AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¿Y si fuera...?[Orlando Di Gennaro]
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¿Y si fuera...?[Orlando Di Gennaro]
Tras largas noches en vela y miedo por volver a ser poseída por aquella fuerza y personalidad desconocida y diabólica,decidí tomar las riendas por mi propia cuenta.Eran las cinco de la madrugada,o eso decía mi reloj de mesilla.Me levanté quedandome sentada en lacama.Limpié las lágrimas de mis mejillas y encendí una pequeña vela.Sandro me miraba desde la fotografía que se encontraba sobre el tocador.
-Lo siento Sandro,daría todos los años de mi vida para reparar aquel error.Lo siento-me disculpé entre lágrimas que parecían dejarme sin vida.Grité.Tiré todo lo que tenía al alcance dejando mi alcoba hecha un desastre.Acabé desplomandome en el frío suelo sin cesar mi llantos.
Layla,llamó a la puerta y sin que yo le diera permiso para entrar,lo hizo.Mariuskan,la seguía.Seguramente el ruido les había despertado y hasta preocupado.Ellos habían sido los únicos que velaron por mi,me siguieron sin rechistar y hasta me dieron parte de lo mas valioso que tenían: el amor.
-Señorita por favor,levántese-me dijo Layla.En su voz se notaba pena.Eso no lo necesitaba.
-¿Quién os ha dado permiso para entrar?-pregunté intentando parecer dura,mientras seguía limpiando las lágrimas que se derramaban sin cesár.
Ella suspiró y vino donde mi abrazandome efusivamente.Ese gesto terminó por matarme en el interior.Respondí a su abrazo y mis llantos se volvieron locos.Mariuskan estaba acostumbrado a esa conducta.Casi todsa las noches Layla le contaba la razón de su desvelo,pero le era difícil creerlo.Estaba inmóvil en la puerta sin dar crédito a lo que veía.
Vivía perdida,sin rumbo.Puse mis recuerdos en una botella tan vieja que no se podía observar la huella del principio y tampoco distinguir la de los horizontes.No aceptaría nunca la humillación,pero en mi interior me humillaba a mi mismas infinitas veces.¿Cómo podía soportar tantos contrastes?¿Cómo podía hacerme con ellos,y de esta manera seguir tranquilamente mi existencia?
Me separé de Layla y me incorporé.
-Layla,porfavor,preparáme un vestido.Voy a salir.Mariuskan,ve a las cuadras y pon a los caballos en el carruaje.Vístete que me acompañarás.- Ordené con voz firme.
Después de tener todo listo subí al coche.
-Al burdel,por favor-
-Pero señorita...-agregó él.
-¡He dicho AL BURDEL!Vuelve a protestar y tu familia se morirá de hambre-Respondí cerrndo bruscamente la puerta.
¿Qué hacía yo en el burdel?
Era el único sitio donde podía comprar tabaco.
¿Por qué?
Para mis pociones tranquilizadoras.No,no soy ningúna bruja.Soy herborista,por decirlo así.Eran como una droga para mi,me hacían caer en un sueño dulce cómo si la misma muerte te habría tomado entre sus brazos.
-Puedes irte,ya me las apañaré para volver.No me espereís despiertos.Gracias y buenas noches-Dije despidiendome mientras me perdía entre el manto de la oscuridad.Sabía que aquél joven nunca llegaría a entender mi comportamiento.
Layla me había aconsejado hablar con él sacerdote,pero eso lo haría unicamente cuando estuviera al borde de la desesperación.Lancé una mirada al burdel mientras me ponía la capucha para ocultar mejor mi rostro.Una mujer de clase alta,a esas horas y en un lúgar como ese,no era bien vista.
Rogué que los hombres estuvieran bastante borrachos y entetenidos como para hacerme caso .Y mis plegarías fueron escuchadas.La madama me conocía y sabía a lo que venía.No me adentré en el gran salón,me valía estar en el recibidor.
Recorrí con la mirada el lugar,a aquellas señoritas que ponian precio a su cuerpo,a los hombres que se dejaban caer en los brazos de unas ninfas que al finalizar su labor,te envolvían en dulces mentiras para así llevarte a la ruina economica y hasta la de tu propio ser.Podías volverte adicto a esos brazos que estaban dispuestos a regalarte la felicidad tanto tiempo que tu bolsillo lo permitía.
