AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Demencia Vestida de Maike
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Demencia Vestida de Maike
Demencia vestida de Maike
El cuerpo de la virgen es el gozo de todo hombre…
El cuerpo inmaculado de una joven que se deshace entre mis manos es el sabor que alimenta mis sentidos, mientras su sangre viaja por sus venas mis colmillos clavan de aquella piel que me proporciona el goce del éxtasis recorrer por mi cuerpo.
La virgen es tomada y arrebatada por mi cuerpo pero no somos uno, ni dos ni tres somos la manada misma que acude a su tersa piel blanquecina que llena de aquel aroma tan sabroso hace que no solo mis sentidos enloquezcan…
Este cuerpo tan blanco, tan puro esta pronto hacer usurpado… se te hace una idea…
Mi querida Maike… tú eres el bufón de mi vida…. El payaso de esta historia…
Eres la demencia echa carne porque yo soy el dueño de aquella, no exagero, lo sabes…
¿Dolor o placer Por donde quieres empezar?
Solo dos opciones para tener la demencia entre mis manos, donde el miedo crezca y el juego de sangre se deje llevar. ¿Qué corre por tus venas mi dulzura? A medida que las pinturas aparezcan es cuando más cerca estaré de ti. Puedes olerme, mírame pero nunca descubrirme.
Me veras a los ojos… pero no podrás nunca descifrar lo que hay en ellos, podrás tocarme pero nunca sentir el fuego de mi piel… Podrás… sentirme aun sin siquiera yo tocarte.
Mi locura no es más que la suma de la tuya
A la puesta de sol en tres días más, donde las flores habitan ordenadas por estación, donde el verdugo de tus sueños entre los pensamientos te esperara…
Con Sangre Ulrich.
Lienzo adjunto con la carta
Hacía tres días que había enviado aquella carta a mi dulce Maike, ¿su curiosidad le permitiría acercarse y venir a mi encuentro? Aquella era la gran incógnita a esas horas donde el sol comenzaba a ponerse y mi carruaje avanzaba por las calles de parís con dirección al jardín botánico, traía conmigo una nueva pintura que se la revelaría cuando ella se presentara, Maike, Maike, definitivamente no podía dejar de pensar en ella, ¿Por qué? Porque ella satisfacía mi instinto asesino, una parte de mi la deseaba a morir y la otra ¿Había otra?, la risa burlesca apareció en mi rostro, claro que no, yo solo era uno o tal vez dos, pero con ella era el que pocos conocían y que muchos deseaban, el Ulrich sediento de muerte de tortura y de placer. Porque el dolor y el placer de la mano caminan en el limbo de mi vida, en la suela de mi zapato, esa noche seria todos compuesto en una sola silueta la mía. Reviviríamos esa noche… tentador, relamí mis labios y lleve a mi cabeza mi zurda para desordenar mi cabellera, mientras el carruaje se detenia entre la sombra, donde los escasos rayos de sol no pudieran tocar mi cuerpo. El relinchar del caballo me causo gracia, claro, el sabia que sería una noche diferente.
La puerta del carruaje se abrió y mi diestra tomo aquella pintura envuelta en sí, solo el lienzo como todas mis otros regalos macabros, pinturas retorcidas, bellas a mi ojos y suponía fantásticas ante ella. Deje la orden de que no se retirara el carruaje, quizás la noche no termine ahí si no en otro lugar. Con una sonrisa de medio lado y con la seguridad que me caracterizaba entre las sombras me escurrí para entrar aquel lugar donde una cita perfecta se llevaría a cabo. Una flor en especifico, los pensamientos, camine entre varios arbustos, ocultándome siempre en el lado oscuro de las flores y arbustos de gran tamaño, el lugar irradiaba esa energía que a los de la clase de Maike de seguro le gustaban, mis sentidos aumentados me permitían separar aromas, el vibrar del viento pasar por las ramas, algunos insectos que merodeaban por ahí, el aleteo de una mariposa nocturna… pero aun ningún corazón, camine lo suficiente por el lugar hasta un pequeño sendero donde al final la flor en cuestión estaba, ahí estaría ella… aun le quedaba tiempo… mientras oculto en la oscuridad de aquel jardín estaría como el fiel verdugo que era…
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 01/02/2012
Re: Demencia Vestida de Maike
Hace más de una semana que había recibido esa carta. Ella estaba feliz, más que feliz, sonreía de manera enferma. Estaba a punto de conocer a uno de los hombres que había cambiado su vida, a uno de los hombres que había despertado ese placer de dolor, de sangre y excitación. No tenía miedo, hace mucho tiempo había dejado de tenerlo, ahora tenía el deseo incesante de experimentar ese dolor. Ahora, estando más grande, deseaba haber sido aquella mujer a la que habían violado, irónicamente nadie había tocado su cuerpo, mantenía su virginidad intacta, y eso lo odiaba. Cada día se veía en el espejo, se repetía, intentando convencerse, que no era fea, que era muy hermosa. ¿Por qué no la tocaban? ¿Por qué alguien no se acercaba a que la violaran? Deseaba ser la mujer de alguien de esa manera tan atroz, pero dentro de ella también albergaba el deseo de encontrar un amor y dejar a un lado esos malditos deseos de destrucción. Ella era así, su mente y cuerpo deseaba lo más grotesco, lo que pudiera perturbar su ser, para ella eso sería el mejor de los placeres. Por otro lado, su corazón y un poco de razón, de cordura mantenida en ella le pedía buscar estabilidad, un refugio, unos brazos, un amor. Ella era una cambiante, su naturaleza animal estaba distorsionada, no quería ser la cazadora, deseaba ser la presa.
La joven sostenía el pedazo de papel con la mano derecha, leía una y otra vez esas lineas, incluso ya se la sabía de memoria, no le importaba, aquellas lineas eran escritas por las manos que deseaba sentir en el cuerpo. La joven cerró los ojos. Sintió una especie de deseo recorrer cada rincón de su figura, con la mano que no sostenía la carta recorrió sus labios, sintiendo la textura húmeda de ellos a causa de la relamida de sus labios con la lengua, después aquellos dedos acariciaron su cuello, sus hombros, y bajaron hasta sus pechos. Se encontraba desnuda, completamente desnuda. Di pequeños masajes a uno, luego a otro. Se dejó llevar por el deseo, aquello era demasiado extraño, sentía que esas manos eran de él, de Ulrich. ¿Cómo sería? ¿Atractivo, o no atractivo? No, ella no sabía, simplemente quería que la tomara como suya. La joven dejó caer aquella carta en la cama, y comenzó a jugar con su cuerpo con las dos manos, sus pechos reaccionaba a cada roce, a cada pellizco, y sus pezones se endurecían a causa de la fricción. Maike estaba enferma de deseo. De un deseo atroz. Así estuvo un rato hasta que su cuerpo le pidió más, y una de sus manos se adentro ente el vello púbico, se adentro en sus labios vaginales, esos que estaban completamente húmedos. Gimió al sentir lo frío de esos largos dedos ¿Serían fríos los de él? No lo sabía. Jugueteó en su entrada, escuchaba sus líquidos chocar contra sus dedos, y entonces gimió, irrumpiendo el silencio de su habitación. La chica de caballos castaños respiraba de manera acelerada, gemía con fuerza cuando encontró su pequeño botón, lo apretaba y pellizcaba con insistencia, él se lo estaba haciendo Ulrich, era cuando dominaba sus manos, ella lo sabía. Después de mucho tiempo un liquido transparente se escurrió, y el placer desbordante la invadió. Maike había tenido un esplendoroso orgasmo, gracias a él.
Su figura se movía con rapidez entre aquel bosque, Maike estaba bastante emocionada, incluso había vomitado un par de veces antes de llegar, era demasiado el deseo que sentía por verlo. ¿Cómo serían las cosas? ¿La tomaría como suya? ¿Le quitaría la cabeza? No sabía, pero lo que fuera sería lo mejor que experimentaría.
Llegó al lugar indicado, estaba vestida con un vestido rojo carmín, su cabello caía en forma de cascada por sus hombros, se veía hermosa, única, como nunca. Maike había encontrado con facilidad el lugar donde sería el encuentro. Observaba las flores de aquel lugar, las acariciaba y se preguntaba si así serían las flores en su tumba. Siempre tenía esa idea en la cabeza, muerte, dolor, sangre, destrucción, nada más podía pensar en eso, desde aquella noche dónde presenció aquella violación. La simple idea de ver a aquel hombre a los ojos, la desmoronaba, la excitaba, estaba a punto de tocarse, pero no… Se detuvo, escuchando el sonido del viento, y también unos pasos - ¿Quién anda ahí? - Preguntó temblorosa, su instinto de supervivencia le pedía que huyera, que corriera, pero era tan aferrada y terca que no lo hacía. - ¿Ulrich? - Le habló, como si fueran conocidos de toda la vida, y en realidad si lo eran, se conocían el peor de los defectos, y cuando te sientas dueña de lo malo, entonces puedes sentirte dueña también de lo bueno. Se quedó ahí, ansiosa, observando a todos lados, esperando la figura de su hombre, el hombre de las cartas.
La joven sostenía el pedazo de papel con la mano derecha, leía una y otra vez esas lineas, incluso ya se la sabía de memoria, no le importaba, aquellas lineas eran escritas por las manos que deseaba sentir en el cuerpo. La joven cerró los ojos. Sintió una especie de deseo recorrer cada rincón de su figura, con la mano que no sostenía la carta recorrió sus labios, sintiendo la textura húmeda de ellos a causa de la relamida de sus labios con la lengua, después aquellos dedos acariciaron su cuello, sus hombros, y bajaron hasta sus pechos. Se encontraba desnuda, completamente desnuda. Di pequeños masajes a uno, luego a otro. Se dejó llevar por el deseo, aquello era demasiado extraño, sentía que esas manos eran de él, de Ulrich. ¿Cómo sería? ¿Atractivo, o no atractivo? No, ella no sabía, simplemente quería que la tomara como suya. La joven dejó caer aquella carta en la cama, y comenzó a jugar con su cuerpo con las dos manos, sus pechos reaccionaba a cada roce, a cada pellizco, y sus pezones se endurecían a causa de la fricción. Maike estaba enferma de deseo. De un deseo atroz. Así estuvo un rato hasta que su cuerpo le pidió más, y una de sus manos se adentro ente el vello púbico, se adentro en sus labios vaginales, esos que estaban completamente húmedos. Gimió al sentir lo frío de esos largos dedos ¿Serían fríos los de él? No lo sabía. Jugueteó en su entrada, escuchaba sus líquidos chocar contra sus dedos, y entonces gimió, irrumpiendo el silencio de su habitación. La chica de caballos castaños respiraba de manera acelerada, gemía con fuerza cuando encontró su pequeño botón, lo apretaba y pellizcaba con insistencia, él se lo estaba haciendo Ulrich, era cuando dominaba sus manos, ella lo sabía. Después de mucho tiempo un liquido transparente se escurrió, y el placer desbordante la invadió. Maike había tenido un esplendoroso orgasmo, gracias a él.
Su figura se movía con rapidez entre aquel bosque, Maike estaba bastante emocionada, incluso había vomitado un par de veces antes de llegar, era demasiado el deseo que sentía por verlo. ¿Cómo serían las cosas? ¿La tomaría como suya? ¿Le quitaría la cabeza? No sabía, pero lo que fuera sería lo mejor que experimentaría.
