Nosferatu Lavi de Beauchamp

Nosferatu

Nosferatu Lavi de Beauchamp

- Agilidad y reflejos sobrehumanos: Habilidad para moverse con más soltura por un sitio, utilizando brazos y piernas reaccionando mas rápido que un humano normal.
- Sentidos aumentados: Aumento de percepción en los sentidos de la vista, el olfato, el gusto, el tacto y la audición.
- Encandilamiento: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder.
- Telepatía: Habilidad para comunicarse mentalmente con otros, rompiendo las barreras de la distancia. Leer las mentes de los demas.
- Control de emociones: Esta habilidad hace que cualquier persona se sienta atraída ya sea físicamente o de cualquier otra manera a la persona poseedora del poder. Como por ejemplo intentar hacer que en todo momento esa persona esté contenta como si de un hijo o algún pariente muy estimado se tratara.

Descripción Física

Spoiler:

¿Qué es lo primero que deberías ver? Una abierta sonrisa, antes que cualquier otro detalle de sus rasgos poco comunes para un chico, es eso, una simple pero encantadora sonrisa lo primero que encandila de él, ello enmarcado en un rostro de rasgos finos que incluso podrían llegar a parecer algo femeninos y a los cuales ha tenido que superar por los complejos con que era acosado.

Debido a lo tersa y pálida de su piel, resaltan sus ojos marrones, que tienden a tomar tonalidades casi rojizas cuando se expone a lugares con más luz, al igual que su cabello que si es de un tenue rojo que suele llevar la mayor parte del tiempo pulcramente peinado. No es en ese sentido una belleza masculina tradicional, sino que más bien atípica pero con bastante arrastre con las mujeres, que sobretodo ven en ello parecen ver en él, generalmente de forma equivocada, a alguien poco peligroso en quien podrían confiar.

El resto de su cuerpo es de una firme pero fina contextura que no llega a superar el metro y ochenta centímetros, y por lo tanto, pareciese delicado a primera vista, nada más alejado de la realidad de alguien que pasó tanto su infancia y juventud metiéndose en problemas, travesuras y peleas como modo de vida. Es usual que siempre intente ir impecablemente vestido, de hecho parece tener cierta tendencia por llamar la atención, lo que incluye la meditada elección de ropa y accesorios que no duda en lucir ante las damas; pero también tiene la mala costumbre te meterse en problemas, así que es usual verlo en ocasiones con las ropas rasgadas o desgastadas. Todo dependiendo de la ocasión.

¿Las apariencias engañan, no? Porque lo que parece ser un joven de rostro angelical esconde una de aquellas míticas criaturas que necesitan asesinar para sobrevivir, aunque claro, nadie dijo que no podría utilizar aquello a favor del arte de la conquista y la cacería.

Descripción Psicológica

Feliz. Prácticamente en esa palabra se podría resumir todo, aunque como es obvio no sea un estado de felicidad perpetua suele decirse a si mismo que es feliz. Y en parte es así…

Desde que tiene memoria jamás ha necesitado nada, casi, y se ha sentido profundamente afortunado de no estar solo como le pasa a muchos de su especie, aunque en realidad no tampoco es que suela soportar la compañía de una persona por mucho tiempo, salvo una que otra excepción, porque tiende a aburrirse rápidamente de las personas porque dejan de parecerle interesantes, sobretodo cuando puede desentrañar sus pequeños traumas, lo que en primera instancia parce un acto de amabilidad y altruismo no es más que curiosidad de un chico que aspira a comprender como funciona la mente de los demás.

Extrovertido, jovial, risueño y algo ingenuo, pero transparente en sus emociones, aunque generalmente evite ser visto en público cuando esta triste por este mismo motivo, ya que aparte de ser muy expresivo le es imposible fingir y ocultar sus emociones y pensamientos, tanto que a veces suele pecar de imprudente al terminar haciendo y hablando de más. Esto es parte de un lado suyo que secunda al chico que a primera vista parece un inofensivo y dulce ángel.

Esa imprudencia al combinarse con lo distraído que puede llegar a ser, forman un dúo que siempre suele llevarle problemas, generalmente con otros hombres, ya que suele prestarles poca atención, haciéndolo parecer incluso algo irrespetuoso. Siendo además, contradictorio, porque a la menor falta de respeto o amenaza contra él, reacciona inmediatamente de forma agresiva, aun más cuando se trata de insultos sobre su apariencia. Y aunque parezca extraño suele disfrutar aquellos altercados, llegando en ocasiones a provocarlos apropósito tal vez por el ansia del éxtasis que provocan los problemas.

Con las damas en cambio suele mostrarse de forma radicalmente diferente, todo un atento galán que aprecia cada una de las características de aquel género, especialmente cuando son humanas porque poseen aquel calor del que su especie carece. Y a pesar de que no suele hacer distinción entre las mujeres, tiene una predilección por las mayores, al menos en lo que respecta a su propia edad aparente, ya que a pesar de llevas más de un siglo de vida, su mente y su madurez parecen haberse estancado con su cuerpo.

