AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un reencuentro (Privado)
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Un reencuentro (Privado)
Un respiro de vez en cuando era necesario absolutamente, por supuesto esto de estar situada en medio de París llegando otra vez viéndome atrapada por mis recuerdos no era lo mejor del mundo; me estaba sintiendo como entre las cuatro paredes de una habitación nada más que mucho más grande con un laberinto más propio para divagar y perderme a gusto sin problemas. Mis pensamientos seguían caminando una tras otra circunstancia pues los recuerdos no dejaban cesar mi angustia, esa última vez en ésta ciudad había estado muy lejos deser algo agradable, una lucha entre dos criaturas míticas por llevarme, yo salir huyendo a medio morir distaba de poseer algo bonito en el escenario -Pero fue lo mejor para los dos- asumí caminando alrededor del muelle aspirando ese olor tan peculiar a pescado fresco (Nada rico por cierto) de pensar que eso ingería en algunas ocasiones ahora pensaba seriamente en que en al menos en un muy buen tiempo no volvería a comer mariscos -Si tuvieráis hambre y no tuvieséis más opciones os lo tragarías- murmuró esa vocecilla subconsciente alegando al respecto, ¿Jamás se marcharía?, ¡Maldita sea! ella era la responsable de atormentarme diariamente con sus reproches amorosos, mi corazón estaba destrozado junto con mi vida ¿Era tan difícil comprenderlo?, ese modo de mirarme, ese modo de actuar, ese... todo el comprotamiento en general tenido aquella noche había sido espeluznante.
Me quedé mirando a una pareja sentada tomándose la mano, a lado había un padre con sus hijas jugando a la pelota, entonces fue cuando esa escena se vino nuevamente a mi cabeza tan vívida, tan real que me senti ausente por minutos de la realidad:
-Dejadla o te arrepentiráis- murmuraba mi padre colocándose frente al lobo con los colmillos de fuera tomándome la mano para no irme, a su vez el lado se limitaba a mirarlo ferozmente, ya para ese entonces había hecho el ridículo pensando que con una debilidad como la poseedora en ese instante los detendría ¡Ajá como no!, vaya palillo haciéndose querer pasar por valiente, sí ahí estaba yo dispuesta a todo porque ninguno de los dos saliera lastimado. En algún punto, mi padre se abalanzó sobre el otro animal estando yo de por medio, según para protegerme, me levanté hacía ademanes ridículos con los brazos intendando empujarlos sin embargo, un combate de muerte estaba comenzando, sin saber qué hacer me puse a gritar que pararan, me había levantado como había podido implorando porque no se aniquilaran mutuamente ya para ese entonces era en segundo plano, mi silueta permanecía dibujada sobre las paredes de aquella casa sin ningún significado, la sangre comenzaba a correr entre el piso de la habitación se proferían aullidos de dolor. Mis ojos se encaminaron hasta ella, la ventana estaba desocupada, dudé algunos instantes por supuesto como pude caminé aventándome al vacío literalmente, para ese momento había dejado de pensar, había dejado de ser alguien coherente, mis neuronas estaban en estado automático en fin, me quería morir sin desgraciadamente lograrlo.
Después de caer había comenzado a caminar lo más rápido posible de un lado a otro ensuciándomecon lo que encontraba a mi paso para perder rastro, la esencia de mí ser podía distinguirse a kilómetros para ellos, necesitaba salir de allí pero mis pasos patéticos hacían que tropezara una y otra vez hasta que una puerta se abrió de la nada, una viejecilla sacaba a su perro, yo por mi lado caí cuál vil res (si, nada bonito), pidiendo por refugio. A partir de esa noche, trabajé para ella algunas semanas, ahorrando lo suficiente pude irme de viaje a lo largo de Europa para terminar nuevamente en dónde no quería: París, aquí hallábame como en casa, extrañaba la gente, los rincones que solía conocer, la comida, mis ambientes extraños, porque sí, la curiosidad siempre me había metido en problemas ¡Y cuáles problemones!, extrañaba todo pero mis dudas querían desvanecerse, quería saber quién de ellos había sobrevivivo, ¿Habrían sido ambos?, un torrente me electrificó la piel ante estos pensamientos, cerré los ojos fuertemente para checar que había avanzado mucho más.