Llegó al lugar indicado, estaba vestida con un vestido rojo carmín, su cabello caía en forma de cascada por sus hombros, se veía hermosa, única, como nunca. Maike había encontrado con facilidad el lugar donde sería el encuentro. Observaba las flores de aquel lugar, las acariciaba y se preguntaba si así serían las flores en su tumba. Siempre tenía esa idea en la cabeza, muerte, dolor, sangre, destrucción, nada más podía pensar en eso, desde aquella noche dónde presenció aquella violación. La simple idea de ver a aquel hombre a los ojos, la desmoronaba, la excitaba, estaba a punto de tocarse, pero no… Se detuvo, escuchando el sonido del viento, y también unos pasos - ¿Quién anda ahí? - Preguntó temblorosa, su instinto de supervivencia le pedía que huyera, que corriera, pero era tan aferrada y terca que no lo hacía. - ¿Ulrich? - Le habló, como si fueran conocidos de toda la vida, y en realidad si lo eran, se conocían el peor de los defectos, y cuando te sientas dueña de lo malo, entonces puedes sentirte dueña también de lo bueno. Se quedó ahí, ansiosa, observando a todos lados, esperando la figura de su hombre, el hombre de las cartas.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 38
Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Demencia Vestida de Maike
Mientras avanzaba a paso seguro, lento, decidido actuar iba agudizando mis sentidos, cada paso era una emoción diferente, aquella mujer una jovencita nada mas era la que conocía lo peor de mi y si estaba ahí en el jardín solo me daría el resultado a una de las grandes respuesta de mi vida, nuestra conexión se había hecho aun antes de conocerlo, por que como el verdugo que yo era, andaba tras mi presa, su “amiga” no fue más que solo el puente para acercarme a la presa, a mi premio mayor, porque eso era aquella jovencita el premio que deseaba con todas mis fuerzas la virgen inmaculada de un ideal puesto entre pinturas que sabía que ella disfrutaba tanto como yo mandar a pintarlas. Respire ese aire azumagado lleno de plantas de un polen que flotaba por el lugar impregnando todo con su paso, mis ojos abiertos estaban expectantes para ver a la doncella a la misma demencia, que enloquecía mis sentidos, ¿Controlarme? ¿Contenerme? Con ella jamás. Y ahí fue cuando las melodiosa voz llego a mis oídos viajo por mi cabeza como si fuera una opera en pleno acto su miedo era mi excitación, su voz mi pasión y ella, si aquella que se había atrevido a llamarme por mi nombre, Maike.
Sonreí de medio lado apretando el lienzo que tenía en mis manos enrollado haciendo que mis pies se arrastraran por el suelo, haciendo notar mi presencia que como cual cazador amenaza a su presa, con la agilidad que me caracterizaba me moví haciendo que las flores con debilidad se movieran – Maike – mi voz ronca se hizo escuchar, ahí estaba ella con ese vestido carmín que le hacía resaltar esa pureza que tanto me deleitaba con ella. No espere que se diera vuelta ni muchos menos que me viera, aun no, me moví rápidamente a otro lado – Te traje un regalo – Volví a susurrar, mirándola de entre las sombras satisfaciéndome de sus movimientos estudiando su rostro cada vez que mi voz aparecía de un lugar diferente - ¿Quieres verlo? lo mande hacer pensando en ti – ya me encontraba en otro lugar, mientras corría por el jardín sin que ella pudiera verme tan solo escucharme, podía sentir ese aroma el de ella, el de su piel natural, me atreví acercarme y pasar por detrás de la cambia formar haciendo que sus cabellos rozaran con mis dedos pero sin tocarla y sin ser visto, deje caer el lienzo y nuevamente me oculte – Disfrútalo – dije esperando reacción al ver el cuadro.
¿Por qué esperar? Me hice aquella pregunta en mi cabeza, y me acerque por detrás de ella y la tome de la cintura pegándola a mi cuerpo, respire en su oído me llene de su aroma – Maike… juega conmigo – le dije y volví a desaparecer, tan solo el contacto con ella me había dejado un sabor tan dulce que parecía ahora más que nunca querer poseerla ahí mismo, tomarla, reclamarla como mía, penetrarla hasta que sus fuerzas se agoten beber de ella para elevar su libido, infringirle dolor para enloquecer sus sentidos y que su voluntad se doblegara ante mí, me saboree y aun oculto en la oscuridad del jardín comencé a caminar hacia ella, permitiendo ver mi silueta aun no mi rostro – La del lienzo eres tú, siendo secuestrada por mi… así lo hare, te secuestrare, te despojare de tus prendas desnuda ante mi te amarrare para hacerte mi esclava, mía solo mía, vendare tus ojos para que aprendas a sentir solo sentir, te hare dueña de un juego que se que te gustara, donde tu dolor es mi placer y me encantara ver tu sangre correr para que con mi lengua lama cada espacio de tu cuerpo – hice una pausa mientras avanzaba – comenzare por tu cuello lamiendo la sangre, bajare por tus pechos los que morderé y beberé de ellos bajare mientras voy limpiando tu cuerpo del rojo carmín de tu sangre – Sonreí maniáticamente mientras estaba a pocos pasos de ella – Llegare a la fuente de tu excitación, donde con mis dedos jugare y mi lengua buscara algo entre ellas, morderé tu clítoris lo hare mío y cuando estés lo suficientemente húmeda te embestiré como la bestia que soy, no te dejare respirar, te asfixiare mientras te penetro y veras como conmigo y todo el dolor llegaras al cielo y ahí, morderé de ti para hacerte mía, una y otra vez. –termine mi pequeña historia, sabía que la adoraría y podía predecir que hasta excitada ya se encontraba ella - ¿Te gusto? – tan solo dije cuando nos separaba una distancia de más menos cincuenta centímetros.
Sonreí de medio lado apretando el lienzo que tenía en mis manos enrollado haciendo que mis pies se arrastraran por el suelo, haciendo notar mi presencia que como cual cazador amenaza a su presa, con la agilidad que me caracterizaba me moví haciendo que las flores con debilidad se movieran – Maike – mi voz ronca se hizo escuchar, ahí estaba ella con ese vestido carmín que le hacía resaltar esa pureza que tanto me deleitaba con ella. No espere que se diera vuelta ni muchos menos que me viera, aun no, me moví rápidamente a otro lado – Te traje un regalo – Volví a susurrar, mirándola de entre las sombras satisfaciéndome de sus movimientos estudiando su rostro cada vez que mi voz aparecía de un lugar diferente - ¿Quieres verlo? lo mande hacer pensando en ti – ya me encontraba en otro lugar, mientras corría por el jardín sin que ella pudiera verme tan solo escucharme, podía sentir ese aroma el de ella, el de su piel natural, me atreví acercarme y pasar por detrás de la cambia formar haciendo que sus cabellos rozaran con mis dedos pero sin tocarla y sin ser visto, deje caer el lienzo y nuevamente me oculte – Disfrútalo – dije esperando reacción al ver el cuadro.
Lienzo
¿Por qué esperar? Me hice aquella pregunta en mi cabeza, y me acerque por detrás de ella y la tome de la cintura pegándola a mi cuerpo, respire en su oído me llene de su aroma – Maike… juega conmigo – le dije y volví a desaparecer, tan solo el contacto con ella me había dejado un sabor tan dulce que parecía ahora más que nunca querer poseerla ahí mismo, tomarla, reclamarla como mía, penetrarla hasta que sus fuerzas se agoten beber de ella para elevar su libido, infringirle dolor para enloquecer sus sentidos y que su voluntad se doblegara ante mí, me saboree y aun oculto en la oscuridad del jardín comencé a caminar hacia ella, permitiendo ver mi silueta aun no mi rostro – La del lienzo eres tú, siendo secuestrada por mi… así lo hare, te secuestrare, te despojare de tus prendas desnuda ante mi te amarrare para hacerte mi esclava, mía solo mía, vendare tus ojos para que aprendas a sentir solo sentir, te hare dueña de un juego que se que te gustara, donde tu dolor es mi placer y me encantara ver tu sangre correr para que con mi lengua lama cada espacio de tu cuerpo – hice una pausa mientras avanzaba – comenzare por tu cuello lamiendo la sangre, bajare por tus pechos los que morderé y beberé de ellos bajare mientras voy limpiando tu cuerpo del rojo carmín de tu sangre – Sonreí maniáticamente mientras estaba a pocos pasos de ella – Llegare a la fuente de tu excitación, donde con mis dedos jugare y mi lengua buscara algo entre ellas, morderé tu clítoris lo hare mío y cuando estés lo suficientemente húmeda te embestiré como la bestia que soy, no te dejare respirar, te asfixiare mientras te penetro y veras como conmigo y todo el dolor llegaras al cielo y ahí, morderé de ti para hacerte mía, una y otra vez. –termine mi pequeña historia, sabía que la adoraría y podía predecir que hasta excitada ya se encontraba ella - ¿Te gusto? – tan solo dije cuando nos separaba una distancia de más menos cincuenta centímetros.
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 01/02/2012
Re: Demencia Vestida de Maike
Todo era un sueño, pero se sentía demasiado real, las cosas pasan en realidad, y esto no puede ser una pesadilla para ella, al contrario, está siendo uno de sus mejores deseos, las cosas pasan por algo, y ella nunca creyó poder conocer a su verdugo, lo extraño en ese momento era la parte increíblemente afectada de ella, nunca pensó que su cuerpo pudiera sentir esa especie de miedo, nunca imaginó que el estar frente a esa criatura quisiera salir corriendo sin mirar atrás, aquello era extraño, mucho más de lo esperado, y no es que ella fuera la persona más normal y cuerda, pero durante toda la vida se había preparado para una desgracia, quizás no deseaba estar en momentos malos, quizás necesitaba un poco de cariño, de muestras de alguien que pudiera protegerla y cuidarla, alguien que velara por su alma, que quisiera ver a través de sus ojos, todo empezó a darle vueltas en la cabeza, los acercamientos, la voz aterciopelada del vampiro, la manera en que dejaba su olor en el ambiente, la forma en que se le erizaba el vello del cuerpo, todas sus palabras, la manera en que jugaba con su cabeza, la joven estuvo a punto de gritar, pero entonces esa sensación de tenerlo cerca la hizo soltar una especie de jadeo, su cuerpo había respondido como era esperado, le había gritado que quería tenerlo cerca, cosa nueva y extraña dada la virginidad que aún poseía.
- Uhmm - Llevó una mano a los labios, de manera pensativa, observó el pequeño rollo de papel y lo recogió, se inclinó enredando el papel entre sus dedos, poco a poco lo desplegó, y sus ojos delinearon la figura humana que había en el retrato, le pareció una figura bastante erótica, era hermosa en realidad, cada quien quizás le daría una interpretación diferente, pero podía estar segura que ellos tenían la misma interpretación de las cosas - Me encanta, podría cerrar los ojos, y enredar mis manos en la espalda ahora mismo para que me amarres - Se sorprendió de sus palabras, dio varios parpadeos rápidos y trago saliva, no entendía que estaba haciendo, o que estaba diciendo, negó repetidas veces como queriendo regañarse - Pero no lo harás, porqué esté juego es bastante divertido para ambos, porque adoras ponerme así de nerviosa así como yo adoro sentir que puedes tomarme en cualquier momento ¿Me equivoco? Este juego terminaría pronto si me haces algo, y no puedes negar que así como estoy obsesionada contigo, tú lo estás conmigo - En parte, su naturaleza cambiante le daba la seguridad para hablar de esa manera, o quizás la parte de su locura que no podía comprender. - ¿Por qué te tomas tanto tiempo en mandar a pedir cuadros? ¿Por qué tanto interés en mi habiendo tantas mujeres? Algo vez más en mi, lo sabes, lo sé, quizás por eso no tengo tanto miedo como debería tener… O quizás si lo tengo pero te necesito para sentir que vivo, es extraño - Concluyó con una sonrisa torcida, cerrando el retrato, apretándolo contra su pecho, mordisqueando su labio inferior de forma sugerente, su cuerpo reaccionaba con complacencia.
