AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Té de Tila [privado]
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Té de Tila [privado]
– Misi, misi, misi…. –
Parecía ser un sonido a muy baja frecuencia, ante una acústica ronroneante acompañada por el sonido proveniente del piano al fondo del salón. Apreciando las esporas que el viento y el viejo salón tenían consigo sólo les sentía rosarme contra penas, manteniendo una respiración normal e inclusive baja… era como una extrema armonía. El cojín de mis patas rosadas podía sentirse un poco duro. Aún conseguía recordar aquel sermón de mi amado amo por haber destruido o más bien por hacer una contribución dañina a sus muebles pasados; la verdad es que poco me importaba en aquel entonces y en ese ahora.
Poco a poco las horas continuaban, la práctica además de perfección de Ser Thomas, músico mediocre que mi amo me habría dado para divertirme y en estos casos deleitarme con el piano, lo cierto era que el temor por su vida le hacia mejor cada día más, hubiera decidido continuar mis trabajos de meditación, calmar el gran felino que tenía dentro pero la hija de la sirvienta regordeta y con pequillas del tamaño lunar en el rostro se continuaba haciendo presente, desde el extremo contrario ¿Acaso la tía era estúpida? De cualquier manera me dispuse a encontrarme en el estado físico que había llegado a tener por el momento. Entonces me percaté del receso auto proclamado ante las piezas musicales, solo el abrir los ojos y dejar que la escasa luz se colara por mis corneas me hacía molestar.
– Grrr… mau – sólo ese diminuto quejido desde el fondo de mi garganta fue lo suficientemente recordatorio de que su vida dependía de mi estado de animosidad, por lo que prontamente se dispuso a continuar con las más destacadas melodías que hubiera aprendido a dominar para el deleite de la dama felina. Al tiempo podía sentir como si en segundos brotaría aquella actitud tan desconcertante de ella, su otra fase su otra cara, - ¡Oh por tedioso don de multipolaridad! – pensaba mientras decidía estirar todo su cuerpo a las anchas del mueblecito, dejando que su marcada estructura brillara majestuosamente como cualquier acto divino de su parte.
Tras terminar su ritual de estiramiento y proceder con acicalarse el rostro con su lengua y patitas se tendió a sus anchas sobre el cojín del mueble, dejando como único acto de vida el movimiento constante de su colita de punta oscura. Una brisa en segundos le trajo a sus fosas nasales el aroma, la esencia tan querida y reconocida por ella… su amo se acercaba. Poco estuvo de levantarse para verle entrar y saltarle a sus brazos pero, su aroma era corrompido por su acompañante decidiendo por fin continuar postrada hasta que su amo entrara, al cabo que pronto se iría aquel ser non grato para ella; al menos eso esperaba la minina.
Poco a poco las horas continuaban, la práctica además de perfección de Ser Thomas, músico mediocre que mi amo me habría dado para divertirme y en estos casos deleitarme con el piano, lo cierto era que el temor por su vida le hacia mejor cada día más, hubiera decidido continuar mis trabajos de meditación, calmar el gran felino que tenía dentro pero la hija de la sirvienta regordeta y con pequillas del tamaño lunar en el rostro se continuaba haciendo presente, desde el extremo contrario ¿Acaso la tía era estúpida? De cualquier manera me dispuse a encontrarme en el estado físico que había llegado a tener por el momento. Entonces me percaté del receso auto proclamado ante las piezas musicales, solo el abrir los ojos y dejar que la escasa luz se colara por mis corneas me hacía molestar.
– Grrr… mau – sólo ese diminuto quejido desde el fondo de mi garganta fue lo suficientemente recordatorio de que su vida dependía de mi estado de animosidad, por lo que prontamente se dispuso a continuar con las más destacadas melodías que hubiera aprendido a dominar para el deleite de la dama felina. Al tiempo podía sentir como si en segundos brotaría aquella actitud tan desconcertante de ella, su otra fase su otra cara, - ¡Oh por tedioso don de multipolaridad! – pensaba mientras decidía estirar todo su cuerpo a las anchas del mueblecito, dejando que su marcada estructura brillara majestuosamente como cualquier acto divino de su parte.
Tras terminar su ritual de estiramiento y proceder con acicalarse el rostro con su lengua y patitas se tendió a sus anchas sobre el cojín del mueble, dejando como único acto de vida el movimiento constante de su colita de punta oscura. Una brisa en segundos le trajo a sus fosas nasales el aroma, la esencia tan querida y reconocida por ella… su amo se acercaba. Poco estuvo de levantarse para verle entrar y saltarle a sus brazos pero, su aroma era corrompido por su acompañante decidiendo por fin continuar postrada hasta que su amo entrara, al cabo que pronto se iría aquel ser non grato para ella; al menos eso esperaba la minina.
