Bienvenido sea Monsieur Devoire [reservado]

por **Éire Danaán** Mar Mayo 01, 2012 2:23 pm

Un carruaje aparcado en la penumbra cerca del puerto, guiado por dos elegantes corceles negros y con gruesas cortinas, es lo único que se puede ver a esas horas de la noche en las calles de Paris, o más bien en ese sector de la ciudad. El centro de Paris ha de ser el deleite de los aristócratas, lujos y fiestas entre cortesanas, allí donde el enviado de los cinco Frentes ha de estar, cumpliendo con su labor e inspeccionando una de esas mujeres de la vida. Pero en el puerto, la actividad suele bajar a estas horas, los marinos se van a bares cercanos, a conseguir con quien pasar la noche e incluso a perder sus dinero en mesas de juego, por eso la joven escogió esa hora y ese lugar para esperar a su nuevo visitante, uno que anunciase su llegada hace un par de semanas y que requiere de las mejores atenciones.

La joven engalanada en un vestido verde oscuro con bordados dorados, y una capa de terciopelo del mismo color, espera en el carruaje a que sea la hora indicada, sin apartar la vista de su cuadernillo de anotaciones. En el encabezado de una de las paginas Katra Di Alessandro, princesa de Flandes y la nueva jequesa de Alejandría, recientemente emboscada en lso Pirineos. En otra Marianne Louvier, secuestrada supuestamente por la inquisición aunque de aquello se tiene mayores antecedentes que los rumores que el mago Delbaeth ha recibido de espíritus errantes. Pero aquellos dos enunciados que mas paginas ocupan y que más borrones tienen son los dedicados a la Shamballah y a la Hechicera de la Estirpe, de quienes poco avance se tiene y las que más apremian a la mujer de cabellos castaños y ojos pardos.

Éire Danaán, lleva cerca de tres meses sin tener avances en su investigación, sabe bien que tres meses no se comparan a tres años, pero esperaba que su primera reunión con él, fuese con hechos más concisos que simples suposiciones, ella está inconforme con sus logros, pero sabe al menos, que los preparativos para la estadía de él serían de la altura que situación amerita. Cierra de golpe el cuadernillo y lo introduce en un compartimiento secreto del carruaje, un largo suspiro mientras cierra sus ojos, solo queda confiar en la llegada de refuerzos desde lejanas tierras. Toma su reloj de cadena y ve la hora con aire solemne, las dos menos quince, sonríe de medio lado al oír como una embarcación encalla en el muelle, baja del carruaje cubierta por la bruma de esas horas, es casi imposible que alguien la reconociese bajo tales circunstancias. Todo sale tal cual lo planeado.

Sus tacones apenas golpean los adoquines y luego son acallados por la madera enmohecida, allí aguarda silente, sin la compañía de nadie, siquiera de su lacayo. Para el hombre que contrato como cochero, se trata de la llegada de un joven músico a quien ha de trasladar a su nueva residencia temporal en parís. Lo que el pobre hombre no sabe, es que a la mañana siguiente no recordara nada de lo ocurrido, si quiera el nombre de la mujer que lo contratase o la copa de vino que beberá al llegar a destino. Nada se escapa de la mente de la irlandesa, una mente entrenada para el espionaje y borrar sus huellas.

Con elegancia insuperable e hidalguía nunca antes vista por las calles parisenses, desciende un hombre de mirada intensa y porte indiscutido, apoyado en su lado izquierdo sobre un fino bastón tallado. Se trata de él, tal cual como lo recuerda, aun cuando el abatimiento de su duelo se refleja en la expresión de su rostro, no deja de ser atractivo. La Joven le sonríe y da un paso hacia él antes de hacer una reverencia - Monsieur Devoire, sea bienvenido - saludo con distinción, antes de extender su mano derecha apra ser besada por él - Paris se alegra de tener a tan distinguido pianista para ser parte del nuevo montaje de la Galería Danaán - aquellas palabras son dichas para que si algún no grato observador lo escuchasen.

