Maurice Tailleferre

Edad: 45 años

Especie: Humano/Brujo.

Clase Social: Alta.

Cargo: Profesor de literatura medieval y filología en el College de France.

Orientación Sexual: Pansexual.

Lugar de Origen: París, Francia.

Habilidad/Poder:

Hechicería: Habilidad para hacer que cosas sucedan ya sean a favor o en contra de alguna persona por medio de conjuros, hierbas y pociones.

Necromancia: Habilidad que consiste en la adivinación mediante la consulta a los muertos y sus espíritus o cadáveres. Uso de los muertos a su favor.

Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.


Descripción Física:

Lo primero que destaca cuando se mira a Maurice es su estatura. Su metro con ochenta centímetros no es fácil de ignorar, y menos aún cuando se combina con otros rasgos físicos tan peculiares como atrayentes. Uno de ellos es su marcada delgadez: tanto su torso como sus extremidades parecen obra de El Greco, por su aspecto alargado, de músculos claramente marcados bajo la pálida piel, que le dan ese aire ligeramente atlético y muy elegante a su cuerpo de 45 años.

Si se le observa con más detenimiento, se puede notar la belleza de unas manos de dedos largos y finos, que cualquiera confundiría con las de un artista, pues claramente se nota que no han sido hechas para desempeñar labores pesadas, aunque no sean frágiles ni femeninas.

Por otra parte, su rostro alberga unos ojos color azul acero que emanan magnetismo y dejan asomar una frialdad interior difícil de calcular en un primer vistazo; enmarcados por cejas delgadas, perfectamente definidas, y unas largas pestañas, aparecen misteriosos y profundos, como si fueran capaces de escudriñar los más oscuros pensamientos de quien le observa.

Sin embargo, no son los ojos el único detalle que contribuye a crear esa sensación de desasosiego aunado a cierta atracción morbosa provocada por el semblante del brujo. Los marcados pómulos, la nariz larga y fina y los labios rojos perfectamente dibujados añaden cierto aire de juventud que hacen imposible calcular su edad exacta y le confieren un toque de ambigüedad a su físico ya de por sí deseable para ambos sexos.

Su cabello puede aparecer arreglado de distintas formas, ya sea muy corto y pulcro o largo y de aspecto más bien desaliñado, aunque nunca sucio. El color también llega a variar (a veces negro azabache, rubio otras) provocando el desconcierto de quienes creen conocerle y lo ven habitualmente. Estos cambios se deben a sus experimentos con algunas extrañas sustancias (la ingestión o la mera exposición física a éstas suele influir en este punto de su apariencia).

Finalmente, el complemento inevitable es el atuendo de color oscuro (independientemente del estilo que porte) que realzan la blancura casi fantasmal de su piel. Suele usar trajes de corte sencillo y conservador, pues le da muy poca importancia a la indumentaria, aunque debido a su posición y puesto, no puede permitirse el lujo de ignorar por completo dichas minucias.

Spoiler:

Descripción Psicológica:

Desde una edad muy temprana, Maurice demostró ser poseedor de un temperamento más bien frío. Nunca manifestó afecto hacia alguien, pero tampoco odio ni ninguna otra emoción intensa, aunque eso no es necesariamente una señal de que sea incapaz de albergarlas en su interior. No siente la necesidad de rodearse de otras personas, mostrándose reservado y hasta hostil cuando alguien intenta acercarse a él. Sólo mantiene el contacto preciso para aparentar cierta normalidad ante el mundo y poder llevar una existencia libre de intrusiones.

Aprendió a observar calladamente lo que sucedía a su alrededor, registrando los hechos de una manera objetiva que provocaría la envidia de cualquier científico. Es capaz de memorizar y reproducir lo que escucha y mira con una facilidad pasmosa. Tiene un espíritu ávido de conocimientos nuevos, una curiosidad que debe ser saciada sin importar las consecuencias, aunque rara vez llegan a salir de su control. Calcula todo cuidadosamente, planea con detalle cada uno de sus pasos y siempre sabe con certeza lo que desea.