Historia

Cosas buenas puedes pasar aun en los tristes días lluviosos, incluso en uno de los más sórdidos inviernos parisinos. Uno en que una joven madre primeriza de nacionalidad japonesa daba a luz a un pequeño de cabellos rojizos, parte de ella murió ese día, para acabar apagando su vida en cuanto el niño pudo sobrevivir con el alimento de las nodrizas, porque tal como las retrogradas tradiciones familiares indicaban ella y su esposo, un noble francés, debían convertirse en aquellos seres de piel fría y marmolada. ¿Quien pudiese entender aquello? Al menos no el infante que solo podía admirar a su madre desde la distancia, y que a cambio debía regocijarse en los brazos de las numerosas nodrizas que cuidaban de él.

No es que sus padres hayan estado ausentes, de hecho fue consentido en todos los ámbitos posibles, y sí, no es únicamente respecto a juguetes, dulces y caprichos, también en cariño. Fue y es amado por ellos, tal vez de una forma que en algún momento dejó de comprender. El pequeño, llamado Nosferatu, no disfrutaba el hecho de separarse de sus padres durante las horas de día, por eso se le notaba malhumorado y agresivo con la gente que se le acercaba. ¿Acaso nadie podría entenderlo?

Si lo había. En ese clan no era el único que debía pasar por las mismas penurias, pero aun así no todos los otros niños podían entender ese apego desmesurado que tenía por sus padres, haciéndole acreedor de muchas bromas e insultos, lo que le dificultó mucho hacer amigos. Eso hasta que un recién llegado en el que apenas había reparado, un año menor que él, consiguió resistir pacientemente lo que en principio no fueron más que malos tratos de un niño de seis años. Entonces, gracias a él, fue que su universo comenzó a ampliarse de la pequeña burbuja que conformaba de forma exclusiva su familia.

No tardó en hacer amistadas con otras personas, niños, adultos, ancianos, humanos, vampiros, quienes fueran, pero el vínculo que tenía con el muchacho no podía compararse con nada de lo que vino después. Nicodemus y él, prácticamente actuaban como hermanos, yendo de un lado a otro metiéndose en problemas juntos.

Eso hasta un día, siendo ya adolescentes, simplemente desapareció como si no hubiese sido más que un sueño, y nadie en su familia decía nada al respecto, hasta que una noche su madre le rogó porque dejara de preguntar y se olvidara del asunto. Era su mejor amigo de quien estaban hablando, pero también había sido su madre quien se lo había pedido, así que no tuvo más remedio que callar su nombre hasta finalmente olvidarse de él.

No por ello las cosas y él habían cambiado. Siguió siendo un muchacho amistoso y risueño que mostró un gran interés por aprender todo lo que le fuese enseñado, desde ciencias a literatura, arte e incluso oficios y labores domésticas, todo salvo la teología, que estaba prohibida para ellos, ante lo que no hubo queja alguna, porque iba demasiado ocupado como para parar a preguntarse el por qué.

En lo que para sus padres no fue más que un suspiro, el niño pequeño y se había convertido en un joven gallardo y educado, tal y como ellos querían. Aunque tampoco hubiesen podido prever que se desviaría ligeramente de esos modales. Se convirtió en alguien que no soportaba estar solo, pero que al mismo tiempo no podía pasar demasiado tiempo con una persona, porque se aburría y la descartaba como si no tuviese mayor valor que un simple objeto, pero él mismo no se daba cuenta de ello, y lo que llamaba amistades no eran más que relaciones superficiales.

Muchas mujeres habían pasado por sus brazos, y en cada una había puesto un especial interés, tratando de captar su esencia antes de que desapareciera bajo las alas del tedio y la rutina. Tal vez haya sido esto lo que radico en la decisión tomada por sus padres, porque de vez en cuando llegaban a ellos rumores de muchachas deshonradas o, incluso más de una vez, de muchachas encintas, a lo que él claramente no podía consentir.

Por eso a los veintiún años, sus padres decidieron dar pie a aquella tradición común entre ellos que daba paso finalmente a la mayoría de edad. Fue su propia madre la encargada de arrebatar el calor de su cuerpo, cambiándolo por el mismo tacto gélido que a Nosferatu tanto le molestaba. A pesar de haber sido convertido a la fuerza no los odio, se odio a si mismo y a ese cuerpo que ya no podía arder ni siquiera en los brazos de una de las más avezadas cortesanas.

Estuvo con ellos casi medio siglo, resistiendo el mirarlos a la cara, hasta que simplemente no pudo más, y partió dejando una mísera carta con un par de líneas pidiendo que no se le buscara, que estaría bien en cuanto pudiese aceptarse a si mismo. Y es que a pesar de su edad real, su mente seguía siendo la de un muchacho inmaduro que aun tenía muchas cosas que aprender sobre la vida.

Los primeros años fueron los más complicados pues estar solo no era lo suyo, pero al tiempo volvió a sobrevivir a base de las relaciones esporádicas y desencarnadas de siempre, sin sentirse vacío, pero tampoco sin llegar a tener esa calidez de alguien realmente especial… tampoco es que la buscase, simplemente le traía sin cuidado con tal de que pudiese estar feliz con lo que tenía. Se podría decir que así superó la mayor de sus pruebas hasta el momento, tanto así que decidió dejar de usar su nombre real para cambiarlo por Lavi, eso y porque ya había tenido un par de problemas por ser Nosferatu.

Finalmente, después de ese punto de inflexión y con algo más de un siglo de existencia, está actualmente radicado de nuevo en París, con un par de negocios, cortesía de su familia, y bastante tiempo libre para hacer de las suyas sin restricción alguna.