AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bohémienne... [Privado]
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Bohémienne... [Privado]
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Noche libre... Que raro le sonaba eso, cuando hasta hace poco todas sus noches lo eran, pertenecientes siempre a si misma y su voluntad. Ahora era diferente, ahora tener la noche libre era algo puntual en la semana, puesto que la mayoría de los días tenía que estar en el reservado al caer el sol fuese o no requerida su presencia. Pero hoy no, hoy libraba, y por tanto, podía ir a donde quisiera... Con el aliciente, además, de que tenía algo llamado sueldo, con lo que no contaba pero que no rechazaba en absoluto.
Lo normal seguramente habría sido que, como cualquier otra jovencita, hubiera ido a cualquier local al que siempre hubiera ambicionado y que ahora pudiera costearse, o haberse comprado un vestido nuevo, un perfume, e incluso intentar regatear por alguna joya barata... Pero ninguna de esas cosas le interesaban, no a Violine, que sabiendo que cada día podía ser el último había aprendido a prescindir de aquello que no supondría un valor que llevarse al más allá si este existía. El único lugar al que aspiraba poder ir era al teatro, a la ópera, pero para eso aún le faltaba bastante dinero...
Por eso había acudido allí, y porque además había extrañado mucho a los que durante cinco largos años había considerado los suyos. Unos habían ido y venido, y ahora estaban en otros paises lejanos, pero algunos habían permanecido en la misma ruta de caravanas desde el principio, y otros muchos se habían ido uniendo... Eran sus amigos, su familia, y desde que había, por así decirlo, encontrado una nueva ocupación, no les había visto ni había vuelto por aquel lugar.
-¡Violine! -Gritó la voz de un niño, que, esquivando a las tarotistas y a un comefuegos, corrió hacia la muchacha de roja cabellera estirando los brazos. Ella sonrió, abriendo los suyos y abrazándole, sin cogerle debido a su falta de fuerzas- ¡Has vuelto! Sabía que lo harías... ¿Dónde has estado todo este tiempo?
Se deshizo del abrazo, ensombreciendo levemente la mirada... ¿Cómo iba a explicarle si quiera que...? No, no podía. Pero tampoco podía mentirle y decirle que había vuelto para quedarse... Desvió su mirada hacia el coro de bailarinas que, con sus panderetas alzadas y sus coloridos ropajes, animaban al público en su mayoría masculino que buscaba entretenerse en el circo. Recuperó así la sonrisa, y pudo volver a mirar al chiquillo para contestarle:
-Micah... -Saludó, revolviéndole el pelo- He encontrado un nuevo trabajo, uno muy bonito pero que requiere que este lejos de aquí por las noches y que hace que esté algo cansada por el día... ¿Entiendes? Por eso, aunque intentaré venir a veros, no siempre podré hacerlo... -Explicó, logrando que su voz sonase animada y que la, a medias, mentira quedase creible- Por cierto... -Añadió después, sacando de su bolsillo un saquito con monedas- Dale esto a tus padres, ¿quieres? -Pidió, depositándolo sobre una de las manos de Micah, para desviarle así de cualquier intento de reproche o queja acerca de que fuese a seguir desapareciendo... Además, podía así agradecer a la familia del pequeño todo lo que había hecho por ella en aquel tiempo.
-¡Oh, Violine, muchas gracias! -Exclamó, poniéndose de puntillas para besarla. Ella se inclinó para facilitarle la tarea, recibiendo el beso y volviendo a acariciarle el revuelto cabello negro- ¡Les daré recuerdos de tu parte, pero vuelve pronto a vernos! -Dijo antes de echar a correr.
La joven, borrando entonces la sonrisa, suspiró, observando como Micah se perdía entre la multitud. Era, como muchos niños, el vivo reflejo de la ilusión por la vida, de la inocencia y del entusiasmo, y podría disfrutar de serlo al menos durante unos pocos años más... ¡Cuánto le gustaría en esos momentos volver ella a esa etapa perdida!
Noche libre... Que raro le sonaba eso, cuando hasta hace poco todas sus noches lo eran, pertenecientes siempre a si misma y su voluntad. Ahora era diferente, ahora tener la noche libre era algo puntual en la semana, puesto que la mayoría de los días tenía que estar en el reservado al caer el sol fuese o no requerida su presencia. Pero hoy no, hoy libraba, y por tanto, podía ir a donde quisiera... Con el aliciente, además, de que tenía algo llamado sueldo, con lo que no contaba pero que no rechazaba en absoluto.
Lo normal seguramente habría sido que, como cualquier otra jovencita, hubiera ido a cualquier local al que siempre hubiera ambicionado y que ahora pudiera costearse, o haberse comprado un vestido nuevo, un perfume, e incluso intentar regatear por alguna joya barata... Pero ninguna de esas cosas le interesaban, no a Violine, que sabiendo que cada día podía ser el último había aprendido a prescindir de aquello que no supondría un valor que llevarse al más allá si este existía. El único lugar al que aspiraba poder ir era al teatro, a la ópera, pero para eso aún le faltaba bastante dinero...
Por eso había acudido allí, y porque además había extrañado mucho a los que durante cinco largos años había considerado los suyos. Unos habían ido y venido, y ahora estaban en otros paises lejanos, pero algunos habían permanecido en la misma ruta de caravanas desde el principio, y otros muchos se habían ido uniendo... Eran sus amigos, su familia, y desde que había, por así decirlo, encontrado una nueva ocupación, no les había visto ni había vuelto por aquel lugar.
-¡Violine! -Gritó la voz de un niño, que, esquivando a las tarotistas y a un comefuegos, corrió hacia la muchacha de roja cabellera estirando los brazos. Ella sonrió, abriendo los suyos y abrazándole, sin cogerle debido a su falta de fuerzas- ¡Has vuelto! Sabía que lo harías... ¿Dónde has estado todo este tiempo?
Se deshizo del abrazo, ensombreciendo levemente la mirada... ¿Cómo iba a explicarle si quiera que...? No, no podía. Pero tampoco podía mentirle y decirle que había vuelto para quedarse... Desvió su mirada hacia el coro de bailarinas que, con sus panderetas alzadas y sus coloridos ropajes, animaban al público en su mayoría masculino que buscaba entretenerse en el circo. Recuperó así la sonrisa, y pudo volver a mirar al chiquillo para contestarle:
-Micah... -Saludó, revolviéndole el pelo- He encontrado un nuevo trabajo, uno muy bonito pero que requiere que este lejos de aquí por las noches y que hace que esté algo cansada por el día... ¿Entiendes? Por eso, aunque intentaré venir a veros, no siempre podré hacerlo... -Explicó, logrando que su voz sonase animada y que la, a medias, mentira quedase creible- Por cierto... -Añadió después, sacando de su bolsillo un saquito con monedas- Dale esto a tus padres, ¿quieres? -Pidió, depositándolo sobre una de las manos de Micah, para desviarle así de cualquier intento de reproche o queja acerca de que fuese a seguir desapareciendo... Además, podía así agradecer a la familia del pequeño todo lo que había hecho por ella en aquel tiempo.
-¡Oh, Violine, muchas gracias! -Exclamó, poniéndose de puntillas para besarla. Ella se inclinó para facilitarle la tarea, recibiendo el beso y volviendo a acariciarle el revuelto cabello negro- ¡Les daré recuerdos de tu parte, pero vuelve pronto a vernos! -Dijo antes de echar a correr.
La joven, borrando entonces la sonrisa, suspiró, observando como Micah se perdía entre la multitud. Era, como muchos niños, el vivo reflejo de la ilusión por la vida, de la inocencia y del entusiasmo, y podría disfrutar de serlo al menos durante unos pocos años más... ¡Cuánto le gustaría en esos momentos volver ella a esa etapa perdida!
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
El circo gitano. Uno de esos lugares donde aún rebosaba la magia, donde su condición podía verse descubierta por alguien con el suficiente y verdadero talento, poniéndolo en una situación comprometida casi sin pretenderlo. Muchas eran las noches en las que se ponía a pueba por así decirlo, mezclándose entre el gentío, divirtiéndose, o al menos aparentando que lo hace, con el gentío... Lo que realmente hacía era analizar a esas bellas ybellos gitanos, a esos niños y niñas de tez bronceada y rasgos distintivos, buscando alguien lo suficientemente desesperado como para aceptar una buena oferta o proposición.
Pero, mientras tanto, nada le impedía divertirse y, de pie, un par de metros más atrás de donde están la mayoría de hombres, él también aplaude al sonido creado por las panderetas, manteniendo una sonrisa cordial. Embutido en un elegante traje negro y un sombrero de copa que cubre parcialmente sus ojos, resulta difícil ver la expresión de su rostro, más aún cuando agacha la cabeza y agudiza sus sentidos....
Captando, finalmente, algo familiar y único pese a todo. A una parte de él le entran ganas de reír ante la situación, una vez que la deja salir, que tiene un día libre, y va y se topa justamente con él... La otra quiere acercarse e iniciar cualquier cosa sin saber exactamente el qué. Y en mitad de ese dilema, lo único que se le ocurre hacer es llamar al crío que la misma Violine había llamado, acluquillándose enfrente. El niño lo mira con recelo, cosa normal, respetable y lógica, pero en alguien de tan corta edad persuadirlo es, valga la redundancia, un juego de niños:
-Hola, pequeño... Bonita noche, sin lugar a dudas, pero no más bonita que esa muchacha de pelo como el fuego, ¿no crees? ¿Que tal si me la presentas? -Le sugiere, sabiendo de antemano que el chiquillo no podrá resistirse, menos aún cuando le da una pequeña bolsa con monedas. Le indica que le siga entre saltos, alegre de tener dinero que darle a su familia, plantándose finalmente delante de Violine, como si realmente no la conociera:
-Este señor quiere conocerte, Violine... Parece buena persona, mira, ¿ves? ¡Me ha dado dinero! -Y, pensando que ya ha cumplido su prometido, el niño se queda allí, dejando que ahora sea Jared quién haga la presentación oficial... Un juego tras el cual enmascara esa especie de sensación que le lleva atenazando desde aquella noche.-No he podido evitar querer conoceros, mademoiselle Violine, creo que ha dicho el joven bribón. Jared Stroganoff, a sus servicios. -Con una elegante reverencia se quita el sombrero, dejando el brillo de sus ojos ahora perfectamente visible, una clara mirada de que lo mejor, para ambos, es que siga con la farsa delante del niño.
Pero, mientras tanto, nada le impedía divertirse y, de pie, un par de metros más atrás de donde están la mayoría de hombres, él también aplaude al sonido creado por las panderetas, manteniendo una sonrisa cordial. Embutido en un elegante traje negro y un sombrero de copa que cubre parcialmente sus ojos, resulta difícil ver la expresión de su rostro, más aún cuando agacha la cabeza y agudiza sus sentidos....
Captando, finalmente, algo familiar y único pese a todo. A una parte de él le entran ganas de reír ante la situación, una vez que la deja salir, que tiene un día libre, y va y se topa justamente con él... La otra quiere acercarse e iniciar cualquier cosa sin saber exactamente el qué. Y en mitad de ese dilema, lo único que se le ocurre hacer es llamar al crío que la misma Violine había llamado, acluquillándose enfrente. El niño lo mira con recelo, cosa normal, respetable y lógica, pero en alguien de tan corta edad persuadirlo es, valga la redundancia, un juego de niños:
-Hola, pequeño... Bonita noche, sin lugar a dudas, pero no más bonita que esa muchacha de pelo como el fuego, ¿no crees? ¿Que tal si me la presentas? -Le sugiere, sabiendo de antemano que el chiquillo no podrá resistirse, menos aún cuando le da una pequeña bolsa con monedas. Le indica que le siga entre saltos, alegre de tener dinero que darle a su familia, plantándose finalmente delante de Violine, como si realmente no la conociera:
-Este señor quiere conocerte, Violine... Parece buena persona, mira, ¿ves? ¡Me ha dado dinero! -Y, pensando que ya ha cumplido su prometido, el niño se queda allí, dejando que ahora sea Jared quién haga la presentación oficial... Un juego tras el cual enmascara esa especie de sensación que le lleva atenazando desde aquella noche.-No he podido evitar querer conoceros, mademoiselle Violine, creo que ha dicho el joven bribón. Jared Stroganoff, a sus servicios. -Con una elegante reverencia se quita el sombrero, dejando el brillo de sus ojos ahora perfectamente visible, una clara mirada de que lo mejor, para ambos, es que siga con la farsa delante del niño.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Sus ojos grises seguían perdiéndose, nostálgicos, en cada punto del lugar: Los malabaristas, la anciana que leía la bola del cristal, las bailarinas, un mago ilusionista... Todo un escenario que ella había compartido día a día muchas veces, tocando el violín para un público que realmente nunca había sabido apreciar esa música y contentándose con un par de monedas si había suerte. Cada rincón de ese lugar bullía de magia, de libertad, y quizá era eso lo que hacía que, pese a la pobreza y miseria de los habitantes, muchos fuesen felices con sus vidas... Algo que a Violine, o Arabelle, como se llamaba antes de ser rebautizada por los propios gitanos, le encantaba.
De repente la voz de Micah la sacó de su ensimismamiento... ¿Qué era lo que le había hecho regresar? Desvió su mirada felina hacia el pequeño, sin poder evitar reflejar una confusa sorpresa en el rostro ante la persona de la que hablaba, y sobretodo ante el hecho de que se comportase como si no la conociera, presentándose incluso... No entendió a que venía exactamente esa especie de juego, pero ante el brillo de sus irises azules, decidió, por el momento, seguirle la corriente, dibujando en sus rojizos labios carnosos una educada sonrisa:
-Así es, monsieur Stroganoff, Violine... -Correspondió a su reverencia, tomando las puntas de su harapienta falda, hecha posiblemente con alguna vieja cortina de encaje blanco, y realizando una igual de elegante que la de él- Es un gran honor conoceros... No es habitual encontrar a caballeros distinguidos visitando este lugar -Añadió, en apariencia siguiendo el protocolo... Pero indirectamente buscando satisfacer la duda de qué le traía a él a un lugar así.
Dicho aquello se giró hacia Micah, agachándose para quedar a su altura y punteándole la nariz de forma cariñosa... Pero, después de ese gesto cariñoso, borró su sonrisa y tornó su expresión algo más seria, aunque se notase que era una seriedad fingida para que el niño hiciera caso de lo que iba a decirle:
-Sí, yo también pienso que debe ser buena persona... -Contestó, en lo que él jugueteaba contento con la bolsa de monedas- Pero no pienses que todo el que te de dinero lo es, uno no debe fiarse de los desconocidos, ya lo sabes... -Parecía una maestra reprochándole a un alumno despistado, o una madre advirtiendo a su hijo, y el niño hinchó levemente los carrillos, aunque finalmente asintió- Bueno, seguro que tus padres se ponen aún más contentos que si solo les hubieses llevado mis monedas, ¿no? -Las monedas que, a su vez, el propio Jared le había hecho llegar por medio de uno de sus empleados, todo sea dicho- Haz una cosa, llévales estas, que son más, y las que te he dado antes úsalas para comprarte algo para ti, ¿de acuerdo?