Mis ojos paralizaron.
Mi corazón decidió tomar su propio control.
Mi cerebro dejó de transmitir cualquier movimiento en mi cuerpo.
La palidéz se apoderó de mi rostro y mis piernas parecían ceder en cualquier momento.La garganta se me había secado.Era prisionera en mi propia piel.El temblor se hizo dueño de mi ser.
Estaba alli...
Quería correr,pero parecía haberme sido sentenciada a morir en aquel lugar que me había destruido,ahora, todo lo que tenía,inclusive a mi.
¿La diferencia entre una estatua y yo?Mi sangre corría a un velocidad brutal.
Acto seguido,mis piernas me dejaron a la suerte de la gravedad.Me agarré a una de las rojas cortinas de satén que daban la bienvenida a los que se adentraban en ese mundo adictivo.
El aire decidió no entrar más en mi cuerpo haciendo que lo extrañe.El corpiño parecía ser controlado por alguna fuerza sobrenatural apretandome cada vez más.
¿Control sobre mi cuerpo? PERDIDO.
Esa espera se había convertido en los peores momentos de mi vida.¿Qué pasaría si sus ojos me presenciarian?
Su venganza acabaría por destruirme lentamente o bien llevarme a la locura de la cual yo sería responsable de mi propia muerte.
-Lo siento Sandro,daría todos los años de mi vida para reparar aquel error.Lo siento-me disculpé entre lágrimas que parecían dejarme sin vida.Grité.Tiré todo lo que tenía al alcance dejando mi alcoba hecha un desastre.Acabé desplomandome en el frío suelo sin cesar mi llantos.
Layla,llamó a la puerta y sin que yo le diera permiso para entrar,lo hizo.Mariuskan,la seguía.Seguramente el ruido les había despertado y hasta preocupado.Ellos habían sido los únicos que velaron por mi,me siguieron sin rechistar y hasta me dieron parte de lo mas valioso que tenían: el amor.
-Señorita por favor,levántese-me dijo Layla.En su voz se notaba pena.Eso no lo necesitaba.
-¿Quién os ha dado permiso para entrar?-pregunté intentando parecer dura,mientras seguía limpiando las lágrimas que se derramaban sin cesár.
Ella suspiró y vino donde mi abrazandome efusivamente.Ese gesto terminó por matarme en el interior.Respondí a su abrazo y mis llantos se volvieron locos.Mariuskan estaba acostumbrado a esa conducta.Casi todsa las noches Layla le contaba la razón de su desvelo,pero le era difícil creerlo.Estaba inmóvil en la puerta sin dar crédito a lo que veía.
Vivía perdida,sin rumbo.Puse mis recuerdos en una botella tan vieja que no se podía observar la huella del principio y tampoco distinguir la de los horizontes.No aceptaría nunca la humillación,pero en mi interior me humillaba a mi mismas infinitas veces.¿Cómo podía soportar tantos contrastes?¿Cómo podía hacerme con ellos,y de esta manera seguir tranquilamente mi existencia?
Me separé de Layla y me incorporé.
-Layla,porfavor,preparáme un vestido.Voy a salir.Mariuskan,ve a las cuadras y pon a los caballos en el carruaje.Vístete que me acompañarás.- Ordené con voz firme.
Después de tener todo listo subí al coche.
-Al burdel,por favor-
-Pero señorita...-agregó él.
-¡He dicho AL BURDEL!Vuelve a protestar y tu familia se morirá de hambre-Respondí cerrndo bruscamente la puerta.
¿Qué hacía yo en el burdel?
Era el único sitio donde podía comprar tabaco.
¿Por qué?
Para mis pociones tranquilizadoras.No,no soy ningúna bruja.Soy herborista,por decirlo así.Eran como una droga para mi,me hacían caer en un sueño dulce cómo si la misma muerte te habría tomado entre sus brazos.
-Puedes irte,ya me las apañaré para volver.No me espereís despiertos.Gracias y buenas noches-Dije despidiendome mientras me perdía entre el manto de la oscuridad.Sabía que aquél joven nunca llegaría a entender mi comportamiento.