- Monsieur, el carruaje nos espera-señala con solemnidad.

por **Francoise Devoire** Jue Mayo 03, 2012 10:09 pm

Paris desde hace ya algún tiempo se perfila como el centro de la actividad política y social de Europa y el mundo, todo ocurre en allí en la “Ciudad Luz”, por ser cuna de la actividad intelectual desde la época de las grandes revoluciones. Movimientos que fueron seguidos de cerca por los sabios aghartianos, hijos de una sociedad oculta, herederos de ese saber que se desarrollaba desde hace milenios. Una sociedad aun más avanzada que la parisense, o cualquiera de las europeas, pero que a pesar de desarrollarse alejada jamás perdió el contacto con el mundo, por el contrario para los sabios aghartianos aquella era una sociedad digna de observar.

Así en su tiempo, guiados por Shamballah y en la actualidad por su cuenta, gitanos, druidas y humanos, suben al mundo de los terráneos o como Sanat Kumara les llama, mundanos, para aprender de los errores que ellos como civilización inferior cometen. Para Shamballah, el peor error de ellos, en especial de los humanos es la soberbia, pero Sanat Kumara ellos pecan de ambiciosos, sus ansias de poder y el temor a lo desconocido es lo que los hace vulnerables y prepotentes.

Para Francoise y Astrea, Sanat Kumara y Shamballah, no es pecado ansiar conocimiento, ansiar territorios, siempre y cuando aquello no afecte a otros. Aquella durante milenios ha sido su actitud, desde que fundaron aquella ciudad se han mantenido ajenos a los conflictos de los mundanos, a las luchas de poder, al punto de preferir vivir en silencio, en su idílica ciudad. En contadas ocasiones los lideres dejan la ciudad, pues es en los hiperboréanos y en sus minoicos, en quienes recae la compleja labor de estudiar a los terráneos, así como advertir a la ciudad cuando esta corre peligro. Ese es uno de los principales motivos que lleva a los líderes a dejar el mundo subterráneo. La primera es de incursión y era encabezada por Astrea, líder en tiempos de paz, ella se encargaba de recoger conocimiento; la segunda y sin duda la que aghartianos mueve, es la seguridad de la ciudad, labor que recae en Francoise, líder en tiempos de guerra.

Eso era hace algunos años atrás, antes que un nefasto error significase la desaparición de la vampiresa, la líder del imperio, pues luego de eso y aun cuando su eternidad, Francoise, se esforzaba por cubrir lo mejor posible ambos liderazgos, constantemente dejaba las labores burocráticas a los minoicos que aconsejaban a su desaparecida esposa. El dicho “detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”, se aplica a la perfección para esta pareja de vampiros, pues el gran líder cambio tras aquello, aunque solo los más cercanos lo notaron. Pero si ya un líder menos es una gran pérdida, que el otro líder, el estratega, perdiese el norte en su luto, desencadenaría una crisis.

Tres años tardo en ocurrir, pero en tres años se perdieron preciadas vidas, minoicos e hiperboréanos diezmados, soportando la presión de un secreto que les costó la vida a los más leales, aquellos que murieron guardando silencio. Su enemigo cobro una fuerza inesperada, expandiéndose por Europa, cazando a diestra y siniestra, dando muerte, arrastrando fuerzas hacia sí, consolidándose en una institución para nada oculta, por el contrario reconocible, con grandes aliados. Si, el monstruo de la Inquisición, s volvió el peor fantasma de los Aghartianos, los cinco frentes, eran la barrera a la cual aun no lograban llegar, pero si lo hacían, la Utopía que Astrea y Francoise soñaron se derrumbaría.

Ese fue el gran temor que saco Sanat Kumara de su infructífera búsqueda de Astrea, y le hizo reaccionar cuando de la noche a la mañana el Jeque de jeques se presento ante él, informándole que por poco son atrapados por la Inquisición. Cuando la Hiperboréana Éire le anuncio del asesinato de sus padres, e incluso el Vitrol Jared le notificó que su gemelo murió cumpliendo labores de espionaje. Grandes aghartianos muertos o en peligro, supo en ese instante que debía proteger el legado de su consorte, presentarse en el centro del conflicto, unir las fuerzas y enfrentarse a aquel monstruo llamado Borgia, y que se hacía llamar santo.

