El olfato a la muerte [Enzo] + 18

Ese sábado no tenía función en el teatro así que me pude ir a recostar a la cama más temprano. En realidad había pensado en salir pero sabiendo que por la noche me domina la mente una fuerza a la que yo no controló preferí cenar e irme a dormir. Por otro lado a veces es lindo madrugar un domingo e irse andar a caballo por las pintorescas calles parisinas.

Sin embargo el sueño no duró mucho. Me desperté, pero ahora mi parte maligna dominaba mi cuerpo y mi mente. Necesitaba saber el futuro, necesitaba saber algo, no sabía que exactamente pero quería ver mi vida, como iba a continuar, que debía hacer para triunfar, buscar respuestas.

Me levanté de la cama y así como estaba, en ropa interior, me coloqué mi enorme capa de gabardina negra, la bufanda, los zapatos, recogí un bolsa grande, me puse la capucha y salí desde mi hogar hasta París.

Vivir alejado del centro tiene sus ventajas, al igual que algunas desventajas. Las cuales son tener que caminar 4 kilómetros para llegar hasta París, el centro. Igual mi parte maligna le encantaba sufrir, sentir dolor, hacer maldades, era algo masoquista.

Pronto luego de una larga caminata llegué a las puertas del cementerio. Me paré en la puerta y respiré profundamente el hermoso aroma que brotaba de esa tierra llena de no vivos. Pateé la reja con violencia tres veces hasta que esta se abrió. Luego me adentré en ese lugar sagrado. Fui caminando algo encorvado, apenas viendo a través de mi capa.

Recorrí unos largo tiempo el lugar, luego de un rato encontré en una pequeña cabina lo que necesitaba: una pala, perfecta para cavar una tumba.

Busqué algún nombre de entre todos los muertos que me agradara un poco más. Iba leyendo cada tumba:...Yohan Martin...Elodie Renou...Laure Tessier...David Lemoine. "David, David". Ese nombre me agradaba ya aparte era un joven muchacho, tal vez hasta atractivo aunque eso en los huesos no se iba a notar.

Comencé a cavar. Cavé y cavé por horas. Bueno no se si por horas pero durante un largo rato. Cuando toqué un hueso la noche estaba en su esplendor. Pude desenterrar todo el chico, tendría unos diecinueve años, una perdida de belleza la verdad.

Debía meterlos todo en la bolsa que había llevado. Una vez los tenía volvería a mi casa y podría hacer el ritual de consulta para poder ver el futuro, mi futuro.

Era una noche tranquila y Enzo había decido disfrutar de ella y de las calles de París. Había llegado hacía bastante poco a la ciudad y sabía que tenía que terminar de hacerse una idea de cómo eran las calles, los barrios y las gentes. Además, había llegado la hora de alimentarse, no podía descuidar aquél aspecto como había hecho demasiadas veces en Praga.

El comerciante vestía con ropas muy sencillas y simples, pero de buena factura. Unos pantalones y abrigo negros, una camisa blanca y botas de montar algo desgastadas pero en buenas condiciones. A pesar de que no los necesitaba, empleaba ropas abrigadas para no llamar la atención de nadie. En una mano llevaba un bastón con un estoque oculto con el que se ayudaba al andar.

Las horas transcurrieron sin prisa pero sin pausa. El vampiro se había alimentado de una cortesana que encontró por la calle y se fue de allí dejándole algunas monedas junto a ella a modo de pago por los servicios prestados.

Con una piel más colorida y el cuerpo lleno de energía Enzo decidió continuar con su exploración de su nuevo hogar. Recorrió la zona de los burdeles, el palacio, los jardines y visitó algunas tabernas. Reconoció a otros de su raza, pero prefirió no hacer patente su presencia, al menos de momento.

Y así, sus pisadas le llevaron sin darse cuenta hasta el cementerio donde, para su sorpresa, se encontró con que la puerta había sido derribada de forma brusca.

Movido por la curiosidad y haciendo uso de sus sentidos mejorados, el vampiro se internó en el cementerio moviéndose en silencio. No tardó mucho en encontrar al intruso, un hombre que había estado saqueando una de las tumbas.

-Vaya, vaya…-comentó el vampiro al ver cómo desenterraban el cadáver, sentándose junto a una de las lápidas cercanas-. No sabía que por aquí fuera costumbre hacer eso…-dijo el comerciante con un tono un tanto neutro y con cierto acento italiano, con un sincero interés pintado en el rostro-. ¿Sabes? Del país de donde vengo esto es un delito muy grave… ¿No te preocupa que aparezcan los guardias de repente?

