~:::Darwyn Moriaty:::~

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.


[.Muy bien creo que es mi turno de contar una parte de la historia, no comenzare exactamente igual, pero os prometo que será igual de interesante]

Desde hace mucho tiempo atrás, han solido existir seres temibles, sangrientos y barbaros con ganas de aniquilar a la humanidad. Toda clase de creaturas sobrenaturales que podemos ver debajo de todo lo normal que nos rodea; Vampiros, licántropos, cambiaformas, aunque los últimos son unos cobardes que prefieren estar debajo de las sombras y jamás ser descubiertos por la humanidad, ya que saben que si los consideran peligrosos, su especie puede ser aniquilada. Aquellas personas que le temían a estos seres recurrían a un escaso número de humanos las cuales tenían el valor y la habilidad (tal vez innata) de enfrentarse contra estas creaturas; a mi parecer eran unos locos que no tenían nada mejor que hacer que buscar la glorificación de humanos sin sesos, pero mejor vuelvo a la historia como tal. Los nombres de aquellas personas solamente eran pronunciados por los más temidos, algunos atrevidos y escasos de vergüenza, decían a los cuatro vientos, orgulloso de su merito y riqueza que tenían un cazador a sus servicios. Ha de sonar egoísta mi parte, pero la realidad era que lo hacían por el bien de un planeta que lentamente estaba siendo corrompido por las fuerzas del mal. Ya con escasas oportunidades de éxito se puede encontrar un lugar tranquilo al cual las personas le llamaban “Hogar Seguro”

Quién diría que cuando el gobierno respiraba una tranquilidad, bajo un hermoso cielo teñido de anaranjado por el naciente atardecer, el grito de Evangelina (Mi madre) retumbaría para derrumbar aquella paz que existía en la habitación. Los cálculos que ya varios meces se habían dado, eran un completo error y el nacimiento que esperaba la familia Moriarty desde hace nueve meses habían sido cuatro niños hermosos… pero cuando los dos restante salieron, los que rodeaban a mi madre abrieron sus ojos sorprendidos al notar a dos niñas de gran belleza salir de su vientre de forma forzosa pero poco a poco lo lograban, luego de aquella sorpresa vino la segunda, cuando nosotros; mi hermano freyback y yo. Salimos del vientre de nuestra madre, mientras mis dos hermanas estaban en brazos de nuestro padre, buscando tal el calor de la otra como en el vientre posiblemente lo hacían. Nosotros nos quedamos en los fríos brazos de nuestra madre, que poco a poco nos dejaba en su pecho con cierta ternura y alegría de tenerlos ahí, pero el rostro de nuestro padre decía que algo no estaba bien, en cuanto vio a nuestra madre que no podía buscar ni un soplo de aire que la reviviera y llenara sus pulmones de vitalidad.

¿Muerta quizás? ¿O simplemente del cansancio había perdido? Nadie alrededor parecía inmutarse, dos doncellas recogieron nos recogieron de los brazos de nuestra madre muerta, mientras nuestras dos hermanas fueron recogidas por otras dos. Fuimos llevados a nuestros dormitorios, vestíamos ropas elegantes de lino y seda, nos dejaron en nuestra respectiva cuna, las cuales habían sido hecho por evangelistas dedicados a su trabajo. No nos esperaban a cuatro, así que por ende había solamente una cuna, pero eso era un pequeño detalle. Los pasos de nuestro padre sonaron en aquella silenciosa habitación, se acercaba al cuerpo de nuestra madre, acercaba su oído para oír su corazón, latía y enseguida noto que su pecho se hinchaba y desinflaba con lentitud dejando todos sus miedos atrás.

{1513-1516}


Aquel juramento era inolvidable, ¿Cómo podría olvidar lo que me causo una semana días de migraña? Quien no recordara aquel juramente que tanto nos costó formular no sería parte de nuestra sangre, parte de aquellos recuerdos que con tanto aprecio conservábamos a pesar de nuestra fría apariencia e impresión que dejábamos en donde pisábamos o por donde pasáramos.

Mis primeros años de libertad la pase en Italia, en una gran biblioteca de la iglesia, a la que tuve acceso gracias a mi apellido y la leyenda del cuarteto, como siempre junto con Freyback me la pasaba, en aquellos años tenía serios problemas de independencia, pero deben entenderme, ¿Cómo alejarme de la persona con la que he estado toda mi vida? Aunque mi hermano y yo teníamos personalidades muy diferentes, gustábamos de buenos momentos juntos, tal vez por eso no podíamos separarnos. En una ocasión cuando dejaba de leer un libro; que apenas me duraba dos días sin importar el número de páginas. Le pregunte el porqué aun me dejaba estar a su lado, el solamente me contesto “El león vive en manada”. Solamente sonreí mientras me levantaba y me apartaba de su vista.

