AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
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Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Han pasado varios días desde que descanso en una cama, esta noche no había donde dormir, en realidad nunca había, si tenía alguna excusa se hacía de un lugar, o si tenía chance, si no, el bosque siempre sería su hogar, hijo de la madre naturaleza, cambiaformas desde que nació hasta que muera. Es extraño que hasta ahora no se haya topado con cambiaformas en París, ¿Es qué en este lugar no habían hermanos suyos? Incluso pensar que no había gatitas, se ponía triste con esa única idea, de donde viene muchas felinas abundan, e iba día y noche intentando montarlas, algunas veces con suerte otras veces con no tanta, pero ahí estaba, fiel al castigo.
Ya era hora de cenar, aproximadamente las ocho de la noche, el estomago le estaba rugiendo, estaba a puertas del bosque no había ningún lugar donde comprar algún alimento, pero por suerte un par de casas sí, se transforma en gato en un costado de una de las casas, da un salto y se cuela dentro de una por la ventana, raudo va para la cocina buscando algo de comer, encuentra cordero bien cocido en una olla, regresa a la normalidad y coge la olla de golpe, esta quema pero lo soporta, escucha ruidos, se dirige a la puerta rápidamente para evitar ser encontrado, cuando está saliendo ve a un hombre con una escopeta detrás se eriza y corre lejos para el costado, ingresando al bosque , logra escuchar el disparo ruidoso de la escopeta pero no le alcanza, se ha salvado, tan solo una noche más en su vida, gracias a su manera poco ortodoxa de vivir la vida.
Las reglas son una excusa, las reglas amarran al individuo, y jamás se iba a dejar amarrar, si algo le place lo hace, si puede y consigue lo que quiere bien, si no intenta hacerlo por la fuerza, su comportamiento es notoriamente básico en algunas oportunidades, puro instinto pero alguna que otra vez se deja guiar por el raciocinio. Con una sonrisa de par en par por su ahora cena busca un buen lugar donde quedarse y comer, la ropa se había quedado atrás, así que no había chance de regresar, seguro estaría vigilando aquel de la escopeta o la policía local, ya tenía experiencia en robos y esto no era novedad para él.
Los bosques tampoco, nadie se atrevía a entrar a los bosques por las leyendas y mitos que escucharon de niños y ven que aún adultos temen, es una ventaja agradable, ya que en realidad todos estos mitos son realidad, el es parte de uno de esos mitos, un metamorfo que cambia en animal y ataca a los viajeros perdidos, una vez escuchó uno así, en realidad no era así, solo una parte del mito era real, no atacaba humanos por placer o sin razón alguna, pero si lo ha hecho.
Sobre todo a esos seres humanos incapaces de cuidar la naturaleza, ingratos que no saben remunerar a quien les dio la vida, su madre tierra, si no fuera por ella ninguno estaría pisando la tierra, incluso los vampiros ya que para haber sido creados primero debieron ser humanos y haberse alimentado de los nutrientes de esta tierra generosa que no pide nada a cambio y tan solo es destruida.
Detesta eso, y detesta a gran parte de personas por eso, detestas ver como la madera y la piedra toma el lugar de las áreas verdes, sentir que su hogar es destruido y tomado indiscriminadamente es como que te hierba la sangre, pero no es que se pueda hacer mucho al respecto, los animales son animales todos y cada uno aprovecha lo que mejor sabe hacer junto con sus habilidades.
Se acomoda de espaldas a un tronco viejo de árbol, a un costado esta la cueva que había visto días atrás, ahí tenía escondida su guitarra, algunos francos y ropa extra, además de esta ser adecuada para ocultarse de la lluvia si esta empieza, se frota las manos pasando la lengua por los labios, retira un pedazo del cordero con los dedos y se lo lleva a las fauces, mastica con vehemencia saboreando la carne tierna del animal, en el ambiente un olor raro y familiar se presenta, pero lo ignora por comer.
Ya era hora de cenar, aproximadamente las ocho de la noche, el estomago le estaba rugiendo, estaba a puertas del bosque no había ningún lugar donde comprar algún alimento, pero por suerte un par de casas sí, se transforma en gato en un costado de una de las casas, da un salto y se cuela dentro de una por la ventana, raudo va para la cocina buscando algo de comer, encuentra cordero bien cocido en una olla, regresa a la normalidad y coge la olla de golpe, esta quema pero lo soporta, escucha ruidos, se dirige a la puerta rápidamente para evitar ser encontrado, cuando está saliendo ve a un hombre con una escopeta detrás se eriza y corre lejos para el costado, ingresando al bosque , logra escuchar el disparo ruidoso de la escopeta pero no le alcanza, se ha salvado, tan solo una noche más en su vida, gracias a su manera poco ortodoxa de vivir la vida.
Las reglas son una excusa, las reglas amarran al individuo, y jamás se iba a dejar amarrar, si algo le place lo hace, si puede y consigue lo que quiere bien, si no intenta hacerlo por la fuerza, su comportamiento es notoriamente básico en algunas oportunidades, puro instinto pero alguna que otra vez se deja guiar por el raciocinio. Con una sonrisa de par en par por su ahora cena busca un buen lugar donde quedarse y comer, la ropa se había quedado atrás, así que no había chance de regresar, seguro estaría vigilando aquel de la escopeta o la policía local, ya tenía experiencia en robos y esto no era novedad para él.
Los bosques tampoco, nadie se atrevía a entrar a los bosques por las leyendas y mitos que escucharon de niños y ven que aún adultos temen, es una ventaja agradable, ya que en realidad todos estos mitos son realidad, el es parte de uno de esos mitos, un metamorfo que cambia en animal y ataca a los viajeros perdidos, una vez escuchó uno así, en realidad no era así, solo una parte del mito era real, no atacaba humanos por placer o sin razón alguna, pero si lo ha hecho.
Sobre todo a esos seres humanos incapaces de cuidar la naturaleza, ingratos que no saben remunerar a quien les dio la vida, su madre tierra, si no fuera por ella ninguno estaría pisando la tierra, incluso los vampiros ya que para haber sido creados primero debieron ser humanos y haberse alimentado de los nutrientes de esta tierra generosa que no pide nada a cambio y tan solo es destruida.
Detesta eso, y detesta a gran parte de personas por eso, detestas ver como la madera y la piedra toma el lugar de las áreas verdes, sentir que su hogar es destruido y tomado indiscriminadamente es como que te hierba la sangre, pero no es que se pueda hacer mucho al respecto, los animales son animales todos y cada uno aprovecha lo que mejor sabe hacer junto con sus habilidades.
Se acomoda de espaldas a un tronco viejo de árbol, a un costado esta la cueva que había visto días atrás, ahí tenía escondida su guitarra, algunos francos y ropa extra, además de esta ser adecuada para ocultarse de la lluvia si esta empieza, se frota las manos pasando la lengua por los labios, retira un pedazo del cordero con los dedos y se lo lleva a las fauces, mastica con vehemencia saboreando la carne tierna del animal, en el ambiente un olor raro y familiar se presenta, pero lo ignora por comer.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
"La búsqueda de mi libertad, me llevó al peor de los infiernos..."
Ya se estaba acostumbrando a la vida parisina, no le quedaba de otra, lo cierto era que sabía que no volvería a su ciudad natal, que su padre no la dejaría, pobre de él, si supiera que sus miedos habían llegado a París la regresaría en ese instante, por mientras tendría que disfrutar de sus clases de danza, de música, de corte y confección, de cocina, de modales, de todo eso que una muchachita de su edad tenía que aprender. ¿Había más? No, no lo había, y aunque lo hubiera no se le permitiría, era una chica de clase alta, lista para buscar con quien casarse, con quien procrear y ser esa esposa modelo que los hombres ricos buscaban, todas estaban entrenadas para eso, ninguna se excluía, y aunque tenía otros tipos de intereses, y otra visión de la vida, se tenía que aguantar, no había más. Quizás por eso la muchacha tenía tantas ideas tan extrañas, por esa infidelidad de no poder ser ella misma. La felicidad del ser no está hecho para las mujeres, ellas sólo son objetos hermosos, adornos que eran regulados por los hombres, ellas siempre esperando por el mejor postor.
Ese día era completamente libre para ella, no tenía deberes que cumplir, actividades que ir a hacer, no había citas ni compromisos a los cuales asistir por deseo de su padre. Quizás por eso estaba tan de buen humor, porque podría salir por un rato. Lo extraño es que estaba bastante cansada, toda la actividad física que había hecho días atrás se le había juntado en ese preciso instante. No quiso dar mucho arreglo a su persona, Lo que deseaba es quedarse encerrada en su habitación por un día y dormir sin ser interrumpida. Y así lo hizo, o al menos eso estaba haciendo, pues comenzó a tener pesadillas, se encontraba en medio de un cuarto oscuro, y su cuerpo era tocado con descaro por muchas manos, lo extraño es que no había rostros que poder ver, simplemente manos que la ultrajaban. Se despertó bastante sobresaltada, con el cuerpo sudoroso, su respiración acelerada, hizo una mueca ¿Cuando sería el día en que pudiera dormir de manera tranquila, y sin pesadillas? Esperaba que pronto, no quería enfermarse, amada demasiado la vida como para caer en enfermedades a causa de la falta o mal sueño.
En medio de su cama, sintió como su animal interior comenzó a rasgarle por dentro, le estaba pidiendo salir, hace mucho que no lo hacía. Sin que nadie pudiera verla en la casa, ninguno de sus sirvientes por supuesto, sólo vivía con ellos. Salió de la parte trasera de esta. Enfundada en un vestido azul marino, sin joyas que delataran su elegante procedencia. Debía complacer al animal antes de que el león o el tigre hicieran de las suyas y no la dejaran en paz hasta alimentarse de carne cruda. Aquel pensamiento la hizo sentir una especie de asco y escalofríos que se expandieron por todo su cuerpo. - Ya voy, ya voy - Se dijo así misma apresurando el paso.
Maike se adentraba al bosque, disfrutando del aroma primaveral que acaba de llegar a tierras Parisinas, no tardaría mucho en que los arboles cobraran vida, el pasto se bañara de verde los caminos y claro, las flores llenarían de vida los paisajes. Le gustaba tanto la libertad, le encanta poder sentirse capaz de expresarse sin ataduras en su forma animal, pero para no correr ninguna especie de riesgo prefería volverse un hermoso gatito blanco con manchas negras. Ya en medio del bosque miró de un lado a otro, como no encontró a nadie que pudiera verla movió sus manos hacía atrás y jaló los cordones de su vestido, se estaba comenzando a desnudar para poder cambiar de físico. Dobló el vestido, sus medias, el ligero que usaba y su pequeña ropa interior junto con el corsé dejándolo todo entre las ramas de unos arboles, dónde nadie, a excepción de ella pudiera encontrarlo. Suspiró al ver su delicado cuerpo desnudo, y entonces cerrando los ojos y concentrándose, su cuerpo fue reduciéndose, el pelo comenzó a salir, y en un abrir y cerrar de ojos su forma humana había desaparecido, dejando en medio de las raíces del árbol un hermoso gatito blanco.
Se encontraba ahora a cuatro patas. Se estiró, haciendo que su espalda se arqueara un poco. Sus ojitos se mantenían cerrados, acostumbrándose a la nueva forma que tenía. Cada transformación le dolía de forma inexplicable, por eso procuraba no hacerlo, ya que al volver a su forma humana pasada dos días en cama recuperándose de los dolores, poco era lo que sabía de su condición ya que su madre, quien era la que le había heredado tal privilegio había fallecido al nacer. Movió su cabeza de un lado a otro, y sus pequeña boca se abrió mostrando una especie de bostezo. Al final se sacudió, haciendo que sus pelos se acomodaran. Maike comenzó a caminar por el bosque, con cuidado de no lastimarse. El gatito era hermoso, difícil de pasar desapercibido. Así estuvo un buen rato hasta que su estomago comenzó a rugir, haciendo un escándalo a sus alrededores. El minino se dejó llevar por el olor a comida. Después de mucho tiempo de buscar asomó su pequeña cabecita de entre unos arboles. Notó a un hombre, y ni siquiera hizo caso a su desnudes gracias al hambre que tenía, ella nunca se pasaba de sus horarios. Se acercó con sigilo, a fin de cuentas no sabría que era una cambiante. Cuando estuvo enfrente dio un maullido pidiendo al hombre que le diera un poco de alimento, muy en su interior tenía la esperanza de ser entendida.
