AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
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Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
Innumerables experiencias ha ido recolectado con cada partida, cada viaje que lo ha posicionado en un puesto privilegiado al ir descubriendo los misterios de un mundo que aún no ha logrado comprender del todo, uno en el que no encuentra la auténtica razón por la que es capaz de vivir bajo el cobijo de un apellido tan conocido y poderoso, ¿Acaso el haber nacido como un noble lo hace superior? Una cuestión que a cada momento lo invade, impulsando más y más su capacidad de analizar las conductas que le producen algún grado de interés, uno que pueda ir revelando lo que por años lo ha consumido en tiempo y dedicación “Las personas humildes suelen ser cálidas, su infelicidad a mis ojos no parece afectarles” Pensamiento que muchas veces ha tratado de descifrar, por lo que entiende que aún no puede dar una respuesta a la forma en que ha llevado su vida.
- Hoy es el día, hoy volveré a mi Tierra Natal… Veré de nuevo a mi familia
Habla con cierta nostalgia, por lo que cierra los ojos y aspira el aire que se siente pesado, con un olor que hace mucho no sentía y que claramente se debía a lo que conoce como familia, una organización cuyo único interés es mantener un prestigio… Sí, eso no es más que un deber que ha aprendido y por el cual ha mantenido escondido sus auténticos deseos, o al menos lo que hasta ese momento se han considerado como uno.
- Me pregunto qué tanto habré cambiado desde que partí. Y ellos que tanto cambiaron, será interesante descubrirlo.
Continúa con el monólogo, sonriendo y manteniendo los ojos azules ocultos bajo los párpados que le dan una expresión de tranquilidad, así como un dejo de gusto que va cambiando claramente conforme la imagen de cada miembro de su familia va recorriendo su mente…
- No puedo huir de esto, está en mi destino… Mi deber como Cromwell y como Duque de Escocia.
Tras el comentario puede visualizar a la distancia lo que sin duda se trata de una casa lujosa, digno de un apellido tan poderoso y que incrementa una extraña sensación en él conforme el sonido de las ruedas y pisadas del caballo se hace más intenso, acercándolo a la entrada principal… Únicamente destinada para la nobleza Escocesa…
Una vez más estoy aquí, en lo que supone que debería llamar mi hogar, pero que siento tan distante… Aunque tal vez, el lugar de mi principio sea el único en el que podré lograr encontrarme plenamente...
Así comienza a escribir un nuevo capítulo, una forma de ir cambiando y adaptarse a lo que pueda venir… Kareck Cromwell, un personaje cuyo fin aún no existe…
- Hoy es el día, hoy volveré a mi Tierra Natal… Veré de nuevo a mi familia
Habla con cierta nostalgia, por lo que cierra los ojos y aspira el aire que se siente pesado, con un olor que hace mucho no sentía y que claramente se debía a lo que conoce como familia, una organización cuyo único interés es mantener un prestigio… Sí, eso no es más que un deber que ha aprendido y por el cual ha mantenido escondido sus auténticos deseos, o al menos lo que hasta ese momento se han considerado como uno.
- Me pregunto qué tanto habré cambiado desde que partí. Y ellos que tanto cambiaron, será interesante descubrirlo.
Continúa con el monólogo, sonriendo y manteniendo los ojos azules ocultos bajo los párpados que le dan una expresión de tranquilidad, así como un dejo de gusto que va cambiando claramente conforme la imagen de cada miembro de su familia va recorriendo su mente…
- No puedo huir de esto, está en mi destino… Mi deber como Cromwell y como Duque de Escocia.
Tras el comentario puede visualizar a la distancia lo que sin duda se trata de una casa lujosa, digno de un apellido tan poderoso y que incrementa una extraña sensación en él conforme el sonido de las ruedas y pisadas del caballo se hace más intenso, acercándolo a la entrada principal… Únicamente destinada para la nobleza Escocesa…
Una vez más estoy aquí, en lo que supone que debería llamar mi hogar, pero que siento tan distante… Aunque tal vez, el lugar de mi principio sea el único en el que podré lograr encontrarme plenamente...