Micah volvió a asentir, sonriente, guardándose la bolsa de Jared en el bolsillo y sacando de este el saquito de Violine, seguramente pensando en cómo invertir ese dinero. Sin embargo, antes de salir corriendo, miró a Jared, carraspeando para llamar su atención:
-Señor... ¿Requiere algún otro servicio de Micah el intrépido o puedo irme? -Preguntó, guiñándole un ojo a su amiga, e hinchando el pecho con orgullo, como si fuese muy adulto en esa situación.
De repente la voz de Micah la sacó de su ensimismamiento... ¿Qué era lo que le había hecho regresar? Desvió su mirada felina hacia el pequeño, sin poder evitar reflejar una confusa sorpresa en el rostro ante la persona de la que hablaba, y sobretodo ante el hecho de que se comportase como si no la conociera, presentándose incluso... No entendió a que venía exactamente esa especie de juego, pero ante el brillo de sus irises azules, decidió, por el momento, seguirle la corriente, dibujando en sus rojizos labios carnosos una educada sonrisa:
-Así es, monsieur Stroganoff, Violine... -Correspondió a su reverencia, tomando las puntas de su harapienta falda, hecha posiblemente con alguna vieja cortina de encaje blanco, y realizando una igual de elegante que la de él- Es un gran honor conoceros... No es habitual encontrar a caballeros distinguidos visitando este lugar -Añadió, en apariencia siguiendo el protocolo... Pero indirectamente buscando satisfacer la duda de qué le traía a él a un lugar así.
Dicho aquello se giró hacia Micah, agachándose para quedar a su altura y punteándole la nariz de forma cariñosa... Pero, después de ese gesto cariñoso, borró su sonrisa y tornó su expresión algo más seria, aunque se notase que era una seriedad fingida para que el niño hiciera caso de lo que iba a decirle:
-Sí, yo también pienso que debe ser buena persona... -Contestó, en lo que él jugueteaba contento con la bolsa de monedas- Pero no pienses que todo el que te de dinero lo es, uno no debe fiarse de los desconocidos, ya lo sabes... -Parecía una maestra reprochándole a un alumno despistado, o una madre advirtiendo a su hijo, y el niño hinchó levemente los carrillos, aunque finalmente asintió- Bueno, seguro que tus padres se ponen aún más contentos que si solo les hubieses llevado mis monedas, ¿no? -Las monedas que, a su vez, el propio Jared le había hecho llegar por medio de uno de sus empleados, todo sea dicho- Haz una cosa, llévales estas, que son más, y las que te he dado antes úsalas para comprarte algo para ti, ¿de acuerdo?
Micah volvió a asentir, sonriente, guardándose la bolsa de Jared en el bolsillo y sacando de este el saquito de Violine, seguramente pensando en cómo invertir ese dinero. Sin embargo, antes de salir corriendo, miró a Jared, carraspeando para llamar su atención:
-Señor... ¿Requiere algún otro servicio de Micah el intrépido o puedo irme? -Preguntó, guiñándole un ojo a su amiga, e hinchando el pecho con orgullo, como si fuese muy adulto en esa situación.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
El aburrimiento en un ser como él se torna en una auténtica tortura, en algo contra lo que no puede luchar por mucho empeño que le ponga, por mucho que encuentre una sensación nueva o gratificante... Y es que esa sensación terminará por repetirse tarde o temprano, dejará de ser una novedad para convertirse en una más sin remisión alguna, y quizá por ello es por lo que está montando este paripé, para ya no solo perfeccionar sus habilidades teatrales, sino más bien entretenerse, aunque sea por un corto espacio de tiempo...
Cierto es, también y claro viniendo de él, que se ha fijado en el pequeño Micah, un niño adorable, pagarían mucho por él... Pero los gestos que VIoline le dedica, en conjunción con el hecho de estar en territorio enemigo por llamarlo de alguna forma, le echan para atrás. Al parecer la amistad entre ambos es bastante estrecha, y muy gracioso le resulta que Violine lo califique como buena persona.. ¿Lo piensa de verdad o únicamente le sigue el juego? Duda mucho que sea lo primero, pero desgraciadamente su tono de voz no da lugar a demasiadas conclusiones.
Es entonces cuando el niño se gira hacia él, orgulloso por haber mantenido una conversación con dos adultos cuando, desde principio a fin, ha sido controlado por sus designios... Pero, ah, ¿quién es él para arrebatarle la ilusión a un chiquillo? Ya se dará el golpe solo, ya se dará cuenta de la oscuridad que embarga todas y cada una de las cosas, y de lo poco que merece la pena vivir...
Será entonces cuando el joven Micah perderá la esperanza, se consumirá, como una flor ante el más duro invierno... Y ahi podría estar él, u otro, para recoger las sobras. Pensamientos tan crueles no se reflejan en su rostro, esbozando una sonrisa cándida y realizando una señal de negación, aunque sus ojos azules, sus dos dagas del color del hielo, se clavan en la tormenta que supone los de Violine:
-No, gracias, Micah... Seguro que la dama estará encantada de hacerme una visita turística por el circo... ¿Me concederéis ese honor, mademoiselle? -La pregunta es totalmente una pregunta trampa... Y es que, o queda mal de cara a sus amistades, o acepta y ya no solo queda bien, si no que se evita cualquier tipo de apuro o situación arriesgada. Eso sí, deja la decisión en sus manos, aún plantado delante de ella, tendiéndole el brazo como único gesto de invitación, sin haber borrado la sonrisa ni un instante.
Cierto es, también y claro viniendo de él, que se ha fijado en el pequeño Micah, un niño adorable, pagarían mucho por él... Pero los gestos que VIoline le dedica, en conjunción con el hecho de estar en territorio enemigo por llamarlo de alguna forma, le echan para atrás. Al parecer la amistad entre ambos es bastante estrecha, y muy gracioso le resulta que Violine lo califique como buena persona.. ¿Lo piensa de verdad o únicamente le sigue el juego? Duda mucho que sea lo primero, pero desgraciadamente su tono de voz no da lugar a demasiadas conclusiones.
Es entonces cuando el niño se gira hacia él, orgulloso por haber mantenido una conversación con dos adultos cuando, desde principio a fin, ha sido controlado por sus designios... Pero, ah, ¿quién es él para arrebatarle la ilusión a un chiquillo? Ya se dará el golpe solo, ya se dará cuenta de la oscuridad que embarga todas y cada una de las cosas, y de lo poco que merece la pena vivir...
Será entonces cuando el joven Micah perderá la esperanza, se consumirá, como una flor ante el más duro invierno... Y ahi podría estar él, u otro, para recoger las sobras. Pensamientos tan crueles no se reflejan en su rostro, esbozando una sonrisa cándida y realizando una señal de negación, aunque sus ojos azules, sus dos dagas del color del hielo, se clavan en la tormenta que supone los de Violine:
-No, gracias, Micah... Seguro que la dama estará encantada de hacerme una visita turística por el circo... ¿Me concederéis ese honor, mademoiselle? -La pregunta es totalmente una pregunta trampa... Y es que, o queda mal de cara a sus amistades, o acepta y ya no solo queda bien, si no que se evita cualquier tipo de apuro o situación arriesgada. Eso sí, deja la decisión en sus manos, aún plantado delante de ella, tendiéndole el brazo como único gesto de invitación, sin haber borrado la sonrisa ni un instante.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Observó expectante cualquier tipo de reacción por parte de Jared, quien se ocupó de despachar al pequeño Micah que, ilusionado, asintió, dedicando una reverencia juguetona y burlesca al vampiro, dando un traspiés en el arenoso suelo al hacerlo y rascándose la nuca para disimularlo:
-Ha elegido bien, señor, Violine se conoce como la palma de su mano este circo... Hasta hace poco ella formaba parte de los músicos, ¿sabe? -Dijo todavía orgulloso, antes de tironear de la mísera falda de muchacha para instarla de nuevo a inclinarse hacia él- Violine, prómeteme que no pasarás tanto tiempo sin venir, ¿vale? Aunque digas que tu nuevo trabajo es muy bonito, nuestro hogar también lo es, ¿verdad? Y tú no nos has dejado de querer, ¿a que no? Prefiero que vengas tú sin monedas como las de hoy a no verte más...
Ella se agachó de nuevo, quedando a su altura y posando una de sus delicadas manos en el hombro del pequeño, dedicándole una cálida mirada. Haciendo un gran esfuerzo, logró mantener la compostura ante esas palabras, negando con la cabeza y forzando una sonrisa con que intentaba parecer animada, feliz... Como si en efecto su nuevo trabajo le apasionara y tuviera monedas para regalar, cuando en realidad tampoco le habían dado tantas y podría ser para muchos incluso reprochable que le hubiera dado la mitad a ese niño:
-Por supuesto que no, y te prometo que no será la última vez que me ves... -Besó su frente, para después incorporarse, quedando frente a Jared- El honor, monsieur Stroganoff, es mío... Estaré encantada de guiaros por este humilde circo de los sueños -Aceptó su brazo, ocultando la extrañeza que le provocaba la situación, y sonrió una última vez a Micah, antes de que este se perdiera, ahora definitivamente, entre la multitud.
Violine se sacudió con la mano libre el viejo corsé, cuya tela, llena de remiendos, había perdido blancura, y en su desvencijado estado la camisa interior, de un blanco más puro, quedaba visible a la altura del pecho. Alisó después los pliegues de la harapienta falda, del mismo color que el resto de su vestuario, y ladeó el rostro hacia el de su nuevo acompañante... Ahora sí, la sonrisa se había desvanecido y su mirada había adoptado un tinte interrogante, una mirada que no dudó en dejar clavada sobre los ojos azules que en aquellos instantes la observaban.
-Ha elegido bien, señor, Violine se conoce como la palma de su mano este circo... Hasta hace poco ella formaba parte de los músicos, ¿sabe? -Dijo todavía orgulloso, antes de tironear de la mísera falda de muchacha para instarla de nuevo a inclinarse hacia él- Violine, prómeteme que no pasarás tanto tiempo sin venir, ¿vale? Aunque digas que tu nuevo trabajo es muy bonito, nuestro hogar también lo es, ¿verdad? Y tú no nos has dejado de querer, ¿a que no? Prefiero que vengas tú sin monedas como las de hoy a no verte más...
Ella se agachó de nuevo, quedando a su altura y posando una de sus delicadas manos en el hombro del pequeño, dedicándole una cálida mirada. Haciendo un gran esfuerzo, logró mantener la compostura ante esas palabras, negando con la cabeza y forzando una sonrisa con que intentaba parecer animada, feliz... Como si en efecto su nuevo trabajo le apasionara y tuviera monedas para regalar, cuando en realidad tampoco le habían dado tantas y podría ser para muchos incluso reprochable que le hubiera dado la mitad a ese niño:
-Por supuesto que no, y te prometo que no será la última vez que me ves... -Besó su frente, para después incorporarse, quedando frente a Jared- El honor, monsieur Stroganoff, es mío... Estaré encantada de guiaros por este humilde circo de los sueños -Aceptó su brazo, ocultando la extrañeza que le provocaba la situación, y sonrió una última vez a Micah, antes de que este se perdiera, ahora definitivamente, entre la multitud.
Violine se sacudió con la mano libre el viejo corsé, cuya tela, llena de remiendos, había perdido blancura, y en su desvencijado estado la camisa interior, de un blanco más puro, quedaba visible a la altura del pecho. Alisó después los pliegues de la harapienta falda, del mismo color que el resto de su vestuario, y ladeó el rostro hacia el de su nuevo acompañante... Ahora sí, la sonrisa se había desvanecido y su mirada había adoptado un tinte interrogante, una mirada que no dudó en dejar clavada sobre los ojos azules que en aquellos instantes la observaban.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Qué maravillosos eran los niños cuando hablaban sin saber, desde luego... Gracias a sus palabras inocentes ha logrado averigüar más detalles acerca de Violine, como con quién ha vivido a lo largo de estos años... Eso explica mucas cosas, desde la amistad que tiene con el chiquillo a esa generosidad de dar casi la mitad de su suelo a unos gitanos. Sin embargo, es lo suficientemente inteligente como para saber que no es gitana por etnia, no tiene ni un solo rasgo parecido a los del resto de la colonia... Ahora bien, ¿de dónde provenía la joven pelirroja? Otra incógnita sin respuesta, pero que seguro que podrá satisfacer a su debido tiempo.
Ella parece captar la idea y acepta su brazo, aprovechando él el gesto para enroscarlo con elegancia, quedando ambos unidos por sendos brazos. El muchacho termina por marcharse del todo y, una vez ya solos los dos, ella hace lo que Jared espera, que es clavar esos ojos grises en los propios. Responde a su mirada, divertido e intrigado al mismo tiempo, alzando una ceja de forma progresiva y transformando esa sonrisa cánidda en una más impenetrable e indescifrable... Aunque quizá no tanto para ella, visto lo visto:
-Divertido el juego, ¿no crees, Violine...? -Deja caer, volviendo a su actitud habitual ya sin farsas de por medio... Excepto la que lleva desde siempre, claro está.- Eres buena actriz, sin lugar a dudas, quizá podrías haberte dedicado a ello en lugar de ir en una caravana ambulante... No conocía ese detalle, pero me explica muchas cosas, ah, como no pude caer antes... -Casi arece hablar consigo mismo, pero la indirecta, muy sutil, ya está soltada: Ahora conoce parte de su pasado, tanto para bien, como para mal. Echa a andar, arrastrando de ella con suavidad, sin abusar o forzar en ningún momento, ladeando el rostro un par de centímetros en dirección a la joven, sin borrar el peculiar brillo que adquieren sus ojos cuando está en su presencia, como si esa noche en el piano hubiese supuesto el aliciente para confiar en ella algo más que en el resto:
- ¿Quieres saludar a alguien más... O me enseñas la que, al parecer, ha sido tu casa durante años...? -De nuevo no parece decir nada, pero ese último tinte de la pregunta deja claro que no se cree que sea gitana de pura cepa, y que, por un motivo que desconoce completamente, se puso a vivir con los gitanos...