Uno de los jóvenes ambulantes se acercó para darme una manzana, comencé a jugar con ella entre los dedos antes de sacar un pañuelo para limpiarla disponiéndome a darle la primera mordida, estaba de color camrín justo en su punto, del tañamo perfecto para darle mordiditas disfrutando el jugo natural que proveía, estaba contemplándola en su absoluta perfección cuando alcancé a distinguir esa estatura junto con ese perfil haciéndome retroceder en automático -Largáos de aquí, largáos mujer- sentenció mi cabeza en voz firme, caminaba hacia atrás sin fijarme en lo absoluto terminándome por tropezar frente a otros ambulantes.
-Perdonadme por favor, pe... perd..per... perdón- comencé a tartamudear levantándome, quería irme corriendo como loca desesperada, quería salir salir de allí, mi pasado estaba justo frente mis narices, las lágrimas brotaban de mis ojos sin parar, los disparos del corazón se hacían presentes como balas saliendo por el cañón hacia su blanco, tragué saliva dándome la espalda apresurando el paso trotanto un estilo camello mal proporcionado de un lado a otro viéndome bastante tonta, no me importaba, todo lo que quería era correr, alejarme, huír una vez más...
No lo logré por mucho tiempo ya que esa mirada tan penetrante, haciáme temblar de todos lados ahora la sentía sobre mí, ya sabía, el aroma emanante estaba sobre su olfato ya distinguiéndome, lloré aún más porque sabía que estaría cerca, limpié mis ojos sintiéndome lo más miserable posible, eso quería decir que papá...¿Había muerto?, Demonios, ahora quería meterme en un hoyo y no salir, suspiré con fuerza lista para dar la cara sintiendo cómo hasta el más delgado de los cabellos también temblaba porque a mis espaldas Jamal me hablaba...
Me quedé mirando a una pareja sentada tomándose la mano, a lado había un padre con sus hijas jugando a la pelota, entonces fue cuando esa escena se vino nuevamente a mi cabeza tan vívida, tan real que me senti ausente por minutos de la realidad:
-Dejadla o te arrepentiráis- murmuraba mi padre colocándose frente al lobo con los colmillos de fuera tomándome la mano para no irme, a su vez el lado se limitaba a mirarlo ferozmente, ya para ese entonces había hecho el ridículo pensando que con una debilidad como la poseedora en ese instante los detendría ¡Ajá como no!, vaya palillo haciéndose querer pasar por valiente, sí ahí estaba yo dispuesta a todo porque ninguno de los dos saliera lastimado. En algún punto, mi padre se abalanzó sobre el otro animal estando yo de por medio, según para protegerme, me levanté hacía ademanes ridículos con los brazos intendando empujarlos sin embargo, un combate de muerte estaba comenzando, sin saber qué hacer me puse a gritar que pararan, me había levantado como había podido implorando porque no se aniquilaran mutuamente ya para ese entonces era en segundo plano, mi silueta permanecía dibujada sobre las paredes de aquella casa sin ningún significado, la sangre comenzaba a correr entre el piso de la habitación se proferían aullidos de dolor. Mis ojos se encaminaron hasta ella, la ventana estaba desocupada, dudé algunos instantes por supuesto como pude caminé aventándome al vacío literalmente, para ese momento había dejado de pensar, había dejado de ser alguien coherente, mis neuronas estaban en estado automático en fin, me quería morir sin desgraciadamente lograrlo.