Así comienza a escribir un nuevo capítulo, una forma de ir cambiando y adaptarse a lo que pueda venir… Kareck Cromwell, un personaje cuyo fin aún no existe…
Kareck Cromwell- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Re: Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
Llevarme mi orgullo pudiera, si así lo dejara, habría perdido mis cabales algunos años atrás cuando esa bastarda al lado de mi rey se aferró como una araña que amarra a su presa, la reina, la impura, esa serpiente que lo único que anhela es hincar sus fauces cada vez mas profundo para penetrar y nublar el juicio de mi primo con su ponzoñosa malicia, yo lo sé, no me engaña. Su putrefacta esencia se extiende de manera repugnante por la divina sangre de nuestra noble estirpe, ¡Qué asco! Hasta cuando tendré que soportarlo…
Pero hoy era un día especial, digno de la omisión de eventos pasados, raras eran las veces en que mi sed de venganza era olvidada por algún otro acontecimiento, algo como lo que sucederá ésta misma tarde, cuando el sol ya trasponía los montes de nuestra tierra, y los astros dibujaban ya en el húmedo cielo un sinfín de figuras, éstas apiñadas, aquellas más dispersas. Así esperaba una llegada, alguien con quien compartí grandes momentos, aunque amenos tal vez si de infancia hablamos, alguien al cual guardo un profundo afecto… Quizás él no pueda demostrarlo, no lo culpo, nuestra crianza no contribuyó demasiado que digamos para el desarrollo de esta clase de facultades del alma, pero sé que en lo profundo de su corazón ha de haber un lugar para mi, al menos así lo siento.
Me postré hace algunas horas ya al pórtico de nuestra residencia, esperando, esperando a que esa persona apareciera, y reclamara lo que era su derecho, hacía años que no sabia nada sobre él, pues había partido en busca de respuestas que quien sabe si alguna vez pudo responderse, aun así, hoy me llegó de improvisto la grata noticia de su retorno, era una carta escrita con el puño de su mano, no pude confundirlo, sí, era él, mis ojos involuntariamente derramaron a la par de sus palabras escritas allí una pequeña cuota de lagrimas, difuminaron la tinta en el papel pero ¿qué me importaba? Qué más podría pedir hoy en día que volver a verlo.
De pronto todo el odio que pudiera albergar hacia la familia de Victoria se esfumó como cenizas al viento, y allí continuaba, yo, maquinándome en la cabeza qué aspecto tendría, o si habría cambiado sus sentimientos para conmigo, si me extrañaría, si deseara verme o realmente solo buscaba cumplir con sus deberes que lo atañan al reino, no lo sé, pero si estaba segura de que mi ansiedad no cesaría hasta poder tocar su rostro, o al menos hasta poder mirarlo una vez más a los ojos solamente ¡Dios, como te extraño!.
Caminé en círculos en derredor al pórtico de la mansión alguna horas, no podía evitar morder mis uñas de forma casi maniática, y entonces más tarde, escuché en los rumores sonoros del viento, a la par de su voz un golpeteo incesante a lo lejos, el cual crecía en intensidad a cada minutos ¡¿Ya llegó?! Exclamaba para mis adentros, alcé mi inquieta mirada como si ello fuera garante de que entre las sombras o la luz de las farolas que ya habían encendido pudiera verlo, en vano observé unos momentos, hasta que por fin pude distinguir algo en el horizonte, era un carruaje, sí, de blancas ornamentas y fina confección, y en sus puertillas podía vislumbrar una demarcación característica de nuestra tierra, no me equivoco, estaba siendo acarreado por un caballo que vestía lujosos accesorios, el cual se dirigía inequívocamente hacia aquí ¡Es él!.. - Hermano, has vuelto… - solté al viento mientras aguardaba intranquila en aquel lugar, ya queriendo abrazarlo, ya queriendo preguntarle por qué se ha alejado de mi por tanto tiempo, y ya buscando algún pretexto para no separarme de su lado nunca más.
Pero hoy era un día especial, digno de la omisión de eventos pasados, raras eran las veces en que mi sed de venganza era olvidada por algún otro acontecimiento, algo como lo que sucederá ésta misma tarde, cuando el sol ya trasponía los montes de nuestra tierra, y los astros dibujaban ya en el húmedo cielo un sinfín de figuras, éstas apiñadas, aquellas más dispersas. Así esperaba una llegada, alguien con quien compartí grandes momentos, aunque amenos tal vez si de infancia hablamos, alguien al cual guardo un profundo afecto… Quizás él no pueda demostrarlo, no lo culpo, nuestra crianza no contribuyó demasiado que digamos para el desarrollo de esta clase de facultades del alma, pero sé que en lo profundo de su corazón ha de haber un lugar para mi, al menos así lo siento.
