AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Y así comenzó todo [Fabio] +18
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Y así comenzó todo [Fabio] +18
“Y ahora estoy aquí acostado con mis manos aferrado a ti, pidiéndole al destino que nunca me vaya a separar de ti”
Los fríos inviernos habían llegado, el frío cobraba como cada invierno la vida de la gente más pobre, si no era el frio, la falta de alimento y no es por que no hubiera el suficiente, más bien que los alimentos subían de precio que injusta era la vida, había guardado un poco de dinero durante todo el verano para que aquello no le tomara desprevenida, se lo había enseñado su abuela cuando aun vivía con ella, suspiro, en estas épocas del año era cuando más sola se sentía.
Conforme avanzaba en los puestos entro a una panadería, el pan era bastante caro pero al menos esperaba que una baguette alcanzara por lo menos para pasar aquella semana, sabía que no era mucho pero podría sobrevivir un tiempo a base de queso de cabra, pan y leche, si era mejor que nada, salió de la tienda, con dos baguettes que abrazo así misma cubriéndolas con el chal, aun estaban algo calientes, era reconfortante sentir el calor calentar un poco de su pecho, quería volver a casa lo antes posible, en su bolsa llevaba un poco de queso y un litro de leche, miró hacia los lados caminando por algunos callejones que la llevarían a casa antes de tiempo y se ahorraría el que la pararan preguntando si era robado aquello, y volver a los locales donde los había comprado para preguntar si eso era cierto.
Las calles estaban completamente vacías y agradecía que fuera así, se visualizaba una silueta casi al ras del piso, tal vez abrazándose a si mismo, pero no podía estar tan segura hasta estar lo suficientemente cerca , por si acaso, tenia en la mano libre una navaja la cual no tardaría en usar si la situación lo demandara, no estaba dispuesta a perder lo poco que tenía, conforme se acercó miró al hombre, un muy hermoso hombre, fornido, temblando de frío, sus mejillas denotaban un color rojizo, tal vez tenía fiebre y su ropa estaba hecha pedazos, ensangrentada, guardó la navaja y camino un poco más rápido hasta poder hincarse frente al joven, necesitaba que alguien curara aquellas heridas algunas de ellas eran bastante graves, Leena jamás había sido capaz de mirar a alguien en ese estado, pero no podía dejarlo solo a su suerte -¿Tienes que ayudarme si? – susurró suavemente contra su oído ayudándolo a levantarse, a rastras a jalones, a lo que fuera ambos caminaban hacia el territorio gitano, estaba segura que era uno de ellos, pero nunca lo había visto antes, llegaron a la puerta de su carreta dejándolo recargado antes de poder abrir, dejando la bolsa con las compras en el suelo, ayudándolo a subir, recostándolo sobre la cama, se limpiaba el sudor frio después del esfuerzo y comenzó manos a la obra, la gitana, velo por la salud del hombre día y noche, y conforme los días avanzaban leena se iba enamorando de aquel gitano de nombre Fabio, más sin en cambio, se obligaba a no pensar así, puesto que al final él se iría de su lado, él le pertenecía a alguien más, no por voluntad pero le tenía miedo ¿y que podía hacer ella? Era una simple humana, con algunos talentos pero en este caso no ayudarían de mucho, aun así el gitano parecía sentir algo por ella también puesto que esa noche, mientras cenaban un bigote de leche sobre los labios del gitano causaron un beso entre ambos, aquel beso y esa sed de ambos creció, Leena no era virgen, pero aquella experiencia fue única, puesto que esa vez lo deseaba, mucho más de lo que podía admitir, las noches pasaron aquellos amantes se miraban a escondidas, de la ama de él, cuando ella viajaba, cuando salía, tenían un par de horas, momentos justos, y entonces nuevamente él tenía que partir, se hacía a la idea de que podrían pasar años enteros y no le importaría puesto que lo amaba, puesto que estaba loca por él…
“Amigos con derechos, sin derecho de tenerte siempre y siempre tengo que esperar paciente el pedazo que me toca de ti”
… Esa mañana Leena se levanto directo al baño, vomitando, no recordaba haber comido anoche, tal vez sería eso, no había comido, portaba simplemente una camisa, que sabía que no le pertenecía, el olor era meramente familiar, sonreía internamente, aunque no lo busco en la cama, sabía que si el no estaba ahí era por algo, puesto que estaría en otro lugar, quitó el cabello de sus hombros amarrándolo en una coleta, opto por un vestido de flores, sencillo.
Era hora de salir, a trabajar por lo menos un rato, bailar un poco, leer unas cuantas manos, ir con sus clientas ricas que pagaban lo que ella podría conseguir un año bailando solo por decirles lo que querían oír aun cuando sus manos dijeran todo lo contrario, odiaba mentir… pero no es mentir, si te obligan a ello.
Después de un par de casas decidió volver a su carreta, se sentía bastante cansada y los pies le mataban, tal vez se debía a que no había dormido muy bien en los últimos días… que digo días, meses, cada vez que Fabio no se encontraba cerca, temía lo peor, temía no volver a verle, que Catalina los hubiera descubierto y ahí comenzaban las pesadillas, terminaban en gritos si cuando al aferrar su mano contra algo era su pecho y su calidez lo que sentía, ahí eran los únicos momentos que realmente descansaba… cuando volvía a casa miró a un par de niños llorar por que el otro le había quitado un dulce, siempre le había molestado aquello, los gritos le ponían de mal humor, pero en aquella ocasión se acercó hasta el niño dándole una manzana de las que le habían dado a ella, por que comenzaban a ponerse arrugadas, sonrió pasando de largo hasta la puerta de su hogar.
Invitado- Invitado
Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Siempre era lo mismo. Para mí no existía la palabra "descanso"; debía quedarme despierto complaciendo cada deseo de mi Ama, entregándole forzadamentemi cuerpo para que se entregara al mío en un frenesí que hace rato cruzaba la línea del morbo, y que me dejaba con apenas una hora (o menos) para cerrar los ojos a consciencia. Bastaba un grito o un latigazo para hacer que me incorporara de un salto y comenzar con la "rutina" que tenía impuesta cuando mi Ama se ocultaba del Sol. Llegaba la noche y los latigazos y golpes se multiplicaban, desmesuradamente si había hecho algo mal, agregándosele de vez en cuando espinas al cuero que marcaba mi espalda. Y, para peor...en aquella noche no estaba de humor.
No sé como sobreviví. Me juré muerto por un par de horas hasta que sentí unos pasos y un cuerpo transmitirme su calor a mis huesos congelados. Unos brazos se esforzaban por levantarme y una voz femenina me pedía ayuda. Imagínense, ¡Estaba tan mal que no podía ni balbucear un reclamo! Mis piernas avanzaban con la fuerza de un alambre a quizás dónde, y no tenía cabeza para reflexionarlo. Caí sobre algo blando, y en poco rato volví a sentir dolor, el que me hizo arquearme. ¡Mi cuerpo ardía! Pero no estaban marcándome, ni quemándome con velas...Entreabrí los ojos (o más bien, aclaré mi vista borrosa) y allí la vi. Su rostro parecía preocupado, nervioso y estresado (y cómo no...), y aplicaba una y otra vez un líquido raro, el cual asumí como alcohol antes de caer rendido por el cansancio.No me pude mover en varios días, pero allí estuvo aquella chica de nombre Leena (Lindo nombre, ¿no?) para cuidarme. Lo que me extrañó fue que mi Ama no me buscara por todo ese tiempo...pero bueno, me distraje tanto con la compañía que prácticamente me olvidé de eso y me dediqué a compartir con ella hasta tener las energías suficientes para poder volver y mostrarle a mi Ama que no estaba muerto (para mi desgracia...).
Y una noche, un inocente bigote de leche volvió todo bastante más caluroso. Cuando pude tomar consciencia de lo que había hecho ya tenía a Leena respirando agitado desnuda sobre mí. Nos habíamos dejado llevar, y esos impulsos se fueron repitiendo una y otra vez cuando volvíamos a vernos, aprovechando las oportunidades que se me presentaban de escaparme unas horas. Mi aprecio por haberme salvado se transformó en cariño con gran rapidez, y con esa misma rapidez se estaba convirtiendo en algo más...¿pero en qué?
