La niña, la muñeca y el cazador (ZOYA)

por **Nicolay Makarov** Sáb Jun 02, 2012 4:01 am

Casas abandonadas, alejadas de parís, lugares sombríos que casi nadie se atrevía a pisar, yo me había atrevido por segunda o tercera vez, esta vez no guiado por mis ansias de exploración sino por la llamada de una niña, una niña de 5000 años de edad que me había echo llegar un mensaje a su forma, un papel manchado en sangre y clavado donde yo había estado descansando la noche anterior, no sabía como se las apañaba, pero siempre me encontraba, no había forma de librarse de ella, lo sabía todo, lo veía todo, no sabía cuantos esclavos tenía, ni cuantos me vigilaban a mí, había notado más de una vez algo, pero desaparecían, también podría ser su lectura de mentes, cada vez que me veía sabía todo lo que había echo, no era capaz de controlar el poderoso poder mental de la niña y mucho menos podía hacer nada, era nuestro acuerdo... mi servicio a cambio de una vida tal como la había vivido hasta ahora.

Yacía en el lugar de la peculiar reunión, observaba con detenimiento los escombros de la casa abandonada, bebiendo un poco de agua con azúcar de mi cantimplora y percatándome de algo, entre los escombros, iluminado por la luz de la luna menguante estaba los pelos de lo que parecía ser una muñeca, me acerqué y desenterré la muñeca, la miré con detenimiento agachado y sonriendo, levemente, ¿que motivos habría tenido esa niña para dejar la muñeca ahí?... ¿moriría en el derrumbe?... Prefería no pensar en ello, prefería pensar que no era su muñeca favorita y punto, o que era demasiado antigua y su dueña había crecido lo suficiente. Por lo menos no pude pensar más, noté una presencia no muy lejos que me hizo incorporarme dejando la muñeca en el suelo, coloqué mis manos en las empuñaduras de mis espadas, podría ser que no fuese ella, podría ser otra persona o ser.

por **Zoya** Miér Jun 06, 2012 6:38 am

Estaba, enfada, bastante no, muy enfadada. ¿Cómo osaba aquel patético humano hacer algo como ponerse en contacto con otro vampiro y suplicarle que convirtiera a una niña? ¿¡Cómo osaba?! Obviamente, su enfado no lo pagó el insensato de Nicolay si no que lo hizo con el primer desafortunado que pillo, pagándola con él exteriorizando su enfado con una rabieta monumetal típica de una niña pequeña. Porque a pesar de su inmotalidad y sus casi 5000 años de vida, Zoya, seguía siendo una niña pequeña tanto en cuerpo como en mente en su mayoría.

Le había hecho llegar, como siempre, la nota con hora y lugar de donde se verían. Aquella vez, Nicolay debería suplicar a los dioses para que la inmortal no acaba con su patética vida. Cierto era que entre ambos tenían un pacto, pero Zoya no consideraba que hacer que otro vampiro convirtiera a una niña fuera precisamente cumplirlo. Llego a la zona abandona mucho atnes de la hora estimada, llevaba una muñeca en la mano y la dejó entre los escombros de una casa derruida, aquella sería la marca que Nicolay debería buscar para encontrarla y ágil como era, se escondió entre las penumbras.

Él llegó y desenterró la muñeca tal y como había previsto y empezó a salir. Él reaccionó, llevando al mano a la empuñadora de su espada y Zoya sonrío enigmáticamente saliendo a la luz. -Cuantas historias puede esconder un objeto como una muñeca ¿Verdad?-le dijo a modo de saludo, su tono era serio, neutro, carente de sentimiento, demasiado inhumano como para no poner la piel de gallina a quien la escuchara.

por **Nicolay Makarov** Miér Jun 06, 2012 6:59 am

Como bien hizo mi intuición, algo me dijo que podría ser ella, lo era, allí estaba la imponente niña mientras unas palabras que helaban la sangre a cualquiera salían de esta, mi reacción fue inmediata, separando mis manos de las empuñaduras terminé arrodillándome ante la niña, cerrando los ojos tranquilamente, estaba acostumbrado a su forma de hablar, ya no me daba miedo, mi miedo era la ruptura de su trato, tener que pelear por mi vida, luchar contra una niña que ya me había ganado antes, 7 años habían dado para conocerla mucho mejor, para que yo ganase más experiencia, pero... ¿qué podía hacer yo contra alguien que infringía dolor con su propia mente?... Apenas nada... sus 5000 años superaban con creces mi experiencia y mi técnica adquirida con todas esas peleas que había tenido:

¡Mi señora!-dije suavemente en un tono de respeto llevando mi mano derecha al pecho, sin mostrar ninguna actitud hostil hacia ella, luego miré la muñeca que estaba frente a mí en el suelo, ciertamente tenía razón, antes andaba pensando en ello-Es una buena forma de ver la objetividad a una muñeca, antes de que apareciese barajaba varias posibilidades sobre lo ocurrido a su antigua dueña-seguía mirando la muñeca hasta que alcé la mirada para clavarla en Zoya, eso sí sin incorporarme.