Una voz de un hombre me sorprendió a mis espaldas mientras estaba guardando los huesos del joven que acabada de desenterrar. Me di vuelta sorprendido pero sin dejar que vea mi cara, casi por completa tapada por la capucha. - Le voy a decir dos cosas muchacho, no se meta en asuntos ajenos a los suyos porque los puede pagar muy caro. Así que por favor vaya por donde vino. Y me importa poco del país de donde viene y se esto es o no es un delito.

Sabía que estaba hablando de manera algo violenta, casi entre gruñidos, pero no soportaba que un intruso me viniera a molestar mientras estaba haciendo algo importante como lo era eso.

Le miré un segundo con ojos malignos. Esperaba que se fuera o la furia de los muertos lo terminaría matando. No sabía con quien se estaba metiendo.

Sin esperar a que desapareciera me di vuelta y continué metiendo los huesos en la bolsa.

En honor a la verdad, Enzo se sorprendió ante aquella respuesta, aunque no fuera a dejaralo traslucir. Normalmente si pillaban a alguien saqueando una tumba o haciendo algo que no debía se asustaría, lo negaría, intentaría negociar o atacaría para quitarte de en medio y que no dijeras nada. Pero lo que no esperaba era que le dijeran aquello y que siguieran tranquilamente cavando y desenterrando al cadáver.

-Ya veo…-dijo Enzo, aunque no se movió de donde estaba sentado-. Sin duda es asunto suyo, descuide, no es mi intención molestarle o detenerle, cada uno hace con los muertos lo que desee. Sobre todo con el rigor mortis, los hay que lo encuentran sumamente atractivo-dijo con cierto tono acusador en la voz-. Pero no puedo evitar preguntar qué hace usted con un cadáver. ¿Investigaciones médicas? ¿Brujería? ¿Cumplir algún tipo de perversión sexual?

El vampiro guardó silencio durante unos segundos, esperando una respuesta. Una sonrisita se fue dibujando en su rostro mal afeitado.

-Y si va a responder hágalo, pero no intente asustarme como a un chiquillo con esos ojitos. He visto cosas terriblemente oscuras y tenebrosas como para que una mirada así me haga callar o huir despavorido, jovencito…-hizo bastante hincapié en aquella palabra. Enzo tal vez no sería un vampiro muy antiguo, pero sí era alguien orgulloso-. Eso sí, le aseguro que no busco problemas ni es mi intención entrar en una disputa con usted. Es sólo curiosidad… Compréndalo, acabo de llegar a ésta ciudad y me gustaría saber qué... ¿cómo le dicen en su idioma? ¿Qué se cuece en ella?

Seguí haciendo mi trabajo escuchando las palabras que decía el hombre que estaba atrás mio. Me molestaba en demasía su presencia. No entendía porque una noche, muy por la noche, alguien debía molestarme en el cementerio.

Me di vuelta casi indignado. - ¿Es que no prefiere ir al burdel en vez de estar molestándome a mi? - Lo miré un segundo y comencé a acercarme. - Usted hace muchas preguntas, las cuales no me interesa contestar ya que son una perdida de tiempo valioso. Y no se crea que si ya hubiera querido matarlo no lo hubiera podido hacer. Si usted esta con vida es porque me da lástima, pena enterrar tan joven y atractivo cuerpo. - Cada vez me acercaba más y podía ver cuan bello era el hombre. Mi voz comenzaba a cambiar. - Creo que matar a tal belleza es realmente un desperdicio. - Ahora estaba en frente de él. Me quité la capucha dejando ver mi rostro. Luego con mi mano derecha lo tomé por sus intimidades. - Interesante... - Le dije relamiéndome la lengua y mordiendo el labio. Luego lo solté e hice que se encandilara conmigo. - ¿Podrá satisfacerme señor?

Enzo reconoció el hechizo del joven desconocido en cuanto lo activó, obligándole a sentirse atraído hacia él. Mierda, aquél era un truco muy viejo y sucio (que él mismo había usado más de una vez) pero había picado como un novato. Sintió cómo su cuerpo muerto empezaba a bombear la sangre fresca a su entrepierna, provocándole una erección.