Me postré hace algunas horas ya al pórtico de nuestra residencia, esperando, esperando a que esa persona apareciera, y reclamara lo que era su derecho, hacía años que no sabia nada sobre él, pues había partido en busca de respuestas que quien sabe si alguna vez pudo responderse, aun así, hoy me llegó de improvisto la grata noticia de su retorno, era una carta escrita con el puño de su mano, no pude confundirlo, sí, era él, mis ojos involuntariamente derramaron a la par de sus palabras escritas allí una pequeña cuota de lagrimas, difuminaron la tinta en el papel pero ¿qué me importaba? Qué más podría pedir hoy en día que volver a verlo.
De pronto todo el odio que pudiera albergar hacia la familia de Victoria se esfumó como cenizas al viento, y allí continuaba, yo, maquinándome en la cabeza qué aspecto tendría, o si habría cambiado sus sentimientos para conmigo, si me extrañaría, si deseara verme o realmente solo buscaba cumplir con sus deberes que lo atañan al reino, no lo sé, pero si estaba segura de que mi ansiedad no cesaría hasta poder tocar su rostro, o al menos hasta poder mirarlo una vez más a los ojos solamente ¡Dios, como te extraño!.
Caminé en círculos en derredor al pórtico de la mansión alguna horas, no podía evitar morder mis uñas de forma casi maniática, y entonces más tarde, escuché en los rumores sonoros del viento, a la par de su voz un golpeteo incesante a lo lejos, el cual crecía en intensidad a cada minutos ¡¿Ya llegó?! Exclamaba para mis adentros, alcé mi inquieta mirada como si ello fuera garante de que entre las sombras o la luz de las farolas que ya habían encendido pudiera verlo, en vano observé unos momentos, hasta que por fin pude distinguir algo en el horizonte, era un carruaje, sí, de blancas ornamentas y fina confección, y en sus puertillas podía vislumbrar una demarcación característica de nuestra tierra, no me equivoco, estaba siendo acarreado por un caballo que vestía lujosos accesorios, el cual se dirigía inequívocamente hacia aquí ¡Es él!.. - Hermano, has vuelto… - solté al viento mientras aguardaba intranquila en aquel lugar, ya queriendo abrazarlo, ya queriendo preguntarle por qué se ha alejado de mi por tanto tiempo, y ya buscando algún pretexto para no separarme de su lado nunca más.
Virginia Cromwell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/05/2012
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Re: Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
El momento por fin ha llegado y no hay marcha atrás, ya no puede huir de la responsabilidad ni de su familia, no hay excusas que esta vez lo puedan alejar ¿Será acaso esta la forma en la que debo vivir? Se cuestionó muchas veces durante el viaje, repitiéndose a sí mismo la necesidad de reencontrarse con la familia Cromwell, la poderosa familia de Brujos y nobles que levanta rumores e incrementa el misterio de su linaje por cada pasillo e incluso por las calles por las que no ha caminado durante mucho tiempo… Si, un golpe de realidad lo despierta de sus cuestionamientos, pues sin darse cuenta el carruaje se ha detenido, escuchándose pocos segundos después las pisadas del chofer que abre la puerta de manera educada y respetuosa, manteniendo su lugar ante un ser de la nobleza, un Duque que con elegancia y altivez desciende, visualizando entonces, lo que sin duda se trata de una hermosa doncella a la que reconoce por la similitud que tiene con él.
- Virginia, me has esperado
Comunica mientras avanza con ese paso lento, lleno de galantería conforme esboza una sonrisa coqueta y seductora, queriendo parecer amable aunque sus ojos no indiquen lo mismo, ya que existe cierta incomodidad que no puede evitar, una que aumentó con el paso del tiempo.
- Ahora puedo ver que mi carta llegó a tiempo, temí que se perdiera en el camino.
Anexa con suavidad, marcando perfectamente ese tono varonil pausado mientras inclina un poco el rostro, haciendo un saludo con el que reconoce plenamente a su hermana, a aquella mujer a la que siente tan lejana, pero al mismo tiempo tan cercana, una relación tan extraña que ni él puede entender… Algo más por lo cual se siente vacío, sin un lugar claro en un mundo donde las emociones humanas parecen sobrar.
El tiempo ha pasado tan rápido, aún puedo reconocer el olor de este lugar… Mi mente me relaciona plenamente, no puedo evitar ser un Cromwell… Aunque aún, me siento algo incómodo… ¿Será nostalgia?
