¡Y a tu hermano también! [Liam Donovan Vilhjálmu] + 18

Esa noche Liam había salido como hacía tantas noches atrás, a una taberna cercana de su hogar, había portado uno de sus trajes más sencillos cubiertos con una capa negra, odiaba que le reconocieran, porque eso causaría habladurías y eso no era el comportamiento de un príncipe, roleaba los ojos bufando , era uno de los pocos que permanecían abiertos y la gente que había en él era de todas clases jóvenes que buscaban divertirse, abrirse paso a la vida libertina, hasta hombres maduros que se burlaban de cierta forma de aquellos muchachos inexpertos, era hora de volver a casa a esconderme una vez más de los rayos del sol, tuvo que partir hacia su hogar.

Ya había salido de aquel acogedor tugurio hacía casi media hora, y andando por aquella estrecha calle se le antojó que esa noche era realmente hermosa, no por el claro cielo que se alzaba encima de él, más bien por una cálida brisa que corría por aquel callejón acariciándole el rostro como hacía tanto que no sentía, trayéndole el aroma de pan recién echo de alguna panadería cercana que habia cerrado para empezar a trabajar en los nuevos productos que vendería en unas horas, si él pudiera saborear de veras aquel pan hasta no le molestaría aguantar unas horas hasta que abrieran, pero hacía años que aquello se le habia negado, no le molestaba o no tanto como sería normal, después de todo el mismo había decidido esa suerte para si mismo.

Siguió andando calle abajo, dejando algún que otro bar aún abierto del que salían gritos de hombres que protagonizarían alguna pelea o discusión absurda. Andaba sin rumbo fijo, esperando al menos cruzarse con algún humano del que valiera la pena alimentarse, necesitaba urgentemente compensar el alcohol que llevaba en el cuerpo con sangre si quería quitarse aquella sensación de malestar consigo mismo, si el alcohol le hiciera el efecto que le hacía a los humanos, él sería ahora mismo uno de esos borrachos que andaba por la calle gritando y cantando, vomitando por las esquinas....Lo bueno de su naturaleza es que por mucho que bebiera no terminaría como ellos, aunque en ocasiones lo desearía.

Empezó a llegar a la conclusión de que tal vez sería mejor irse a casa, en esas calles ya no habia nada que mereciera la pena ver porque salvo esos pobres desgraciados. ¿Pero que le esperaba en casa? Si en la calle ya se aburría por la rutina que veía siempre por las calles en su casa era peor, donde no le esperaba nada, su hermano mayor, su creador Dragos no estaría y mucho menos su hermana, se confortó a si mismo pensando que tal vez en unas horas que despertara Frederic, su fiel mayordomo, tomarían el té y hablarían de cosas banales, al menos así podría entretener la mente un rato.

Había llegado a casa justo a tiempo antes de que los rayos del sol le dieran una muerte segura, caminaba hacía sus habitaciones, no se había descubierto el rostro, simplemente por que aquella capa era algo que no le estorbaba, a veces se olvidaba de ella, fue cuando sintió unos labios sobre los suyos besándolo con una pasión desbordante, jadeo de sorpresa por ello, no esperaba ser besado ni mucho menos, la separó de golpe mirándola con una ceja levantada, cuando se dio cuenta de aquella muchacha que había visto un millón de veces antes salir de las habitaciones de su hermana – creo que te haz equivocado – dijo sin ninguna expresión sobre su rostro

Esperaba poder separarla y entrar a sus habitaciones, necesitaba cambiarse de ropa y con ello darse una ducha, la necesitaba, en el frio de la noche los olores se perdían puesto que el aire estaba lo suficientemente fuerte para que su nariz captara los olores, o más bien el estaba demasiado distraído como para captarlos, conforme caminaba el olor a tabaco y a alcohol que cubrían su cuerpo se hacía demasiado notorio, si lanzaran un cerillo a su ropa no tardaría ni un minuto en calcinarlo completo… era una buena idea.

Miró a la cortesana, su rubio cabello, tenía la cara redonda un tanto infantil, que digo un tanto infantil completa, no sentía ninguna atracción por ella, aunque su cuerpo estuviera contorneado y sus senos fueran dos hermosos montes, si Liam la había escaneado de arriba abajo, pero antes de salir de ese trance que el mismo había entrado ya sabía cuales eran los pensamientos de aquella cortesana y como le iría si Louise se enterara del suceso, una sonrisa un tanto diabólica ilumino el rostro de Liam, siempre era bueno incitar a su hermana, le gustaba pelear con ella aunque no lo aceptara al menos sería divertido mirarla hacer rabietas.

Ese jalón hacía las habitaciones de Liam… vaya si que la cortesana tenía agallas nadie entraba a estas sin que el vampiro permitiera su entrada, ¿por qué no la mataba de una vez y terminábamos con esto? Por que simplemente no tenía ganas de matar, si quiera tenía ganas de gritarle que se retirara de sus habitaciones… decisiones… ¿quería él que se fuera?, no estaba del todo seguro, al menos no tendría que esperar a que Frederic viniera a despertarlo y tomar una insípida taza de té, podría beber de ella, y podría satisfacer esos deseos carnales de su humano y bestia interna.

- Y a estas aquí, aunque te puedes retirar si asi lo deseas – su rostro de póquer jamás cambiaba, ¿acaso Liam no tenía sentimientos?, claro que los tenía pero los reservaba para gente con importancia en su vida, ella sería algo más un usar y tirar, tan simple como eso, se relamió los labios mirando aquel cuerpo que le parecía atractivo desde el primer momento en que la escaneo con totalidad, aun así se acercó hasta la puerta abriéndola de par en par. – La puerta esta abierta por si deseas irte – camino hasta su cama distraídamente conforme se acercaba su capa y su camisa había desaparecido, ya se ducharía más tarde si se quedaba no necesitaba aquellas prendas… si se iba tampoco las necesitaría mucho.

(perdona que haya sido un poco cruel asi es Liam)