-Por supuesto…-dijo Enzo en un susurro. Todavía era consciente de lo que hacía, aunque apenas podía resistirse al hechizo. La parte de su cuerpo que no estaba pensando en poseer al chico estaba trabajando a toda velocidad, buscando una manera de librarse del hechizo. Porque estaba claro que allí había magia y que aquél tipo no era alguien normal. ¿Un vampiro? No, quedaba descartado, aquél tipo estaba muy vivo. ¿Entonces? ¿Algún tipo de nigromante? Bueno, estaba en un cementerio desenterrando cadáveres y parecía tener algún tipo de poder, así qué…

Pero, para ser sinceros, aquella parte de su cabeza se veía aplastada por la lujuria y el deseo de placer inminentes. Enzo cogió la muñeca del chico y le hizo que volviera a cogerle la entrepierna, visiblemente dura por aquél entonces. Con la otra mano le cogió de la nuca y lo acercó a él. Le puso los labios a escasos milímetros de la oreja y le susurró:

-¿Cómo podría satisfaceros?-preguntó antes de empezar a besarle el cuello.

El hombre cayó sin más ante mi hechizo de atracción. Posó mi mano sobre su entrepierna que ya estaba dura, la agarré con mucha fuerza para poder sentir como su miembro se endurecía a cada momento.

Luego me acerco a su rostro. Yo cuando empezó a besarme el cuello me acerqué a su oído y de manera sensual le dije. - Hay muchas formas de satisfacer a un hombre...Me gustan las sorpresas.

Mientras el besaba mi cuello yo manoseaba ese bulto que ya estaba duro como una piedra queriendo salir de allí y claro también crecía una gran erección en mis pantalones.

Entonces tome su rostro para comerle la boca. Mi lengua llegaba muy profundo sintiendo su hasta su garganta. Lo que me llamaba poderosamente la atención era su cuerpo tan frío. Sus labios, su cuello, su lengua, todo parecía estar congelado. Sabía que existían los vampiros, ya había estado con uno, pero la verdad es que eran criaturas peligrosas, aunque no había nada que me excitara más que el peligro.

Acerqué más mi cuerpo de él. Sentí como mi bulto duro chocaba contra el suyo. Un escalofrío me atravesó a causa del momento de excitación que estaba atravesando. Cada vez nuestras bocas se conformaban más en una sola. Yo recogía su cabello bruscamente acercándolo más hacia el mio.

Luego me alejé un momento del hombre. Lo mire y me mordí el labio. Entonces le obligué a que se quitara el abrigo y luego le arranqué la camisa rompiendo algunas costuras y botones. Quedé parado frente a ese cuerpo, ese hermoso cuerpo. Comencé a tocar todo su pecho con ambas manos, estaba frío y eso me excitaba. Aunque pareciera raro por la noche me ponía algo necrófilo y me podía excitar con los muertos.

Entonces me acerqué al vampiro tomándolo por sus glúteos y apretándolos bien fuerte para que nuestros cuerpos se chocaran y estuvieran bien unidos. Acerqué mis labios a su oído. - Siempre me gustaron los vampiros...

El vampiro se dejó llevar por el nigromante. Le devolvió los besos y las caricias mientras iba soltando gemidos y rugidos de placer. No era la primera vez que mantenía relaciones sexuales con otro hombre, con el paso de los años había aprendido que no había muchas diferencias entre un falo hinchado o una entrepierna húmeda cuando se trataba de dar placer. Aquél no era el problema. Lo que en el fondo le fastidiaba es que estuvieran jugando con él, obligándole a actuar de aquella manera.

Pero al menos de momento no podía hacer mucho, seguía bajo el conjuro del nigromante. Se quitó el abrigo y se dejó desnudar, ansiando prologar el contacto. Disfrutando de él aunque no quisiera. Cuando el joven le pegó contra él notó el calor que manaba del cuerpo vivo. Y al oír sus palabras no pudo evitar sonreír.

-Y a mí me gustáis vos…-le susurró al oído antes de morderle. No fue un mordisco juguetón y motivado por la lujuria. No. Aquél fue el mordisco de un vampiro que se deja llevar. Cada vez que Enzo mantenía relaciones sexuales, fueran con humanos o vampiros, tenía que hacer un esfuerzo consciente para contener a su bestia interna, la parte animal de todo vampiro. Con su Encandilamiento el nigromante había conseguido que casi toda su atención se centrara en el deseo y el cuerpo que tenía ante él. Olvidándose del autocontrol-. Y deseo poseeros-rugió el vampiro con la boca y el torso manchados de sangre.