Invitado- Invitado
Re: Té de Tila [privado]
-No más trabajos reales por hoy Frederic – acomodaba las mangas de su camisola, conforme entraba por la puerta principal, moviendo el cuello de un lado a otro como si este le doliera y aunque no lo hacía al menos lo hacía des estresarse un poco, un suspiro de hastío escapando de sus perfectos labios, mientras sus pasos eran acompañados con los de su fiel y querido mayordomo - ¿gusta que le sirva la cena joven Liam? – añadió Frederic unos pasos más atrás del vampiro, este negó mirando a la joven criatura que entraba en el salón principal la hija de la sirvienta, ambas eran nuevas en aquel lugar y ninguna de ellas parecía apetecible, aun tenía muchas sirvientas de las cuales despacharse, pero su sed era menor con las ganas de tumbarse en el sillón.
La música que provenía del cuarto contigo, la sala de estar era hipnotizarte, muchas ganas tenía de aquel momento de beber un vaso de whisky, en las rocas mientras oía aquella música, eso le indicaba que su pequeña protegida, Nivasi, se encontraba en aquel sitio, tampoco es que le causara mucha alegría en aquel momento encontrársela y que saltara pidiendo mimos, no es por que no la quisiera, adoraba aquel felino, pero su hastío era mucho mayor que sus emociones en ese momento.
Frederic… me gustaría un poco de whisky… mucho hielo y por favor – la melodía había tenido dos errores muy notorios, un par de teclas mal apretadas, un par de notas erradas eran demasiado para descontrolar a Liam en ese momento, sus manos fueron hasta sus sienes sobándolas, para calmar ese dolor de cabeza que había sido provocado por aquel hombre, pianista de cuarta. – por favor… necesitamos un nuevo músico, odio a los mediocres que encontramos en Paris – Frederic simplemente asintió, sabía que él músico tenía que ser eliminado, puesto que sabía mucho más de lo que la gente podía saber, como que aquel pequeño felino, podría transformarse en una niña, una princesa con pasos de bailarina y voz cantarina, mirada de cómplice entre ambos, sabían a que se refería, tendría que llevarlo a los cuartos más abajo hasta que Liam estuviera lo suficientemente aburrido como darle un final, o bien sería la entretención de su hermana Louise quien lo usaría y bebería de él hasta saciar su sed… a veces los hermanos Vilhjálmur eran muy sádicos, por algo tal vez… solo tal vez, además de talentosos, era el motivo por el cual su creador, por lo menos de Liam, lo había elegido.
Sus pasos siguieron la música abriendo la puerta tan solo un poco – Señor – movió la cabeza en modo de saludo cuando este paró en seco haciendo que las teclas soltaran un terrible chillido, la mandíbula de Liam, se tensó, si en aquel momento la idea de dejarlo con vida hubiera cambiado… había firmado su sentencia de muerte – No lo necesitaremos más por aquí, por favor vaya con Frederic, él le indicara que es lo que debe hacer ahora – el hombre asustado, temblando salió por aquella puerta haciendo reverencia tras reverencia. – Te buscaremos otro músico, que sepa tocar como se debe – miro aquella bola de pelo mientras se tumbaba sobre el sillón con un brazo cubriendo sus parpados – si vienes a saludarme, no saltes encima mío, estoy muy fastidiado, salúdame como toda una damita, Maudie aquel era un cariño por el cual el se refería a la pequeña, un nombre de origen irlandés que significaba algo como doncella fuerte en la batalla, tal vez no era un nombre tan cariñoso, pero a él le hacia gracia, puesto que solo se refería a ella de ese modo mientras fuera un pequeño gatito, para guardar las apariencias.
La música que provenía del cuarto contigo, la sala de estar era hipnotizarte, muchas ganas tenía de aquel momento de beber un vaso de whisky, en las rocas mientras oía aquella música, eso le indicaba que su pequeña protegida, Nivasi, se encontraba en aquel sitio, tampoco es que le causara mucha alegría en aquel momento encontrársela y que saltara pidiendo mimos, no es por que no la quisiera, adoraba aquel felino, pero su hastío era mucho mayor que sus emociones en ese momento.