- Virginia, me has esperado
Comunica mientras avanza con ese paso lento, lleno de galantería conforme esboza una sonrisa coqueta y seductora, queriendo parecer amable aunque sus ojos no indiquen lo mismo, ya que existe cierta incomodidad que no puede evitar, una que aumentó con el paso del tiempo.
- Ahora puedo ver que mi carta llegó a tiempo, temí que se perdiera en el camino.
Anexa con suavidad, marcando perfectamente ese tono varonil pausado mientras inclina un poco el rostro, haciendo un saludo con el que reconoce plenamente a su hermana, a aquella mujer a la que siente tan lejana, pero al mismo tiempo tan cercana, una relación tan extraña que ni él puede entender… Algo más por lo cual se siente vacío, sin un lugar claro en un mundo donde las emociones humanas parecen sobrar.
El tiempo ha pasado tan rápido, aún puedo reconocer el olor de este lugar… Mi mente me relaciona plenamente, no puedo evitar ser un Cromwell… Aunque aún, me siento algo incómodo… ¿Será nostalgia?
Kareck Cromwell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
Re: Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
El momento en que me rencontrara con mi hermano fue tantas veces idealizado por mí cabeza que ya había distorsionado a mi entender, la manera en la que lo encontraría. Algunas veces imaginé que lleno de alegría de volver a verme se lanzaría a mis brazos para darme un cálido abrazo, otras veces cayendo más en el pesimismo lo dibujé en su peor faceta, o en la que quizás no quisiera recordar.
Nuestra relación de pequeños había sido algo turbia, y su carácter se veía irremediablemente maleado por ello. No obstante el amor incondicional, ese lazo inconsciente con el cual somos capaces de nacer los seres humanos, jamás habría cambiado, a pesar de nuestras diferencias o de su carencia en la expresión de sus afectos, aun lo quería como si fuera la única familia que me quedara en este mundo, el único pilar que si se desmoronase yo lo haría consigo.
Allí estaba yo, con la luna que cernía ya sobre nuestras cabezas el plateado espectro de la negra noche, con mis labios ligeramente entreabiertos, producto de la sorpresa, y con mi mellizo ahí postrado, había descendido majestuosamente de su carrosa, por lo visto, esa noble demarcación aun continuaba en su interior. Hacía mucho tiempo que no observaba su joven rostro; éste se dibujaba anguloso con una quijada pronunciada y fuerte, sus ojos muy rasgados y adormidos eran capaces de ocultar tímidamente las emociones de Kareck, una cualidad que posee desde el día en que llegó a este mundo, las adolescentes facciones con las que lo había visto alguna vez partir se habían esfumado, ya me encontraba frente a un hombre maduro y muy varonil. Así y todo, con un semblante casi inexpresivo, pude distinguir que sus labios se ladearon con intenciones de asomar una pequeña sonrisa al avistarme, y créanme cuando les digo, que este ligero gesto de alegría por su parte equivalía a un niño reclamando el cariño de su madre, pues mi hermano como ya he mencionado posee una actitud casi inquebrantable.
De pronto, mis mejillas se volvieron de esa coloración característica de la cortedad, pero no sentía vergüenza, sino que mi cuerpo conspiraba en contra de mi formalidad, así que liberé conjuntamente un pequeño suspiro y una amplia y grata sonrisa antes de liarme a su cuello con un abrazo tan fuerte que así me quedé allí durante algunos incómodos segundos.
- Sí hermano, la carta que me habéis escrito he llegado en tiempo y forma, cuando reconocí vuestra caligrafía casi me matáis de la sorpresa, me alegra mucho que ya estéis de vuelta - Aseveré apartándome apenas de su rostro, no quería incomodarlo pero sin poder contener el goce de tenerlo cerca nuevamente no pude evitar mostrar contento.
- ¿Cómo os encontráis? - le pregunté ahora separándome lo suficiente como para que pudiera componerse luego de aquel posesivo apretón. - Os he echado de menos, sé que no os agrada que lo diga, y por eso me disculpo, mas ello no borrará lo que yo siento - confesé y de pronto mis ojos se humedecieron involuntariamente. Rápidamente borré ese rastro de mi cara con un movimiento de mi mano y evité hacer contacto visual con él para que no lo notara. - Varáis - carraspeé para aclarar mi quebrada voz - no soy la única que os alegra de veros, nos aguarda un alguien que muy bien conocemos dentro. - añadí fingiendo compostura - ¿vamos? - retóricamente pregunté con un ademán indicando la entrada a la mansión, en cuyo interior se podía observar actividad.