Enzo lamió la herida del cuello para cerrarla, cogió al joven por las muñecas y lo empujó contra una de las lápidas, dejándolo de espaldas a él e inclinado, con el trasero del joven en una buena posición. El vampiro se pegó contra él y frotó el bulto de su pantalón entre las nalgas, todavía cubiertas de tela, del brujo.

-¿Queréis que os toma? Yo deseo hacerlo, no sabéis cuanto...-preguntó con un hilo de voz, cada vez más excitado. Antes de conseguir una respuesta Enzo pasó una mano por la cintura del chico y empezó a tantear, buscando el cinturón y el botón del pantalón para quitárselo.

La sangre que había ingerido se movía a toda velocidad por el cuerpo, bombeada por un corazón teóricamente muerto. Sus mejillas estaban encendidas y notaba la urgencia de su miembro, completamente duro.

El comentario me ponía mucho y luego ese bruco mordisco llenándome de sangre el cuello también me gusto, me gustaba el dolor, me excitaba mucho.

Yo no podía dejar de acariciar el cuello del vampiro mientras me lamía y me besaba cada parte de mi rostro y de mi cuello. A la vez tomaba su trasero con fuerza, el cual estaba duro y podía sentir el rose de mi bulto con el suyo, ambos estábamos muy calientes.

Entonces de manera muy varonil me puso contra una lapida de espaldas y sentir su bulto rozando mi trasero fue una experiencia muy ahh, fue fabuloso, no había nada que me gustara más que eso.

Vi que su mano intentaba buscar en mi cintura un cinturón que en realidad no tenía. Abajo de mi capa solo llevaba mis calzoncillos y por eso el bulto sobresalía ya. Mire hacia atrás sonriendo. - No te preocupes, no vas a encontrar nada. - Luego me levanté la capa dejando ver mi trasero que aún tenía el calzoncillo pero que llamaba para ser penetrado.

Al ver que finalmente no había nada que quitar Enzo e apresuró todavía más en su tarea. Le apartó aún más la capa, arrancó la prenda interior con violencia y dejó el trasero del nigromante completamente al aire. El vampiro se lamió los labios y la sangre que quedaban en ellos, disfrutando del instante previo a la penetración. Soltó un instante al brujo, se bajó los pantalones y se acarició su miembro hinchado. Lo frotó entre las nalgas desnudas, buscando abrir hueco poco a poco.

Luego se metió el dedo gordo en la boca para humedecerlo con saliva y sangre y lo metió allí abajo hasta el fondo, buscando hacer más grande la apertura y humedecer la zona. Después de varias acometidas lo sacó del todo, agarró al brujo por las nalgas con fuerza y de una sola penetración llegó hasta el fondo. Desde el principio lo hizo con fuerza y violencia, pero cada acometida era todavía más violenta y fuerte.

El vampiro iba rugiendo cada vez más, disfrutando del acto. Notando cómo un escalofrío le recorría la espalda hasta llegar a la nuca con cada penetración. Una de las manos la llevó hasta la nuca y le sujetó del pelo, obligándole a levantar la cabeza hacia arriba. Con la mano libre le rodeó la cintura hasta encontrar su miembro hinchado, que empezó a acariciar y masturbar.

-¿Os gusta?-rugió el vampiro, totalmente ajeno a todo lo demás-.¡Gritalo! ¡Grítalo!-exigió, totalmente perdido en un torbellino de lujuria, perversión y pasión. Para aquél entonces no hubiera importado la presencia del hechizo o no, Enzo estaba totalmente fuera de control.


EDIT:
FDI: a ésto había que ponerle un +18, ¿no? xD

Sentí como bruscamente me arrancaba la ropa interior de un tirón. Luego escuché como se bajaba sus pantalones y me di vuelta para ver ese miembro enorme que ahora sostenía en la mano.

Luego toco con su miembro mis nalgas. - Ah...si - No podía dejar de hacer comentarios a causa de lo bien que se sentía ese miembro allí atrás rozando mis nalgas. Era una sensación hermosa y no veía la hora de que me lo introduciera y sentir el placer y el dolor a la vez de esa gran masa de excitación.