Frederic… me gustaría un poco de whisky… mucho hielo y por favor – la melodía había tenido dos errores muy notorios, un par de teclas mal apretadas, un par de notas erradas eran demasiado para descontrolar a Liam en ese momento, sus manos fueron hasta sus sienes sobándolas, para calmar ese dolor de cabeza que había sido provocado por aquel hombre, pianista de cuarta. – por favor… necesitamos un nuevo músico, odio a los mediocres que encontramos en Paris – Frederic simplemente asintió, sabía que él músico tenía que ser eliminado, puesto que sabía mucho más de lo que la gente podía saber, como que aquel pequeño felino, podría transformarse en una niña, una princesa con pasos de bailarina y voz cantarina, mirada de cómplice entre ambos, sabían a que se refería, tendría que llevarlo a los cuartos más abajo hasta que Liam estuviera lo suficientemente aburrido como darle un final, o bien sería la entretención de su hermana Louise quien lo usaría y bebería de él hasta saciar su sed… a veces los hermanos Vilhjálmur eran muy sádicos, por algo tal vez… solo tal vez, además de talentosos, era el motivo por el cual su creador, por lo menos de Liam, lo había elegido.
Sus pasos siguieron la música abriendo la puerta tan solo un poco – Señor – movió la cabeza en modo de saludo cuando este paró en seco haciendo que las teclas soltaran un terrible chillido, la mandíbula de Liam, se tensó, si en aquel momento la idea de dejarlo con vida hubiera cambiado… había firmado su sentencia de muerte – No lo necesitaremos más por aquí, por favor vaya con Frederic, él le indicara que es lo que debe hacer ahora – el hombre asustado, temblando salió por aquella puerta haciendo reverencia tras reverencia. – Te buscaremos otro músico, que sepa tocar como se debe – miro aquella bola de pelo mientras se tumbaba sobre el sillón con un brazo cubriendo sus parpados – si vienes a saludarme, no saltes encima mío, estoy muy fastidiado, salúdame como toda una damita, Maudie aquel era un cariño por el cual el se refería a la pequeña, un nombre de origen irlandés que significaba algo como doncella fuerte en la batalla, tal vez no era un nombre tan cariñoso, pero a él le hacia gracia, puesto que solo se refería a ella de ese modo mientras fuera un pequeño gatito, para guardar las apariencias.
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Re: Té de Tila [privado]
Cuantas veces sus ojos se habrían posado sobre ella, y su mirada fulminante hacia que el libido en Nivasi se encendiera o apagara a su merced. Pero está vez todo se tornaba distinto, este día su cuerpo mortis desprendía un aroma poco peculiar el sentido de sobrevivencia, dictaba fuerte el de salir de ahí. Sin embargo, la parte masoquista y adicta a el pregonaba por unos escasos segundos de atención. Él incitaba a su cuerpo a ir a su resguardo, no importaría qué de inmediato la mandara a tomar por saco. ¡No! Lo que importaba sería esa fracción de segundos en que su piel gélida entrará sobre su cuerpo creando un choque contra la calidez de Nivasi.
Sonidos externos y débiles en marcaban una típica noche lluviosa sobre las calles parisinas, se hacían mas audibles una vez que Liam detuviera a Ser Thomas de tocar; cuantos minutos había ansiado que entrara al cuarto y a su manera extraña llamara, pregonando por su presencia tan importante para él. Pero las variaciones y detalles únicos o sorpresivos estaban extraídos del vocabulario de Liam; por lo menos para lo que Nivasi referia sus amoríos eran otra cosa. Aun así su propia presencia causaba una cierta iluminación en la habitación, como el mismísimo día en que se conocieran; por lo que al final en cierta forma ya no cavia de la alegría que este hubiera entrado en su vida.
Tan pronto, como esa efímera sensación de felicidad habría regresado al pequeño y aparentemente frágil cuerpo de la minina, este se esfumo. Incluso se atrevió primeramente dirigir alguna palabra al bastardo de Ser Thomas, mi vista era fija sobre los presentes mientras mi cola paraba el movimiento, por el contrario una de mis patas retrajo sus finas garras hasta que estas se clavaron sobre la tela fina y entraban en contacto con el mueble debajo de su cuerpo.