Una noche de silencio, de absoluta meditación fue suficiente para que todo estuviese a su disposición, transcurida menos de una semana desde que se reuniese con dos de sus minoicos portadores de lapidarias noticias. La decisión fue tomada sin dar cabida a cavilaciones, in so facto dio órdenes contactasen a la única persona en París, que podría disponer de lo necesario con solo tronar los dedos. Una mujer que es todo lo opuesto a lo que se espera de su género, una dama que toma las riendas con tal destreza que nadie jamás ha sospechado de ella, tal es la confianza que el estratega tiene en aquella mujer, que no espero confirmación antes de embarcarse le basto con enviar un mensaje simple, nuestro mensajero el espíritu errante de sus padre, el médium, uno de los más destacados brujos de Agharta.

Tal como era de esperar apenas el barco encallo en el puerto, ella ya estaba allí con porte elegante y dominante, aun cuando nadie estaba allí para observarla, como dueña que era de aquella escena. Una sonrisa de medio lado se dibujo en los labios masculinos al verla, cual orgulloso padre de ver a su retoño, y aun que ella no era su hija, la vio crecer en la ciudad subterránea. Al verla allí cualquier duda sobre si era la indicada se disipa, un acierto resulto incluirla en la línea sucesoria de su raza, como un líder.

- Madame, un placer verla finalmente- saludo mientras toma la enguantada mano y deposita un fraternal beso en esta - Será un honor interpretar para tan ilustre publico- responde siguiendo la pantomímia que ella ya ha planeado para justificar la presencia del vampiro - Pero los negocios, serán conversados con una copa de vino y bajo la calidez del fuego- acepta la indicación de abordar el carruaje., ofrece su brazo derecho a dama y ambos se encamina en silencio hasta aquel que será su transporte.

por **Éire Danaán** Vie Mayo 04, 2012 7:14 am

En silencio y tras los protocolares saludos aquel hombre a quien la joven irlandesa brinda sus respetos, la dama toma el brazo que le ofrece el vampiro y ambos, cual actores en su propio teatro salen de escena para quedar en completo silencio tras bambalinas, es decir en el carruaje que los guiara hasta su próximo destino. Lo cierto es que todo fue preparado desde mucho antes en la mente de la joven, quien esperaba encontrarse en situación así, sabía bien que este día llegaría, que el momento en que el Sanat Kumara decidiese visitar Paris, debería librar de su persona cualquier mirada que pudiese poner en peligro la misión. Ahora mismo se encaminaban hasta aquel sitio que sería la residencia del vampiro por los próximos meses, en una de las zonas más apartadas de Paris, lejos de miradas curiosas que pudiesen sospechar del ir y venir de visitantes.

La joven Hiperboréana preparo todo para que la inquisitiva mirada de los cazadores no se posase en ellos, aunque no por ello se trataba de un lugar sobrio o modesto, por el contrario. Un antiguo y abandonado Château de Malmaison, un lugar construido para uno de los pocos sobrevivientes del linaje de los Lideres Aghartianos, pero que se perdiese en el olvido hace ya unos siglos. Un lugar que los padres de la joven irlandesa comprasen hace algunos años y transformasen en un prestigioso hotel y club social, destinado a la elite parisense. Durante la mayor parte del tiempo el Château era destinado a aquella actividad, pero por ahora, desde hace un mes que el lugar ha ido cambiando de huéspedes, le elite francesa ha sido reemplaza por aghartianos y minoicos.

Sabe bien que desde el puerto hasta su lugar de destino es largo, pero calculo a la perfección el tiempo y antes que el alba clarease estarían en, su ahora, cuartel general, pues los tiempos de guerra los aplastan y es momento de tomar medidas. Finalmente, mientras el vampiro navega por la mente de la irlandesa, esta deja su mirada descansar, y porque no, dormita parte del trayecto. Ya es demasiado tiempo sin tener un descanso real, los días dedicados a mantener las apariencias, las noches, reservadas en su mayoría para el Vitrol Al’Ramiz, poco es el tiempo que dedica a recuperar energías y aquello se hace latente en su rostro. Ojeras antes inexistentes bajo sus ojos, y porque no mencionar la ausencia de color en sus mejillas. Si no fuera porque se le va la luz del día, muchos habrían de pensar que es un vampiro recién convertido.

El aroma de fresno y el correr del agua, son el anuncio necesario para regresar a la realidad, una demasiado cruel, pero que tiene sus buenos momentos a pesar de la adversidad. El carruaje se detiene frente a una marmolada escalera que conduce a la entrada principal, una escalera que concluye en una gruesa puerta de ébano tallada, y que en su interior fue blindada por aquella aleación de metales que provienen del mundo subterráneo. Un lacayo los ayuda descender, y es el mismo lacayo quien ofrece una copa de vino al cochero, un brebaje que borrara la memoria del servidor y cubrirá las huellas de la peculiar pareja.