Ese día era completamente libre para ella, no tenía deberes que cumplir, actividades que ir a hacer, no había citas ni compromisos a los cuales asistir por deseo de su padre. Quizás por eso estaba tan de buen humor, porque podría salir por un rato. Lo extraño es que estaba bastante cansada, toda la actividad física que había hecho días atrás se le había juntado en ese preciso instante. No quiso dar mucho arreglo a su persona, Lo que deseaba es quedarse encerrada en su habitación por un día y dormir sin ser interrumpida. Y así lo hizo, o al menos eso estaba haciendo, pues comenzó a tener pesadillas, se encontraba en medio de un cuarto oscuro, y su cuerpo era tocado con descaro por muchas manos, lo extraño es que no había rostros que poder ver, simplemente manos que la ultrajaban. Se despertó bastante sobresaltada, con el cuerpo sudoroso, su respiración acelerada, hizo una mueca ¿Cuando sería el día en que pudiera dormir de manera tranquila, y sin pesadillas? Esperaba que pronto, no quería enfermarse, amada demasiado la vida como para caer en enfermedades a causa de la falta o mal sueño.
En medio de su cama, sintió como su animal interior comenzó a rasgarle por dentro, le estaba pidiendo salir, hace mucho que no lo hacía. Sin que nadie pudiera verla en la casa, ninguno de sus sirvientes por supuesto, sólo vivía con ellos. Salió de la parte trasera de esta. Enfundada en un vestido azul marino, sin joyas que delataran su elegante procedencia. Debía complacer al animal antes de que el león o el tigre hicieran de las suyas y no la dejaran en paz hasta alimentarse de carne cruda. Aquel pensamiento la hizo sentir una especie de asco y escalofríos que se expandieron por todo su cuerpo. - Ya voy, ya voy - Se dijo así misma apresurando el paso.
Maike se adentraba al bosque, disfrutando del aroma primaveral que acaba de llegar a tierras Parisinas, no tardaría mucho en que los arboles cobraran vida, el pasto se bañara de verde los caminos y claro, las flores llenarían de vida los paisajes. Le gustaba tanto la libertad, le encanta poder sentirse capaz de expresarse sin ataduras en su forma animal, pero para no correr ninguna especie de riesgo prefería volverse un hermoso gatito blanco con manchas negras. Ya en medio del bosque miró de un lado a otro, como no encontró a nadie que pudiera verla movió sus manos hacía atrás y jaló los cordones de su vestido, se estaba comenzando a desnudar para poder cambiar de físico. Dobló el vestido, sus medias, el ligero que usaba y su pequeña ropa interior junto con el corsé dejándolo todo entre las ramas de unos arboles, dónde nadie, a excepción de ella pudiera encontrarlo. Suspiró al ver su delicado cuerpo desnudo, y entonces cerrando los ojos y concentrándose, su cuerpo fue reduciéndose, el pelo comenzó a salir, y en un abrir y cerrar de ojos su forma humana había desaparecido, dejando en medio de las raíces del árbol un hermoso gatito blanco.
Se encontraba ahora a cuatro patas. Se estiró, haciendo que su espalda se arqueara un poco. Sus ojitos se mantenían cerrados, acostumbrándose a la nueva forma que tenía. Cada transformación le dolía de forma inexplicable, por eso procuraba no hacerlo, ya que al volver a su forma humana pasada dos días en cama recuperándose de los dolores, poco era lo que sabía de su condición ya que su madre, quien era la que le había heredado tal privilegio había fallecido al nacer. Movió su cabeza de un lado a otro, y sus pequeña boca se abrió mostrando una especie de bostezo. Al final se sacudió, haciendo que sus pelos se acomodaran. Maike comenzó a caminar por el bosque, con cuidado de no lastimarse. El gatito era hermoso, difícil de pasar desapercibido. Así estuvo un buen rato hasta que su estomago comenzó a rugir, haciendo un escándalo a sus alrededores. El minino se dejó llevar por el olor a comida. Después de mucho tiempo de buscar asomó su pequeña cabecita de entre unos arboles. Notó a un hombre, y ni siquiera hizo caso a su desnudes gracias al hambre que tenía, ella nunca se pasaba de sus horarios. Se acercó con sigilo, a fin de cuentas no sabría que era una cambiante. Cuando estuvo enfrente dio un maullido pidiendo al hombre que le diera un poco de alimento, muy en su interior tenía la esperanza de ser entendida.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Muerde con ímpetu la carne, ya casi queda el hueso a la vista, escucha ruidos en el pasto de pronto se pone muy alerta, por fin, otro cambiaformas, un hermano detectado, el aroma era familiar, no hay duda alguna en que también es felino como él, ese olor hormonal, era una hembra, una felino metamorfo y hembra, acompañado de una buena olla de comida, ¿Mejor noche podría tener? El paraíso, sin embargo recién su mente hila la posibilidad de que esta cambiaformas venga a llevarse su comida, así que estira sus garras que se clavan en la pieza del cordero que está comiendo, busca con sus zafiros por dónde viene el aroma, se va calmando cuando ve a la hermosa y delicada gatita venir, *Maúlla raro* piensa, pero aún así entiende, mira con recelo al animal, no tenía porque darle de comer, sin embargo le daba algo de pena, lo haría.
Pero nada en esta vida es gratis, menos entre extraños, se lo cobraría después, jala al gato por el pellejo, donde no duele si te estiran, pero es bastante molesto a decir verdad, lo ha experimentado más de una vez, recuesta sus patas traseras en la pierna, y le ofrece otro pedazo de cordero con hueso - ¿No quieres comer en forma humana? - Personalmente no gustaba de ingerir carne como, como tigre sí, porqué la sensación es completamente diferente, se siente vigoroso, poderoso, mas no asesino, en sus inicios siempre fue agresivo sin poder tener medida alguna, no distinguía de nadie, se lanzaba al cuello sin dudarlo dos veces.
Pero con los años hasta él logró aprender y domesticarse por así decirlo, ve como el animal se alimenta, eleva las patitas hacia la mano propia para poder comer, le sostiene el pedazo de carne con una mano, mientras que con la otra se termina el resto de carne que antes comía plácidamente, tenía curiosidad por saber cómo era esta hembra felina, en algún caso le toco que una era muy fea y prefirió hacérselo como tigre siendo ella tigresa, pero tenía esperanzas en que esta estuviera buena, se pasa la lengua vulgarmente por los labios luego de chupar todo el hueso succionando los pequeños pedacitos de carne que quedaron en él.
Verla comer era un poco estresante, siendo gato te demoras mucho ya que los dientes no están hechos para la carne grande, más bien para pequeños trozos con ratitas, pajaritos o pescados, y no entiende bien porque no quiere cambiarse a humana, ¿Por el desnudo tal vez? La mayoría de cambiaformas se sentían atrapados por las ropas, su naturaleza caliente les da la facilidad de andar desnudos y para ellos esa es la real libertad, ser uno con la tierra, pero también hay varios con costumbres humanas, seguro esta era uno de esos, lo que no le gustaba nada, los cambiaformas no debían actuar como humanos destructores.
Le iba a tirar la carne al pasto para que comiera, pero seguro tenía esos gustos refinados de comer en plato lo cual le haría perder el apetito si tragaba del suelo, hace una mueca con molestia y rompe otro pedazo de cordero, pero este es pura carne, le da mordidas grandes atiborrándose los cachetes al tope, mastica con dificultad, sus buenos modales para comer y para todo en general son escasos, esto no era novedad, pero una que otra vez se moderaba dependiendo de quien tuviera en frente, por suerte la gata estaba concentrada o eso parecía en el pedazo de carne que ya se notaba se consumía entre las fauces pequeñas de la delicada gata.
Por ahora a cambio de la comida, tenía planeado verla desnuda y tocarla un poco, y a ver si la suerte le sonríe y sale libidinosa, dejar la semilla dentro sería excelente, nada mas primero debía como se dice, cotizar la mano de obra, antes de poner en marcha las labores, ojala y no se diera una sorpresa desagradable, le daba asco pensarlo, la belleza era superficial nada mas, no ve la belleza interna o en la personalidad, o los sentimientos, solo lo de afuera, es poco problemático, además no hay dramas así, enamorarse apesta, y el amor solo hace daño, eso piensa por el matrimonio tortuoso de sus padres, malos ejemplos que desencadenan malas reacciones, aversión, miedo incluso, es cerrado y no habla de lo que siente, es la mejor arma contra cualquier daño.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
El felino se comenzó a mover cuando la tomaron del pellejo. Su maullido era de evidente molestia, por ese tipo de detalles odiaba ser un gato, porque no le gustaba que la tomaran como cualquier objeto. Muchos seres no entendían que los cambiantes valían tanto como cualquier vampiro y licántropo, los subestimaban, no entendían que en realidad valían tanto como los demás, y quizás Maike por eso prefería su forma humana, le permitía estar a salvo de ataques contra sus formas. Se sorprendió cuando el hombre le dijo sobre su forma humana. ¿Sería entonces uno como ella? Nunca antes había conocido a alguien como ella, de hecho, sólo tenía idea de una persona que era de su condición pero ahora estaba bajo tierra, muerta. No hizo mucho casi después, lo único que deseaba era alimentarse, y comenzó a masticar de manera lenta y delicada la carne. Su lengua primero salía de su pequeña boca para lamer todo el jugo de la carne bien cocida, después mordisqueaba poco a poco para poder tragarlo, lo bueno de alimentarse como un minino era lo poco que tenía que ingerir.
Al poco tiempo se había llenado. Y dejó el pequeño pedazo de carne que le sobró empujándolo con su cabecita al hombre. Se impulsó con sus patas traseras para llegar con las delanteras a su pecho, y así poder lamer su mejilla en forma agradecida. Bajó sus patitas al suelo y comenzó a caminar a su alrededor, dando repetidos maullidos, avanzaba en círculos de un lado a otro, como queriéndole decir algo, no deseaba transformarse en humana frente a él, no quería que viera su desnudez, nunca nadie la había visto de esa forma. Sus maullidos eran elegantes. Se acercó para ronronear entre sus piernas, era su forma de agradecerle un poco más, y después emprendió el camino a uno de los arboles, comenzó a trepar rápido, como queriéndolo dejar lejos de ella, los arboles estaban entrelazados por sus ramas, y avanzó así hasta dónde recordaba estaba su ropa, que en realidad estaba bastante cerca. No se fijo si el hombre la seguía o no, en realidad mientras más rápido avanzará y se pudiera vestir sin que la viera podría ponerse la ropa y regresar a darle las gracias con su propia voz.
Para su buena suerte la ropa ya estaba frente a ella. La empujó con su pequeña cabeza, con sus patas delanteras y estás cayeron a la tierra, ella cayó de manera impecable contra la tierra con las cuatro patas. Era una gata lista, hermosa, y aventurera. Se estiró por última vez de forma felina, y luego decidió que era correcto volver a su forma humana. Para cuando había regresado a esta se encontraba sentada en un abrir y cerrar de ojos, sus cabeza sintió una punzada, y un mareo la hizo quedarse sentada por un tiempo largo. Tomó varias bocanas de aire hasta poder volver a enfocar la vista, y poco a poco colocó la ropa sobre su cuerpo.
Maike por fin se había vestido. Olisqueando el aroma del lugar. Ese hombre desprendía un olor extraño, no era como cualquier humano, reafirmaba sus sospechas. Siguió el camino que había tomado como felino, y cuando el aroma estaba demasiado cerca se escondió entre los arboles. - Puedo darle las gracias de forma humana - Susurró, sacando el rostro por uno de los troncos. Sus cabellos negros salieron tapando su rostro hermoso y blanco. La hermosa joven salió por fin de su escondite. Se poso frente a él, mirándolo a los ojos, no deseaba ver su desnudes, le daba vergüenza ver a un hombres desnudo, más si se trataba de un desconocido. - ¿Así que te diste cuenta muy rápido que era una cambiante? ¿Cómo es posible que identifiques de esa manera? Yo no puedo, sino me hubieras hecho esa pregunta no lo habría entendido, ¿Me enseñas? - Le sonrió de forma amplia, y su cuerpo avanzó un poco hasta quedar casi enfrente de él. Subí la mirada, desde esa cercanía podía verle partes que me daban vergüenza, ni siquiera podía ver mi cuerpo frente al espejo cuando me cambiaba de prendas, era vergonzoso.