Mi protocolo con Zoya era bastante estricto, siempre era igual, llegaba, yo me arrodillaba y me mantenía así hasta que ella me decía lo contrario, ya después venía la conversación, siempre debía mostrar mi punto de vista pero sin llevarle la contraria, siempre, además, siempre, terminaba siendo su entretenimiento, o su comida... incluso ambas. ¿Qué tocaría hoy?

por **Zoya** Jue Jun 07, 2012 3:22 am

Enfrente de ella, Nicolay se arrodilló y Zoya curvó ligeramente las comisuras de los labios sin apartar la miada, clavada fijamente -como solía hacer- en su esclavo de sangre. Le escuchó, como siempre, la primera, parte, lo que Zoya denominaba la charla trascurriría con calma excepto ciertos posibles arrebatos por parte de la niña para luego volver a su acostumbrada insensbilidad. Se agachó y recogió la muñeca, acariciando su mejilla y peinando su pelo con mimo. Ahora era ella quien tenía toda la atención de la vampira. -Diferentes posbilidades...¿Cómo cuales?-preguntó sin mayor razón. Estaba claro que Nicolay todavía no había deducido que la muñera, realmente, pertenecía a Zoya tal y como él lo hacía. Esa muñeca representaba lo que Nicolay era para su señora, un muñeco, un títere, que lo movía a su antojo.

-Todo tiene un significado, Nicolay. Al igual que nuestros actos lo tienen y según cual nos den, actuaremos de una forma u otra generando uans consecuencias.-No parecía una niña l que hablaba en ese momento, pero al mismo tiempo sí. No había que infavalorar aquell mirada infantil. Los más de cinco milenios que llevaba sobre la faz de la tierra le habían enseñado muchas cosas y la hbían vuelto sabia, sabia a su manera. Pero eso, poco importaba ahora, si no más bien las actuaciones de su esclavo, el posible significado con el que los había interpretado Zoya y las posibles consecuencias que aquello podría conllevar. Zoya, no solía hacer nada de tal calibre sin tener una razón para ello. La niña se llenaba de simbolismos, indirectas y metáforas haciendo que su interlocutor tuviera que jugar a las adivinanzas con ella. Era divertido.

por **Nicolay Makarov** Jue Jun 07, 2012 3:51 am

Todo tenía una explicación lógica y lo de la muñeca tenía muchas pero cuanto más se expresaba Zoya, más estaba seguro que esa muñeca era de ella, sus actos así me lo decían, sonreí para mí convencido ya de que aquel había sido su forma de clavar su X, la trampa que atraparía al cazador el que indicaría a la vampiresa que estaba ahí, una vez más había andado un paso por delante de mí, una vez más me había engañado, debía haber aprendido tras años de coexistencia con esa mujer encerrada en cuerpo y mente de niña-Una vez mas... el cazador cazado ¿verdad mi señora?-dije en un deje tranquilo y de respeto, había que tratar a la niña con cuidado, nunca se sabía por donde iba a salir y esas palabras contaban con un halago propio de cuando me resignaba y me daba cuenta de mis errores, algo muy común frente a ella, no hacía más que tropezar frente a la misma piedra cuando se trataba de Zoya.

