La casa de la colina

La casa era lo que esperaba, una hacienda de nobles con amplios valles a los alrededores, alejada de la ciudad lo suficiente para mantenerles seguros, el viento arreciaba sobre ella al estar en la colina mas alta, pero aquel clima le resultaba completamente agradable, miraba atento a su hermana pasearse de aquí a allá, observando la casa, los jardines desprenda un aroma mas recio, mas silvestre, aquel hombre que de inicio le había estresado ahora era la menor de sus preocupaciones, camino hacia la fachada de la casa cuando por fin bajo del coche – es esplendida- dijo mientras le hacia una reverencia al hombre que les acompañaba, la joven paseaba por el frente y de nuevo sintió aquel temor aprensivo al verla moverse tan descuidadamente, el viento helado intensificaba sus sentidos, le llevaba mas aromas y le mostraba mas sonidos, sonrió ante lo conveniente de su nuevo hogar.

Escucho a su hermana disculparse - ciertamente debe tener otros pendientes entremos Darcy, no perdamos mas el tiempo- dijo tendiéndole el brazo a su hermana para dirigirse tras el hombre, aquel lugar le era agradable, completamente adecuado, pensaba ya en que pronto deberían llamar a sus sirvientes, pensaba en las cosas que debería poner en marcha esa misma noche, divagaba en sus propios asuntos cuando el hombre abrió la puerta principal. Todo el interior era digno de príncipes, los tapices que tenia estaban casi nuevos, sin embargo la casa era ya vieja, albergaba infinidad de aromas y sonidos.

La puerta principal se abría hacia unas escaleras dobles, comunes ya de aquella época, talladas en la caoba mas fina, sin marca alguna de uso, pulidas y cubiertas por una finísima capa de polvo, la estancia que les recibía tenia dimensiones enormes, a la derecha se extendía un salón de igual proporción y a la izquierda había dos puertas dobles antes de la puerta de la entrada de servicio, el lugar por mucho era ideal.

Aunque acostumbrado a ese tipo de casas, el hecho de que esta fuese una hacienda la hacia una de las mejores que había tenido oportunidad de habitar, - ¿usted ha vivido aquí antes?- pregunto mientras recorría la estancia de arriba abajo, el candelabro que pendía sobre ellos era vistoso, sus ojos le permitían percibir los mas mínimos detalles, se acerco a un costado de la entrada y tomo un candelabro que había puesto sobre una mesa ,saco de su bolsillo una caja de fósforos y encendió la velas, rio un poco antes de alcanzarles otra vez – viejas costumbres – comento con una sonrisa simple en la boca, le tendió de nuevo el brazo a su hermana y siguieron al caballero nuevamente. La obscuridad dentro de la casa le ponía de nuevo en alerta. No podía evitar sentir ese nerviosismo.

En poco tiempo las casas empezaron a espaciarse, y luego había grandes extenciones boscosas, el camino empedrado era mas estrecho que en la ciudad y colocado con menor esmero. Después el terreno se volvía incidentado en el paisaje, trazando colinas que se levantaban aqui y allá de vez en vez, revelando más árboles o prados verdes que servían para el pastoreo. Luego la vegetación dejó a la vista la gran Hacienda sobre la colina, con sus numerosas ventanas y sus dos pisos, como si fuera parte del paisaje, se erguía orgullosa, antigüa, desafiando los estragos del tiempo. Ya el día amenazaba con llegar, no para los ojos humanos, sino para los ojos acostumbrados a la noche. Faltarían dos horas para el amanecer, ya el gris perla se filtraba en las tejas de la casa, reflejando apenas la luz. El camino empedadrado se distinguía con facilidad entre la tenue neblina matutina.

El coche giró adentrándose en dicho camino que conducía a la entrada principal de la Hacienda. A través de la ventana el lobo recorrió los alrededores con una mirada disimulada, atento a cada crujido, a cada mínimo cambio en el aire. Había escogido venir a esta hora, tan cercana al amanecer por varias razones, entre ellas que los vampiros que estuviesen vigilando la casa probablemente estarían ya consiguiendo la merienda antes de irse a dormir y dejar a sus relevos en sus puestos. Por que sí, el lobo estaba seguro que mantenían vigilada la propiedad, aunque nadie la habitaba y aparenetemente alguien más se había hecho con ella... Si Milo llegaba a enterarse... Pero se lo agradecería en el futuro, y entonces todos aquellos riesgos habrían valido la pena.