Retomé mi paso solemne y acompasado, algo que había aprendido de pequeña y me adelanté a mi hermano, para de ésta forma mostrarle el camino, o tal vez, evitar que de alguna manera volver a perderlo. No sabía que era lo que había vivido Kareck en su ausencia, ni como iba a reaccionar a este encuentro fraternal, pero sí estaba segura de que su alma reflejada en su rostro no había cambiado, sabía que en el fondo seguía siendo aquel chico solitario y perturbado, así que debía meticulosamente cuidar mis pasos e intentar contenerlo.
Nuestra relación de pequeños había sido algo turbia, y su carácter se veía irremediablemente maleado por ello. No obstante el amor incondicional, ese lazo inconsciente con el cual somos capaces de nacer los seres humanos, jamás habría cambiado, a pesar de nuestras diferencias o de su carencia en la expresión de sus afectos, aun lo quería como si fuera la única familia que me quedara en este mundo, el único pilar que si se desmoronase yo lo haría consigo.
Allí estaba yo, con la luna que cernía ya sobre nuestras cabezas el plateado espectro de la negra noche, con mis labios ligeramente entreabiertos, producto de la sorpresa, y con mi mellizo ahí postrado, había descendido majestuosamente de su carrosa, por lo visto, esa noble demarcación aun continuaba en su interior. Hacía mucho tiempo que no observaba su joven rostro; éste se dibujaba anguloso con una quijada pronunciada y fuerte, sus ojos muy rasgados y adormidos eran capaces de ocultar tímidamente las emociones de Kareck, una cualidad que posee desde el día en que llegó a este mundo, las adolescentes facciones con las que lo había visto alguna vez partir se habían esfumado, ya me encontraba frente a un hombre maduro y muy varonil. Así y todo, con un semblante casi inexpresivo, pude distinguir que sus labios se ladearon con intenciones de asomar una pequeña sonrisa al avistarme, y créanme cuando les digo, que este ligero gesto de alegría por su parte equivalía a un niño reclamando el cariño de su madre, pues mi hermano como ya he mencionado posee una actitud casi inquebrantable.
De pronto, mis mejillas se volvieron de esa coloración característica de la cortedad, pero no sentía vergüenza, sino que mi cuerpo conspiraba en contra de mi formalidad, así que liberé conjuntamente un pequeño suspiro y una amplia y grata sonrisa antes de liarme a su cuello con un abrazo tan fuerte que así me quedé allí durante algunos incómodos segundos.
- Sí hermano, la carta que me habéis escrito he llegado en tiempo y forma, cuando reconocí vuestra caligrafía casi me matáis de la sorpresa, me alegra mucho que ya estéis de vuelta - Aseveré apartándome apenas de su rostro, no quería incomodarlo pero sin poder contener el goce de tenerlo cerca nuevamente no pude evitar mostrar contento.
- ¿Cómo os encontráis? - le pregunté ahora separándome lo suficiente como para que pudiera componerse luego de aquel posesivo apretón. - Os he echado de menos, sé que no os agrada que lo diga, y por eso me disculpo, mas ello no borrará lo que yo siento - confesé y de pronto mis ojos se humedecieron involuntariamente. Rápidamente borré ese rastro de mi cara con un movimiento de mi mano y evité hacer contacto visual con él para que no lo notara. - Varáis - carraspeé para aclarar mi quebrada voz - no soy la única que os alegra de veros, nos aguarda un alguien que muy bien conocemos dentro. - añadí fingiendo compostura - ¿vamos? - retóricamente pregunté con un ademán indicando la entrada a la mansión, en cuyo interior se podía observar actividad.
Retomé mi paso solemne y acompasado, algo que había aprendido de pequeña y me adelanté a mi hermano, para de ésta forma mostrarle el camino, o tal vez, evitar que de alguna manera volver a perderlo. No sabía que era lo que había vivido Kareck en su ausencia, ni como iba a reaccionar a este encuentro fraternal, pero sí estaba segura de que su alma reflejada en su rostro no había cambiado, sabía que en el fondo seguía siendo aquel chico solitario y perturbado, así que debía meticulosamente cuidar mis pasos e intentar contenerlo.