El viento golpeo sus mejillas blancas, y se giró para volver a verlo a los ojos. Se sonrojo - ¿Le gustó la cena? Era muy deliciosa, no entiendo porque come aquí a fuera ¿Y su casa? - Maike era una chica tímida, bastante curiosa en realidad, que tenía todo el tiempo deseos retorcidos, que leía cartas de un hombre que la atormentaba, pero en el fondo siempre había deseado poder encontrar su propio cuento de hadas. Nadie podría entender su cabeza, ni siquiera ella misma, quizás en eso radicaba su encanto, parte de su belleza. La joven decidió que se acercaría un poco más, si el hombre la había alimentado era por eso mismo, porque era una buena persona. ¿De qué podía dudar? Se acercó tanto que dejó caer su cuerpo, se sentó a un lado pero guardando cierta distancia. Su mirada ahora viajaba al cielo, sus brazos se hicieron hacía atrás, y el peso de su cuerpo se dejó caer hacía atrás mirando a la luna - Nunca antes había conocido a alguien como tú o como yo ¿Conoces muchos? Mi padre dice que cuando me vuelvo gatita muy muy bonita, pero no le creo - Le sonrió al hombre con inocencia, y es que lo era, quizás sus ojos habían visto demasiadas cosas horribles, pero muy dentro de su ser la inocencia reinaba. Sus mejillas rojas no se borraban de su rostro, tenía un presentimiento, dentro de ella lo sentía.
Al poco tiempo se había llenado. Y dejó el pequeño pedazo de carne que le sobró empujándolo con su cabecita al hombre. Se impulsó con sus patas traseras para llegar con las delanteras a su pecho, y así poder lamer su mejilla en forma agradecida. Bajó sus patitas al suelo y comenzó a caminar a su alrededor, dando repetidos maullidos, avanzaba en círculos de un lado a otro, como queriéndole decir algo, no deseaba transformarse en humana frente a él, no quería que viera su desnudez, nunca nadie la había visto de esa forma. Sus maullidos eran elegantes. Se acercó para ronronear entre sus piernas, era su forma de agradecerle un poco más, y después emprendió el camino a uno de los arboles, comenzó a trepar rápido, como queriéndolo dejar lejos de ella, los arboles estaban entrelazados por sus ramas, y avanzó así hasta dónde recordaba estaba su ropa, que en realidad estaba bastante cerca. No se fijo si el hombre la seguía o no, en realidad mientras más rápido avanzará y se pudiera vestir sin que la viera podría ponerse la ropa y regresar a darle las gracias con su propia voz.
Para su buena suerte la ropa ya estaba frente a ella. La empujó con su pequeña cabeza, con sus patas delanteras y estás cayeron a la tierra, ella cayó de manera impecable contra la tierra con las cuatro patas. Era una gata lista, hermosa, y aventurera. Se estiró por última vez de forma felina, y luego decidió que era correcto volver a su forma humana. Para cuando había regresado a esta se encontraba sentada en un abrir y cerrar de ojos, sus cabeza sintió una punzada, y un mareo la hizo quedarse sentada por un tiempo largo. Tomó varias bocanas de aire hasta poder volver a enfocar la vista, y poco a poco colocó la ropa sobre su cuerpo.
Maike por fin se había vestido. Olisqueando el aroma del lugar. Ese hombre desprendía un olor extraño, no era como cualquier humano, reafirmaba sus sospechas. Siguió el camino que había tomado como felino, y cuando el aroma estaba demasiado cerca se escondió entre los arboles. - Puedo darle las gracias de forma humana - Susurró, sacando el rostro por uno de los troncos. Sus cabellos negros salieron tapando su rostro hermoso y blanco. La hermosa joven salió por fin de su escondite. Se poso frente a él, mirándolo a los ojos, no deseaba ver su desnudes, le daba vergüenza ver a un hombres desnudo, más si se trataba de un desconocido. - ¿Así que te diste cuenta muy rápido que era una cambiante? ¿Cómo es posible que identifiques de esa manera? Yo no puedo, sino me hubieras hecho esa pregunta no lo habría entendido, ¿Me enseñas? - Le sonrió de forma amplia, y su cuerpo avanzó un poco hasta quedar casi enfrente de él. Subí la mirada, desde esa cercanía podía verle partes que me daban vergüenza, ni siquiera podía ver mi cuerpo frente al espejo cuando me cambiaba de prendas, era vergonzoso.
El viento golpeo sus mejillas blancas, y se giró para volver a verlo a los ojos. Se sonrojo - ¿Le gustó la cena? Era muy deliciosa, no entiendo porque come aquí a fuera ¿Y su casa? - Maike era una chica tímida, bastante curiosa en realidad, que tenía todo el tiempo deseos retorcidos, que leía cartas de un hombre que la atormentaba, pero en el fondo siempre había deseado poder encontrar su propio cuento de hadas. Nadie podría entender su cabeza, ni siquiera ella misma, quizás en eso radicaba su encanto, parte de su belleza. La joven decidió que se acercaría un poco más, si el hombre la había alimentado era por eso mismo, porque era una buena persona. ¿De qué podía dudar? Se acercó tanto que dejó caer su cuerpo, se sentó a un lado pero guardando cierta distancia. Su mirada ahora viajaba al cielo, sus brazos se hicieron hacía atrás, y el peso de su cuerpo se dejó caer hacía atrás mirando a la luna - Nunca antes había conocido a alguien como tú o como yo ¿Conoces muchos? Mi padre dice que cuando me vuelvo gatita muy muy bonita, pero no le creo - Le sonrió al hombre con inocencia, y es que lo era, quizás sus ojos habían visto demasiadas cosas horribles, pero muy dentro de su ser la inocencia reinaba. Sus mejillas rojas no se borraban de su rostro, tenía un presentimiento, dentro de ella lo sentía.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
La gatica aún demoraba en comer, por su parte ya desecha el otro pedazo tirándolo lejos entre los arbustos frondosos que rodean todo el lugar, la ve con curiosidad, parecía gata fina, le ayuda a hacer a un lado el pedazo, disfruta de su caricia, entre gatos era bien recibido esto, pero frunce el ceño cuando se larga, ¿Cómo está eso de qué se comen tu comida y se van así nada más? La sigue desde atrás pero bien escondido entre la hierba, se vuelve gato blanco para perderse de su vista, observa que va a por ropa, regresa a su forma humana, se pega detrás del árbol, su transformación era un poco lenta, se ve que no ha tenido mucha practica con el asunto o no se ha desarrollado demasiado en sus formas, logra verle bien todo el culo y la espalda, se comienza a tocar el mismo escondido disfrutando del espectáculo, cada prenda que se coloca es un gesto de molestia en él, cuando ve que está por terminar y se dispone a regresar, nuevamente da un salto y al caer al suelo queda como gato en cuatro patas, regresa hacía donde estuvo, pero ahora parado en su forma humana la ve, le daba igual que notara su miembro semi-erecto.
Por la ropa todas las sospechas que tenía se ve estaban bien fundadas, es una gata de casa, ropa fina, sin joyas, aún así, trataba de usted y toda la cosa, no quería verlo desnudo, no estaba muy seguro de si estaba frente a una cambiaformas realmente o qué, cuando la desnudes es lo más común del mundo cambiante. Se mantiene en silencio analizándola por completo, recuerda su trasero desnudo y su espalda, estaba bien definida la muchacha, pero le faltaba algo de busto de todas formas, la ve de pies a cabeza sin recato alguno, se frota la barba - Gata de casa, ya me empezaste a dar las gracias desde hace un rato atrás – sonríe ocultando su pervertida intención en ello. Quizá ella pensará que fue por el mimo que le dio como gato y no porque le vio el culo - No me sorprende en nada que no puedas si quiera reconocer a un hermano – Lo dice más como reproche que por otra cosa.
Ve que se acerca, le capta el aroma, huele rico y eso le gusta, por los aromas se atrae también, no solo por el cuerpo - Enseñarte, la nariz se entrena solo olfateando muchos aromas, el bosque es un gran lugar para eso, lleno de aromas. Como eres cambiaformas de dinero, has pasado tu vida como una humana común y corriente, seguro que aún no controlas tus transformaciones, ¿Verdad? – No le iba a decir que vio que era lenta en esto, porqué se dejaría en evidencia de que la había visto desnuda y parecía bien delicadita con el tema - Hmm, ¿Quién te dio la gracia del cambió? ¿Papá o Mamá? ¿Y por qué no se hicieron cargo de ti? O es que son de esos cambiantes que quieren aparentar vivir su vida humana común y corriente – Escupe al suelo al decir eso, repugnaba a ese tipo de cambiaformas, si se les podría llamar a ellos cambiaformas, metamorfos y demás, si preferían su forma humana y ya.
Casi ríe por sus preguntas inocentes, prefiere sonreír y solo eso - Los cambiaformas, los cambiaformas tenemos una sola casa, y es la madre tierra, toda ella, este bosque es mi casa, estoy acostumbrado a tomar lo que la tierra da, y uno agradece mínimo con algo de respeto hacia ella, ¿No lo sabes? – Al verle sentada se pasea delante de ella, mostrando su miembro frente a su rostro al propósito, buscándole reacción, además de enviarle las hormonas sexuales de frente - Yo he conocido a muchos otros cambiaformas de donde vengo, reales cambiaformas, que no duermen en casitas de piedra y madera, con un techo que los cuide del frio y de la lluvia, en su mayoría todos duermen en cuevas o bajo lo frondoso de una copa de árbol, y sí, tu transformación es bonita, tú también lo eres – Cuando lo dice ni si quiera la ve a los ojos por un segundo, se sienta a su lado estirando las piernas, recostando los brazos hacia atrás para no caer, bosteza largo y alto por la comida que le adormecía.
Quizá podría enseñarle algo de la verdadera vida de un cambiaformas y sería un buen prospecto de hembra reproductora, es la primera que ve por estos lares así que no puede desaprovechar las buenas oportunidades que se le presentan de noche, si se metía aquí con alguna podría dejar descendencia aquí también, de esta forma su linaje ya no solo estaría en sus tierras, las crías deben luego valerse por sí mismas, así tenía aprendido esto, por eso jamás se preocupaba luego por las que dejaba atrás - Mi transformación en gato es extraña, dicen que me cambia el color de un ojo, es muy raro, a pocos cambiantes les pasa esto, en su mayoría le cambian el color de ambos ojos al transformarse – Fanfarronea como buen macho para atraer la atención de la hembra, aunque esto no era ninguna mentira, en realidad era poco común que esto pasará con ellos.
Pasa la mano por su brazo suavemente, quería sentirle la textura de piel en forma humana, estaba muy suave ella , era rica esa sensación, tenía pocos o nada de vellos en el cuerpo, a diferencia de él, que era muy peludo, sobre todo en sus partes intimas.
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Se sentía incomoda, se podía notar por la mirada de ella que viajaba de un lado a otro evitando ver su desnudez. Sólo había visto a dos personas en su vida desnuda, la primera era ella frente al espejo obviamente, la segunda había sido esa muchacha que ultrajaron frente a sus narices, desde ese día había decidido que cuando tocará el momento de dejar descendencia, lo haría con alguien con quien se sintiera segura, nada más de esa manera podría desnudar su cuerpo. El hombre que tenía enfrente parecía demasiado tranquilo de esa forma tan natural, lo cual la sorprendía, si el mundo fuera tan despreocupado como él seguramente no habría tanto problema. Ver aquella parte del hombre la puso el doble de nerviosa, parecía que lo hiciera a propósito, no sabía si era porque nunca había visto una antes o si realmente ese era demasiado grande, se abrazó a sus piernas y escondió el rostro entre ellas, así se sentiría segura de no ver nada del cuerpo masculino.
La cambiante sintió dentro de su corazón una especie de pinchazo que hace mucho tiempo no experimentaba, una especie de dolor, aquellas palabras que el hombre había dicho habían calado en lo más profundo de su alma. En ese momento entendió porque era más prudente cuidar el habla que las acciones mismas. - Mi madre me heredo el gen, por eso me he vuelto una cambiante, pero nadie me ha enseñado al respecto, ella murió cuando yo nací - Indicó con un hilo de voz, apenas se le había podido percibir palabra alguna, de estar frente a un humano común y corriente estaba segura no la habrían escuchado, pero los cambiantes tenían la habilidad para escuchar más allá que cualquier. - A veces no se sabe como educar a los hijos, mi padre es humano, por eso me dio esta vida, la vida que creyó correcta para mi, y me ha mandado lejos para tenerme contenta, para cuidarme, es una forma extraña pero nadie sabe el porqué sólo él y yo, y lo acepto, me gusta vivir así porque es lo único que he aprendido - Se encogió de hombros alzando un poco la mirada para ver lo hermoso que era el bosque a esas horas. Le gustaba demasiado la noche, y la luna, quizás su naturaleza era la que hablaba por ella.