Hombre astuto y determinado, rara vez no cumple con sus objetivos una vez que se los ha planteado, y es capaz de valerse de los medios que considere necesarios para ello, sin remordimiento alguno. Tal vez aquí quepa aclarar que posee una veta de crueldad que descubrió cuando comenzó a realizar experimentos con seres vivos. Le resulta fascinante ver las reacciones de una criatura que padece dolor o angustia y analiza cada una de ellas con sumo detalle, con mucha curiosidad y ninguna empatía.

Es organizado y disciplinado, no soporta el desorden físico ni mucho menos mental. Desprecia cualquier cosa (o persona) que se rija por el caos. No es capaz de permanecer en presencia de gente cuyo intelecto considera inferior, por considerarlos indignos de aportar algo trascendente. Detesta desperdiciar su tiempo en acciones sin un fin específico; no obstante disfruta de la música y las representaciones teatrales, siendo éstas las únicas actividades en las que se permite un instante de esparcimiento. Lee mucho; desde literatura de todas las épocas, historia y filosofía, hasta obras de carácter práctico (grimorios, compendios de hechicería y ocultismo) cuyo estudio es fundamental para el desarrollo de sus habilidades.

Frente a la gente con la que se ve obligado a convivir en el día a día, mantiene una fachada de encantadora cordialidad. Las personas suelen caer fascinadas ante sus exquisitos modales y su aspecto misterioso. Conciente de su don para atraer a las personas, lo usa siempre que le resulta conveniente.

A pesar de su frialdad, no es un ente inhumano. Detesta equivocarse y es capaz de sentirse profundamente frustrado e irritable cuando las cosas no salen como él las planea; sin embargo, no suele hacer grandes desplantes por ello. Dentro de estas flaquezas debe considerarse una faceta más bien oscura y casi nunca vista de Maurice: cuando algo cautiva su atención es capaz de obsesionarse con ello casi al punto de enloquecer… incluso si se trata de una persona.



Historia:

Cualquier nigromante sensato sabe que no siempre se puede confiar en la palabra de un espíritu; pero tras la insistencia de Cathbad, el cauto Maurice no pudo ignorar más las advertencias que recibía.

Cuando descubrió los cuadernos de Philippe, estuvo a punto de enfurecer. Aquello no podía sino considerarse como una traición y una intromisión imperdonable, pues el novato no se limitaba a llevar un registro de los conocimientos que había adquirido hasta el momento, sino que se deleitaba plasmando sus impresiones sobre lo que creía saber de la vida de su maestro.

Maurice sabía que su joven discípulo no podría saber tantos detalles sobre él, a menos que alguien se los hubiera revelado, por lo que concluyó que la afrenta (inconciente o no) era obra de un espíritu. Era una lástima que el estúpido de Philippe no se hubiera resistido a escucharlo; de lo contrario, todavía se encontraría con vida… una verdadera lástima.

Los ojos fríos del brujo se pasearon una y otra vez sobre las notas del chico muerto, leyendo los acontecimientos de su vida narrados por alguien cuya ingenuidad no dejaba de sorprenderlo. “Tal vez haya sido mejor así”, se dijo por fin.


2 de mayo de 1785

La noche pasada un fantasma se me apareció mientras caminaba desde el colegio hacia la casa del maestro Tailleferre. El espíritu aseguraba ser un alma muy vieja y dijo que tenía muchas cosas que contarme sobre mi mentor.

Al principio quise ignorarle, pero aquel ser no dejaba de importunarme con sus palabras y por fin le respondí que estaba dispuesto a escucharlo. Quizá fue un error, pero todavía no tengo el poder para hacerle frente o ahuyentarlo, mucho menos ordenarle que se aleje. No tengo idea de sus intenciones, pero debo confesar que me intriga saber más sobre el maestro.


6 de mayo de 1785

El espíritu se hace llamar Deiotaro. Nunca se hace presente en la casa de Maurice y casi siempre aparece cuando estoy a punto de largarme a la cama.

Hace dos noches comenzó a relatarme una historia que no parece guardar relación alguna con Maurice, aunque supongo que debo esperar a que termine para averiguarlo. La idea me enerva un poco, pero tengo que admitir que si miente, es una mentira que parece tener mucho sentido. A continuación transcribiré lo que me ha dicho.