Después de caer había comenzado a caminar lo más rápido posible de un lado a otro ensuciándomecon lo que encontraba a mi paso para perder rastro, la esencia de mí ser podía distinguirse a kilómetros para ellos, necesitaba salir de allí pero mis pasos patéticos hacían que tropezara una y otra vez hasta que una puerta se abrió de la nada, una viejecilla sacaba a su perro, yo por mi lado caí cuál vil res (si, nada bonito), pidiendo por refugio. A partir de esa noche, trabajé para ella algunas semanas, ahorrando lo suficiente pude irme de viaje a lo largo de Europa para terminar nuevamente en dónde no quería: París, aquí hallábame como en casa, extrañaba la gente, los rincones que solía conocer, la comida, mis ambientes extraños, porque sí, la curiosidad siempre me había metido en problemas ¡Y cuáles problemones!, extrañaba todo pero mis dudas querían desvanecerse, quería saber quién de ellos había sobrevivivo, ¿Habrían sido ambos?, un torrente me electrificó la piel ante estos pensamientos, cerré los ojos fuertemente para checar que había avanzado mucho más.
Uno de los jóvenes ambulantes se acercó para darme una manzana, comencé a jugar con ella entre los dedos antes de sacar un pañuelo para limpiarla disponiéndome a darle la primera mordida, estaba de color camrín justo en su punto, del tañamo perfecto para darle mordiditas disfrutando el jugo natural que proveía, estaba contemplándola en su absoluta perfección cuando alcancé a distinguir esa estatura junto con ese perfil haciéndome retroceder en automático -Largáos de aquí, largáos mujer- sentenció mi cabeza en voz firme, caminaba hacia atrás sin fijarme en lo absoluto terminándome por tropezar frente a otros ambulantes.
-Perdonadme por favor, pe... perd..per... perdón- comencé a tartamudear levantándome, quería irme corriendo como loca desesperada, quería salir salir de allí, mi pasado estaba justo frente mis narices, las lágrimas brotaban de mis ojos sin parar, los disparos del corazón se hacían presentes como balas saliendo por el cañón hacia su blanco, tragué saliva dándome la espalda apresurando el paso trotanto un estilo camello mal proporcionado de un lado a otro viéndome bastante tonta, no me importaba, todo lo que quería era correr, alejarme, huír una vez más...
No lo logré por mucho tiempo ya que esa mirada tan penetrante, haciáme temblar de todos lados ahora la sentía sobre mí, ya sabía, el aroma emanante estaba sobre su olfato ya distinguiéndome, lloré aún más porque sabía que estaría cerca, limpié mis ojos sintiéndome lo más miserable posible, eso quería decir que papá...¿Había muerto?, Demonios, ahora quería meterme en un hoyo y no salir, suspiré con fuerza lista para dar la cara sintiendo cómo hasta el más delgado de los cabellos también temblaba porque a mis espaldas Jamal me hablaba...
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: Un reencuentro (Privado)
La respuesta a sus problemas recientes con esa adaptación al mundo humano había sido huir y emprender un viaje en altamar razón por la que regresaba de un turbulento viajecito enloquecedor como para quedarse mas loco de lo que ya estaba pero había sido una buena razón para desprenderse de ese aroma peculiar que había en Francia , incluso las mujeres contenían el mismo rostro de aquella mujer simplemente la tenía atravesada entre ceja y ceja , el solo pensar en la ultima ves que la vio le producía dolor de cabeza y un revoltijo en el estomago que ni una botella de wiski se lo quitaba , pero aquí estaba otra ves regresando al mismo lugar donde el crimen le esperaba , bufo molesto al levantar la vista al cielo y ver con desgracia que la luna estaría llena aquella noche podía sentirlo en su pecho acelerado incluso la misma sensación le daba cada que ponía la mano en el pecho para cerciorarse de que aquel ruidoso golpeteo era de su corazón acelerado y no otra cosa , bajo del barco con aparente desgana con el saco color avena colgando de su hombro la camisa medio abierta mostrando sus pectorales casi por completo la corbatilla había sido un mejor amarre para un pequeño atado de cosas que había conseguido en su viaje .
Al bajar decidió caminar por entre los puestos de ambulantes que vendían sabe que cosas la verdad no estaba prestando demasiada atención al asunto pero de igual manera quería distraerse , hasta que la presencia de una ventisca de aire salado le dio de lleno en el rostro trayendo consigo mas que solo la brisa salina , era sin dudas al aroma de ella insitado por la curiosidad dejo que sus instintos le guiaran hasta ella movido por un deseo , verla .