En el Hall, el mismo sirviente que les ayudase a descender, recibe los ropajes de abrigo de ambos - Monsieur, su habitación es esta en el ala inferior, especialmente dispuesta para usted. - comunica con solemnidad, como si tratase en efecto con un prestigioso pianista, la joven mantendrá el teatro hasta que el sirviente se retire, solo allí dejara de fingir dará lugar a los hechos concretos. - Monsieur Devoire, acompáñeme y le daré un recorrido por el lugar antes que vaya a descansar- enfatiza cada palabra con sus gestos, dirigiendo sus pasos desde el hall hasta e salón principal. Uno que mantiene bajo llave, una llave única que solo ella porta.

- Me tome la libertad de citar primero a aquellos que más alejados se encuentran de los últimos acontecimientos. Luego, más avanzado el día, antes de caer la noche, los guardianes del vitrol nos reuniremos con usted - agrega mientras abre las puertas de par en par y enseña cual será la sala de reuniones de ahora en adelante. Un lugar muy diferente a los salones marmolados de la ciudad subterránea, un sitio demasiado lúgubre comparado a los sitios cargado de luz de Agharta, pero que no deja de ser útil para su fin. El Salón del Consejo.

por **Francoise Devoire** Vie Mayo 04, 2012 9:34 pm

Todo el tiempo que ella guardo silencio sirvió al Sanat Kumara para interiorizarse en los racionales pensamientos de la mujer en que se convirtió su más preciado Hiperboréano. Pocos se desenvuelven como ella entre dos mundos, pero aquello que ve en su mente le preocupa, al mujer ha descuidado su vida por la causa, casi con el mismo ahincó que lo hiciesen en su tiempo Sirat y Valerius, y aunque tener un ideal no tiene nada de malo, si ha de ser dañino cuando se deja de vivir por él. Francoise percibe que su anfitriona poco a poco ha deja de ser la mujer, para ser la Hiperboréana , y aquello le preocupa, pues tarde o temprano la cuerda se tensara tanto que ella se perderá a si misma. ¿Pero cómo un hombre de guerra ha de ser el consejero que nunca supo ser? El estratega siempre dejo aquellas labores en manos de su desaparecida esposa, aunque ahora que ella no está el hombre ha de cumplir con ambas funciones, mantener la paz y llegar la guerra.

- Mi Sirat, ha de enorgullecerse de ti. -fue lo único que atino a decir, y aunque esas palabras sean pocas en relación a lo que ella necesita, el hombre sabe que el reconocimiento de los logros es aun más gratificante que un descanso.

En efecto, todo lo que el líder ha visto desde que arribase a Francia hace ya algunas horas, le ha sorprendido gratamente. Cada paso muy bien medido y calculado, poco lugar a ingratas sorpresas y claro, nada lejos del lujo al que el vampiro se ha acostumbrado. Si, Éire Danáan, la Hiperboréana, movió sus influencias consiguiendo aquel lugar, tan obvio que no sería sospechoso. Por su parte, no solo consiguió una coartada perfecta, sino que también hizo correr como el silencioso murmullo de las aguas, la noticia de su llegada, a un consejo extraordinario de guerra. La sonrisa de satisfacción se ensancha, al igual que aquella hinchazón en el pecho, llamado orgullo. Incluso la decoración del palacio demuestra cuanta dedicación hay en aquello.

Al llegar al salón principal el vampiro se limita decir una sola frase - Éire, tus ancestros están tanto más orgullos como yo estoy de ti. Aquel que dude tu liderazgo, desconoce cuánto eres capaz de conseguir.. - más sinceras no pueden ser las palabras del hombre, uno que rara vez habla y que pocas veces tiene un atisbo de humanidad como este, pero los logros de la mujer se han ganado elogios, y ella un descanso, aunque por el momento no se lo puede otorgar. Con solemnidad rodeando la mesa, graba cada detalle mientras asiente, antes de tomar por la barbilla la humana y verla fijamente a los ojos, una leal servidora como pocas se han vsta en la ciudad. Los ojos azules se tornan fraternales antes de depositar un beso en la frente de ella. - Ve. Anuncia que Sanat Kumara tomara su lugar. -