-Es una de las casas mejor ubicadas de la zona.- comentó encontrándose con la mirada de Ashly y sonriendo un poco. Conforme el coche avanzaban dejando ver las caballerizas aqui y algunos algunos corrales allá, recordaba que la familia anterior la había adquirido varias generaciones atrás, pero se notaba el esfuerzo para mantenerla en óptimas condiciones. Era extraño para Darcy encontrarse nuevamente en ese lugar y más curioso aún que al igual que todos los lugares en su pasado, se sentiera el vacío y el rechazo. Hizo una mueca, había sido demasiado tiempo viajero... Las palabras de Ashly lo trajeron de vuelta al presente. -"La suerte favorece al osado" y a Marius nunca le a fallado el valor.- replicó preguntándose por un momento si Marius también sería vampiro, lo que era bastante probable. Darcy lo recordaba desde sus ojos humanos y ante ellos, Marius era de carne y hueso como todos los demás. Sintió curiosidad por preguntar al respecto, pero no era el momento ni el lugar, así que se concentró en seguir admirando la ruta conocida que recorrían. -Yo simplemente tuve suerte, señorita Ashly.- resumió mirando de reojo a Alastor que permanecio en silencio durante el viaje.

El lobo dejó que sus nuevos Inquilinos bajaran primero del carruaje y luego el le siguió dando un último vistaso a los alrededores. Correspondió con un asentimiento de reconocimiento a Alastor. -Lo es, aunque no es mío el mérito.- Este era el trecho peligroso dónde los ojos vigilantes podrían dar aviso de su presencia. Ashly se deleitaba en admirar todo con tranquilidad, Darcy se apresuró a la entrada, mentiendo la llave en la cerradura e introduciéndose en silencio. No quería despertar a los criados o las cosas que durmieran entre las ramas del bosque circundante. -Si, tengo algo de prisa, asi que si pudieramos ver la casa y firmar... me sentiría mas tranquilo.- hizo gesto para que entraran primero. -El frío nunca es bueno para nadie.- Sonrió a medias. La familia Van Dick siempre había tenido buen gusto para la decoración, y aunque no eran de familia noble ciertamente tenían la elegancia que distingue a la corte. El lobo se sentía muy cómodo entre las alfombras, los muebles de caoba y los sillones aterciopleados. Aunque ahora bajo las tinieblas de la noche, entrando como ladrones en un sueño, se sentía mal, equivocado. Disimuló sin embargo esta sensación con sus húespedes pues no quería que sospecharan nada extraño al respecto. -Alguna vez pasé una temporada aquí, pero no jamás he vivido en ella. Residía otra familia... - Observó moverse a Alastor con experiencia humana. Fue entonces que apareció el ama de Llaves, Lilian, se sobresaltó al ver a los "invitados" pero ofreció asiento y empezo a prender velas por toda al estancia cuando reconoció a Darcy. -No despiertes a los cariados Lilian... - instruyó al ama de llaves mientras se sentaba -Quiero presentarte a los hermanos Alastor yAshly Toreto, ellos vivirán aquí por ahora.- Lilian, que era una mujer redonda y con algunas canas asomando entre sus cabellos rubios, sujetos en un chongo, hizo una reverencia los hermanos y les ofreció algo de cenar. -Retiráte por ahora Lilian, tenemos negocios pendientes... Ya mañana los pondrás al tanto- La criada hizo otra reverencia y salió de la estancia. Darcy cascó el contrato y lo puso sobre la mesa. -¿Desean algo de beber?-

Ambos hermanos rechazaron la invitación de una bebida, Darcy lo hacía por cortesía, por su puesto ya que lo que mas deseaba en ese momento era salir de allí. Aunque le hubiese gustado quedarse a charlar con sus anfitriones, no debía olvidar que la relación que les unía era meramente de negocios. Ya se arriesgaba mucho a revelarse en persona a dos seres de la noche que bien podrían ser espías de la Corona. Confiaba en ellos por Marius, aún así la confianza era un lujo que no podía darse muy a menudo entre la Hermandad. Ellos no parecían notar nada fuera de lo usual, el lobo sabía cubrir sus huellas, era buen actor cuando se requería. Otro de los atributos aprendidos en sus días en la corte, ahora tan lejanos.

