El regreso tan esperado {Libre}

por Invitado Jue Ago 12, 2010 8:17 pm

Los tranquilos pero constantes pasos de un hombre ataviado elegantemente resonaban en el suelo del puerto de la capital parisienne, acompañados por el sonoro golpe de su bastón que tenía tomado en su mano derecha.

Charles acababa de hacer aparición en París, su lugar de residencia, tras un par de semanas de viaje continuo por el nuevo continente visitando nuevas colonias como las de Boston o Nueva Orleans donde colisionaban gran cantidad de culturas. Allí había continuado con su trabajo filantrópico, aumentando conocimientos y experiencias del nuevo mundo que antes no había podido llegar a conocer.

Su equipaje se encontraba en un carruaje rumbo ya a su cobijo, mientras que Charles se había negado a utilizar aquel medio de transporte. Quería ver lo que la noche le podía llegar a otorgar.

Sus pensamientos divalgaban en el estío nocturno del puerto en el que algún que otro marinero -ebrio como parecía ser costumbre- dormía plácidamente, sin saber siquiera el peligro que corría con Baudelaire cerca de ellos.

Una sonrisa arrogante apareció en su rostro, sintiéndose invencible en aquellos momentos, caminando todavía por aquel lugar, ya "cenado". Ahora sus pensamientos se canalizaron en sus dos pequeñas criaturas, sus protegidos, Lyam y Aleera, a los cuales había dejado solos durante aquel tiempo, acompañados por la fugaz asistencia del servicio personal de su querida guarida.

Continuó caminando sin prisa alguna, deleitándose con aquella luna resplandeciente que brillaba con fulgor en el despejado cielo veraniego y que junto a un par de farolillos iluminaban la tersa y blanca piel de Charles durante su caminata.

por **Viola de Lesseps** Jue Ago 12, 2010 8:40 pm

Estaba acostumbrada de que August recogiera los cajones con fragancias nuevas en el puerto pero hoy mi chofer estaba enfermo, no lo dejaría salir de la casa, así que me atreví ir a ese puerto que tan malos recuerdos me traía. Darla mi nodriza me había dado la bendición, ella sabía lo que me avía ocurrido con los Bucaneros.

Corría un viento extraño esa tarde-noche, y me sentía bastante incómoda por el hecho de estar sola en ese lugar. Seguí las instrucciones que me había dado August, tenía que encontrar a un joven llamado Vincent, el era el encargado de los encargos y él me daría mi cajón con mis nuevas fragancias traídas del mundo extraño… como solía llamarle.

Recorrí una, dos, tres veces el lugar y aun no encontraba al famoso Vincent, me sentía frustrada y un poco temerosa, quizás el barco se habría retrasado… o quizás… quizás nada, si era pesimista, las cosas de seguro saldría mal; mejor pensar bien así quizás las cosas podían salir mejor de lo que uno planeaba. Me senté en una banca que había cerca del lugar de descarga había poca gente por ese lugar así que solo me quedaba esperar a que viera el baúl… o a alguien con las facciones que me había descrito mi chofer.

Acomode mis risos y me dedique a ver a las personas que llegaban, y a las que se iban… pronto me iría… quizás…

por Invitado Jue Ago 12, 2010 8:59 pm

Sus pasos acomodados lo llevaron a una nueva zona de carga y descarga de simple mercancía en el que un buque en aquellos momentos estaba siendo extirpado de todas sus pertenencias y en el que varios marineros se encontraban trabajando. Su mirada esmeralda recalcó cada uno de aquellos hombres que no se le hacían siquiera apetecibles, demasiado alcohol en sus venas, sabía que no durarían ni un segundo en aquel abrazo mortal que gustosamente entregaba a gente sin ningún tipo de discriminación.

Sus ojos se posaron en una bella mademoiselle que se acomodaba los rizos sentada en un banco y que parecía encontrarse sola y algo perdida en aquel lugar que contrastaba quizás demasiado con su imagen, tal como lo hacía con la del vampiro.

Acompañado de su bastón caminó con tranquilidad observando a aquella mujer en todo momento, acercándose a ella por educación y quizás por conveniencia. Carraspeó levemente antes de toparse con ella.