“Tú crees conocer a Maurice, pero apenas has visto una fachada. Ni siquiera las noches que han compartido tan… apasionadamente… son suficiente motivo para que él decida contarte todo. Pero es por eso que he decidido hablarte. Cuando termine mi historia no habrá un detalle sobre tu maestro que ignores.”

Aquellas palabras me inquietaron, adivinaba cierta malicia en ellas, pero no tuve la fortaleza de detener al fantasma y escuché pasivamente.

“La historia comienza un siglo antes de su nacimiento. Cuando un grupo de brujos necios y anacrónicos que todavía se dedicaba a buscar el elixir de la vida como los viejos alquimistas cayó en la cuenta de que existían seres que poseían esa característica tan ambicionada por ellos: la longevidad.

Los brujos no ignoraban la presencia de aquellas criaturas, pero hasta entonces habían preferido mantenerse a una prudente distancia de ellos, dejándolos existir a su antojo, a cambio de la misma prerrogativa.

No obstante, el grupo del que te hablo, estaba cegado por el poder que prometía contar con una juventud extendida más allá de lo humanamente posible y el mundo que se abriría ante sus ojos. Todos buscamos perdurar de alguna forma, ¿sabes?, sólo que algunos no se contentan con los medios que la naturaleza nos ha dado para ello. Pero me estoy desviando del tema, tendrás que disculpar a este viejo espectro, muchacho.

Te decía… así fue como esos cuatro brujos tomaron la decisión de buscar la esencia de la mítica poción en la sangre mágica (o maldita, si lo prefieres) de los llamados cambiaformas, de los hombres-lobo y los peligrosos vampiros. Comenzaron buscando criaturas jóvenes o recién convertidas, a las que podían someter fácilmente con sus poderes; los apresaban e inmovilizaban por medio de poderosos conjuros y utilizaban su sangre (en ocasiones también su carne y otros fluidos) para experimentar de distintas formas; pero hubo muchos fracasos. Uno tras otro, perecían los desdichados sobrenaturales que caían en las garras de estos hombres sin escrúpulos.

Pronto aquellos crímenes dejaron de ser un secreto. Cuando otros magos se enteraron de lo que el grupo estaba haciendo, los amenazaron con perseguirlos hasta el exterminio si no se detenían; pero ellos simplemente ignoraron lo que les decían y continuaron cazando, experimentando y registrando sus fallas y sus avances.

El fin no tardó en llegar. Los miembros de una respetable casa de hechiceros que se oponían a tales aberraciones, atacaron a los que habían comenzado a llamar ‘Los sacrílegos’; todo en pos de una frágil paz que el resto de los hechiceros no podían darse el lujo de perder. La pelea no duró demasiado, los atacantes superaban en número a los atacados, e incluso contaron con la ayuda de algunos sobrenaturales en aquella tarea. ‘Los sacrílegos’ perecieron y su guarida fue destruida, pero quedó un vestigio de su obra, sepultada en un sitio secreto, de donde fue rescatada hace sólo 20 años, por tu querido mentor. Pero me estoy adelantado. Esto ha sido sólo un pequeño preludio. ”

Deiotaro se detuvo, diciéndome que volvería dentro de algunas noches para contarme el resto del relato. Me sentí cansado y extraño. No pude conciliar el sueño y me reconcomía la culpa por no contarle a Maurice lo que había sucedido… supongo que el fantasma había picado mi curiosidad más de lo que creía.


Maurice cerró el diario. Claro que él sabía toda esa historia. El mismísimo Cathbad se la había contado antes de guiarlo al sitio donde estaban los viejos pergaminos encuadernados que contenían las notas de ‘Los sacrílegos’; pero el espíritu jamás le había dicho nada sobre otros… ninguna mención a este Deiotaro, por lo que esperaba que en las siguientes páginas se revelara su verdadera identidad, si es que Philippe había conseguido averiguarla.


