Una Serpiente y Dos cisnes[Privado]

No había pasado más de un mes que se había encontrado con su hermana. Un látigo sonó, azotando el sonido provocando el chirrido de la muerte que hace tiempo su hermano había perdido, que habían perdido. El látigo que se les fue entregado en aquella trampa que les cambio la vida de nuevo.

Tres eran ahora, el cuarto parecía no querer rugir aun. Tenía que tener paciencia pues poca tenia, de las arenas del Sahara a Jerusalén, de mercenaria a lo que era ahora, una emprendedora del juego y la seducción para llevarse algo de comer a la boca o al estomago. Solamente era esclava del sexo, sangre y el tabaco y los buenos momentos a solas en silencio bajo su cama.

Su hermana disfrutaba de lo mismo solo que con menos dureza, su hermana, era fina y elegante, cantaba Opera y aquello era lo que le enorgullecía bastante. Pertenecer a una familia de prestigio que le elevaba el ego de sobremanera. Tenía una familia desperdigada por el mundo, la recuperaría y tenía una venganza por cumplir, pero

¿Por qué? Estaba bien así, pero seguramente su familia estaría muerta pese a la avaricia de su tío, de aquella persona ruin y cruel que decidió ser hereje ante todo mal eclesiástico y fidelidad de lo que eran su familia, de sus propios padres que por algún casual esperaba que aun estuvieran con vida. Al menos con un soplo de aliento.

Miro a todos lados. Ahí estaba él.
-Serpiente escurridiza....armonía silenciosa...No te deslices sin el aleteo de las alas de un cisne...sé que eres tú....Sabemos que eres tu....-Miraba a Darwyn, su hermano escurridizo que pretendía siempre ser el más nervioso de todos. Era el protegido del mayor, del leon que lo protegia siempre que estaba con él. Eso le desagradaba a Berenice. Lo odiaba, pero a pesar de todo, era su hermano y de su sabgre.

De algún modo ellas dos retrocederían ante lo ocurrido, ante las palabras y el encontrarse con Freyback, el león del cuarteto, el único que hacía falta por encontrar. Ella, Bérénice no se daba cuenta de una cosa, de que eran los cuatro hermanos y tenían a un verdadero sospechoso entre manos y al que tenían que aniquilar y bien pronto. Supuso que no tendría muchas cosas en la que pensar ahora que tenia la inmortalidad antes sus narices y en su poder, mientras sujetando a su hermano por detrás mientras que la otra hermana, Alexindice se deslizaba hasta que darse en el suelo, Bérénice lo sujetaba con fuerza, lamio la curvatura de su cuello para después susurrarle--...No te creas que por ser el menor de los varones te vamos a tratar mejor....-Dijo con aquella tranquilidad mientras aun no sucumbía la ira y el desorden en ella misma.

Miro a Alexindice que parecía estar en trance-¡Alex!-Grito mientras soltaba lentamente a su hermano, para después estrecharlo en un abrazo fraternal-Hermano...Tiempo atrás no te hemos visto....-Se separo de él lentamente, mirándolo a los ojos-Oh...te dimos por muerto aunque ya lo estemos todos en cierto modo....-Miro a su hermano que parecía querer defenderse, se aparto de él, mirándolo con cierta inquietud mientras se iba acercando a su hermana, que la sacudió un poco para que despertara del trance- Y bien...¿has visto al que nos hizo de este modo?-Prefirió no pensar en que podría temer de él, el escurridizo de la familia y el que siempre era defendido por el que se comportaba como el varón, Freyback.

-¿Has visto a Freyback por algún sitio al menos?-Algo bueno tendría que tener el escurridizo-Serpiente habla de una vez...-La paciencia no era una de sus grandes fauces cuando se trataba las conversaciones en el exterior, en mitad de la noche y la calle. Suspiro vagamente, acercándose a Alexindice que parecía haber vuelto en sí, vio como ella misma se acercaba y abrazaba también a su hermano. Esas riñas o peleas las hacían por mero entretenimiento, recibidas así jamás habían pensado en hacerlas dado que su mortalidad, hubiera sido preocupante.

