Él es diferente a sus hermanos igual que sus hermanos son diferentes a él. Al ser el más pequeño también es el más cuidado sin embargo tiene una percepción diferente de las cosas y sabe cuándo se ponen raras y debe simplemente cerrar los ojos ante los hechos. Desde pequeño ha notado la cercanía de sus dos hermanos mayores pero no es algo que le importe demasiado, él es un chico independientemente dependiente de los dos que nacieron primero ya que por un lado siempre está por su lado vagando y disfrutando de su libertad, sin embargo nunca demasiado lejos de ellos ya que cuando tiene un problema ellos aparecen inmediatamente en su ayuda, porque claro el es el favorito, y que los otros dos prácticamente se amen lo convierte en el niño chiquito al que deben consentir. Eso al contrario de lo que uno podría pensar no lo vuelve para nada aprovechado, ya que los tres tienden a encerrarse en sus ideas siendo el siempre el segundo en comentar todo y el ultimo en reaccionar -El techo se está cayendo?- -No el techo no se está cayendo!- -Y que si se está cayendo?!- En situaciones de peligro extremo ninguno de los tres suele ser de demasiado útil los primeros minutos en los cuales entran en un debate acerca de las cosas que ocurre, Yoh se hacer el tonto, Len niega y Hao demuestra lo poco que le importa, sin embargo las cosas se componen cuando alguno de ellos se encuentra en verdadero peligro, Len se vuelve violento y… los otros dos también. Len tiene poca relación con aquellos hermanos que no pertenecen a la triada, sin embargo conoce sus nombre y su ubicación casi la mayoría del tiempo ya que tratándose de un clan no puede mantenerse completamente incomunicado con el resto, sin embargo las impresiones sobre estos no son más que comentarios escuchados de voces extrañas o en su defecto de sus hermanos. Si alguna vez los vio olvido sus rostros enseguida pues su habilidad para la negación le permite hacerlo rápidamente. - Historia Familiar:
Hubo un tiempo en que la unión del hombre provenía de los lazos de lealtad, pero como todo en mundo comenzó a banalizarse, a intercambiarse por el poder y el dinero, haciendo que el único lazo tan fuerte como para mantener unido a clan era la sangre que corría por sus venas. En Kyoto los tiempos de tranquilidad en que los clanes familiares se abstenían de pelear entre ellos terminaron cuando comenzaron a prescindir del honor como medida de su poder, ahora todo se había vuelto una batalla por la subsistencia, y la forma de conseguirlo era el sometimiento del enemigo.
El Clan Asakura gozaba de cierto prestigio por ser uno de los más ancestrales, pero aquello no su suficiente para mantener la seguridad de sus miembros, por lo que se vio obligado a entrar a una batalla que no le pertenecía. El nuevo y joven líder del clan, Asakura Hideaki, se vio curtido por el candor de las armas y la disciplina de la guerra, pero sabía que aquello no era suficiente para la preservación de su clan, así que a pesar de su ya entrada edad comenzó la búsqueda de una mujer lo suficientemente fuerte para concebir una numerosa descendencia que acabara por fortalecer el clan.
Así fue como en el invierno del año 1762, la joven esposa del líder, Mai, dio a luz dos saludables gemelos, que más tarde se diferenciarían no solo por sus facciones y su carácter, sino que por el simple hecho de haber nacido con una nimia diferencia temporal de quince minutos. Aquello fue lo que hasta el día de hoy ha marcado la existencia de Sousuke, el primer hijo destinado a ser el sucesor de su padre, y Eiji, el segundo hijo obligado por su suerte a seguir las ordenes del mayor.
Años más tarde tres nuevas vidas llegaron a la familia de manos de un complicado parto, los pequeños Yoh, Hao y Len Asakura llegaron en un momento en que el clan ya se consolidaba como uno de los más poderosos de la región, lo que no les quitaba responsabilidad adquirida por su linaje. La prosperidad y la buena fortuna los acompañó en las dos décadas venideras, hasta que fue el mismo poder que poseían el que condenó sus vidas. Aun nadie tiene claridad respecto a lo que pasó durante aquel tiempo en que a los hijos del clan Asakura les arrebataron la vida, pero tal fue la piedad de aquella pareja de vampiros que debían haberlos asesinado, lo que los llevó a transformarlos en seres nocturnos para toda la eternidad. Ojalá aquello hubiese sido todo, pero Mai Asakura acabó sucumbiendo ante su sed en uno de los oscuros rincones en que tenían apresado al clan, así que sin mayor atención ni gloria la esposa del líder del clan dejó de existir.