Layla me había aconsejado hablar con él sacerdote,pero eso lo haría unicamente cuando estuviera al borde de la desesperación.Lancé una mirada al burdel mientras me ponía la capucha para ocultar mejor mi rostro.Una mujer de clase alta,a esas horas y en un lúgar como ese,no era bien vista.
Rogué que los hombres estuvieran bastante borrachos y entetenidos como para hacerme caso .Y mis plegarías fueron escuchadas.La madama me conocía y sabía a lo que venía.No me adentré en el gran salón,me valía estar en el recibidor.
Recorrí con la mirada el lugar,a aquellas señoritas que ponian precio a su cuerpo,a los hombres que se dejaban caer en los brazos de unas ninfas que al finalizar su labor,te envolvían en dulces mentiras para así llevarte a la ruina economica y hasta la de tu propio ser.Podías volverte adicto a esos brazos que estaban dispuestos a regalarte la felicidad tanto tiempo que tu bolsillo lo permitía.
Mis ojos paralizaron.
Mi corazón decidió tomar su propio control.
Mi cerebro dejó de transmitir cualquier movimiento en mi cuerpo.
La palidéz se apoderó de mi rostro y mis piernas parecían ceder en cualquier momento.La garganta se me había secado.Era prisionera en mi propia piel.El temblor se hizo dueño de mi ser.
Estaba alli...
Quería correr,pero parecía haberme sido sentenciada a morir en aquel lugar que me había destruido,ahora, todo lo que tenía,inclusive a mi.
¿La diferencia entre una estatua y yo?Mi sangre corría a un velocidad brutal.
Acto seguido,mis piernas me dejaron a la suerte de la gravedad.Me agarré a una de las rojas cortinas de satén que daban la bienvenida a los que se adentraban en ese mundo adictivo.
El aire decidió no entrar más en mi cuerpo haciendo que lo extrañe.El corpiño parecía ser controlado por alguna fuerza sobrenatural apretandome cada vez más.
¿Control sobre mi cuerpo? PERDIDO.
Esa espera se había convertido en los peores momentos de mi vida.¿Qué pasaría si sus ojos me presenciarian?
Su venganza acabaría por destruirme lentamente o bien llevarme a la locura de la cual yo sería responsable de mi propia muerte.
Samira Von Schestedt- Humano Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 25/03/2012
Re: ¿Y si fuera...?[Orlando Di Gennaro]
Sabado , 4 de la madrugada.
Cielo nublado y una niebla espensa.
Las cortinas de la ventana seguían ocultando la oscuridad de la noche, de aquel epico momento que los gritos de los humanos no cesaban. Música,eso erán para mis oídos. Sujetaba con mis dedos el cuerpo de la copa llena de sangre. No era el típico vampiro que dejaba rastros. Llevaba a mis victimas para ser degolladas,absorvidas y cocinadas en mi propia mansión . Mandaba limpiar los ropajes de los difuntos, así mis invitados tendrían ropa limpia . Un plan inteligente pero a la vez macabro. Ese pensamiento me hizo sonreír al instante y mis colmillos fueron descubiertos con facilidad.
Absorbí un trago más y me relamí los labios lentamente ,como un gato que intenta limpiar sus bigotes y su hocico de la leche que acababa de beber ,satisfecho .Igor! mandé llamar con tono severo.Igor era mi sirviente, desde hace ya unos cuantos años. Hasta conoció mi humanidad,mis secretos y mis traiciones. Cronometré el tiempo que Igor tardó . Si,amo declaró una vez que su cuerpo deformado se presentó ante mi,inclinado. Has tardado en venir , Igor. ¿Que cojones estabas haciendo?¿Hay algo más importante que las órdenes de tu amo? se notaba en mi tono de voz la malicia y la importancia que le restaba a su patetica vida.E-e-estaba limpiándole el traje que me encargó hace una hora respondió con torpeza y un eje de miedo . Puse los ojos en blanco ,cansado de tanta estupidez humana. Date prisa,insolito. Necesito mi traje antes de que el sol salga. Aquel mandato le hizo emprender una carrera hacía uno de los cuartos que utilizaba solo para lavar las ropas sucias,todas manchadas de sangre. Dejé la copa en la mesa más cercana del salón mientras me desvestía,empezando por la camisa. Tenía la costumbre de andar desnudo por la mansión ,el pudor no estaba en mi vocabulario. Ademas mi buen fisico les brindaba a mis criadas el privilegio de conocer un hombre en todo el sentido de la palabra.