-Tenemos que renacer el apellido de los Moriarty ya que gracias a nuestro familiar que nos convirtió en esto ha dejado muerto en el aire...-Mandó Bérénice con impaciencia, se retiro un mechón de su pelo que se vino hacia delante, comenzó a andar hacia el dúo que rompió el abrazo para mirarles- Estaros atentos....podría estar en cualquier parte...-Dijo con casi en un grito, suspiro de nuevo-Tenemos que encontrar a Freyback...-con el índice pico varias veces en el hombro de Darwyn-...Tú deberías saber donde se encuentra ese León...-Dijo en clave por si había oídos curiosos en los alrededores.

Aún estaba intentando calmarse en el abrazo de su hermano. Ahora estarían todos juntos, ella podría por fin vengarse de su tío quien fue el que los convirtió así, transformándolos en seres abominables. Ella hace tiempo quería quería de su vientre con alguien que la respetara, pero con el paso de los años se ha forjado una personalidad cruel, bruta y sin sentido del cuidado. Cuando la tomo contra el muro, esta se movía insistiendo hasta que cedió lentamente, su hermano, el león parecía siempre tener la voz potente y el mandato en el grupo. Freyback podría dar la talla del líder pero todas las ideas al fin y al cabo eran de ella y quien las ponía en marcha eran los cuatro.

Una vez que paro de llorar o de desahogarse se fue hacia un lado, rodando y se quedó de rodillas encima de aquel techo de piedra de aquel edificio. La noche los miraba con interés pues ahora había silencio entre ambos. Se había quedado perpleja de ver que su hermano Freyback había vuelto y que los había encontrado inmediatamente cuando a ella le costó un montón encontrar a sus dos hermanos.  Primero fue Alexindice, algo fácil y con ella encontraron a Darwyn esta misma noche.

Un pañuelo saco de su escote mientras se levantaba del suelo, se limpiaba el rostro fijándose en el reflejo de la daga que llevaba consigo bajo las faldas del vestido, estaba perfecta, ahora los miro a todos y lentamente parecía como que les leía la mente, pero solamente los miraba, como antaño hacia cada vez que los veía-…..Juntos al fin….-cruzo los brazos sobre su pecho, insistiendo en la mirada, se acercó a Freyback y esta le dedico un insulto contra su rostro-…Te devuelvo el insulto de hace casi 200 años, querido hermano…-el puñetazo que le dio a su hermano, lo dejo casi en el suelo, pero este solo pareció hacerle cosquillas, dejo de insistir-….Si me cambio, es porque me da la gana y punto! No porque un viejo desquiciado nos persiga…!!-Grito aclarándole a Freyback sus ideas-….aunque en cuanto le vea, no dudare en arrancarle la cabeza….-Dijo como punto final, se quitó un poco de arena del suelo y se quedó mirando a un punto en concreto en cuanto se dio la vuelta dando la espalda a sus hermanos.

Miraba a su hermano fijamente a los ojos. No se dio cuenta de que había estado mirando a los ojos azules de su hermano hasta que vio a su hermana volver a estado de shock. Chasqueo la lengua algo cansada de los prontos que tenía su hermana cada dos por tres-Ya está de nuevo…-murmuro, dio un pico en los labios de su hermano a lo que este reacciono “bien”, mirándola extraño. Berenice no era del tipo de mujer que simplemente no se dejaba engañar ni manejar fácilmente, ella misma ponía las reglas del juego.

Bérénice se acercó a su hermana, poso una mano sobre su hombro y al parecer se quedó observándola con lentitud. En cierto modo no quería hacer lo que estaría a punto de realizar. Solamente, el silencio se hacía presente entre ambas-…Hermana, Alexindice Moriarty…-murmuraba lentamente-…Debes desaparecer pero debes aparecer….debes irte de Paris pues si le has olido, él te habrá olido antes….-se separó un poco  de ella, dejándola respirar, pero entonces noto que su hermana le agarraba de la mano, le besaba el dorso y la miraba-….Que miras hermana? –se quedó mirándola fijamente, no supo cuantos segundos pasaron para que dejara de mirarla y viera a su hermano acercándose a ella.

