Te echaba de menos...

Sola y vacía como me encontraba, todo mundo fuera de mi no parecía tener importancia y mucho menos tener algún sentido. Sólo quería concluir este sentimiento que me arrancaba el alma, cosa que la gente del pueblo me consideraba un demonio y los demonios pueden llegar a tener el placer de tener una, pero eso es algo que yo ponía en duda.
Ya había intentado mostrarme al sol, pero no era lo suficientemente fuerte como para soportarlo durante tanto tiempo, que los rayos del sol, que antes solía disfrutar como una niña juguetona con su piruleta, inocente y pura. Ahora esos rayos del sol enemigos de mi ser, esclava de ellos, eran lo único que podía acabar con la huellas que fui dejando en el camino que se supone que era mi vida.
Mi vida un tema demasiado ilógico e irreal como para pensar que cordura había llegado a su fin, lo único que mantenía sentido y alineaba mi vida, se había alejado de mi, llevándose con el todo lo que tendría que ver conmigo, lo único que dejó fue un cuerpo vacío, sin vida, sin sentido, sin ningún tipo de esperanza, sola, me dejó sola, llevándose todas las promesas, todas las palabras que un día tuvieron sentido. El ``Para Siempre ´´ que un día tenía sentido y de apariencia verdadera, ahora simplemente era un mero recuerdo tan doloroso, que preferiría morirme de sed y secarme a volver a recordar esas palabras de And…, de él, no podía nombrar su nombre ni siquiera en mi interior, preferiría que me clavaran 100 estacas a que alguien pronunciara su nombre.
Le había visto un par de veces desde que el decidió marcharse de mi lado. No podía llegar a entender como podía haber hecho lo que siempre juró no hacer, lo que prometió hasta con su propia existencia que no haría. No podía, simplemente no podía, no podía ver un mundo sin él. No podía, era como estar en un trancé, como si no supieras si estabas en como o despierto. Ojala estuviera en coma o simplemente muerta. Donde estaba él cuando el vacío de mi pecho se iba haciendo cada vez mas grande, tan grande que acabaría haciendo un agujero negro en mi persona que acabaría conmigo.
Y ahí estaba yo, sentada en una esquina de nuestro hogar, con la cabeza en las rodillas debido al ataque de ansiedad por el que esta pasando. Desde allí contemplaba un futuro roto, un presente sin ningún sentido y un pasado… Un pasado que no quería nombrar.
Se visualizaba u colchón en el suelo, ya que la cama en un ataque de ira la despedace, un piano roto, sin mitad de las teclas y sin ninguna apariencia de que volviera a sonar alguna vez, había dejado de sonar, de producir melodías para apagarse hasta la eternidad, ni siquiera por fuera era el mismo piano, solo de contemplarlo se me desquebrajaba mas mi ser. A parte de de eso ya no quedaba nada más, solo pedazos de mi vestido que había en el suelo, manchados de sangre de mis víctima, ya está, esa era mi vida, mi hogar ya no era mi hogar, sinceramente era el último sitio donde, debería estar, pero era el único sitio donde todavía percibía su fragancia como un aroma sagrado que debía permanecer allí hasta la eternidad, día a día hasta que este mundo llegara a su fin, era como una maldición, que su único propósito era permanece allí hasta que me consumiera, pero necesita sentirlo, de alguna manera era la única señal de a que todo existió, de que no era un delirio de mi mente, porque ya no sabía ni que pensar, igual había llegado a tal punto mi locura que todo era un delirio procedente de mi cabeza.
No sabía qué pensar ya, cualquier sentimiento que surgió de mi fuero interno era oscuro, tenebre, sin ningún rayo de luz, sin ningún color, sin ninguna felicidad, nada, como las noches a las que estaba obligada a ver la diferencia, es que esas noches tenían estrellas y una luna, pero mis noches ni siquiera hacía que permanecieran esos puntitos de esperanza llamados estrellas, la luna al compararla conmigo parecía una imagen burlesca, hasta la luna, ese alma triste se compadecía de mi…
Decidí levantarme del suelo de madera de la cabaña, esta empezando a delirar más de lo normal y no estaba dispuesta a ello.
Cuando me levante solo podía concentrarme en su aroma, podía seguirlo y me llevaría asta él, pero no tenia valor suficiente en ese momento para hacerlo, además nada me asegura que no estaría con ella con Selvaya, su pareja actual, no podía ir y contemplarlo juntos, ya que después de tanto tiempo todavía no los había visto juntos, el destino estaba de mi parte y había deseado que no la viera, si la viera no sabría que hacer, no sabría mi reacción y eso es algo a lo que le tengo terror, no saber que estaría dispuesta hacer. Todos los amigos que teníamos en común me habían advertido de que era mayor, mas grande y mas fuerte que yo, pero sinceramente me daba igual, me da igual si tendría fuerza suficiente como para acabar con mi existencia simplemente con un golpe, lo único que mas me duele es que no se si el seria capaz de dejarla que me pusiera una mano encima. Esa duda era algo que podía conmigo.
Decir que el era mi vida, era algo tan insignificante y vergonzoso comparado con los sentimientos que sentía hacia él, que no sabia ni como expresarlo.
No podía evita recordar ojos verdes cuando me miraban con cariño, cuando sus ojos me decía te amos in tener que pronunciarlo, mi bosque, como echaba de menos mi bosque verde, donde me perdía horas y horas, ¿Dónde estaba mi bosque?. No lo se dado que las veces que le había visto anteriormente no me miraba él, era otra persona diferente, no era mi ángel, era una persona que no conocía, este Ander, no era mi ANDER, al pronuncia su nombre en mi cabeza el corazón se me hizo un puño y si latiera seguramente habría dejado de hacerlo. Sonaron tan grandes cada letra de su nombre, que me derrumbe y volví a sentarme en la esquina en la que había estado horas y horas llorando, volví a poner la cabeza entre las rodillas porque volví a quedarme sin fuerzas para respirar y sostenerme en pie. Por favor si hay alguien hay en el cielo, si alguien de verdad me esta escuchando, por favor ven, llévame contigo y acaba con este sufrimiento…