Cuando la vio fue solo una maldición su corazón comenzó a golpearlo mas deprisa , sus ojos se clavaron en los de ella como si quisieran golpearla o robarla o besarla con todas sus fuerzas sus labios se movieron pero antes de que pudiera decir algo ella ...había emprendido una molesta huida no supo bien por que pero sus piernas se movieron con ella con esa rapides de la que había jurado ya no utilizar frente a los humanos normales pero quería tocarla , ansiaba tocarla de nuevo , ansiaba el sabor de sus labios nuevamente contra los suyos .
Ah si , lo había olvidado ella era hija de un chupasangre , lo supo al instante que sus cuerdas vocales pronunciaron su nombre y al darle alcance le sujeto de su brazo , el tacto le supo malditamente y endemoniadamente muy bien el solo tocarla ¡¡¡ pero al girarla y ver su rostro afectado le soltó al instante miro de un lado a otro pues el solo verla de esa manera le hizo un hoyo en el cerebro pues todas la ideas profeticas de robarla se fueron al cuerno , no quería dañarla mucho menos verla así .
- Lo siento ,
Dijo con aquella voz socarrona de la que ya no había podido separarse la cual estaba envuelta en el tinte italiano de un caballero nacido ahí .
Al bajar decidió caminar por entre los puestos de ambulantes que vendían sabe que cosas la verdad no estaba prestando demasiada atención al asunto pero de igual manera quería distraerse , hasta que la presencia de una ventisca de aire salado le dio de lleno en el rostro trayendo consigo mas que solo la brisa salina , era sin dudas al aroma de ella insitado por la curiosidad dejo que sus instintos le guiaran hasta ella movido por un deseo , verla .
Cuando la vio fue solo una maldición su corazón comenzó a golpearlo mas deprisa , sus ojos se clavaron en los de ella como si quisieran golpearla o robarla o besarla con todas sus fuerzas sus labios se movieron pero antes de que pudiera decir algo ella ...había emprendido una molesta huida no supo bien por que pero sus piernas se movieron con ella con esa rapides de la que había jurado ya no utilizar frente a los humanos normales pero quería tocarla , ansiaba tocarla de nuevo , ansiaba el sabor de sus labios nuevamente contra los suyos .
Ah si , lo había olvidado ella era hija de un chupasangre , lo supo al instante que sus cuerdas vocales pronunciaron su nombre y al darle alcance le sujeto de su brazo , el tacto le supo malditamente y endemoniadamente muy bien el solo tocarla ¡¡¡ pero al girarla y ver su rostro afectado le soltó al instante miro de un lado a otro pues el solo verla de esa manera le hizo un hoyo en el cerebro pues todas la ideas profeticas de robarla se fueron al cuerno , no quería dañarla mucho menos verla así .
- Lo siento ,
Dijo con aquella voz socarrona de la que ya no había podido separarse la cual estaba envuelta en el tinte italiano de un caballero nacido ahí .
Jamal Vieri- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/02/2011
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Re: Un reencuentro (Privado)
Escuchar su voz de nueva cuenta después de tantos meses fue como volver a despertar de ese trance "zombie" en el que me encontraba diaramente, era como escuchar la voz de los ángeles plantados aquí sobre la tierra, para mí, sí, el había sido ese ángel particular llenando mi vida de toda la luz posible. Habían sido dos malditas palabras y ya sentía como el corazón quería salirse de mi pecho por lo acelerado, un saco de arena para boxeadores recibiendo puñetazos estaría mejor que los latidos en ese instante, bajé la cabeza al suelo tragándome cada lágrima brotando de mis ojos no por orgullo más que nada por culpa, por haberlo dejado, por haberlo abandonado -Y por haber sido tan cobarde Zaskya, no es más que la verdad soís deplorable- mi subconsciente ésta vez acertaba dando en el punto exacto acerca de su comentario, sin repelar cerré las manos en puño esperando así poder tener el valor suficiente para dirigirle una mirada aunque sólo fuese unos segundos ya que seguramente había pasado a otro sitio de su vida, también lo más probable era que me odiara -¿Creéis que es para menos?, Ya os lo he dicho deberíais haber muerto en algún rincón de Europa en lugar de regresar- volvió a comentar mi mente terca, sin la verdad parecerme tan desvariante la opción.