Virginia Cromwell- Hechicero/Realeza
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Re: Un retorno anunciado, el destino y el poder. [Virginia&Valentine]
Las emociones no es algo que domine perfectamente y menos cuando son tan espontaneas, motivo por el cual se muestra sorprendido ante la demostración de afecto por parte de Virginia, teniendo como única opción el corresponder con amabilidad y una sonrisa, una que se nota más cuando cierra los ojos, como si disfrutara de un placer que hace mucho no sentía, un calor más allá de lo mundano y banal que hay experimentado hasta ahora ¿Esta será la unión de la sangre? Se preguntó cuando su melliza se alejó…
- He vivido bien, observé muchas cosas interesantes… Aunque no sé si más que esta familia
Responde con un tono amable y simpático, manteniendo la débil sonrisa conforme siente el viento húmedo acariciar el rostro blanco y suave, así como de una belleza incomparable o por lo menos eso es lo habían dicho algunas personas…
- No te preocupes, aprecio tu gesto y espero ver a esa persona también
Tras las últimas palabras inicia un caminar un poco más rápido, con el cual se posa a un costado de la dama, extendiendo el antebrazo como una señal de caballerosidad, un gesto bastante usual en él, pero que ciertamente esta vez tiene un significado diferente por la persona con quien se encuentra y en la después de mucho tiempo siente algo de calidez, una que va despejando las dudas e inseguridades de su mente, ya que después de todo e primer contacto con los Cromwell no ha sido del todo malo, hasta ahora todo marcha mejor de lo que espero y más por lograr mantener esa personalidad tan sobria y amable…
- No ha cambiado nada, sigue tal como en ese entonces… Incluso el olor y los sonidos, todo me conduce al pasado, tal vez después podamos dar un paseo por los alrededores
Comenta con un tono nostálgico, algo que le extraña completamente pero que no puede evitar, pues tal parece que la conexión con su hogar es inevitable, ya que cada espacio, cada objeto e incluso el ambiente lo hacen parte de él, si, todo indica que siempre será un Cromwell, un noble cuyo talento va más allá de lo que incluso él imagina
Los deseos y recuerdos despertados en mí, si, alguna vez tuve esperanza porque mi entorno cambiará… Desee ser diferente, pero parece que este es mi destino, que yo debo avanzar y encontrarme aquí… Al lado de todas estas personas, que aunque son mis más cercanos parientes, también son los seres más extraños para mi… Aún no logro comprenderlo del todo.
- He vivido bien, observé muchas cosas interesantes… Aunque no sé si más que esta familia
Responde con un tono amable y simpático, manteniendo la débil sonrisa conforme siente el viento húmedo acariciar el rostro blanco y suave, así como de una belleza incomparable o por lo menos eso es lo habían dicho algunas personas…
- No te preocupes, aprecio tu gesto y espero ver a esa persona también
Tras las últimas palabras inicia un caminar un poco más rápido, con el cual se posa a un costado de la dama, extendiendo el antebrazo como una señal de caballerosidad, un gesto bastante usual en él, pero que ciertamente esta vez tiene un significado diferente por la persona con quien se encuentra y en la después de mucho tiempo siente algo de calidez, una que va despejando las dudas e inseguridades de su mente, ya que después de todo e primer contacto con los Cromwell no ha sido del todo malo, hasta ahora todo marcha mejor de lo que espero y más por lograr mantener esa personalidad tan sobria y amable…
- No ha cambiado nada, sigue tal como en ese entonces… Incluso el olor y los sonidos, todo me conduce al pasado, tal vez después podamos dar un paseo por los alrededores
Comenta con un tono nostálgico, algo que le extraña completamente pero que no puede evitar, pues tal parece que la conexión con su hogar es inevitable, ya que cada espacio, cada objeto e incluso el ambiente lo hacen parte de él, si, todo indica que siempre será un Cromwell, un noble cuyo talento va más allá de lo que incluso él imagina
Los deseos y recuerdos despertados en mí, si, alguna vez tuve esperanza porque mi entorno cambiará… Desee ser diferente, pero parece que este es mi destino, que yo debo avanzar y encontrarme aquí… Al lado de todas estas personas, que aunque son mis más cercanos parientes, también son los seres más extraños para mi… Aún no logro comprenderlo del todo.
Kareck Cromwell- Hechicero/Realeza
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Fecha de inscripción : 29/05/2012
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