Maike Gottshalk

Felino 1//Felino 1//Felino 3

El 28 de Junio de 1782, nace Maike. Era una tarde de verano, extrañamente el color del cielo era grisáceo. Llovía de manera descomunal, incluso las calles de la ciudad no se veían. La madre de Maike, tuvo que dar a luz en medio de su sala, con una partera inexperta, lo cual la hizo perder la vida, horas después del nacimiento de su hija. Dante, el padre de la recién nacida, sufrió un fuerte Shock al ver a su esposa desangrarse, sin embargo, nunca se lo reprochó a su pequeña. Desde que la pequeña de cabellos negros había nacido, supo que debía ser un padre ejemplar. Y nunca dejó de intentar hacerlo.

Los primeros años de la pequeña fueron gratos, se le dieron todas las comodidades, todas las riquezas y caprichos que pedía, pero al ser solo una pequeña, no es que fuera mucho en realidad. A los cinco años se dieron cuenta sus pequeñas inclinaciones por el arte, la pequeña ya disfrutaba de comenzar a leer sus primeros libros. También creaba sus primeros dibujos, lo cual su padre se sentía demasiado orgulloso de ella, pues lo había heredado de su madre. Le recordaba tanto a ella. Descubrieron a esa misma quedad, que la pequeña había heredado esos genes de cambiante, pues después de una pequeña pesadilla, al amanecer, había aparecido un pequeño gatito acurrucado en la almohada donde la niña dormía.

Los siguientes años pasaron como si nada, Maike era una niña muy alegre, amorosa, y cualquiera que estuviera a su alrededor, quería compartir parte de su energía, lamentablemente no todo puede ser miel sobre hojuelas, y fue así cuando los primeros golpes de la chica comenzaron a aparecer.

Una tarde, mientras regresaba de bellas artes, escuchó unos gritos, bastante agudos, y risas que se mezclaban entre si. Su pequeño cuerpo se erizó al escuchar, y la gran curiosidad la hizo querer averiguar que pasaba. ¡Gran error! Anke escondida entre unos arbustos, observó, como un grupo de cinco hombres, comenzaban a despojar a una jovencita, quizás de su misma edad, de sus ropajes, observó como la tomaba uno por uno, haciéndole las cosas más atroces, y después de que cada uno saciara sus deseos, comenzaron a desmembrarla. Había sido una escena tan cruda para la chica que sólo pudo guardar silencio, y salir corriendo con lagrimas en los ojos, la cosa no terminó ahí. Uno de los agresores la había visto, y la conocía, la reconoció al instante. Los siguientes meses, Maike recibía cartas de amenazas, imágenes de mujeres parecidas en dibujos mal pintados, mutiladas, torturadas, y sabía que ese sería su destino de hablar algo de lo que había presenciado. Después de mucho tiempo de aquellos mensajes, Anke decidió que era momento de hablar. ¡Otro gran error! Su padre, en la desesperación, mando a poner tanta seguridad en casa que los atacantes descubrieron que pasaba.

Por más seguridad que tuvieran, Maike no podía permanecer encerrada toda su existencia. En una de sus presentaciones de baile, después del evento, la chica se encontraba encerrada en su camerino esperando a que pasaran por ella. Un hombre tocó su puerta, un hombre desconocido que al entrar comenzó a atacarla, a forzarla y por poco a violarla, para su buena suerte, la seguridad que su padre había mandado, llegó en el momento correcto.

El tiempo pasó, y Maike había cambiado demasiado, se le veía encerrada, sin poder salir de su hogar, sin hablar con nadie, y eso a su padre no le pareció. Decidió mandarla muy lejos, donde nadie pudiera lastimarla, donde se pudiera sentir tranquila, y en paz.

La pequeña lleva ya dos años en Paris, disfruta de su nueva vida, pero sus demonios aun no se calman. Poco a poco a desarrollado un especie de gusto por leer historias de crímenes atroces como el que presenció, y como el que puede llegar a ser una gran víctima, siente atracción por la psicología de estas personas, y en ocasiones ha deseado regresar su natal Alemania para poder enfrentar su pasado, en ocasiones responde aquellas cartas, intentando incitar, pues por extraña razón, han sabido como contactarla. La extraña sensación de peligro que puede correr se ha vuelvo una especie de obsesión para ella .