La joven cerró los ojos al sentir la rasposa caricia de su mano, respingo de primer estancia, luego movió un poco su cuerpo - ¿Por qué me tocas? - Arqueó una de sus cejas. Ese cambiante era muy raro, muy vago al hablar, descarado en su andar desnudo, y bastante atrevido al acariciarla - No me acaricies sin mi permiso, mucho menos cuando apenas nos estamos conociendo, pídeme permiso - Le pidió de manera tranquila pero en el fondo estaba aterrada. La chica de cabellos largos y negros siempre había tenido pensamientos, sueños e ilusiones con bestias que la iban despojando de sus ropas, que la tomaban como a esa chica que había visto tiempo atrás, pero aquella noche estaba tan tranquila que lo único que deseaba era un cálido abrazo. Era extraño, ella era como el fuego y el hielo, todo en uno pero sin mezclarse. Pasaba de un estado a otro como en un abrir y cerrar de ojos. - Tú tacto es rasposo, pero no es molesto - Le comentó, y también aclaró con rapidez para no incomodar al hombre - ¿Es por qué siempre andas en el bosque?- Si, quizás si, la oferta de pasar más tiempo por el bosque tentaba algo en su interior, quizás lo empezaría a practicar, pero sola.
Maike sabía que algo raro estaba pasando, ese gatito interno, su instinto animal estaba demasiado despierto, era bastante raro, pero brincaba dentro de ella, le rasgaba el interior pidiendo salir, aquel gatito quería ser acariciado por el hombre que tenía enfrente. Sintió como su piel se erizaba, estiró su mano, y acarició su mejilla - Estamos a mano - Sonrió de manera tenue, se refería al cobro que le daba por la caricia, que lo estaba tomando al acariciarlo. - Eres el primer cambiante que conozco, y me da curiosidad porque eres tan… natural… - Se ruborizó un poco más. Con la ayuda de sus brazos se impulso para ponerse de pie, le gustaba caminar por el bosque - Yo iba al lago ¿Me acompaña o se queda aquí? - Ese era una pequeña invitación que podía hacerle. Su secreto mejor guardado es que disfrutaba sus noches bajo la luna frente al lago, quizás parte de su naturaleza tenía que ver, no lo sabía, lo averiguaría con el tiempo.
Le fue inevitable observar como aquel miembro iba cobrando vida conforme pasaban los minutos, la chica sentía el calor de sus mejillas amenazar por todo el cuerpo, era una sensación, extraña, quería escapar de ahí - ¿Puedo pedirte algo? - Indicó buscando su mirada, estaba tan nerviosa, no quería parecer atrevida cuando le dijera lo que necesitaba - ¿Puedes ponerte algo de ropa? Como comprenderás, no estoy acostumbrada a ver hombres desnudos como si fuera la gran cosa, por favor… - Pidió, con una sonrisa bastante amplia pero notablemente nerviosa. La chica mordió su labio inferior, sus brazos se cruzaron a la altura del pecho esperando cualquiera de sus respuestas.
La cambiante sintió dentro de su corazón una especie de pinchazo que hace mucho tiempo no experimentaba, una especie de dolor, aquellas palabras que el hombre había dicho habían calado en lo más profundo de su alma. En ese momento entendió porque era más prudente cuidar el habla que las acciones mismas. - Mi madre me heredo el gen, por eso me he vuelto una cambiante, pero nadie me ha enseñado al respecto, ella murió cuando yo nací - Indicó con un hilo de voz, apenas se le había podido percibir palabra alguna, de estar frente a un humano común y corriente estaba segura no la habrían escuchado, pero los cambiantes tenían la habilidad para escuchar más allá que cualquier. - A veces no se sabe como educar a los hijos, mi padre es humano, por eso me dio esta vida, la vida que creyó correcta para mi, y me ha mandado lejos para tenerme contenta, para cuidarme, es una forma extraña pero nadie sabe el porqué sólo él y yo, y lo acepto, me gusta vivir así porque es lo único que he aprendido - Se encogió de hombros alzando un poco la mirada para ver lo hermoso que era el bosque a esas horas. Le gustaba demasiado la noche, y la luna, quizás su naturaleza era la que hablaba por ella.
La joven cerró los ojos al sentir la rasposa caricia de su mano, respingo de primer estancia, luego movió un poco su cuerpo - ¿Por qué me tocas? - Arqueó una de sus cejas. Ese cambiante era muy raro, muy vago al hablar, descarado en su andar desnudo, y bastante atrevido al acariciarla - No me acaricies sin mi permiso, mucho menos cuando apenas nos estamos conociendo, pídeme permiso - Le pidió de manera tranquila pero en el fondo estaba aterrada. La chica de cabellos largos y negros siempre había tenido pensamientos, sueños e ilusiones con bestias que la iban despojando de sus ropas, que la tomaban como a esa chica que había visto tiempo atrás, pero aquella noche estaba tan tranquila que lo único que deseaba era un cálido abrazo. Era extraño, ella era como el fuego y el hielo, todo en uno pero sin mezclarse. Pasaba de un estado a otro como en un abrir y cerrar de ojos. - Tú tacto es rasposo, pero no es molesto - Le comentó, y también aclaró con rapidez para no incomodar al hombre - ¿Es por qué siempre andas en el bosque?- Si, quizás si, la oferta de pasar más tiempo por el bosque tentaba algo en su interior, quizás lo empezaría a practicar, pero sola.
Maike sabía que algo raro estaba pasando, ese gatito interno, su instinto animal estaba demasiado despierto, era bastante raro, pero brincaba dentro de ella, le rasgaba el interior pidiendo salir, aquel gatito quería ser acariciado por el hombre que tenía enfrente. Sintió como su piel se erizaba, estiró su mano, y acarició su mejilla - Estamos a mano - Sonrió de manera tenue, se refería al cobro que le daba por la caricia, que lo estaba tomando al acariciarlo. - Eres el primer cambiante que conozco, y me da curiosidad porque eres tan… natural… - Se ruborizó un poco más. Con la ayuda de sus brazos se impulso para ponerse de pie, le gustaba caminar por el bosque - Yo iba al lago ¿Me acompaña o se queda aquí? - Ese era una pequeña invitación que podía hacerle. Su secreto mejor guardado es que disfrutaba sus noches bajo la luna frente al lago, quizás parte de su naturaleza tenía que ver, no lo sabía, lo averiguaría con el tiempo.
Le fue inevitable observar como aquel miembro iba cobrando vida conforme pasaban los minutos, la chica sentía el calor de sus mejillas amenazar por todo el cuerpo, era una sensación, extraña, quería escapar de ahí - ¿Puedo pedirte algo? - Indicó buscando su mirada, estaba tan nerviosa, no quería parecer atrevida cuando le dijera lo que necesitaba - ¿Puedes ponerte algo de ropa? Como comprenderás, no estoy acostumbrada a ver hombres desnudos como si fuera la gran cosa, por favor… - Pidió, con una sonrisa bastante amplia pero notablemente nerviosa. La chica mordió su labio inferior, sus brazos se cruzaron a la altura del pecho esperando cualquiera de sus respuestas.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
La forma de hablar, de esquivar con la vista, todo se sentía muy infantil, demasiado inocente y gentil, incluso lleno de melancolía al pensar en cómo ella vivió, y no podía entender, ¿Por qué? Tuvo una infancia desagradable, huyo de esta, de todo en realidad, pero no sentía aquello que percibía de ella, él solo sentía odio, resentimiento y colora, ¿Por qué? Y el plus extra de ser incapaz de poder hablar del pasado, de lo sucedido o el porqué, jamás lo hizo con nadie, y probablemente no lo haría jamás. Tampoco existe persona con la que tuviera tanta confianza como para hacerlo o corrección, no existe persona con la que tenga un real confianza, vivir era solo parte de dudar y de desconfiar para mantenerse en pie, supervivencia de la especie más fuerte, eso era.
Una niña de ciudad, no lo vería mal si fuera una humana o algo así, una humana con tierras, monedas y todo, pero no se trababa de una humana, se trababa de una cambiaformas y para hacerlo todo más molesto, felina, era como vergüenza ajena - Qué gata tan mimada eres, ¿No aguantas que te den un solo toquecito? No tengo que pedir permiso para tocarte, el macho siempre mide a la hembra, es natural – Lo siguiente fue extraño, esta cría parecía muy tímida como para haberlo hecho, incluso jugar con esto, de una cobranza, más extraño fue que le tocaran el rostro con ternura, o con suavidad, una piel suave, un tacto que le recordaba a su madre, y la sensación no era agradable, a pesar que el tacto si lo fuera. Se separó un poco pero de forma en que no notara su desagrado psicológico.
Lo que le hace pensar y en forma de distracción sobre el comentario inicial que ella dio de su tacto – Toco la guitarra, me paseo por aquí y por allá, uso mucho las manos y pies directamente, lamento no tener manos de princesa a la que le hacen todo – A diferencia de ella, él o caza o roba su alimento y eso no cambia según sus necesidades. La observa desde arriba con gran curiosidad ante su mirada, podía reconocer ese color en el rostro ajeno y la zona que miraba era obvia, por dentro empezó a reír y una sonrisa algo pervertida lo delataba - Ya veo, ¿No te gusta o qué? – Se levanta, pasando ahora él a ser el más alto, se acerca ahora a ella de frente, le toma una mano de las que tiene cruzadas soltándolas, y le lleva esta hacia abajo, justo la muñeca la sujeta con fuerza y encaja el miembro entre la palma ajena unos segundos, luego le suelta el brazo - A, sí te gusta, eres como una niña mimada de los humanos, un cambiaformas no es como tú, te has criado como humana, a pesar de haber nacido cambiadora – Lo que no sonaba correcto a su entender.
Como en un inicio pensó, una vergüenza e insulto - El lago me gusta, ahí te podré enseñar uno poco de lo que es ser un cambiaformas correcto e independiente, y un poco de lo que hacen usualmente los cambiaformas al verse entre sí – Quiso decir el macho y la hembra, copular obviamente, pero decirlo así de abierto la abría echo huir, si es que ya no pensaba hacerlo por el tocamiento obligado que le hizo al miembro ajeno ya la chiquilla, ahora pensar en el morbo que le generaban las felinas que nunca antes habían sido montadas por otro, encima estaba este nerviosismo e inocencia que esta mostraba en especial, quizá el sexo liberaba junto a las feromonas sus deseos más retorcidos y poco honorables por decirlo de una forma, e incluso visto de otros puntos de vista sería algo cruel, mientras que para él una oportunidad de montar y cumplir con sus naturaleza, nada más ni menos.
Ella estaba muy joven, el rostro aún luce cándido, que va de acuerdo a su infantil sentir y movimientos, reacciones , deseos e incluso forma de pensar, sumisa en parte, cuando habló de sus padres y su crianza, no parecía totalmente feliz, era por el contrario aceptación, conformidad, algo que se ve incapaz de sentir al recordar la suya, no lo acepta, lo niega incluso, lo reprocha, quizá a seres que ya ni existen más por aquí, que se quedaron atrás como todo lo que alguna vez tuvo y quiso, han pasado varios años, en los que cambió, pero su rebeldía no, incluso todo lo que esta muchacha cita ya existía desde antes de.
La proposición no le gustó nada, pero para excusarse correctamente solo dice la verdad - No, porque mi ropa se quedo atrás, cerca de las casas, cerca de la que me robe la comida que ambos degustamos, no hay forma, ni motivo por el que arriesgarse, me siento más cómodo desnudo que vestido, así que no. Además que al lago es mejor ir desnudo, nada como nadar bajo las estrellas, es relajante y ojo, que a mi pocas cosas me relajan – Incluso pensar en algo de relaciones entre las aguas sonaba tan tentador, probablemente este deseo aparecería y no se controlaría una vez ambos estuvieran dentro de esta agua, la duda estaba en si mantenerla a ella fuera o dentro. La mente te dice algo, pero normalmente el instinto siempre es más fuerte, sobre todo si se trata de él, nada que hacer.