¿Cobijo, seguridad, comprensión...? Muchas son las variables y las posibilidades, y él las expresa todas a la vez con una única mirada tan interrogante como la de la misma Violine.
Ella parece captar la idea y acepta su brazo, aprovechando él el gesto para enroscarlo con elegancia, quedando ambos unidos por sendos brazos. El muchacho termina por marcharse del todo y, una vez ya solos los dos, ella hace lo que Jared espera, que es clavar esos ojos grises en los propios. Responde a su mirada, divertido e intrigado al mismo tiempo, alzando una ceja de forma progresiva y transformando esa sonrisa cánidda en una más impenetrable e indescifrable... Aunque quizá no tanto para ella, visto lo visto:
-Divertido el juego, ¿no crees, Violine...? -Deja caer, volviendo a su actitud habitual ya sin farsas de por medio... Excepto la que lleva desde siempre, claro está.- Eres buena actriz, sin lugar a dudas, quizá podrías haberte dedicado a ello en lugar de ir en una caravana ambulante... No conocía ese detalle, pero me explica muchas cosas, ah, como no pude caer antes... -Casi arece hablar consigo mismo, pero la indirecta, muy sutil, ya está soltada: Ahora conoce parte de su pasado, tanto para bien, como para mal. Echa a andar, arrastrando de ella con suavidad, sin abusar o forzar en ningún momento, ladeando el rostro un par de centímetros en dirección a la joven, sin borrar el peculiar brillo que adquieren sus ojos cuando está en su presencia, como si esa noche en el piano hubiese supuesto el aliciente para confiar en ella algo más que en el resto:
- ¿Quieres saludar a alguien más... O me enseñas la que, al parecer, ha sido tu casa durante años...? -De nuevo no parece decir nada, pero ese último tinte de la pregunta deja claro que no se cree que sea gitana de pura cepa, y que, por un motivo que desconoce completamente, se puso a vivir con los gitanos...
¿Cobijo, seguridad, comprensión...? Muchas son las variables y las posibilidades, y él las expresa todas a la vez con una única mirada tan interrogante como la de la misma Violine.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
Mientras observaba a Micah perderse del todo entre la multitud, Violine jugueteaba, con los dedos de la mano libre, con un pañuelo que llevaba atado al cuello. Era la única prenda de su vestuario que no era blanca, sino de un brillante negro, sedoso y con aspecto de ser incluso de valor, a diferencia del resto de sus ropas, creando como siempre ese extraño juego de contrastes que la rodeaba. En verdad lo llevaba solo por un motivo: ocultar las delatadoras marcas de colmillos que tenía por aquella zona, donde los mordiscos de Jared siempre eran más profundos. Sabía que a sus compañeras solían desaparecerles en un par de días, pero en su caso, quizá por su enfermedad, no era así, y duraban a veces más de una semana, además de, en el caso de las que ahora cubría, rodearse de un característico tono morado.
Reforzó el nudo, de forma inconsciente, sin haber roto el contacto visual con el vampiro en ningún momento, y escuchó sus palabras... Arqueó ella también una ceja, con escepticismo ante estas, negando con la cabeza. Había captado la indirecta, y sabía que ahora él tenía ciertos detalles sobre el pasado de ella, oculto con tanto ahinco por ella misma, que le podían valer para indagar más a fondo si se lo proponía... Pero bien, al fin y al cabo ella estaba haciendo lo mismo con él, así que no se sentía derecho a quejarse.
-Si vos consideráis que fue divertido, yo no diré nada... -Respondió, con tono neutro y limitándose a sonar cortés- Bueno, yo tampoco conocía el detalle de que tenéis la costumbre de confundiros con la plebe, mi señor... Parece que todo el mundo puede guardar sorpresas -Su indirecta, igual que la de él, ya estaba soltada- En cuanto a lo de ser actriz, lo dudo mucho... El teatro siempre me ha parecido fascinante de ver, pero nunca formaría parte de lo que se sucede en el escenario, aunque lleve años sin pisar uno... -Sin apenas haberse dado cuenta, su voz había adquirido cierto tinte nostálgico, melancólico, como si añorara un tiempo en el que, en efecto, había ido a ese lugar... El problema radicaba en que, habiendo dicho eso y de esa forma, había añadido más detalles, sutiles pero seguramente visibles por alguien como él, inevitablemente.
Echó a andar cuando él comenzó a hacerlo, dejando que llevara el ritmo de los pasos de ambos. No pudo evitar que el brillo de su azul mirada captara la atención de la propia, aunque enseguida volvió su rostro hacia el frente, pensando que lugar sería más interesante enseñarle. Se encogió de hombros ante su pregunta, echando a andar hacia la zona de los comefuegos.
-No es necesario buscar a nadie, mientras os enseño esto, quizá por casualidad las encuentre... Y si no, ya habá otra ocasión -Respondió, deteniéndose ante esos hombres que, como si se tratase de un alimento inofensivo, bebían y expulsaban las llamaradas de su boca- De todas formas no era aquí donde vivía sino en las caravanas, esto solo era un lugar de trabajo y divertimento...
Reforzó el nudo, de forma inconsciente, sin haber roto el contacto visual con el vampiro en ningún momento, y escuchó sus palabras... Arqueó ella también una ceja, con escepticismo ante estas, negando con la cabeza. Había captado la indirecta, y sabía que ahora él tenía ciertos detalles sobre el pasado de ella, oculto con tanto ahinco por ella misma, que le podían valer para indagar más a fondo si se lo proponía... Pero bien, al fin y al cabo ella estaba haciendo lo mismo con él, así que no se sentía derecho a quejarse.
-Si vos consideráis que fue divertido, yo no diré nada... -Respondió, con tono neutro y limitándose a sonar cortés- Bueno, yo tampoco conocía el detalle de que tenéis la costumbre de confundiros con la plebe, mi señor... Parece que todo el mundo puede guardar sorpresas -Su indirecta, igual que la de él, ya estaba soltada- En cuanto a lo de ser actriz, lo dudo mucho... El teatro siempre me ha parecido fascinante de ver, pero nunca formaría parte de lo que se sucede en el escenario, aunque lleve años sin pisar uno... -Sin apenas haberse dado cuenta, su voz había adquirido cierto tinte nostálgico, melancólico, como si añorara un tiempo en el que, en efecto, había ido a ese lugar... El problema radicaba en que, habiendo dicho eso y de esa forma, había añadido más detalles, sutiles pero seguramente visibles por alguien como él, inevitablemente.
Echó a andar cuando él comenzó a hacerlo, dejando que llevara el ritmo de los pasos de ambos. No pudo evitar que el brillo de su azul mirada captara la atención de la propia, aunque enseguida volvió su rostro hacia el frente, pensando que lugar sería más interesante enseñarle. Se encogió de hombros ante su pregunta, echando a andar hacia la zona de los comefuegos.
-No es necesario buscar a nadie, mientras os enseño esto, quizá por casualidad las encuentre... Y si no, ya habá otra ocasión -Respondió, deteniéndose ante esos hombres que, como si se tratase de un alimento inofensivo, bebían y expulsaban las llamaradas de su boca- De todas formas no era aquí donde vivía sino en las caravanas, esto solo era un lugar de trabajo y divertimento...
Violine- Gitano
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Re: Bohémienne... [Privado]
Sus pasos son siempre ciertamente autómatas, relajados y perfectamente medidos de forma inconsciente, algo que, en conjunto con sus desarrollados sentidos, le permite estar mirándola fijamente sin tener que preocuparse por tropezar con algo. Así lo hace, desviando su mirada por un instante al bonito (y caro, de eso está seguro) pañuelo negro que cubre su cuello... No le hace falta preguntar para saber a qué se debe dicha prenda, demostrando Violine cierta inteligencia y sensatez. No por ello no modifica la pregunta, la moldea, buscando el punto concreto que quiere abordar, y ataca:
-Delicada prenda... ¿Algún regalo, Violine...? Dudo mucho que estas gentes puedan permitirse ese tipo de seda... -De nuevo lo deja caer, prosiguiendo con el juego de indirectas que él mismo ha comenzado y que Violine ha seguido, obligada o no, eso no lo sabe... La cosa es que el objetivo, en ambos y por irónico que suene, es el mismo: Conocerse mutuamente, conocer esos detalles, esos hechos, que les han llevado a expresar tales emociones mediante la música. Por ello mismo, sabiendo que ese pensamiento puede resultar hasta alarmante, disimula y sonríe ante la indirecta de la pelirroja, apartando la mirada y contemplando a los comefuegos... Peligrosos, sin duda alguna, un error de cálculo o una premeditación y contra el fuego no tendría nada que hacer... Pero no por ello se asusta o se tensa, permitiéndose una relajación un tanto extraña en él:
-No es una costumbre, más bien me gusta ver qué es lo que rodea el lugar en el que vivo... Y esto forma parte del mismo... También es un buen sitio para observar mercancía, si se tercia... -Es honesto, pero eso no quita que quiera ver el efecto que eso provoca en Violine, el pensar que su amo está ahi contemplando posibles presas que, con cierta seguridad, considera como una familia... Que lo haga es otra cosa muy distinta, pero eso Violine no tiene por qué saberlo, y con esa ventaja es con la que parte, memorizando aparte el detalle del teatro, al menos lo que ha llegado a pensar, y respondiendo con soltura, pegándola un poco más a él.- Y es fascinante, Violine, pero es mucho mejor actuar, sentir lo que siente el actor, y no conformarte con verlo. De todas formas, es el trabajo y las circunstancias los que forman a una persona, y no una caravana, ¿no crees? Por lo tanto, esta es la mejor zona... Parece que el destino se ha propuesto entrecruzar nuestros caminos. -No cree en el destino, nunca lo ha hecho... Pero sí cree en las casualidades como esta. Por ello mismo ladea el rostro de nuevo, un movimiento suave y fluido, dejando que sus palabras sena arrastradas por el viento:
-Ahora bien, no creo que trabajases como comefuegos, tendrías... Alguna zona designada, ¿no? Enseñámela.... Entretenme.
-Delicada prenda... ¿Algún regalo, Violine...? Dudo mucho que estas gentes puedan permitirse ese tipo de seda... -De nuevo lo deja caer, prosiguiendo con el juego de indirectas que él mismo ha comenzado y que Violine ha seguido, obligada o no, eso no lo sabe... La cosa es que el objetivo, en ambos y por irónico que suene, es el mismo: Conocerse mutuamente, conocer esos detalles, esos hechos, que les han llevado a expresar tales emociones mediante la música. Por ello mismo, sabiendo que ese pensamiento puede resultar hasta alarmante, disimula y sonríe ante la indirecta de la pelirroja, apartando la mirada y contemplando a los comefuegos... Peligrosos, sin duda alguna, un error de cálculo o una premeditación y contra el fuego no tendría nada que hacer... Pero no por ello se asusta o se tensa, permitiéndose una relajación un tanto extraña en él:
-No es una costumbre, más bien me gusta ver qué es lo que rodea el lugar en el que vivo... Y esto forma parte del mismo... También es un buen sitio para observar mercancía, si se tercia... -Es honesto, pero eso no quita que quiera ver el efecto que eso provoca en Violine, el pensar que su amo está ahi contemplando posibles presas que, con cierta seguridad, considera como una familia... Que lo haga es otra cosa muy distinta, pero eso Violine no tiene por qué saberlo, y con esa ventaja es con la que parte, memorizando aparte el detalle del teatro, al menos lo que ha llegado a pensar, y respondiendo con soltura, pegándola un poco más a él.- Y es fascinante, Violine, pero es mucho mejor actuar, sentir lo que siente el actor, y no conformarte con verlo. De todas formas, es el trabajo y las circunstancias los que forman a una persona, y no una caravana, ¿no crees? Por lo tanto, esta es la mejor zona... Parece que el destino se ha propuesto entrecruzar nuestros caminos. -No cree en el destino, nunca lo ha hecho... Pero sí cree en las casualidades como esta. Por ello mismo ladea el rostro de nuevo, un movimiento suave y fluido, dejando que sus palabras sena arrastradas por el viento:
-Ahora bien, no creo que trabajases como comefuegos, tendrías... Alguna zona designada, ¿no? Enseñámela.... Entretenme.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
Volvió a toquetear, ahora con cierto nerviosismo, el negro pañuelo cuando Jared le preguntó por él. Se encogió de hombros, consciente de que él sabía que era lo que tapaba, aunque dudaba que supiera el estado exacto de sus marcas... Decidió, sencillamente, ser sincera pero sin entrar en el tema de los detalles, al fin y al cabo sería deshonesto, absurdo y vano intentar negarle una evidencia:
-Más bien un recuerdo, mi señor... -Respondió, con una verdad escueta- Aunque si lo consideráis demasiado bueno para mi humilde cuello, puedo daroslo para que se lo entreguéis a quien veáis digno -Añadió, desviando así la atención de lo que la prenda pudiera significar mediante, una vez más, el bendito y estupido protocolo- Y no, no pueden permitirse cosas como estas si no las roban, pero... -Volvió a encogerse de hombros, sonriendo con un atisbo de sana envidia en su mirada, fija ahora en los comefuegos- ...son felices aun sin ellas, puesto que están satisfechos con sus vidas y su libertad...
Contempló el espectaculo unos instantes, en completo silencio, con respeto y admiración... Aquello era algo difícil de lograr, peligroso y excitante, a su parecer. Libres, sí, eso eran... Y ella, sin poder evitarlo, echaba de menos esa misma sensación de libertad que desde hacía años había tenido y que ahora aquel a quien tenía al lado le había arrebatado. Le miró de reojo, con disimulo, captando esa extraña relajación que, estando en presencia del fuego, desencajaba ciertamente... Pensó que seguramente estaría disimulanndo y no dijo nada al respecto, sino que atendió a sus palabras, soltando una carcajada:
-Verlo, pero nunca adentraros en ello... ¿No? -Inquirió, con cierta mordacidad oculta en la suavidad de su voz- Bueno, me remito a lo que os he dicho hace un momento: la mayoría de estas personas están contentas con su forma de vida aun no teniendo excesos... Aunque imagino que siempre habrá excepciones que vos queráis aprovechar -Prefirió emplear un tono neutro resaltando una obviedad, a dejar ver que realmente le dolía escuchar como se dirigía hacia gente a la que considera los suyos por el titulo de mercancía, algo que además le recordaba indirectamente que ella misma también era vista como eso, un mero producto de ganadería vampirica, por así decirlo... Sin embargo, aunque en su voz nada de eso quedara reflejado, el ensombrecimiento de su mirada, fugaz y sutil, sí que la delataba- Oh, en mi opinión se puede sentir lo que el actor siente si este lo transmite bien, sin ser necesario estar en su lugar... De todas formas, el teatro es todo un mundo y cada cual tiene su propia opinión, aunque ya os he dicho que hace mucho que no voy, así que no estoy actualizada en el tema...