Y entonces se congeló, escuchando aquella historia excesivamente perturban, sintiendo como las manos de ese hombre podrían hacerlo en cualquier momento, Maike gimió de complacencia, dando rienda suelta el hombre - ¿Eso me quieres? ¿Deseas una prisionera? ¿Sabes acaso que los felinos somos escurridizos? ¿Sabes acaso que siempre encontramos la manera de escapar? Y si me tienes mucho tiempo encerrada podría morir de tristeza ¿Te quieres follar un cuerpo sin vida? Estás más enfermo de lo que creía de ser así - Sus ojos se abrieron de par en par, sus mejillas ruborizadas marcaron la aceptación de lo que estaba ocurriendo. Se encontraron tan cerca, a los ojos, aspiró profundamente y su cuerpo tembló al sentirlo tan aproximado al ajeno - ¿Por qué haces eso Ulrich? ¿Por qué deseas volverme loca? ¿Acaso crees que la locura me hará montarte con más facilidad? Quizás deberías probar otras maneras de tenerme, si de verdad quisieras hacerme daño lo hubieras hecho desde aquella noche, tenías la habilidad de seguirme y no lo hiciste, tenías la fuerza para adueñarte de mi, y tampoco lo hiciste ¿Qué pretendes? - Suspiró, estaba siendo demasiado valiente, dejando de lado el miedo por perder la cabeza.
Decidió que lo mejor era tomar un poco de distancia, una inútil por la rapidez que aquel depredador podía tener. Dio algunos pasos hacía atrás hasta que su cuerpo pegó contra una pared fría - ¿Me dirás que buscas de mi aparte de lo evidente? Estoy muy curiosa por saber al respecto, por favor, lo merezco - Susurró, y ese pequeño susurro parecía una suplica.
- Uhmm - Llevó una mano a los labios, de manera pensativa, observó el pequeño rollo de papel y lo recogió, se inclinó enredando el papel entre sus dedos, poco a poco lo desplegó, y sus ojos delinearon la figura humana que había en el retrato, le pareció una figura bastante erótica, era hermosa en realidad, cada quien quizás le daría una interpretación diferente, pero podía estar segura que ellos tenían la misma interpretación de las cosas - Me encanta, podría cerrar los ojos, y enredar mis manos en la espalda ahora mismo para que me amarres - Se sorprendió de sus palabras, dio varios parpadeos rápidos y trago saliva, no entendía que estaba haciendo, o que estaba diciendo, negó repetidas veces como queriendo regañarse - Pero no lo harás, porqué esté juego es bastante divertido para ambos, porque adoras ponerme así de nerviosa así como yo adoro sentir que puedes tomarme en cualquier momento ¿Me equivoco? Este juego terminaría pronto si me haces algo, y no puedes negar que así como estoy obsesionada contigo, tú lo estás conmigo - En parte, su naturaleza cambiante le daba la seguridad para hablar de esa manera, o quizás la parte de su locura que no podía comprender. - ¿Por qué te tomas tanto tiempo en mandar a pedir cuadros? ¿Por qué tanto interés en mi habiendo tantas mujeres? Algo vez más en mi, lo sabes, lo sé, quizás por eso no tengo tanto miedo como debería tener… O quizás si lo tengo pero te necesito para sentir que vivo, es extraño - Concluyó con una sonrisa torcida, cerrando el retrato, apretándolo contra su pecho, mordisqueando su labio inferior de forma sugerente, su cuerpo reaccionaba con complacencia.
Y entonces se congeló, escuchando aquella historia excesivamente perturban, sintiendo como las manos de ese hombre podrían hacerlo en cualquier momento, Maike gimió de complacencia, dando rienda suelta el hombre - ¿Eso me quieres? ¿Deseas una prisionera? ¿Sabes acaso que los felinos somos escurridizos? ¿Sabes acaso que siempre encontramos la manera de escapar? Y si me tienes mucho tiempo encerrada podría morir de tristeza ¿Te quieres follar un cuerpo sin vida? Estás más enfermo de lo que creía de ser así - Sus ojos se abrieron de par en par, sus mejillas ruborizadas marcaron la aceptación de lo que estaba ocurriendo. Se encontraron tan cerca, a los ojos, aspiró profundamente y su cuerpo tembló al sentirlo tan aproximado al ajeno - ¿Por qué haces eso Ulrich? ¿Por qué deseas volverme loca? ¿Acaso crees que la locura me hará montarte con más facilidad? Quizás deberías probar otras maneras de tenerme, si de verdad quisieras hacerme daño lo hubieras hecho desde aquella noche, tenías la habilidad de seguirme y no lo hiciste, tenías la fuerza para adueñarte de mi, y tampoco lo hiciste ¿Qué pretendes? - Suspiró, estaba siendo demasiado valiente, dejando de lado el miedo por perder la cabeza.
Decidió que lo mejor era tomar un poco de distancia, una inútil por la rapidez que aquel depredador podía tener. Dio algunos pasos hacía atrás hasta que su cuerpo pegó contra una pared fría - ¿Me dirás que buscas de mi aparte de lo evidente? Estoy muy curiosa por saber al respecto, por favor, lo merezco - Susurró, y ese pequeño susurro parecía una suplica.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Demencia Vestida de Maike
Como se atrevía ella hablarme de esa manera, la sonrisa torcida en mi rostro era realmente evidente una muestra de sadismo, excitación, venganza, ira, o tras mas iban involucradas ahí, mientras mis ojos no dejaban de observarla, no le daría tregua sabia que de alguna forma le incomodaba que yo supiera tanto de ella como Maike sabia de mi. No me molestaba en lo absoluto mi obsesión la había creado ella por ese puto aroma a virgen, que destilaba de ella. Pero yo tampoco era un maldito ingenuo claro que no, mis años me habían ayudado a sacar conclusiones, la había seguido cuantas veces, muchas otras la espiaba observando cómo mirando cada uno de mis cuadros de regalo ella se auto complacía. Si, lo sabía, aquella damita con cara angelical, a mi no me engañaba en lo absoluto era tan puta como cualquiera pero ella no se daba cuenta, que al final de cuentas la tenia comiendo de mi mano. Pase mi lengua por mis labios mirándola con ganas de acabar con su vida en ese segundo, pero claro no lo haría, hoy no.
No me acerque a ella no era necesario con toda la despectiva que podía mostrar mi rostro levante una ceja sonriendo – ¿Te han dicho que hablas mucho y eso aburre? – di un bostezo mientras mis brazos se cruzaban – Mira Niñita de cara angelical, tu entraste en mi juego y si hubieras querido lo hubieras acabado cuando empezó, pero no tu mente retorcida y asquerosa te hace seguir, y no puedes parar. Para muchos eres la angelical Joven para mí no eres más que una puta que se oculta entre aquellos vestido – reí de manera notoria, fuerte sin medir nada pero sin quitarle la vista de encima. – Tu obsesión por mi es lo que me gusta, tu olor a damita pura es lo que me llama, si ese olor que destilas mescla de inocencia pero con un sabor más dulce el de una masturbación no se oculta con lavarte, lo puedo sentir – cerré mis ojos inspirando, perfecto aroma a su entrepiernas, me saboree y di un paso hacia ella.
NO eres quien para venir hacer preguntas… pero solo por hoy responderé alguna – mire hacia todos lados escuchando algunos pasos, una joven de corazón palpitante, perdida en el jardín, presa fácil – Maike… Maike… no acabaría con tu vida porque aun te falta por conocer, el verdadero sexo… y eso no es cuando te metes lo dedos – moví mi cabeza de lado a lado- es cuando te penetran con fuerzas, haciendo que grites, gimas y llores… - mostré mis colmillos en una mueca de satisfacción –No deseo tenerte presa ni negarte la libertad y aunque estuvieras muerta te follaria igual, te llenaría de mi y no me cansaría de hacerlo, a final de cuentas serias mi muñeca – reí de manera malévola, fría y avance hacia ella - ¿Por qué hago qué? ¿No te gusta jugar conmigo? Mira que si no quieres me puedo buscar cualquier otra mujer que desee pasar tiempo entre mis redes, juegos y laberintos que no terminan jamás. – Claro a caso ella se creía única, solté una carcajada, era una niña tonta, que aparentaba ser lo que realmente no era. Dulce e inocente.
Me acerqué a ella y tras mis espalda apareció aquella mujer perdida, el aroma claro de una puta virgen, le sonreí a Maike y con rapidez tome el cuerpo de la jovencita que podría decir tenia no más de diecisiete años – Ella podría ser quien ocupe tu lugar a ella podría hacerla gemir aquí mismo y tu… tu solo verías… y quedarías con las putas ganas – jugué con la mente de la inocente dejándola en completo silencio tomada de un brazo y mi extremidad libre la abrazaba. Le pase la lengua por el rostro – Otra virgen un verdadero manjar – dije mirando a Maike – No te creas única Maike que puedo alimentar la mente de cualquier otra, para que juegue conmigo – acerque el cuerpo de la joven a Maike dejándolas a ambas acorraladas entre la pared y yo – Huele… Huele… ella sí que esta pura y aun no sabe lo que tú con tanto afán haces – volví a reír, sin dejar tregua a la mente de la simple joven, le deje ahí pegada al cuerpo de mi querida Maike mientras yo me ponía de lado y con cuidado puse mi mano a la altura del entrepiernas de ambas – Lo disfrutaran – reí mientras mi mano comenzó a moverse ahí dando placer a una y a la otra, mi mano libre estaba en la espalda de la chica inocente haciendo presión para que no se separaran. - ¿Te gusta Maike? - no esperaba un si, porque si algo tenían los gatos eran… celosos posesivos… Malditos y traicioneros.
Con un movimiento rápido levante el vestido de ambas podía sentir el calor emerger por aquellas intimidades y el olor, que tanto amaba el de la excitación salía a flote… - Me detengo o prefieres que me quede jugando solo contigo Maike – hice un gesto obsceno con mi rostro y aleje a la muchacha del cuerpo de la cambia formas – Tú eliges o me quedo con ella y se lo hago ahora o tu, y continuamos… - me saboree los labios – con lo nuestro.
No me acerque a ella no era necesario con toda la despectiva que podía mostrar mi rostro levante una ceja sonriendo – ¿Te han dicho que hablas mucho y eso aburre? – di un bostezo mientras mis brazos se cruzaban – Mira Niñita de cara angelical, tu entraste en mi juego y si hubieras querido lo hubieras acabado cuando empezó, pero no tu mente retorcida y asquerosa te hace seguir, y no puedes parar. Para muchos eres la angelical Joven para mí no eres más que una puta que se oculta entre aquellos vestido – reí de manera notoria, fuerte sin medir nada pero sin quitarle la vista de encima. – Tu obsesión por mi es lo que me gusta, tu olor a damita pura es lo que me llama, si ese olor que destilas mescla de inocencia pero con un sabor más dulce el de una masturbación no se oculta con lavarte, lo puedo sentir – cerré mis ojos inspirando, perfecto aroma a su entrepiernas, me saboree y di un paso hacia ella.
NO eres quien para venir hacer preguntas… pero solo por hoy responderé alguna – mire hacia todos lados escuchando algunos pasos, una joven de corazón palpitante, perdida en el jardín, presa fácil – Maike… Maike… no acabaría con tu vida porque aun te falta por conocer, el verdadero sexo… y eso no es cuando te metes lo dedos – moví mi cabeza de lado a lado- es cuando te penetran con fuerzas, haciendo que grites, gimas y llores… - mostré mis colmillos en una mueca de satisfacción –No deseo tenerte presa ni negarte la libertad y aunque estuvieras muerta te follaria igual, te llenaría de mi y no me cansaría de hacerlo, a final de cuentas serias mi muñeca – reí de manera malévola, fría y avance hacia ella - ¿Por qué hago qué? ¿No te gusta jugar conmigo? Mira que si no quieres me puedo buscar cualquier otra mujer que desee pasar tiempo entre mis redes, juegos y laberintos que no terminan jamás. – Claro a caso ella se creía única, solté una carcajada, era una niña tonta, que aparentaba ser lo que realmente no era. Dulce e inocente.