9 de mayo de 1785

Durante todo este tiempo no he podido dejar de pensar en esa historia. Hasta la fecha el maestro sólo se ha dedicado a enseñarme cómo leer los antiguos grimorios, a realizar conjuros y a clasificar las plantas por sus efectos. Es casi una extensión de lo que hacemos en el colegio, pero con la ligera variante de que allí habla de estas cosas como si fueran supercherías; es divertido, hasta cierto punto. Justo ahora me encuentro esperando la llegada del espíritu. Quiero saber más, aunque digan que la curiosidad mató al gato.


11 de mayo de 1785

No fue sino hasta ayer que Deiotaro volvió. Tenía un aspecto mucho más nítido que las veces anteriores, lo cual puede significar que se está fortaleciendo.; pero no le tengo miedo… siempre puedo contarle a Maurice y enfrentarlo a su lado, si es que el fantasma busca hacerme algún daño. Sinceramente, no lo creo.

De cualquier modo, cuando por fin apareció ante mí, le pedí que siguiera narrándome lo que había prometido. Eso pareció gustarle y se colocó en el sillón frente a mí, como si le hiciera falta una posición más cómoda para ello.

“Aunque no nos demos cuenta, cada acontecimiento de nuestras vidas nos marca de manera permanente, definiendo lo que somos. Eso es mucho más notorio en el caso de tu maestro, pero no comas ansias, estoy a punto de llegar a eso.

La madre de Maurice murió mientras daba a luz a su único hijo; pero su espíritu no podía soportar la idea de separarse del pequeño tan fácilmente, por lo que no se fue a donde quiera que vayan los espíritus de la gente que muere en paz, sino que permaneció a su lado, cumpliendo el papel de ángel guardián. Ante los ojos tiernos y sin mancha del niño, aquella aparición que le hablaba amorosamente, lo arrullaba y le decía lo mucho que los amaba a él y a su padre, era algo absolutamente normal; sin embargo, cuando comenzó a hablar y le contó a su padre sobre lo que veía, el hombre se sintió demasiado confundido y montó en cólera contra su pobre hijo. Después de eso, la mujer decidió hacerse presente también para él, pero lo único que consiguió con ello fue que su pobre viudo perdiera por completo la razón.

Maurice no comprendía lo que pasaba, pues era muy pequeño para asimilar que no toda la gente contaba con la capacidad de ver lo que él veía, y que cuando lograban verlo, su concepción del mundo se alteraba tanto, que muchos no lo soportaban, colapsando del mismo modo en que lo había hecho su padre.

Cuando los abuelos paternos del chico de apenas 4 años se enteraron de lo ocurrido, tomaron a Maurice bajo su tutela, llevándolo a vivir a un ambiente mucho más severo de lo que jamás había conocido… y su padre fue encerrado en un asilo para locos, donde permaneció hasta que cierto día prefirió colgarse, en un arranque de desesperación. Su hijo jamás volvió a verlo.

En su nueva casa, Maurice no fue tratado como un pequeño cuyo dolor de saberse sin sus padres resultara una circunstancia relevante. Casi de inmediato se le asignaron tutores en todas las áreas del conocimiento que eran importantes, pero nadie se dignaba a jugar con él o a proporcionarle un poco de cariño, excepto su madre…

Aquello no pasó desapercibido para quienes rodeaban al pequeño y lo castigaron de formas terriblemente dolorosas para obligarlo a “dejar de mentir”, aunque él no dejaba de insistir, clamando entre llantos que decía la verdad. El fantasma de su madre no pudo soportar que su hijo sufriera de ese modo por culpa suya y una noche decidió despedirse de él para siempre, diciéndole que así sería mejor, que ella lo cuidaría desde otro lugar y que era tiempo de crecer… Sin embargo, aquella puerta no estaba destinada a cerrarse para él.

Antes de seguir, déjame hacer un pequeño paréntesis para explicarte algo de suma importancia respecto a los espíritus, o al menos, de cierto tipo de espíritus. Nosotros podemos hacernos visibles ante quien lo deseemos, pero también podemos percatarnos cuando alguien tiene un don especial para vernos con toda naturalidad, y casi siempre preferimos mostrarnos ante esa gente. Eso mismo sucedió con Maurice, quien tuvo la suerte o la desgracia de toparse con Cathbad, un espíritu casi tan viejo como yo, pero que llevaba mucho tiempo buscando desesperadamente alguien que pudiera realizar sus propósitos materialmente. Por eso cuando intuyó los dones de tu maestro, que aún era un niño, no dudó en acercarse a él para convencerlo de que lo ayudara, aunque de una forma muy sutil.