Se tensó durante una milésima de segundo cuando Jared la pegó más hacia él, logrando relajarse al instante y echar a andar a su lado, mirando al frente de nuevo y suspirando ante algo de lo que él dijo, deteniéndose para poder volver a observarle fijamente, buscando con sus irises grises los suyos azules, girada hacia él:
-Por favor, os lo he suplicado muchas veces... No desvirtualices las virtudes, valga la rebundancia, acabáis de hacerlo con el destino, en el que no créeis, algo que, por cierto, considero que os hace ignorante en ese aspecto -Espetó con un tono algo cansino, pese a lo educado de las palabras aún diciendo lo que decía- Y yo sí pienso que ha sido así, de lo contrario no me explico como para una noche en la que supuestamente soy libre terminó recibiendo ordenes como esta última... ¿Es que además de vuestro juguete alimenticio me consideráis vuestro bufón particular? -Inquirió, con una molestia en parte real y en parte fingida, antes de sonreír y renaudar sus pasos, dirigidos hacia donde los músicos tocaban rodeados por las bailarinas- Mi lugar era ahí, en la orquesta... O bueno, realmente solía tocar más en solitario
-Más bien un recuerdo, mi señor... -Respondió, con una verdad escueta- Aunque si lo consideráis demasiado bueno para mi humilde cuello, puedo daroslo para que se lo entreguéis a quien veáis digno -Añadió, desviando así la atención de lo que la prenda pudiera significar mediante, una vez más, el bendito y estupido protocolo- Y no, no pueden permitirse cosas como estas si no las roban, pero... -Volvió a encogerse de hombros, sonriendo con un atisbo de sana envidia en su mirada, fija ahora en los comefuegos- ...son felices aun sin ellas, puesto que están satisfechos con sus vidas y su libertad...
Contempló el espectaculo unos instantes, en completo silencio, con respeto y admiración... Aquello era algo difícil de lograr, peligroso y excitante, a su parecer. Libres, sí, eso eran... Y ella, sin poder evitarlo, echaba de menos esa misma sensación de libertad que desde hacía años había tenido y que ahora aquel a quien tenía al lado le había arrebatado. Le miró de reojo, con disimulo, captando esa extraña relajación que, estando en presencia del fuego, desencajaba ciertamente... Pensó que seguramente estaría disimulanndo y no dijo nada al respecto, sino que atendió a sus palabras, soltando una carcajada:
-Verlo, pero nunca adentraros en ello... ¿No? -Inquirió, con cierta mordacidad oculta en la suavidad de su voz- Bueno, me remito a lo que os he dicho hace un momento: la mayoría de estas personas están contentas con su forma de vida aun no teniendo excesos... Aunque imagino que siempre habrá excepciones que vos queráis aprovechar -Prefirió emplear un tono neutro resaltando una obviedad, a dejar ver que realmente le dolía escuchar como se dirigía hacia gente a la que considera los suyos por el titulo de mercancía, algo que además le recordaba indirectamente que ella misma también era vista como eso, un mero producto de ganadería vampirica, por así decirlo... Sin embargo, aunque en su voz nada de eso quedara reflejado, el ensombrecimiento de su mirada, fugaz y sutil, sí que la delataba- Oh, en mi opinión se puede sentir lo que el actor siente si este lo transmite bien, sin ser necesario estar en su lugar... De todas formas, el teatro es todo un mundo y cada cual tiene su propia opinión, aunque ya os he dicho que hace mucho que no voy, así que no estoy actualizada en el tema...
Se tensó durante una milésima de segundo cuando Jared la pegó más hacia él, logrando relajarse al instante y echar a andar a su lado, mirando al frente de nuevo y suspirando ante algo de lo que él dijo, deteniéndose para poder volver a observarle fijamente, buscando con sus irises grises los suyos azules, girada hacia él:
-Por favor, os lo he suplicado muchas veces... No desvirtualices las virtudes, valga la rebundancia, acabáis de hacerlo con el destino, en el que no créeis, algo que, por cierto, considero que os hace ignorante en ese aspecto -Espetó con un tono algo cansino, pese a lo educado de las palabras aún diciendo lo que decía- Y yo sí pienso que ha sido así, de lo contrario no me explico como para una noche en la que supuestamente soy libre terminó recibiendo ordenes como esta última... ¿Es que además de vuestro juguete alimenticio me consideráis vuestro bufón particular? -Inquirió, con una molestia en parte real y en parte fingida, antes de sonreír y renaudar sus pasos, dirigidos hacia donde los músicos tocaban rodeados por las bailarinas- Mi lugar era ahí, en la orquesta... O bueno, realmente solía tocar más en solitario
Violine- Gitano
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Re: Bohémienne... [Privado]
Oh, vamos, ya había supuesto que ese pañuelo era un recuerdo, pero no iba por ahi la pregunta... ¿Tan idiota lo consideraba acaso? No, no lo cree, lo que sí cree, intuye y sabe, es que Violine prefiere no entrar más en el tema... ¿Qué tiene que esconder? Algo interesante, de eso está seguro, una lástima que su lectura de mentes no afecte a los recuerdos... Bueno, eso y que obtenerlo por esa vía sería sumamente aburrido. Por ello mismo, aún cuando durante unas centésimas de segundo se ha ofendido, sin dejar de caminar por nada del mundo, prosigue lo que ahora ya no es un juego... Ahora es una especie de duelo en el que ambas partes quieren ceder y, al mismo tiempo, distanciarse. Cuán irónico, pero cierto:
-A eso había llegado por mi propia cuenta, Violine... Y no tengo intención de quitártelo, te sienta bien y es tuyo... Seré muchas cosas, pero no un ladrón, eso te lo puedo asegurar. -Además, ¿para qué quiere él un pañuelo si puede comprarse cientos como ese? Es demasiado ilógico, pero una buena forma de justificar el hecho de cederle intimidad y cierta libertad a la pelirroja... Otra cosa es que la joven se de cuenta de esa serie de gestos inconscientes que va realizando sin pretenderlo. No puede evitar alzar una ceja cuando la escucha hablar de los gitanos, deteniéndose unos instantes y "obligándola", es decir, mirándola fijamente hasta que ella responde a la susodicha mirada, a encararle.- ¿Añoras la libertad, Violine...? ¿Añoras tocar el violín al aire libre, pasear con ese niño o simplemente dedicarte a ver pasar la vida bajo tus decisiones...? Porque yo no te exijo nada más que tus noches, lo que hagas con las mañanas y las tardes es decisión tuya... Considéralo una ventaja por ser yo quién te mantiene y tú quién me mantienes a mí.
Un extraño matiz se apodera de su voz cuando menciona esa última frase, obligándole a fruncir el ceño, extrañado de sí mismo... Solo lo ha dicho en el sentido alimenticio, ¿verdad? Sí, seguro...
Decide ignorar las dudas y echar a andar de nuevo, escuchando las posterior retahila de frases por parte de Violine. Y, para probable sorpresa de ella, todavía afectado por lo que acaba de decir hace escasos segundos, no es otra respuesta sin sentido, otra charla vanal y sin sustancia, lo que Violine recibe:
-¿Te has parado a pensar que no sepa verlo desde tu punto de vista, Violine...? ¿Que no sepa ver qué es lo que estoy desvirtualizando, como bien dices? -Preguntas retóricas, porque él se espera una respuesta totalmente negativa... Ahora bien, le resultaba complicado anticiparse a la joven sin poderes de por medio, algo que hacía la situación emocionante e inquietante a la vez. - Quizá me encuentre cómodo en esta ignorancia, como dices... Pero, igual que en el teatro, en la vida cada cual tiene su opinión. Tú tienes la tuya, yo la mía, fin de la historia. -Pese a que intenta sonar tajante y cortar el tema, sabe que no lo ha logrado, que en su voz o en su mirada deja el margen el diálogo abierto... Un diálogo que, por este camino, puedes desetabilizarle pero que, al mismo tiempo, decide no rechazar, dejando que las cosas sean como tienen que ser.
Finalmente alcanzan la orqeusta, y él se detiene, escuchando a los diversos músicos... Ninguno se acerca por talento a lo que ha escuchado en manos de Violine, y mucho menos se acercan en expresividad... Y así, sin pensarlo siquiera, ligeramente ensimismado, dejando ver de forma fugaz y efímera la sombra de lo que una vez fue, habla de nuevo:
-Solías tocar más en solitario porque ninguno podrá comprender jamás lo que expresas cuando tocas... No hay mejor amigo que aquel que no rechista, no responde y que, encima, te entiende y te comprende hasta el punto de invitarte a expresarte a través de él. -Sigue ensimismado, ligeramente ido y, para cuando se da cuenta, agita la cabeza, apartándose de improvisto de Violine. La mira un par de segundos, confuso, antes de echar a andar hacia una zona alejada del circo, peridéndose entre las filas de árboles que suponen los límites del mismo...
¿Qué demonios...?
-A eso había llegado por mi propia cuenta, Violine... Y no tengo intención de quitártelo, te sienta bien y es tuyo... Seré muchas cosas, pero no un ladrón, eso te lo puedo asegurar. -Además, ¿para qué quiere él un pañuelo si puede comprarse cientos como ese? Es demasiado ilógico, pero una buena forma de justificar el hecho de cederle intimidad y cierta libertad a la pelirroja... Otra cosa es que la joven se de cuenta de esa serie de gestos inconscientes que va realizando sin pretenderlo. No puede evitar alzar una ceja cuando la escucha hablar de los gitanos, deteniéndose unos instantes y "obligándola", es decir, mirándola fijamente hasta que ella responde a la susodicha mirada, a encararle.- ¿Añoras la libertad, Violine...? ¿Añoras tocar el violín al aire libre, pasear con ese niño o simplemente dedicarte a ver pasar la vida bajo tus decisiones...? Porque yo no te exijo nada más que tus noches, lo que hagas con las mañanas y las tardes es decisión tuya... Considéralo una ventaja por ser yo quién te mantiene y tú quién me mantienes a mí.
Un extraño matiz se apodera de su voz cuando menciona esa última frase, obligándole a fruncir el ceño, extrañado de sí mismo... Solo lo ha dicho en el sentido alimenticio, ¿verdad? Sí, seguro...
Decide ignorar las dudas y echar a andar de nuevo, escuchando las posterior retahila de frases por parte de Violine. Y, para probable sorpresa de ella, todavía afectado por lo que acaba de decir hace escasos segundos, no es otra respuesta sin sentido, otra charla vanal y sin sustancia, lo que Violine recibe:
-¿Te has parado a pensar que no sepa verlo desde tu punto de vista, Violine...? ¿Que no sepa ver qué es lo que estoy desvirtualizando, como bien dices? -Preguntas retóricas, porque él se espera una respuesta totalmente negativa... Ahora bien, le resultaba complicado anticiparse a la joven sin poderes de por medio, algo que hacía la situación emocionante e inquietante a la vez. - Quizá me encuentre cómodo en esta ignorancia, como dices... Pero, igual que en el teatro, en la vida cada cual tiene su opinión. Tú tienes la tuya, yo la mía, fin de la historia. -Pese a que intenta sonar tajante y cortar el tema, sabe que no lo ha logrado, que en su voz o en su mirada deja el margen el diálogo abierto... Un diálogo que, por este camino, puedes desetabilizarle pero que, al mismo tiempo, decide no rechazar, dejando que las cosas sean como tienen que ser.
Finalmente alcanzan la orqeusta, y él se detiene, escuchando a los diversos músicos... Ninguno se acerca por talento a lo que ha escuchado en manos de Violine, y mucho menos se acercan en expresividad... Y así, sin pensarlo siquiera, ligeramente ensimismado, dejando ver de forma fugaz y efímera la sombra de lo que una vez fue, habla de nuevo:
-Solías tocar más en solitario porque ninguno podrá comprender jamás lo que expresas cuando tocas... No hay mejor amigo que aquel que no rechista, no responde y que, encima, te entiende y te comprende hasta el punto de invitarte a expresarte a través de él. -Sigue ensimismado, ligeramente ido y, para cuando se da cuenta, agita la cabeza, apartándose de improvisto de Violine. La mira un par de segundos, confuso, antes de echar a andar hacia una zona alejada del circo, peridéndose entre las filas de árboles que suponen los límites del mismo...
¿Qué demonios...?
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
-Bien, pues lamento deciros entonces que en ningún momento habíamos acordado que yo tuviera porque hablaros de mi persona... Amén de que no entiendo que veis de interesante en alguien a quien consideráis inferior, amo -Respondió, recalcando el término con el que se había dirigido a él para volver a resaltar las distancias impuestas entre ambos, distancias que él mismo exigía y que ahora le servían a ella para evitar entrar en detalles- Me halaga oír que consideráis que me queda bien, y os pido disculpas si me he explicado mal y os he hecho pensar que os considero un ladrón... Nada más lejos de mi intención, únicamente quería decir que si os desagradaba verme con algo de valor puesto por no ser digna de ello, me lo quitaría con tal de satisfaceros
Se detuvo al tiempo que él, algo intimidada por haberle pillado por sorpresa. Por una mezcla de obligación, deseo inconsciente, e inercia, en efecto le encaró, topándose con una mirada azul que ahora se le antojaba extraña y diferente. Escuchó todo lo que dijo, y también ella misma se preguntó mentalmente si se refería solo al aspecto alimenticio, aunque no exteriorizó esa duda. Durante unos segundos no supo que decir, chocada por aquel cambio brusco, pero finalmente suspiró, encogiéndose una vez más de hombros:
-Sí, mi señor, añoro ser libre... -Asintió- Y extraño hacer todas esas cosas que decís, por supuesto... Pero si créeis que la libertad se reduce solo a eso, estáis muy equivocado[/color] -Añadió con sinceridad- La libertad va mucho más allá... Pero sé que no lo entendéis, porque para ello tendríais que dejar de verme como una hormiga y hacerlo como a una igual, algo que seguramente os parecerá ridículo e inconcebible -Prosiguió en la misma línea, para después observar como echaba a andar, dejándose arrastrar por él- Además, aunque quiera hacer todo eso durante el día, no puedo...