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Se sintió bastante intimidada por la altura que el hombre tenía, pequeña y frágil, no había nadie a su alrededor que pudiera cuidarla, estaba sola, ninguno de sus guardias o custodios como quisieran llamarles sabían que estaba fuera, lo mejor para ella sería dejar a un lado su imprudencia, guardaría distancia, o saldría corriendo en su forma felina, o quizás no estaría mal para ella quedarse un rato más, además él podría llamarse como una especie de hermano entre los suyos ¿Que podría pasarle? La joven sonrió con bastante timidez, dejando que sus ojos sólo pudieran captar el rostro ajeno, no deseaba invadir terrenos que no le correspondían, apenas y conocía a ese hombre y le parecía bastante inoportuno querer ver más de ese cuerpo masculino. Nunca antes había presenciado a un hombre desnudo a tan corta distancia. Mordisqueó su labio inferior, relamió los mismos y luego soltó un poco de aire caliente que se había quedado en sus pulmones intentando relajar su postura.
- No, no - Quiso evitar que el hombre tomara sus manos, sintió nervio al sentir de nuevo su tacto. No imaginaba lo que venía a continuación, su cuerpo se puso completamente rígido, se había tensado, ni siquiera un pelo se le había movido aunque el viento golpeará su figura, sabía lo que venía continuación, y sintió el miembro erecto del hombre entre sus manos. Varias imágenes se le vinieron a la mente, aquella tarde dónde varios hombres violaban a una pequeña inofensiva, una especie de escalofrío recorrió su columna vertebral, aquello era suave, bastante para su sorpresa, el miembro era largo, y aunque no estuviera completamente erecto estaba grueso, sintió el calor que emanaba, y también sintió su palma mojarse, aquello era tan extraño y nuevo, aquello la hizo temblar y sus ojos se cerraron de golpe - Por favor no, para, detente, por favor - Susurró, pero no sabía si el cambiante podría entenderle o no, pues estaba tan temblorosa, y había tartamudeado tanto, que ni ella misma se había entendido y escuchado. Hizo fuerza intentando liberar el agarre pero el hombre era mucho más que ella, sus mejillas se encendieron, y su cuerpo reaccionó de manera extraña, su piel estaba demasiado erizada, sin imaginarlo una especie de quejido salió de sus labios, estaba demasiado temerosa.
La cambiante quiso salir corriendo, quiso llorar, quiso gritarle e insultarlo hasta poder soltar el coraje, pero no pudo, simplemente seguía tensa, asustada, en un estado de shock que no experimentaba desde aquella tarde que la había marcado. Siguió ahí, y su mirada había bajado, observando el miembro de Kurt, no entendía porqué estaba de esa manera, ¿Acaso era así siempre? Carraspeó sin dejar de deleitarse con ese órgano sexual, y sintió ganas de volver a tocarlo, pero se mantuvo quieta, y después de mucho tiempo decidió volver a levantar la mirada - No quiero seguir contigo si vuelves a hacer eso, promete que no lo volverás a hacer ¡Promete! - Exigió tomando coraje por la acción que acababan de hacer. El rubor de sus mejillas se mantenía, quizás aquello sólo era una especie de atracción entre razas pero en vez de deseo su cuerpo comenzaba a sentirse sumergido en miedo, en una especie de abismo extraño. - ¿Y bien? - Preguntó de manera exigente, esperando una respuesta rápida, deseaba poder sentirse segura, el miedo siempre había reinado en su vida, a través de su padre, y de ella misma, necesitaba seguridad.
- Si me quedó es sólo para aprender más cosas de mi especie, no porqué me sienta muy segura con su persona, si vuelve a hacerme algo lo voy a atacar en otra forma, le advierto - Ignoró el tema de su desnudez, y también del alimento, se dio media vuelta y entonces comenzó a caminar, ignorando si la seguía o no, se sabía el camino de memoria, le encantaba andar por el bosque, de manera extraña se sentía en casa, como si el bosque le llevara voces, invitándola a participar entre los bailes de las ramas de los arboles que se movían a causa del choque con el mismo, deseaba poder sacar de su cuerpo también su ropa y avanzar libremente, pero aquello era imposible, al menos no frente a ese hombre que tenía enfrente, el podría ser tan natural pero ella tenía aun pudor, y aún no se sentía lo suficientemente segura como para presentarlo con alguien más, apenas y podía verse el reflejo al espejo.
En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban frente al lago, le gustaba el reflejo de la luna en el agua, ni siquiera había pequeñas ondas en ella, aspiró el aroma que desprendía el bosque mezclado con el agua y la noche, sonrió de manera amplia. - ¿Le gusta como se ve? Es hermoso ¿Verdad? Siempre vengo a este lugar me hace sentirme conectada con la tierra, aunque en ocasiones el pequeño gatito evita el agua - Sonrió de manera amplia, de manera extraña ya se le había olvidado el pequeño acontecimiento de momentos atrás, se sentía en paz. Lo volteo a ver - ¿Viene a este lugar señor Kurt? - Preguntó con amabilidad, sin apartar la sonrisa tímida de su rostro.
- No, no - Quiso evitar que el hombre tomara sus manos, sintió nervio al sentir de nuevo su tacto. No imaginaba lo que venía a continuación, su cuerpo se puso completamente rígido, se había tensado, ni siquiera un pelo se le había movido aunque el viento golpeará su figura, sabía lo que venía continuación, y sintió el miembro erecto del hombre entre sus manos. Varias imágenes se le vinieron a la mente, aquella tarde dónde varios hombres violaban a una pequeña inofensiva, una especie de escalofrío recorrió su columna vertebral, aquello era suave, bastante para su sorpresa, el miembro era largo, y aunque no estuviera completamente erecto estaba grueso, sintió el calor que emanaba, y también sintió su palma mojarse, aquello era tan extraño y nuevo, aquello la hizo temblar y sus ojos se cerraron de golpe - Por favor no, para, detente, por favor - Susurró, pero no sabía si el cambiante podría entenderle o no, pues estaba tan temblorosa, y había tartamudeado tanto, que ni ella misma se había entendido y escuchado. Hizo fuerza intentando liberar el agarre pero el hombre era mucho más que ella, sus mejillas se encendieron, y su cuerpo reaccionó de manera extraña, su piel estaba demasiado erizada, sin imaginarlo una especie de quejido salió de sus labios, estaba demasiado temerosa.
La cambiante quiso salir corriendo, quiso llorar, quiso gritarle e insultarlo hasta poder soltar el coraje, pero no pudo, simplemente seguía tensa, asustada, en un estado de shock que no experimentaba desde aquella tarde que la había marcado. Siguió ahí, y su mirada había bajado, observando el miembro de Kurt, no entendía porqué estaba de esa manera, ¿Acaso era así siempre? Carraspeó sin dejar de deleitarse con ese órgano sexual, y sintió ganas de volver a tocarlo, pero se mantuvo quieta, y después de mucho tiempo decidió volver a levantar la mirada - No quiero seguir contigo si vuelves a hacer eso, promete que no lo volverás a hacer ¡Promete! - Exigió tomando coraje por la acción que acababan de hacer. El rubor de sus mejillas se mantenía, quizás aquello sólo era una especie de atracción entre razas pero en vez de deseo su cuerpo comenzaba a sentirse sumergido en miedo, en una especie de abismo extraño. - ¿Y bien? - Preguntó de manera exigente, esperando una respuesta rápida, deseaba poder sentirse segura, el miedo siempre había reinado en su vida, a través de su padre, y de ella misma, necesitaba seguridad.
- Si me quedó es sólo para aprender más cosas de mi especie, no porqué me sienta muy segura con su persona, si vuelve a hacerme algo lo voy a atacar en otra forma, le advierto - Ignoró el tema de su desnudez, y también del alimento, se dio media vuelta y entonces comenzó a caminar, ignorando si la seguía o no, se sabía el camino de memoria, le encantaba andar por el bosque, de manera extraña se sentía en casa, como si el bosque le llevara voces, invitándola a participar entre los bailes de las ramas de los arboles que se movían a causa del choque con el mismo, deseaba poder sacar de su cuerpo también su ropa y avanzar libremente, pero aquello era imposible, al menos no frente a ese hombre que tenía enfrente, el podría ser tan natural pero ella tenía aun pudor, y aún no se sentía lo suficientemente segura como para presentarlo con alguien más, apenas y podía verse el reflejo al espejo.
En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban frente al lago, le gustaba el reflejo de la luna en el agua, ni siquiera había pequeñas ondas en ella, aspiró el aroma que desprendía el bosque mezclado con el agua y la noche, sonrió de manera amplia. - ¿Le gusta como se ve? Es hermoso ¿Verdad? Siempre vengo a este lugar me hace sentirme conectada con la tierra, aunque en ocasiones el pequeño gatito evita el agua - Sonrió de manera amplia, de manera extraña ya se le había olvidado el pequeño acontecimiento de momentos atrás, se sentía en paz. Lo volteo a ver - ¿Viene a este lugar señor Kurt? - Preguntó con amabilidad, sin apartar la sonrisa tímida de su rostro.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Al parecer ella lo había olvidado, y perdido todo ese nervio y maraña de temblores que hace unos momentos tras haberle tocado el miembro sentía, pero por el contrario, este tigre estaba más despierto que antes y deseando el cuerpo de la felina cada segundo solo un poco más, a pesar de esos deseos fuertes, decididos y ya comunes en él al toparse con una hembra, piensa, piensa en que hacerle, puede que se escape si no encuentra una buena forma, quizá dentro del lago tendría ventaja, el tigre resiste el agua, la pasa por encima, no se ahoga y le fastidia mojarse, por el contrario, el tigre ama el agua como nada en el mundo, mientras más crecían las ideas en su mente más se ensanchaba el miembro.
No le respondía hasta el momento todo lo que había dicho, se acerca a ella un poco, sin hacer contacto con ninguna parte del cuerpo - Yo te puedo enseñar mucho, cosas interesantes, cosas animales, cosas del instinto, básicos sentires, siempre y cuando tu alma felina aún viva en ti, y no se haya perdido por la vida de humanos que llevas – Le acorralaría en el agua, es sabido que los cambiadores novatos tienen problemas para cambiar cuando estas nerviosos o fuera de un habitad conocido, dentro del lago y atrapada por sus brazos seguro que ella jamás podría huir de él y ahí la montaría toda la noche si se pudiera.
Por ahora deshacerse de la ropa femenina con un buen disimulo, frente a frente y la mira fijo, tranquilo por fuera pero hirviente por dentro - Nosotros los cambiaformas usamos el lago como fuente de vida, de curación y bendición, si vengo aquí y en otros lados parecidos también, pero tenemos reglas, disfrutar en plenitud y sin barreras – Así dice y así hace, sujeta la ropa con cautela y la empieza a soltar, los vestidos humanos, siempre tan complicados, nada parecido a la ligera ropa que usa para ir por la ciudad, pero ya se había acostumbrado a quitar del cuerpo y con facilidad lo deja caer, dejando por fin desnuda a la cambiadora - A eso me refiero, la desnudes no es algo de lo que se deba uno intimidar, ofender o alejar, la desnudes demuestra la pureza, deja libre los secretos e invita al placer de los sentidos y, del instinto – expulsa la calentura de su aliento sobre el rostro de la hembra.
Aferra bien el cuerpo femenino contra si - Me gusta cómo te ves, nunca te han montado antes, eres un regalo que la naturaleza me ha dado, he de aprovecharlo – Con astucia levanta el cuerpo de ella del suelo y comienza a avanzar, a adentrar el cuerpo caliente de ambos en el agua del lago dulce - Quédate quieta y la pasaremos bien, imagina, clases de reproducción, ¿suena bien, no? – se sumerge con cuidado de que el agua no pase el cuello de la cambiadora, desde hace unos momentos ya frotaba el miembro contra el cuerpo de la niña, lo frotaba por las entrepiernas y su entrada deseando poseerla.
La luna siendo testigo de cómo justificaba cada acto el cambiaformas para mantener a la hembra domada, si bien no dijo mentiras, eran frases demasiado amoldadas a sus intereses y común en él esa continua falta de escrúpulos y descuido a la mentira, o la conveniencia, pero este no era más que un sistema de su falta de miedo a la vida, al castigo, a la justicia. Los glúteos pequeños pero carnosos de la hembra estaban capturados por las grandes palmas del macho y la lengua del mismo comenzaba a pasear por el pecho y el cuello de su ahora hembra. Esta se encontraba en su territorio.
