La noche nos vuelve a unir[Federico]

Como pueden ser las noches
si no el mismo arte bañado
en tus labios...

La vida ya era bastante costosa para dejar que la sed se dominara de mi, preferia alejarme de la sociedad y asi conseguir tomar aliento una ultima vez. No habia nadie por alli y estaba demasiado lejos de la cuidad, por una parte ni me apetecia llegar a ella estaba en la tranquilidad de la soledad que era lo que necesitaba en ese momento cuando podia ser yo misma sin ataduras y sin nadie que quisiera estar mas alla de lo que podian ser unas palabras de aliento que se las llevaba el mismo viento, comprobe que en las ruinas no habia nadie y me introduje en la casa abandonada agotada y sin poder mas estaba muy debil sin sangre, no sabia cuanto hacia que no veia un humano y podia ser demasiado peligroso el que viniera alguien por alli, una herida en mi costado a causa de un vampiro la noche anterior no tenia buena pinta pero no podia hacer nada sin sangre para regenerarme.

En ese momento no sabia porque pasaba por mi mente el encuentro con aquel joven al cual arrebate la vida no pude evitar sentirme mal por ello, por mi mente pasaba imagenes de lo que habia pensado en ese momento y como me sentia. La mirada se quedaba perdida entre los huecos del tejado en el cual se veia entre las rendijas las estrellas de esa noche. Extrañaba mucho al joven pero lo malo era que su ultima mirada hacia mi habia sido de odio, no sabia porque me habia llamado tanto la atencion para hacerlo eterno y querer una vida con él pero fue su rostro quien me dejo marcada a una nueva partida huyendo de él para que pudiera comenzar una nueva vida aunque no sabia si eso era posible.

¿Por qué volvéis a la memoria mía,
tristes recuerdos del placer perdido...?

Alejarme de la sociedad era lo que realmente necesitaba y más de aquellos que me tomaban como juguete por mi debilidad, por no alimentarme de la sangre caliente y hermosa de los humanos. Luego de más de 6 siglos de maltrato hacía mí, de juegos y de tomarme como deposito de sangre había logrado escapar de aquellas bestias que me perseguían hasta en mis pesadillas.
Extrañaba tanto la vida como humano, era tan bella, tan hermosa, mi familia, mis amigos, mi vida… no podía evitar tratar de buscar una salida a todo esto y lo intente, quise terminar con mi existencia pero de nada sirvió. Quisiera realmente matar la bestia que me arrebato mi vida, ya no recuerdo nada de aquellos momentos, solo que era un joven dulce y tierno, feliz con sus amigos, cariñoso y cálido… lo seguía siendo lo sabia, solo que sin mis amigos y sin mi familia. Necesitaba llorar, llorar hasta que mis ojos ya no vieran más allá de mis lágrimas, hasta que todo se volviera negro, que se volviera un mundo de sueño, de fantasía en la que podría volver a ver a mis seres amados. Dejar todo el sufrimiento atrás, mis dolores.

El escaparme de las garras de los que se creían mis dueños había sido una lucha bastante dura, pero mi agilidad fue vital, no había tomado sangre, como se me ocurre no haber tomado sangre de nadie antes de salir aunque fuera de mis “dueños”. Camine tan lejos como pude de Paris, hasta lo que se llamaban las zonas abandonadas, tal vez podría descansar, dormir algo. El color de mis ojos azules comenzaba a ser un celeste apagado, un gris fuertemente notable, comenzaba a morir lentamente, tan lentamente que comenzaba a creer que mi cometido se estaba por cumplir y una vez por todas iba a morir.
Camine lentamente hacía una casa abandonada, era un buen lugar para refugio. Aunque sabía que podían seguir mi rastro de olor pero que diablos importaba, quería derrumbarme a dormir, descansar, comenzar a curar mi espalda de los golpes de cadenas que tenía, esperaba que no quedaran cicatrices. Entre al lugar totalmente nublado de sentidos, hasta caer en una esquina, con la espalda pegada a la pared, mis piernas flexionadas y los codos apoyadas en ellas para con mis manos sostener mí pesada cabeza. Cerré los ojos sin importarme nada, aunque había un olor que conocía… algo que me ponía tenso no me importo, lo ignore totalmente.

Algunas palabras son las amargas
que se quedan en el alma y el pasado
nos cobra la deuda pendiente...

No sabia porque me tenia que topar con aquel hombre lobo, bien sabia que por mi sed estaba bastante debil como para no atreverme a enfrentarme a él pero aun asi me arriesgue demasiado. La herida estaba bastante fea pero no tenia forma de curarla pues me hacia falta sangre y por lo que sabia por las zonas tan desiertas no solia pasar ningun alma. Tenia que hacerme a la idea de que otra cosa no podia pedir. La misma sangre ya se hacia notar en el vestido que portaba, incluso en mi mano se podia ver. No por ello pensaba rendirme tan facilmente, aun me quedaba mucho camino por delante. Estaba tan centrada en lo que era mi herida que no atendia a lo que ocurria a mi alrededor, cuando quise darme cuenta me vino de repente un aroma muy familiar. Mi propio cuerpo comenzo a tensarse como un aviso.

Mi mente se lleno de unas imagenes que esperaba que no fueran ciertas, era aquel joven?... no podia ser... lo habia dejado demasiado atras como para haber llegado hasta aqui. Porque mi pasado me la jugaba nuevamente o en si mi subconsciente. Seria añoranza de verlo tras aquella sonrisa que solia ver alguna noche. Maldecia el dia que me cruce en su camino y me habia... enamorado? eso era posible para alguien como yo.... No estaba segura ni de mis palabras, ni de mis pensamientos solo que sabia que tenia que irme sin hacer ruido y huir de nuevo.