-Buenas noches Mademoiselle.- saludó educado, con aquella voz varonil, tranquila y sedosa que salía de sus fauces. -¿qué hace una dama de su calibre en un lugar tan poco adecuado, si me permite la curiosidad?- cuestionó manteniendo el contacto visual con ella, todavía no ejerciendo ninguno de sus antiguos poderes.

por **Viola de Lesseps** Jue Ago 12, 2010 10:04 pm

MI mirada se fijo en los hombres que comenzaban a descargar, subian, bajaban... todos... sucios... quizas pasados en alcohol definitivamente no era un lugar para mi y August devia de estar preocupado, pero era la mejor opcion, no queria perder a mi unica imagen que tenia de padre... Cual de todos esos marineros, si asi podia llamarlos seria el tal Vincent?... dificil saber, tendria que esperar.

Con el viento soplando y moviendo mis rizos hacia que mi perfume se despegara de ellos dejando la dulce estela que tenia inpregnada en ellos, me cruce de brazos esperando, ¿pero que esperaba? que alguien se acercara y me dijera... este es su baul.. rei ante mi pensamiento mientras una voz masculina hacia el quiebre del ruido del puerto, lo quede mirando y era un hombre, su atuendo decia que no era un simple marinero, ni una simple persona, era mas... alguien de clase, acomodada... pero que cosas pienso, yo... yo tambien pertenesco a esa clase...

- Buenas noches Monsuer - correspondi el saludo con mi dulce voz que se me caracterizaba, con un tono firme que hacia notar la seguridad en mi, algo muy caracteristico no podia mostrar flaqueza y menos delante de un desconocido; su pregunta me sorprendio ya que el tampoco estaba acompañado - La curiosidad mato al gato, pobre gato - bromee, moviendo la cabeza de lado a lado, era inevitable siempre acostumbraba a mostrarme divertida en momentos como este, quizas podia ser el peligro... ¿que peligro? cosas que pienso - En realidad, estoy esperando a un desconocido, que me trae un cajon con ciertas cosas que son de mi necesidad... - dije ahora si seriamente, era la verdad, la pura verdad.

Si tan solo pudiera ser siquica y saber cual de todos era Vincent todo seria mas facil, no queria estar por mucho tiempo en este puerto, me entraba la desconfianza y la inseguridad...- Y usted Monseur, que hace en el puerto - lo quede mirando a los ojos mientras el viento seguia desordenando mis rizos.

por Invitado Sáb Ago 14, 2010 6:35 am

El viento se alzaba, acechando la tranquilidad temporal que solía presentarse en el verano, pero a Charles le agradaba muchísimo. Él siempre había sido de climas templados, no aceptaba para nada el calor extremo, como también aborrecía el frío invernal.

Una voz dulce y firme salió de los labios de aquella mujer cuya fragancia embriagaba al vampiro con gusto.

Tras su pregunta quedó satisfecho por la pequeña broma que ella le había concedido y que le hizo sonreír mientras asentía solemnemente con la cabeza, todo el tiempo manteniendo sus ojos clavados en ella, educado.

-Dicen que los gatos tienen siete vidas ¿no?- cuestionó esbozando una sonrisa. ¿Cuántas vidas habría gastado ya? ¿Cuántas veces había sentido desvanecerse tras una estocada? Muchísimas sin duda, pero ninguna había llegado a acabar con su vida eterna. Él era como un gato, sí, era un gato con infinitas vidas, sólo destructible por el fuego, el sol o las estacas.

Finalmente la mujer terminó por otorgarle una respuesta sobre su estancia en aquel lugar. A ésta asintió lentamente mientras utilizaba sus agudizados oídos, intentando escuchar algún tipo de información entre marineros que pudieran comentar sobre el portador de tan tan importante cajón. Desistió tras oír que lo poco que murmuraban era imposible de entender dado su estado de ebriedad.

La pregunta de ella no le sorprendió en absoluto, era un trueque, lo justo para aquella situación.

-Acabo de amarrar en éste el puerto de París, he vuelto de un largo viaje por los océanos, llegando al nuevo mundo.- informó con cortesía, observándola en todo momento.