Aquello lo murmuró, para si misma y no para él, avergonzada interiormente... Y es que era cierto, no podía, porque lo que tenía que hacer por las noches la dejaba agotada durante el día, por causa de su silenciosa enfermedad, y por eso solía quedarse en el mismo reservado, sin salir de la cama... Algo que, por supuesto, no tenía intención de confesarle a él, junto a quien seguía caminando en dirección a la orquesta y, una vez más, sorprendiéndose por esa cambiante actitud:
-Oh, por supuesto que me he parado a pensarlo... Pero es más fácil que abráis vuestra mente si sois vos mismo quien lo admitís, a si yo soy quien os lo dice -Sonrió, en una mezcla de amargura y condescendencia, que quedaba extrañamanete armoniosa- La diferencia es que las opiniones que tenemos sobre el teatro no tienen porque condicionar nuestras equivocaciones en la vida, y podemos rectificar con menos costo que cuando erramos en esta última... De todas formas la mayoría está cómodo siendo ignorante, adaptarse a la realidad supone esfuerzo y a veces dolor, y es un precio que pocos pagan.
Sin embargo, toda la determinación con la que ha ido hablando desapareció en cuanto él dijo eso último, dejándola literalmente sin palabras... ¿Cómo podía ser qué él, siendo supuestamente frío e indiferente, comprendiiera de forma tan exacta como se siente ella respecto a la músia? Al sostenerle la mirada lo supo enseguida, supo porque era así, y eso fue lo que la instó a seguirle corriendo, aun cuando la había soltado, alcanzándole a la altura de aquellos árboles:
-Ni yo misma lo habría explicado mejor... -Susurró, posando una mano en su hombro, y llevándose a otra al pecho, jadeando por un esfuerzo que para otro sería nimio- ¿Os encontráis bien?
Se detuvo al tiempo que él, algo intimidada por haberle pillado por sorpresa. Por una mezcla de obligación, deseo inconsciente, e inercia, en efecto le encaró, topándose con una mirada azul que ahora se le antojaba extraña y diferente. Escuchó todo lo que dijo, y también ella misma se preguntó mentalmente si se refería solo al aspecto alimenticio, aunque no exteriorizó esa duda. Durante unos segundos no supo que decir, chocada por aquel cambio brusco, pero finalmente suspiró, encogiéndose una vez más de hombros:
-Sí, mi señor, añoro ser libre... -Asintió- Y extraño hacer todas esas cosas que decís, por supuesto... Pero si créeis que la libertad se reduce solo a eso, estáis muy equivocado[/color] -Añadió con sinceridad- La libertad va mucho más allá... Pero sé que no lo entendéis, porque para ello tendríais que dejar de verme como una hormiga y hacerlo como a una igual, algo que seguramente os parecerá ridículo e inconcebible -Prosiguió en la misma línea, para después observar como echaba a andar, dejándose arrastrar por él- Además, aunque quiera hacer todo eso durante el día, no puedo...
Aquello lo murmuró, para si misma y no para él, avergonzada interiormente... Y es que era cierto, no podía, porque lo que tenía que hacer por las noches la dejaba agotada durante el día, por causa de su silenciosa enfermedad, y por eso solía quedarse en el mismo reservado, sin salir de la cama... Algo que, por supuesto, no tenía intención de confesarle a él, junto a quien seguía caminando en dirección a la orquesta y, una vez más, sorprendiéndose por esa cambiante actitud:
-Oh, por supuesto que me he parado a pensarlo... Pero es más fácil que abráis vuestra mente si sois vos mismo quien lo admitís, a si yo soy quien os lo dice -Sonrió, en una mezcla de amargura y condescendencia, que quedaba extrañamanete armoniosa- La diferencia es que las opiniones que tenemos sobre el teatro no tienen porque condicionar nuestras equivocaciones en la vida, y podemos rectificar con menos costo que cuando erramos en esta última... De todas formas la mayoría está cómodo siendo ignorante, adaptarse a la realidad supone esfuerzo y a veces dolor, y es un precio que pocos pagan.
Sin embargo, toda la determinación con la que ha ido hablando desapareció en cuanto él dijo eso último, dejándola literalmente sin palabras... ¿Cómo podía ser qué él, siendo supuestamente frío e indiferente, comprendiiera de forma tan exacta como se siente ella respecto a la músia? Al sostenerle la mirada lo supo enseguida, supo porque era así, y eso fue lo que la instó a seguirle corriendo, aun cuando la había soltado, alcanzándole a la altura de aquellos árboles:
-Ni yo misma lo habría explicado mejor... -Susurró, posando una mano en su hombro, y llevándose a otra al pecho, jadeando por un esfuerzo que para otro sería nimio- ¿Os encontráis bien?
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Re: Bohémienne... [Privado]
No es que haya corrido como alma que lleva el Diablo ni mucho menos, así como tampoco se ha agotado lo más mínimo.. Ha echado a andar de forma más rápida y directa, esquivando un árbol, otro y otro más, dispuesto a perderse hasta alcanzar las lindes del bosque y, con algo de suerte, poder ordenarse, reflexionar y saber qué es lo que le está ocurriendo.
Sin embargo no tarda en arrepentirse de haber echado a correr del todo cuando nota la mano en su hombro, seguida de la voz de Violine. Sus primeras palabras, en efecto, no le ayudan lo más mínimo, aumentando esa sensación de turbidez, de opresión, que se apodera en su pecho y su garganta. No se gira, el rostro ligeramente cabizbajo y la mirada perdida en el suelo cubierto por la hojarrasca y algunas hojas muertas, sintiendo ardiente el contacto de la mano de la joven. Ante su pregunta respira profundamente, un gesto no necesario pero que, sin remisión, sigue arrastrando desde que era un humano:
-Aparta la mano, por favor. -¿Ha dicho por favor? Debe estar enfermo, sí, debe de tener algún tipo de enfermedad mental que le esté obligando a decir esas dos palabras... Pero interiormente sabe que no, que lo único que está sucediendo es que se ha dejado llevar y ha hablado más de la cuenta, reflejando algo, un tenue brillo que sigue vivo, a través de la bestia sin escrúpulos ni sentimientos...
Y la única culpable para algunos o santa para otros, es la mujer que tiene detrás. No tarda ni dos segundos en dar un paso al frente y deshacer el contacto, caminando hacia un árbol rozando con sus uñas la corteza del mismo y dejando un surco, rodeándolo una, otra, y otra vez, como si al dar vueltas de forma literal fuese capaz de dejar de hacerlo en su interior, de ordenarse, de estructurarse... Pero, cuando se quiere dar cuenta, se ha parado justo a su altura, mirándola fijamente, a escasos dos metros. La batalla la gana la humanidad, que no la guerra, y él, sin poder siquiera controlarse, abre la boca:
-Yo me siento igual. -Ya lo ha dicho, lo ha soltado... Una frase que parecía obvia en sus gestos o en su mirada, que quizá pueda resultar insignificante para cualquiera... pero que, para él, es un hecho de tal magnitud que no olvidará en días, y de tal peligrosidad interna que, con total seguridad, tendrá que andarse con mucho ojo. Sin embargo, no es ese el caso ahora cuando aparta la mirada y gira de nuevo de cara al árbol apoyando la frente en él, dando un pequeño margen de actuación a ese ser reprimido y golpeado hasta la saciedad que era él en sus tiempos.- Nunca podré admitir verte como una igual, traicionáis por naturaleza, matáis por dinero o placer, venderiaís vuestra alma misma por algo incierto, como tú misma has hecho... Yo soy la encarnación de todo eso, yo soy el que os tiene que dar una lección de humildad... Pisoteandoos dejo claro que nadie puede librarse de ser pisoteado... O, al menos eso, creo. -Susurra con la voz apagada, ronca y átona, sin matiz alguno en su voz, pero eso sí, cargado de una emoción tan intensa, tan profunda, que es capaz de estremecer...
Amargura, en el más puro y doloroso sentido de la palabra. La amargura de la desesperanza, del dolor, de las mentiras, las falsedades y las traiciones... De todo aquello que ha tenido que vivir por ser lo que es y, sobretodo, de las pocas ganas, de la inseguridad, que esa forma de vida le genera, viendo que, en efecto, no lleva a ninguna parte y que lo único que consigue es asemejarse a aquello que desprecia.
Sin embargo no tarda en arrepentirse de haber echado a correr del todo cuando nota la mano en su hombro, seguida de la voz de Violine. Sus primeras palabras, en efecto, no le ayudan lo más mínimo, aumentando esa sensación de turbidez, de opresión, que se apodera en su pecho y su garganta. No se gira, el rostro ligeramente cabizbajo y la mirada perdida en el suelo cubierto por la hojarrasca y algunas hojas muertas, sintiendo ardiente el contacto de la mano de la joven. Ante su pregunta respira profundamente, un gesto no necesario pero que, sin remisión, sigue arrastrando desde que era un humano:
-Aparta la mano, por favor. -¿Ha dicho por favor? Debe estar enfermo, sí, debe de tener algún tipo de enfermedad mental que le esté obligando a decir esas dos palabras... Pero interiormente sabe que no, que lo único que está sucediendo es que se ha dejado llevar y ha hablado más de la cuenta, reflejando algo, un tenue brillo que sigue vivo, a través de la bestia sin escrúpulos ni sentimientos...
Y la única culpable para algunos o santa para otros, es la mujer que tiene detrás. No tarda ni dos segundos en dar un paso al frente y deshacer el contacto, caminando hacia un árbol rozando con sus uñas la corteza del mismo y dejando un surco, rodeándolo una, otra, y otra vez, como si al dar vueltas de forma literal fuese capaz de dejar de hacerlo en su interior, de ordenarse, de estructurarse... Pero, cuando se quiere dar cuenta, se ha parado justo a su altura, mirándola fijamente, a escasos dos metros. La batalla la gana la humanidad, que no la guerra, y él, sin poder siquiera controlarse, abre la boca:
-Yo me siento igual. -Ya lo ha dicho, lo ha soltado... Una frase que parecía obvia en sus gestos o en su mirada, que quizá pueda resultar insignificante para cualquiera... pero que, para él, es un hecho de tal magnitud que no olvidará en días, y de tal peligrosidad interna que, con total seguridad, tendrá que andarse con mucho ojo. Sin embargo, no es ese el caso ahora cuando aparta la mirada y gira de nuevo de cara al árbol apoyando la frente en él, dando un pequeño margen de actuación a ese ser reprimido y golpeado hasta la saciedad que era él en sus tiempos.- Nunca podré admitir verte como una igual, traicionáis por naturaleza, matáis por dinero o placer, venderiaís vuestra alma misma por algo incierto, como tú misma has hecho... Yo soy la encarnación de todo eso, yo soy el que os tiene que dar una lección de humildad... Pisoteandoos dejo claro que nadie puede librarse de ser pisoteado... O, al menos eso, creo. -Susurra con la voz apagada, ronca y átona, sin matiz alguno en su voz, pero eso sí, cargado de una emoción tan intensa, tan profunda, que es capaz de estremecer...
Amargura, en el más puro y doloroso sentido de la palabra. La amargura de la desesperanza, del dolor, de las mentiras, las falsedades y las traiciones... De todo aquello que ha tenido que vivir por ser lo que es y, sobretodo, de las pocas ganas, de la inseguridad, que esa forma de vida le genera, viendo que, en efecto, no lleva a ninguna parte y que lo único que consigue es asemejarse a aquello que desprecia.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
Él no ha corrido, pero sigue siendo más rápido que ella, quien sí ha tenido que hacerlo para poder alcanzarle. Una persona normal no tendría que haberse agotado por un esfuerzo tan mínimo, pero la salud de Violine hacía que no fuera normal en ese aspecto y que ahora siguiera intentando recuperar del todo el aliento, con la vista algo emborronada por el leve mareo que la recorría. Logró poco a poco volver a encontrarse en sus plenas facultades, pocas pero suficientes, en lo que él deshizo el contacto que, tras haberle pedido por favor, que lo hiciera, no le había dado tiempo a ello.
Por favor, sí, había oído bien, no estaba sorda... Y eso hizo que prestase aún más atención a lo que viniera después, siguiéndole con la mirada en su trayectoria dando vueltas por el árbol. No la ayudaba a no volver a marearse, pero por suerte él se detuvo, algo que agradeció interiormente. Correspondió a su mirada, expectante, sabedora de que seguramente lo que oyera aquella noche no tendría oportunidad de que lo repitiera, a menos que jugase muy bien sus cartas. Y, cuando le dijo aquello, sonrió, esta vez de forma comprensiva, asintiendo:
-Lo sé -Dijo, simple y llanamente, sin añadidos innecesarios. Lo sabía, sí, por eso había hecho el esfuerzo de alcanzarle, de correr hacia él, en lugar de dejarle marchar y aprovechar lo que le quedaba de noche libre. Lo sabía desde que él tocó aquel piano, instándola así a seguir con aquella locura, y hoy había tenido la confirmación.
Se quedó completamente quieta, inmóvil en el mismo sitio, cuando él le dio la espalda, escuchando todo lo que tenía que decir. Suponía que sería algo así, pero eso no quitaba que le resultase triste ver que no se había equivocado, que era esa la visión, pesimista y desesperanzadora, que tenía del mundo. Suspiró con tristeza, abrumada por la carga emocional que sus palabras, en apariencia átonas, poseían, y guardó silencio durante un largo rato... Varios minutos transcurrieron, en lo que le daba un respetuoso margen de tiempo de intimidad, sin importunarle con cualquier réplica, hasta que finalmente se atrevió a hablar:
-Si uno tiene un gran cesto de manzanas, y cinco están podridas... ¿Debe tirarlas todas, o desechar las malas y quedarse con las que se encuentran en perfectas condiciones? Creo que por sentido común, es lo segundo, ya que porque una parte del todo esté mal no significa que la otra no pueda estar bien... -Era una comparación más que obvia, pero que le servía para llegar al punto concreto- La humanidad es un concepto abstracto, complejo, y amplio... Y aquello que lo conforma es variable, perecedero y cambiante, una serie de patrones diferentes que no tienen ni porque poseer similitudes entre sí. Lo ideal sería que todos tuvieran consciencia de que deben ser uno con la humanidad, y la humanidad ser una con el universo... Pero por desgracia no es así. Sin embargo, por que una parte de los que forman parte de la humanidad haga todo aquello que decís, es injusto y estúpido considerar que el resto también tiene que seguir ese mismo patrón. -Dijo, dando así explicación a la simple metáfora que había empleado antes- Además, comportaros igual o peor que aquellos que han hecho que tengáis una visión negativa y generalista, solo os convierte en eso mismo, alguien igual o peor... ¿Tiene sentido que si detestáis un comportamiento lo adopteis magnificado incluso? Es imposible hacer escarmentar a otros por algo que uno mismo hace... -Porque, y eso Jared seguro que lo sabía, así solo se justificaba a las personas a seguir haciendo lo mismo, y así no existía escarmiento alguno- Y decidme... ¿Realmente siempre vuestros objetivos merecen serlo? ¿Realmente son siempre personas que hacen todo aquello que decís? ¿Os atreveríais a afirmar que ninguno de aquellos a los que habéis pisoteado era inocente? Nadie puede dar una lección que no ha aparendido, y vos, Jared, no sois precisamente humilde...