Luego se relamió el dedo gordo y me lo fue introduciendo. Humedeció la zona y comenzó por agrandar el hueco que aún estaba algo pequeño. Cada vez que me metía el dedo no podía dejar de lanzar pequeños gemidos y algunas vulgaridades.

Luego por fin sentí de una sola estocada como su miembro se introducía en mi trasero. Lo primero que hice fue gritar. - Ah!!! ah...si...mmm - Luego ya acostumbrado al dolor comencé a soltar gemidos.

Las penetraciones eran rápidas y violentas, a cada choqué yo gritaba del dolor pero más que nada del placer. Estar haciendolo en un cementerio con un vampiro tan frío, no podía haber mejor experiencia, no podía encontrar nada mejor, nunca olvidaría ese momento.

Luego sentí como su mano me recogió de la nuca y comenzaba a masturbar mi miembro que estaba a estallar y me seguí penetrando cada vez más rápido y fuerte. - Ahhhhhhhh!!! Si me gusta!!!! Me encanta!!! - Le grité ante su comentario. - No pares!!!!!!!!!!

Enzo dejó de masturbar el miembro del brujo cuando notó que empezaba a palpitar más de la cuenta y no tardaría mucho más en correrse. El vampiro dejó de sodomizar al nigromante, sacó su órgano (manchado con un poco de sangre a causa de las fortísimas acometidas) y, aprovechando que lo tenía agarrado del pelo, lo tiró al suelo boca arriba. El mago estaba tendido junto al cadáver y Enzo se lo quedó mirando un rato mientras se mordisqueaba el labio inferior.

Luego se tendió en el suelo junto a él, lo volvió a tomar del pelo para acercarle más a él y le besó con ganas y mucha pasión, muchísima. Mientras le besaba y mordía el cuello y los labios se colocó sobre él, flotando su miembro contra el de Dionisio. Aunque todo aquello hubiera empezado por culpa del hechizo del nigromante, el vampiro estaba disfrutando de aquello y pensaba acabar en no mucho tiempo.

Así que bajó los brazos hasta los glúteos y lo abrió de piernas. Ayudándose con la mano volvió a penetrar (con todavía más fuerza que antes) el recto del nigromante mientras lo besaba en los labios, metiéndole la lengua hasta el fondo de la garganta.

-Grita-le dijo al oído entre gruñido y gruñido provocado por las fuertes acometidas-. ¡Quiero que grites con todas tus fuerzas maldito brujo!

Se notaba que el hombre que estaba entrando a mi cuerpo era todo un profesional y eso me encantaba además de que no había que me pusiera más que nada que me gritaran y me maltrataran, creo que sexo sin violencia no es sexo, me parece estúpido el que dice que sexo sin amor no existe o no debería haber, que manera de decir pavadas que a veces logra la gente.

No podía creer estar sientiendo tanto placer, cada estocada que me daba y como me masturbaba mi miembro que estaba a apunto de estallar, pero seguro se dio cuenta de ello y se detuvo retirando su sexo. Al suceder eso comencé a sentir el dolor en mi ano, se notaba que tenía un gran miembro y con tanta brutalidad me había lastimado.

Luego me lanzó con tanto violencia al suelo que me encanto. Me golpeé algo la espalda pero nada exagerado. Luego me agarró del pelo para que le besara, me beso tan apasionadamente y su lengua entraba tanto como la mía en su boca que parecía que ya no nos íbamos a despegar.

Luego volvió a abrirme para penetrarme y yo comencé a gemir. Entonces el me gritó que gritara, lo mire sonriente y a la vez perverso. Le escupí la cara. - Quieres que grite? Ah!!!!!!!!!! Si!!!!!!!!!!! Penetrame más y más!!!!!!!!! Que grande que la tenes!!!!!!!! Me encantas!!!!!!!!! - Gritaba con mezcla de gemidos y otros sonidos algo extraños. Luego Lo agarré del rostro y le rasguñé toda la cara que hasta lo deje sangrando.

[FDI]Perdón si adelanto un poco la acción y doy algunas cosas por supuestas, es para que avance un poco la historia y el post. Si tienes alguna queja dímelo sin ningún problema =D[/FDI]


A pesar de los arañazos, los gritos y el escupitajo Enzo siguió a lo suyo. Cada acometida era más fuerte que la anterior. Con cada penetración notaba un reguero de placer que nacía en su entrepierna y se extendía por el resto de su sistema nervioso a toda velocidad. Tenía la piel de gallina y su corazón muerto bombeaba sangre como si siguiera con vida.