Miré a mi señora una vez más, intentando comprender una de sus tantas metáforas, era inteligente, bastante espiritual por mi parte, pero no tenía estudio alguno, era casi analfabeto y lo que decía la niña ahora mismo carecía de mucho sentido para mí, auqnue me hacían ver que algo no le gustaba o algo le había disgustado de mi comportamiento, la miré con respeto, intentando mediar palabra, llevaba razón, había que ser consecuente con nuestros actos, mejor contestar y hablar, seguir dándole la conversación que quería antes de averiguar lo que ocurría, aunque algo me decía que lo sabía y tenía que ver con Azahar y su mordedura hacia mi para salvar al niño-Las situaciones siempre juegan a favor o en contra en consecuencia mi señora, pero realmente una consecuencia influye en las decisiones que uno toma, eso es lo que nos hace ser como somos... algunas veces nos arrepentimos y otras nos sentimos orgullosos, el caso es creer que hacemos lo correcto.-fue lo que dije, sabía por donde iban los tiros y pronto tendría la respuesta de la niña.

por **Zoya** Sáb Jun 16, 2012 8:05 am

Sonrió, no puedo evitarlo. Nicolay no era tonto, Zoya era consciente de ello, pero eso no signifcara de dejara de caer en las tretas de la niña, cosa que hacía constantemente. Zoya conocía a Nicolay, lo hacía demasiado bien, del mismo modo que podía decir que conocía a la raza humana en sí. La mayoría ingenuos y carente de gran inteligencia, pero donde realmente Zoya veía la diferencia, era en su madurez. Zoya era consciente de que su ingenuidad infantil le hacía, muchas veces, ir más allá, porque tendian a infravalorarla, tendían a no reparar en la verdadera inteligencia de la niña inmortal.

Ahí es cuando, tras escucharle, oscurió e endureció la expresión, acercándose peligrosamente a Nicolay de forma amenazante. -¿Y qué es lo más correcto, Nicolay?-le preguntó entre dientes, esperaba que hiciera uso de su inteligencia y que le demostrara que er cpaaz de saber de que hablaba de forma indirecta la vampiresa. Su respuesta, era decisiva, tanto, que sería la diferencia entre la vida y la muerte de Nicolay, pero él, esto no lo sabía. Tras sus acciones se estaba replanteando la importancia de la vida del cazador, y podía, que decidiera que su existencia era totalmente prescindible.

por **Nicolay Makarov** Sáb Jun 16, 2012 1:54 pm

¡Zoya lo sabia! Se había enterado, una vez mas su juego de palabras me había dejado atónito, ya no había dudas, su forma de acercarse tan amenazadoramente me hizo mirarla a los ojos, mi expresión era de terror, de sorpresa y lo que hice por mi bien era algo de lo que nunca me sentía orgulloso y era arrodillarme ante ella, pero esta vez debía hacerlo sin perder el contacto visual, la miré a los ojos, escudriñándola, maldita niña del demonio, me tenía ante las cuerdas, cerré los ojos, sabía que por mis ideales no había errado, pero por las condiciones de Zoya sí, aquello podía ser mi fin si no le decía lo que quería escuchar, la niña caprichosa, una cosa es segura, sufriría las consecuencias aunque no me matase.

¡Mi señora! Lo siento, he errado y fallado a mi ama-odiaba esa palabra pero estaba obligado a veces a decirla, mantuve mi mirada hacia ella y tragué saliva, le tenía miedo a morir, si, sería una tontería no darme cuenta de ello, estaba seguro que podía ser prescindible, es más, lo era, aún así ahora tan solo podía disculparme y darle explicaciones-¡Mi señora! Igualmente si no llego a darle la sangre a esa vampiresa hubiese muerto, traicionarla fue la única forma de poder seguir sirviéndola, había demasiados licántropos aquella noche y solo la vampiresa podía salvarlos, se que estaba el niño de por medio, pero evité a la vez su muerte, ninguna vida fue arrebatada esa noche exceptuando la de un licántropo-realmente era cierto, no mentía, por lo que en mis ojos no se reflejaba la mentira, había suavizado la situación, contándole posibles detalles que ella desconocía, una cosa era que supiese todo... a saber como cojones lo hacía y otra muy distinta a ser omnipresente y saber completamente cada detalle preciso, yo había suavizado esa traición contándole una verdad a medias, pero que en el fondo, ahora que pensaba era una verdad completa, yo había dado mi sangre por el niño, pero a su vez yo no hubiese podido dar caza a todos aquellos licántropos, por lo que le di fuerza a la débil vampiresa, había logrado decorar aquella última situación posiblemente a mi favor.

por **Zoya** Jue Jun 21, 2012 6:40 pm

Chasqueó la lengua, mientras acariciaba con expresión distraída el pelo de aquella muñeca, que probablemente pronto no sería más que añicos. No estaba precisamente contenta con todo aquello, y como sabía que los humanos no se reparaban como lo hacían las muñecas no le quedaría otro remedio que pagarla, lo que realmente sentái dentro de ella con aquella muñeca. Aunque mirando a la muñeca, aquella muñeca era del agrado de Zoya. ¿Por qué tenía que romper algo que le gustaba por la desobedencia de uno de sus esclavos? ¡Eso sí que no era justo!

