Geraldine Fontaine

por **Geráldine Fontaine** Mar Abr 10, 2012 2:13 am

Geraldine Fontaine

Edad: 42 Años

Especie: Humana

Nivel Social: Realeza

Lugar De Origen:España

Descripción Física:

Spoiler:

De una altura de 1.67 cm y contextura básicamente delgada. Geraldine posee una tonalidad de piel tan clara como se le es posible, siendo transparente ante las venas que se denotan por las curvas de su cuerpo. De cabellos castaños oscuros; que forman ondas como las olas en media noche y caen casi tomando permiso del aire por su espalda. ¡Mirada enigmática! -Es por eso,o tal vez- Por su voz apacible y encantadora que se le tacha de una belleza inconfundible. ¿ O son aquellos labios rojizos, con los que ha dicho sabias palabras los responsables?. Apresurado seria dar tal juicio, pero no una equivocación.Sus mejillas poseen un tono rosa pálido, el mismo que tiende a tomar sus manos cuando son sometidas a fríos extremos o calores insufribles.

Su elegancia... Es indiscutible. No me refiero a un físico, a unas joyas, a un vestido, a modales exquisitos ni mucho menos a su propio cargo, que podría causar sentimientos parecidos o exigirlos; ella lo muestra en su presencia... En la forma como habla sin esforzarse en lo más mínimo, en su mirada,aquella que deja sin habla a muchos y en otros provoca el júbilo. Ella es hermosa, por que su actitud así lo dicta.

Descripción Psicológica:

Miradme... Y ahora Decidme.¿Que veis? No hay nada bajo el telón, todo lo que habéis notado es lo que aquel corazón humano dicta. He amado como vosotros, de una manera irracional y casi suicida,a aquellas cosas perfectas que ante vuestro ojo, muchas veces pierde sentido. ¿El arte? Es mi amante, mi escape ante las cosas horribles que atacan mi patria y destruyen mi mundo. La angustia es algo que no escapa de mi juicio, pero mi alma es fuerte... Tiene que serlo. Así lo requiere una nación que por si sola se derrumbaría en ruinas. Yo soy el aliento de mi Rey y por mi familia debo ser fuerte.

La perfección es algo que me agobia. Que me hace ver aquella verdad que muchos se ciegan en conocer "Nada es totalmente hermoso". Dulce, Inteligente, Fiel y con gran amor en mi corazón, pero jamás perfecta. Más ese secreto solo lo conoce mi inconsciente que me lo recuerda en sueños o cuando me equivoco; pero luego se va, ante mi terquedad infinita.

¿Humilde?. Sí y podría gritarlo al cielo. A los Dioses, a mi Nación. Aún cuando perdiera la vida con ello... ¿Sin importar que sufra? Sí. Porque se la confianza que muchos tienen en mí. Porque más pecado seria negarlo; sí con mis actos doi versiones diferentes de mi realidad.

Siento como se destruye mi corazón ante el egoísmo perpetuo de algunos y en silencio; puedo sentir como la rabia iracunda trata de sobrepasar mis limites y desearles los peores males. Muerte... ¿O deshonra? Castigo.¿O perdón?. Que mi mente calle, porque el corazón no puede elejir correctamente y como Reina, Debo decidir con plenitud de mis convicciones.Sin derecho a equivocarme."Porque cuando se nace con responsabilidades, se cargan hasta la tumba".

Más jamás tendré ese papel en la corona y por ello estoy agradecida.

Es un secreto... Que tengo un alma cantarina, Hambrienta de placer y eso ahora mismo me sonroja.
Soy como toda mujer: vanidosa, porque así siento que podre ser eternamente joven, aunque solo sea una idea superflua. Porque deseo con toda mi alma agradad a mi amado, aún cuando se. Que teme lastimarme, pero es más osado en mí confesar, que no temo a ello, que soy dichosa cuando lo siento entre mis brazos, cuando su aliento roza mis mejillas.Aún cuando solo sea en mis sueños. Por eso, soy una reina que ama el arte, que sueña despierta con hermosas fantasías.

HISTORIA

“El fin justifica los medios”

-Hija menor de los reyes españoles.

- Una Hija que ama a su padre con fervor infinito, Una madre, que sacrificaría todo por sus hijos.

-Gran estratega y amazona: Cuando era niña... Recuerdo los juegos que más solían llamar mi atención. Siempre solía tomar los nombres de grandes reinas y formar batallas en las cuales no me permitía por orgullo perder.
(Usando caballos y arco en los terrenos que lindaban al castillo.)

- Bondadoso. Así es mi corazón, se perdonar y dar a quienes no tienen nada. Más; sin embargo, puedo como cualquier ser humano , ser victima de sentimientos destructivos si lastiman a quienes amo. El día que osen tocar a mis hijos ese día, no ganaran un enemigo, pero si su peor delirio.

-Siento la pasión correr por mis venas, como desde un principio. Ellos, mis hijos, mis ojos, el suspiro de mi alma, aunque nunca lo sepan, Mi Rey, gusto, centrado. Le amo sin pedir nada, porque prefiero callar a ocasionarle disgustos. Pero le amo. Mi pueblo. en el hay amigos, hermanos, padres e hijos. Les quiero y trato de ser gusta, porque temo que en algún momento se dejen llevar por comentarios... Aún así les adoro.

- Géraldine, querida, vamos a dar un paseo.
- Sí así usted lo desea. Así si sera Padre.

Así comenzó para ella el cambio de sus días, para comprometerse con el delfín Francés, fruto de la alianza con su país. El padre de Geraldine, hermano menor del monarca español le explicó el porqué de aquel inusual paseo. Ella, pese a no ser hija del monarca español, fue la clave de aquella familia para el bienestar de su tío, el cual amaba con profundo fervor como a cualquier persona de su familia cercana, para contraer matrimonio con el heredero de la corona Francesa y así afianzar el lazo con aquel país vecino.

