El momento esperado || Privado

por **Alekshandro Del Piero** Miér Jun 14, 2017 4:45 pm

Take me over the walls below
Fly forever
Don't let me go
I need a savior to heal my pain
When I become my worst enemy
The enemy

Y la llamada llegó aun en contra de nuestra voluntad tuvimos que hacer el viaje ¿tuvimos? ,no, tuve que hacer un largo viaje desde Inglaterra hasta américa y por los huevos del rey que era el viaja más largo y agotador del mundo ¿Acasos esas señorías sabían lo que era estar tres meses dentro de un maldito barco sin nada más que ver que solo madera húmeda y mal oliente y con un infernal calor? Sopórtalo del Piero, sopórtalo por las cuentas del maldito rosario ese es el mantra que me acompaña durante todo el trayecto, el único que oigo en mi cabeza.

Tocar puerto en una tarde de primavera sí que ayudaba al espíritu,; jovencitas por aquí y por allá revoloteando tiernamente como si fueran pequeñas doncellitas en busca de marido, y joder que lo estaban, ahí iban cada una de esas niñitas buscando quien será su próxima víctima en presentación de sociedad, con solo dejar caer el pañuelo ya se estaba presentada la dama así que era poco lo que tenían que hacer solo dejar que el viento se lleve esa fina tela hasta que caiga a los pies o manos del pobre susodicho, solo que en mi caso es todo lo contrario.

Ahí estaba la mujer que sería la perdición de todo cazador una mujer con un temperamento extraño y voluble, una mujer dinamita que solo podía dar chispa con un saludo. Sus ojos se clavaron en los míos y solo pude sonreír y acercarme a ella, pero joder que estaba armada, me lanzó un trapo sucio a escasos centímetros de ella –¡Ouch!, podrías ser más femenina y lanzarme un pañuelo blanco con perfume en vez de esta asquerosidad ¿Dónde están tus modales de mujer? ¿He vivido engañado, me casé con un hombre y no mujer?– la mayoría nos miraba atónitos y murmurando, el color en su rostro supe de obvia razón que estaba más que molesta –Aunque físicamente seas mujer no te hace mujer con estos modales, cariñito mio– la tomé de la cintura –Una mano para recibir, es muy halagador, pero no me gusta estas cosas cuando bajo del barco hubiera esperado a que me duchara contigo para mostrarme esta mano cercenada– susurro a su oído con un fingido beso.

Ante la mirada de todos éramos un lindo matrimonio, pero a nuestras miradas solo había odio y desagrado mutuo.