Soltó una pequeña carcajada mientras negaba para sí. - Menuda cabeza la mía, donde quedaron mis modales.- se castigó. - Soy Charles Baudelaire.- se presentó, alzando su mano para tomar la de ella. - ¿Y usted Mademoiselle?- cuestionó con aquel tono tranquilo.

por **Viola de Lesseps** Mar Ago 17, 2010 3:39 pm

El clima estaba verdaderamente extraño, para ser verano era demasiado difícil diferenciar verano o otoño, el viento o a veces el suave frió que caía en Paris ciudad magica y llena de misterios, cada persona era un diamante en bruto, pero con un potencial que magnificamente era único e inigualable.

Volví acomodar mis rizos sobre mi cabeza, ultimamente andaban mas rebeldes que nunca, el viento me ayudaba a que se movieran libre y locamente cosa que me incomodaba ya que me gustaba tener un cierto orden en mi aspecto.

¿siete vidas? - ¿pero como saber cuantas ya a opudado?, quizás esta hubiera sido la ultima- musite alsando mi vista para verle, el baston era algo diferente en su aspecto, ahi volvia de nuevo la curiosidad, pero solo me limitaría a... pero que pienso... ¿yo limitarme? este no seria el momento, siempre decía lo que pensaba... era mi esencia.

Aun me inquietaba el cajón era algo muy importante para mi y mi gran pasión... la perfumería lo era todo, pero si no tenia el cajón me faltarían bálsamos y cosas importantes para hacer mis fantásticas creaciones. Escuche que había llegado recién a este ¿mundo? - Bienvenido a París Monseur - dije con una sonrisa de oreja a oreja.

- Mucho gusto Monseur Baudelaire - dije dulcemente - Viola de Lesseps - ladee mi cabeza correspondiendole el saludo, ambos habíamos sido mal educados... pero la cortesía siempre estaba. - ¿Y que lo trae por estas tierras?- me atreví a preguntar, quizás encontrara atrevida mi pregunta, pero en realidad asi era, un poco atrevida.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 10:19 am

Asintió con solemnidad ante las palabras de la humana que había conseguido dejar su comentario fuera de juego. Su mirada paseó un instante percatándose de un olor fuerte a pescado, a lo lejos veía una figura que traía consigo una red en la cual tenía varios peces recién pescados. Aquello lo descentró unos segundos pero logró omitir aquel rudo y basto olor para tomar de nuevo la fragancia de su acompañante que era cosa contraria.

Retomó la charla cuando escuchó la bienvenida que la joven mujer de pelo rizado, esbozando una consistente sonrisa. - Muchas gracias, mademoiselle.- dijo educado. Realmente quería volver a París, aquellos meses en el nuevo mundo, en Nueva Orleans específicamente, le habían traído añoranza de su querida capital en la que había vivido tanto tiempo de incógnito.

-Encantado, Viola.- comentó con decoro, ya conocedor finalmente de su nombre.

Escuchó su pregunta y no pudo evitar sonreír con diversión. -¿Y a usted cuantas vidas le quedan?- preguntó con un tono orgulloso, vacilante. -Deseo retomar mi querida ciudad de París, volver a instalarme en mi casa, estar con los míos y vivir plácidamente.- informó con tranquilidad.

Entonces un olor fuerte le llamó de nuevo la atención, mejor dicho el olor de varias fragancias. Giró su vista hacia un hombre que venía cargado con una caja, caminando a veinte metros de ellos. Quizás aquel fuera el pedido que estaba buscando Viola.

por **Viola de Lesseps** Miér Ago 18, 2010 11:02 am

El señor que tenia en frente, no era de esos típicos hombres que uno solía conocer por ahí, su porte y su clase se hacia notar, ¿era algo típico no? que cosas que pienso, siempre he dicho que cada persona tiene un encanto natural y único, pero el, era diferente, se veía diferente, sus ojos eran mas enigmáticos de los que uno solía ver a diario. A la perfumería siempre era visitada por muchas personas distinguidas y acostumbraba a ver a todos a los ojos, los de el eran de un verde que te hacia saber que había detrás de ellos.