Levantó la mirada y clavó sus ojos en Nicolay. -Pero la ofensa ahí está y la desobedencia también, por mucha intención que tuvieras el hecho objeto es la presencia de esa desobediencia. -comenzó a tejer aquella red de relaciones que impedían que Nicolay se revelera contra ella, que viera a Zoya como la hermanastra que sabía que tenía o que la viera incluso más improtante que su propia vida y se fue preparando para adentrarse en su mentepara comenzar la tortura mental hasta que él suplicara su perdón y que su adorada ama bebiera de su sangre, a lo que Zoya accedería gustosa para "complacerle" y una vez llegados a ese punto, ya vería lo que haría, su mente no era capaz de planificar mucho ma´s allá, o al menos el moemnto todavía no se lo requería.

Así que ahí comenzó todo, fue infuendiéndole dolor, poco a poco, de momento era muy leve, pero ambos sabían que llegaría al límite de lo inaguantable.

por **Nicolay Makarov** Vie Jun 22, 2012 12:48 am

No atendió a razones, sus palabras así me lo hicieron ver, iba a replicar algo, cuando todo mi miedo desapareció, y la miré de nuevo a los ojos de una forma más fraternal, mi ninterior la veía como una hermana, mientras otra parte luchaba por salir consciente de lo que estaba pasando, consciente de lo que iba a ocurririr, Zoya no tenía piedad y eso lo demostraría al tranquilo Nicolay que yacía frente a ella mientras que yo era encerrado levemente, quizás mi mente era así de compleja, cerré los ojos, logré controlar esos ojos, e intenté entrar en meditación para al menos ser consciente de lo que iba a comenzar, lo que no tardó.

Finalmente mi mente se desgarró, fue primero un dolor suave, pero que iba intensificándose cada vez más... poco a poco mi mente y alma iban desgarrándose en mi cuerpo, era una tortura indescriptible que a su vez me daba igual, mientras lo hiciese ella, Zoya, era como mi hermana, la verdad es que sin Zoya, yo no sería más fuerte, ni más longevo, levanté mi mano aún sin gritar pidiendo a Zoya con esta que parase, una piedad que sabía que no llegaría aun, puesto que el dolor se agudizaba y antes de que pudiese decir nada comencé a gritar, a retorcerme en el suelo, pensando en miles de cosas, pensando en todo lo que podría haber echo, no debí desobedecer a mi ama, mi ama estaba enfadada y pagaba un precio por ello:

¡Mi señora! ¡Disculpas! -dije entre gritos de dolor... el dolor tan solo me hacía decir frases cortas, pero lo complementé con una palabras que quizás hiciese que mi ama parase-¡Suplico!

por **Zoya** Mar Jun 26, 2012 6:48 am

Estaba disfrutando, por primera ve en días Zoya esbozó una sonrisa, era una sonrisa impropia de una niña de su edad, de su edad aparente claro está. Porque la vampira milenaria era conocida por su sadiso y crueldad a la hora de torturar. Su enfado por los actos de Nicolay lo habían pagado otros en su mayoría, cuando se enteró se convirtió en una pequeña arpía matando a dos de sus esclavos en el proceso y no precisamente bebiendo de ellos. Pero consiguió calmarse y tomar la decisión deliberada de que tenía que hablar personalmente con Nicolay y ahora, allí se encontraba, con el indefenso huano postrado ante sus pies. Adoraba esa sensación de poder superioridad. Los humanos ciertamente, eran seres inferiores.

Sonrió ás abiertamente cuando comenzaron las súplicas de Nicolay, había aguantado más de lo deseado por Zoya, por lo que no dudo el alargar algo ás su calvario. Hasta que se canso y retiró su poder entar sobre él, echando unos pasos atrás ya que seguramente caería al suelo desfallecido por el dolor. Acarició su rostro perlado por el sudor y se acercó a él. -¿Qué suplicas esclavo?-le preguntó con voz clara y en apariencia pura mientras le enseaba sus brillantes colmillos a la luz de la luna.