Me acerqué a ella y tras mis espalda apareció aquella mujer perdida, el aroma claro de una puta virgen, le sonreí a Maike y con rapidez tome el cuerpo de la jovencita que podría decir tenia no más de diecisiete años – Ella podría ser quien ocupe tu lugar a ella podría hacerla gemir aquí mismo y tu… tu solo verías… y quedarías con las putas ganas – jugué con la mente de la inocente dejándola en completo silencio tomada de un brazo y mi extremidad libre la abrazaba. Le pase la lengua por el rostro – Otra virgen un verdadero manjar – dije mirando a Maike – No te creas única Maike que puedo alimentar la mente de cualquier otra, para que juegue conmigo – acerque el cuerpo de la joven a Maike dejándolas a ambas acorraladas entre la pared y yo – Huele… Huele… ella sí que esta pura y aun no sabe lo que tú con tanto afán haces – volví a reír, sin dejar tregua a la mente de la simple joven, le deje ahí pegada al cuerpo de mi querida Maike mientras yo me ponía de lado y con cuidado puse mi mano a la altura del entrepiernas de ambas – Lo disfrutaran – reí mientras mi mano comenzó a moverse ahí dando placer a una y a la otra, mi mano libre estaba en la espalda de la chica inocente haciendo presión para que no se separaran. - ¿Te gusta Maike? - no esperaba un si, porque si algo tenían los gatos eran… celosos posesivos… Malditos y traicioneros.
Con un movimiento rápido levante el vestido de ambas podía sentir el calor emerger por aquellas intimidades y el olor, que tanto amaba el de la excitación salía a flote… - Me detengo o prefieres que me quede jugando solo contigo Maike – hice un gesto obsceno con mi rostro y aleje a la muchacha del cuerpo de la cambia formas – Tú eliges o me quedo con ella y se lo hago ahora o tu, y continuamos… - me saboree los labios – con lo nuestro.
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/02/2012
Re: Demencia Vestida de Maike
Como cualquier princesa encerrada en un castillo de cristal, la joven era una caprichosa, y altanera, que no medía sus palabras, porque en realidad no necesitaba hacerlo, desde la primera vez que se había visto con el vampiro supo que había algo más, y que de querer matarla no se tentaría, no le daría explicaciones, simplemente le daría el dolor puro del sexo frenético y violento, y al final terminaría por con su vida, ella estaba segura de eso, además, siempre había quien estuviese cuidando sus pasos, un ser humano o inmortal que daría su vida por tenerla con bien. Maike era afortunada, tenía todo para prosperar, para salir adelante, para vivir en tranquilidad, con riquezas, con hombres, porque siempre había quienes buscaban su mano, pero no se conformaba con lo impuesto, ella deseaba más, y así como lo deseaba lo tendría. Ver Ulrich con esa sonrisa tan maldita no la intimido, al contrario, la excito de sobremanera, y eso se podía notar por la forma en que respiraba, pero no todo consistía en respiración, también su intimidad comenzaba a palpitar, como si su corazón se encontrara en esa parte, y poco a poco sintió que se mojaba, su mente estaba bastante retorcida, pero le importaba poco dejarlo en claro, además, si él ya había visto las veces en que se había masturbado, ¿Qué importaba? Era un injusto, un cobarde por no haber sido él quien adentrara sus manos en su cálido cuerpo. Hizo una mueca conforme sus palabras iban saliendo, y su molestia se hizo clara, la rabia se apoderó de su ser. ¿Acaso se trataba de un juego más planeado por él? De ser así, era uno muy malo.
- ¿Soy yo la que escoge? ¿De verdad Ulrich? Si te crees tan en control de la situación, ¿Por qué dejas que un minino tome las decisiones? ¿Acaso no ves? Mientras me dejas ver el poder que tienes en mi, también me muestras el que yo tengo sobre ti - Su cuerpo estaba sintiendo el frío de la pared en aquel lugar. Sus piernas se habían abierto un poco para sentir los dedos fríos de su vampiro, porqué eso era: SUYO. Recargó su cabeza en el concreto, sus labios se separaron y soltaron suaves jadeos, que poco a poco se volvieron gemidos insistentes. Ignoraba a la mujer que tenía a un lado, ella no representaba nada, no importaba, no debía importar, de ser así la acabaría, a cualquier mujer que él escogería por encima de ella la mataría, pero estaba consiente que no lo haría, ambos denotaban esa obsesión enferma por el otro. Maike cerró con fuerza la boca, se mordisqueó los labios, y después gruñó con fuerza por las ultimas palabras, de nuevo la había hecho rabiar. No estaba para otros juegos, sólo podía permitir aquellos en los que recibía cuadros, dónde se masturbaba frente a él pensando que la poseería en cualquier momento, nadie podía tocar a su vampiro, sólo ella. Incluso se lo repitió infinidad de veces para creerlo un poco más.
- No, no la toques a ella, eres mío ¿Entendiste? ¡Mío! - Sus ojos captaron lo que no habían podido cuando empezó a tocarla y los había cerrado. De sus entrañas salió un sonido gutural, ensordecedor. No tenía mucha experiencia con su animal interno, pero dadas las circunstancias, en ese momento estaba dispuesta a conectar con él. Su gato y su león estaban rasgando en su interior, exigiendo salir, deseaban poder matar a esa zorra, y a ese maldito vampiro traidor, porque en ese momento así se sentía, traicionada, y con ganas de destrozar lo que tuviera enfrente. La fuerza de su animal se apoderó de su cuerpo humano. Con movimientos rápidos empujó con fuerza al vampiro, ocasionando que se alejara de ella, pero no sólo eso, también de la intrusa. Se notaban los movimientos salvajes que ahora estaba haciendo Maike, ya no eran delicados, su figura sensual había tomado una manía depredadora. Avanzaba queriendo acechar a su presa, y esa sería ella - No la toques - Repitió muy bajo, lanzando una mirada endemoniada, y temblando por el coraje que se le había acumulado. La cambiante no se sentía posesiva, pero dadas las circunstancias, estaba demostrando que lo era.
No paraba de gruñir, sus piernas estaban flexionales, en posición de ataque, de ser necesario estaba por hacerlo. Una de sus manos cambió, tomó la forma de la pata de un león, con sus pezuñas largas, filosas, listas para hacer cortes, desgarres y actividades mortales, aunque fuera hacer rodar la cabeza de una criatura esa noche. Su rostro mostraba una sonrisa desafiante. Su mirada estaba clavada en Ulrich, no estaba para negociar, deseaba que la tomara como suya, y que la declarara como tal, pero dado que por orgullo no lo haría.
- No estoy dispuesta a que me compares con ninguna otra mujer, no lo estoy ¡Ulrich! - Su nombre le estaba quemando en la garganta. - No toleraré que me comparas con cualquier otra, no lo soy, lo sabes, y no puedes aceptarlo - Avanzó, todo ese tiempo la mujer había estado temblando en el piso, abrazada de sus piernas, protegiéndose del posible ataque. Estaba en estado de shock al ver la mano de Maike convertida - Soy una minina, que le encanta ronronear sobre su amo, pero sólo si ese amo muestra fidelidad, de no hacerlo, seguiré libre, y buscaré a alguien tan enfermo o peor que tu y yo juntos - Se relamió los labios, avanzó hasta arrodillarse frente a la joven, y poco a poco se arrodillo - No toques lo mío - Su mano convertida se movió con tanta fuerza que se enterró en la pierna ajena, con toda su fuerza arrojó el cuerpo hasta que se azotara frente a Ulrich - Toma a tu maldita puta, no estoy dispuesta a tolerar estos desplantes, ve a buscar a alguien mejor que yo, te advierto, no lo vas a poder encontrar - Su mano chorreaba la sangre que se le había bañado de color carmín gracias a la sangre de la mujer.
- ¿Soy yo la que escoge? ¿De verdad Ulrich? Si te crees tan en control de la situación, ¿Por qué dejas que un minino tome las decisiones? ¿Acaso no ves? Mientras me dejas ver el poder que tienes en mi, también me muestras el que yo tengo sobre ti - Su cuerpo estaba sintiendo el frío de la pared en aquel lugar. Sus piernas se habían abierto un poco para sentir los dedos fríos de su vampiro, porqué eso era: SUYO. Recargó su cabeza en el concreto, sus labios se separaron y soltaron suaves jadeos, que poco a poco se volvieron gemidos insistentes. Ignoraba a la mujer que tenía a un lado, ella no representaba nada, no importaba, no debía importar, de ser así la acabaría, a cualquier mujer que él escogería por encima de ella la mataría, pero estaba consiente que no lo haría, ambos denotaban esa obsesión enferma por el otro. Maike cerró con fuerza la boca, se mordisqueó los labios, y después gruñó con fuerza por las ultimas palabras, de nuevo la había hecho rabiar. No estaba para otros juegos, sólo podía permitir aquellos en los que recibía cuadros, dónde se masturbaba frente a él pensando que la poseería en cualquier momento, nadie podía tocar a su vampiro, sólo ella. Incluso se lo repitió infinidad de veces para creerlo un poco más.
- No, no la toques a ella, eres mío ¿Entendiste? ¡Mío! - Sus ojos captaron lo que no habían podido cuando empezó a tocarla y los había cerrado. De sus entrañas salió un sonido gutural, ensordecedor. No tenía mucha experiencia con su animal interno, pero dadas las circunstancias, en ese momento estaba dispuesta a conectar con él. Su gato y su león estaban rasgando en su interior, exigiendo salir, deseaban poder matar a esa zorra, y a ese maldito vampiro traidor, porque en ese momento así se sentía, traicionada, y con ganas de destrozar lo que tuviera enfrente. La fuerza de su animal se apoderó de su cuerpo humano. Con movimientos rápidos empujó con fuerza al vampiro, ocasionando que se alejara de ella, pero no sólo eso, también de la intrusa. Se notaban los movimientos salvajes que ahora estaba haciendo Maike, ya no eran delicados, su figura sensual había tomado una manía depredadora. Avanzaba queriendo acechar a su presa, y esa sería ella - No la toques - Repitió muy bajo, lanzando una mirada endemoniada, y temblando por el coraje que se le había acumulado. La cambiante no se sentía posesiva, pero dadas las circunstancias, estaba demostrando que lo era.
No paraba de gruñir, sus piernas estaban flexionales, en posición de ataque, de ser necesario estaba por hacerlo. Una de sus manos cambió, tomó la forma de la pata de un león, con sus pezuñas largas, filosas, listas para hacer cortes, desgarres y actividades mortales, aunque fuera hacer rodar la cabeza de una criatura esa noche. Su rostro mostraba una sonrisa desafiante. Su mirada estaba clavada en Ulrich, no estaba para negociar, deseaba que la tomara como suya, y que la declarara como tal, pero dado que por orgullo no lo haría.