Primer Consejo de Guerra
veinte minutos más tarde

Poco a poco las sillas descubiertas fueron ocupadas por los convocados, miradas cómplices cargadas de preocupación, cruzaban la habitación, nadie hablaba, esperaban la voz de su líder y sopesaban la gravedad de la situación. La guerra era inminente… Agharta perdería su anonimato a cambio de ver la caída del Sumo Pontífice, aunque muchos podrán dudar de la cordura de su líder. En la cabecera se encontraba sentado él, con mirada ausente y un pequeño mapa del Vaticano, un que meses atrás le hiciese llegar Jaden. A su derecha aun en la cabecera, una silla vacía, cubierta con un velo negro, a su izquierda sentada Éire, quien había asumido como Hiperboréana y en parte suplido a Astrea en los sutiles detalles, como el velo que cubría algunas sillas, las de muertos y desaparecidos. Apoyado junto a él, un bastón finamente tallado, un símbolo de su posición de líder en ausencia de un cetro.

- Se da inicio al primer consejo del presente siglo. - su voz áspera resonó en el salón ante un sepulcral silencio - El más doloroso de toda la historia de Agharta, aunque aquel del que más esperamos aprender. - expresó más como una recriminación personal, que otra cosa, cuanto hacía falta Shamballah, ella daba las palabras de aliento y las condolencias - Todos han perdido a algún ser cercano... -no lograba expresar correctamente aquellas palabras, menos aun incluirse entre quienes han sufrido alguna perdida - Este consejo es honor en ellos, para que su lucha no se pierda, pues ellos han muerto en pos de un mismo fin, proteger nuestra amada Agharta - Algunos murmullos, e incluso alunas lagrimas silenciosas entre los presentes pero él líder se enfoco en su propio dolor “nuestra mi Sirat, nuestra Agharta …. Donde sea que estés amada”

Busco la mirada de su amada, como solía hacer en situaciones difíciles, buscando consejo, miro a su izquierda, pero la realidad le golpeo aun más que antes, el velo negro e lugar de su consorte, adornado simplemente por un prendedor con el símbolo de la antigua Atlántida, que ella usase desde el momento en que se convirtió en sacerdotisa. Los detalles que la mujer a su izquierda preparo para el consejo, estaban cargados de significados. Ahogo un suspiro antes de regresar a los presentes.

- Guerra, la Inquisición nos está pisando los talones, aquello significa guerra - nuevamente miradas inquietas, que él acallo con una recriminatoria orden mental - Necesito oírles, conocer todo lo que está ocurriendo, aquello que estáis haciendo para evitarla - Solo si los informes eran convincentes él pondría freno a las embarcaciones que estaban en alta mar, atentas para un intempestiva invasión al Vaticano, no, no era un hombre de palabras, pero sí de acciones, aunque fuesen radicales.

por **Éire Danaán** Mar Jun 19, 2012 10:57 pm

Cierto es quela joven irlandesa puso toda su dedicación en aquel primer acto público como Hiperboréana desde que asumiese el cargo tras la desaparición de la Shamballah. Hubiese preferido seguir su vida calmadamente, sin las preocupaciones de una guerra, simplemente resguardando la paz de Agharta y la sabiduría que esta esconde tras sus altos mármoles, bajo las capas de la tierra entre las arenas del desierto. Pero todo cambio de curso tres años atrás, fue llamada ante el consejo de Hiperboréanos, junto a un representante de cada raza, la razón, una sola los lideres de cada raza habían elegido a quienes serian sus sucesores en caso de cualquier imprevisto. Desde que Agharta fuese fundada, los llamados a ocupar el cargo de Hiperboréano Humano, fueron los descendientes de la Shamballah y del Sanat Kumara, la línea de sangre determinaría a los sucesores. Pero aquella tradición desde hace ya algunos siglos dejo de seguirse, la razón, Los descendientes del linaje se encandilaron con el mundo de los terréanos, cada vez su estancia en la superficie se extendía por aun más tiempo, hasta que finalmente el cargo de Hiperboréano humano fue ocupado por representantes de su raza, los más sabios humanos que avocasen su vida a la idílica ciudad de subterráneos.