por **Nicolay Makarov** Mar Jun 26, 2012 7:16 am

Seguía aguantando el dolor, soltando gritos de dolor entre el camino, hasta que Zoya paró de ejercer ese dolor, fue un respiro, caí al suelo, pero me mantuve de rodillas, fuerte, no iba a desfallecer, era mi fuerza de voluntad, aquella lucha que hacía día a día para no morir, era testarudo y la inconsciencia no iba allegar por una tortura que Zoya había realizado implacable pero que mi entereza me hacía medio soportar, aún así, había pedido mis suplicas hacia ella, pedía mi perdón, pero Zoya si no bien sabía torturarme físicamente, también lo hacía psicológicamente haciendo que me tragase mi orgullo y haciendo que soltase las palabras que deseaba, ella adoraba estar por encima de mí, sentir como yo no era más que un peón a sus pies que servía para que me sustrajese sangre y matase a sus enemigos o simplemente jugase con ella a cualquier cosa.

Miré a Zoya a los ojos, mi mirada aun mostraba dolor, pero a su vez mostraba una gran fuerza de voluntad, mientras que mi orgullo desaparecía para dar paso a las palabras que salieron de mi boca-Perdón y... piedad!-dije sin desfallecer mirándola a los ojos sin perder la mirada a sus ojosm, mis ojos mostraban esa dureza del guerrero que una vez apiadó a Zoya, mostrando esa curiosidad por mí.

por **Zoya** Miér Jun 27, 2012 2:36 am

La mirada de ambos se unió. Ama y esclavo. La de él suplicante la de ella poderosa y arrogante. No lo iba a negar, le hizo gracia cuando Nicolay pidió piedad, se le veía patético, y una sonrisa adornó su perfecto rostro infantil. Pero al mismo tiempo una oleada de respeto y de reconocimiento, aunque no lo reconociera abiertamente le parecía increíble, inhumana, la fuerza de voluntad de la que Nicolay hacía gala, la fuerza con la que todavía se resistía a ella y todavía no aceptaba su posición mientras que la complacía y postraba ante ella. Aquello le agradaba, sabía que era peligroso, pero si tuviera pobleas con él no dudaía en atarle a ella, con fuerza y determinación. No iba a permitirse perder un esclavo de sangre así por así.

Siguió acariciando su rostro sin borar la sonrisa. -Piedad...-murmuró.-¿A qué le llamas piedad, Nicolay?-preguntó enigmaticaente mientras sus dedos bajaban hasta su cuello, siguiendo el recorrido de la aorta, la artería principal donde había más flujo de sangre limpia de todo el cuerpo, custodiándola se encontraban dos puntitos, la marca de Zoya de tantas noches en las que se había alientado de él, las acariciado calgo ida, no faltaba mucho para el momento en el que Zoya se alimentaría de él y volviera a saborear el rico sabor de la sangre ente sus labios y sientiera como caía por su gargante milenaria. Pensar en todo aquello hiczo que sus ojos brillaran de forma extaña, sádica.

por **Nicolay Makarov** Miér Jun 27, 2012 4:12 am

Mi yugo... una niña pequeña, arrogante e infantil, poderosa para que negarlo, mi mirada hacia ella era de autentico ser humillado pero respetuoso, no podía hacer otra cosa que pedirle esa piedad que me podía ganar o que no, para mi la piedad bastaba con que me dejase con vida, con que parase de torturarme con su mente, eso bastaba para mí, sabía que en pocos instantes sus colmillos atravesarían mi piel de nuevo y beberían parte de mi sangre hasta dejarme débil y ella saciada, sentir su mano por mu cuello, me hacia sentir vulnerable, deseaba con toda mi alma desenvainar mi espada y cortar a esa niña en dos, separar su cabeza de su cuerpo... y terminar de una vez por todas, pero... ¿por que siempre había algo que lo evitaba?... ¿Acaso no odiaba a esa niña? Había veces que dudaba de aquellos pensamientos que siempre inundaban mi mente, había algo en sus ojos que era enigmático:

¡Con que pare esta tortura y me deje con vida es suficiente piedad y benevolencia por su parte!-dije con absoluto respeto, desvié la cabeza un poco hacia el lado dejando mi cuello a su disposición, hasta hace poco había solo una marca de dientes, pero de allí a un tiempo, todo eso había cambiado, ahora otra vampiresa había "profanado" mi cuerpo, para salvar a aquel niño en peligro, a sabiendas de que a Zoya eso pondría mucho más enfadada y que sabía que su ira podía ser terrible, la había visto matar como quien cogía una piedra del suelo... despreciable.

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La niña, la muñeca y el cazador (ZOYA)

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