Eso mismo era lo que pensaba mientras corría con una mueca de dolor por el bosque, por ese atajo que descubrí casi de suerte (¡Sí! ¡Hasta una escoria como yo podía tener suerte!) en una huida, y llegué a mi destino jadeando y apoyado en mis rodillas para tratar de mitigar las molestias que tenía en una de mis piernas. Miré a mi alrededor reconociendo las carretas y anduve más lento buscando la que quería. Y no sólo encontré la carreta, sino que a aquella joven de cabellos rubios en la puerta de ésta, disponiéndose a entrar. - ¡Leena! - grité desde mi posición que no era más allá de unos cinco metros, tratando de avanzar hacia ella pero un tirón me hizo tomarme la parte posterior de mi pierna izquierda, mezclando la sonrisa de felicidad con una mueca de enésimo dolor.
No sé como sobreviví. Me juré muerto por un par de horas hasta que sentí unos pasos y un cuerpo transmitirme su calor a mis huesos congelados. Unos brazos se esforzaban por levantarme y una voz femenina me pedía ayuda. Imagínense, ¡Estaba tan mal que no podía ni balbucear un reclamo! Mis piernas avanzaban con la fuerza de un alambre a quizás dónde, y no tenía cabeza para reflexionarlo. Caí sobre algo blando, y en poco rato volví a sentir dolor, el que me hizo arquearme. ¡Mi cuerpo ardía! Pero no estaban marcándome, ni quemándome con velas...Entreabrí los ojos (o más bien, aclaré mi vista borrosa) y allí la vi. Su rostro parecía preocupado, nervioso y estresado (y cómo no...), y aplicaba una y otra vez un líquido raro, el cual asumí como alcohol antes de caer rendido por el cansancio.No me pude mover en varios días, pero allí estuvo aquella chica de nombre Leena (Lindo nombre, ¿no?) para cuidarme. Lo que me extrañó fue que mi Ama no me buscara por todo ese tiempo...pero bueno, me distraje tanto con la compañía que prácticamente me olvidé de eso y me dediqué a compartir con ella hasta tener las energías suficientes para poder volver y mostrarle a mi Ama que no estaba muerto (para mi desgracia...).
Y una noche, un inocente bigote de leche volvió todo bastante más caluroso. Cuando pude tomar consciencia de lo que había hecho ya tenía a Leena respirando agitado desnuda sobre mí. Nos habíamos dejado llevar, y esos impulsos se fueron repitiendo una y otra vez cuando volvíamos a vernos, aprovechando las oportunidades que se me presentaban de escaparme unas horas. Mi aprecio por haberme salvado se transformó en cariño con gran rapidez, y con esa misma rapidez se estaba convirtiendo en algo más...¿pero en qué?
Eso mismo era lo que pensaba mientras corría con una mueca de dolor por el bosque, por ese atajo que descubrí casi de suerte (¡Sí! ¡Hasta una escoria como yo podía tener suerte!) en una huida, y llegué a mi destino jadeando y apoyado en mis rodillas para tratar de mitigar las molestias que tenía en una de mis piernas. Miré a mi alrededor reconociendo las carretas y anduve más lento buscando la que quería. Y no sólo encontré la carreta, sino que a aquella joven de cabellos rubios en la puerta de ésta, disponiéndose a entrar. - ¡Leena! - grité desde mi posición que no era más allá de unos cinco metros, tratando de avanzar hacia ella pero un tirón me hizo tomarme la parte posterior de mi pierna izquierda, mezclando la sonrisa de felicidad con una mueca de enésimo dolor.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
… pero ahí vienes para mantenerme a salvo del daño, ahí vienes, para tomarme entre tus brazos ¿esto es solo un juego? No lo sé…
Había descolgado de su cuello un pedazo de cordón donde tenía agarrada la llave que abría la puerta de su carreta, al quitarla de alrededor de su cuello esta cayó al piso – demonios – susurró agachándose para buscarla entre la maleza quitando su cabello rubio que cubría parte de su rostro impidiéndole ver bien – Aquí estas – sonrío mirando aquella llave ahora entre sus manos cuando un grito la hizo voltear, reconocía esa voz y conocía al dueño, el mismo que había dejado aquella camisa que portaba con su olor tan peculiar.
Giró mirando aquella sonrisa en sus labios recibiéndola con una igual de grande que la propia, aunque no duró mucho aquella sonrisa puesto que la mueca de dolor que ahora proyectaba el rostro de Fábio desmoronaba en un segundo su corazón ¿cuántas veces lo había visto sufrir? ¿Cuántas veces había visto transformarse ese perfecto rostro en una mueca de dolor? Muchas… muchas veces y lejos de acostumbrarse cada vez le dolían mucho más, la primera vez que vio una mueca de dolor fue la primera vez que curo aquella espalda, recordaba el ardor de las heridas, su espalda hervía, tuvo que poner una capa de nieve, agradecía que hubiera nevado…
- ¿Fabio? – preguntó quedándose un par de segundo inerte, cuando lo veía simplemente ambos se encerraban en una especie de burbuja, se obligaba a entrar que su mundo girara alrededor de este, pero también tenía su contra, la distancia se acrecentaba o así sentía ella, corrió hasta donde se encontraba cuando pudo avanzar hacia él – Fabio! - grito su nombre, se dejo caer a los pies suyos, para llevar la mano hasta la herida, no sentía nada, esperaba sangre… antes de cerciorarse con la mirada pensaba en lo peor que podría ver en aquella herida, siempre esperando lo peor para que el impacto no fuera tan fuerte… tonta e ilusa Leena.
-¿E.. Estas bien? – apenas susurró subió para encontrarse con sus labios, ni siquiera dejo que contestara sus brazos habían rodeado su cuello y sus labios se apoderaban de los contrarios con un beso apasionado cargado de necesidad, lo necesitaba, sus labios causaban una adicción que no podía explicar con simples palabras… ahí estaban una vez más, sus manos tirando de su cabello, su boca volviendo a explorar aquella cavidad que también conocía ¿Dónde había quedado todo malestar? Se había esfumado… efecto placebo.
Tenía que obligarse a separarse, si quería cerciorarse que él estaba bien, necesitaba saber que se encontraba bien, con mucha dificultad sus labios se separaron de los ajenos, su frente descansaba sobre su frente, y una mano apenas se deslizaba por su mejilla, preguntaría de nuevo si se encontraba bien, pero, no podía, aun estaba aturdida por su calor, por sus labios, por esa droga que era él entero. – te extrañe – Necesidad. Concepto exacto para lo que sentía, necesidad - será mejor que entremos a casa – susurró separándose aun más lo más difícil habia pasado, dentro podría probar sus labios de nuevo… y vaya que lo necesitaba.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Cuando estaba con Leena, el dolor de las heridas de mis castigos parecía desaparecer instantáneamente, y mi voluntad de vivir crecía igual que mis latidos cuando la tenía cerca, tal y como ahora. Se lanzó a mis pies con la emergencia y la preocupación de siempre, pero me encargué de borrar de un plumazo esos sentimientos con un beso requirente y posesivo, acompañado de caricias suaves en sus mejillas y luego en su cabello. Sí, también la había extrañado, había podido percibirlo de ella por la vehemencia de aquel maravilloso contacto. Sonreí aunque con una reticencia interior por alejarme de ella pero era necesario, no podíamos quedarnos allí parados (o más bien yo no podía quedarme parado. Estúpida pierna...) y me relamí los labios sutilmente como si con éstos pudiera hacer algo para que no se separara tanto de mí. Pero tenía razón, la privacidad del hogar era la mejor alternativa no sólo porque podríamos conversar o hacer otras sin el estrés permanente de que hubiera algún espía o algún soplón de mi Ama (¡Con eso se acababa mi existencia definitivamente!), sino que allí también habría una cama para descansar; esa cama que ya conocía tan bien. Me di tiempo para mi contestación ya que tenía que acercarme a esa cabellera rubia con las dificultades musculares que se habían hecho más notorias aún ahora que estaba quieto y la abracé por la cintura cuando estaba abriendo la puerta. Apoyé mi cabeza en su hombro para dar un suave beso y cerré los ojos - Yo también te extrañé, y mucho. - ¡Qué maravilla era poder hablar con ella sin balbucear o tartamudear por el miedo! Bueno, eso igualmente sucedió al principio, pero aquella mujer me había quitado todos los males, o al menos los removía durante el rato en que estábamos juntos, porque con mi Ama era otra cosa...(-Suspiro-)
Me mantuve acurrucado en ella hasta que la puerta se abrió, y avanzamos lentamente hasta que ésta se cerró y sonó el seguro.- Perdóname por tardar tanto en venir...-le dije en el momento en que nos detuvimos, soportando el maldito tirón de mi pierna.- Estuve muy ocupado...- Ella sabía perfectamente a lo que me refería. Y no era necesario entrar en detalles, además de que no quería hacerlo por el bien de ambos. Nuestros ánimos, y sobretodo el de ella, se iba al diablo cuando el nombre de mi Ama era pronunciado, y obviamente no quiero que eso suceda...o que suceda la menor cantidad de veces posible. Con esa esperanza besé su cuello y le impulsé nuevamente a caminar, esta vez hacia la cama. Realmente necesitaba descansar...