- No estoy dispuesta a que me compares con ninguna otra mujer, no lo estoy ¡Ulrich! - Su nombre le estaba quemando en la garganta. - No toleraré que me comparas con cualquier otra, no lo soy, lo sabes, y no puedes aceptarlo - Avanzó, todo ese tiempo la mujer había estado temblando en el piso, abrazada de sus piernas, protegiéndose del posible ataque. Estaba en estado de shock al ver la mano de Maike convertida - Soy una minina, que le encanta ronronear sobre su amo, pero sólo si ese amo muestra fidelidad, de no hacerlo, seguiré libre, y buscaré a alguien tan enfermo o peor que tu y yo juntos - Se relamió los labios, avanzó hasta arrodillarse frente a la joven, y poco a poco se arrodillo - No toques lo mío - Su mano convertida se movió con tanta fuerza que se enterró en la pierna ajena, con toda su fuerza arrojó el cuerpo hasta que se azotara frente a Ulrich - Toma a tu maldita puta, no estoy dispuesta a tolerar estos desplantes, ve a buscar a alguien mejor que yo, te advierto, no lo vas a poder encontrar - Su mano chorreaba la sangre que se le había bañado de color carmín gracias a la sangre de la mujer.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Demencia Vestida de Maike
Si había algo que me gustaba de Maike era su capacidad de pensar que tenía el control de las situaciones, me gustaba darle ese poder que sintiera que podía hacer y deshacer con mi vida, conmigo pero al final de cuentas yo y nadie más que yo tenía poder sobre lo que yo hacía. La mujer que había tomado solo era el juego, era ver hasta que maldito punto podía llegar la demencia de la feria que mi querida cambiaformas tenia dentro, quería verla si ella que tanto o más que yo teníamos una locura marcada por la sangre por el deseo de poseer y ella quería pedía a gritos ser mía, reí con su actuar, ¿acaso pensaba que la cambiaria? El olor a excitación en ella era tanto que podía embriagarme y tenerla presa de mi miembro hasta que no respirara, pero algo tenía razón en sus palabras era de ella como ella me pertenecía, aunque era primera vez que estábamos de esa forma frente a frente ambos teníamos marcado el nombre del otro en nuestra alma.
No me importaba la mujer si muriera era lo de menos, si ella mi Maike la despedazaba me daba igual verla actuar, verla llena de esa ira, de esos celos me encantaba, disfrutaba sacar de sus casillas a la fiera. El cuerpo de la mujer llego a mis pies, no era necesario hacer más le di una patada para que quedara inconsciente y tome a la cambiaformas del brazo con fuerzas, no tenia por que medirme no con ella, porque entre nosotros no existían límites permitidos – Como cualquier fiera en celo, tus celos hacen que el interés por ti crezca – sin soltarla avance con ella hasta que su espalda golpeara contra una pared, ¿dolor? Me importaba un carajo si le hacía sufrir en ese momento. Pase mi nariz por su cuello como cual lobo olfatea a su presa, uno de mis colmillos rozo su piel sin dañarla tomando el control que ella crea tener. Levante su brazo y lo deje pegado a la pared, tome el otro y la hice mi prisionera. – No hay cosa que disfrute más que verte fuera de tus casillas, fierecilla – susurre en sus labios, un simple roce nada más que eso. Pegue mi cuerpo al de ella con fuerza – Eres mía y solo mía Maike – hable en su oído lamiendo con afán aquella zona.
Todo el espectáculo que había armado me tenia extasiado, ella lograba más cosas en mi que cualquier zorra de Paris, merecía el crédito y merecía mi total atención, baje una de mis manos sin soltar la de ella y con mi rodilla levante su vestido que me impedía sentir la calidez de su piel, afirme con fuerzas su mano y juntos comencé a tocar su pierna – Tan suave, tan salvaje – pase mi lengua por su cuello apretando con fuerzas sin morderla sino haciendo prisión para sentir como su vena palpitaba bajo la piel tan blanca, tan tensa, llegamos a su entre piernas y sintiendo lo mojada que estaba sonreí – Te gusta ¿cierto? – no necesitaba su respuesta, sabía muy bien que ella disfrutaba tocándose y ahora que yo era el que la tocaba disfrutaría mas. Con su mano hice que se tocara, con mi ayuda comencé a masturbarle, acariciando su centro sexual su clítoris que de seguro rojo y duro estaba de su interior parecía emanar lo aquel liquido tan delicioso.
Me detuve por completo y mirando directo a sus ojos – ¿Aun quieres irte? – sonreí de manera casi enfermiza, acaricia uno de sus cabellos con la mano que aun pegada a la pared estaba junto a la de ella – No necesito de ninguna otra zorra, porque yo solo quiero a una mujer y esa eres tu Maike – no mentiría, o tal vez podría hacerlo pero en ese momento lo que realmente quera era el cuerpo delicado de la fiera cambiaformas. La termine de soltar y di un paso hacia atrás lamiendo mis dedos que húmedos de ella estaban, la mire con lujuria y espere a su respuesta, o mejor dicho a su acción. Tenía dos opciones, la primera le convenía pero la segunda haría que todo terminara en un desastre.
No me importaba la mujer si muriera era lo de menos, si ella mi Maike la despedazaba me daba igual verla actuar, verla llena de esa ira, de esos celos me encantaba, disfrutaba sacar de sus casillas a la fiera. El cuerpo de la mujer llego a mis pies, no era necesario hacer más le di una patada para que quedara inconsciente y tome a la cambiaformas del brazo con fuerzas, no tenia por que medirme no con ella, porque entre nosotros no existían límites permitidos – Como cualquier fiera en celo, tus celos hacen que el interés por ti crezca – sin soltarla avance con ella hasta que su espalda golpeara contra una pared, ¿dolor? Me importaba un carajo si le hacía sufrir en ese momento. Pase mi nariz por su cuello como cual lobo olfatea a su presa, uno de mis colmillos rozo su piel sin dañarla tomando el control que ella crea tener. Levante su brazo y lo deje pegado a la pared, tome el otro y la hice mi prisionera. – No hay cosa que disfrute más que verte fuera de tus casillas, fierecilla – susurre en sus labios, un simple roce nada más que eso. Pegue mi cuerpo al de ella con fuerza – Eres mía y solo mía Maike – hable en su oído lamiendo con afán aquella zona.
Todo el espectáculo que había armado me tenia extasiado, ella lograba más cosas en mi que cualquier zorra de Paris, merecía el crédito y merecía mi total atención, baje una de mis manos sin soltar la de ella y con mi rodilla levante su vestido que me impedía sentir la calidez de su piel, afirme con fuerzas su mano y juntos comencé a tocar su pierna – Tan suave, tan salvaje – pase mi lengua por su cuello apretando con fuerzas sin morderla sino haciendo prisión para sentir como su vena palpitaba bajo la piel tan blanca, tan tensa, llegamos a su entre piernas y sintiendo lo mojada que estaba sonreí – Te gusta ¿cierto? – no necesitaba su respuesta, sabía muy bien que ella disfrutaba tocándose y ahora que yo era el que la tocaba disfrutaría mas. Con su mano hice que se tocara, con mi ayuda comencé a masturbarle, acariciando su centro sexual su clítoris que de seguro rojo y duro estaba de su interior parecía emanar lo aquel liquido tan delicioso.
Me detuve por completo y mirando directo a sus ojos – ¿Aun quieres irte? – sonreí de manera casi enfermiza, acaricia uno de sus cabellos con la mano que aun pegada a la pared estaba junto a la de ella – No necesito de ninguna otra zorra, porque yo solo quiero a una mujer y esa eres tu Maike – no mentiría, o tal vez podría hacerlo pero en ese momento lo que realmente quera era el cuerpo delicado de la fiera cambiaformas. La termine de soltar y di un paso hacia atrás lamiendo mis dedos que húmedos de ella estaban, la mire con lujuria y espere a su respuesta, o mejor dicho a su acción. Tenía dos opciones, la primera le convenía pero la segunda haría que todo terminara en un desastre.
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/02/2012
Re: Demencia Vestida de Maike
Los gatos son tranquilos, bastante, criaturas que se la viven en su propio mundo, sin que los molesten, pero esos animales son bastante temperamentales. Cualquier cosa podía hacerle cambiar el humor. Ulrich quizás se había topado con demasiadas mujeres sumisas, dispuestas a entregar incluso su propia vida por caer en sus brazos, en sus labios, en su cama, pero para su mala suerte ella no era así. Sabía bien la cambiante que podía morir de un momento a otro, pero sin duda le daría buena pelea. Pelearía con uñas, dientes, garras, con lo que fuera, pero si algo tenía la joven es que nunca se dejaría, nadie le vería la cara. En ese momento no quería verlo, en ese momento el olor de la sangre humana le inundaba el interior, le estrangulaba la cordura. Ella estaba temblando del coraje, y deseaba desquitarse, no con la mujer, simplemente con él. Aquel vampiro si la conocía bien tendría idea que no se quedaría cruzada de brazos simplemente porqué el lo dijera. Ahora las cosas serían más difíciles para él, la niña caprichosa de papi se revelaría. Porqué aquello era cierto, Maike era la niña de los ojos de papá, quien daba la vida por ella.
- ¡No, no, no, no! ¡No me toques! ¡No quiero que me toques! ¡Quiero que te largues con tus putas y me dejes en paz! ¡No me toques! - Se movió con fuerza, buscando liberar aquel agarre firme. Movía su cabeza, su cuerpo cómo desquiciada intentando impedir que tentara otras partes. La forma en que la rozaba, la forma en que la olía, que besaba, todo eso hizo que la cambiante cerrara los ojos, Sin poder evitarlo soltó un gemido fuerte por las caricias, por la forma en que se estaba masturbando propiamente. Su piel se erizó, incluso separó las piernas un poco para sentir aquellas caricias de forma más profundas. - Uhmmm… Oh… - Los sonidos salían en automático. Incluso, aunque él no lo viera, ni siquiera lo sintiera, sus pezones se habían endurecido, su respiración se agito. Sabía bien que estaba mojada, porqué sintió un hilo de agua caliente recorrer una de sus piernas. ¿Tanto podía mojarse? Se mordió el labio inferior con fuerza. Su gatito interno ronroneaba, su tigre rasgaba buscando salir y ser montado, pero a pesar de todo eso, la locura tenía partes absurdas que la hacían frenar el placer, pues ella misma se privaba de las cosas buenas que podía tener.
Maike se percató que estaba cayendo en las garras del vampiro, notó que se estaba entregando a él sin oponer resistencia alguna, y eso no estaba para nada con ella. Sus labios se abrieron, pero inclusive sumado con su pecho salió una especie de sonido gutural, uno que hizo despertar a las aves de alrededor, salieron volando de entre los arboles, y eso que se encontraban entre paredes. La cambiante no se tragaría tan fácilmente aquel enojo no, ella necesitaba desquitarse, y si él deseaba ver a su fiera, entonces la había despertado.
- ¡Dije que no! ¡Cuando digo que no, es no! - Repitió furiosa, su cuerpo ahora comenzó a moverse de forma frenética, cómo si alguien se hubiera apoderado de él. Cuando abrió los ojos se le pudo notar el cambio en sus ojos, con aquella linea en medio simulando un desgarré. Los brazos de ella cambiaron, dejando que se formaran los brazos y garras de un tigre. La fuerza ya no era la de una humana. Era una suma entre la humana y también la animal. Las patas se movieron zafando el agarre, ella lo empujó, haciendo que saliera volando unos metros, no para dañarlo, pues era un vampiro, y qué lo movieran de esa forma sólo podría comenzar la batalla - No me gusta que jueguen conmigo, no me gusta que me restrieguen a las mujeres ¿con cuantas estuviste? Dime, cuéntalas, porqué ese número de hombres me montaran antes de que puedas incluso tenerme - Lo miró dejando en claro el reto que estaba lanzando al aire. - Traga la sangre que ella esta desperdiciando, seguramente tú lo disfrutaras, pues la mía jamás la probarás - Se relamió los labios, para hacer las cosas más intensas mordisqueó con tanta fuerza su labio, que una linea de sangre se escapó entre ellos.
