Lo menos esperado.

Caminar por la playa sola, no era apropiado para una dama, pero ella hacía tiempo que había dejado de ser una. Miro la luna, su luz se reflejaba en el mar negro que suavemente ondeaba, suspirando se levantó la falda del vestido y empezó a caminar por la arena, mientras esta trataba de que sus zapatos queden puesto, ya que no quería cortarse y atraer a algún vampiro.
El frio trato de traspasar su gruesa chaqueta, aun así se sentía tan fría por dentro, cerró los ojos y vio la súplica de los ojos de su hermano, mientras sus ojos perdían la vida, inspirando se sentó en la arena.
Había tanta calma esa noche, como si quisiera darle una señal...
...Tal vez lo era, después de todo es su primera noche tranquila en mucho tiempo, el dolor de sus heridas estaba casi curadas y últimamente no había visto a su Maestro. Pero eso no explicaba las continuas pesadillas que no tenían que ver con su pasado, o tal vez si, no lo sabía.
Lo único que recordaba la noche de algunas semanas atrás, era a la vampiresa, a Dmitri y un hombre que no conocía, pero que creía que la había ayudado cuando no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir.
Los pasos a sus espaldas la pusieron alerta, pero sabía que era su contacto. Normalmente, trabajaba con las autoridades, pero solo Eric sabe quién es, ya que la mayoría creían que estaba muerta, junto a su familia, sus cuerpos quemados en el castillo que alguna vez fue su hogar. Juntos, su maestro y ella redujeron a cenizas la mayoría de las pertenencias, para todos, murieron en un incendio junto al amigo de la familia. Ahora no era un fantasma que se aparece en los bailes para los aristócratas.
Volviendo a la realidad, miro a su acompañante, él suele darle casos donde el asesino es un ser sobrenatural o algo lo suficiente peligroso como para que la policía apartara la vista y no hicieran nada para detenerlo. Por eso se negó darles su identidad, los muy cobardes lo revelarían si se encontraba bajo presión o un chantaje, incluso tortura, Eric era el único lo bastante fuerte para soportar todo eso, ya que ha vivido más dolor que ella, solo que es policía, no un vengador, lastima ya que seria un buen compañero de caza.
-Es un licántropo- él era un hombre treintañero, con el cabello castaño y ojos verdes- Ten cuidado, A. T. Es acusado de asesinato y robo-ella asistió y le entregara los papeles que llevaba y se marchara, lo miro alejarse y suspiro cansada, la mayoría no eran sobrenaturales, eran simples hombres con fantasías lo bastante espantosos como para producir pesadillas, y no creía que fuera un Licántropo.
Tomo los papeles y los leyó con cuidado, sin dejar de que ningún detalle se le escapara, ni siquiera la descripción física del hombre, ni la dirección que estaba mencionado, sabía que era una cantina.
-Bueno, hora de la caza-dijo sin ánimos y se levantó.
Pronto llego a su carruaje, que le esperaba con paciencia, le dio la dirección y partieron hacia la ciudad, no era tarde y podría entrar en contacto con su objetivo. El viaje para ella duró una eternidad, aunque sabía que no fue más de 30 minutos cuando el carruaje se detuvo en la cerca de la cantina, se bajó y con un suave movimiento de su mano, el conductor se marchó, sin mirar atrás. Camino el resto del camino, mientras acomodaba su capucha y entro.
Miro a su alrededor, la mayoría eran hombres borrachos, lo cual no le sorprendía para nada, hasta que miro al hombre...... Él que la salvo.... él que encajaba con la descripción perfectamente... el hombre que debía matar.