Me mantuve acurrucado en ella hasta que la puerta se abrió, y avanzamos lentamente hasta que ésta se cerró y sonó el seguro.- Perdóname por tardar tanto en venir...-le dije en el momento en que nos detuvimos, soportando el maldito tirón de mi pierna.- Estuve muy ocupado...- Ella sabía perfectamente a lo que me refería. Y no era necesario entrar en detalles, además de que no quería hacerlo por el bien de ambos. Nuestros ánimos, y sobretodo el de ella, se iba al diablo cuando el nombre de mi Ama era pronunciado, y obviamente no quiero que eso suceda...o que suceda la menor cantidad de veces posible. Con esa esperanza besé su cuello y le impulsé nuevamente a caminar, esta vez hacia la cama. Realmente necesitaba descansar...
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Sus brazos rodeando su cuerpo, el calor de su pecho contra su espalda, ¿y esperaba que de ese modo pudiera concentrarse y abrir la puerta correctamente?, las manos le temblaban, pero aun así consiguió abrir la puerta y entrar a la carreta, puso el candado por dentro, y si todavía fuera más difícil su voz de nuevo cerca de su oído, la anonadaba, la hacía sentir tan bien, protegida, lo odiaba hasta cierto punto, puesto que la separación entre ambos cada día era más dolorosa, no estaba en condiciones para andar por si sola, era como si pidiera permiso para andar, su cuerpo se resistía a andar mientras sintiera ese calor, entonces fue impulsada hacia el frente… si comenzaba a recobrar un poco la cordura ahora ese beso en el cuello la había hecho volver a perderse, andaba, si era verdad pero gracias a él, su cuerpo respondía a la poca fuerza que Fabio ejercía para hacerla mover, llegaron a la cama, se recostó en la cama como reflejo recorriéndose un poco para darle espacio justo para que él se acomodara a su lado, sintió de nuevo ese peso tan familiar en la cama y se giro para rodear su cuello besándolo con fuerza, necesitaba sentir sus labios antes de atreverse a contestar algo, odiaba a aquella mujer, no era necesario que mencionara su nombre la tenía presente todas las noches, todos los días, durante sus pesadillas, ese rostro imaginario que se proyectaba cuando el no aparecía, esa risa maniaca que la hacía despertar gritando en las noches, no, no necesitaba nombrarla para que le afectara ¿pero que le afectaba más? ¿el como lo lastimaba o él que él estuviera con ella? ¿el que esa mujer conociera aquel cuerpo mejor que ella misma… esa era la parte que siempre le afectaba, tener que compartir al hombre que amaba, pero ella misma había sido la usurpadora…
- Está bien, ya estás aquí – muy seco, muy mecanizado, comenzaba a aprender a no mostrar sus emociones con respecto a ciertas cosas, para evitar lastimarlo, una sonrisa mecanizada que duraba un segundo, puesto que nuevamente había corrido en busca de sus labios, a veces ni ella misma se soportaba, mirarse así como una niña indefensa, buscando protección, jamás antes la había necesitado, nadie le había dicho que la necesitaría, y vaya que la necesitaba.
- ¿Tienes hambre? - susurró contra sus labios obligándose a separarse de estos, lo suficiente para que pudiera contestar, recargando la cabeza en su pecho, tenía que controlarse, el necesitaba descansar, apenas y dormía en aquel lugar, a veces no entendía como podía pasar tanto tiempo sin que su ama se diera cuenta de su desaparición, movió la cabeza de un lado a otro para quitarse ese pensamiento, la idea de verlo muerto incluso aunque ella lo estuviera le causaba un dolor insoportable, lo que estaba esperando con ansias era el famoso viaje de su ama a su país de origen, ¿traería más esclavos? Eso, no dejaba de hacerle ilusión a Leena, que Catalina encontrara a otro hombre y que Fábio pasara a ser simplemente un segundo plano, sería mucho más fácil convencerlo de que no habría problema alguno si escaparan juntos...
- Está bien, ya estás aquí – muy seco, muy mecanizado, comenzaba a aprender a no mostrar sus emociones con respecto a ciertas cosas, para evitar lastimarlo, una sonrisa mecanizada que duraba un segundo, puesto que nuevamente había corrido en busca de sus labios, a veces ni ella misma se soportaba, mirarse así como una niña indefensa, buscando protección, jamás antes la había necesitado, nadie le había dicho que la necesitaría, y vaya que la necesitaba.
- ¿Tienes hambre? - susurró contra sus labios obligándose a separarse de estos, lo suficiente para que pudiera contestar, recargando la cabeza en su pecho, tenía que controlarse, el necesitaba descansar, apenas y dormía en aquel lugar, a veces no entendía como podía pasar tanto tiempo sin que su ama se diera cuenta de su desaparición, movió la cabeza de un lado a otro para quitarse ese pensamiento, la idea de verlo muerto incluso aunque ella lo estuviera le causaba un dolor insoportable, lo que estaba esperando con ansias era el famoso viaje de su ama a su país de origen, ¿traería más esclavos? Eso, no dejaba de hacerle ilusión a Leena, que Catalina encontrara a otro hombre y que Fábio pasara a ser simplemente un segundo plano, sería mucho más fácil convencerlo de que no habría problema alguno si escaparan juntos...
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
No puedo ni pude negar sentirme algo tenso con su silencio, pensando en lo que podría haber sucedido y atormentándome de antemano por no haber hecho nada (o no poder hacerlo por motivos obvios). Le seguí, acompañando su silencio con el mío. ¡El ambiente entre nosotros se sentía raro! Y lo peor era que no sabía por qué. ¿O acaso estaba exagerando? Leena se recostó en la cama y luego lo hice yo, reencontrándome con aquel colchón y sábanas tras un par de semanas de separación. Una ínfima sonrisa y ya estaba besando por segunda vez los labios de mi rubia, aún con la interrogante de su respuesta muy presente a pesar de la distracción evidente y placentera que significaba tenerla pegada a mi cuerpo.
¡Por fin respondió! ¡Y estaba bien! O eso decía ella. A pesar del tiempo juntos, aún nos cuesta (sobretodo a mí) ser sinceros con el otr, pero al saber que nuestros sentimientos mutuos no eran escondidos (al menos entre nosotros, porque con mi Ama sí que habrían problemas si se llegaba a enterar) lo demás no importaba...demasiado. Y menos con el tercer beso y aquella pregunta que en otro contexto se podía interpretar como una dudosa propuesta. Pero yo, dentro de mi inocencia desplazada por mi Ama a un psico-sadismo macabro, simplemente asentí besando su frente, sentándome una vez incorporada ella.- Con un...pedazo de pan estaré bien...- ¡Eso era casi un banquete para mí! Siempre le decía lo mismo, y siempre venía con algo distinto. Me acaricié el maltratado muslo mientras la esperaba, manteniendo una sonrisa que de verla Doña Catalina me hubiera arrancado la boca, si es que no sonreía por ella, claro...
¡Por fin respondió! ¡Y estaba bien! O eso decía ella. A pesar del tiempo juntos, aún nos cuesta (sobretodo a mí) ser sinceros con el otr, pero al saber que nuestros sentimientos mutuos no eran escondidos (al menos entre nosotros, porque con mi Ama sí que habrían problemas si se llegaba a enterar) lo demás no importaba...demasiado. Y menos con el tercer beso y aquella pregunta que en otro contexto se podía interpretar como una dudosa propuesta. Pero yo, dentro de mi inocencia desplazada por mi Ama a un psico-sadismo macabro, simplemente asentí besando su frente, sentándome una vez incorporada ella.- Con un...pedazo de pan estaré bien...- ¡Eso era casi un banquete para mí! Siempre le decía lo mismo, y siempre venía con algo distinto. Me acaricié el maltratado muslo mientras la esperaba, manteniendo una sonrisa que de verla Doña Catalina me hubiera arrancado la boca, si es que no sonreía por ella, claro...