-¿Podré montar a caballo?
-Todos los días querida.
-¿Crees que me dejarán danzar?
-Por supuesto, pero deberás mantener tu posición como reina.
-Pero…

Géraldine se preocupaba por lo de cualquier niña de su edad, en aquellos momentos se negaba en rotundo, salvo por su madurez. Pese a tener a penas unos 10 años de edad, aquella niña había sido criada en la mas estricta palabra de dios. Siendo su hermosura parte de su encanto natural, y las artes su pasión mas ferviente. Se entristeció al saber que ya no podría hacer lo que mas amaba, pues tendría la mirada de muchas personas ahora por encima de ella, pero una vez mas, le hizo prometer a su padre, que jamás olvidaría su naturaleza humilde, pese a ser perteneciente a las castillas.

-Mi querida niña, vas a ser alguien importante, y muy querida por tu pueblo. Piensa que serás admirada, no por tu escala social, sino por tu enorme y bondadoso corazón…

A la temprana edad de 15 años, tras explendorosos preparativos, se convirtió en la esposa de Abèlard Fontaine, cambiando así su apellido por el de su recién esposo.
Ambos, parecían desconocidos, pues así es como eran en realidad. Distantes y fríos aquella relación solo estaba por comenzar. Tras paseos en caballo y platicas bajo el radiante sol de los jardines de palacio, ambos se convirtieron en complices, en mas que eso en compañeros para toda la vida… en ese instante parecía haber cobrado vida la palabra matrimonio: Respeto, confidencialidad, amistad y amor.
Pero la juventud de Geraldine no acababa ahí.

Tras la muerte del rey, tanto ella como su esposo pasaron al trono. Pese a su juventud, la gente tan solo pensaba en cúando la mujer daría un heredero al trono, creando rumores sin sentido alguno sobre la infertilidad de la reina.

Géraldine se sintió presionada, tanto que su ánimo ya no era el mismo, era como si su luz propia se hubiese disipado con aquella alarma que se extendía sobre el pópulo. Aun así no dejó de hacer sus deberes como ahora reina de Francia que era, demostrando de lo que estaba equivocada la gente. Pero ella… ansiaba tener a un bebé entre sus brazos, su propio hijo, sangre de su sangre, para poder enseñarle, mostrarle el mundo y enseñarle a ignorar las malas lenguas que hacían derrumbar su felicidad.

Tras tiempo de intentos, por cualquier forma, encontró la solución gracias a una anciana gitana.
La mujer, al ver aquella luz que se apagaba en la mano de la mujer, le recomendó la forma de hacerlo correctamente, y con una simple ramita de romero, selló aquel pacto con los dioses.
Debía de concebir al niño, si le quería, por la noche, sin embargo, si quería una niña debía ser al alba. Tras ello, y tras la noticia de su embarazo, debía ser quemada dicha ramita, dándole las gracias a dios por aquel bendito regalo.

Entonces aquel primogénito varon, se llamó Jean-Baptiste Fontaine.Su Príncipe eterno, El valiente, de corazón tan grande y dispuesto, como un león salvaje.

Tras aquel amargo tiempo todo fue distinto. El pueblo la aclamaba, y la veía ya de una forma mas maternal, más cercana, mas… hermosamente gentil. Su felicidad la hizo volver a creer en su felicidad, tanto como las relaciones un tanto olvidadas con España y Francia. No dudó en ayudar más en las relaciones con otros países, volviéndose quizás una gran pieza del ajedrez que supondría la monarquía de su país. Quizás eclipsando en contadas ocasiones incluso a su esposo, pues ella siempre supo como calmar los malos ánimos y los enfrentamientos con una conversación civilizada en el salón de palacio.
Curiosamente, quiso comprobar la efectividad de aquello que la anciana le dijo. Y aun con aquellas ganas de tener un bebé entre sus brazos de nuevo. Al alba, yació con su esposo entre sábanas de seda, volviendo a quedar encinta por segunda y ultima vez, por obra y gracia de Dios.

Cuando la tuvo entre sus brazos, quedo por varios momentos perdida entre sus ojos, aquella mirada enigmática, tal ves heredada de su padre, más sin embargo, poseía sus mismo ojos, claros y profundos. Beso su mejilla con un amor incondicional y susurro en secreto para la princesa.
- Desde Hoy seras mi nuevo tesoro y una parte de mi alma sera tuya, yo a cambio tendré una parte de la tuya... Dominique- La aferro entre sus brazos, porque sabia lo que vendría, ya lo había visto con Jean, su príncipe adorado.

Geraldine nunca crio a sus hijos, ya que ese trabajo no le correspondía a una reina, lo sabía, siempre lo habia tenido claro, porque asi le habían formado a ella. Pero jamás se puede saber lo que se siente, sin estar en esa posición.En secreto odiaba el hecho de no tenerles todo el tiempo, de saber que los criaban con morales y éticas ajenas a las suyas. Sabia que no los llevarían por mal camino, pero... !Eran sus hijos! Tenia tanta ira en su corazón... Tanta tristeza acumulada. Las lagrimas brotaban en sus ojos y en silencio lo cayo, como todo lo negativo que podía sucederle. Por ello se concentro en otras cosas, como el bordado, las artes plásticas, la poesía y los problemas que acorralaban a su nación. Más tampoco se le era permitido formar parte de las decisiones, a menos que fuese lo suficientemente grande, por lo que las Artes fueron su gran escapatoria, su amante en las noches de soledad infinita, apenas vigilada por los sirvientes del Rey.