Pudiendo capturar la esencia virginal, sintiendo el miedo, los nervios y también el deseo ajeno, lo que de por si excitaba más el cuerpo y alteraba la destruida mente del cambiante, la mano sumergida derecha hizo de las suyas, acariciando el estomago, luego la pelvis para finalmente tener a su merced la zona más sensible de la hembra, inicia un frote de los dos dedos largos separados por las puntas solo ligeramente, capturando de forma subacuática el botón delgado y pequeño de Maike.
Una sonrisa viciosa, llena de libido reluce en el rostro del macho, y en movimiento corto toma los labios de la primaveral y pálida muchacha, aferrándole por el labio con los dientes, besando con intensión, incluso prepotencia, con la misma prepotencia que sumada a los engaños con que la había desnudado para empezar lo que ahora transcurre - Quieta, puede que al inicio te duela un poco, pero si obedeces a tu maestro todo irá bien – Entonces sintiéndose poderoso, controlador, dominante como un macho alfa que tomaba a alguna de sus hembras, las cuales marchaban por su territorio.
A simple entender la hubiera penetrado de buenas a primeras, pero por alguna razón no quería lastimarla, quizá por lo inocente que era y lo astuto que él había sido para abordarla, mientras más la estimule más lubricaría, y mientras más lubrique menos dolor y más placer tendría ella, esta actitud no era egoísta, y ya era poco común en él ser tan generoso por así decirlo, habría que ver cuanto más esperaba por hacerla suya.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Ella se podía perder demasiado en la oscuridad de la noche, observar simplemente el cielo estrellado y la forma que la luna llegará a poseer, se sentía identificada con ella, bastante tranquila con su compañía, a gusto bajo el manto de luz que la cubría, era diferente a todo aquello que conocía en casa, la luna era una especie de cómplice para ella, quien se desvivía por buscar su verdadero yo, y que se daba cuenta que la naturaleza era su amiga. Quizás por esa razón se olvidaba de todos sus males, de todos los inconvenientes que tuviera. La chica se dejaba fusionar por esa naturaleza cambiante, animal y la naturaleza, se conectaba como nunca había notado. Cerró sus ojos por unos momentos, tomó varias bocanas de aire, y se unió al canto del viento, al de los arboles chocar contra ellos, y al de los animales rondar casi en silencio por aquellas zonas. Ella se sentía bien, y olvidaba que Kurt estaba a su lado, no por querer olvidarlo, simplemente porque así eran sus reacciones cuando estaba en ese lugar. Adoraba ir a ese sitio. Abrió los ojos unos momentos para volver a ver el cielo, y luego su mirada se desvió al hombre que la observaba en silencio.
Lo volteo a ver con suma inocencia, notando las facciones de su rostro. Kurt era bastante varonil, su rostro tenia rasgos bastante marcados, sus labios gruesos pero no de forma completamente sensual sino atrayentes e imponentes, su cabello un poco largo, no tanto, pero bien cuidado, aunque un poco alborotado, y su físico estaba bien trabajado, lo que ella veía claro porque era demasiado su nerviosismo que no podía bajar demasiado la vista. Había visto sólo una vez con anterioridad en su vida un miembro, cuando había presenciado la violación de una chiquilla, y nunca más imaginó acercarse por voluntad propia a uno, verlo tan natural le hacía tener un particular interés, pero al mismo tiempo querer salir huyendo, una confinación bastante extraña pero que la jalaba a quedarse, como si una especie de jalón del destino le dijera que estaba bien que permaneciera ahí. Nada podría ser más nublado que eso, incluso los peores días lluviosos, eran de esas veces que no deseaba estar ahí aunque supiera que era el lugar correcto, pues no tenía la cabeza clara, y para ella lo mejor era mantener la mente despejada para pensar con claridad.
Sintió las manos largas y rasposas del hombre comenzar a hacer de su tela, pero no la estaba lastimando, no le estaba imponiendo y suponía que aquello era parte de sus lecciones, que pese a lo que había pasado, ella misma había pedido. Quiso interrumpir sus palabras, pero entonces cayó en cuenta que tal vez su naturaleza animal no le gustaba, o que su destino era no depender de ella, pues si le habían arrebatado a su madre, todo lo que llevaba esa parte tenía mucho que ver. La muchacha comenzó a temblar, pero para cuando quiso separarse, la tela fina de seda comenzó a ceder de forma cómplice, como queriendo desprenderse de su deseable figura, como deseando que el cambiante apreciara la piel blanca y nívea de la cambiante. Todo estaba jugando a su favor. No al de ella, y quizás por eso se volvía a confundir, ella estaba acostumbrada a tener todo a su antojo, no a que todo de ella se pusiera a disposición de alguien más. Confuso, esa era la palabra de la noche.
Maike se destacaba por ser una chica inteligente, de reflejos rápidos, nadie se había atrevido a retarla pues todos salían perdiendo, pero por primera vez en la vida, sus reflejos, movimientos y velocidad se habían quedado torpes. En un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía cerca de ella. Sintiendo la calidez y los vellos masculinos sobre su figura perfecta. Maike estaba ahí, casi puesta en charola de plata para un cambiante que no conocía, y era evidente el miedo que poseían, pues no se movía ni un poco, simplemente sus ojos estaban abiertos como dos platos extendidos blancos, mostrando sorpresa, y percibiendo la forma tan fácil en que la estaba dominando. Se sentía miedosa, nerviosa, pero sobretodo torpe, muy torpe por no poder escapar, imágenes de aquella violación inundaron su mente, ¿y si era momento de que a ella le pasará? Deseó gritar pero la voz se quedó atorada en su garganta. Y entonces no pudo más, incluso la fuerza del miedo se había esfumado, dejando que él la tomara como suya, sin problema alguno.
- Ahh… - Sus labios se entreabrieron, estaban siendo los cómplices de un cambiante abusivo. De ese hombre que ahora la tenía temblando bajo las aguas de la noche. Maike odió en ese momento a la luna, quien no se estaba quieta, quien se quedaba callada y no decía nada de lo que estaba pasando. Aquel balbuceo que había hecho simplemente era una reacción llevada por el placer. Su figura cambiaba de reacciones. Su piel estaba erizada, mostrando como los bellos se paraban uno por uno, sus pezones ahora estaban endurecidos, bastante a decir verdad, esas reacciones la cambiante no las conocía, y de nuevo se sentía confundida - Por favor no me toques - Pidió de forma agitada, sintiendo como temblaba pero no precisamente del frío, una especie de oleada de placer se acumuló en un rincón de su cuerpo, en uno bajo y clave: En su intimidad. Quiso apretar las piernas impidiendo que el siguiera, pero el mismo placer la cegó, y dejó que estás se abrieran a su conveniencia, a la de ambos.
- Por favor Kurt, no me toque, ni siquiera me conocer, por favor - Maike echó hacía atrás la cabeza, su espalda se había arqueado por completo, los dedos rasposos habían encontrado ese botón que ni siquiera ella misma se había atrevido a tocar en plena desnudez, quizás alguna otra ocasión por encima de la ropa - ¡No, no por favor, yo no quiero esto, no quiero reproducción, quiero que me suelte!- ¿De verdad eso quería? Su mente decía una cosa, pero su cuerpo decía otra, la estaba traicionando también. Sintió unos piquetes en su zona intima, unos espasmos que le indicaron que aquello que el hombre hacía estaba bien. - Uhmm - Soltó de nuevo otro sonido cómplice, revelador, y excitante. Maike comenzó a patalear en el agua, pero la presión que está hacia simplemente la entorpecía más. No se podía liberar, el tenía mucha fuerza, y deseaba liberarse antes de que no hubiera marcha atrás, pues sabía que eso que estaba sucediendo, si se empezaba no se detendría hasta finalizar, todo como una buena obra de arte.
- Kurt, suélteme, yo puedo darle comida, un techo si eso desea, pero suélteme por favor, tengo miedo, no estoy preparada para esto, Kurt por… - Su cadera misma se dejó llevar, primero estaba completamente tensa, pero poco a poco ella, sin autorización de la cambiante, se comenzó a mover, de adelante hacía atrás, sintiendo como ejercía cierta presión con los dedos y su propio cuerpo, ocasionando un poco de estimulación y más placer. Maike estaba perdida en la punta de un abismo, tentada a saltar al vacío del placer, tentada a volver por dónde vino, pero deseosa de poner conocer ese mundo natural que poseía. Tenía un pie en la tierra y uno en el aire. Una oleada fuerte de placer golpeó su cuerpo - ¡Kurt! - Gritó con fuerza, sintiendo la primera descarga de energía previa al clímax azotarla. Se mordió su labio y se aferró a su pecho, ocultándose de la vergüenza de aquella mirada inquisitiva.
Lo volteo a ver con suma inocencia, notando las facciones de su rostro. Kurt era bastante varonil, su rostro tenia rasgos bastante marcados, sus labios gruesos pero no de forma completamente sensual sino atrayentes e imponentes, su cabello un poco largo, no tanto, pero bien cuidado, aunque un poco alborotado, y su físico estaba bien trabajado, lo que ella veía claro porque era demasiado su nerviosismo que no podía bajar demasiado la vista. Había visto sólo una vez con anterioridad en su vida un miembro, cuando había presenciado la violación de una chiquilla, y nunca más imaginó acercarse por voluntad propia a uno, verlo tan natural le hacía tener un particular interés, pero al mismo tiempo querer salir huyendo, una confinación bastante extraña pero que la jalaba a quedarse, como si una especie de jalón del destino le dijera que estaba bien que permaneciera ahí. Nada podría ser más nublado que eso, incluso los peores días lluviosos, eran de esas veces que no deseaba estar ahí aunque supiera que era el lugar correcto, pues no tenía la cabeza clara, y para ella lo mejor era mantener la mente despejada para pensar con claridad.
Sintió las manos largas y rasposas del hombre comenzar a hacer de su tela, pero no la estaba lastimando, no le estaba imponiendo y suponía que aquello era parte de sus lecciones, que pese a lo que había pasado, ella misma había pedido. Quiso interrumpir sus palabras, pero entonces cayó en cuenta que tal vez su naturaleza animal no le gustaba, o que su destino era no depender de ella, pues si le habían arrebatado a su madre, todo lo que llevaba esa parte tenía mucho que ver. La muchacha comenzó a temblar, pero para cuando quiso separarse, la tela fina de seda comenzó a ceder de forma cómplice, como queriendo desprenderse de su deseable figura, como deseando que el cambiante apreciara la piel blanca y nívea de la cambiante. Todo estaba jugando a su favor. No al de ella, y quizás por eso se volvía a confundir, ella estaba acostumbrada a tener todo a su antojo, no a que todo de ella se pusiera a disposición de alguien más. Confuso, esa era la palabra de la noche.
Maike se destacaba por ser una chica inteligente, de reflejos rápidos, nadie se había atrevido a retarla pues todos salían perdiendo, pero por primera vez en la vida, sus reflejos, movimientos y velocidad se habían quedado torpes. En un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía cerca de ella. Sintiendo la calidez y los vellos masculinos sobre su figura perfecta. Maike estaba ahí, casi puesta en charola de plata para un cambiante que no conocía, y era evidente el miedo que poseían, pues no se movía ni un poco, simplemente sus ojos estaban abiertos como dos platos extendidos blancos, mostrando sorpresa, y percibiendo la forma tan fácil en que la estaba dominando. Se sentía miedosa, nerviosa, pero sobretodo torpe, muy torpe por no poder escapar, imágenes de aquella violación inundaron su mente, ¿y si era momento de que a ella le pasará? Deseó gritar pero la voz se quedó atorada en su garganta. Y entonces no pudo más, incluso la fuerza del miedo se había esfumado, dejando que él la tomara como suya, sin problema alguno.