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
La sonrisa que se dibujo en el rostro de Leena, aquella dulce mueca, algo que amaba de aquel hombre que compartía en ese momento la cama, era esa sencillez, como un niño pequeño que disfrutaba detalles que por lo menos ella había dejado de disfrutar, aun cuando un pedazo de pan podría ser la diferencia entre la vida y la muerte había perdido el gusto, el disfrutar el calor que emanaba un pedazo recién salido del horno, el crujir de la rebanada cuando lo partias a la mitad, el sabor… tomo un cuchillo y corto un pedazo de una baguette que tenía sobre aquella mesa despintada, entonces recordó de donde venía aquella mañana, había ido a casa de sus clientas ricas, estas siempre le daban lo que para ellas eran sobras, lo que para gente como Leena o el mismo Fabio eran todo un manjar, aun más contenta que antes corrió hacia su bolsa, dando pequeños pasos que parecían provenientes de una danza. – Te tengo un regalo – añadió acompañando sus pasos con una risa cantarina.
Saco de su bolsa un pañuelo que cubría la mitad de un pollo cocido, con ayuda del cuchillo corto la pierna dejándola en un plato de madera, donde el pan que ya había cortado lo acompañaba, corto en rodajas una manzana también proveniente de las casas ricas, quitándole aquellas manchas oscuras que daban a entender el oxido que comenzaba el proceso de putrefacción pero aun estaban lo suficientemente buenas para que pudiera comerlas, era todo un manjar, nunca antes le había dado tanta comida junta, por primera vez en su vida se sentía una ama de casa, en su mente, la loca idea de poder preparar ese tipo de alimentos, esperarlo volver de trabajar, tener niños juntos… movió de nuevo la cabeza de un lado a otro para volver a borrar sus tontas ilusiones que jamás cumpliría, tomando aquella charola con dichos alimentos volvió a la cama dejándolo sobre sus piernas – Todo esto es para ti – seguramente estaba apetitoso pero aquellos olores se mezclaron revolviendo el estomago vacio de Leena, asi que aguanto la respiración lo justo para poder evitar vomitar y preocuparlo, aquel día si que se sentía mal, seguramente era una de esas infecciones que les daba a los pobres por los alimentos de mala calidad que consumían, si eso debía ser el causante de su dolor.
Volvio a recostarse en la cama en su lado dejando que comiera todo aquel manjar mirando detalladamente el como el poco sol que entraba por la pequeña abertura en el techo le daba un hermoso perfil, y sus rubios cabellos parecían rayos del sol ¿podría haber hombre más perfecto? No, no lo había.
Saco de su bolsa un pañuelo que cubría la mitad de un pollo cocido, con ayuda del cuchillo corto la pierna dejándola en un plato de madera, donde el pan que ya había cortado lo acompañaba, corto en rodajas una manzana también proveniente de las casas ricas, quitándole aquellas manchas oscuras que daban a entender el oxido que comenzaba el proceso de putrefacción pero aun estaban lo suficientemente buenas para que pudiera comerlas, era todo un manjar, nunca antes le había dado tanta comida junta, por primera vez en su vida se sentía una ama de casa, en su mente, la loca idea de poder preparar ese tipo de alimentos, esperarlo volver de trabajar, tener niños juntos… movió de nuevo la cabeza de un lado a otro para volver a borrar sus tontas ilusiones que jamás cumpliría, tomando aquella charola con dichos alimentos volvió a la cama dejándolo sobre sus piernas – Todo esto es para ti – seguramente estaba apetitoso pero aquellos olores se mezclaron revolviendo el estomago vacio de Leena, asi que aguanto la respiración lo justo para poder evitar vomitar y preocuparlo, aquel día si que se sentía mal, seguramente era una de esas infecciones que les daba a los pobres por los alimentos de mala calidad que consumían, si eso debía ser el causante de su dolor.
Volvio a recostarse en la cama en su lado dejando que comiera todo aquel manjar mirando detalladamente el como el poco sol que entraba por la pequeña abertura en el techo le daba un hermoso perfil, y sus rubios cabellos parecían rayos del sol ¿podría haber hombre más perfecto? No, no lo había.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
El humor de Leena cambió sorprendentemente para mí, y felizmente fue para mejor. Se veía muchísimo más linda con esa sonrisa que parecía pintada en su rostro. Había visto las pinturas que tiene mi Ama en casa, pero eran sólo paisajes y cosas extrañas con símbolos. Algunas líneas parecían sonrisas, no sé por qué...y por ello era la comparación. Sí, no digan nada...ya sé que es algo estúpido y que me dirán loco o algo peor...¡Sólo les ruego que no me golpeen! ¿No lo harán?...Uff...qué bueno, sino mi Ama les hubiera hecho mucho daño, y no me alcanzarían las líneas para describir de cuántas maneras es capaz de herir a alguien. Apenas cuento esto por acá...así que saldría algo mucho peor, para variar. Yo soy el mal augurio en persona, según mi dueña...pero si fuera así. ¿Por qué me encontré con alguien tan increíble como Leena? ¿Por qué siento un temblor raro en el estómago que me incomoda cuando estoy cerca de ella? ¿Por qué no puedo dejar de sonreír cuando pienso en ella? ¿Eso es querer a alguien? ¿Así se siente el cariño? No quería preguntarle esas cosas a Leena, porque seguro se iba a reír y lo que menos quería era que se burlasen de mis preguntas. Al ser un esclavo sé muy poco del mundo...o quizás sé, pero no de la forma en que todos saben...¡Argh! ¡Ya me está doliendo la cabeza con tanto pensamiento!
Ladeé la cabeza ante su anuncio de un regalo y me quedé mirando cada gesto, cada acción y cada corte, admirando que fuera capaz de hacer eso por sí misma. Y yo que pensaba que los cuchillos eran sólo para clavarlos en mi piel y en la de mis amigos esclavos...o para lamerles la sangre que quedaba impregnada en ellos...pero bueno; habiendo descubierto que tenía otros usos recibí esa charola con cosas que supe reconocer por separado: pollo, pan, ¿manzana? y miré a Leena que estaba recostada mirándome con una amplia sonrisa que yo correspondí con una mucho más tímida. Cogí un trozo de manzana y ese fue mi primer lento aperitivo, preocupándome de disfrutarlo y grabar su sabor en mi paladar, porque desconocía el momento en que iba a poder comer algo así, y de esta forma tan tranquila. Le tocó luego al pollo y, cuando me quedaba sólo un poco recordé una de las muchas cosas que mi rubia me había enseñado: abrí el pan y le puse el pollo entremedio, llevándome la mezcla a la boca: sin duda mucho más delicioso. Al masticar miré a Leena que me miraba con...¿orgullo? y tragué con esfuerzo, porque mi boca estaba muy llena de comida. - Está...muy rico...-susurré con un tímido agradecimiento y volví a dar una mordida, acercando una mano para tomar la de mi amor y entrelazar nuestros dedos.
Tras unos minutos más, la charola se fue a la mesita de noche, y mis labios sabor a pollo con manzana se fueron a los de ella, apretando el agarre que había establecido con ella y que era una ínfima prueba de cuánto nos queríamos. Lamí su labio inferior y luego sonreí más ampliamente, viéndome como el niño que Leena frecuentemente decía ver. - Gracias - aproveché y le di otro beso, recostándome después de éste en la cama. ¿Me seguía doliendo el muslo? Ya no sentía nada...pero es que con ella se iban todos los malestares. Era como entrar a una vida totalmente nueva; lejos del cabello de fuego y el látigo de hierro que me esperaban a mi regreso.
Ladeé la cabeza ante su anuncio de un regalo y me quedé mirando cada gesto, cada acción y cada corte, admirando que fuera capaz de hacer eso por sí misma. Y yo que pensaba que los cuchillos eran sólo para clavarlos en mi piel y en la de mis amigos esclavos...o para lamerles la sangre que quedaba impregnada en ellos...pero bueno; habiendo descubierto que tenía otros usos recibí esa charola con cosas que supe reconocer por separado: pollo, pan, ¿manzana? y miré a Leena que estaba recostada mirándome con una amplia sonrisa que yo correspondí con una mucho más tímida. Cogí un trozo de manzana y ese fue mi primer lento aperitivo, preocupándome de disfrutarlo y grabar su sabor en mi paladar, porque desconocía el momento en que iba a poder comer algo así, y de esta forma tan tranquila. Le tocó luego al pollo y, cuando me quedaba sólo un poco recordé una de las muchas cosas que mi rubia me había enseñado: abrí el pan y le puse el pollo entremedio, llevándome la mezcla a la boca: sin duda mucho más delicioso. Al masticar miré a Leena que me miraba con...¿orgullo? y tragué con esfuerzo, porque mi boca estaba muy llena de comida. - Está...muy rico...-susurré con un tímido agradecimiento y volví a dar una mordida, acercando una mano para tomar la de mi amor y entrelazar nuestros dedos.