La familia Danaán desde hace ya algunas generaciones que se entrego a la noble misión de Agharta, Monseiur Danaán fue uno de los más respetados custodios del Vitrol, y así también un gran minoico. Por lo mismo cuando la joven Éire fue elegida como futura Hiperboréana, las expectativas no fueron menores, bien se conocía el renombre de su familia y las gestiones que ella misma realizase desde la superficie. Aun así, la ascensión al cargo no estuvo exenta de dificultades, ella debió asumir en medio de aquella apocalíptica tormenta de arena que arrastrase consigo a la Shamballah y a renombrados lideres, consejeros e incluso aliados. Ser custodio del vitrol, solo fue un complemento a todo aquello que recayó entre sus manos, aun antes que su padre muriese, ella comenzó la búsqueda de Astrea y de la hechicera, siendo esta ultima su prioridad. Fue poco antes que sus padres la enviasen a parís, que un emisario espectral le notificase que su antecesor había muerto en manos de la inquisición y que desde ese momento pasaba a ser Hiperboréana.

Exigente como siempre no dejo hilo sin atar, lugar sin rastrear, contactos e influencias si utilizar, para así concretar aquel consejo, el Primer Gran Consejo de Guerra en siglos, uno tan temido como esperado, pues las noticias que se revelasen entre aquellas murallas serian decisivas al momento de enfrentarse al más grande enemigo de los sobrenaturales, la inquisición, pero por sobre todo a Alejandro Borgia, el más Sádico representante de la iglesia. Sentada a la izquierda del Líder en tiempos de Guerra, la joven se vuelve aun más consciente de la gravedad de la situación, no solo por las miradas que entre los convocados se cruzaban, sino por las ausencias no contempladas, señal segura que o perecieron en manos de inquisidores o fueron capturados para torturas.

- Señores, no es tiempo de dudar - la suave voz femenina se escucho sobre los murmullos, firme pero sin dejar las notas de normalidad. Sobre ella cayeron miradas reprobatorias, otras curiosas, pero por sobre todo una mirada de gratitud proveniente del mismo Sanat Kumara - Seis mes atrás la familia Danaán, mi familia, fue perseguida y mis padres asesinados. Mismo tiempo que llevo exiliada en Paris, sin poder regresar a Irlanda. - Palabras breves que relatan parte de lo vivido, omitiendo detalles que no debían ser públicos, como que uno de sus deslices fue razón para acusarla de hereje y hostigar a su familia - Al mismo tiempo, en el Sacro Imperio, los Phartenopaeus fueron emboscados en diferentes frentes, toda la familia imperial muerta. Solo dos sobrevivientes, ambos exiliados, esperando el momento de regresar. - Sin nombres, aunque ya todos debían suponer de quienes se trataba, Katra Di Alessandro, princesa del imperio y su tio, Alastair Phartenopaeus.

- Un mes después, irrumpieron en la residencia donde me hospedaba, destruyendo todo a su paso, secuestrando a la joven Louvier…. Duquesa de España hasta hace poco, pero que tras descubrirse una legitima De Castilla, hoy ostenta el título de princesa- un silencio prolongado siguió al breve suspiro femenino, evidentemente todos estaban sopesando los hechos que la mujer notificaba - Todos hechos aislados a ojos mundanos, pero que para nosotros, protectores de la Ciudad subterránea, son parte de una red, una seguidilla de de ataques que pretenden diezmar las fuerzas, y con ello revelar un secreto que juramos proteger aun después de la muerte - paso la vista por todos, rostros agobiados, facciones tensas y ceños fruncidos, nadie se encontraba ajeno a la cruel realidad.

- El tiempo juega en nuestra contra, cada segundo que tardemos en actuar, será un paso atrás de nuestro enemigo. - una amarga sonrisa surco sus labios, bien sabía que no eran ni uno ni dos, sino un centenar de pasos los que se encontraban atrás - Toda información es importante. Y aunque ganas no me faltan de enfrentarme cara a cara con los asesinos de mis padres, un enfrentamiento directo solo atentaría contra aquello que juramos proteger- Regreso la vista al hombre a su derecha, al estratega y al guerrero - Sanat, si de mi depende, guerra será, pero una guerra silenciosa, una que mine el camino y el liderazgo de aquel hombre que se llama Santo…. El poder de un líder depende de la credibilidad que tenga… Mi propuesta, es hacer que trastabille una y otra vez, hasta que sus propios seguidores le den la espalda -

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