeina, sentía todos sus poros despertarse pero estaban tranquilos observando a las hojas moverse o a los árboles pelones quejarse de que su vestimenta se iba quedando en menos hasta quedar finalmente desnudos, después de un momento se levantó cuando habia descubierto que no habia nada más de café solo el aroma perduraba como testigo de que esa taza había servido para algo.

Recorrió con la mirada una vez más a la mujer que estaba en la misma plaza que él volviendo a sentarse en su sillón, de la nada alguien gritó "al ladrón" descubriendo a los pocos minutos que un hombre de unos treinta y pocos de edad se habia hecho con un bolso emprendiendo ahora su huida, movió su dedos crujiéndolos sintiendo el poder, era japonés el arte de la pelea fluía por todos sus músculos volviendole una especie de dios para muchos de los viandantes, sus peleas más importantes las hacía él, los duelos, la fama en la pelea por eso se puso en pie a pesar de que el ladrón le apuntaba con una navaja y le hacía señales para que se moviese él no lo hizo.

No porque quisiera ayudar a aquella desgraciada, ni le importaba pero despues de haber consumido algo de azucar le gustaba hacer ejercicio, esquivó aquella navaja con hábilidad tomando por la muñeca al ladrón, acto seguido un sonoro chasquido indicaba que le habia roto la muñeca y su rodilla se había hincado con violencia en el vientre ajeno, el ladrón expulsó saliva de sus labios debido al ronco gemido de dolor cuando se cayó el suelo descubriendo que todo su cuerpo dolía. La policia no tardó en venir viendo asombrados a Shunsuke que con un solo movimiento apenas visible para muchos había derrotado a aquel ladrón- Dejen de mirarme y hagan su trabajo -la frialdad de su voz hizo que los policias asintieran rapidamente mientras que él, volvía con tranquilidad visible hacia su asiento-