Aun así mi necesidad del saber fue mayor que el lazo que nos unía a los dos o eso pensé, por algunos años mas iría por África y nueva España, encontrando fascinación por las nuevas especies de lagartijas escurridizas y serpientes venenosas y toda aquella información que recolectaba mientras viajaba por el mundo como un científico, Freyback me acompaño hasta cierto punto, pero no soporto mucho mi energía desbordada… ¡ah! Como me burle de él diciéndole “el viejo león ya no puede más” el solamente me miraba con cara de pocos amigos y me desviaba la mirada. No lo moleste mas, pero en serio deseaba con toda mi alma desaparecerme un rato en las vírgenes selvas del amazonas, deseaba mirar aquellas ranas venenosas de vivos colores que mis colegas científicos me hablaban en sus cartas. ¡Lo deseaba! Pero frey no quería volver a la nueve tierra y eso me ponía extrañamente triste, no deseaba perder a alguien tan importante, aun así el me tranquilizo un poco, el que me dijera que me esperaría en Dinamarca mientras yo iba en búsqueda de mi aventura retorcida del saber.

Pero la sangre llama, no entendía muy bien mi necesidad de volver junto a Frey y mayor fue mí angustia cuando una carta llego, no entendí muy bien como pudieron encontrarme en ese lugar, yo era una persona muy escurridiza, no muchas personas sabían en donde me podrían encontrar, pero cuando vi el sello de la familia Moriarty entendí que era algo mas allá de las trivialidades y el saber, mi sangre me llamaba. Casi muero por la lentitud del barco para llegar en donde estaba Freyback. Cuando llegue a Dinamarca casi me da una taquicardia al no saber exactamente donde se encontraba pues su dirección se me había perdido entre las cartas que había dejado en la casa en donde habite algunos meses, tuve que volver a hacer de las mías para conseguir la información necesaria; como siempre cuan chismosa era la gente, encontré la dirección rápido.

[La serpiente es de sangre fría, morirá en invierno, ella necesita vivir en un lugar cálido, en un lugar húmedo, odia la nieve de parís…]

Apenas pise parís sentí el frio que recorría mis huesos, quería regañar a Alexindice por haberse venido hasta acá, en Londres había un cálido clima, un poco húmedo pero con días muy calurosos, eso era para mí no deberían andar en parís buscándola, pero antes de poder quejarme Freyback ya me había mirado de forma amenazante así que preferí callarme mi boquita antes de que algo malo me sucediera. Tal vez mis huesos decían que no debería estar en ese lugar por la simple razón de supervivencia, pero la sangre era más fuerte que todo y los Moriarty me llamaban a una fuerza mayor. Después de encontrarla comenzamos nuestro camino….

Ha crecido, madurado,
ahora su visión del mundo es vasta como una biblioteca
y pudiera, hasta decirse,
que cada experiencia es un capítulo dorado.

Usó toda su fuerza
para expandir al exterior el móvil de su alma,
que siempre fue esa misma razón
que lo sacó de la bestialidad y lo hizo hombre.

Yo no quiero que el instinto asuma mi conducta
y que un día me obliguen los hechos
a querer destruir la intención de mis enemigos.
Yo quiero pasar, como una alegre brisa,
a través de todos los ataques de este mundo
y que nadie se ofenda con mi serenidad.

{A las afueras de París}

{Septiembre deja de ser una preocupación para el trío Moriarty. Entra Octubre, Otoño y la serpiente esta mas escurridiza que nunca. El león ruge temiendo que llega lo peor. Y el baile de los cisnes bailara por última vez.}

Le sonreía de manera inocente a Alexindice, ladeaba mi cabeza de forma casi infantil, me sentía seguro con ella, no me sentía como un bicho raro que pudiera dañar a una flor tan especial, no era un bicho raro con ella, era su pequeño hermano que debían proteger y eso me hacía sentir seguro y a gusto con ellos mientras tanto Freyback le miraba sonriente, con aquel aire que siempre tenía, con aquella aura tan especial y cálida, por eso nunca uno se sentía mal a su lado o era ese mi parecer. Mi hermanita Alexi, la más soñadora de los cuatros y fíjense que yo era uno de los soñadores, pero no en aquel sentido de romanticismo que en su mente invadía, lo mío era mas excéntrico, raro y fugaz.