- Ahh… - Sus labios se entreabrieron, estaban siendo los cómplices de un cambiante abusivo. De ese hombre que ahora la tenía temblando bajo las aguas de la noche. Maike odió en ese momento a la luna, quien no se estaba quieta, quien se quedaba callada y no decía nada de lo que estaba pasando. Aquel balbuceo que había hecho simplemente era una reacción llevada por el placer. Su figura cambiaba de reacciones. Su piel estaba erizada, mostrando como los bellos se paraban uno por uno, sus pezones ahora estaban endurecidos, bastante a decir verdad, esas reacciones la cambiante no las conocía, y de nuevo se sentía confundida - Por favor no me toques - Pidió de forma agitada, sintiendo como temblaba pero no precisamente del frío, una especie de oleada de placer se acumuló en un rincón de su cuerpo, en uno bajo y clave: En su intimidad. Quiso apretar las piernas impidiendo que el siguiera, pero el mismo placer la cegó, y dejó que estás se abrieran a su conveniencia, a la de ambos.
- Por favor Kurt, no me toque, ni siquiera me conocer, por favor - Maike echó hacía atrás la cabeza, su espalda se había arqueado por completo, los dedos rasposos habían encontrado ese botón que ni siquiera ella misma se había atrevido a tocar en plena desnudez, quizás alguna otra ocasión por encima de la ropa - ¡No, no por favor, yo no quiero esto, no quiero reproducción, quiero que me suelte!- ¿De verdad eso quería? Su mente decía una cosa, pero su cuerpo decía otra, la estaba traicionando también. Sintió unos piquetes en su zona intima, unos espasmos que le indicaron que aquello que el hombre hacía estaba bien. - Uhmm - Soltó de nuevo otro sonido cómplice, revelador, y excitante. Maike comenzó a patalear en el agua, pero la presión que está hacia simplemente la entorpecía más. No se podía liberar, el tenía mucha fuerza, y deseaba liberarse antes de que no hubiera marcha atrás, pues sabía que eso que estaba sucediendo, si se empezaba no se detendría hasta finalizar, todo como una buena obra de arte.
- Kurt, suélteme, yo puedo darle comida, un techo si eso desea, pero suélteme por favor, tengo miedo, no estoy preparada para esto, Kurt por… - Su cadera misma se dejó llevar, primero estaba completamente tensa, pero poco a poco ella, sin autorización de la cambiante, se comenzó a mover, de adelante hacía atrás, sintiendo como ejercía cierta presión con los dedos y su propio cuerpo, ocasionando un poco de estimulación y más placer. Maike estaba perdida en la punta de un abismo, tentada a saltar al vacío del placer, tentada a volver por dónde vino, pero deseosa de poner conocer ese mundo natural que poseía. Tenía un pie en la tierra y uno en el aire. Una oleada fuerte de placer golpeó su cuerpo - ¡Kurt! - Gritó con fuerza, sintiendo la primera descarga de energía previa al clímax azotarla. Se mordió su labio y se aferró a su pecho, ocultándose de la vergüenza de aquella mirada inquisitiva.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Como decir que si a algo que merece un rotundo no, como seguirle la corriente a una vil mentira, como negar al cuerpo disfrutar de sus placeres, como ignorar una muy buen oportunidad, ¿desperdiciarla? Que tonto sería, muy tonto, la primera hembra fértil en París, ¿y dejarla pasar solo porque ella dijo que no? Qué gran tontería, lo peor de todo es que como buen primeriza, no solo mala para ser montada, sino también para mentir - Normalmente los mentirosos, traidores y holgazanes son retirados de una manada, por algo no estoy en una- indica con algo de doble sentido, o quizá tres sentido tenía aquel comentario, odiaba rotundamente las reglas, y hasta una manada de salvajes seres las tenía, por ello jamás se tuvo pensado ser un muñeco del pastel que un grande se come, jamás, solo se lo mencionaba, a ver si guardaba silencio.
Un tigre no dejaba a su presa jamás, un tigre no dejaba a su hembra tranquila hasta terminar de montarla, de no haber depositado sus líquidos en ella, para que esta le de sus crías, ese tipo de faltas en aquello era solo deshonra y nada más, jamás se deshonraría así mismo de esa forma, es un macho orgulloso y ególatra, no permitirá que una hembra indecisa estropeara esto, si se lo pedía no se transformaría, así que debería de ser todo el acto siendo humanos, a fin de cuentas, no importa en la forma que se encuentre actualmente el acto, mientras los genes sean los adecuados y de una misma especie la procreación se daría, si fuera humano-animal, eso si no daría ningún buen fruto, y no le importaba algo como eso. Este sexo era placer, pero el objetivo principal la reproducción.
Cosa a lo que ella supuestamente se negaba, pero el cuerpo de la hembra se tornaba tembloroso y en su rostro se podía apreciar a la perfección todo el deseo y la excitación que poco a poco iba tomando lugar en ella, dentro de ella, si bien no podía percibir sus jugos con el tacto ya que toda la mano y gran parte de ambos cuerpos se encontraba sumergida, podía sentir a la perfección aquel olor húmedo, y fuerte escurrir y subir por su brazo, hasta el hombro, cuello, mejilla parte de los labios y finalmente la nariz - Tu vagina está muy productiva puedo sentir el aroma de tus jugos elevarse por sobre el agua, eres una gran mentirosa, gran mentirosa, ¿dices qué no quieres reproducirte? Sin embargo gimes antes de que esto ocurra, tu cuerpo tiembla y no por frio, porque se ve que estas muy caliente – Sus palabras son tan directas como perversas.
Si ella seguía rehuyendo y haciendo difícil con forcejeos la montada, se iba a enojar, y eso solo haría que él le hiciera las cosas de forma más ruda, más salvaje aún y más fuerte, quizá así aprenda a que no debe de revelarse ante a un macho y como buena hembra dejar que este cumpla con su labor - Si sigues así de fastidiosa, te lo haré muy fuerte, entraré en ti sin ningún cuidado y te dolerá, ¿quieres eso? Si no lo quieres, entonces dejar de intentar zafarte, que me estresas – advierte una vez, y solo una, no lo haría otra vez, por ninguna razón más. El cuerpo humano de todas formas es entretenido y basto, ya le toco hacerlo algunas veces con seres que no fueran cambiaformas, incluso lo hizo con un cadáver, una vampiresa, con humanos y con ellos no podía simplemente hacer un cambio de cuerpos, tenía que aprender a hacerlo como los humanos y en este aprendizaje también adquirió el gusto por esto, los senos, le gustan mucho, esta no tenía los más grandes, pero eran buenos, inclina el rostro hacia y entre ellos, pasa la lengua por la aureola del derecho, dibujando círculos que se van cerrando hasta el pezón.
Una vez ahí los labios y los dientes se apoderan del escenario, o del seno más directamente hablando, superficialmente mordisquea la protuberancia, los labios succionan con ansiedad, y la lengua empuja con su punta hacia dentro de la piel en duro pezón que por inercia opone resistencia a ese empuje, sus manos no han dejado de trabajar, ni de hacer acto de presencia tampoco, una sujeta firmemente el cuerpo entero por la cintura, evitando cualquier despiste o descuido, ella era fuerte, no había que despreciarla, ni porqué, una hembra difícil, lo que en el fondo a pesar de todo ese fastidio, le excitaba, porque era más poderoso que aquella hembra que se hacía la indomable, la dominaba, la tomaba, la deseaba y la quería, fácil como eso, y de esto la otra mano solo afirmaba ya no solo frotaba intensamente con los dedos el clítoris ajeno, sino que ahora estos dedos largos estaban dentro de ella, moviéndose, intentando conseguir ese punto extraño y sensible de ella, y el gordo tomando la posta de lo que los otros hacían antes de haber entrado dentro de la hembra.
Si, quería jugar con ella un poco, acondicionarla, normalmente se repite que no haría eso, pero algo diferente tenía esta muchacha, quizá su rostro inocente en el fondo adormilaba a aquella bestia felina que yace dentro de él, pero no, no del todo, tras haber soltado ese seno, se paso al otro, finalmente recorre con la lengua un tramo desde su pecho hasta un poco más arriba del obligo, fuera del alcance del agua - ¿Ya estás bien caliente? - susurra pero ella escucha y él también perfectamente, justo después de esas palabras penetra con los dedos un poco más rápido, pero cuidando de no ir muy al fondo, esa misión estaría reservada solo para su miembro, el que ella tanto paraba mirando “sin querer” que incluso había ya tocado, ¿por qué no un poco más de atención a él? Piensa.
La jala rápido hacia la orilla un poco, cuando siente que el lodo esta cerca de sus glúteos se detiene y se recuesta, jala sus manos sobre él, la ve de manera seria y a la vez lujuriosa - Te gusta mucho mi pene, ¿no? Me di cuenta como no dejabas de verlo, con esa inocente curiosidad que me está excitando, ya que te gusta, te daré la suerte de probarlo – Indica sin recato alguno, como hizo antes, coloca las manos ajenas sobre su miembro - Chúpamelo – En tono imperativo, mientras presiona la cabeza ajena hacia abajo para acercar esos labios pequeños al falo - Chúpalo, abre bien la boca y que entre hasta el fondo, si me muerdes, te abofetearé, ¿te queda claro? No muerdas – Sujeta con mucha fuerza sus cabellos y empuja hacia abajo, finalmente logrando que penetrara en sus labios, empuja la pelvis hacia arriba con vehemencia, pero cuidando de no tocar nada muy al fondo, porqué después podría darle arcadas y terminaría vomitando o ahogándose ella en su propio vomito.
Siente muy rico, placentero - Eso, presiona con tus labios, usa la otra mano y agárralos, hazlo bien o cuando este dentro de ti te haré doler, ya te dije, debes respetar a este macho que te está tomando esta noche, bajo esta luna y dentro de esta agua – Con más soltura ahora empuja constantemente hacia abajo, después eleva la cabeza, cierra los ojos por momentos, instantes cortos que el placer que siente corre por sus nervios, dando esos toques eléctricos rápidos que duran segundos, parece que al final, después de todo conseguirá domar a esta hembra del todo.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Su pequeño y delicado cuerpo estaba siendo tomado por un hombre desconocido, estaba siendo obligado a experimentar sensaciones que había obtenido una que otra vez gracias a sus dedos. La chica había deseado poder ser tomada si, pero el problema es que buscaba algo más, su vida siempre había sido caótica, nunca nadie estuvo tan cerca de ella, ni su madre que murió muy joven, ni su padre que la tenía a la vuelta y para su antojo, ni nadie, incluso su nana tenía muchas cosas más que hacer como para darle su atención, ella buscaba amor, lo deseaba demasiado, un amor del cual poder sentirse protegida, una persona que no pudiera soltarla porque la necesitaba tanto como ella a él, se sentía confundida por tantas cosas que pasaban y que al mismo tiempo deseaban que no pasaran, todo era un enredo en su cabeza, y en su cuerpo. Estaba peleando de forma ferviente, ella estaba exigiendo que su cuerpo no la traicionara, pero lo hacía, perfectamente sabía que aquello estaba mal, y que debía detenerlo antes de que fuera demasiado tarde.
La cambiante parecía haberse quedado muda, pero no, lo única que pasaba era que tenía miedo, su pesadilla volviéndose realidad, el egoísmo de un hombre, el deseo ferviente que él tenía por tomarla, porque la estaba tomando a su antojo. Ella deseaba salir corriendo, lo deseaba pero no podía, cuando movía su cuerpo el aire se le comenzaba a escapar por el agarre de la cintura. Por eso no se movía, le dolía no poder ingerir el aire, le dolía el agarre firme, estaba por llorar, pero de hacerlo tenía miedo de recibir un castigo más grande. ¿Cómo era posible que tuviera que pasar por algo así? Se la pasaba día y noche en casa, escribiendo cartas, relatos y admirando obras de arte, y resultaba que, en el momento en que decidía salir se topaba con su suerte. Lo odiaba, lo comenzó a odiar por tomarla como suya sin ni siquiera haberle dado un abrazo cálido, sin ni siquiera haberle importado su nombre, lo odiaba y al mismo tiempo comenzaba a desearlo, por la forma tan lujuriosa y única en que la miraba y no dejaba de ver.
Ella no podía negarlo, el hombre a pesar del agarre firme estaba siendo delicado, parecía que no desear dañarla, parecía querer cuidarla y al mismo tiempo la dañaba ¿Por qué no se daba cuenta del daño que le hacía? Sus palabras la hicieron temblar, ahora no de placer, sino de puro terror, su mirada delataba el miedo y la derrota que ella estaba asumiendo, se estaba entregando, se estaba dejando llevar por aquel hombre. Cerró los ojos, ella no deseaba ver al hombre que le quitaría su pureza. Se mordió el labio inferior, con fuerza, evitando que sus labios volvieran a abrirse, evitando que sus cuerdas bucales dejaran salir el sonido del placer, los gemidos, se mordía con insistencia, dejando que el dolor físico dejara a un lado sus temores internos, ese torbellino, huracán interno. Ella caía en una especie de vacío, del cual, si llegaba al fondo sabía que no podría volver a salir. ¿Buscaría salir? ¿Qué pasaría si en el fondo si le gustaba el lugar a dónde había aterrizado?