¿Buscar otro? Nuevamente escogido una noche de aparente diversión alcohólica como las ultimas cinco veces pasaba por su mente recordando la selecta selección del personal para su diversión –¡Vaya, hasta que se digno hablarme mi amo!– pensó con cierto sarcasmo mientras observaba retirarse el tipo quién mostraba una cara de satisfacción, se habría librado de la gata mala; pobre idiota sin saber lo que le sigue a continuación. Regresando la vista a Liam mientras este se desplumaba no lejano a ella, creando una sensación de regocijo ante su presencia truncado seguido de las palabras que este habría dicho. –¿Qué acaso pesaba tanto como para desplomarlo?– pensó un poco mas molesta, al fin y al cabo mujer; maulló secamente en forma de saludo y procedió a tenderse de nueva cuenta en la posición que ya se había encontrado, con la diferencia de que el hombre cercano le provocaba una bola de sensaciones increíbles. Hubiera perdonado su mal humor (uno constante últimamente) de no ser por que su orgullo se habría visto afectado ante sus cortantes palabras. Constancia de su comodidad ante aquella extraña proximidad era el movimiento de la cola que comenzaba a moverse y rozaba contra penas con la de su muslo.
Pensando en perdonarle se levanto, pero nuevamente su orgullo le dictamino que el comportamiento de una “damita” también constaba en darse a respetar, así que solo termino por reacomodarse un poco mas cercana a su amo pero al final volviéndose a tumbar, teniendo respiraciones constantes y lentas. Un maullido dulce salió por fin, dando un saludo pasivo a su amo.
Sonidos externos y débiles en marcaban una típica noche lluviosa sobre las calles parisinas, se hacían mas audibles una vez que Liam detuviera a Ser Thomas de tocar; cuantos minutos había ansiado que entrara al cuarto y a su manera extraña llamara, pregonando por su presencia tan importante para él. Pero las variaciones y detalles únicos o sorpresivos estaban extraídos del vocabulario de Liam; por lo menos para lo que Nivasi referia sus amoríos eran otra cosa. Aun así su propia presencia causaba una cierta iluminación en la habitación, como el mismísimo día en que se conocieran; por lo que al final en cierta forma ya no cavia de la alegría que este hubiera entrado en su vida.
Tan pronto, como esa efímera sensación de felicidad habría regresado al pequeño y aparentemente frágil cuerpo de la minina, este se esfumo. Incluso se atrevió primeramente dirigir alguna palabra al bastardo de Ser Thomas, mi vista era fija sobre los presentes mientras mi cola paraba el movimiento, por el contrario una de mis patas retrajo sus finas garras hasta que estas se clavaron sobre la tela fina y entraban en contacto con el mueble debajo de su cuerpo.
¿Buscar otro? Nuevamente escogido una noche de aparente diversión alcohólica como las ultimas cinco veces pasaba por su mente recordando la selecta selección del personal para su diversión –¡Vaya, hasta que se digno hablarme mi amo!– pensó con cierto sarcasmo mientras observaba retirarse el tipo quién mostraba una cara de satisfacción, se habría librado de la gata mala; pobre idiota sin saber lo que le sigue a continuación. Regresando la vista a Liam mientras este se desplumaba no lejano a ella, creando una sensación de regocijo ante su presencia truncado seguido de las palabras que este habría dicho. –¿Qué acaso pesaba tanto como para desplomarlo?– pensó un poco mas molesta, al fin y al cabo mujer; maulló secamente en forma de saludo y procedió a tenderse de nueva cuenta en la posición que ya se había encontrado, con la diferencia de que el hombre cercano le provocaba una bola de sensaciones increíbles. Hubiera perdonado su mal humor (uno constante últimamente) de no ser por que su orgullo se habría visto afectado ante sus cortantes palabras. Constancia de su comodidad ante aquella extraña proximidad era el movimiento de la cola que comenzaba a moverse y rozaba contra penas con la de su muslo.
Pensando en perdonarle se levanto, pero nuevamente su orgullo le dictamino que el comportamiento de una “damita” también constaba en darse a respetar, así que solo termino por reacomodarse un poco mas cercana a su amo pero al final volviéndose a tumbar, teniendo respiraciones constantes y lentas. Un maullido dulce salió por fin, dando un saludo pasivo a su amo.
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Re: Té de Tila [privado]
Mujeres… ¿Quién podía entenderlas? Aquella fémina minina era su adoración nadie podía negar lo que sentía por aquella preciosa gata, entre ellos una admiración por su capacidad de poder transformarse en otro ser, el latido de su corazón, la elegancia de sus movimientos, una sonrisa apenas torcida curvo los labios de Liam, siempre le había parecido un tanto gracioso ese enojo, ese recelo, tan típico en los felinos.
