Azahar Fa'har

-Nombre del Personaje Azahar Fa’har
-Edad 18 años en apariencia, 828 en realidad
-Especie: Vampiro
-Tipo, Clase Social o Cargo: Alta
-Orientación Sexual: Heterosexual
-Lugar de Origen: Noruega
-Habilidad/Poder:
-Ilusión
-Sentido de peligro
-Persuasión.


¿Cómo podría explicaros de manera simple como soy en realidad? Complicada sería la palabra más acertada, aunque decir que hay simpleza en mi forma de pensar tampoco sería errar. Hace años era cariñosa y tierna, fuerte en el interior, como buena vikinga, pero siempre pensando en el bien de mi pueblo, pues era la princesa y debía mirar siempre por encima. Ser justa se me daba bien, aunque a veces me ganaba el orgullo. También era divertida, alegre, sarcástica… Pero todo ello se me fue arrebatado.

Después de años de sufrimiento, el dolor embarga mi pecho y solo hay una cosa que desee de verdad. La venganza. La desconfianza gana a cualquier batalla y la ira es mi mejor arma. Para mi no hay lealtead que valga, pues miro por mis propios intereses… Quizá, solo a alguien que de verdad me llegue al corazón pueda conseguir que le sea fiel en todo momento, pero en estos instantes lo veo realmente complicado. Me he vuelto fría y calculadora, pensando bien todos y cada uno de mis movimientos, pues no quiero acabar otra vez cautiva.

Me gusta mezclarme de vez en cuando con los humanos, en sus fiestas y bailes puedo llegar a pasármelo bien. De hecho, se podría decir que puedo resultar a veces el puro morbo personificado. Juego tanto con humanos y vampiros a mi antojo, pues no creo que nadie sea dueño de uno mismo. ¿Peligro? Nadie está a salvo a mi lado. Aunque a veces de la apariencia de frialdad y tranquilidad, si me enfadan puedo ser realmente impulsiva. Y yo, cuando ataco, voy siempre a matar.

Historia

Vivía hace mucho tiempo en lo que es ahora el norte de Europa, Noruega para ser más concretos. No sabría decir sobre que años exactamente, pero si se con seguridad que era la princesa de un lugar precioso y una gente famosa como los vikingos o los normandos. ¿Qué pasaba ahí realmente? La verdad, no me importaba. Me dedicaba a pasarlo bien, a veces dar culto a los dioses y aprender. Sí, amaba aprender cosas nuevas, que me enseñaran sobre la vida y en general, sobre todo.
Había una cosa que consiguió cautivarme por completo, una leyenda que hablaba sobre unas criaturas fantásticas y letales; los vampiros. ¿Qué hice? Simple. Intenté averiguar más, mucho más sobre ellos. Hasta que, una noche, salí con unas amigas a una fiesta a las afueras en honor a Odín. No recuerdo exactamente porqué, quizá habían ganado alguna batalla, no lo recuerdo. La cosa es que nos lo pasamos bien y de repente noté como unos ojos no se apartaban de los míos. Azules, fríos como el hielo, pero a la vez sensuales y cautivadores. Le miré con una sonrisa en el rostro hasta que al final se acercó a mí. Hablamos y reímos toda la noche, me contó cosas de sus aventuras, pues él no era del reino y había vivido muchísimo. Aquella conversación hizo que me diera cuenta que quería salir de mi reino, de mi hogar… Quería descubrir el mundo, conocerlo. Ambos dos salimos juntos de la fiesta y lo que ocurrió ahí jamás podré entenderlo en mi comportamiento. Seguí su beso encandilada totalmente, sintiéndome entre confusa y feliz, con una sensación en el pecho que jamás había sentido antes. Fue entonces cuando me di cuenta. Me aparté de él un poco asustada mientras él me susurraba que no tuviera miedo, que no quería hacerme daño. Mintió… Más o menos. Me arrebató la vida que tanto quería, me dejó casi sin aliento en el suelo. Pensaba que iba a morir ahí, que había sido estúpida por no haber hecho caso a tantas leyendas e historias que había escuchado, pero me sorprendió a darme de beber de su sangre. Fueron solo unos instantes de horrible de dolor, solo unos segundos que se me hicieron realmente eternos. Pero ahí estaba, siendo lo que tanto ansiaba conocer.

Aquel vampiro me instruyó en mis nuevas habilidades, me enseñó el mundo durante años y era feliz. El mundo cambiaba a mi alrededor mientras yo seguía siendo joven y bella, a la vez que aprendía más y más de algo que no debería. Entonces pasó algo diferente. Alguien nos hizo una emboscada, alguien que no conocía absolutamente de nada, pero mi acompañante sí. Al intentar defenderme él acabó herido, jamás sabré si salió con vida de ahí o no, pero aún recuerdo las últimas palabras que dijo antes de que se me llevaran: “Haced conmigo lo que queráis, pero a ella no lo matéis. Os daré lo que me pidáis”. Debió hacedlo, pues jamás me tocaron un pelo. No nos engañemos, lo hubiera preferido mil veces. Me encerraron en un ataúd durante siglos y siglos, dándome de comer solo lo necesario para que sobreviviera y jamás sangre humana. Al principio gritaba sin cesar, ordenándoles que me soltaran o que me trajeran a mi vampiro, a mi maestro… No tarde mucho en darme cuenta de que era inútil.

Los descendientes de esos cazadores o insquisidores no se olvidaron de mí ni incumplieron su promesa, pues aún con el tiempo seguían alimentándome hasta que un día, un iluso medió abrió el ataúd. Imagino que para ponerle nuevos grilletes, nunca lo sabré. La cosa es que salí de ahí en cuanto hubo un mínimo de debilidad en mi prisión. No, no me molesté en matarle, ¿para qué me volvieran a encerrar? Salí de ahí a toda velocidad, buscando un lugar donde refugiarme y organizar mis ideas. Aquella noche me di un gran festín de sangre humana, pues he perdido por completo el respeto por estos seres inferiores y estúpidos. Pero, saqué algo en claro de mis noches encerrada; nadie merece piedad y la venganza se sirve fría. Ahora el cazador será cazado… Serán mis presas.

Datos Extras

*Me gusta mucho la música y me he molestado en aprender a tocar el piano desde que salí de mi ataúd. (Lo que más se es de canto, pues amo mi voz de soprano)

*Amo la sabiduría y me encanta aprender cosas nuevas. De hecho, aunque no confíe en nadie jamás rechazaría a alguien que se ofreciera a enseñarme más.

*Soy amante de los animales y la naturaleza. El mejor sitio para conversar conmigo sería en cualquier prado desierto lleno de criaturas libres y salvajes, rodeados de una honda tranquilidad.

*En el fondo me gusta la compañía y soy incluso sensible, pero obviamente casi nadie sabrá esto.

*Me gustan las personas divertidas y atrevidas. Y si consiguen que haga cosas que de normal no haría, ¡aún más!

*Me dan pánico el mar. Desde que era pequeña, aunque me parecía precioso, jamás he podido meterme.

* Llevo un colgante desde hace siglos que me regaló aquel vampiro que me convirtió. Es el tesoro más preciado que tengo y si se me arrebata soy capaz de hacer cualquier cosa por recuperarlo