Mi olfato era exquisito y podía sentir llegar el olor repugnante típico de un puerto, con ebrios, pescadores, pescado y pudrición. Definitivamente esperaba quedarme poco tiempo en este lugar, levante mi brazo que sostenía un guante y lo olorice sutil mente embriagándome con mi perfume, casi anulando el típico olor que había en este lugar - No hay de que, creo que las bienvenidas son muy importantes - sonreí mientras lo oía pronunciar mi nombre que en sus labios parecía inmaculado.

Su pregunta me sorprendió, osea no cualquiera pregunta cuantas vidas tiene una persona, pero yo había comenzado y seria sincera y atrevida, no atrevida no, pensé - Podría decir que tengo una vida, pero creo que tengo mas de una - dije sorprendida de lo que había dicho, era humana y solo tenia una oportunidad de vivir, definitivamente me tacharía de loca. Sonreí levantando mis hombros parecía una niña hablando estupideces de esa índole - y a usted, ¿cuantas vidas le quedan? - mi pregunta iba de cierta forma mas allá pero era inconsciente de ello.

- vivir plácidamente, creo que es todo lo que todos queremos - dije levantando las cejas así lo creía aunque mi vida era rara vivía por mi pasión, crear, cohesionar y imaginar aromas, fragancias y perfumes únicos, mi pasión - ¿tiene usted familia?- volví a preguntar cosas que en realidad no me incumbían pero que le iba hacer así era.

por Invitado Miér Ago 18, 2010 6:13 pm

Observó al hombre que todavía caminaba con lentitud, sabiendo que tardaría un rato en llegar a donde se encontraba Viola. Escuchó su pregunta y divertido contestó:

-De momento mis siete vidas quedaron intactas, creo que me queda mucho por vivir.- informó con total tranquilidad mientras volvía su vista a ella escuchando las palabras con aquel dulce tono de voz asintiendo lentamente.

Él mismo había conseguido vivir lo más longevo posible, sin siquiera proponérselo y lo único que quería era vivir su eternidad de la forma más plácida y tranquila.

Escuchó su pregunta y en su mente aparecieron Aleera y Lyam, sus dos hijos, su mundo y su familia.

-Así es, dos hijos.- respondió con total tranquilidad a la pregunta de ella.

-¿Y usted mademoiselle?- preguntó en revancha, intentando saber si ella tenía también familia.

Observó a aquel hombre que ya se acercaba con una caja entre sus manos y no pudo evitar desviar su vista a él.

por **Viola de Lesseps** Jue Ago 19, 2010 3:00 pm

MI sorpresa fue cuando escuche la respuesta sonaba tan seguro de si mismo, era algo que encantaba y en realidad yo siempre hablaba con seguridad y la otra parte bromeaba, pero era asi, no me limitaria ante nadi a menos que la situacion lo amerite.

- Cuantos años tiene usted Monseur - pregunte acomodando un rizo que se posaba sobre mi rostro, estos rizos tan reveldes pense para mi mientras lo quedaba mirando y sin mas reparo note a un hombre caminando en nuestra direccion, ¿seria mi baul?, esperaba que fuera asi por que no queria ni pensar en que se pudo haber extraviado en camino.

Cuando comento que tenia dos hijos me sorprendio este caballero era una caja llena de sopresas, mas su pregunta me dejo con un vacio en mi interior mire a Charles y baje la mirada por unos segundos, inspire profundamente y dije - no, no tengo familia soy solo yo, mi Chofer, que es como mi padre y mi nodriza que es mi mejor amiga - musite lamentandome aun, era una ¿solterona?

por Invitado Jue Ago 19, 2010 6:07 pm

Dejando atrás el hombre aquel que portaba una caja entre sus manos, volvió su vista a ella, escuchando su nueva cuestión que lo llevó a cavilar una milésima de segundo antes de responder seguro y con confianza.

-Treinta-y-siete años, mademoiselle.- sus ojos verdes quedaron de nuevo clavados en ella, pensativo, mientras su estado siempre tranquilo y reservado, prevalecía contra cualquier tipo de peligro. Por un momento sonrió con diversión, pensando la respuesta si hubiese sido sincero con ella; sí mademoiselle, rondo los setecientos años y sigo como una rosa.