Tras la dura experiencia de perder definitivamente a su madre, y sin olvidar los horribles castigos que había sufrido al contar lo que veía, el chico aprendió a guardar silencio; por eso nadie supo jamás de las apariciones de Cathbad.

Este espíritu vio el potencial de Maurice, su inteligencia y facilidad al momento de aprender, por ello decidió instigarlo a utilizar ciertas combinaciones de palabras y preparaciones hechas con diversas plantas fáciles de conseguir para hacer que sucedieran ciertas cosas. El pequeño cayó en la trampa del espíritu y se volvió su aprendiz en cierta forma, se estaba convirtiendo en lo que ahora es, un poderoso brujo.

Con el paso de los años, el entonces ya no tan joven Maurice había adquirido muchos conocimientos y era un estudiante ejemplar en el College de France, donde tú lo has conocido. Pronto su sobresaliente desempeño dio los frutos necesarios para llevar una vida cómoda que le proporcionaba también un halo de respetabilidad ante los ojos del mundo; todo lo cual, aunado a la no tan pequeña fortuna heredada de su familia paterna le permitía (y le sigue permitiendo) dedicarse a desarrollar sus poderes sobrenaturales y estudiar lo que los viejos textos dicen al respecto…No es ninguna casualidad que tu maestro sea un experto en textos antiguos… las coincidencias no existen, muchacho, recuerda muy bien esas palabras.

Tal vez ahora te preguntes cuál es el papel de Cathbad en todo esto, además de haberle mostrado las artes de la hechicería a tu querido maestro. Pues bien, ahora mismo te lo diré.

Como ya te dije, este fantasma llevaba muchos años buscando un ser que lo ayudara a realizar sus propósitos… y éstos eran, ni más ni menos, recuperar los apuntes perdidos de ‘Los sacrílegos’, pues él mismo es el espíritu de uno de ellos… el más persistente, quizá… el más obsesivo; él único que no pudo (o quiso) marcharse al momento de su muerte y continuó vagando por este mundo con la idea fija de completar su labor, fuera como fuera. Así, cuando se hizo con Maurice, sus planes comenzaron a tomar forma otra vez, pero primero tenía que instruir al muchacho, llenarle la cabeza con sus locuras… y luego, guiarlo hacia las olvidadas ruinas de su refugio, donde habían permanecido ocultos los libros donde estaban registrados todos y cada uno de los experimentos que entonces realizó el grupo que lideraba.

Y por fin, cuando consideró que su pupilo estaba listo para desempeñar la misión que había fraguado para él, le mostró el sitio y le confió sus motivos, aunque no completamente, por supuesto.

Desde entonces, tu maestro ha intentado reproducir los intentos de aquellos brujos; pero cada vez le es más difícil realizarlo todo él sólo, por eso te ha atraído a su vida… con la esperanza de que seas su aprendiz y el que haga el trabajo sucio. No, no te indignes, también le gustas bastante…tú sabes a qué me refiero.”

Creo que en ese punto mi cabeza daba vueltas y yo no podía creerme lo que Deiotaro decía…era demasiado extraño, demasiado siniestro… o no lo sé… pero no me agradaba la idea de que Maurice pretendiera utilizarme para cazar vampiros u hombres-lobo. Miles de preguntas llegaban en tropel a mi mente y no pude evitar bombardear al fantasma con ellas… tenía que saber qué pieza faltaba, por qué él me estaba contando todo eso…

Él quiso tranquilizarme, relatando el final de su historia, revelándome por fin lo que yo le pedía.