Mientras más se acercaba al clímax más violento se volvía Enzo, sobre todo al ver cómo actuaba el hombre. Le golpeó con todas sus fuerzas en el rostro, le agarró del pelo y tiró de él, obligándole a tensar el cuello. El vampiro desnudó otra vez sus colmillos y se los clavó en el mismo lugar que antes, desgarrando y destrozando la carne. Aquello ahogó el orgasmo del vampiro, pues justo en aquél momento eyaculaba dentro de él.

Mientras esparcía su simiente muerta empezó a succionar la sangre de su amante. Al contrario que la primera vez, no se detuvo. Bebió y bebió mientras oleadas de placer recorrían su cuerpo y la adrenalina iba desapareciendo poco a poco de su organismo. Bebió tanta sangre que la víctima empezó a debilitarse y su corazón latía cada vez más lentamente.

Consciente de nuevo de lo que ocurría, libre del hechizo y con su hambre saciada, el vampiro dejó de beber. Moviéndose más por instinto que por otra cosa lamió otra vez la herida del brujo para cerrarla, sacó su miembro (ya flácido) de su interior y se puso en pie. Por un lado se sentía furioso al darse cuenta de que le habían manipulado. Por otro debía de reconocer que se lo había pasado bien y que aquella sangre le venía estupendamente bien. Ahora había llegado su momento de actuar.

Aún completamente desnudo (ni se acordaba de haberse quitado los pantalones y haberlos arrojado lejos) se puso en cuclillas y cogió al hombre del pelo. Ya no había rastro de pasión ni lujuria en sus actos, sólo fría determinación. El que tuviera el pecho y el rostro cubierto de sangre sólo ayudaba a mejorar la escena. Lo miró un instante a los ojos y ésta vez fue Enzo quién le encandiló.

-Me amas ahora-dijo el vampiro con una voz dura y fría. Luego usó otro de sus poderes para controlarle y obligarle a obedecer*-. Me amas. Y por eso vas a decirme tú nombre. Qué haces aquí. Y por qué quieres un cadáver. Cuando me lo digas volveré a besarte y hacerte el amor. Si te portas bien incluso te permitiré besar mi miembro. Ahora habla.

Mientras hablaba Enzo colocó el antebrazo libre contra el cuello del brujo, listo para apretar y asfixiarle si intentaba resistirse o se mostraba violento. Había decidido usar dos de sus poderes al mismo tiempo para intentar asegurarse el éxito, aunque bien era cierto que se podría torcer la cosa o que aquél brujo fuera más poderoso que él.

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*Control mental.

De repente la situación se torno violenta, un golpe atreveso mi cara, fue muy fuerte, en el momento intenté no parecer pero casi que me había dejado medio idiota. A todo esto seguí entrando su miembro ferozmente a mi cuerpo, cada vez entraba más y más adentro, casi que lo sentía en el estomago, exageradamente hablando.

Seguí gemiendo y gritando del placer hasta que me mordió, pero esta vez fue desgarrador, sentí como la piel en mi cuello se rompía cual tela se descose de un tirón. Sentía como brotaba tanta sangre de la herida y ya no había tanto placer en aquello. El hombre comenzó a succionarme la sangre y al mismo tiempo sentí como todo su semen recorría todo mi interior revitalizándome pero a la vez sentirme cada vez más débil a casua de la perdida de sangre. Dolor mezlcado con placer, pero esta vez había ganado el dolor y la desesperación de no poder hacer nada. Sentir que te chupan la sangre más y más y cada vez con menos fuerza y menos oportunidades de defenderte.

Por fin termino de beber, me lamió un poco para curarme parcialmente, claro, la herida. Igual ya no estaba del todo consiente, sentía que en cualquier momento me podía desmayar. Me recogió con violencia y comenzó a tratarme mal aunque las palabras que decía apenas si las podía escuchar. Pude sentir de todas formas que había utilizado algún poder sobre mi pero antes de poder contestar cualquier de sus preguntas mis ojos terminaron de caer y mi cuerpo quedó suspendido y sostenido por el vampiro.

-Inútil…-murmuró Enzo al ver que el Nigromante caía inconsciente entre sus brazos-. Débil e inútil…-dijo mientras se ponía en pie y negaba con la cabeza-. ¿Y qué se supone que hago contigo ahora?-chasqueó la lengua, molesto. Por fin iba a conseguir la información que quería, pero ahora… Mierda de Cristo.