Completamente desnudo , dirigí mis pasos hacia mi habitación pero el pasillo oscuro y largo me daba la sensación de estar en otra dimensión identica a la eternidad. Eliani ,la sirvienta mas joven dejó escapar la bandeja de frutas al suelo. ¡Cuanta impertinencia !. Me detuve bruscamente ,arqueando mi ceja y frunciendo mis labios ; evitando así un descontrol sobre mi cuerpo y mis instintos vampíricos. ¿Y bien?¿Piensas explicarme el motivo de tu torpeza o pasaré directamente a los castigos? . No me juzguen. No soy un maltratador, no maltrato a las mujeres como a los hombes.¿No quieren ellas tratos especiales?. Desde luegos iguales nunca lo seremos, ni aunque una de ellas pueda levantar una montaña. Mi manera de castigarlas es totalmente lenta. Algunos llaman "violación", yo prefiero llamarlo "sexo u pasión". Lo siento,amo. Yo...yo... interrumpí su condena con voz fría. ¿Tu tu qué?. Deja ya de hacerte la estúpida y dile de una vez a Igor que acabe con el traje. No tengo todo el tiempo del mundo con vosotros y limpia esa porquería, tengo la sensación de que esta noche tendremos invitados tras aquellas palabras mi sonrisa volvió a ser la misma lasciva y demencial. De nuevo me encaminé dejando atrás a la sirvienta con el corazón acelerado.
Habia hecho el ultimo comentario porque tenía la certeza de que algo extraordinario iba a pasar. Tras unos cuantos minutos Igor volvió con el traje. Le regañé por su tardanza y le mandé a por mi carruaje. La noche era jove y yo necesitaba salir . ¿Mis lugares preferidos?.El Burdel. Y de quién no. Todos ,una vez en nuestra vida nos rebajabamos y nos metíamos en las piernas de las putas.
Quién no reconocía no era hombre o simplemente era un hipocrita mas en el mundo que debia aniquilar lo antes posible. Entre mis pensamientos oscuros, los minutos pasaron y yo estaba en el carruaje en dirección al burdel. Al llegar le indiqué a mi cochero que me esperase en alguna taberna. Ante mi presencia en el salón,las mujeres se voltearon y los hombres me dirigieron varias miradas de recelo ,pero llamemoslo envidia. Conocía a La Madama y yo solo le exigí un par de jovenes dispuestas a todas mis peticiones . Cinco chicas,un numero impar que siempre me habia dado la impresion de la imperfeccion. Sonreí encantadoramente y me senté en un sofá libre, justo en medio mientras esperaba ser acompañado de unas bellezas artificiales. Dos a cada lado y una de ellas se quedó frente a mi . Arrodíllate le ordené seriamente . No tardó en soponerse a mis perversiones y sonriendo falsa abrazó una de mis piernas como una niña se aferra a su madre en medio de una discusión familiar.
Todo seguía normal, mis manos inquietas acariciaba varias piernas y mis labios besaban varios rostros pero solo un olor podía sentir desde muy lejos. Fruncí las cejas y me detuve esperando su aparición. ¿Quién era?.Samira. Me quedé petrificado ante su belleza y su actitud pero seguí con el juego de la seducción.
Relamí los labios mas cercanos a mi rostro,mientras miraba fijamente a la mujer que destrozó todo en mi. Por dentro ,un río de lava ardiente podía explotar en cualquier momento si no fuese por mi lado frivolo que me impedía hacer aquello.
En un final,aparté a todas las chicas con asco y me dirigí hacía ella con un porte elegante . Buenas noches, damisela saludé tomando con fuerza su mano e inclinandome para depositar mis fríos labios sobre su piel suave.
Cielo nublado y una niebla espensa.