¿Podía sentirme peor? Las piernas junto con toda la extensión de mi cuerpo parecía chicle al parecer la voluntad requerida para moverme bajo mis propios medios estana atrofiándose porque para mi suerte ni siquiera podía dar paso a ningún lado, así que estaba estancada (Literalmente) en medio del puerto sin poder aventarme al mar y todo, todo por ese maldito aroma por tenerlo otra vez frente a mí tan perfecto, tan escultural tal como lo seguía imaginando día con día sin poderlo sacar de mi cabeza porque sólo Dios sabía porqué me había alejado, el perderlo o ver como moría hubiese sido el sello de mi existencia también pero ahora parecía que justo éste momento estaba siendo el fin inicial de mi vida.
¿Lo siento? ¿Qué era eso? ¿Porqué esas palabras salían de sus labios? si la que tenía que decirlo era yo quedándome corta, debía ser yo la que pidiese perdón, clemencia per me preguntaba ¿Valdría la pena? a éstas alturas del partido sabía mi naturaleza por lo tanto el rencor se haría presente, al ser hija de un vampiro su enemigo desde tiempos desconocidos en automático me convertía a mí en su rival ¿Vaya ironía no? el amor de mi vida había temrinado siendo mi peor enemigo siendo yo la culpable de todo, lo reconocía ante todo después de mi corbardía era lo menos que podía ser, llevar la frente en alto para decir que era la única autora del caos existencial por el que ahora pasaba sin duda alguna.
De pronto las voces se acallaron, el mar se perdió en algún rincón porque mi vista sólo le estaba contemplando, aquellos mis ojos esmeraldas taladraban esa silueta queriendo ir hasta allí para abrazarle con toda la fuerza permitida, sentir de nuevo su calor, respirar de nuevo ese aroma tan suyo, tan mío alguna vez pues me había pertenecido sólo algunos días pero para mí había quedado grabado por el resto de mis días, eso ya no se lo podía decir, ya todo lo que hubiese para hablar sobre sentimientos quedarían a merced del viento siendo el juez de lo que sucedía en mi interior junto con el silencio serían testigos de no volverle hablar de amor aunque me estuviese carcomiendo.
Respiré hondo, me tranquilicé dejando que las ideas siguieran su flujo a través de mi cabeza lentamente, intenté fijar la vista en un punto ciego ajeno a él para hilar las palabras de modo prudente.
-Monsieur Jamal, la que debería de disculpar con vos soy yo por...- la voz comenzó a quebrárseme de modo tan tonto pero era inevitable no recordad aquél día en conocerlo, lo había visto en todo su esplendor siendo unno de los asesinos más malditos con uno de los mejores corazones que hubiese podido encontrarme. El guardar silencio sería mi eterna penitencia, el no poder decirle de nuevo cuánto sentía por él sería algo así como mi tortura personal -Ni siquiera merezco que me dirijáis la palabra- murmuré caminando hacia atrás.
-Bienvenido de nuevo a París- le dije ya con las cuerdas vocales a punto de ceder ante el llanto, cosa que no tardó pues la primera lágrima salió sin dudarlo, limpié apresuradamente con la mano la reacción traicionera, debía no mostrarme tan poco valiente -Vamos ingenua que él te odia idiota, cualquiera lo haría después de haber guardado tal secreto, sabéis que se irá y tú también. largáos antes de arruinarle la vida, haced que se desilusione todavía más para que de una vez por todas no seas una carga tan... asquerosa en su vida- replicó incesante mi cabeza, ¿Necesitaba ser tan mezquina con él para que fuese la mejor decisión?, ¿Era mejor que fingiera todo bien para no ser un problema?, ¿Jamás podríamos volver a hablar sin que sintiera resentimiento?, eso no lo sabría pues ahora éramos dos completos extraños sintiendo como si le conociese de toda la vida.