A pesar de que conservaban de cierto modo sus vidas, habían perdido una de las cualidades que permitían que el clan permaneciera en pie. Ninguno de ellos podría procrear a la siguiente generación. Por eso el patriarca de la familia, a pesar de su avanzada edad, se vio nuevamente en la necesidad de buscar a una mujer apropiada para proteger la descendencia.
Así fue como el último de los Asakura nació en Agosto de 1783, en uno de los veranos más conflictivos que están la memoria de Kyoto. Pero sería poco el tiempo que el pequeño Yuu alcanzaría a disfrutar de su país natal, ya que frente a las constantes amenazas hacía él por ser el posible continuador de la descendencia, se vieron en la obligación de partir, hasta que después de cierto tiempo viajando, establecieron su residencia en París, donde esperan recuperar el poderío perdido del clan para tal vez algún día regresar a su tierra natal.
Año 1768. En el seno de la familia Asakura y tras un difícil parto para quien fuese su madre, nacen unos saludables trillizos. Tuvieron la suerte de nacer en lo que se consideraban buenos tiempos para aquel clan, vivieron su infancia tranquilamente, aún tardarían algunos años antes de que los tiempos difíciles llegaran. La unión entre los tres era evidente desde que eran unos infantes y hasta la fecha no ha habido persona que les haga separarse. Siendo pequeños se fue moldeando la personalidad de cada uno, Yoh desarrolló una personalidad tranquila sin importar las circunstancias en las que pudiese encontrarse. Rara vez se le veía afectado por los sucesos que ocurrían. Debido a esa apariencia no se daban cuenta de sus palabras muchas veces crueles, pero disfrazadas de aquel modo en el que la mayoría solía ignorar el filo que ponía en ellas. Ajeno a todo, nunca le dio mucha importancia a algunas cosas que para la familia si lo eran, incluso ahora no entiende cuál es la gran preocupación que los otros parecen mostrar. Cuando aquellos vampiros atacaron, entre el caos que se había armado optaron por alejarse de aquel lugar, sin embargo su suerte les llevaría a caer en manos de un trío de vampiresas, que si bien no tenían nada que ver con lo que pasaba, decidieron darles el mismo destino que sufriría el resto de sus familiares. Lo único que averiguó acerca de aquella que le hizo caer en el mundo sobrenatural en el que caería fue que su nombre era Galadriel, sin saber nada, ella tomó su vida otorgándole aquella nueva existencia. Le había mantenido con ella, parecía ser un juego, pero le había dicho que no pensaba crear a un vampiro débil y que no pudiese sobrevivir, dijo que lo que hacía era asegurarse que la sangre que le estaba proporcionando de manera continua pudiera asegurar su supervivencia. Claro que estando en el mismo lugar, también tuvo que conocer los métodos de la que tenía la apariencia angelical de un infante y la mujer con aquella personalidad que le parecía un tanto intimidante. Hubo un momento en el que pensó o que les matarían o no les dejarían en libertad, por la forma en la que hacían las cosas, pero más rápido de lo que pensó eso les dejaron allí, desapareciendo simplemente una de esas noches. Los tres regresaron al que podían llamar hogar, descubriendo cómo estaban las cosas. Él por su parte jamás reveló nada de lo que sucedió mientras no estuvo allí, no había tardado en acostumbrarse a su nueva condición puesto que le restó importancia al hecho de que ya no era lo que solía ser, y le areció hasta cierto punto conveniente. Aunque comprendía que el clan necesitaba que la línea de sangre continuara, todos habían sido imposibilitados de hacerlo. El líder del clan engendró en ese mismo año al que sería la única esperanza de la familia o al menos eso era lo que decían. El solo observó de lejos como aquel pequeño crecía, no quería inmiscuirse demasiado, además él era un ser humano, se les había dicho que debían protegerlo porque él era quien podría recuperar en algún punto el poderío que habían perdido, pero a él ya no le importaba algo como eso. Por la seguridad del chico se decidió su traslado a París. Siguiendo eso, viajaron también a ese país tan diferente al suyo.
- - Tiene un dije que siempre trae encima porque Len y Hao poseen unos iguales. - Spoiler:
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