Tras unos minutos más, la charola se fue a la mesita de noche, y mis labios sabor a pollo con manzana se fueron a los de ella, apretando el agarre que había establecido con ella y que era una ínfima prueba de cuánto nos queríamos. Lamí su labio inferior y luego sonreí más ampliamente, viéndome como el niño que Leena frecuentemente decía ver. - Gracias - aproveché y le di otro beso, recostándome después de éste en la cama. ¿Me seguía doliendo el muslo? Ya no sentía nada...pero es que con ella se iban todos los malestares. Era como entrar a una vida totalmente nueva; lejos del cabello de fuego y el látigo de hierro que me esperaban a mi regreso.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Mirarlo, todo aquello era un deleite, ese perfil que tanto amaba, esa sonrisa, la cara de sorpresa al saborear por primera vez algo asi, como lo era esa manzana, aquella pequeña fruta que conocía Leena desde que era una bebé, desde que su nana se la hacía en papilla con algo de canela, ese sabor que conocía que le gustaba pero que no disfrutaba de ese modo, nuevamente era como abrir los ojos de una oscuridad a la que eres sometida a causa no del gobierno, no de la sociedad, de uno mismo que pierde todas las esperanzas que tienen que ver con lo antes mencionado, si… pero la fe tiene que seguir sin tener presente aquello.
Parecia que se encontraba soñando despierta nuevamente, pero su mente estaba en blanco, no se preocupaba por que mañana tuviera que comer, tenía que ir al médico a revisarse esa infección del estomago si continuaba con esa intensidad, aunque prefería tomar algún té y que se aliviara sola, entonces de esos pensamientos banales fue despertada, por su tacto su cálido tacto, sus dedos se entrelazaron con los contrarios apretándolos con algo de fuerza, lo suficiente para mantener firmemente agarrada su mano pero sin lastimarlo, aunque a veces dudaba que pudiera lastimarlo, era tan grande y fuerte… lo sentía, lo veía en sus brazos marcados, su pecho bellamente dibujado con cincel, aunque aquella mujer de cabellos rojizos había intentado inconsciente o conscientemente esconder la belleza de esa perfección detrás de todas esas cicatrices que conformaban su pecho, seguía siendo bello, hermoso.
Sus labios con sabor a manzana y pollo, tocando los contrarios, le supieron a gloria, porque todo manjar acompañado con el dulzor natural de sus labios era toda una delicia, todo el tiempo hablando de cosas lindas, de cosas deliciosas, era lo que causaba ese hombre, todo el amor que le hacia experimentar, no creía en la palabra amor como tal, y ahí estaba ella sumida en ese sentimiento no queriendo escapar jamás, su cuerpo atrajo al contrario por el cuello con la mano libre, para acercar los cuerpos, su mano entrelazada después de un rato solto su mano abriéndose camino por el interior de su camiseta blanca delineando nuevamente el pecho del cual había hablado antes, con la punta de los dedos remarcando cada línea, contando sus cicatrices, se preguntaba si seria el mismo Fabio sin aquellas marcas… seguramente fuera más bello, más inalcanzable y fácil de perder… aun lo era, pero se obligaba a pensar que no, que era solo de ella y su posesividad salía hasta niveles insospechados, ahí estaba de nuevo celosa de una imagen que no conocía, celosa de las mujeres que lo miraban en la calle, celosa de sus propios labios que no se cansaban y querían saborear más de aquel hombre.
- Te… amo – susurro contra sus labios con los ojos cerrados, aunque lo estaba viendo mentalmente, lo visualizaba mientras sus manos aun como pequeñas serpientes escurridizas se aprendían nuevos caminos en la piel de su amado, lo amaba, dios era su testigo, lo amaba más que a nadie en ese mundo.
Parecia que se encontraba soñando despierta nuevamente, pero su mente estaba en blanco, no se preocupaba por que mañana tuviera que comer, tenía que ir al médico a revisarse esa infección del estomago si continuaba con esa intensidad, aunque prefería tomar algún té y que se aliviara sola, entonces de esos pensamientos banales fue despertada, por su tacto su cálido tacto, sus dedos se entrelazaron con los contrarios apretándolos con algo de fuerza, lo suficiente para mantener firmemente agarrada su mano pero sin lastimarlo, aunque a veces dudaba que pudiera lastimarlo, era tan grande y fuerte… lo sentía, lo veía en sus brazos marcados, su pecho bellamente dibujado con cincel, aunque aquella mujer de cabellos rojizos había intentado inconsciente o conscientemente esconder la belleza de esa perfección detrás de todas esas cicatrices que conformaban su pecho, seguía siendo bello, hermoso.
Sus labios con sabor a manzana y pollo, tocando los contrarios, le supieron a gloria, porque todo manjar acompañado con el dulzor natural de sus labios era toda una delicia, todo el tiempo hablando de cosas lindas, de cosas deliciosas, era lo que causaba ese hombre, todo el amor que le hacia experimentar, no creía en la palabra amor como tal, y ahí estaba ella sumida en ese sentimiento no queriendo escapar jamás, su cuerpo atrajo al contrario por el cuello con la mano libre, para acercar los cuerpos, su mano entrelazada después de un rato solto su mano abriéndose camino por el interior de su camiseta blanca delineando nuevamente el pecho del cual había hablado antes, con la punta de los dedos remarcando cada línea, contando sus cicatrices, se preguntaba si seria el mismo Fabio sin aquellas marcas… seguramente fuera más bello, más inalcanzable y fácil de perder… aun lo era, pero se obligaba a pensar que no, que era solo de ella y su posesividad salía hasta niveles insospechados, ahí estaba de nuevo celosa de una imagen que no conocía, celosa de las mujeres que lo miraban en la calle, celosa de sus propios labios que no se cansaban y querían saborear más de aquel hombre.
- Te… amo – susurro contra sus labios con los ojos cerrados, aunque lo estaba viendo mentalmente, lo visualizaba mientras sus manos aun como pequeñas serpientes escurridizas se aprendían nuevos caminos en la piel de su amado, lo amaba, dios era su testigo, lo amaba más que a nadie en ese mundo.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Con mi Ama, sólo pensar en mí bastaba para tenerme sometido a sus encantos; pero con Leena, bastaba un beso, un ínfimo roce para que a los pocos segundos ese calor que surgió entre nosotros con aquel bigote de leche hace tiempo atrás resurgiera como las cenizas de aquella historia del Fénix que me habían contado una vez. Sólo bastaba tener nuestras manos juntas para saber que ella me quería, no, que me amaba como me lo había declarado más de una vez, y yo necesitaba simplemente mirarla a los ojos para corroborar que eso era cierto, y ella sólo tenía que mirarme para saber y sonreír porque yo siento lo mismo.
Mi piel se erizó al sentir su mano en mi nuca, y mi corazón se aceleró cuando esa pluma que se hacía llamar mano paseaba por mi pecho reconociendo y retomando lo que en ese momento era suyo, y que yo consideraba que era de ella, porque a esas alturas, las reflexiones sobre mi esclavitud se habían multiplicado derivando a esa conclusión: mi Ama tenía mi cuerpo y mi libertad, pero mi corazón lo tenía esa rubia que lentamente me envolvía con su fuego en cada beso, haciéndome jadear sobre sus labios un instante. Muy pronto fueron ambas manos las que duplicaron esas sensaciones tan agradables que beneficiaban a ambos a largo plazo, y yo sólo sonreía aprovechando de besarla nuevamente, moviéndome lentamente en la cama por el maldito muslo hasta quedar encima de ella, saboreando delicias mejores que las que me había traído. Aquel par de labios era divino, y por más de una ocasión pensaba que no me merecía a una persona así, pero las cosas pasan por algo, ¿no?
Me incorporé ínfimamente para quitarme la camisa y aproveché de robarle un beso corto una vez que mi cicatrizado torso estuvo a la vista – Yo también te amo…-le dije y me pegué a su cuerpo aún protegido por las prendas que tanto ella como yo sabíamos que no durarían mucho más puestas porque ya estábamos encendidos; la chispa había sido invocada nuevamente y ya no había vuelta atrás…y si se pudiera retroceder, hubiera escogido de nuevo estar con Leena. Ella es lo mejor que me podía haber pasado.