- ¡No, no, no, no! ¡No me toques! ¡No quiero que me toques! ¡Quiero que te largues con tus putas y me dejes en paz! ¡No me toques! - Se movió con fuerza, buscando liberar aquel agarre firme. Movía su cabeza, su cuerpo cómo desquiciada intentando impedir que tentara otras partes. La forma en que la rozaba, la forma en que la olía, que besaba, todo eso hizo que la cambiante cerrara los ojos, Sin poder evitarlo soltó un gemido fuerte por las caricias, por la forma en que se estaba masturbando propiamente. Su piel se erizó, incluso separó las piernas un poco para sentir aquellas caricias de forma más profundas. - Uhmmm… Oh… - Los sonidos salían en automático. Incluso, aunque él no lo viera, ni siquiera lo sintiera, sus pezones se habían endurecido, su respiración se agito. Sabía bien que estaba mojada, porqué sintió un hilo de agua caliente recorrer una de sus piernas. ¿Tanto podía mojarse? Se mordió el labio inferior con fuerza. Su gatito interno ronroneaba, su tigre rasgaba buscando salir y ser montado, pero a pesar de todo eso, la locura tenía partes absurdas que la hacían frenar el placer, pues ella misma se privaba de las cosas buenas que podía tener.
Maike se percató que estaba cayendo en las garras del vampiro, notó que se estaba entregando a él sin oponer resistencia alguna, y eso no estaba para nada con ella. Sus labios se abrieron, pero inclusive sumado con su pecho salió una especie de sonido gutural, uno que hizo despertar a las aves de alrededor, salieron volando de entre los arboles, y eso que se encontraban entre paredes. La cambiante no se tragaría tan fácilmente aquel enojo no, ella necesitaba desquitarse, y si él deseaba ver a su fiera, entonces la había despertado.
- ¡Dije que no! ¡Cuando digo que no, es no! - Repitió furiosa, su cuerpo ahora comenzó a moverse de forma frenética, cómo si alguien se hubiera apoderado de él. Cuando abrió los ojos se le pudo notar el cambio en sus ojos, con aquella linea en medio simulando un desgarré. Los brazos de ella cambiaron, dejando que se formaran los brazos y garras de un tigre. La fuerza ya no era la de una humana. Era una suma entre la humana y también la animal. Las patas se movieron zafando el agarre, ella lo empujó, haciendo que saliera volando unos metros, no para dañarlo, pues era un vampiro, y qué lo movieran de esa forma sólo podría comenzar la batalla - No me gusta que jueguen conmigo, no me gusta que me restrieguen a las mujeres ¿con cuantas estuviste? Dime, cuéntalas, porqué ese número de hombres me montaran antes de que puedas incluso tenerme - Lo miró dejando en claro el reto que estaba lanzando al aire. - Traga la sangre que ella esta desperdiciando, seguramente tú lo disfrutaras, pues la mía jamás la probarás - Se relamió los labios, para hacer las cosas más intensas mordisqueó con tanta fuerza su labio, que una linea de sangre se escapó entre ellos.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Demencia Vestida de Maike
De mis entrañas broto un rugido que podía callar al mismo papa si lo tuviera enfrente, a ella le gustaba el juego y por más que me rechazara siempre, y estaba muy seguro, siempre querría de mi ya que yo alimentaba su mente enferma, alimentaba el morbo que brotaba por cada poro que ella tenía, de alguna forma la necesitaba tanto como ella a mí, lo sabía, lo había visto en su cabeza podía sentir como su sangre corría por aquellas venas con tanto desenfreno que pedían que le diera mas, pedían que la poseyera en ese mismo momento. Macabro juego de faldas, pensé mientras ella salía de sus casillas, enloquecía de celos por mis actos y eso alimentaba mi ego y otras cosas más. Suspire como si en realidad me faltara aire, pues no lo necesitaba, la fierecilla que tenía enfrente pedía a gritos que no la tocara ¿eso quería? Relamí mis labios con cada una de sus palabras que parecían salidas de algún libro antiguo que nadie ya leía, me cruce de brazos llenándome del aroma que comenzaba a emanar de sus labios, sangre.
Te gusta jugar con fuego mi querida Maike – dije de manera juguetona, casi sin darle importancia a lo que ella decía, en realidad aquí ella era la única que tenía todas de perder - ¿Sabes que es lo que me atrae más de ti, que cualquier otra zorra? – mire el lugar, el cuerpo de la mujer desangrándose y volví a los ojos cristalinos de mi querida fierecilla – Tu Virginidad… que aun está intacta y por más que te hayas penetrado tu misma aun está ahí – solté una carcajada – La pierdes… pierdo mi interés, la cosa es muy simple… - di dos pasos más atrás – pero… - sonreí de manera misteriosa volviendo a ocultar mi cuerpo entre las sombras – Eso no quita que siga alimentando tu perturbada mente – mi voz salió de todos lados pero a la vez de ninguno y con la rapidez que caracterizaba a los de mi raza me pare detrás de ella, acaricie sus cabellos y volví a la oscuridad. Y mis carcajadas inundaron el lugar, de manera diabólica e inhumana.
Aparecí frente a ella – Decide… seguir o no seguir… tenerme o no… - juego de palabras, tenía fe que no se confundiría ella era más que eso y todo lo que hacía alimentaba su morbo hacia algo que deseaba tener, yo mismo. Opciones… en realidad no habían en este juego mandaba yo y hay de quien la penetrara que… sonreí mas para mí que para ella, no ser el primero no era un problema… pero sabía que sería el último en penetrar, su cuerpo porque cuando algo se metía en mi cabeza, nada ni nadie lo podía sacar y aquella fiera estaba calada bien adentro, donde cada vez que la observaba masturbarse me daba una nueva imagen para algún nuevo cuadro que adquirir, la musa de algún pintor de mala clase, aquel cuerpo blanquecino y bien cuidado eran la escultura perfecta, la Venus de todas las Venus. – Por ahora no quiero tu sangre… - solté mientras rodeaba el cuerpo de ella caminando a su alrededor – Pero sabes que entre más me provocas mis fuerzas aumentan y podría beber de ti… la elección es mía no tuya – era un depredador nato y no me importaba en qué forma estuviera, si como un gato, un tigre o un león mi fuerza era superior y podría acabar con ella si quisiera… pero muerta no me serbia para lo que deseaba en ese momento.
Tienta al demonio… y el se hará sordo, ciego y mudo – quizás lo mío no fuera hablar sino actuar pero tenía mil y una maneras de hacerlo que ella no conocía, y nunca sabría, ya que el mejor secreto es el que uno mismo guarda, volví a desaparecer me interne en la oscuridad de aquel lugar y pronuncia - ¿Qué quieres Maike?....
Te gusta jugar con fuego mi querida Maike – dije de manera juguetona, casi sin darle importancia a lo que ella decía, en realidad aquí ella era la única que tenía todas de perder - ¿Sabes que es lo que me atrae más de ti, que cualquier otra zorra? – mire el lugar, el cuerpo de la mujer desangrándose y volví a los ojos cristalinos de mi querida fierecilla – Tu Virginidad… que aun está intacta y por más que te hayas penetrado tu misma aun está ahí – solté una carcajada – La pierdes… pierdo mi interés, la cosa es muy simple… - di dos pasos más atrás – pero… - sonreí de manera misteriosa volviendo a ocultar mi cuerpo entre las sombras – Eso no quita que siga alimentando tu perturbada mente – mi voz salió de todos lados pero a la vez de ninguno y con la rapidez que caracterizaba a los de mi raza me pare detrás de ella, acaricie sus cabellos y volví a la oscuridad. Y mis carcajadas inundaron el lugar, de manera diabólica e inhumana.
Aparecí frente a ella – Decide… seguir o no seguir… tenerme o no… - juego de palabras, tenía fe que no se confundiría ella era más que eso y todo lo que hacía alimentaba su morbo hacia algo que deseaba tener, yo mismo. Opciones… en realidad no habían en este juego mandaba yo y hay de quien la penetrara que… sonreí mas para mí que para ella, no ser el primero no era un problema… pero sabía que sería el último en penetrar, su cuerpo porque cuando algo se metía en mi cabeza, nada ni nadie lo podía sacar y aquella fiera estaba calada bien adentro, donde cada vez que la observaba masturbarse me daba una nueva imagen para algún nuevo cuadro que adquirir, la musa de algún pintor de mala clase, aquel cuerpo blanquecino y bien cuidado eran la escultura perfecta, la Venus de todas las Venus. – Por ahora no quiero tu sangre… - solté mientras rodeaba el cuerpo de ella caminando a su alrededor – Pero sabes que entre más me provocas mis fuerzas aumentan y podría beber de ti… la elección es mía no tuya – era un depredador nato y no me importaba en qué forma estuviera, si como un gato, un tigre o un león mi fuerza era superior y podría acabar con ella si quisiera… pero muerta no me serbia para lo que deseaba en ese momento.
Tienta al demonio… y el se hará sordo, ciego y mudo – quizás lo mío no fuera hablar sino actuar pero tenía mil y una maneras de hacerlo que ella no conocía, y nunca sabría, ya que el mejor secreto es el que uno mismo guarda, volví a desaparecer me interne en la oscuridad de aquel lugar y pronuncia - ¿Qué quieres Maike?....
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/02/2012
Re: Demencia Vestida de Maike
La cambiante estaba confundida, pero mucho más furiosa. Sabía que Ulrich la dominaba, que él era su dueño, tanto cómo ella su dueña, pero ¿Por qué le costaba tanto trabajo al vampiro aceptarlo? ¿Por qué le costaba? La joven se frustraba, quizás porque no comprendía la naturaleza soberbia de esas criaturas, la joven deseaba besarlo, abrazarlo, poder hacerle el amor con él, porque incluso en medio de la enfermiza obsesión que le tenía, su corazón sentía que tenía sentido gracias a él. Lo amaba de una forma enferma, lo quería para ella, deseaba derrochar su demencia encima de él, y con él, aquello le costaba trabajo de aceptar, pero quizás podrían aceptarlo después, en ese momento lo único que necesitaban era dar rienda suelta a las cosas. Poco a poco su mal temperamento se fue bajando, dejó que las cosas fluyeran, era lo mejor, en vez de presionar la situación, más valía gozarla, era la primera vez que se veían ¿por qué exigir de más? Cerró los ojos unos momentos, se dejó dominar por su naturaleza, por esa que estaba conectada por la naturaleza pacifica en ese momento. Los volvió a abrir, pero sus pupilas estaban mostrando la forma de los ojos de un gato.
Maike necesitaba que él se mantuviera quieto, que no se moviera para nada, le frustraba que estuviera de un lado a otro, que jugara con su velocidad, que se aprovechara que las naturalezas distintas. Quizás parte de esas naturalezas lograba la atracción entre ambos cuerpos. Le sonrió, pero también se relamió los labios, sentirlo rondarla, sentirlo a su alrededor la hacía vibrar, cómo cuando una enamorada vibra de emoción al tener el día del amor. De esa unión por siempre, pero ellos nunca tendrían esa especie de relación de cuentos de hadas, para Maike no existían los cuentos de hadas, sólo se quedaban en los libros, porque no los buscaba, no los necesitaba, de hecho en medio de su dolor gozaba, le parecía un gran complemento. El sufrimiento, el dolor y las penurias le resultaban mucho más interesante que todo lo demás. Pensaba, en su cabeza solo estaba él, incluso teniéndolo frente a ella, le parecía demasiado necesario saber de él a cada instante, ese momento en que se vieron por primera vez notó que no necesitaba más que la perturbación de su mente, y la masculinidad de su cuerpo.