-Freyback…creo que es necesario…-miro a su hermana-….pero sé que hemos logrado reunirnos de nuevo, juntos todos, pero si nos ve…no lo sé…-Se perdía, se separó de su hermana ya que ambas se quedaron confundidas, no sabía Bérénice que hacer para poder despistarlo, solo había una cosa que no le cuadraba. Tendría que estar muerto. Seguramente se las habría ingeniado para poder obtener la vida eterna y que de otra forma que siendo víctima de un vampiro. Ninguno de los cuatro lo hizo…¿O sí? –Alguno de los dos le ha visto…seguramente ahora es un vampiro…-miraba a los tres restantes-… ¿Quién le ha ayudado a que se convierta en vampiro? –Miraba a todos pero parecía que ninguno iba a responder.

Enseguida se quedó mirando a su hermana, la tomo del hombro y afilo sus uñas de porcelana, sus colmillos se afilaron y se acercaron al cuerpo tembloroso de su hermana-….Decídmelo…o Alexindice morirá…-murmuro, lamio el cuello de su hermana, la beso lentamente para después con su mano, penetrar en su interior, agarrar de si el corazón, ignorando los movimientos y golpes de su hermana para que la dejara libre de esa agonía en la que la tenía su hermana mayor-….Apestas a nuestro tío Alexindice….-la escupió en su cara, escucho como Alexindice asentía y le decía que la obligó a hacerlo-…pequeña traidora…Padre y madre nos enseñaron que la traición no es aceptada dentro del Clan Moriarty….-se acercó a su oído-….Ni la compasión…-suspiro lentamente, la dejo un último beso en sus labios para después arrancárselo de cuajo, sostenerlo en alto ocupando el brillo de la luna, viendo como el cuerpo inmortal de su hermana iba parándose, quedándose estática, en aquella terraza del ático.

Bérénice entonces se quedó mirando al corazón de su hermana-…Si la sangre de nuestro tío fluía por sus venas al igual que las suyas corre por las de él….así al menos podremos….-suspiro aliviada, acariciando con fervor aquel órgano que poco a poco dejaba de palpitar-…tener algo de tiempo…-ladeo el cuello hacia un lado, veía la ciudad torcida, entonces miro a su hermano-….Padre y madre tenían planes antes de que todo este enigma comenzara….-suspiro-…-No dijo nada, saco un gran pañuelo en donde envolvió aquel órgano, el corazón de su hermana. Jugaría con eso para atraerlo.

-El corazón de nuestra hermana será algo valioso para el….-rio con cierto desdén, observando a ambos que hacían lo que sea por aparentar seriedad-…Vamos…-sonrió guardándose el corazón entre los brazos, como si se tratara de un bebe-…Hay cosas más importantes que hacer….-suspiro lentamente, comenzando a caminar poco a poco hacia un escalón que llevaba hacia un borde el cual comunicaba con otro tejado- ¿Os movéis o qué?

Ella misma no tenía la respuesta. Estaba mirando como el cuerpo de su hermana se había convertido inmediatamente en un cuerpo sin vida, marrón, nefasto, putrefacto y simplemente una mentira que los había seguido desde hace mucho tiempo. Nadie se había dado cuenta del engaño. Al ser la que más estaba con Alexindice antes de que partiera en su aventura de convertirse en la más ardua de la familia, eran carne y uña, no se separaban de la una de la otra, la había matado, sí, pero eso no justifica que no la amara en profundidad. No levantaría cabeza en mucho tiempo al ver lo que habían visto. Lagrimas enrojecidas salían por sus ojos, arrastrándose por sus mejillas y su maquillaje siendo destruido por la asperidad de las mismas.

-Al…-Aquella palabra fue la única que salió. Las ranas habían salido de sus ropas finalmente, había sido atrapada por el cuello por las manos de su hermano, Freyback, lo miro fijamente a los ojos, pero ella no decía palabra alguna, seguía estando con la cabeza en blanco, su cuerpo y su cerebro o lo poco que pudiera funcionarle en ese momento ya, estaba quieta y mirando a un punto en la nada, fue devuelta al suelo, bruscamente por su hermano también, y ahí estaba, un cuerpo de barro, muy bien elaborado para que fuera la copia exacta de su hermana…o de la hermana que nunca habían tenido.