Mi piel se erizó al sentir su mano en mi nuca, y mi corazón se aceleró cuando esa pluma que se hacía llamar mano paseaba por mi pecho reconociendo y retomando lo que en ese momento era suyo, y que yo consideraba que era de ella, porque a esas alturas, las reflexiones sobre mi esclavitud se habían multiplicado derivando a esa conclusión: mi Ama tenía mi cuerpo y mi libertad, pero mi corazón lo tenía esa rubia que lentamente me envolvía con su fuego en cada beso, haciéndome jadear sobre sus labios un instante. Muy pronto fueron ambas manos las que duplicaron esas sensaciones tan agradables que beneficiaban a ambos a largo plazo, y yo sólo sonreía aprovechando de besarla nuevamente, moviéndome lentamente en la cama por el maldito muslo hasta quedar encima de ella, saboreando delicias mejores que las que me había traído. Aquel par de labios era divino, y por más de una ocasión pensaba que no me merecía a una persona así, pero las cosas pasan por algo, ¿no?
Me incorporé ínfimamente para quitarme la camisa y aproveché de robarle un beso corto una vez que mi cicatrizado torso estuvo a la vista – Yo también te amo…-le dije y me pegué a su cuerpo aún protegido por las prendas que tanto ella como yo sabíamos que no durarían mucho más puestas porque ya estábamos encendidos; la chispa había sido invocada nuevamente y ya no había vuelta atrás…y si se pudiera retroceder, hubiera escogido de nuevo estar con Leena. Ella es lo mejor que me podía haber pasado.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Ese pecho completamente desnudo se mostraba ante sus ojos, los dedos recorriendo con libertad aquella piel y cada una de las imperfecciones artificiales que aquella mujer diabólica y maligna había creado, sus marcas, como si fuera un animal de ganado, advirtiendo que te alejaras de su propiedad… pero ¿Qué puedes hacer cuando lo que sientes es más fuerte que una marca? ¿Cuándo dos personas están destinadas a estar juntas? ¿Creía ella, que ellos lo habían planeado? Ninguno de ellos conocía la palabra amor como tal, del modo de enamorarse, ¿Creía ella que ella había escogido todo este sufrimiento por un capricho?, cuando se dio cuenta de todo el dolor que podría causar, es verdad, lo aceptó, corrió el riesgo, se enamoró, se entregue a aquel hombre, no una, no dos… varias veces y lo volvería hacer.
Volvería a sufrir todo lo que había sufrido, volvería a dejar todo lo que tenía solo para volver hasta ese momento, hasta esos labios contra los propios, el sabor de su saliva, el calor que emanaba su cuerpo y la temperatura creciente que se notaba.
Se levantó un poco para deslizarse por la cama para que su cuerpo se recargara contra la pared de la cabecera, sus manos se posaron en la nuca contraria besándolo con apenas tintes de pasión que iban aumentando, conforme aquellos lapsos iban en aumento, también la sensación de querer más, aquella adicción que provocaban esos labios, por un segundo todo se volvía eterno, nada tenía sentido, todo era perfecto, todo giraban en torno aquel hombre con corazón de niño.
Todo en ella parecía automático, sus manos deslizándose por la nuca, bajando por sus omoplatos hasta su espalda baja, apretando los dedos en su camino hasta donde terminaba su espalda, dando inicio a esa estorbosa tela que era su pantalón, paseando hasta sus caderas, posándose en sus muslos, tirando apenas de la tela, como si aquella mínima fuerza, fuera lo suficiente para poder arrancar esa muralla, era un juego en desventaja, ella tenía su cuerpo enteramente cubierto de su indumentaria, completamente intacto, a no ser un par de arrugas que se vislumbraban por los dobleces que el cuerpo contrario había causado, pero sabía que tenía que aprovechar su ventaja antes de que el hiciera un movimiento que la tuviera la desventaja, pero claro que la tendría después de todo seguía sin captar como podía volverla una persona que se entregaba, hacía y deshacía sin poner objeción… ni querer poner ninguna.
A eso nos referíamos a desventaja ese “te amo” que en segundos la derrumbo, ¿Cómo era posible que una palabra de 5 letras fuera capaz de de oírse completamente diferente en sus labios de azúcar? ¿Qué fueran lo suficiente para que esa gitana cayera rendida a sus pies? … El listón verde que ataba su cabello largo en una coleta se desprendió, dejando que su cabellera hiciera lo que quisiera... - …. – había enmudecido, aquellos labios la envolvían y ya no había vuelta hacia atrás... Su dorso se pegaba de tal modo intentando darle a entender la necesidad que la recorría ahora.
Volvería a sufrir todo lo que había sufrido, volvería a dejar todo lo que tenía solo para volver hasta ese momento, hasta esos labios contra los propios, el sabor de su saliva, el calor que emanaba su cuerpo y la temperatura creciente que se notaba.
Se levantó un poco para deslizarse por la cama para que su cuerpo se recargara contra la pared de la cabecera, sus manos se posaron en la nuca contraria besándolo con apenas tintes de pasión que iban aumentando, conforme aquellos lapsos iban en aumento, también la sensación de querer más, aquella adicción que provocaban esos labios, por un segundo todo se volvía eterno, nada tenía sentido, todo era perfecto, todo giraban en torno aquel hombre con corazón de niño.
Todo en ella parecía automático, sus manos deslizándose por la nuca, bajando por sus omoplatos hasta su espalda baja, apretando los dedos en su camino hasta donde terminaba su espalda, dando inicio a esa estorbosa tela que era su pantalón, paseando hasta sus caderas, posándose en sus muslos, tirando apenas de la tela, como si aquella mínima fuerza, fuera lo suficiente para poder arrancar esa muralla, era un juego en desventaja, ella tenía su cuerpo enteramente cubierto de su indumentaria, completamente intacto, a no ser un par de arrugas que se vislumbraban por los dobleces que el cuerpo contrario había causado, pero sabía que tenía que aprovechar su ventaja antes de que el hiciera un movimiento que la tuviera la desventaja, pero claro que la tendría después de todo seguía sin captar como podía volverla una persona que se entregaba, hacía y deshacía sin poner objeción… ni querer poner ninguna.
A eso nos referíamos a desventaja ese “te amo” que en segundos la derrumbo, ¿Cómo era posible que una palabra de 5 letras fuera capaz de de oírse completamente diferente en sus labios de azúcar? ¿Qué fueran lo suficiente para que esa gitana cayera rendida a sus pies? … El listón verde que ataba su cabello largo en una coleta se desprendió, dejando que su cabellera hiciera lo que quisiera... - …. – había enmudecido, aquellos labios la envolvían y ya no había vuelta hacia atrás... Su dorso se pegaba de tal modo intentando darle a entender la necesidad que la recorría ahora.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Cuando mi Ama se enteró de lo que había sucedido con Leena por primera vez, me dio una golpiza tal que no desperté en casi tres días. Todos pensaban que había muerto (por fin), pero mi dueña nuevamente mostró esa extraña “piedad”, aunque otros le llamen morbo, y no me dejó partir. Mis hermanos esclavos me contaron cuando tuve un mínimo de cerebro despierto que me había violado de todas formas estando inconsciente, y que había controlado mi mente para tener relaciones con ella por horas, sólo para agotar más mi cuerpo e incrementar mi remordimiento por mis acciones. Hizo todo aquello para recalcarme que soy de su propiedad, y en cuanto lo reflexioné llegué a la conclusión de que aquello podía ser fácilmente superado. Podría haberme hecho muchísimo más, y sin embargo se contuvo dentro de lo que era capaz de hacer. Ella siempre dice que la traición se paga con sangre… ¿por qué conmigo no hizo lo mismo?
Era extraño, pero al menos gracias a eso podía disfrutar de lo que estábamos haciendo ese día. Nuestros besos subían de tono cada vez igual que las caricias y los deseos de nuestros cuerpos que lentamente eran desnudados con el fin de cumplir con aquellos anhelos mutuos. Se acomodó en la cabecera y me apresó por la nuca, casi obligándome a tener mi torso sobre su pecho, lo que obviamente no era de mi desagrado a pesar de no querer aplastarla. Jadeé con los roces y sonreí con el tirón a mi pantalón, metiendo una mano bajo el vestido para acariciar parte de su muslo izquierdo y sentirla tensarse y ruborizarse bajo mí. Las cadenas que yo ansiaba romper se rompieron en el cabello de Leena y con esa pasión desatada supe que ya no había vuelta atrás, aunque siempre lo reflexionaba y siempre sacaba la misma conclusión.