Quito el brazo que cubría sus ojos, para mirarla levantando un poco la cabeza del reposal del sofá, justo en ese momento antes de que Liam pudiera pronunciar una palabra, Frederic entro a la habitación trayendo consigo una botella de whisky y un vaso con mucho hielo, la mirada agradecida de Liam no podía ser menor, se sentía cansado mentalmente, ese trago realmente lo estaba pidiendo a gritos – gracias Frederic – tomo un trago de aquel ambarino liquido, sintiendo el ardor en su garganta, el delicioso e embriagante sabor de este antes de atreverse a hablar de nuevo, recostando un poco el cuerpo hacia donde se encontraba acostada la gatita – vamos preciosa no te enojes – susurro cercar de la oreja felina, pasando después la punta de la nariz por aquel lobo blanco y peludo, adoraba ese aroma, era diferente al propio, al de los humanos, no tan insoportable como el de los licántropos, aquel aroma entremezclado con perfumes finos – anda disculpa a este tonto hombre – sonrió de nuevo, mirando a Frederic, con una pequeña sonrisa ambos se despidieron dejando de nuevo solos al hombre y a la criatura.
Dio otro trago de su vaso, sus sentidos cobraban fuerza ¿acaso en Liam era tan necesario el alcohol como la sangre?, creía que era si, tal vez era simple sugestión mental, pero al menos se sentía menos cansado que antes, menos harto, se levantó acariciando suavemente la barbilla de la felina de nuevo, caminando a aquel piano, sus dedos acariciaban la fina madera de la cual estaba hecho, un dedo apretó una tecla apenas como queriendo la cosa, a ese sonido se le sumaron varios, paró. – Necesitas un nuevo músico preciosa – añadió sentándose frente al enorme instrumento, sus dedos comenzaron a pasearse con una fluidez que solamente un experto conseguía, cerró los ojos dejando que la música llenara sus sentidos, el vaso de whisky descansando en la cubierta del piano, viajando mentalmente a lugares que habían visitado, aquella hermosa reina de la cual Liam no podía olvidarse, o de aquel brujo que tanto había amado, pero sobre todo, aquella pequeña niña con pasos de bailarina dibujando esa melodía a sus pies, a su propio deleite -¿te gusta Maudie? - la puerta se había abierto, era la pequeña niña, hija de la nueva sirvienta, minutos antes eso hubiera molestado a Liam, pero en aquella ocasión no, le dedico una pequeña sonrisa y un suave movimiento de cabeza.
En ese momento la madre de la infanta la jaloneo para que no molestara al príncipe – ¿no te agrada esa pequeña?... seguro que a Nivasi le gustaría jugar con ella ¿jugar?, desde que Nivasi había crecido a veces Liam la veía más pequeña, siempre recordando aquella pequeña niña que se había topado una vez.
Quito el brazo que cubría sus ojos, para mirarla levantando un poco la cabeza del reposal del sofá, justo en ese momento antes de que Liam pudiera pronunciar una palabra, Frederic entro a la habitación trayendo consigo una botella de whisky y un vaso con mucho hielo, la mirada agradecida de Liam no podía ser menor, se sentía cansado mentalmente, ese trago realmente lo estaba pidiendo a gritos – gracias Frederic – tomo un trago de aquel ambarino liquido, sintiendo el ardor en su garganta, el delicioso e embriagante sabor de este antes de atreverse a hablar de nuevo, recostando un poco el cuerpo hacia donde se encontraba acostada la gatita – vamos preciosa no te enojes – susurro cercar de la oreja felina, pasando después la punta de la nariz por aquel lobo blanco y peludo, adoraba ese aroma, era diferente al propio, al de los humanos, no tan insoportable como el de los licántropos, aquel aroma entremezclado con perfumes finos – anda disculpa a este tonto hombre – sonrió de nuevo, mirando a Frederic, con una pequeña sonrisa ambos se despidieron dejando de nuevo solos al hombre y a la criatura.
Dio otro trago de su vaso, sus sentidos cobraban fuerza ¿acaso en Liam era tan necesario el alcohol como la sangre?, creía que era si, tal vez era simple sugestión mental, pero al menos se sentía menos cansado que antes, menos harto, se levantó acariciando suavemente la barbilla de la felina de nuevo, caminando a aquel piano, sus dedos acariciaban la fina madera de la cual estaba hecho, un dedo apretó una tecla apenas como queriendo la cosa, a ese sonido se le sumaron varios, paró. – Necesitas un nuevo músico preciosa – añadió sentándose frente al enorme instrumento, sus dedos comenzaron a pasearse con una fluidez que solamente un experto conseguía, cerró los ojos dejando que la música llenara sus sentidos, el vaso de whisky descansando en la cubierta del piano, viajando mentalmente a lugares que habían visitado, aquella hermosa reina de la cual Liam no podía olvidarse, o de aquel brujo que tanto había amado, pero sobre todo, aquella pequeña niña con pasos de bailarina dibujando esa melodía a sus pies, a su propio deleite -¿te gusta Maudie? - la puerta se había abierto, era la pequeña niña, hija de la nueva sirvienta, minutos antes eso hubiera molestado a Liam, pero en aquella ocasión no, le dedico una pequeña sonrisa y un suave movimiento de cabeza.