- No te engañes, no te engañes, sabes que no soy cualquiera, por algo me has escogido, por algo piensas en mi cómo yo pienso en ti, por algo me mandas esos cuadros con demasiado esmero, sabes que soy única, tanto cómo yo sé que eres único. Sabes que me necesitas tanto cómo yo te necesito… - Suspiró, camino en dirección al bosque, no le tenía miedo a las sombras, no le tenía miedo a esas criaturas a las que podía vencer, ella no temía a nada, incluso cuando su condición fuera muy débil. La gatita avanzaba maneando sus caderas cómo si estuviera en celo, quizás lo estaba. Ronroneaba a cada paso que daba, seguramente si alguien más la veía terminaría embelesado por la sensualidad y la belleza de sus movimientos. Maike era una mujer que cualquiera podría desear, que cualquiera terminaría loco por tocar sus caderas. Ulrich no era tonto, sabía lo que también perdía de dejarla escapar por orgullo de ambos. - ¿Qué quieres, vampiro? Dime ¿qué es lo que deseas? Pide ahora que me siento dadivosa, y quizás lo que puedas te lo conceda… Dímelo… Me siento deseosa, curiosa y te lo daré todo - Volvió a ronronear.
La cambiante se adentro al bosque, ignorando los peligros, sabía que no estaba en peligro con él, pues él la defendería de todos y de todas, su único peligro era la demencia que ambos poseían, pero ninguno terminaría sin un brazo, se necesitaban completos, pues incluso la vanidad jugaba con ellos. - Ven, tómame cómo tuya si de verdad me consideras cómo tal - Formó una sonrisa de medio lado, retándolo a cualquier desafío.
Maike necesitaba que él se mantuviera quieto, que no se moviera para nada, le frustraba que estuviera de un lado a otro, que jugara con su velocidad, que se aprovechara que las naturalezas distintas. Quizás parte de esas naturalezas lograba la atracción entre ambos cuerpos. Le sonrió, pero también se relamió los labios, sentirlo rondarla, sentirlo a su alrededor la hacía vibrar, cómo cuando una enamorada vibra de emoción al tener el día del amor. De esa unión por siempre, pero ellos nunca tendrían esa especie de relación de cuentos de hadas, para Maike no existían los cuentos de hadas, sólo se quedaban en los libros, porque no los buscaba, no los necesitaba, de hecho en medio de su dolor gozaba, le parecía un gran complemento. El sufrimiento, el dolor y las penurias le resultaban mucho más interesante que todo lo demás. Pensaba, en su cabeza solo estaba él, incluso teniéndolo frente a ella, le parecía demasiado necesario saber de él a cada instante, ese momento en que se vieron por primera vez notó que no necesitaba más que la perturbación de su mente, y la masculinidad de su cuerpo.
- No te engañes, no te engañes, sabes que no soy cualquiera, por algo me has escogido, por algo piensas en mi cómo yo pienso en ti, por algo me mandas esos cuadros con demasiado esmero, sabes que soy única, tanto cómo yo sé que eres único. Sabes que me necesitas tanto cómo yo te necesito… - Suspiró, camino en dirección al bosque, no le tenía miedo a las sombras, no le tenía miedo a esas criaturas a las que podía vencer, ella no temía a nada, incluso cuando su condición fuera muy débil. La gatita avanzaba maneando sus caderas cómo si estuviera en celo, quizás lo estaba. Ronroneaba a cada paso que daba, seguramente si alguien más la veía terminaría embelesado por la sensualidad y la belleza de sus movimientos. Maike era una mujer que cualquiera podría desear, que cualquiera terminaría loco por tocar sus caderas. Ulrich no era tonto, sabía lo que también perdía de dejarla escapar por orgullo de ambos. - ¿Qué quieres, vampiro? Dime ¿qué es lo que deseas? Pide ahora que me siento dadivosa, y quizás lo que puedas te lo conceda… Dímelo… Me siento deseosa, curiosa y te lo daré todo - Volvió a ronronear.
La cambiante se adentro al bosque, ignorando los peligros, sabía que no estaba en peligro con él, pues él la defendería de todos y de todas, su único peligro era la demencia que ambos poseían, pero ninguno terminaría sin un brazo, se necesitaban completos, pues incluso la vanidad jugaba con ellos. - Ven, tómame cómo tuya si de verdad me consideras cómo tal - Formó una sonrisa de medio lado, retándolo a cualquier desafío.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Demencia Vestida de Maike
La gatita estaba en celo y aunque me gustaba que ella estuviera así no era el momento, conocía a Maike sabía lo que pretendía y ella muy bien sabía mucho de mí, eso no era nada bueno, me gustaba que las cosas estuvieran a mi favor y haría hasta lo imposible para que así fuera, al final de cuentas para mi, nada era imposible, de ser así no estaría parado detrás de aquella mujer. Mis ojos se tumbaron en sus caderas que se meneaban de un lado a otro, sonreí con satisfacción y avance detrás de ella deleitándome del paisaje que ella me ofrecía. Maike se arriesgaba demasiado, y eso solo me dicha que ella confiaba en mi, conmigo cerca nada le pasaría, moje mis labios me detuve cuando ella comenzó hablar, esa voz tan angelical, esos labios tan besables, ese cuerpo era mi verdadero pecado pero en algo se equivocaba ella, tal vez lo hacía adrede, ya ni siquiera me importaba, podía meterme en su mente retorcida y alimentarme de sus fantasías eróticas por que eso era lo que yo provocaba en ella.
Me apronte cuando me desafío no, la dejaría tan fácil pero tampoco la tomaría ahí, con ella había que preparar algo especial, se merecía mas que follarla en medio del bosque, no para Maike había algo mas - Desear no es querer… Se desea lo que se sabe que no dura, se quiere lo que se sabe que es eterno… - Y claramente yo a ella la deseaba… la quería de una extraña forma pero la deseaba aun mas. ¿Cual de los dos sentimientos seria el más fuerte? Eso era lo que anhelaba saber. La tome del brazo con gran fuerza, no me importa si le hacía daño o no, la acerque a mi cuerpo sin dejar espacio entre nosotros mi mano libre se apodero de su nuca tomando entre ella sus cabellos la aferre con fuerzas para que no se escapara, eche hacia atrás su cabeza y mi nariz paso por su cuello por su gran vena palpitante, su aroma delicioso me embriagaba y excitaba más de lo que ella se podía imaginar. Abrí mi boca para que mi lengua se posara por el camino que su arteria marcaba – Maike, no sabes cuánto deseo… - no termine la frase y no la haría, no era el momento.
Rugí ahí mismo de manera fuerte mientras mi colmillo con delicadeza raspaba su suave y delicada piel – Una gota simplemente – No era una promesa, tampoco probaría una mi sed era insaciable y ella lo sabía, pero no había escape, con brutalidad abrí mi boca y clave con fuerzas justo en la palpitante que parecía llamar a que lo hiciera, jale con más fuerza de su cabellera y mi otra mano busco su entrepiernas para darle un poco de placer, no era egoísta, bueno si, pero en ese momento quería que ella pasara un buen rato, mezclar el éxtasis de lo que hacía más el dolor de la herida en conjunto con el placer que podía provocarle, eso… si eso era la combinación perfecta que a ella le gustaba. Solo lo necesario tome de ella y separándome busque aquellos labios cautivadores y los bese, ¿el primer beso? No lo sabía, un beso con sabor a sangre a su sangre. Con eso sellaba mi pacto con ella no diría más, no era necesario ella lo sabía todo.
Dime Maike… dime ¿que es lo que quieres de mi? - ¿Acaso importaba lo que ella deseara o quisiera? De todas maneras este juego no lo podía hacer solo, a menos que ella así lo quisiera y eso si que sería devastador y mas que placentero seria doloroso muy doloroso para ella, en cambio para mí no sería tan así ¿O no? Volví a besar sus labios con gran ímpetu mientras no dejaba de masajear su entrepierna, el aroma que emanaba de la gatita era tan dulce como el licor más sabroso de la tierra, rugí en sus labios mientras aflojaba de su cabellera para que mi mano se posara en su barbilla apreté con fuerzas – No me desafíes gatita – chasquee la lengua en su labio mientras quitaba la mano de su intimidad. – Y recuerda que no me quieres como enemigo y yo… yo tampoco quiero tenerte como una más, eres única y lo sabes… y como nos necesitamos… hay que prepararte para nuestro encuentro… cualquiera puede ser el día y el momento – susurre en su oído mi lengua lamio su lóbulo y nuevamente estuve frente a ella – No quieres ver en realidad en la bestia que me puedo convertir…
Me apronte cuando me desafío no, la dejaría tan fácil pero tampoco la tomaría ahí, con ella había que preparar algo especial, se merecía mas que follarla en medio del bosque, no para Maike había algo mas - Desear no es querer… Se desea lo que se sabe que no dura, se quiere lo que se sabe que es eterno… - Y claramente yo a ella la deseaba… la quería de una extraña forma pero la deseaba aun mas. ¿Cual de los dos sentimientos seria el más fuerte? Eso era lo que anhelaba saber. La tome del brazo con gran fuerza, no me importa si le hacía daño o no, la acerque a mi cuerpo sin dejar espacio entre nosotros mi mano libre se apodero de su nuca tomando entre ella sus cabellos la aferre con fuerzas para que no se escapara, eche hacia atrás su cabeza y mi nariz paso por su cuello por su gran vena palpitante, su aroma delicioso me embriagaba y excitaba más de lo que ella se podía imaginar. Abrí mi boca para que mi lengua se posara por el camino que su arteria marcaba – Maike, no sabes cuánto deseo… - no termine la frase y no la haría, no era el momento.
Rugí ahí mismo de manera fuerte mientras mi colmillo con delicadeza raspaba su suave y delicada piel – Una gota simplemente – No era una promesa, tampoco probaría una mi sed era insaciable y ella lo sabía, pero no había escape, con brutalidad abrí mi boca y clave con fuerzas justo en la palpitante que parecía llamar a que lo hiciera, jale con más fuerza de su cabellera y mi otra mano busco su entrepiernas para darle un poco de placer, no era egoísta, bueno si, pero en ese momento quería que ella pasara un buen rato, mezclar el éxtasis de lo que hacía más el dolor de la herida en conjunto con el placer que podía provocarle, eso… si eso era la combinación perfecta que a ella le gustaba. Solo lo necesario tome de ella y separándome busque aquellos labios cautivadores y los bese, ¿el primer beso? No lo sabía, un beso con sabor a sangre a su sangre. Con eso sellaba mi pacto con ella no diría más, no era necesario ella lo sabía todo.
Dime Maike… dime ¿que es lo que quieres de mi? - ¿Acaso importaba lo que ella deseara o quisiera? De todas maneras este juego no lo podía hacer solo, a menos que ella así lo quisiera y eso si que sería devastador y mas que placentero seria doloroso muy doloroso para ella, en cambio para mí no sería tan así ¿O no? Volví a besar sus labios con gran ímpetu mientras no dejaba de masajear su entrepierna, el aroma que emanaba de la gatita era tan dulce como el licor más sabroso de la tierra, rugí en sus labios mientras aflojaba de su cabellera para que mi mano se posara en su barbilla apreté con fuerzas – No me desafíes gatita – chasquee la lengua en su labio mientras quitaba la mano de su intimidad. – Y recuerda que no me quieres como enemigo y yo… yo tampoco quiero tenerte como una más, eres única y lo sabes… y como nos necesitamos… hay que prepararte para nuestro encuentro… cualquiera puede ser el día y el momento – susurre en su oído mi lengua lamio su lóbulo y nuevamente estuve frente a ella – No quieres ver en realidad en la bestia que me puedo convertir…
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
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Re: Demencia Vestida de Maike
El miedo se había esfumado por completo del cuerpo femenino, Maike entre su locura sabía diferenciar cuando alguien tenía interés en ella, y no simplemente para matarla. Con el vampiro era evidente. Desde hace mucho tiempo había ella aprendido que de quitarle la vida en el momento en que lo descubrió haciendo aquel acto tan cruel, pero ambos tenían en muy mal condiciones su cerebro, de eso no había duda, para nada. Cerró los ojos unos momentos para sentir la cercanía, que claro, la ponía nerviosa. La cambiante estaba contenta, demasiado por el encuentro, era algo que había deseado desde hace mucho tiempo, peor le gustaba quemarse con él fuego, para su buena o mala suerte aquello le parecía tan doloroso como placentero. Mostrarse débil o sumisa para nada era una opción, no, en realidad ella deseaba verse firme así él no taba que no se le estaba regalando, al menos no de buenas a primeras, tenía su dignidad, y su virginidad intactas, aquello era de apreciarse, más en esa sociedad donde todos se creen puritanos y en realidad son presas de las más grandes perversiones. El silencio reinó porque ella callo, por extraño que pareciera no quería seguir en medio de conversaciones banales o aburridas, pues siempre supo que la palabra era importante, y quien la supiera emplear de mala manera estaría destinado (dependiendo de su torpeza) a la horca.