"El silencio será vuestra arma más poderosa para callar lo que guardáis en tu corazón, sólo Dios será testigo de ello y así será un recuerdo que se irá como el invierno" pensé tomando un poco más de aire luchando con todas mis fuerzas por no perder la compostura.
-Espero que vuestra estancia sea de nueva cuenta provechosa Jamal, luce excelentemente- le dije dando una sonrisa de lado bastante patética por cierto, no me la creía ni por los codos, ni modo, tenía que irme haciendo a la idea...
¿Podía sentirme peor? Las piernas junto con toda la extensión de mi cuerpo parecía chicle al parecer la voluntad requerida para moverme bajo mis propios medios estana atrofiándose porque para mi suerte ni siquiera podía dar paso a ningún lado, así que estaba estancada (Literalmente) en medio del puerto sin poder aventarme al mar y todo, todo por ese maldito aroma por tenerlo otra vez frente a mí tan perfecto, tan escultural tal como lo seguía imaginando día con día sin poderlo sacar de mi cabeza porque sólo Dios sabía porqué me había alejado, el perderlo o ver como moría hubiese sido el sello de mi existencia también pero ahora parecía que justo éste momento estaba siendo el fin inicial de mi vida.
¿Lo siento? ¿Qué era eso? ¿Porqué esas palabras salían de sus labios? si la que tenía que decirlo era yo quedándome corta, debía ser yo la que pidiese perdón, clemencia per me preguntaba ¿Valdría la pena? a éstas alturas del partido sabía mi naturaleza por lo tanto el rencor se haría presente, al ser hija de un vampiro su enemigo desde tiempos desconocidos en automático me convertía a mí en su rival ¿Vaya ironía no? el amor de mi vida había temrinado siendo mi peor enemigo siendo yo la culpable de todo, lo reconocía ante todo después de mi corbardía era lo menos que podía ser, llevar la frente en alto para decir que era la única autora del caos existencial por el que ahora pasaba sin duda alguna.
De pronto las voces se acallaron, el mar se perdió en algún rincón porque mi vista sólo le estaba contemplando, aquellos mis ojos esmeraldas taladraban esa silueta queriendo ir hasta allí para abrazarle con toda la fuerza permitida, sentir de nuevo su calor, respirar de nuevo ese aroma tan suyo, tan mío alguna vez pues me había pertenecido sólo algunos días pero para mí había quedado grabado por el resto de mis días, eso ya no se lo podía decir, ya todo lo que hubiese para hablar sobre sentimientos quedarían a merced del viento siendo el juez de lo que sucedía en mi interior junto con el silencio serían testigos de no volverle hablar de amor aunque me estuviese carcomiendo.
Respiré hondo, me tranquilicé dejando que las ideas siguieran su flujo a través de mi cabeza lentamente, intenté fijar la vista en un punto ciego ajeno a él para hilar las palabras de modo prudente.
-Monsieur Jamal, la que debería de disculpar con vos soy yo por...- la voz comenzó a quebrárseme de modo tan tonto pero era inevitable no recordad aquél día en conocerlo, lo había visto en todo su esplendor siendo unno de los asesinos más malditos con uno de los mejores corazones que hubiese podido encontrarme. El guardar silencio sería mi eterna penitencia, el no poder decirle de nuevo cuánto sentía por él sería algo así como mi tortura personal -Ni siquiera merezco que me dirijáis la palabra- murmuré caminando hacia atrás.