Era la primera vez que le llamaba por su nombre, o bueno, por el nombre que había adoptado. Sabía que él tenía que haber ostentado muchos otros habiendo vivido tanto tiempo como parecía, y sabía que ese no sería el real, igual que Violine tampoco era el suyo... Pero eso no era lo recalcable, sino el hecho de que hubiera abandonado por un instante el protocolo de respeto a alguien superior y, aunque siguiera tratándole con exquisita educación, estaba claro que ahora mismo no se encontraba en una actitud sumisa. Dio un par de pasos hacia él, mordiéndose el labio inferior en un intento de coger las fuerzas que necesitaba para poder decir lo que estaba apunto de añadir:
-Os equivocáis si créeis que es mi alma lo que poséeis de mí... -Susurró, en lo que el viento azotó esas palabras, sus ígneos cabellos, y su olor hacia la nuca del vampiro- ...Y también erráis pensando que lo que os he dado, ha sido a cambio de algo incierto...
Por favor, sí, había oído bien, no estaba sorda... Y eso hizo que prestase aún más atención a lo que viniera después, siguiéndole con la mirada en su trayectoria dando vueltas por el árbol. No la ayudaba a no volver a marearse, pero por suerte él se detuvo, algo que agradeció interiormente. Correspondió a su mirada, expectante, sabedora de que seguramente lo que oyera aquella noche no tendría oportunidad de que lo repitiera, a menos que jugase muy bien sus cartas. Y, cuando le dijo aquello, sonrió, esta vez de forma comprensiva, asintiendo:
-Lo sé -Dijo, simple y llanamente, sin añadidos innecesarios. Lo sabía, sí, por eso había hecho el esfuerzo de alcanzarle, de correr hacia él, en lugar de dejarle marchar y aprovechar lo que le quedaba de noche libre. Lo sabía desde que él tocó aquel piano, instándola así a seguir con aquella locura, y hoy había tenido la confirmación.
Se quedó completamente quieta, inmóvil en el mismo sitio, cuando él le dio la espalda, escuchando todo lo que tenía que decir. Suponía que sería algo así, pero eso no quitaba que le resultase triste ver que no se había equivocado, que era esa la visión, pesimista y desesperanzadora, que tenía del mundo. Suspiró con tristeza, abrumada por la carga emocional que sus palabras, en apariencia átonas, poseían, y guardó silencio durante un largo rato... Varios minutos transcurrieron, en lo que le daba un respetuoso margen de tiempo de intimidad, sin importunarle con cualquier réplica, hasta que finalmente se atrevió a hablar:
-Si uno tiene un gran cesto de manzanas, y cinco están podridas... ¿Debe tirarlas todas, o desechar las malas y quedarse con las que se encuentran en perfectas condiciones? Creo que por sentido común, es lo segundo, ya que porque una parte del todo esté mal no significa que la otra no pueda estar bien... -Era una comparación más que obvia, pero que le servía para llegar al punto concreto- La humanidad es un concepto abstracto, complejo, y amplio... Y aquello que lo conforma es variable, perecedero y cambiante, una serie de patrones diferentes que no tienen ni porque poseer similitudes entre sí. Lo ideal sería que todos tuvieran consciencia de que deben ser uno con la humanidad, y la humanidad ser una con el universo... Pero por desgracia no es así. Sin embargo, por que una parte de los que forman parte de la humanidad haga todo aquello que decís, es injusto y estúpido considerar que el resto también tiene que seguir ese mismo patrón. -Dijo, dando así explicación a la simple metáfora que había empleado antes- Además, comportaros igual o peor que aquellos que han hecho que tengáis una visión negativa y generalista, solo os convierte en eso mismo, alguien igual o peor... ¿Tiene sentido que si detestáis un comportamiento lo adopteis magnificado incluso? Es imposible hacer escarmentar a otros por algo que uno mismo hace... -Porque, y eso Jared seguro que lo sabía, así solo se justificaba a las personas a seguir haciendo lo mismo, y así no existía escarmiento alguno- Y decidme... ¿Realmente siempre vuestros objetivos merecen serlo? ¿Realmente son siempre personas que hacen todo aquello que decís? ¿Os atreveríais a afirmar que ninguno de aquellos a los que habéis pisoteado era inocente? Nadie puede dar una lección que no ha aparendido, y vos, Jared, no sois precisamente humilde...
Era la primera vez que le llamaba por su nombre, o bueno, por el nombre que había adoptado. Sabía que él tenía que haber ostentado muchos otros habiendo vivido tanto tiempo como parecía, y sabía que ese no sería el real, igual que Violine tampoco era el suyo... Pero eso no era lo recalcable, sino el hecho de que hubiera abandonado por un instante el protocolo de respeto a alguien superior y, aunque siguiera tratándole con exquisita educación, estaba claro que ahora mismo no se encontraba en una actitud sumisa. Dio un par de pasos hacia él, mordiéndose el labio inferior en un intento de coger las fuerzas que necesitaba para poder decir lo que estaba apunto de añadir:
-Os equivocáis si créeis que es mi alma lo que poséeis de mí... -Susurró, en lo que el viento azotó esas palabras, sus ígneos cabellos, y su olor hacia la nuca del vampiro- ...Y también erráis pensando que lo que os he dado, ha sido a cambio de algo incierto...
Violine- Gitano
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Re: Bohémienne... [Privado]
Claro que lo sabía... Pero es ahora cuando se da cuenta de la jugada de Violine. No había dicho en vano antes que era mejor afirmarlo por uno mismo que hacérselo ver, admitirlo que únicamente verlo... Y ahora él le estaba admitiendo que, a grandes rasgos, no eran tan diferentes. Sí, el sería un vampiro y ella una humana, él tendría poder, dinero y fama y ella era una muñeca más a sus servicios... Pero ambos tenían heridas en el alma que continúaban supurando sin remisión, escondidas entre toneladas de barreras y gestos ocultos que, en ocasiones, no eran suficientes cuando uno se encontraba cara a cara con otro igual... Y es que quizá no se vea la propia cojera, pero bien seguro es que sí se ve la cojera ajena, como Violine comienza a hacer con él.
Parpadea un par de veces, los ojos ligeramente abiertos, sus dus dos dagas índigo perdidas en un punto concreto de la corteza, una mirada tan nublada, tan trémula y antigua que asusta... Y es que lo que va diciendo la joven humana son verdades tan obvias que aceptarlas le provoca dolor. Y lo peor de todo es que esa parte de él mismo, esa humanidad renqueante, ya sabía todo aquello cuando comenzó a sembrar el caos y el desconcierto, sustituyéndolo después por control y placer. Ahora bien, eso no quita que afrontar la situación y todas las atrocidades de su vida le resulte fácil, más bien lo contrario, le resulta imposible... Tiene que digerir demasiadas cosas, recordar demasiados hechos y aceptar demasiados errores como para hacerlo todo de una única tanda. Tanto miedo tiene, porque sí, lo que Jared ahora mismo siente es miedo, que intenta rebatir unos argumentos verídicos y demasiado obvios como buenamente puede, comenzando a temblar lgieramente, crispando sus dedos sobre la corteza del árbol, provocando más surcos con sus diamantinas uñas:
-Siempre terminan por podrirse, todas, lo he visto, uno tras otro... -Desvaría, palabras sinceras pero mal estructuradas, demostrando que, en efecto, no puede defenderse ante tales ayudas, no puede colocar ningún mecanismo de autoprotección, dejando que ese doloroso desinfectante se extienda por sus venas como si de un ácido beneficioso a largo plazo se tratara.
Humildad. Una simple palabra, apenas unas pocas letras, y con un significado tan sumamente importante. Humildad. Hasta pensada sonaba relativamente bien, y sorprendente era lo complicado que era tener esa cualidad, esa capacidad de sentirse inferior o igual a alguien, de no creer en nadie superior, y vivir con ello con toda la felicidad del mundo... Pero, ¿cómo va a tener eso? ¿Cómo, después de todo lo que ha tenido que vivir? No le sirvió la humildad para evitar la quema, no le sirvió la compasión y el buen ser para evitar la entrada a su casa entre chillidos de "Bruja" y "Demonio", observando como la secuestraban... No, no le sirvió, y tampoco fue humildad lo que vio en aquellos ojos que encendían la antorcha, en esos abucheos mientras la carne chisporroteaba y ardía, mientras que una vida inocente se extinguía...
No le sirvió para nada, ¿por qué iba a tenerla ahora? ¿Por qué, por todos los demonios, iba a recuperarla...? Carecía de lógica alguna, y lo más triste de todo era que esa parte de su ser quería, a toda costa, recuperarla. En cambio las últimas palabras de Violine lo sacan de ese eterno debate entre el bien y el mal personificados, de esa lucha constante sin vencedor claro. Se gira como un resorte, clavando unos ojos azules, ahora de un color semejante más a un rayo, electrizantes, en los grises de Violine:
-¿Y qué tengo, Violine, qué...? ¿De qué me sirve un cuerpo si ni siquiera soy capaz de disfrutar, Dios, de qué...? ¿Qué, por lo que más quieras, qué te he dado...? -Susurra con la voz ligeramente rota, un contraste brutal con su rostro perfectamente esculpido, impasible y gélido como el hielo... Y es que Jared no entiende, no comprende...
Que lo que le ha dado a la joven, es un ser humano.
Parpadea un par de veces, los ojos ligeramente abiertos, sus dus dos dagas índigo perdidas en un punto concreto de la corteza, una mirada tan nublada, tan trémula y antigua que asusta... Y es que lo que va diciendo la joven humana son verdades tan obvias que aceptarlas le provoca dolor. Y lo peor de todo es que esa parte de él mismo, esa humanidad renqueante, ya sabía todo aquello cuando comenzó a sembrar el caos y el desconcierto, sustituyéndolo después por control y placer. Ahora bien, eso no quita que afrontar la situación y todas las atrocidades de su vida le resulte fácil, más bien lo contrario, le resulta imposible... Tiene que digerir demasiadas cosas, recordar demasiados hechos y aceptar demasiados errores como para hacerlo todo de una única tanda. Tanto miedo tiene, porque sí, lo que Jared ahora mismo siente es miedo, que intenta rebatir unos argumentos verídicos y demasiado obvios como buenamente puede, comenzando a temblar lgieramente, crispando sus dedos sobre la corteza del árbol, provocando más surcos con sus diamantinas uñas:
-Siempre terminan por podrirse, todas, lo he visto, uno tras otro... -Desvaría, palabras sinceras pero mal estructuradas, demostrando que, en efecto, no puede defenderse ante tales ayudas, no puede colocar ningún mecanismo de autoprotección, dejando que ese doloroso desinfectante se extienda por sus venas como si de un ácido beneficioso a largo plazo se tratara.
Humildad. Una simple palabra, apenas unas pocas letras, y con un significado tan sumamente importante. Humildad. Hasta pensada sonaba relativamente bien, y sorprendente era lo complicado que era tener esa cualidad, esa capacidad de sentirse inferior o igual a alguien, de no creer en nadie superior, y vivir con ello con toda la felicidad del mundo... Pero, ¿cómo va a tener eso? ¿Cómo, después de todo lo que ha tenido que vivir? No le sirvió la humildad para evitar la quema, no le sirvió la compasión y el buen ser para evitar la entrada a su casa entre chillidos de "Bruja" y "Demonio", observando como la secuestraban... No, no le sirvió, y tampoco fue humildad lo que vio en aquellos ojos que encendían la antorcha, en esos abucheos mientras la carne chisporroteaba y ardía, mientras que una vida inocente se extinguía...
No le sirvió para nada, ¿por qué iba a tenerla ahora? ¿Por qué, por todos los demonios, iba a recuperarla...? Carecía de lógica alguna, y lo más triste de todo era que esa parte de su ser quería, a toda costa, recuperarla. En cambio las últimas palabras de Violine lo sacan de ese eterno debate entre el bien y el mal personificados, de esa lucha constante sin vencedor claro. Se gira como un resorte, clavando unos ojos azules, ahora de un color semejante más a un rayo, electrizantes, en los grises de Violine:
-¿Y qué tengo, Violine, qué...? ¿De qué me sirve un cuerpo si ni siquiera soy capaz de disfrutar, Dios, de qué...? ¿Qué, por lo que más quieras, qué te he dado...? -Susurra con la voz ligeramente rota, un contraste brutal con su rostro perfectamente esculpido, impasible y gélido como el hielo... Y es que Jared no entiende, no comprende...
Que lo que le ha dado a la joven, es un ser humano.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
Violine esperó, de nuevo en silencio, inmóvil a la espalda de Jared, con escasos centímetros de distancia entre ambos. Sabía que ahora tenía que dejarle a él digerir todo lo que había dicho, puesto que las verdades, muchas veces, dolían. Sabía que debía callar, darle tiempo para asimilar la losa de la realidad que caía sobre él. Y sabía que no lo conseguiría a la primera, que negaría lo innegable si era necesario, con tal de no pasar por el tortuoso camino de la culpabilidad y la aceptación de los propios errores. Pero sabía también que todo lo que hoy había escuchado, ni mañana, ni pasado, ni nunca, lo olvidaría...
Escuchó esa frase, negativa, generalista, falsamante empírica... Algo que ya esperaba, y ante lo cual negó con la cabeza. Jared sabía seguro que eso no era cierto y que muchos de aquellos a los que había visto pudrirse sin excepción, habían seguido los pasos que él mismo había marcado, no hacía falta que se lo dijera, que se lo rebatiera, porque con todo lo que le había dicho antes era bastante, al menos por hoy... Por ello, en lugar de tirarle abajo un argumento que ya había caído por si solo de lo mal estructurado que estaba, decidió darle una esperanza, que quizá ahora no viese como tal, pero que abría un abanico de posibilidades futuras:
-Esta vez veréis que no sucede así... -Afirmó, segura de sus palabras, como haciéndole una promesa que él no había pedido pero ella creía que necesitaba escuchar. Era obvio que se refería a ella misma, a que no dejaría que la putrefacción de la que él hablaba corrompiera su alma... No, aguantaría lo que fuera necesario, ahora sabía que tenía que hacerlo, que no había marcha atrás, aunque el dolor y la humillación fuesen a estar presentes en ese destino que acababa de firmar con esas palabras, como si de tinta imborrable se tratara.