Ella no puede mentir que sentirlo cerca la hace vibrar, porque todo de él le encanta, es una especie de obsesión extraña, porque si bien, su padre le ha enseñado excelentes modales, sabe que esos no los está poniendo en practica, al menos en ese momento, y mucho menos con él. Se dice que una mujer de buenos valores debe llegar virgen al matrimonio, sin embargo ella desea de forma ferviente que el hombre le arranque su pureza. ¿Acaso sería posible? Maike recuerda los cuadros que en varias ocasiones le ha enviado aquel vampiro, todos son distintos, especiales, y diferentes, pero todos llevan el placer y el dolor, casi la muerte grabada en sus retratos. Ella quiere eso, quiere más que simples niñerías, quiere experimentar, dejar de estar en la sombra de su padre, ese hombre que la ha encerrado por no poder manejarla, porque tiene miedo a soltar al mundo que merece conocer. ¿Qué sería de ellos dos? ¿Acaso morirán al estar juntos o lo disfrutaran? Todo depende de como sus mentes se controlen, de eso depende todo y nada más.
La cercanía, el frío que le produce tener su cuerpo muerto cerca también le humedece más, por esa razón mueve poco a poco la pelvis, lo hace con el fin de poder sentir más sus dedos en su interior, aunque ella misma se pone limites, pues cuando siente que la empezará a lastimar retracta el movimiento, incluso echa para atrás su cuerpo. La mujer cierra los ojos, sus manos se chocan contra el pecho masculino, poco a poco lo comienza a empujar, no quiere que todo empiece así, él también tiene que poner de su parte, la cambiante es capaz de perder la vida con tal de hacer las cosas a su manera. Traga saliva pero al mismo tiempo comienza a gemir, no le importa que los escuchen, no le importa nada, sólo el encuentro que pueden llegar a tener.
- Nunca me había cuestionado en realidad que es lo que quiero de ti, sé que me gusta tenerte, y que incluso la sensación de estar en peligro, como me pones todo el tiempo me emociona, pero estoy indecisa. No sé que quiero de ti, no sé si necesito o tengo que tomar algo de ti. Dime ¿Qué me puedes dar? Ofrece para que yo sepa que tomar, porque no quiero que me niegues nada de lo que pida, porque soy una niña caprichosa lo sabes - En ese momento la joven se acercó a sus labios, la fiereza con que lo besaba fue demasiada, incluso una necesidad altanera. Gimió contra sus labios, su cuerpo pedía más pero sabía que en ese momento nada pasaría.
Ella no puede mentir que sentirlo cerca la hace vibrar, porque todo de él le encanta, es una especie de obsesión extraña, porque si bien, su padre le ha enseñado excelentes modales, sabe que esos no los está poniendo en practica, al menos en ese momento, y mucho menos con él. Se dice que una mujer de buenos valores debe llegar virgen al matrimonio, sin embargo ella desea de forma ferviente que el hombre le arranque su pureza. ¿Acaso sería posible? Maike recuerda los cuadros que en varias ocasiones le ha enviado aquel vampiro, todos son distintos, especiales, y diferentes, pero todos llevan el placer y el dolor, casi la muerte grabada en sus retratos. Ella quiere eso, quiere más que simples niñerías, quiere experimentar, dejar de estar en la sombra de su padre, ese hombre que la ha encerrado por no poder manejarla, porque tiene miedo a soltar al mundo que merece conocer. ¿Qué sería de ellos dos? ¿Acaso morirán al estar juntos o lo disfrutaran? Todo depende de como sus mentes se controlen, de eso depende todo y nada más.
La cercanía, el frío que le produce tener su cuerpo muerto cerca también le humedece más, por esa razón mueve poco a poco la pelvis, lo hace con el fin de poder sentir más sus dedos en su interior, aunque ella misma se pone limites, pues cuando siente que la empezará a lastimar retracta el movimiento, incluso echa para atrás su cuerpo. La mujer cierra los ojos, sus manos se chocan contra el pecho masculino, poco a poco lo comienza a empujar, no quiere que todo empiece así, él también tiene que poner de su parte, la cambiante es capaz de perder la vida con tal de hacer las cosas a su manera. Traga saliva pero al mismo tiempo comienza a gemir, no le importa que los escuchen, no le importa nada, sólo el encuentro que pueden llegar a tener.
- Nunca me había cuestionado en realidad que es lo que quiero de ti, sé que me gusta tenerte, y que incluso la sensación de estar en peligro, como me pones todo el tiempo me emociona, pero estoy indecisa. No sé que quiero de ti, no sé si necesito o tengo que tomar algo de ti. Dime ¿Qué me puedes dar? Ofrece para que yo sepa que tomar, porque no quiero que me niegues nada de lo que pida, porque soy una niña caprichosa lo sabes - En ese momento la joven se acercó a sus labios, la fiereza con que lo besaba fue demasiada, incluso una necesidad altanera. Gimió contra sus labios, su cuerpo pedía más pero sabía que en ese momento nada pasaría.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Demencia Vestida de Maike
Con mis años de experiencia sabía perfectamente cómo controlar aquella sed desbordante que crecía en mi interior, no era una sed carnal simplemente sino de hacer sufrir a quien estuviera a mi lado, siempre había sido así, en mi cabeza no existía placer sin dolor claro que no, pero yo no sentía dolor más bien lo daba para saciar a mi presa, a mi compañera de juegos, Maike no era la primera pero tal vez podría ser la última, mis ganas con ellas eran infinitas y podría decir que por siempre era un tiempo razonable para tenerla entre mis garras. Sus palabras era un laberinto una encrucijada maestra ella no era tonta, tampoco era una simple paloma, era el lobo disfrazado de oveja, conocía sus pensamientos y también sus intenciones además su cuerpo, bello, hermoso… perfecto.
¿No te basta con el placer macabro que puedo darte cada día de tu existencia? – le jale el cabello con fuerzas mientras mi lengua se apoderaba de su boca como la de ella de la mía, ferviente y deseoso el beso era extremadamente delicioso, el aroma que emanaba de su entrepierna era el elixir de mi vida, mi erección estaba en su máxima expresión mi cuerpo chocaba con el de ella, frotaba intensamente, ¿seducirla? No era necesario ya estaba en mis garras en la telaraña que ella y yo habíamos tejido hacia un tiempo ya. – Mi fierecilla insaciable… - susurre en sus labios mientras aun el sabor a sangre estaba impregnado en mi boca, en mi garganta. – Te ofrezco placer, carnal y emocional… para el resto de tu vida - ¿A caso era poco aquello? Para el resto de su vida claro que sí, no la veía como un juguete, ni como un trofeo, ni mucho menos para el momento nuestra relación era y seria más larga que algo pasajero.
Pase mi lengua por la pequeña herida que le había hecho para que cicatrizara el sabor metálico de su sangre hizo que aun me pusiera más duro de lo que ya estaba, tome su mano y la puse sobre mi abultada entrepierna – Siente… siéntelo que provocas… ¿lo quieres? – dije deseoso en su oído, sufriendo por querer tenerlo dentro de ella, mis ganas crecían pero el control y mi poca moral me guiaba, cumplía lo que prometía y mas las promesas que me hacía para mí mismo. – Esto y mucho mas puede ser tuyo mi querida demencia – soltaba aire como si en realidad me faltara, aun con mi mano sobre la suya hice que me sobara, si, quería sentir su piel con rapidez casi indescifrable puse su mano al contacto directo de la piel de mi erección, le ayude para que masajeara con fuerza, la dureza aun estaba. Mis ojos se clavaron en los de ella.
¿Y qué dices Maike, Me quieres… o prefieres que te deje en paz para el resto de tu vida? – dije excitado mientras le soltaba la mano para que ella continuara, y mi mano nuevamente busco su entrepiernas humedecida por el placer y con fuerzas introduje tres dedos que fácilmente entraron, abrí los dedos en su interior acaricie las paredes con fuerzas quería más que nada que tuviera aquel orgasmo que la humedecería aun mas, mis dedos se movían de manera inusual, entraban y salían, masajeaban y buscaban el placer de ella… - Respóndeme gatita….- dije y mis labios chocaron con los de ella dándole un beso ferviente de deseo… ella ya era mía.
¿No te basta con el placer macabro que puedo darte cada día de tu existencia? – le jale el cabello con fuerzas mientras mi lengua se apoderaba de su boca como la de ella de la mía, ferviente y deseoso el beso era extremadamente delicioso, el aroma que emanaba de su entrepierna era el elixir de mi vida, mi erección estaba en su máxima expresión mi cuerpo chocaba con el de ella, frotaba intensamente, ¿seducirla? No era necesario ya estaba en mis garras en la telaraña que ella y yo habíamos tejido hacia un tiempo ya. – Mi fierecilla insaciable… - susurre en sus labios mientras aun el sabor a sangre estaba impregnado en mi boca, en mi garganta. – Te ofrezco placer, carnal y emocional… para el resto de tu vida - ¿A caso era poco aquello? Para el resto de su vida claro que sí, no la veía como un juguete, ni como un trofeo, ni mucho menos para el momento nuestra relación era y seria más larga que algo pasajero.
Pase mi lengua por la pequeña herida que le había hecho para que cicatrizara el sabor metálico de su sangre hizo que aun me pusiera más duro de lo que ya estaba, tome su mano y la puse sobre mi abultada entrepierna – Siente… siéntelo que provocas… ¿lo quieres? – dije deseoso en su oído, sufriendo por querer tenerlo dentro de ella, mis ganas crecían pero el control y mi poca moral me guiaba, cumplía lo que prometía y mas las promesas que me hacía para mí mismo. – Esto y mucho mas puede ser tuyo mi querida demencia – soltaba aire como si en realidad me faltara, aun con mi mano sobre la suya hice que me sobara, si, quería sentir su piel con rapidez casi indescifrable puse su mano al contacto directo de la piel de mi erección, le ayude para que masajeara con fuerza, la dureza aun estaba. Mis ojos se clavaron en los de ella.
¿Y qué dices Maike, Me quieres… o prefieres que te deje en paz para el resto de tu vida? – dije excitado mientras le soltaba la mano para que ella continuara, y mi mano nuevamente busco su entrepiernas humedecida por el placer y con fuerzas introduje tres dedos que fácilmente entraron, abrí los dedos en su interior acaricie las paredes con fuerzas quería más que nada que tuviera aquel orgasmo que la humedecería aun mas, mis dedos se movían de manera inusual, entraban y salían, masajeaban y buscaban el placer de ella… - Respóndeme gatita….- dije y mis labios chocaron con los de ella dándole un beso ferviente de deseo… ella ya era mía.
Ulrich Bekier- Vampiro Clase Alta
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