Nada mas me puse en pie fue cuando mi cuerpo tambaleo, una sensacion extraña recorrio mi cuerpo. Sin querer le di un ligero golpe a una de las piedras, queria permanecer en la sombra pero fue imposible, ya que por las grandes rendijas del techo quedaban muchos rayos de luz en mi camino. Fue entonces cuando avance que un rayo de luz me ilumino y no tan lejos de mi vi la silueta de un joven. Seguia lo bastante tensa como si fuera una postura muy regia pero no podia ser asi mucho tiempo porque la herida me podria por dentro en cierta forma. Dolia... cuanto hacia que no sentia una sensacion asi. Fue cuando acabe de rodillas alzando la mirada hacia él joven, mientras que con mi mano presionaba la herida. Con una mano apoyada en el suelo y a pesar de estar dolorida, no sabia si seria quien pensaba que era... esperaba que no fuera pues me daria contra un muro que no sabia si seria capaz de lograr pasar.

Cerré los ojos, la luz de la luna alumbraba gran parte del lugar, luna llena… día de la mayoría de hombres lobos. En mi cabeza comenzaron a pasar imágenes de todo lo que había sufrido gracias a mis “amos” por lo cual la sacudí rápidamente tratando de olvidar, tome aire sonoramente esperando relajarme, sintiendo como el dolor de mi espalda comenzaba a cesar y eso me arranco una sonrisa realmente. La primera en mucho tiempo, aunque hoy sería un día… noche más importante.
De pronto alce la cabeza esperando ver la figura de algún animal que andaba haciendo ruido dentro de la casa, pero para mi sorpresa no fue así, mire aquella figura comenzando a gruñir por lo bajo, la analice y ahora supe de donde venía aquel olor tan conocido además del nauseabundo olor a sangre. Reí sarcásticamente levantándome de aquella esquina para mirar a la figura extraña para la vista, pero tan conocida para mi olfato. Y Cuando termino de pisar el claro de luna que había en medio de la habitación gran sonrisa se dibujo en mi cara, sabiendo que estaba débil me acerque a solo escasos dos pasos de ella, tomando su mentón para mirarla directo a los ojos, mis ojos llenos de rabia y rencor, fríos como un tempano de hielo y con el azul tan profundo como un océano entero.
-Lo soy. Luego de tanto tiempo tus fantasías se cumplen.-
Pronuncie con esa sonrisa burlona, comenzando a acariciar su mentón subiendo por su barbilla, no podía negar que por más odio que le tenía era hermosa, su creadora era hermosa.
Gruñí nuevamente, no podía pensar en que era mujer y me atraía… maldita sea, me estaba engatusando solo con la mirada y su cara, con su perfecto cuerpo, su cabello castaño y su olor espectacular. Con sus labios carnosos digno de ser besados por dioses…
Baje nuevamente mi mano para acariciar su cuello, sabiendo que no iba a reaccionar contra mí, lo leí simplemente en el brillo de sus ojos. Apreté levemente para luego hacer mas presión levantándola del piso y llevándola contra una pared, mirándola fijo, frio, odiándola.
-¿Por qué diablos me convertiste en esto? Dímelo, responde… -
Ordene a la mujer, tomando con mi mano libre la herida que tenía y estrujándola para que comenzara a doler aun más. Era un desperdicio matar aquella vampira, era tan hermosa tan bella.
Me quedo pensativo por unos segundos mientras la mujer estaba en silencio sin responder nada, porque demonios no respondía. Comencé a recordar mi familia, mis amigos y luego a mis “amos”, mi encarcelamiento, mi tortura, mis días casi muerto tirado por el piso sin ya sangre en el cuerpo que lograra ayudarlo a parar. Para darme cuenta que ella era lo único que tenía ahora, ahora que la había encontrado no podía matar a mi creadora, porque si esa noche no lo había matado era porque lo vio de otra manera más que a un simple humano.
La baje suavemente al suelo mirándola a los ojos, en su mente rondaba un “me enamore” que termino por hacerme dejar de atacarla, sacando la mano de su herida la mire por unos instantes mas.
Era lo único que tenía, ella debía ser mi salvadora, lo era, estaba seguro que era así. Su olor me atraía cada vez más, cada vez más me convencía de que ella era mi creadora, a quien ahora debía amar sobre todas las cosas, quien sería mi compañera, mi ángel dentro del infierno.
Sin aun dejarla contestar, ya no importaba su respuesta… después de todo lo había visto en su mente, tome ese hermoso rostro entre mis manos, acariciando su barbilla para comenzar a besarla con brusquedad, sin razón, sin explicación, solo besarla contra aquella pared, lastimando mi labio para que compartiera mi sangre y comenzara a regenera la lastimadura.
Acerque mi cuerpo aun más a ella, apretándola contra la pared, mordiendo sus labios con ternura para luego dejar que mis manos se deslizaran hacía su nuca y pelo, aferrándola más a mi, haciendo que su boca se abriera por culpa de la presión de mi cabeza sobre la de ella. Buscando su lengua para dominarla, para sentir su sabor, su olor aun más cerca.
Era un maldito idiota, debía de estarla matando… claro, estaba matándola a los besos. Reí sarcásticamente por aquello y continué besándola como si ese fuera mi ultimo día de existencia.

Pero en realidad, ese era el primer día de mi vida.