En ese momento la madre de la infanta la jaloneo para que no molestara al príncipe – ¿no te agrada esa pequeña?... seguro que a Nivasi le gustaría jugar con ella ¿jugar?, desde que Nivasi había crecido a veces Liam la veía más pequeña, siempre recordando aquella pequeña niña que se había topado una vez.
Invitado- Invitado
Re: Té de Tila [privado]
So come in little closer
Wanna whisper in your ear
Make it clear, little question
Wanna know just how you feel
Wanna whisper in your ear
Make it clear, little question
Wanna know just how you feel
Claro me encantaría jugar con ella, quizás mis garras se verían hermosas bañadas en sangre de aquella cosa humana y después podría asarla y dársela a los gitanos de por ahí; por si quedaba alguna duda gruño un poco, y con suma lentitud y con un toque un tanto coqueto se levanto para estirarse y clavar sus garras un poco sobre la piel de su amo, para a continuación abrirse paso hasta el biombo a escasos metros de ellos, donde se transformo en una pequeñuela de inocente vista. Sin decoro alguno salió de ahí apenas terminando de ponerse un camisón para cubrir su cuerpecillo delicado.
–Vaya, pero si Milord en vivo y directo–
El sarcasmo se debía al escaso tiempo que podía estar con él, luego de que tuviera otras “inquietudes”. Aquella sonrisa retorcida se aparecía al igual que aquel magnifico brillo de sus ojos, tomando un poco de velocidad corrió hasta brincar y quedar a escasos centímetros de su rostro y aquellos labios, los cuales no dudo en dar una ligerísima lengüeteada, siendo la “mascota” ese tipo de juegos se podrían dar sin problema alguno, con migajas es lo único que me quedaría que lastima…
– Disculpar no es mi estilo… milord pero, quizás pueda pasar vuestra ofensa de largo con algo más “Quid pro quo”–
Guiño el ojo y con aquello movimientos coquetos y se acurruco sobre aquellas piernas, colando su cabeza en el hueco de su mano para que así pudiese proporcionar los mimos correspondientes, eso sin atosigarlo como lo había solicitado. Parecía en momentos que llevaban juntos una eternidad, siendo ella la mujer que mejor lo conocía y viceversa. Frederic volvió a entrar con una bebida distinta en mano, sonriendo confidentemente con mi amo después me sonrió de manera familiar y dejo en la mesita contigua una bebida para mi, así como listones y ropa nueva para que me vistiera; alzando el rostro para mirar a mi amo un poco consternada
– Este no es el estilo que suele comprar mi amo para mi… regalo de… – Poco a poco de solo pensar que era un regalo de quienes robaban la atención de mi amo el pelo comenzó a encresparse ligeramente bufando y sin poder terminar la oración pasada musito lo mas educada que pudo
– Gracias Frederic – Podía sentir como la sangre bombeaba por todo el cuerpo dejando que la ansiedad de sacar ese sentimiento de ira.
–Vaya, pero si Milord en vivo y directo–
El sarcasmo se debía al escaso tiempo que podía estar con él, luego de que tuviera otras “inquietudes”. Aquella sonrisa retorcida se aparecía al igual que aquel magnifico brillo de sus ojos, tomando un poco de velocidad corrió hasta brincar y quedar a escasos centímetros de su rostro y aquellos labios, los cuales no dudo en dar una ligerísima lengüeteada, siendo la “mascota” ese tipo de juegos se podrían dar sin problema alguno, con migajas es lo único que me quedaría que lastima…
– Disculpar no es mi estilo… milord pero, quizás pueda pasar vuestra ofensa de largo con algo más “Quid pro quo”–
Guiño el ojo y con aquello movimientos coquetos y se acurruco sobre aquellas piernas, colando su cabeza en el hueco de su mano para que así pudiese proporcionar los mimos correspondientes, eso sin atosigarlo como lo había solicitado. Parecía en momentos que llevaban juntos una eternidad, siendo ella la mujer que mejor lo conocía y viceversa. Frederic volvió a entrar con una bebida distinta en mano, sonriendo confidentemente con mi amo después me sonrió de manera familiar y dejo en la mesita contigua una bebida para mi, así como listones y ropa nueva para que me vistiera; alzando el rostro para mirar a mi amo un poco consternada
– Este no es el estilo que suele comprar mi amo para mi… regalo de… – Poco a poco de solo pensar que era un regalo de quienes robaban la atención de mi amo el pelo comenzó a encresparse ligeramente bufando y sin poder terminar la oración pasada musito lo mas educada que pudo
– Gracias Frederic – Podía sentir como la sangre bombeaba por todo el cuerpo dejando que la ansiedad de sacar ese sentimiento de ira.