Y, tras ese juramento, silencio. El viento aumentó ligeramente su fuerza, azotando aún más los ígneos mechones de su larga cabellera, hacia delante, hacia él... Su aroma se mezclaba con el de los árboles y la noche, creando un extraño perfume. Cerró los ojos, intentando no perder ahora la voluntad recuperada, y los abrió al sentir como Jared se giraba hacia ella, escuchando sus preguntas y sosteniéndole la mirada, con sus irises grises ahora brillando comprensivos, compasivos, confidentes...
-A eso, Jared, yo no puedo responderos... -Dijo, pese a que intuía la respuesta- ...sois vos quien tenéis que descubrirlo, pasando por todo el dolor que lograrlo supondría... -Añadió, esbozando una cálida sonrisa- Lo único que puedo deciros es que, por voluntad propia, estoy aquí...
Escuchó esa frase, negativa, generalista, falsamante empírica... Algo que ya esperaba, y ante lo cual negó con la cabeza. Jared sabía seguro que eso no era cierto y que muchos de aquellos a los que había visto pudrirse sin excepción, habían seguido los pasos que él mismo había marcado, no hacía falta que se lo dijera, que se lo rebatiera, porque con todo lo que le había dicho antes era bastante, al menos por hoy... Por ello, en lugar de tirarle abajo un argumento que ya había caído por si solo de lo mal estructurado que estaba, decidió darle una esperanza, que quizá ahora no viese como tal, pero que abría un abanico de posibilidades futuras:
-Esta vez veréis que no sucede así... -Afirmó, segura de sus palabras, como haciéndole una promesa que él no había pedido pero ella creía que necesitaba escuchar. Era obvio que se refería a ella misma, a que no dejaría que la putrefacción de la que él hablaba corrompiera su alma... No, aguantaría lo que fuera necesario, ahora sabía que tenía que hacerlo, que no había marcha atrás, aunque el dolor y la humillación fuesen a estar presentes en ese destino que acababa de firmar con esas palabras, como si de tinta imborrable se tratara.
Y, tras ese juramento, silencio. El viento aumentó ligeramente su fuerza, azotando aún más los ígneos mechones de su larga cabellera, hacia delante, hacia él... Su aroma se mezclaba con el de los árboles y la noche, creando un extraño perfume. Cerró los ojos, intentando no perder ahora la voluntad recuperada, y los abrió al sentir como Jared se giraba hacia ella, escuchando sus preguntas y sosteniéndole la mirada, con sus irises grises ahora brillando comprensivos, compasivos, confidentes...
-A eso, Jared, yo no puedo responderos... -Dijo, pese a que intuía la respuesta- ...sois vos quien tenéis que descubrirlo, pasando por todo el dolor que lograrlo supondría... -Añadió, esbozando una cálida sonrisa- Lo único que puedo deciros es que, por voluntad propia, estoy aquí...
Violine- Gitano
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Re: Bohémienne... [Privado]
Parpadea una única vez a la primera frase de Violine, no entendiendo a qué se está refiriendo... O mejor dicho, no siendo capaz de comprender la magnitud de lo que la joven pelirroja acaba de decir con total naturalidad. Porque a él, eso, le ha sonado a promesa... Y por la mirada de Violine así ha sido, le ha prometido hacerle ver las cosas de una forma distinta, ver que, aún con manzanas podridas, siempre quedan sanas, siempre quedan personas que merecen vivir y ser felices...
¿Acaso eso existe? Ahora mismo no sabe que pensar, su mente un mar de tormentosas dudas que azotan sin cesar su razón y su ser. La cosa no acaba ahi, ya que ella vuelve a hablar, siendo incapaz de responderle a su pregunta. Un tinte de deseseperación surca sus ojos azules, uno que desaparece tan rapido como ha aparecido... Y es que, en el fondo, ella tiene razón, como prácticamente siempre. Tiene que descubrir por él mismo que es lo que le da, que es aquello que la hace quedarse a su lado por mera voluntad, aún cuando el sufrimiento para ambos va a estar garantizado. Ahora se encuentra en un momento de demasiada intensidad emocional como para recapacitar y reestructurarse, pero ello no implica que, a la noche siguiente, Violine no vaya a volver a ver a su amo alimentándose de ella sin cuidado alguno, o, al menos, así cree que sucederá, como siempre.
La brisa de aire azota la zona como si de una capital tentación se tratara, trayendo el aroma de Violine hasta sus fosas nasales. Aspira de forma elegante y sumamente seductora, embriagándose por ese dulzón olor entremezclado con el propio aroma de la mujer... Algo que, como es obvio, no ayuda a calmarlo lo más mínimo... De nuevo ese mismo ramalazo que aquella noche, ese repentino deseo hacia la muchacha que no tiene explicación alguna, como si cada vez que sucede algo así, cada vez que ella penetra en lo que sea que hay en su interior, él fuese incapaz de no sentirse atraído por ella, de mantener las barreras y no ceder...
El problema es que, esta vez, sí cede. Así lo demuestra cuando da un paso hacia ella, después otro y, por último, uno más, terminando frente a frente. Su azulada mirada no se desvía de la de Violine, siendo capaz de escuchar los agolpados latidos del corazón de la joven, de sentir la sangre fluir con rapidez, el aroma penetrar de forma más intensa en todo su ser. Uno de sus brazos se estira y la toma de la mano, atrayéndola hacia él de una forma tan perfecta, tan suave, que difícilmente puede rechazarse algo así. La mano libre viaja a la cintura de ella para finalmente enrocar el brazo en la parte baja de su espalda.
Es entonces cuando, ignorando cualquier aviso o precaución de la bestia, el ser humano se dispone a sentir algo positivo más allá del mero placer sexual, acortando las distancias entre ambos rostros, ladeando el propio... Saboreando los labios de Violine por primera vez. Una caricia efímera, sutil, a la que le siguen otras tantas superficiales, rozando los labios de la joven en movimientos constantes de los propios, dictando un compás lento, sin prisa pero sin pausa...
Dejando que sus fríos labios, por una vez, cobren algo de vida.
¿Acaso eso existe? Ahora mismo no sabe que pensar, su mente un mar de tormentosas dudas que azotan sin cesar su razón y su ser. La cosa no acaba ahi, ya que ella vuelve a hablar, siendo incapaz de responderle a su pregunta. Un tinte de deseseperación surca sus ojos azules, uno que desaparece tan rapido como ha aparecido... Y es que, en el fondo, ella tiene razón, como prácticamente siempre. Tiene que descubrir por él mismo que es lo que le da, que es aquello que la hace quedarse a su lado por mera voluntad, aún cuando el sufrimiento para ambos va a estar garantizado. Ahora se encuentra en un momento de demasiada intensidad emocional como para recapacitar y reestructurarse, pero ello no implica que, a la noche siguiente, Violine no vaya a volver a ver a su amo alimentándose de ella sin cuidado alguno, o, al menos, así cree que sucederá, como siempre.
La brisa de aire azota la zona como si de una capital tentación se tratara, trayendo el aroma de Violine hasta sus fosas nasales. Aspira de forma elegante y sumamente seductora, embriagándose por ese dulzón olor entremezclado con el propio aroma de la mujer... Algo que, como es obvio, no ayuda a calmarlo lo más mínimo... De nuevo ese mismo ramalazo que aquella noche, ese repentino deseo hacia la muchacha que no tiene explicación alguna, como si cada vez que sucede algo así, cada vez que ella penetra en lo que sea que hay en su interior, él fuese incapaz de no sentirse atraído por ella, de mantener las barreras y no ceder...
El problema es que, esta vez, sí cede. Así lo demuestra cuando da un paso hacia ella, después otro y, por último, uno más, terminando frente a frente. Su azulada mirada no se desvía de la de Violine, siendo capaz de escuchar los agolpados latidos del corazón de la joven, de sentir la sangre fluir con rapidez, el aroma penetrar de forma más intensa en todo su ser. Uno de sus brazos se estira y la toma de la mano, atrayéndola hacia él de una forma tan perfecta, tan suave, que difícilmente puede rechazarse algo así. La mano libre viaja a la cintura de ella para finalmente enrocar el brazo en la parte baja de su espalda.
Es entonces cuando, ignorando cualquier aviso o precaución de la bestia, el ser humano se dispone a sentir algo positivo más allá del mero placer sexual, acortando las distancias entre ambos rostros, ladeando el propio... Saboreando los labios de Violine por primera vez. Una caricia efímera, sutil, a la que le siguen otras tantas superficiales, rozando los labios de la joven en movimientos constantes de los propios, dictando un compás lento, sin prisa pero sin pausa...
Dejando que sus fríos labios, por una vez, cobren algo de vida.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
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Re: Bohémienne... [Privado]
Los segundos de silencio volvieron a extenderse entre ambos una vez más. Segundos durante los cuales Violine no rompió el contacto visual que mantenía con Jared, intentando leer todas y cada una de las emociones que, estando debilitadas sus barreras, se podían atisbar... Eran momentos que debía aprovechar al máximo si quería sacar fuerzas para seguir con aquello, mediante esas confirmaciones de lo que intuía, de lo que había leído en su mano y escuchado en aquel piano, mediante la prueba de que no estaba luchando en vano.
Sí, Violine era consciente de que era una lucha difícil y llena de riesgos, de que aunque hoy estaba viendo al hombre destrozado y necesitado de su ayuda, mañana podría ver de nuevo al monstruo ansioso de herirla y humillarla; ahora tenía delante a un alma parecida a la suya, con heridas similares pese a lo diferente de las causas, pero la noche siguiente podía encontrarse con su amo y señor, y volver a su posición de inferioridad, que podría sufrir en sus manos y no ser libre... Todo eso lo sabía, pero ahora sabía tambien que no tendría que aguantarlo por nada.
Observó como el vampiro aspiraba el aire que iba cargado de su propio aroma, y como posteriormente daba tres contundentes pasos hacia ella. Aún cuando creyó que lo que pretendía era alimentarse, debido al ramalazo de sed que su olor debía haberle provocado, no se movió. Dejó que se acercara, quedándose quieta, porque había prometido que lo haría, y si eso conllevaba pasar por aquello cada noche, lo haría... Aceptó, algo extrañada por el gesto, su mano, entrelazando sus finos dedos con los contrarios, frios y marmoreos, y dejándose atraer hacia él de forma casi magnética; de igual modo tampoco hizo nada por impedir que la atrayera también por la espalda, aunque aquello le extrañó aín más... Vio el rostro de él aproximarse y, cumpliendo con su predisposición, se llevó la mano libre al pañuelo del cuello con la intención de desatar el nudo que lo ceñía, para darle acceso a este... No pudo reaccionar a tiempo para nada al darse cuenta de que sus intenciones eran muy distintas.
Estupefacta, así fue como la joven se quedó, cuando Jared siguió una trayectoria diferente con sus fríos labios que tantas veces habían sido manchados de sangre... Una trayectoria hasta los suyos propios. Rojizos y carnosos, acorazonados y dignos de toda una muñeca, era la primera vez que, sin embargo, eran probados por otros. Violine tardó varios segundos en recuperarse de la sorpresa y, cuando lo hizo, no supo como debía reaccionar... Despacio, soltó el nudo, sin haberlo desatado, y llevó esa mano hacia el hombro del vampiro, en busca de un apoyo que atenuera esa repentina sensación de que todo le daba vueltas y se iba a desvanecer de no sujetarse a algo, a él más concretamente, quedándose por lo demás completamente inmóvil. Pasaron otros cuantos segundos, en los cuales creyó escuchar a la perfección los latidos de su corazón en crescendo, hasta que se atrevió a, con la timidez característica de la inexperiencia, corresponder a esas caricias de los labios de Jared con los suyos propios, intentando seguir ese ritmo lento y continuo...
Intentando transmitirle el calor y la vida que, de esa forma, parecía reclamar.
Sí, Violine era consciente de que era una lucha difícil y llena de riesgos, de que aunque hoy estaba viendo al hombre destrozado y necesitado de su ayuda, mañana podría ver de nuevo al monstruo ansioso de herirla y humillarla; ahora tenía delante a un alma parecida a la suya, con heridas similares pese a lo diferente de las causas, pero la noche siguiente podía encontrarse con su amo y señor, y volver a su posición de inferioridad, que podría sufrir en sus manos y no ser libre... Todo eso lo sabía, pero ahora sabía tambien que no tendría que aguantarlo por nada.
Observó como el vampiro aspiraba el aire que iba cargado de su propio aroma, y como posteriormente daba tres contundentes pasos hacia ella. Aún cuando creyó que lo que pretendía era alimentarse, debido al ramalazo de sed que su olor debía haberle provocado, no se movió. Dejó que se acercara, quedándose quieta, porque había prometido que lo haría, y si eso conllevaba pasar por aquello cada noche, lo haría... Aceptó, algo extrañada por el gesto, su mano, entrelazando sus finos dedos con los contrarios, frios y marmoreos, y dejándose atraer hacia él de forma casi magnética; de igual modo tampoco hizo nada por impedir que la atrayera también por la espalda, aunque aquello le extrañó aín más... Vio el rostro de él aproximarse y, cumpliendo con su predisposición, se llevó la mano libre al pañuelo del cuello con la intención de desatar el nudo que lo ceñía, para darle acceso a este... No pudo reaccionar a tiempo para nada al darse cuenta de que sus intenciones eran muy distintas.
Estupefacta, así fue como la joven se quedó, cuando Jared siguió una trayectoria diferente con sus fríos labios que tantas veces habían sido manchados de sangre... Una trayectoria hasta los suyos propios. Rojizos y carnosos, acorazonados y dignos de toda una muñeca, era la primera vez que, sin embargo, eran probados por otros. Violine tardó varios segundos en recuperarse de la sorpresa y, cuando lo hizo, no supo como debía reaccionar... Despacio, soltó el nudo, sin haberlo desatado, y llevó esa mano hacia el hombro del vampiro, en busca de un apoyo que atenuera esa repentina sensación de que todo le daba vueltas y se iba a desvanecer de no sujetarse a algo, a él más concretamente, quedándose por lo demás completamente inmóvil. Pasaron otros cuantos segundos, en los cuales creyó escuchar a la perfección los latidos de su corazón en crescendo, hasta que se atrevió a, con la timidez característica de la inexperiencia, corresponder a esas caricias de los labios de Jared con los suyos propios, intentando seguir ese ritmo lento y continuo...
Intentando transmitirle el calor y la vida que, de esa forma, parecía reclamar.