A veces sentía que los cuatro éramos tan diferentes que si no fuéramos hermanos seriamos enemigos, Berenice, mi amada y respetada hermana era una luchadora completa, no habíamos sabido nada de ella cuando Alexindice se separo de ella, cuando perdí el contacto con Berenice sentí una gran necesidad de no apartarme nunca más de Freyback no quería que ninguno de mis hermanos quedara solo, siempre habíamos sido la pareja o el cuarteto completo, nunca el trió y eso se sentía tan horrible que me molesto en el estomago. Entrecerré mis ojos levemente, sintiendo el malestar volverse intenso, tristeza, miedo, vergüenza, deseo… todo se acumulaba en la boca del estomago, de pronto a mi cabeza llego aquel emblema de nuestro linaje; Un león rugiendo y agarrando con sus garras la letra “M”, por detrás dos cisnes uno negro y otro blanco alzándose al vuelo para después una escurridiza serpiente se enredaba en el cuello del león y sobre la parte inferior de la letra de la familia. Suspire con más tristeza al mismo tiempo que el carruaje paraba en seco. Su mente se había distraído, la tristeza le había inundado el corazón… faltaba un hermoso cisne en ese lugar.

Cuando me di cuenta Freyback se había bajado, mi cuerpo se movió antes de el de Alexindice, pero en mi estado tropecé, tuve que estabilizar mis pies que parecían enredarse uno con otros para no caer al suelo, trate de ponerme erguido y así dejar de tambalear pero un parasol había llegado para hacerme tropezar completamente

-Pensé que las serpientes no se tropezaban....-unas burlas salieron de los labios de Alexindice. Fruncí levemente mi ceño sin dejar de tener una sonrisilla tenebrosa

-Pero suelen ser muy vengativas.....-murmure el pasto, con una leve mirada amenazadora. Me preparaba para el ataque, pero Freyback se había puesto en marcha, haciendo que me levantara para ir detrás de él, aquella persona que mi hermano buscaba estaba en el piso y para mi sorpresa era alguien muy familiar.

Quería abrazar a la chica que Freyback tenía en brazos pero estaba inconsciente y el no me dejo mucho que ver, solo sentía que era alguien conocido, alguien que me hacia sonreír mucho más, pero no le podía ver porque estaba atrás de él, tratando de conseguir volver a su paso, sin mucho logro al principio, quería verle y examinarle, pero no me dejaban. Cuando por fin encontré verla un mayordomo llego para llevarnos a un lugar en especial, haciendo que los otros se movieran rápido dejándome atrás otra vez. Debo decir que la hermosura de la habitación me dejo impresionado; aquellas dos lámparas de vela en forma de araña, eran tan perfectas que temía miedo de mirarlas mucho, podrían infectar su belleza, hasta las mesas y tapicería eran tan elegante, de tonos rojos y borgoña vestía aquella habitación. La mujer desconocida vestía igual que Alexindice, Me dio la impresión que Alexi sabía algo que nosotros no. Yo quería verla más de cerca, tenía mucha, pero mucha curiosidad y esa curiosidad me comía por dentro, como sigiloso que soy me pude acercar lo suficiente, para poder ver sus fracciones iguales a los de Alexindice, me sorprendí un poco, pero no desee moverme, pero un gran golpe me hizo ir para atrás.-Maldita sea!- gemí de dolor sujetando mi nariz que me sangraba a chorro. Como un animal herido me tambalee hasta retroceder, aturdido di u paso en falso cayendo del sofá, gimoteaba… lloraba como niño pequeño, ahora me recordaba a mi hermana Berenice cuando la hacía enojar mucho.

Por mi parte, un hombre herido debe buscar refugio, se aleje de ellos para arreglar mi nariz, Freyback parecía desear pelear con la dama, yo le hubiera animado, pero en aquello aquel hombre apareció al frente de nosotros, tenia elegantes ropas, nos hizo una reverencia, su palidez me pareció extrañamente excitante, pero me asustaba aquella sensación de que algo iba mal, con mi herida ya sin sangrar me situé con ellas para ver lo que tenía que decir aquel hombre. Aquella parte era aburrida, lo único que recuerdo es que el mayordomo trajo cuatro armas entregándonoslo a cada uno de nosotros, a mi me entregaron un látigo negro. Le mire con desdén, estaba viejo y desgastado, sentía que era una broma, pero debía probarlo primero antes de quejarme. Fácilmente lo azote en el aire, cortando la madera de la repisa que adornaba la chimenea, me gusto la idea de tener que utilizar un arma que me podría describir.

-Lean-Termino por decir el mayordomo anciano refiriéndose a la carta que se nos había sido entregado:


[/justify][/size]