Le cogí por la cintura aprovechando que estaba arqueada y la volteé para quedar con ella dominándome, aunque más bien era una posición provisoria para que estuviéramos en igualdad de condiciones al menos en esa cama. Tomé su blusa y le obligué a alzar las manos para quitársela, lo mismo con ese molesto vestido que no hacía nada más que privarme de ella. Yo alcé mis caderas para quitarme el pantalón, dejando mi ropa interior y algo más a la vista de mi adorada gitana. Sonreí y le quité también el sostén de sus senos, siendo mis manos las que le dieron la bienvenida a aquel encuentro con masajes y apretones suaves, teniendo todo el cuidado que ella merecía. Así estuve un par de minutos hasta que un delicioso pinchazo de placer me hizo quedarme temblando del placer con la cabeza hacia atrás, a lo que miré de reojo hacia la fuente de ese placer y quien la controlaba. Sonreí.
Era extraño, pero al menos gracias a eso podía disfrutar de lo que estábamos haciendo ese día. Nuestros besos subían de tono cada vez igual que las caricias y los deseos de nuestros cuerpos que lentamente eran desnudados con el fin de cumplir con aquellos anhelos mutuos. Se acomodó en la cabecera y me apresó por la nuca, casi obligándome a tener mi torso sobre su pecho, lo que obviamente no era de mi desagrado a pesar de no querer aplastarla. Jadeé con los roces y sonreí con el tirón a mi pantalón, metiendo una mano bajo el vestido para acariciar parte de su muslo izquierdo y sentirla tensarse y ruborizarse bajo mí. Las cadenas que yo ansiaba romper se rompieron en el cabello de Leena y con esa pasión desatada supe que ya no había vuelta atrás, aunque siempre lo reflexionaba y siempre sacaba la misma conclusión.
Le cogí por la cintura aprovechando que estaba arqueada y la volteé para quedar con ella dominándome, aunque más bien era una posición provisoria para que estuviéramos en igualdad de condiciones al menos en esa cama. Tomé su blusa y le obligué a alzar las manos para quitársela, lo mismo con ese molesto vestido que no hacía nada más que privarme de ella. Yo alcé mis caderas para quitarme el pantalón, dejando mi ropa interior y algo más a la vista de mi adorada gitana. Sonreí y le quité también el sostén de sus senos, siendo mis manos las que le dieron la bienvenida a aquel encuentro con masajes y apretones suaves, teniendo todo el cuidado que ella merecía. Así estuve un par de minutos hasta que un delicioso pinchazo de placer me hizo quedarme temblando del placer con la cabeza hacia atrás, a lo que miré de reojo hacia la fuente de ese placer y quien la controlaba. Sonreí.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Se vio despejada de su blusa, dejando sus pechos al aire siendo cubiertos por apenas una tela fina que era el sostén, su vientre se contrajo cuando se vio desnuda, una reacción normal que no podía evitar era tener miedo y es que al sentirse despojada de su ropa un nervio recorría su cuerpo, como si apenas esa delgada tela que la cubría del desnudo, fuera una de sus capaz para llegar a su corazón pero ese hombre no era la primera vez que conseguía llegar cada vez más lejos, lentamente se fue haciendo hueco en su corazón, un lugar que parecía oscuro, su odio por las ratas del mundo y no se refería a los animales de cuatro patas que corrían bajo las alcantarillas de la ciudad.
Recordaba la primera vez que habían estado juntos, como la ropa se había ido sin ningún miramiento, una tras otra, tela tras tela, la necesidad creciente de sentir su piel, en las noches más frías era cuando extrañaba ese calor natural suyo, y durante esas mismas noches, su única compañía era su soledad se prometía siempre aprovechar los minutos, las horas en que su cuerpo pudiera “recargarse” de ese calor, sus manos sobre sus senos, dándole esa atención que tanto pedían y estos le hacían notar lo mucho que le gustaban, su respiración la delataba, por un segundo perdía cada uno de sus sentidos, que se centraban en él, aquel juego en el que ambos jugadores ganaban si sabían cómo jugar.
Lena no se iba a quedar atrás por su puesto, su mano empezó a acariciar la cabeza de su hombría por encima de la ropa interior, la cual comenzaría a despertarse y no se había equivocado, giro el rostro para encontrarse con la mirada de su gitano, y ahí estaban esos ojos tiernos ahora siendo convertidos en unos ojos cargados de lujuria, la sonrisa de la fémina y la mirada correspondían a los mismos sentimientos que los de su amado.
-Te amo... – Volvió a susurrar recostándose sobre el vientre de el hombre comenzando a besa desde la mitad de su pecho hasta su garganta, la mano que en ningún momento dejo de acariciar la zona, notaba como ese pequeño bulto se iba haciendo más notorio bajo su mano.
Sus labios ahora recorrían su cuello hasta detrás de su oído, nuevamente aquel juego volvía a estar en desventaja, y no le importaba, puesto que como lo había dicho con anterioridad, aquel hombre podría someterla y no necesitaría su fuerza ni fiereza, solamente necesitaba repetir las palabras que Leena había dicho para conseguirlo, para estar bajo sus órdenes, voluntad y deseo, la tenia completamente enamorada, perdida, hipnotizada ¿Cuál sería el termino correcto?, ella llegaba a llamarse torpe, ese era el motivo correcto.
Miro levemente hacia abajo, levantando un poco sus propias caderas para que se facilitara el camino y deshacerse de esa ropa interior molesta de su amante, con las manos tiraba suavemente hacia abajo recorriendo a besos el camino hasta su garganta de nuevo.
Recordaba la primera vez que habían estado juntos, como la ropa se había ido sin ningún miramiento, una tras otra, tela tras tela, la necesidad creciente de sentir su piel, en las noches más frías era cuando extrañaba ese calor natural suyo, y durante esas mismas noches, su única compañía era su soledad se prometía siempre aprovechar los minutos, las horas en que su cuerpo pudiera “recargarse” de ese calor, sus manos sobre sus senos, dándole esa atención que tanto pedían y estos le hacían notar lo mucho que le gustaban, su respiración la delataba, por un segundo perdía cada uno de sus sentidos, que se centraban en él, aquel juego en el que ambos jugadores ganaban si sabían cómo jugar.
Lena no se iba a quedar atrás por su puesto, su mano empezó a acariciar la cabeza de su hombría por encima de la ropa interior, la cual comenzaría a despertarse y no se había equivocado, giro el rostro para encontrarse con la mirada de su gitano, y ahí estaban esos ojos tiernos ahora siendo convertidos en unos ojos cargados de lujuria, la sonrisa de la fémina y la mirada correspondían a los mismos sentimientos que los de su amado.
-Te amo... – Volvió a susurrar recostándose sobre el vientre de el hombre comenzando a besa desde la mitad de su pecho hasta su garganta, la mano que en ningún momento dejo de acariciar la zona, notaba como ese pequeño bulto se iba haciendo más notorio bajo su mano.
Sus labios ahora recorrían su cuello hasta detrás de su oído, nuevamente aquel juego volvía a estar en desventaja, y no le importaba, puesto que como lo había dicho con anterioridad, aquel hombre podría someterla y no necesitaría su fuerza ni fiereza, solamente necesitaba repetir las palabras que Leena había dicho para conseguirlo, para estar bajo sus órdenes, voluntad y deseo, la tenia completamente enamorada, perdida, hipnotizada ¿Cuál sería el termino correcto?, ella llegaba a llamarse torpe, ese era el motivo correcto.
Miro levemente hacia abajo, levantando un poco sus propias caderas para que se facilitara el camino y deshacerse de esa ropa interior molesta de su amante, con las manos tiraba suavemente hacia abajo recorriendo a besos el camino hasta su garganta de nuevo.
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Al poco rato fui yo el que me escuché más seguido gracias a lo que hacía Leena por todo mi cuerpo. Eché la cabeza hacia atrás con su primera incursión en mi garganta, jadeando y emitiendo pequeños gemidos por cada delicioso roce cuyo placer se acumulaba en mi miembro en su mano, el cual se iba endureciendo y enderezando relativamente rápido a causa de esa mano que ya había aprendido a conocer y percibir, y que sabía cómo complacerme. Vi su rostro y no pude evitar morderme el labio al contemplarla de esa manera que me encantaba, tan sensual y cariñosa al mismo tiempo.
Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás con esos besos, respirando de forma un tanto entrecortada por la cercanía de su cuerpo contra el mío y la pasión de sus caricias, arrancándome un jadeo cuando su lengua paseó por mi cuello y mi oído, acariciando su costado con una mano lentamente, desde los hombros pasando por la espalda hasta su parte trasera, haciendo leves presiones cuando me venían esos pinchazos de placer tan deliciosos que me provocaban más y más. – Leena….ah…- susurré tras un rato pasado, cuando al fin había podido controlarme para poder decir algo. Aquella mujer me tenía encandilado y rendido a sus pies, tanto que le ayudé a quitarme la ropa interior alzando mis caderas a pesar del dolor de mi pierna, aguantando un quejido con los ojos y boca fuertemente cerrados, camuflándolo en un suspiro de alivio cuando mi cuerpo volvió a tocar el colchón. – Leena…te quiero tanto…te…-Un nuevo pinchazo, y gemí con fuerza- t-te amo….te amo….
Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás con esos besos, respirando de forma un tanto entrecortada por la cercanía de su cuerpo contra el mío y la pasión de sus caricias, arrancándome un jadeo cuando su lengua paseó por mi cuello y mi oído, acariciando su costado con una mano lentamente, desde los hombros pasando por la espalda hasta su parte trasera, haciendo leves presiones cuando me venían esos pinchazos de placer tan deliciosos que me provocaban más y más. – Leena….ah…- susurré tras un rato pasado, cuando al fin había podido controlarme para poder decir algo. Aquella mujer me tenía encandilado y rendido a sus pies, tanto que le ayudé a quitarme la ropa interior alzando mis caderas a pesar del dolor de mi pierna, aguantando un quejido con los ojos y boca fuertemente cerrados, camuflándolo en un suspiro de alivio cuando mi cuerpo volvió a tocar el colchón. – Leena…te quiero tanto…te…-Un nuevo pinchazo, y gemí con fuerza- t-te amo….te amo….
¿Cómo alguien como yo podía ser capaz de amar a alguien? Pensaba que el amor estaba prohibido para los esclavos…
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Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Amor y placer dos cosas que se iban mezclando en esa cama, no esa vez, si no varias veces antes, su mano seguía acariciando el miembro de su amado, solo un momento más antes de soltarlo y empezar a frotar su propio sexo contra el contrario viendo que de sus propios labios era arrancado un suspiro, ese hombre la ponía de sobre manera, sus mejillas seguramente estarían rojas el calor del momento era inevitable, ya no aguantaba la falda que era más que estorbosa y ella misma se deshizo de ella junto con lo que quedaba en su cuerpo, ambos cuerpos se tocaban ahora con toda libertad como estaba destinado a ser.
- También te amo, también te amo – repetía una y otra vez contra sus labios al apoderarse de ellos con un arrebatador beso, un beso cargado de necesidad sus manos rodeando su cuello, para pegar ese precioso torso contra el propio, sus pezones reaccionaban a los cambios de temperatura, la de ambos ardiendo contra el frio aire que inundaba en general el ambiente, su piel se enchinaba pero más al sentir los roces de la piel de sus dedos, el calor del hombre entraba por los poros de la gitana, la cual no dejaba de jadear y suspirar, esos roces de pieles, de sexos, el sabor de las salivas estaban siendo una tortura ¿podría morir de felicidad? Si pudiera morir, escogería ese momento, ese único momento, donde ambos estaban juntos, donde los cuerpos se habían dado un beso, donde se volverían uno solo, ese era el momento que alcanzaba su máxima felicidad, la protegía entre sus brazos, la hacia sentir que era alguien completa mientras él estuviera en su vida, nada podría hacerla más feliz, entonces un pequeño pensamiento cruzó su mente, un bebé, un niño de hermosos ojos cafés como los de su padre, se imagino un niño tan hermoso como él, pero no debía pensar en ello, era imposible para ambos, si asi su vida corría peligro en cada nuevo amanecer, no importaba ella podría cuidarse la espalda ¿pero podría cuidar de alguien más?
Jadeo de nuevo aquella insistencia de ambos por que el momento no parara pero a la vez queriendo llegar cada vez más lejos – basta de juegos… hazme tuya, una vez más, reclama lo que por derecho te pertenece, quiero volver a sentirte en mi interior, volver a tocar el cielo contigo – susurró contra su oído jadeando, dando un pequeño beso detrás de su oído.
- También te amo, también te amo – repetía una y otra vez contra sus labios al apoderarse de ellos con un arrebatador beso, un beso cargado de necesidad sus manos rodeando su cuello, para pegar ese precioso torso contra el propio, sus pezones reaccionaban a los cambios de temperatura, la de ambos ardiendo contra el frio aire que inundaba en general el ambiente, su piel se enchinaba pero más al sentir los roces de la piel de sus dedos, el calor del hombre entraba por los poros de la gitana, la cual no dejaba de jadear y suspirar, esos roces de pieles, de sexos, el sabor de las salivas estaban siendo una tortura ¿podría morir de felicidad? Si pudiera morir, escogería ese momento, ese único momento, donde ambos estaban juntos, donde los cuerpos se habían dado un beso, donde se volverían uno solo, ese era el momento que alcanzaba su máxima felicidad, la protegía entre sus brazos, la hacia sentir que era alguien completa mientras él estuviera en su vida, nada podría hacerla más feliz, entonces un pequeño pensamiento cruzó su mente, un bebé, un niño de hermosos ojos cafés como los de su padre, se imagino un niño tan hermoso como él, pero no debía pensar en ello, era imposible para ambos, si asi su vida corría peligro en cada nuevo amanecer, no importaba ella podría cuidarse la espalda ¿pero podría cuidar de alguien más?
Jadeo de nuevo aquella insistencia de ambos por que el momento no parara pero a la vez queriendo llegar cada vez más lejos – basta de juegos… hazme tuya, una vez más, reclama lo que por derecho te pertenece, quiero volver a sentirte en mi interior, volver a tocar el cielo contigo – susurró contra su oído jadeando, dando un pequeño beso detrás de su oído.
Invitado- Invitado
Re: Y así comenzó todo [Fabio] +18
Y amarte como yo lo haría
Como un hombre a una mujer
Tenerte como cosa mía
Y no podérmelo creer.
Tan mía que eres parte de mi piel
Conocerte fue mi suerte
Amarte es un placer, mujer.
Como un hombre a una mujer
Tenerte como cosa mía
Y no podérmelo creer.
Tan mía que eres parte de mi piel
Conocerte fue mi suerte
Amarte es un placer, mujer.
Nuestra cordura se había ido hace rato, la razón había sido dejada de lado para que la pasión fuera la protagonista. La falda de Leena voló más rápido que como lo había imaginado mi mente, y sus labios volvieron a mí con un sabor que ni la imaginación podía haber creado. La abracé para apretarla más contra mí y cerré los ojos, estremeciéndome más aún al guiarme hacia ella por mis otros sentidos. No pude quedarme así demasiado tiempo, por desgracia, ya que mi deseo de tenerla nuevamente unida a mi cuerpo me estaba pasando la cuenta. Aquellos susurros en los que verdaderamente me rogaba que la poseyera fueron la gota que rebalsó el vaso, y sólo por eso la abracé con fuerza para voltearnos los dos y quedar yo encima de ella, aguantándome otro enésimo quejido por mi muslo que intratable quería detener lo inevitable.
Sin embargo, ya no había nada que pudiera detenernos: Ni el dolor de mi pierna ni la ropa, ni el lugar, ni el frío, ni mi Ama. ¡Ni siquiera ella iba a evitar que tomase a la única mujer que he amado y que me ha amado! No me importaba quedar inconsciente otros tres días cuando se enterara, o tener más cicatrices nuevas para mi colección; el tener la oportunidad de ver esos ojos y probar esos labios bien valía resistir cualquier tortura.
Volví a juntar mis labios con los suyos lentamente a pesar del deseo que teníamos el uno por el otro y por el cual nos costaba controlarnos, tomé aire y me fui acomodando hasta que entré en ella sintiendo su cuerpo tensarse y recibirme a la vez cálidamente, deslizándome despacio en su interior para lubricar y acostumbrar ya que lo que menos quería era que le pasara algo por mi culpa –para variar--. Tras unas cuantas repeticiones me recosté sobre ella tratando de no asfixiarle con mi peso y me fui moviendo más rápido, gimiendo acalorado por sus besos y el roce de nuestros cuerpos que únicamente deseaban estar así para siempre como prueba del amor que sentíamos mutuamente. Y ni siquiera mi Ama iba a poder destruir aquel lazo que nos unía.
Joao Alves- Licántropo Clase Alta
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