Lana D'Ibelín

por **Lana D'Ibelín** Sáb Jun 09, 2012 2:03 pm

Lana D'Ibelín

Origen: Francés, pero creció en España
Edad: 20 años
Raza: Bruja
Sexualidad: Heterosexual

Datos Generales

Ocupación: Condesa de España

Nacionalidad: Francesa y española

Lugar de residencia actual: París

Clase social:Realeza

Familiares directos: Con quien más trato tiene es su hermano Balián

Posesiones personales: Lo que nunca se quita es un colgante de un diamante con forma de lágrima que se esconde entre su pecho, bajo el vestido.

Poderes

Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.

Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal

Tirititero: Brujo con la capacidad de adherir un alma errante a un objeto inanimado y controlarlo a voluntad.

Descripción Física

Joven fina, esbelta y hermosa. Dueña de un rostro dulce, siempre hay una sonrisa dibujado en él que hace que sus ojos azules verdosos se achinen y se formen hoyuelos en sus mejillas sonrosadas. Una larguísima melena ondulada, de color trigueño, casi siempre recogido en moños, peinados o simples trenzas o coletas; guía la mirada hasta su cintura fina remarcada por el cambio con la cadera en una pequeña ondulación. Sus piernas, aunque siempre cubiertas por los vestidos de costosas telas, son largas y delgadas, de tono pálido como todo su cuerpo. Debido a lo que debe cuidarse del sol, ya que se quema con facilidad.

Descripción Psicológica

Lana es una señorita educada desde que nació para ser lo que toda dama debía ser, educada, correcta, dulce, sumisa en cierta forma, hábil en música, monta, pintura y baile. Su padre, inquisidor, trabajaba para poder enviar el dinero necesario para el ritmo de vida que llevaban en su hogar.

Desde que Lana tiene uso de razón su familia formaba parte de la realeza española, los cargos de conde y condesa fueron entregados a sus padres por los servicios del hombre a la iglesia de España. El hecho de pertenecer a una familia formada por un progenitor de Francia y otro de España, hizo para ella muy fácil aprender ambos idiomas, así como el inglés. No ha mantenido relaciones con hombres fuera de lo estrictamente necesario, marcado por su madre y su hermano mayor o su padre cuando estaban en la casa.

No es una chica tímida, pero si lleva muy asumido que el saber estar es imprescindible para mantener una relación respetable con alguien, ya fuera mujer u hombre. Se siente extrañada y algo incómoda con quien se deja llevar por los impulsos del momento y los placeres de la vida, cosa que para ella quitaba encanto al hecho de disfrutarlos cuando realmente era el momento de hacerlo.

Historia

Lana D’Ibelín nació el 15 de Agosto de 1780 en España. Hija de padre francés y madre española, se crió en ese país junto a su hermano Balián, cuatro años mayor que ella. A ambos les educaron en la religión cristiana, siendo ambos devotos de los deberes y obligaciones como buenos católicos. Lana fue a clases, con otros hijos de buenas familias, impartidas por monjas y curas en un convento cercano a la casa donde vivía con su madre y su hermano. Aprendía con facilidad gracias a las ganas de conocer todo lo que la ofrecieran.

Su padre nunca o casi nunca estaba en casa debido a su trabajo, del que ella sabía algo más que nada. Tan solo la decían que estaba haciendo el bien ayudando a Dios con la limpieza necesaria en distintos lugares del mundo. Cada vez que volvía a casa por un tiempo, normalmente demasiado efímero, era ocasión de fiesta. Era las veces que más feliz veía a su madre, de un lado a otro de la casa ordenando que todo estuviera perfecto, más de lo habitual en ella.

El trato que tenía con cada progenitor era muy distinto. A su padre más que cariño le tenía sumo respeto, era un hombre duro, fuerte y rara vez mostraba sus sentimientos pero Lana sabía que siempre estaría ahí para protegerla de cualquier mal que se cerniera sobre ella. Él siempre tuvo debilidad por Lana, ya que era la única niña de la familia y además la pequeña. En cambio su madre, a pesar de ser quien la reñía si hacía algo mal, era una amiga. Siempre estaba de buen humor, era cariñosa y dulce.
Balián, su hermano; era el niño de sus ojos, siempre jugaba con él y se reía con él como con nadie. Era obvio que él acabaría siendo como padre, que seguiría sus pasos. Pero Lana empezó a temer por él cuando dejaron de recibir noticias del patriarca. Siempre se ponía en contacto con ellos, cada poco tiempo, para contarles como estaba y lo que tardaría en regresar. Pero durante una temporada no hubo noticia alguna.

Nunca supo que le había pasado a su padre, pero tal y como ella sospechaba algo había salido mal en una de sus salidas en nombre de Dios. No la dejaron ver el cuerpo, metido en el féretro y cerrado a conciencia. Preguntó a su madre, al cura con el que siempre se confesaba la familia e incluso a su hermano, pero nadie la dijo nada. Tan solo pudo rezar por su alma durante el tiempo que la permitieron estar junto a esa caja de madera en la que estaban los restos de su padre.

Cesó en su intento de averiguar qué había pasado cuando su madre se puso terriblemente nerviosa bajo la presión de sus preguntas, no la gustaba llevar a nadie a aquel estado por lo que prefirió guardar silencio para siempre. Descubrió que había muerto al servicio de la corona de España cuando a su familia le fue otorgado uno de los condados de mayor influencia del país, gracias a todos el bien que había hecho su padre para la corona. Desde ese día empezó a formar parte de la nobleza como condesa de España. Aunque no ostentaba el título ya que implicaba unas responsabilidades que adquirió su madre, hasta saber que Lana estaba preparada para enfrentarse a ellas por completo.

A una temprana edad, algo después de la muerte de su padre, también perdió a su hermano. Afortunadamente no de la misma manera. Balián se fue de la casa familiar para prepararse tal y como hizo su padre y nunca volvió a verle, se escribían cartas como antaño hiciera con su padre pero extrañaba pasar tiempo con él y se la hacía cada vez más dura la vida en su hogar. Con permiso de su madre, como siempre, mandó hacer el equipaje y preparar un coche de caballos que la llevara al antiguo palacete donde vivía su madre en Paris. Fue entonces cuando su madre supo que era hora de cederla en cargo de condesa. Lana ahora, si bien está perdida sin nadie a su lado como toda su vida, desea conocer tantas cosas como pueda, todo lo que no pudo hacer en España y por supuesto está deseosa de reencontrarse con Balián.

Datos Generales de la Personalidad

Virtudes: no prejuzga a las personas, posee mucha paciencia y tranquilidad a la hora de enfrentarse a los problemas, valorando los pros y los contras antes de tomar decisiones.

Defectos: es a partes iguales curiosa de lo que la rodea y temerosa de ello. Peca de desconfiada sobre todo con los hombres, debido a la educación tradicional y religiosa que siempre tuvo.

Gustos: la música, los paseos por campos y jardines, las compras de vestidos, joyas y todo tipo de adornos para su pelo. Montar a caballo en la finca del palacete de París. Ir a ver obras de teatro y a la ópera.

Disgustos: El sol, su piel es muy pálida por lo que siempre lleva un parasol y procura estar a la sombra. Cosa normal para la realeza ya que las personas muy morenas siempre eran los campesinos que trabajaban en el campo durante horas.

Miedos/Fobias: A la muerte, ya sea propia o de alguna de las personas importantes para ella.

Debilidades:Su hermano mayor.