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Re: Té de Tila [privado]
Había aparecido aquella pequeña niña que daba saltos hasta su regazo, una mano que estaba posada sobre el piano fue como reflejo hasta el cabello de aquella señorita, sintió la lengua rozar sus labios apenas un gesto juguetón que tenia la felina hacia su dueño, aunque a veces pareciera que su relación iba más que podían a ser dos seres que se compenetraran mutuamente, Liam la veía solamente como tres cosas, la mascota, su protegida y como un símbolo.
Era demasiado obvio la referencia a ella como una mascota, un animal, un descubrimiento que el había hecho hacia algunos años atrás, enamorado tal vez de esa fingida fragilidad, detrás de una niña que podía transformarse en un ser peligroso, era el motivo por el cual tenia ese aprecio, esa curiosidad insaciable que crecía cada nuevo día, jamás se había atrevido a tomar de su sangre por ese egoísmo puro que corría por sus exánimes venas, por no darle muerte a ese ser tan valioso.
Su protegida, por el mismo motivo antes mencionado, por su egoísmo puro, por su necesidad tan grande de tener cerca a veces una compañía que no llegaba, pareciera que Liam después de años de haber entregado su mortalidad a su creador, aun cuando no se arrepentía de ello, a veces cuando la mente vampírica empezaba a divagar, cuando comenzaba a ser pesada esa carga aparecía algún rastro de vida en él, con ella cerca.
El símbolo era algo más complejo, de cierto modo esa compasión que había sentido a salvarla, que jamás aceptaría tal claro se debía a una parte que el apenas recordaba ese lado humano que parecía escondido muy dentro de su gélido corazón.
- ¿Qué es lo que quiere la pequeña Nivasi? – ahora si se refería a ella con el nombre de la pequeña teniéndola transformada, después de todo era parte de llevar una apariencia, a los ojos de la gente, la pequeña Nivasi era una prima lejana de la realeza, cuando se trataba de Maudie, era un gatito, un acompañante del príncipe, bromeaba en las fiestas que era a la única mujer que le era fiel, de cierto modo así era, hasta que había conocido a Amelié, razón de la vida de Liam ahora.
Como si Frederic y Liam estuvieran conectados, trajo ropaje y unos listones que adornaran a la pequeña, un pequeño presente, tenia que notificarle de la existencia de su novia, futuramente su esposa, si eso tenia que hacer, dio un trago a su whisky, deleitándose nuevamente por ese sabor helado, refrescando su garganta y también su mente – Es solo un pequeño regalo, no es nada pensé que te gustaría – dejo que se acurrucara en su regazo, mientras su atención se volvía hacia el enorme piano, que grandiosa era aquella felina soportando a aquel senil hombre
Era demasiado obvio la referencia a ella como una mascota, un animal, un descubrimiento que el había hecho hacia algunos años atrás, enamorado tal vez de esa fingida fragilidad, detrás de una niña que podía transformarse en un ser peligroso, era el motivo por el cual tenia ese aprecio, esa curiosidad insaciable que crecía cada nuevo día, jamás se había atrevido a tomar de su sangre por ese egoísmo puro que corría por sus exánimes venas, por no darle muerte a ese ser tan valioso.
Su protegida, por el mismo motivo antes mencionado, por su egoísmo puro, por su necesidad tan grande de tener cerca a veces una compañía que no llegaba, pareciera que Liam después de años de haber entregado su mortalidad a su creador, aun cuando no se arrepentía de ello, a veces cuando la mente vampírica empezaba a divagar, cuando comenzaba a ser pesada esa carga aparecía algún rastro de vida en él, con ella cerca.
El símbolo era algo más complejo, de cierto modo esa compasión que había sentido a salvarla, que jamás aceptaría tal claro se debía a una parte que el apenas recordaba ese lado humano que parecía escondido muy dentro de su gélido corazón.