Las cortinas de la ventana seguían ocultando la oscuridad de la noche, de aquel epico momento que los gritos de los humanos no cesaban. Música,eso erán para mis oídos. Sujetaba con mis dedos el cuerpo de la copa llena de sangre. No era el típico vampiro que dejaba rastros. Llevaba a mis victimas para ser degolladas,absorvidas y cocinadas en mi propia mansión . Mandaba limpiar los ropajes de los difuntos, así mis invitados tendrían ropa limpia . Un plan inteligente pero a la vez macabro. Ese pensamiento me hizo sonreír al instante y mis colmillos fueron descubiertos con facilidad.
Absorbí un trago más y me relamí los labios lentamente ,como un gato que intenta limpiar sus bigotes y su hocico de la leche que acababa de beber ,satisfecho .Igor! mandé llamar con tono severo.Igor era mi sirviente, desde hace ya unos cuantos años. Hasta conoció mi humanidad,mis secretos y mis traiciones. Cronometré el tiempo que Igor tardó . Si,amo declaró una vez que su cuerpo deformado se presentó ante mi,inclinado. Has tardado en venir , Igor. ¿Que cojones estabas haciendo?¿Hay algo más importante que las órdenes de tu amo? se notaba en mi tono de voz la malicia y la importancia que le restaba a su patetica vida.E-e-estaba limpiándole el traje que me encargó hace una hora respondió con torpeza y un eje de miedo . Puse los ojos en blanco ,cansado de tanta estupidez humana. Date prisa,insolito. Necesito mi traje antes de que el sol salga. Aquel mandato le hizo emprender una carrera hacía uno de los cuartos que utilizaba solo para lavar las ropas sucias,todas manchadas de sangre. Dejé la copa en la mesa más cercana del salón mientras me desvestía,empezando por la camisa. Tenía la costumbre de andar desnudo por la mansión ,el pudor no estaba en mi vocabulario. Ademas mi buen fisico les brindaba a mis criadas el privilegio de conocer un hombre en todo el sentido de la palabra.
Completamente desnudo , dirigí mis pasos hacia mi habitación pero el pasillo oscuro y largo me daba la sensación de estar en otra dimensión identica a la eternidad. Eliani ,la sirvienta mas joven dejó escapar la bandeja de frutas al suelo. ¡Cuanta impertinencia !. Me detuve bruscamente ,arqueando mi ceja y frunciendo mis labios ; evitando así un descontrol sobre mi cuerpo y mis instintos vampíricos. ¿Y bien?¿Piensas explicarme el motivo de tu torpeza o pasaré directamente a los castigos? . No me juzguen. No soy un maltratador, no maltrato a las mujeres como a los hombes.¿No quieren ellas tratos especiales?. Desde luegos iguales nunca lo seremos, ni aunque una de ellas pueda levantar una montaña. Mi manera de castigarlas es totalmente lenta. Algunos llaman "violación", yo prefiero llamarlo "sexo u pasión". Lo siento,amo. Yo...yo... interrumpí su condena con voz fría. ¿Tu tu qué?. Deja ya de hacerte la estúpida y dile de una vez a Igor que acabe con el traje. No tengo todo el tiempo del mundo con vosotros y limpia esa porquería, tengo la sensación de que esta noche tendremos invitados tras aquellas palabras mi sonrisa volvió a ser la misma lasciva y demencial. De nuevo me encaminé dejando atrás a la sirvienta con el corazón acelerado.
Habia hecho el ultimo comentario porque tenía la certeza de que algo extraordinario iba a pasar. Tras unos cuantos minutos Igor volvió con el traje. Le regañé por su tardanza y le mandé a por mi carruaje. La noche era jove y yo necesitaba salir . ¿Mis lugares preferidos?.El Burdel. Y de quién no. Todos ,una vez en nuestra vida nos rebajabamos y nos metíamos en las piernas de las putas.