-Bienvenido de nuevo a París- le dije ya con las cuerdas vocales a punto de ceder ante el llanto, cosa que no tardó pues la primera lágrima salió sin dudarlo, limpié apresuradamente con la mano la reacción traicionera, debía no mostrarme tan poco valiente -Vamos ingenua que él te odia idiota, cualquiera lo haría después de haber guardado tal secreto, sabéis que se irá y tú también. largáos antes de arruinarle la vida, haced que se desilusione todavía más para que de una vez por todas no seas una carga tan... asquerosa en su vida- replicó incesante mi cabeza, ¿Necesitaba ser tan mezquina con él para que fuese la mejor decisión?, ¿Era mejor que fingiera todo bien para no ser un problema?, ¿Jamás podríamos volver a hablar sin que sintiera resentimiento?, eso no lo sabría pues ahora éramos dos completos extraños sintiendo como si le conociese de toda la vida.
"El silencio será vuestra arma más poderosa para callar lo que guardáis en tu corazón, sólo Dios será testigo de ello y así será un recuerdo que se irá como el invierno" pensé tomando un poco más de aire luchando con todas mis fuerzas por no perder la compostura.
-Espero que vuestra estancia sea de nueva cuenta provechosa Jamal, luce excelentemente- le dije dando una sonrisa de lado bastante patética por cierto, no me la creía ni por los codos, ni modo, tenía que irme haciendo a la idea...
Zaskya Cassabel- Humano Clase Alta
- Mensajes : 263
Fecha de inscripción : 22/02/2011
Re: Un reencuentro (Privado)
La mano le tembló ligeramente se dio cuenta de esto por que rozaba con desesperación su pantalón de ves en ves trataba de desviar la mirada para no tener que verla que caer de nueva cuenta en el embrujo de la mujer pero era tan bella , el corazón le dio un vuelco pues al ver al rededor se dio cuanta de que todo estaba pintado de blanco la escarcha en los techos y los cristales de casas cercanas prometían un escenario para una noche romantica cerro los ojos al mismo tiempo que sus dientes chocaban uno contra otro gruñiendo .
Gruñía por que pudo percibir a lo lejos el efluvio de un vampiro o dos , si , parecía que a esas malditas sabandijas les gustaba parís coincidencia de que el también regresara a ese lugar después deponer la retirada , su mano la llevo a su pecho presa de un recordatorio la marca en su pecho era una mordida de una vampiresa que le había dejado en claro lo débil e infantil que era , miro al frente dejando que los marrones se inyectaran con la figura de la dama se mordió los labios al escucharla hablar trato de sonreír pero no salia como el quería , quería ser honesto y sincero pero la mueca que el hacía era mas una sarcastica y malditamente burlona .
-No importa My lady Zaskya vos luce maravillosamente tal y como la recuerdo , creo que es gracioso que vos este aquí si mal no recuerdo nos conocimos en una noche de invierno ...
Miro el cielo y callo pues la palabras comenzaban a ser demasiado rasposas al pasar por su garganta , camino un par de pasos y se acerco a ella mostrando su brazo para escoltarla , había que se un verdadero masoquista para acercarse ala mujer que juraste amar pero que el destino marco como intocable , cerro los ojos mientras se regañaba mentalmente por ser tan estupido .
Gruñía por que pudo percibir a lo lejos el efluvio de un vampiro o dos , si , parecía que a esas malditas sabandijas les gustaba parís coincidencia de que el también regresara a ese lugar después deponer la retirada , su mano la llevo a su pecho presa de un recordatorio la marca en su pecho era una mordida de una vampiresa que le había dejado en claro lo débil e infantil que era , miro al frente dejando que los marrones se inyectaran con la figura de la dama se mordió los labios al escucharla hablar trato de sonreír pero no salia como el quería , quería ser honesto y sincero pero la mueca que el hacía era mas una sarcastica y malditamente burlona .
-No importa My lady Zaskya vos luce maravillosamente tal y como la recuerdo , creo que es gracioso que vos este aquí si mal no recuerdo nos conocimos en una noche de invierno ...
Miro el cielo y callo pues la palabras comenzaban a ser demasiado rasposas al pasar por su garganta , camino un par de pasos y se acerco a ella mostrando su brazo para escoltarla , había que se un verdadero masoquista para acercarse ala mujer que juraste amar pero que el destino marco como intocable , cerro los ojos mientras se regañaba mentalmente por ser tan estupido .
Jamal Vieri- Licántropo Clase Alta
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