-Si me permite la osadía, ¿Cuántos años tiene usted?- retomó aquella pregunta, sin apartar su mirada, cada vez sintiendo más fuerte aquel olor a perfume que de alguna manera sobrecargaba el aire pero que adulzaba el olor marinero a alcohol, pescado y sudor.

Escuchó la respuesta que dió Viola sobre si tenía familia y asintió levemente, no quería adentrarse más en su vida personal, no de momento, puesto que veía no estaba muy contenta con su situación actual.

por **Viola de Lesseps** Miér Ago 25, 2010 6:30 pm

El caballero parecia amable, muy amable y educado, eso era algo que siempre me encantaba, aunque por el contrario fuera un simple marinero con esa educacion todo valia, a lo largo de mi vida me habian enseñado que la educacion hacia a la persona no la clase, y en eso si estaba muy de acuerdo. 37 año y se mantiene mejor que muchos caballeros que acuden a mi perfumeria pense.

Aun me sentia incomoda con el hecho de que no obtenia aun lo que habia venido a buscar aquel lugar, y si se perdio el baul... Dios no no queria ni pensr en eso ya que venia algo muy valioso... si a parte de las escencias venia... venia un frasco... que estaba hecho en el cristal mas fino conocido por el hombre, ese frasco lo habia pedido mi padre hace mas de 5 años, y por fin ahora llegaria...

- Se ve muy bien para esa edad - musite con una amplia sonrisa en mi rostro - yo tengo tan solo veinticuatro años - a veces parecia tener mas pero cuando dije mi edad exacta lo gre ver que si era joven y tenia demaciado por delante... 24 años... quede pensativa. Tendria que hacer algo para sentirme de esa edad...

por Invitado Vie Ago 27, 2010 6:01 pm

El olor que desprendía ella era realmente envidiable o debería serlo por todos los allí presentes en el puerto. No amaba mucho aquello de que sus sentidos estuvieran tan potenciados pues la carga de aquellos olores marineros y humanos eran mucho mayores que los de el perfume que en aquellos momentos podía captar en Viola.

El cumplido de ella le hizo sonreír con cierto orgullo, sin duda los años vivos habían hecho bien en su aspecto ya que no había decaído con el tiempo y su belleza inmortal le daba un toque aún más joven.

Escuchó su pronta edad, veinticuatro años, realmente su forma de ser era quizás demasiado formal para una mujer de veinticuatro años pero no quería tampoco meterse en asuntos personales puesto que tenía educación.

-Ah mademoiselle, su aspecto me decía que rondaba por esos años.- comentó con tranquilidad. - Pero realmente su forma de ser me muestra que es muy madura para su tierna edad.- explicó con simpleza, no viendo mal en comentarlo.

por **Viola de Lesseps** Sáb Ago 28, 2010 12:33 am

No era el primer hombre que decía aquello sobre la madurez que tenia, pero así era, crecer sola con mi padre y mi nodriza me hizo de cierta forma ser una joven mas madura mas los últimos años que el estuvo a mi lado tener que cuidarlo, y atender la perfumería, era algo que se aprendía,pero tampoco quería parecer una vieja y eso me había incomodado de cierta forma - En realidad, si mi madurez creo que va mas allá que cualquier otra joven de mi edad, pero son las cosas o mejor dicho los momentos de la vida que te hacer ser así, pero por dentro soy, una verdadera niña - sonreí, en realidad esperaba que eso no sonara mal o feo, no era una libertina que quería aparentar lo que no era.

Era así, decía lo que pensaba y actuaba de acuerdo a la forma que tenia que ser, en la perfumería tenia que atender con clase buenos modales eso siempre le gustaba al cliente que día a día era mas exigente, las primeras impresiones siempre hacían que el cliente volviera por algún otro perfume ya sea para regalar o simplemente para uso propio.

Sonreí amplia mente en realidad, sabia que mi juventud duraría poco y tenia que disfrutarla, y era eso exactamente lo que aun no podía hacer, debería darme algunas vacaciones y disfrutar, pensé, era en realidad una excelente idea.

por Contenido patrocinado

El regreso tan esperado {Libre}

El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}

Re: El regreso tan esperado {Libre}