Violine- Gitano
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Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Cualquier persona normal probablemente vacilaría ante las dudas y la quietud de Violine, y es que apenas se ha movido cuando ha comenzado a besarla... Raro, a decir verdad, pero tampoco sería el primer caso que se encuentra así, no solo virgen en la zona más concreta e íntima, si no también en otros campos o gestos... De lo que sí es la primera vez es de encontrarse con alguien dispuesto a aguantar un calvario de forma voluntaria, sin tratos o negocios de por medio. Y es que ya no hay una conversión como promesa ni desesperación como tinta para firmar, ahora hay en juego algo mucho mayor, más complejo y, por lo tanto, complicado: Sus almas, porque no es solo Violine quién tendrá que verla, sino que viceversa la regla se cuple de la misma forma... Semejantes y distintos a la vez, lejanos pero cercanos, posiciones aparentemente imposibles de combinar y que, por casualidades de un destino en el que comienza a creer, terminan por encajar como dos piezas de un mismo puzzle.
No le da demasiadas vueltas, teniendo todos esos pensamientos revoloteando de forma intermiente en su cabeza, cuando Violine, por fin, se decide a corresponderle... Movimientos torpes, inusuales, pero que surgen desde lo más hondo de la joven y que por lo tanto Jared agradece en silencio, manteniéndola sujeta, pegada a él, bebiendo de sus labios, saboreando algo que ningún otro hombre ha probado... La intensidad aumenta de forma paulatina y sus labios comienzan a moverse de forma algo más rápida e incitante, marcando pequeñas marchas para que Violine aprenda y le siga si así lo desea, estrechándola más contra él, eliminando el aire entre ambos cuerpos, acariciando con las puntas de sus colmillos el labio inferior de ella y delineándolo, entre beso y beso, con su lengua...
No hay lujuria ni lascivia en ninguno de los gestos, lo único que existe en este momento, en este mismo instante, son dos personas besándose... No hay vampiro ni muñeca, no hay hombre ni mujer, lo que hay son dos almas comprendiéndose... Un efecto que no Jared no olvidará.
No le da demasiadas vueltas, teniendo todos esos pensamientos revoloteando de forma intermiente en su cabeza, cuando Violine, por fin, se decide a corresponderle... Movimientos torpes, inusuales, pero que surgen desde lo más hondo de la joven y que por lo tanto Jared agradece en silencio, manteniéndola sujeta, pegada a él, bebiendo de sus labios, saboreando algo que ningún otro hombre ha probado... La intensidad aumenta de forma paulatina y sus labios comienzan a moverse de forma algo más rápida e incitante, marcando pequeñas marchas para que Violine aprenda y le siga si así lo desea, estrechándola más contra él, eliminando el aire entre ambos cuerpos, acariciando con las puntas de sus colmillos el labio inferior de ella y delineándolo, entre beso y beso, con su lengua...
No hay lujuria ni lascivia en ninguno de los gestos, lo único que existe en este momento, en este mismo instante, son dos personas besándose... No hay vampiro ni muñeca, no hay hombre ni mujer, lo que hay son dos almas comprendiéndose... Un efecto que no Jared no olvidará.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Si alguna vez Violine había soñado con cómo sería su primer beso, estaba claro que así no era como lo habría imaginado... En una situación semejante y con alguien como Jared la verdad es que no se había visto si quiera. De todas formas, hacía tiempo que la pelirroja se había resignado a asumir que moriría sin conocer ciertos aspectos de la vida que marcaban a toda mujer en su juventud, y uno de ellos era aquel... Sí, siempre pensó que para dar pasos como aquel, tendría primero que haber una implicación emocional y responsable de las dos partes en una relación, de la forma más tradicional y fantasiosa, y que, dado que nadie se implicaría con una enferma, ella se apagaría sin haber brillado con ese tipo de experiencias...
Aquello no quería decir que ahora siguiera fantaseando, soñando con historias de príncipes y princesas como en su adolescencia. De hecho, tenía bastante claro que ese gesto no significaba que la relación de ambos fuese a cambiar, puesto que contaba con la posibilidad de que la noche siguiente todo volviera a ser como antes en la apariencia, y que le costaría ahondar de nuevo en busca de cualquier cambio interno que Jared hubiera sufrido... Sin embargo, también tenía claro que ella ahora mismo sí se estaba implicando emocionalmente con él, y responsabilizándose de aquel acto y sus consecuencias.
La joven apretó la fría mano del vampiro con más fuerza, como si así esta pudiera volverse cálida y vivaz. Se sorprendió cuando él la estrechó más hacia su cuerpo, arqueando levemente la espalda y dejando que la mano que reposaba sobre su hombro alcanzará ahora su nuca, enredando los dedos entre los rubios mechones de su cabello. Trató, con torpeza, de seguir entonces la velocidad que él fue marcando, intentando no perderse en ese aumento gradual pese al estremecimiento que le recorrió cuando su labio inferior comenzó a ser acariciado por algo que dedujo que era la lengua de Jared... A modo de respuesta, Violine entreabrió un poco más los labios, como ofreciéndole así un mayor acceso, invitándole a profundizar más.
Actuaba por inercia, como si Jared activase resortes que saltasen de la forma correcta, pero sin saber qué era exactamente lo que estaba haciendo, ni cómo, ni si era lo que él esperaba. Curiosamente aquello último era lo que más le preocupaba, la posibilidad de hacer algo que pudiera dar a entender que no quería seguir con aquello o que pudiera frenarle a él, quien ahora llevaba la voz cantante... Porque sí, quería seguir con eso, por más que ni se lo esperase ni fuese a lo que se refirió cuando le dijo que estará allí, por su propia voluntad, ella simplemente se referería a aprovechar la oportunidad de revivir su alma. Pero si esta era la forma de lograrlo, lo aceptaba de buen grado, aún cuando aquel gesto seguramente se quedaría grabado en su interior y plantaría la semilla de un futuro sentimiento... Un sentimiento que, si bien le daría más voluntad a seguir adelante, también haría que el sufrimiento que obtuviera después fuese mayor.
Y habiendo aceptado esa consecuencia última, sumada a todo el espiral de posibilidades que si seguía con aquello la envolvería irremediablemente, Violine decidió, en efecto, seguir: Mientras acariciaba la gélida piel de la nuca de Jared, la joven se atrevió a, con la misma timidez que antes, dejar que su lengua acariciase otros labios por primera vez, comenzando a delinear el superior... Una silenciosa manera de decir que, viniera lo que viniera después, estaba segura.
Aquello no quería decir que ahora siguiera fantaseando, soñando con historias de príncipes y princesas como en su adolescencia. De hecho, tenía bastante claro que ese gesto no significaba que la relación de ambos fuese a cambiar, puesto que contaba con la posibilidad de que la noche siguiente todo volviera a ser como antes en la apariencia, y que le costaría ahondar de nuevo en busca de cualquier cambio interno que Jared hubiera sufrido... Sin embargo, también tenía claro que ella ahora mismo sí se estaba implicando emocionalmente con él, y responsabilizándose de aquel acto y sus consecuencias.
La joven apretó la fría mano del vampiro con más fuerza, como si así esta pudiera volverse cálida y vivaz. Se sorprendió cuando él la estrechó más hacia su cuerpo, arqueando levemente la espalda y dejando que la mano que reposaba sobre su hombro alcanzará ahora su nuca, enredando los dedos entre los rubios mechones de su cabello. Trató, con torpeza, de seguir entonces la velocidad que él fue marcando, intentando no perderse en ese aumento gradual pese al estremecimiento que le recorrió cuando su labio inferior comenzó a ser acariciado por algo que dedujo que era la lengua de Jared... A modo de respuesta, Violine entreabrió un poco más los labios, como ofreciéndole así un mayor acceso, invitándole a profundizar más.
Actuaba por inercia, como si Jared activase resortes que saltasen de la forma correcta, pero sin saber qué era exactamente lo que estaba haciendo, ni cómo, ni si era lo que él esperaba. Curiosamente aquello último era lo que más le preocupaba, la posibilidad de hacer algo que pudiera dar a entender que no quería seguir con aquello o que pudiera frenarle a él, quien ahora llevaba la voz cantante... Porque sí, quería seguir con eso, por más que ni se lo esperase ni fuese a lo que se refirió cuando le dijo que estará allí, por su propia voluntad, ella simplemente se referería a aprovechar la oportunidad de revivir su alma. Pero si esta era la forma de lograrlo, lo aceptaba de buen grado, aún cuando aquel gesto seguramente se quedaría grabado en su interior y plantaría la semilla de un futuro sentimiento... Un sentimiento que, si bien le daría más voluntad a seguir adelante, también haría que el sufrimiento que obtuviera después fuese mayor.
Y habiendo aceptado esa consecuencia última, sumada a todo el espiral de posibilidades que si seguía con aquello la envolvería irremediablemente, Violine decidió, en efecto, seguir: Mientras acariciaba la gélida piel de la nuca de Jared, la joven se atrevió a, con la misma timidez que antes, dejar que su lengua acariciase otros labios por primera vez, comenzando a delinear el superior... Una silenciosa manera de decir que, viniera lo que viniera después, estaba segura.
Violine- Gitano
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 28/06/2010
Re: Bohémienne... [Privado]
Demasiado tiempo hacía que no daba un beso de esta índole como para acordarse de las sensaciones que se experimentaban... Y eso, en estos momentos, le pasa factura, pareciendo algo inexperto, un joven muchacho besando por primera vez a la chica que le gusta, sin lograr adoptar ningún tipo de continuidad. Le faltaría sonrojarse si pudiese, pero no puede, está muerto, su corazón no late y, supuestamente, tampoco debería sentir, cosa que ahora mismo está haciendo. Las paradojas de la vida no solo resultaban crueles, sino también satisfactorias en una gran parte de los casos...
¿Quién le iba a decir que estaría esta noche así, besando a Violine sin tapujo o barrera alguna, dando rienda suelta a la atracción que siente por ella, una atracción que nació aquella noche en el reservado? Ni el mejor de los adivinos podría haberlo adivinado, y eso a Jared le agrada y disgusta a partes iguales: Le agrada ver como ella parece ganar seguridad, dispuesta a seguir, y le disgusta esa parte de él que quiere volver a ganar terreno, volver a poner las barreras entre ellos para así sentirse protegido. Una curiosa y fatídica dualidad en la que, de momento, gana la primera parte. En cuanto Voline entreabre los labios él aprovecha y, despacio, va introduciendo su lengua en la boca de ella, profundizando algo más de lo que lo había hecho hasta ahora. La sensación es indescriptible, el explorar una boca hasta ahora inexplorada se mezcla con esa especie de llama ardiente que nace en su pecho y se extiende por todo su cuerpo de forma cálida y vivaz.
Y es en este tipo de momentos, cuando uno piensa en mil cosas diferentes, que una pregunta aparentemente estúpida pero vital para él en una situación así se refleja en su mente. Pese a todo la reserva, entreabriendo sus propios labios y dejando que sea Violine quién durante unos cuantos segundos explore su boca a placer, colando él una mano por debajo del corse y acariciando la desnuda piel de la joven con las yemas de sus fríos dedos... Al menos, hasta que se separa, contrariado y necesitado a la vez, abriendo de nuevo los ojos, brillantes por el deseo y curiosos por la pregunta, una curiosidad que se entremezcla suavemente con un tinte de desesperación.
En apenas un par de movimientos la suelta de la mano, que no de la cintura, y le aparta el pelo del rostro y el cuello, rozando el mismo en el proceso, inclinándose hacia él como si fuese a alimentarse... Pero, en lugar de ello, asciende, despacio, sin prisa alguna hasta alcanzar su oído. Derrama su aliento una única vez para después hablar:
-Violine... Como el violín. No es tu verdadero nombre, de eso estoy seguro... ¿Me concederás ese honor? -Parece una mera pregunta educada y formal, pero en esa parte humana de su ser tiene un sentido sumamente profundo... Y es que está besando, a términos prácticos, a una desconocida... Y teniendo su nombre real, sabiéndolo y memorizándolo, lo archiva en una parte , ya no solo de su mente, sino también de su corazón, permitiéndole así mirar a la mujer real que tiene delante, y no a lo que ella deja ver de cara al mundo. Unos pensamientos, unos ideales, que se transmiten suavemente en su voz, azotando el lóbulo de la oreja de Violine con cada palabra susurrada.
¿Quién le iba a decir que estaría esta noche así, besando a Violine sin tapujo o barrera alguna, dando rienda suelta a la atracción que siente por ella, una atracción que nació aquella noche en el reservado? Ni el mejor de los adivinos podría haberlo adivinado, y eso a Jared le agrada y disgusta a partes iguales: Le agrada ver como ella parece ganar seguridad, dispuesta a seguir, y le disgusta esa parte de él que quiere volver a ganar terreno, volver a poner las barreras entre ellos para así sentirse protegido. Una curiosa y fatídica dualidad en la que, de momento, gana la primera parte. En cuanto Voline entreabre los labios él aprovecha y, despacio, va introduciendo su lengua en la boca de ella, profundizando algo más de lo que lo había hecho hasta ahora. La sensación es indescriptible, el explorar una boca hasta ahora inexplorada se mezcla con esa especie de llama ardiente que nace en su pecho y se extiende por todo su cuerpo de forma cálida y vivaz.
Y es en este tipo de momentos, cuando uno piensa en mil cosas diferentes, que una pregunta aparentemente estúpida pero vital para él en una situación así se refleja en su mente. Pese a todo la reserva, entreabriendo sus propios labios y dejando que sea Violine quién durante unos cuantos segundos explore su boca a placer, colando él una mano por debajo del corse y acariciando la desnuda piel de la joven con las yemas de sus fríos dedos... Al menos, hasta que se separa, contrariado y necesitado a la vez, abriendo de nuevo los ojos, brillantes por el deseo y curiosos por la pregunta, una curiosidad que se entremezcla suavemente con un tinte de desesperación.
En apenas un par de movimientos la suelta de la mano, que no de la cintura, y le aparta el pelo del rostro y el cuello, rozando el mismo en el proceso, inclinándose hacia él como si fuese a alimentarse... Pero, en lugar de ello, asciende, despacio, sin prisa alguna hasta alcanzar su oído. Derrama su aliento una única vez para después hablar:
-Violine... Como el violín. No es tu verdadero nombre, de eso estoy seguro... ¿Me concederás ese honor? -Parece una mera pregunta educada y formal, pero en esa parte humana de su ser tiene un sentido sumamente profundo... Y es que está besando, a términos prácticos, a una desconocida... Y teniendo su nombre real, sabiéndolo y memorizándolo, lo archiva en una parte , ya no solo de su mente, sino también de su corazón, permitiéndole así mirar a la mujer real que tiene delante, y no a lo que ella deja ver de cara al mundo. Unos pensamientos, unos ideales, que se transmiten suavemente en su voz, azotando el lóbulo de la oreja de Violine con cada palabra susurrada.
Jared Stroganoff- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 28/06/2010
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