Ahora era ella la que quería estar en la luz del día y que su cuerpo se calcinase con el recuerdo de su hermana. No sabía que truco de magia negra había sido este, pero sabía por su experiencia de mortal, por los muchos países por los que viajo, conoció a un brujo de magia negra que quería revivir el cuerpo de su mujer, pero tan solo llego a conjurar a un GOLEM, criaturas de barro que eran alimentadas con reptiles tales como los sapos o ranas, y así se mantenían tal cual, pero cuando el hechizo falló, el golem de la mujer de aquel brujo se deshizo, el cuerpo desapareció deshaciéndose al igual que el alfarero pierde la continuidad de la forma de su jarrón en el proceso, ella misma se quedó sorprendida de como quedo, vio a aquel brujo perder parte de sus extensiones, quedándose solamente sin un brazo, manco.

Ese brujo, le conto que aquel que quería mantener al golem, tenía que seguirlo por toda la eternidad, procurando que la criatura no sufriera percances, aun así de ponerle hechizos de fortaleza, protección, y de muchas otras virtudes, pero al ser algo vivo de lo material, le comento que solamente un titiritero podría manejar a dicho monstruo, criatura o como se le quisiera denominar. Sintió como si aquella escena que vivía con el brujo fuera una pista de algo, pero por aquel entonces no le dio importancia, escucho, anoto mentalmente esos datos de información,

A la noche siguiente, Bérénice en su era mortal partió hacia otros lugares en donde requerían su presencia, a seguir luchando, pero actualmente, en 1800, que era la época en la que estaban, estaba volviendo a revivir esa sensación-¡IIAAAGGHHH!!!!-Ese grito de dolor desgarrador lleno la noche, cada rincon de cada edificio-¡¡¡¡...Juro, por mi vida y por la de mis hermanos que te mataré DESGRACIADO!!!  ¡LO JURO! ¡LO JURO!!-Grito y grito de rabia contenida, sus colmillos salieron amenazadores de sus labios, reclamando la sangre de esa persona que ya habia marcado la hora de su final, la hora en donde las sombras tomarian su lugar, y se llevarian a esa persona que siempre ha querido el legado de los Moriarty¿Quién le había hecho esto? No dudaba en ningún momento de que detrás de toda esta parafernalia estuviera envuelto su más allegado querido y odiado….Tío.

 

“(...) Tiene que seguir adelante, haga lo que haga, o aunque no haga nada. Aun en el caso de que deje que la tierra se convierta en barbecho, no podrá evitar que crezcan las hierbas y los zarzales. Siempre brotará algo.”
— John Steinbeck

Estaba enojado, su ira lo cegaba, no podía creer que estuviera en ese estado, todo lo enseñado, toda su ética parecía destruirse, aun mas mientras seguía junto a sus hermanos, no se había percatado de que el corazón se había vuelto en un animal repugnoso y viscoso como un gran sapo horroroso y venenoso, dio un salto, retirado su mano, no, el no quería eso, eso no era lo que estaba buscando ¿Qué sucedía? Al parecer Freyback estaba igual de desconcertado, aun así, Darwyn se sentía ofendido, el no había elegido bando, eso le dolía, pues siempre había creído que estaría a su lado ciegamente, pero al parecer no era así.

Suspiro, Freyback, era experto en tranquilizarlo, asintió, algo molesto, sin sentir ganas de ir realmente a casa, con ellos dos. Sentía odio por Berenice, tanto que no le importo sus lagrimas y su ira contenida, se veía que sufría, pero Darwyn estaba completamente ciego — no gastes energías…— susurro gruñéndole de forma aun mas antipática que antes — Se ha ido…— miro hacia donde antes habría estado el maldito ser que había provocado todas sus desgracias.

Se había ido como ellos en ese momento, tuvo la intención innata de querer levantar a Berenice, pero se detuvo antes de que algún musculo reaccionara y prefirió dar dos pasos hacia atrás y acomodarse en la mitad, sin tener preferencia entre los dos — Bueno — se cruzo de brazos — es mejor que nos vayamos, antes de que cambie de opinión y me largue a otro lugar— camino alejándose aun mas, logrando una distancia entre ellos, miro por última vez el cuerpo putrefacto de su hermana y entrecerró sus ojos con infinita tristeza.