Quién no reconocía no era hombre o simplemente era un hipocrita mas en el mundo que debia aniquilar lo antes posible. Entre mis pensamientos oscuros, los minutos pasaron y yo estaba en el carruaje en dirección al burdel. Al llegar le indiqué a mi cochero que me esperase en alguna taberna. Ante mi presencia en el salón,las mujeres se voltearon y los hombres me dirigieron varias miradas de recelo ,pero llamemoslo envidia. Conocía a La Madama y yo solo le exigí un par de jovenes dispuestas a todas mis peticiones . Cinco chicas,un numero impar que siempre me habia dado la impresion de la imperfeccion. Sonreí encantadoramente y me senté en un sofá libre, justo en medio mientras esperaba ser acompañado de unas bellezas artificiales. Dos a cada lado y una de ellas se quedó frente a mi . Arrodíllate le ordené seriamente . No tardó en soponerse a mis perversiones y sonriendo falsa abrazó una de mis piernas como una niña se aferra a su madre en medio de una discusión familiar.
Todo seguía normal, mis manos inquietas acariciaba varias piernas y mis labios besaban varios rostros pero solo un olor podía sentir desde muy lejos. Fruncí las cejas y me detuve esperando su aparición. ¿Quién era?.Samira. Me quedé petrificado ante su belleza y su actitud pero seguí con el juego de la seducción.
Relamí los labios mas cercanos a mi rostro,mientras miraba fijamente a la mujer que destrozó todo en mi. Por dentro ,un río de lava ardiente podía explotar en cualquier momento si no fuese por mi lado frivolo que me impedía hacer aquello.
En un final,aparté a todas las chicas con asco y me dirigí hacía ella con un porte elegante . Buenas noches, damisela saludé tomando con fuerza su mano e inclinandome para depositar mis fríos labios sobre su piel suave.
Orlando Di Gennaro- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 26/03/2012
Re: ¿Y si fuera...?[Orlando Di Gennaro]
Nuestras miradas se econtraron durante una milesima de segundo pero esperaba que él unicamente me considere una persona muerta.Era mucho pedir...Lo sabía.Seguramente había vuelto para vengarse.Desdicha mi suerte.Ahora más que nunca debía andarme con cuidado y protegida.Me escondí detrás de aquella cortin intentando contener mi mal estar hasta que pudiera salir de aquella pocilga en la que el destino me habia empujado hasta el borde del abismo de mi propia existencia.
Cuchillos,cuchillos invisibles era lo que sentía en mis entrañas.Después,cómo si una mano me las sacaba esparciendolas por todo el lugar.La temperatura subía y bajaba como si alguien la estuviera controlando.
Sentía ganas de matar a todo el mundo.Estaba sudando frío.El se acercaba.De vez en cuando me asomaba desde mi pobre escondite para vigilar sus movimientos.Necesitaba salir de alli lo antes posible.Tome una gran boca de aire como si fuera el ultimo de mi vida y me volteé con valor al sentir su presencia cerca mío.
Su gesto,al tomar mi mano,fue brusco y la fuerza que empleó para el acto me hizo balancearme hacía delante siguiendo la dirrección de mi brazo que me tiraba hacía el,pero no lo suficientemente cerca cómo para poder oler el odio que apestaba en su ser.
-Buonanotte signore- contesté con voz temblorosa y apenas entendible.Le hablé en un perfecto italiano ya que sabía la procedencia de ese canalla.Solté mi mano atrapada de inmediato sintiendo como la sangre circulaba al fin con libertad después de haber sido prisionera entre esas garras despiadosas y frías.
En la comisura de mis labios se dibujó una pequeña sonrisa que delataba mi inquietud y el deseo de que esa pesadilla pusiera fin.
Esparcí miradas por todo el recinto,nuevamente buscando con desesperación a la maldita Madama.Por fin se estaba acercando,pero un hombre la detuvo para decirle cualquier insensatez.Rodé los ojos y volví la mirada hacía Di Gennaro.
-¿Y dígame caballero,ha tenido que matar a alguien más para poder salir del lugar donde,a mi pensar,debería pudrirse el resto de su vida?- Pregunté bajandome la capa que cubría mi cabeza.Intentaba parecer lo mas tranquila posible,pero el ritmo de mi corazón palpitaba como si estuviera a punto de desgarrarme entera y salir de mi pecho para tener libertad.
La Madama se acercó y le pagué sus servicios.
-Se le agradece-dije cortesmente viendo como esta hacía una pequeña reverencia con los pies y se retiraba para seguir con su labor.