Darcy sacó del bolsillo interno de su abrigo los papeles correspondientes para terminar la negociación. Se acercó a un mueble junto al sofá donde los hermanos se sentaban y abriendo el cajón primero, extrajo una pluma y un tintero. Alastor le daba advertencias sobre el futuro cuidado de la casa a su hermana, en un gesto atento, dejando que él también escuchara. Poco a poco la tención en el vampiro disminuía, se daba cuenta que el lobo no representaba una amenaza para ellos y ciertamente no lo era. Incluso hizo un esferzo por invitarle en un futuro a su ahora nuevo hogar.

-Apuesto a que lo son, si Marius es su padre como dicen. Él y yo hemos tenido algunos negocios en años pasados... - sonrió a medias -Sí es un buen lugar para mantenerse al margen del ritmo citadino, que puede ser cansado en ocasiones. Pero se mantiene la promesa de poder entretenerse rapidamente, cazando llendo a la ciudad que queda muy cerca.- concluyó extendiendo el documento sobre la mesa. Era falso ya que el nombre no correspondía al propio sino a "William Turner", por suerte eso ya se lo había aclarado a sus anfitriones, así que no harían demasiadas preguntas. Se fijo en Ashly, que permanecía muy tranquila y natural, como si perteneciera al lugar. -Seguramente a la señorita también le complacera vivir en un lugar como este.- El lobo ladeó apenas la cabeza, escuchó a los hombres que ya tomaban sus puestos a las afueras de la casa, tenía que apresurarse. Justo en ese momento Alastor cambió de opinión sobre tomar un trago. -Por su puesto, usted firme y yo serviré los tragos.- Acercó el tintero a la hoja, dedicándole una mirada significativa. Luego se alejó unos pasos para ir hasta la barra y servir dos vasos de whisky, aprovecho para mirar de reojo entre las cortinas. Después le dio el trago al vampiro y aguardó la oportunidad para desvanecerse por donde había venido.

Los hermanos ofrecieron el coche y parecían satisfechos con los documentos que el lobo les presentó. Dio otro trago al vaso mientras se aproximaba a tomar el papel y guardarlo de vuelta en su bolsillo. Tomando en cuenta que llegaba más y más gente a cercar el perímetro, lo mas adecuado era tomar el ofrecimiento que le hacían.

-Les agradezco su hospitalidad. También espero poder visitarles en un día no muy lejano. Por mientras deberán enviar las cartas a la dirección que indique el remitente. Ya les haré llegar una yo primero.- sonrió a medias a Ashly. -Es un placer conocer a tan encantadora dama.- beso el dorso de su mano y llamó de nuevo a la criada, que había esperado cerca por si acaso se le necesitaba, aunque le hubiesen ordenado lo contrario, pues era bien conocedora de los hábitos nocturnos de Darcy. -Lilian les mostrará el camino hasta sus habitaciones y las puertas de la casa. Por desgracia no puedo quedarme más tiempo, los negocios reclaman desde temprano.- Después se fijo en el joven Alastor. Ambos tenían un porte de que los distinguía como pertenecientes a la clase alta desde jóvenes, o quizás habían tenido mucho tiempo para ensayarlo. Sea como fuere, su amabilidad no parecía falsa sino todo lo contrario. Aunque quizá eso cambiase cuando se enteraran de la verdadera identidad de su anfitrión. -Tomaré el coche, se los mandaré de vuelta en cuanto ya no me haga falta, gracias. El gusto ha sido mío, joven Alastor y sé que así sera, que guardarán bien la Hacienda.- Darcy notó el temor y la extrañeza que comenzaba a tomar forma en sus húespedes. Así que hizo una reverencia con la cabeza. -Estaremos en comunicación. Señorita. Caballero. Pasen buena noche.- se despidió y dedicándole una última mirada a la casa, salió. Miró hacia a todos lados, apresurándose a entrar en el coche y luego dio indicaciones de volver a la ciudad aunque no dijo a dónde, previendo que los oídos atentos a cualquier indicio sospechoso, pudieran escucharle.