“Entiendo lo que debes estar sintiendo ahora, Philippe… sé que eres un buen muchacho y por eso te desconcierta que tu maestro pretenda pedirte que mates a alguien, aunque no sea del todo humano. Y es precisamente por esa razón que me he acercado a ti, contándote estos hechos increíbles, por que no quiero que los hechos de aquel entonces se repitan. Ahora, aunque no lo parezca, los riesgos son mucho más grandes: las criaturas se organizan en sociedades para protegerse de los cazadores y la actividad de la Iglesia a través de la Inquisición están cobrando nuevas fuerzas, buscando el exterminio de todos aquellos seres que considera engendros del demonio, incluidos los brujos (o hechiceros, magos… como prefieras llamarlos) como Maurice.

Yo soy el espíritu de uno de esos seres que fueron asesinados por ‘Los sacrílegos’… yo busqué venganza por largos años, pero descubrí que era inútil si todos esos brujos habían muerto… hasta que un día descubrí que Cathbad rondaba este mundo, al igual que yo…hasta que descubrí que planeaba repetirlo todo.

Ahora puedes creerme o no, pero preferiría que sí. Todo lo que te he dicho es verdad… lo que menos importa es cómo he logrado saberlo. Mis intenciones no son perversas, sólo pretendo que me ayudes a detener a Maurice, que lo convenzas de no continuar por esa senda…”


Yo no sabía qué decir, pero con tal de que esa noche me dejara solo, acepté ayudarle… y cuando por fin se marchó, me tumbé en la cama y me dormí, esperando no tener pesadillas.


15 de mayo de 1785

No he tenido el valor de hablarle a Maurice de todo lo sucedido, de todo lo que me contó el fantasma… y también me la he pasado tratando de evadir a Deiotaro, aunque presiento que me observa muy de cerca.

Temo la reacción de mi maestro, pero tal vez lo mejor sea encararlo de una vez.



Ahí terminaban las notas de Philippe.

Maurice cerró el cuaderno y sin más ceremonia lo lanzó a la chimenea. Ya todo estaba claro…

Miró cómo el fuego consumía las hojas vorazmente mientras recordaba los eventos de un par de noches atrás, cuando pasada la media noche, su precioso y joven alumno había aparecido en su puerta, con un aspecto distante y furioso. Desde el primer momento, él había intuido que algo andaba mal, pero no tuvo que esperar demasiado para confirmar sus sospechas.

El chico se lanzó sobre él empuñando una daga, sin decir nada; pero Maurice supo que no se trataba en realidad de Philippe. Él podía percibir la presencia de alguien más dentro del joven: estaba poseído por un espíritu… y él era un poderoso nigromante, así que no iba a permitir semejante ataque.

Logró someter al chico y trató de conjurar al espíritu para expulsarlo del cuerpo; pero el fantasma era más fuerte de lo que imaginaba y se resistía a su voluntad. Terminaron luchando encarnizadamente, aunque Maurice seguía desconcertado por aquella intrusión. Desgraciadamente, la defensa del brujo fue tan efectiva, que terminó hiriendo de muerte a su querido aprendiz, sin poder hacer nada para remediarlo. Todavía intentó echar fuera al espíritu, pero no lo logró. Cuando el cuerpo de Philippe falleció, supo que era imposible recuperarlo.

Nadie supo jamás la verdad sobre lo que le sucedió a Philippe, ni se relacionó a su maestro y amante con los hechos.

Maurice se levantó y salió de la habitación, dejando atrás los recuerdos y cualquier otro sentimiento que pudiera nublar su razón.

Ahora que sabía lo que había sucedido en realidad, no importaba tanto que Philippe estuviera muerto. Ya no había más obstáculos, mucho menos si sabía de quién cuidarse y en quién confiar…




Datos Extras:

> Encuentra gran placer en tocar el clavicordio (no le gusta el sonido del pianoforte).

> Sabe latín y griego clásicos; además de francés, inglés, alemán y sus formas arcaicas.

> Desde la muerte de Philippe no ha tratado de buscar un nuevo aprendiz, aunque no descarta del todo el hacerlo.

> Todavía continúa realizando los experimentos de 'Los sacrílegos' bajo la guía de Cathbad... aunque no ha podido avanzar más de lo que hicieron ellos antes.

Ficha Terminada