- ¿Qué es lo que quiere la pequeña Nivasi? – ahora si se refería a ella con el nombre de la pequeña teniéndola transformada, después de todo era parte de llevar una apariencia, a los ojos de la gente, la pequeña Nivasi era una prima lejana de la realeza, cuando se trataba de Maudie, era un gatito, un acompañante del príncipe, bromeaba en las fiestas que era a la única mujer que le era fiel, de cierto modo así era, hasta que había conocido a Amelié, razón de la vida de Liam ahora.
Como si Frederic y Liam estuvieran conectados, trajo ropaje y unos listones que adornaran a la pequeña, un pequeño presente, tenia que notificarle de la existencia de su novia, futuramente su esposa, si eso tenia que hacer, dio un trago a su whisky, deleitándose nuevamente por ese sabor helado, refrescando su garganta y también su mente – Es solo un pequeño regalo, no es nada pensé que te gustaría – dejo que se acurrucara en su regazo, mientras su atención se volvía hacia el enorme piano, que grandiosa era aquella felina soportando a aquel senil hombre
Invitado- Invitado
Re: Té de Tila [privado]
¿Qué es lo que realmente quería? –Podré pedir lo que desee amo– aquel tinte de cinismo así como algo mas allá de lo mostrado, quizás, tan solo una caricia o un beso real profundo que naciera de él sería mas de lo que siempre desearía, pronto volvió a la realidad, quizás lo haría por que se lo pidiera jamás lo haría por que le naciera.
En cambio los besos y caricias serían siempre para otros u otras, una mujer en específico. Pensaba mientras observaba con detenimiento los ropajes, nombre de aquella mujer que se habría colado cuando todo indicaba que estaría conmigo “Amelié” vaya suerte de la minina, suspiro mientras tomaba asiento cual damita de sociedad e incluso cruzaba una pierna para después juguetear con un pedazo de sus dorados cabellos.
–Y que puede estar sosegando a mi amo, para que este este tomando tan temprano– una fina curvatura en aquellos inocentes labios se acentuó inclusive oso tomar de entre sus manos su vaso y probar un poco de aquel embriagante y fuerte sabor, Liam siempre se molestaba si ella tomaba lejos de su presencia, sin embargo estando él presente la dejaba incluso beber del mismo sitio –ah sus mágicas excepciones de que hubiera mas gente o estuviera ella- solo pensar en eso hacia que tenuemente su cabello se encrespara un tanto. Aclarando la garganta le volvía a ver esperando una respuesta, un pequeño regalo por fin había atinado a captar aquellas palabras –Tiene buen gusto…. Ella– alzaba la ceja mientras dirigía una misil mirada al lado contrario, el movimiento de su pierna se comenzaba a balancear con mayor movimiento.
–Amo dígame la verdad ¿Algo pasa?– un sentimiento un tanto extraño se comenzaba a colar por su ser, era como un botón de mascotas que se activaba en ciertos casos, gire el cuerpo para verle frente a frente, incluso las uñas comenzaban a clavarse en sus gélidos muslos .
En cambio los besos y caricias serían siempre para otros u otras, una mujer en específico. Pensaba mientras observaba con detenimiento los ropajes, nombre de aquella mujer que se habría colado cuando todo indicaba que estaría conmigo “Amelié” vaya suerte de la minina, suspiro mientras tomaba asiento cual damita de sociedad e incluso cruzaba una pierna para después juguetear con un pedazo de sus dorados cabellos.
–Y que puede estar sosegando a mi amo, para que este este tomando tan temprano– una fina curvatura en aquellos inocentes labios se acentuó inclusive oso tomar de entre sus manos su vaso y probar un poco de aquel embriagante y fuerte sabor, Liam siempre se molestaba si ella tomaba lejos de su presencia, sin embargo estando él presente la dejaba incluso beber del mismo sitio –ah sus mágicas excepciones de que hubiera mas gente o estuviera ella- solo pensar en eso hacia que tenuemente su cabello se encrespara un tanto. Aclarando la garganta le volvía a ver esperando una respuesta, un pequeño regalo por fin había atinado a captar aquellas palabras –Tiene buen gusto…. Ella– alzaba la ceja mientras dirigía una misil mirada al lado contrario, el movimiento de su pierna se comenzaba a balancear con mayor movimiento.
–Amo dígame la verdad ¿Algo pasa?– un sentimiento un tanto extraño se comenzaba a colar por su ser, era como un botón de mascotas que se activaba en ciertos casos, gire el cuerpo para verle frente a frente, incluso las uñas comenzaban a clavarse en sus gélidos muslos .
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