Guardé el tabaco ignorando las miradas del individuo.Seguía sintiendo esas cuchilladas en el estomago,pero estaba mucho mas tranquila ya que ahora podía irme sin mirar atrás.Pero claro...¿Como? Había mandado al cochero a casa. “Necia!” Irme a pie era un suicidio,y más teniendo la carga de aquel fantasma que no dejaba,seguramente,de maldecirme en su sucia mente.Seguramente durante el tiempo que estuvo en la carcelse habría hecho miles de planes para vengarse.El simple pensamiento me hizo llevar rápidamente la mano a la boca y salir como una bala de aquél burdel y devolver todo lo que habia cenado hace unas horas,en medio de la calle.Ahora que estaba afuera y sentía el aire golpearme la cara recobré un poco de color,pero seguía sintiendo pequeñas arcadas.A lo mejor no era su intención,pero el estrés y la tortura psíquica al que me estaba sometiendo empezaba a destruirme con una velocidad inexplicable.
Cuchillos,cuchillos invisibles era lo que sentía en mis entrañas.Después,cómo si una mano me las sacaba esparciendolas por todo el lugar.La temperatura subía y bajaba como si alguien la estuviera controlando.
Sentía ganas de matar a todo el mundo.Estaba sudando frío.El se acercaba.De vez en cuando me asomaba desde mi pobre escondite para vigilar sus movimientos.Necesitaba salir de alli lo antes posible.Tome una gran boca de aire como si fuera el ultimo de mi vida y me volteé con valor al sentir su presencia cerca mío.
Su gesto,al tomar mi mano,fue brusco y la fuerza que empleó para el acto me hizo balancearme hacía delante siguiendo la dirrección de mi brazo que me tiraba hacía el,pero no lo suficientemente cerca cómo para poder oler el odio que apestaba en su ser.
-Buonanotte signore- contesté con voz temblorosa y apenas entendible.Le hablé en un perfecto italiano ya que sabía la procedencia de ese canalla.Solté mi mano atrapada de inmediato sintiendo como la sangre circulaba al fin con libertad después de haber sido prisionera entre esas garras despiadosas y frías.
En la comisura de mis labios se dibujó una pequeña sonrisa que delataba mi inquietud y el deseo de que esa pesadilla pusiera fin.
Esparcí miradas por todo el recinto,nuevamente buscando con desesperación a la maldita Madama.Por fin se estaba acercando,pero un hombre la detuvo para decirle cualquier insensatez.Rodé los ojos y volví la mirada hacía Di Gennaro.
-¿Y dígame caballero,ha tenido que matar a alguien más para poder salir del lugar donde,a mi pensar,debería pudrirse el resto de su vida?- Pregunté bajandome la capa que cubría mi cabeza.Intentaba parecer lo mas tranquila posible,pero el ritmo de mi corazón palpitaba como si estuviera a punto de desgarrarme entera y salir de mi pecho para tener libertad.
La Madama se acercó y le pagué sus servicios.
-Se le agradece-dije cortesmente viendo como esta hacía una pequeña reverencia con los pies y se retiraba para seguir con su labor.
Guardé el tabaco ignorando las miradas del individuo.Seguía sintiendo esas cuchilladas en el estomago,pero estaba mucho mas tranquila ya que ahora podía irme sin mirar atrás.Pero claro...¿Como? Había mandado al cochero a casa. “Necia!” Irme a pie era un suicidio,y más teniendo la carga de aquel fantasma que no dejaba,seguramente,de maldecirme en su sucia mente.Seguramente durante el tiempo que estuvo en la carcelse habría hecho miles de planes para vengarse.El simple pensamiento me hizo llevar rápidamente la mano a la boca y salir como una bala de aquél burdel y devolver todo lo que habia cenado hace unas horas,en medio de la calle.Ahora que estaba afuera y sentía el aire golpearme la cara recobré un poco de color,pero seguía sintiendo pequeñas arcadas.A lo mejor no era su intención,pero el estrés y la tortura psíquica al que me estaba sometiendo empezaba a destruirme con una velocidad inexplicable.
Samira Von Schestedt- Humano Clase Alta
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