Enzo se alejó del cuerpo desnudo y empezó a buscar sus ropas, que habían acabado mucho más lejos de lo que recordaba. Después de vestirse con la ropa que no había acabado rota y de limpiarse la sangre de su miembro y rostro con la capa del mago cogió el cuerpo inconsciente y lo dejó caer en la tumba que había estado excavando. Luego le puso el cadáver encima y con la pala empezó a echar tierra y arena sobre ellos. No lo enterró del todo, pero sí que le costaría salir de allí un rato. Luego cogió las ropas del mago (la capa, los calzoncillos y demás) y empezó a rasgarlos hasta convertirlos en trozos de tela completamente inservibles.

-Imbécil. Te buscaré y me vengaré después de lo que ha ocurrido ésta noche. Y cuando lo haga desearás que te hubiera matado-dijo mirando las partes visibles del mago, sin saber si lo estaría escuchando o no-. Ya lo creo. Suplicarás porque te hubiera matado ésta noche…

Y dicho esto el vampiro se dio la vuelta y emprendió el camino para regresar a su refugio. El sol no tardaría mucho más en salir y quería tener tiempo de lavarse y asearse en condiciones después de toda la sangre, sexo y violencia que habían tenido lugar aquella noche.

[FDI]Por mí puedes avisar para que cierren ya. Cuando te apetezca rolear otra vez avisa y planeamos algo xD[/FDI]

De repente luego de permanecer incosiente por quien sabe cuanto tiempo comencé a abrir los ojos sin poder enteder a donde estaba o que era siquiera lo que me había pasado.

Estaba tapado por una capa de tierra, abrí los ojos con dificultad y me incorporé desesperado hechando tierra por la boca y tosiéndo como loco. Por fín cuando me calmé tome conciencia de donde estaba, era un tumba! Que horrible que podía ser aquello. Entonces vi el cadaver que estaba a mi lado y mi horrorise saltando a un costado de la tumba alejado lo más posible de la criatura que estaba muerta.

No sabía que hacer, estaba desnudo, todo sucio, asustado, desesperado, sin saber que era lo que había pasado. Intenté calmarme un poco, el sol recién comenzaba a salir, debía salir de la tumba y del cementerio en el que estaba, que esperaba fuera el de París, antes de que llegara cualquier persona que pudiera ir a visitar o trabajar allí.

Me levanté intentando no mirar al cadaver y con gran esfuerzo fui subiendo por las paredes de tierra de la tumba hasta llegar al césped. Me tiré allí respirando aire fresco. Luego me puse a pensar, comencé a sentir dolores en todo el cuerpo, me di cuenta que me habían mordido el cuello y que habían violentado mi trasero. El dolor se hacía cada vez más insoportable y me ardía mucho. Además tenía moretones y raspaduras por todas partes. No podía creer que estuviera allí de esa manera, realmente debía buscar alguna solución para que mi otro yo, cada vez más fuerte, desapareciera de una buena vez y yo me hiciera del control total de mi cuerpo, tanto en el día como en la noche.

Me di cuenta que no sabía como volver a mi casa y que estaba desnudo. Me fijé si había ropa por algun lado tirada pero lo único que encontré fueron trozos de tela destrozados. La verdad es que cada vez me estaba poniendo pero, me sentía tan mal, la impotencia de no saber si quiera que me habían hecho y de estas allí de esa forma. Exploté en llantos cayendo de rodillas al suelo. Estuvé así un buen rato hasta que me limpié las lágrimas y me dije que no era hora de llorar sino de volver lo más rápido a casa.

Comencé a caminar por el lugar en busca de algo con que taparme. Lo mejor que encontré fue una tela que estaba cubriendo una gran cantidad de tierra al lado de una pequeña casilla. Me envolví en la tela lo mejor que pudé y salí del cementerio comenzando la vuelta a casa.

Tardé mucho en llegar, estaba terriblemente dolorido y era un largo camino a pie. Me bañé limpiando bien mi cuerpo y las heridas, luego tomé un té de hiervas mágicas para no sentir dolor y me recosté en la cama a pensar en que debía buscar ya una solución a mi desesperante situación.

OFF: No se a donde avisar que cierren, si preferís cerra vos...Cuando quieras abrí un tema nuevo.