Carice Bittersweet

Carice Bittersweet

Edad

25 añitos cuando morí... que lástima. Llevo unos 50 vagando por ahí.

Especie

Fantasma

Tipo, Clase Social o Cargo

Clase baja

Orientación sexual

Lugar de Origen

Londres

Habilidad/Poder

Descripción física

Oh, no debo estar nada mal, o por lo menos eso decían muchos, muchos más de los que podrías imaginar... Tengo una preciosa melena pelirroja que peino, bueno, peinaba todos los días, aun lo hago a veces, pero ya no me despeino tan a menudo como cuando estaba viva... Tengo los ojos verdes y brillantes, “como dos luceros en la noche que alumbran mi camino...” que cosas más bonitas me decían mientras me miraban los pechos, que por cierto, tampoco son nada despreciables... Ya tenía la piel clara antes de morir, y ahora casi parece que si aprietas con un poco de fuerza podrías traspasarme, bueno, en realidad eso es lo que pasaría...
Tenía muchos vestidos y joyas antes, todas las de las esposas de los que se acostaban conmigo. Siempre modificaba el escote de los vestidos y ceñía mucho mis corsés, para resaltar mis virtudes, y tenía una pasión, las medias de seda, oh, dios mío, adoraba las medias de seda... creo que es lo que más hecho de menos de la vida, su suave tacto y cómo estilizaban las piernas... una delicia.

Spoiler:

Descripción psicológica

Era divertida, espontanea, sin pudor ni sentido del ridículo. ¡Qué más da! La vida es breve y hay que disfrutarla... pero no demasiado. Que me queda si no la resignación. No soy uno de esos fantasmas melancólicos que lloran la pena de haber perdido la vida, no busco cumplir mi venganza para que mi alma quede en paz, al fin y al cabo sé que iré de cabeza al infierno. En realidad me cuesta despegarme de la vida, muchas veces ni siquiera creo estar muerta. Oh... lo que de veras echo de menos es el calor humano, bueno, y el frío de las joyas... Soy ambiciosa, quizás ese sea mi peor pecado. Siempre desee lo que no tuve y desprecié lo que tenía. Pero me sentaban tan bien los pendientes de diamantes, o los collares de piedras, o los vestidos de seda de las señoras bien... Además, siempre fui de las que piensan que el fin justifica los medios, en realidad lo que hacía no estaba tan mal, robaba a los ricos para dárselo a los... bueno, a “la” pobre que era yo. Además, de qué iba a comer si no este pobre cuerpecito mío, de manos débiles y piel delicada... Y nunca me iba sin haberles dado cariño y amor.
Juzgadme si queréis, pero no me arrepiento de nada de lo que he hecho, bueno, quizás de haberme dejado llevar por la lujuria, pero la verdad es que al fin y al cabo, no estuvo nada mal.

Historia

Era divertido, no lo negaré. Era fantástico sentir a los hombres babear para que me levantara las faldas. Me acostaba con ellos, y hacían todo lo que yo les decía. Se morían por mis huesos. Me excitaba es mero hecho de deslizar unas gotitas de filtro del olvido en sus copas, y justo cuando caían dormidos registrar toda su habitación hasta sangrarles hasta la última basurilla con algo de valor. Si, nací para pecar, y morí por mis pecados. Y ahora vago, sin poder sentir de nuevo el calor de un cuerpo, pero sé que cada uno recibe su recompensa, y la mía no podía ser otra que esta.
Si ahora viera al Sin Rostro desde luego no habría tentado a la suerte. La pasión me cegó. Tan misterioso, tan atractivo con su armadura de cuero negro, con sus ojos grises asomando tras la máscara… Jamás antes había sentido el deseo de esa manera. Necesitaba conquistarlo, ni siquiera ya por el dinero que podría sacarle a un hombre que se permitía engalanar sus armas con joyas, simplemente por curiosidad, simplemente por poder sentir esos labios que se ocultaban al mundo en mi piel. Algunos decían que era uno de esos bichos chupasangres que estaban en boca de todo el mundo en los últimos tiempos. Y eso me gustaba más aun. No creía en monstruos ni en fantasmas, pero me atraía mucho la posibilidad remota de que ese hombre fuera un vampiro.

Así que decidí que sería mío. Aquella noche iría a la taberna a beber, como todas las noches, y yo iría a cazar, como todas las noches, pero hoy la presa ya estaba elegida.

Antes de salir de casa tomé las hierbas que debía tomar cada día. Así mis víctimas no podrían dejar rastro alguno en mí.

Pinté mis pestañas, mis labios, mis mejillas y apreté su cintura con un corpiño verde. Rehíce mi moño con cuidado y pinté mis uñas. Metí en mi liga los tres tubitos de mis amores llenos de los más maravillosos filtros, el del amor, el del olvido y el del dolor y salí de casa, con mi mayor sonrisa y mi mirada pícara. No había quién se resistiera a mis encantos, y lo sabía…

Cuando llegué al bar miré a mi alrededor y localicé a mi presa. Me acerqué a la barra y pedí un par de copas de vino, sin que nadie se diera cuenta adulteré una, que tendí al caballero de la máscara. Tuve que insistir bastante, mucho más que de costumbre. A la primera negativa podía haber chasqueado los dedos y habría tenido a un puñado de babosos a mis pies, pero hoy estaba decidida a llevarme a la cama al Sin Rostro, por mucho que costase.

Al cabo de unas horas ambos yacíamos en su lecho. Incluso me susurró mi nombre al oído un par de veces, entre gemidos, pero no retiró su máscara hasta terminar. Tenía el rostro pálido y unas ojeras moradas se situaban bajo sus bonitos ojos grises. Me dirigió una enigmática media sonrisa antes de atravesar mi corazón con una daga.

Vi como desangraba mi cuerpo desnudo, llenando botellitas con mi sangre. Le vi arrastrando mi cuerpo roto, desnudo y mutilado hasta el río.

Castigué a muchos por el pecado de la lujuria, y este es el castigo que me fue impuesto por rendirme yo a ella. Maldita sea mi suerte. Y maldita será la del Sin Rostro como ose cruzarse con mi espíritu.

Datos extra

* La madre de Carise era prostituta. No le enseñó muchas cosas, pero una de las que le enseñó fue a usar su cuerpo para ganarse la vida.
* Carise nunca llegó a ejercer de prostituta como tal, trabajó en muchos oficios, pero terminaba siendo despedida de todos ellos hasta que se dio cuenta de que lo que su madre le había enseñado podría darle de comer sin excesivo esfuerzo.
* Busca al Sin Rostro para vengarse de él.