Maike no pudo evitarlo, por más dolor que se infringiera su cuerpo la traicionaba. Sus pezones se habían endurecido tanto que incluso le dolían, estaban necesitados, deseando que él los hiciera también suyos. Su intimidad dejaba salir los líquidos del placer, el lubricante cómplice de lo que podía acontecer. Ella gimió, alto, fuerte, casi en forma de grito, dejado que la noche se volviera cómplice, y que la complicidad de ambos fuera descubierta, así podrían salvarla, podrían interrumpir aquello y dejarla libre de las ataduras, mantendría su pureza, y seguiría normal, tranquila, y sin más tristezas y miedos en su interior. Dio un fuerte golpe en su hombro, pero en cuanto lo dio cayó en la orilla del lago, con el bajo su cuerpo, podría librarse, pero no, la sujetó con rapidez de las muñecas. La reclamaba a cada momento como suya, la había secuestrado en medio de la libertad y ahora no se escaparía de él, su verdugo, Maike simplemente se tensó.
- Por favor, por favor, por favor, no me hagas daño, por favor, no me lastimes, por favor, haré todo lo que me pidas pero no me lastimes, no quiero que me duela, no, así no, tengo miedo, por favor - Las manos grandes y largas del cambiante estaban lastimando su piel pálida de la chica, estaba dejando marcas rojas en su piel, y ella volvió a gemir, su mente retorcida comenzaba a aparecer, la estaba acompañando, Maike deseaba eso, deseaba dejar de lado algunas libertades, deseaba que alguien pudiera controlarla, quizás no a ese grado, quizás a uno menor, pero ella sola estaba siendo cómplice, y se estaba dejando llevar. En un abrir y cerrar de ojos, antes de poder analizar las posibilidades aquel miembro grande ya se encontraba en su boca, y sentía el sabor ligeramente salado, líquidos calientes, no muchos, pero suficientes para saber que estaba entrando en la boca del lobo.
Sus ojitos se llenaron de una especie de liquido transparente, se notaba lo cristalino de ellos. Se habían llenado de lagrimas, y al cerrar los párpados el liquido transparente corrió por sus mejillas. Maike lo miraba con ternura, con suplica, pero nada de eso estaba funcionando. Decidió que sus ojos debían mantenerse cerrados. Sujetó e manera torpe y firme al mismo tiempo el miembro largo y grueso del hombre. Sus labios se movían al sentir como poco a poco iba entrando y saliendo. Suspiró y sentía su rostro seguir humedecido por sus lagrimas, pero no se detuvo, ella deseaba seguir viva. La joven escuchaba con atención lo que él le indicaba. Sus labios presionaban la piel, el falo, y con sus dientes, sin llegar a morder, le ayudaban para poder ejercer una mejor penetración, una más placentera para él. Tenia miedo, y deseaba hacer las cosas de la manera más perfecta que pudiera, para no salir lastimada.
- ¿Lo hago bien así? - Se había retirado el miembro de la boca por unos instantes, buscaba poder recibir una afirmación, buscaba la tranquilidad para no tener miedo y saber que todo estaría bien. Su carita estaba enrojecida, aunque lo negara le gustaba por completo tenerlo dentro de sus labios. Se metió con brusquedad pero sin buscar lastimarlo, lo metió todo a la boca, y comenzó con el movimiento de su cabeza más acelerado. Su lengua se movía de un lado a otro, rodeando el glande, y con suavidad comenzó a dar succiones suaves a la punta, que poco a poco se fueron haciendo más intensas. La cambiante acariciaba la parte descubierta del miembro con la yema de los dedos, e insistía en poder darle el placer que le pedía. Succiona, lamía, mordisqueaba, y tocaba, todo de manera consecutiva, quizás de hacerlo bien podría dejarla libre, quizás de hacerlo bien no le haría nada, la dejaría ir a casa sin hacer que perdiera su pureza.
La cambiante parecía haberse quedado muda, pero no, lo única que pasaba era que tenía miedo, su pesadilla volviéndose realidad, el egoísmo de un hombre, el deseo ferviente que él tenía por tomarla, porque la estaba tomando a su antojo. Ella deseaba salir corriendo, lo deseaba pero no podía, cuando movía su cuerpo el aire se le comenzaba a escapar por el agarre de la cintura. Por eso no se movía, le dolía no poder ingerir el aire, le dolía el agarre firme, estaba por llorar, pero de hacerlo tenía miedo de recibir un castigo más grande. ¿Cómo era posible que tuviera que pasar por algo así? Se la pasaba día y noche en casa, escribiendo cartas, relatos y admirando obras de arte, y resultaba que, en el momento en que decidía salir se topaba con su suerte. Lo odiaba, lo comenzó a odiar por tomarla como suya sin ni siquiera haberle dado un abrazo cálido, sin ni siquiera haberle importado su nombre, lo odiaba y al mismo tiempo comenzaba a desearlo, por la forma tan lujuriosa y única en que la miraba y no dejaba de ver.
Ella no podía negarlo, el hombre a pesar del agarre firme estaba siendo delicado, parecía que no desear dañarla, parecía querer cuidarla y al mismo tiempo la dañaba ¿Por qué no se daba cuenta del daño que le hacía? Sus palabras la hicieron temblar, ahora no de placer, sino de puro terror, su mirada delataba el miedo y la derrota que ella estaba asumiendo, se estaba entregando, se estaba dejando llevar por aquel hombre. Cerró los ojos, ella no deseaba ver al hombre que le quitaría su pureza. Se mordió el labio inferior, con fuerza, evitando que sus labios volvieran a abrirse, evitando que sus cuerdas bucales dejaran salir el sonido del placer, los gemidos, se mordía con insistencia, dejando que el dolor físico dejara a un lado sus temores internos, ese torbellino, huracán interno. Ella caía en una especie de vacío, del cual, si llegaba al fondo sabía que no podría volver a salir. ¿Buscaría salir? ¿Qué pasaría si en el fondo si le gustaba el lugar a dónde había aterrizado?
Maike no pudo evitarlo, por más dolor que se infringiera su cuerpo la traicionaba. Sus pezones se habían endurecido tanto que incluso le dolían, estaban necesitados, deseando que él los hiciera también suyos. Su intimidad dejaba salir los líquidos del placer, el lubricante cómplice de lo que podía acontecer. Ella gimió, alto, fuerte, casi en forma de grito, dejado que la noche se volviera cómplice, y que la complicidad de ambos fuera descubierta, así podrían salvarla, podrían interrumpir aquello y dejarla libre de las ataduras, mantendría su pureza, y seguiría normal, tranquila, y sin más tristezas y miedos en su interior. Dio un fuerte golpe en su hombro, pero en cuanto lo dio cayó en la orilla del lago, con el bajo su cuerpo, podría librarse, pero no, la sujetó con rapidez de las muñecas. La reclamaba a cada momento como suya, la había secuestrado en medio de la libertad y ahora no se escaparía de él, su verdugo, Maike simplemente se tensó.
- Por favor, por favor, por favor, no me hagas daño, por favor, no me lastimes, por favor, haré todo lo que me pidas pero no me lastimes, no quiero que me duela, no, así no, tengo miedo, por favor - Las manos grandes y largas del cambiante estaban lastimando su piel pálida de la chica, estaba dejando marcas rojas en su piel, y ella volvió a gemir, su mente retorcida comenzaba a aparecer, la estaba acompañando, Maike deseaba eso, deseaba dejar de lado algunas libertades, deseaba que alguien pudiera controlarla, quizás no a ese grado, quizás a uno menor, pero ella sola estaba siendo cómplice, y se estaba dejando llevar. En un abrir y cerrar de ojos, antes de poder analizar las posibilidades aquel miembro grande ya se encontraba en su boca, y sentía el sabor ligeramente salado, líquidos calientes, no muchos, pero suficientes para saber que estaba entrando en la boca del lobo.
Sus ojitos se llenaron de una especie de liquido transparente, se notaba lo cristalino de ellos. Se habían llenado de lagrimas, y al cerrar los párpados el liquido transparente corrió por sus mejillas. Maike lo miraba con ternura, con suplica, pero nada de eso estaba funcionando. Decidió que sus ojos debían mantenerse cerrados. Sujetó e manera torpe y firme al mismo tiempo el miembro largo y grueso del hombre. Sus labios se movían al sentir como poco a poco iba entrando y saliendo. Suspiró y sentía su rostro seguir humedecido por sus lagrimas, pero no se detuvo, ella deseaba seguir viva. La joven escuchaba con atención lo que él le indicaba. Sus labios presionaban la piel, el falo, y con sus dientes, sin llegar a morder, le ayudaban para poder ejercer una mejor penetración, una más placentera para él. Tenia miedo, y deseaba hacer las cosas de la manera más perfecta que pudiera, para no salir lastimada.
- ¿Lo hago bien así? - Se había retirado el miembro de la boca por unos instantes, buscaba poder recibir una afirmación, buscaba la tranquilidad para no tener miedo y saber que todo estaría bien. Su carita estaba enrojecida, aunque lo negara le gustaba por completo tenerlo dentro de sus labios. Se metió con brusquedad pero sin buscar lastimarlo, lo metió todo a la boca, y comenzó con el movimiento de su cabeza más acelerado. Su lengua se movía de un lado a otro, rodeando el glande, y con suavidad comenzó a dar succiones suaves a la punta, que poco a poco se fueron haciendo más intensas. La cambiante acariciaba la parte descubierta del miembro con la yema de los dedos, e insistía en poder darle el placer que le pedía. Succiona, lamía, mordisqueaba, y tocaba, todo de manera consecutiva, quizás de hacerlo bien podría dejarla libre, quizás de hacerlo bien no le haría nada, la dejaría ir a casa sin hacer que perdiera su pureza.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Por fin se siente en su salsa, por fin la hembra estaba reconociendo y asumiendo el lugar que le tocaba personificar en el acto, de ser sumisa, obediente y consentidora, justo eso que tanto le gusta a él, sentirse en el poder de la situación, del lugar, del terreno, de la felación incluso - No te detengas, presiona con los labios, mételo todo, hasta el fondo, trátalo bien, que te gusta yo sé, estas que mojas- Baja las manos ahora dejándola libre de la cabeza, confiando en que se mantendrá obediente, si no lo hace lo sabe, que será peor para ella - Mira, estas húmeda – tras haber metido los dedos entre sus labios vaginales pasea los dedos por el rostro de la cambiaformas - Detente, abre la boca – En cuanto ella abre las fauces, mete los dedos humedecidos con los jugos femeninos dentro de los labios de su dueña.
Aprovechando esa humedad misma, va a dar un segundo paso, estira su labio inferior hacia adelante con los dos dedos largos, pero sin estirar al punto que le duela tanto - Buena chica, sigue chupando, lame mis testículos también – Empuja la cabeza de ella con una mano un poco más debajo de la cabeza del falo para que haga lo que dice, luego la misma mano que uso para bajar la cabeza la lleva a sus glúteos ansioso, separa esas nalgas y se queda viéndola - Me asegurare de apoderarme de tus tres entradas como es debido, así reafirmo que te tuve como quise, solo para mí – Introduce los dedos húmedos por sus jugos y saliva dentro del ano de la cambiaformas.
Disfruta del chillido que hace cuando él entra con los dedos, empieza a mover los dedos hacia dentro, después tira para afuera constantemente, para poder meter bien el miembro sin que ella empezará a sangrar primero debía hacer que se musculo circular se dilatará bastante, eso aprendió con los encuentros desastrosos que antes tuvo, y de nuevo ese sentir no querer ser tan rudo con ella revivía, solo por eso la hacía. Sin embargo si esta se empezaba a resistir, perdería el poco cuidado que por naturaleza tiene por el resto de la gente - ¿Te duele? Ja, debes ser fuerte, que mi pene es más grueso que esos dedos, y te entrará todo el, hasta el tope – Le advierte solo como favor para que se vaya preparando.
Se relame observándola, observando la escena, llenándose de adrenalina - Hiciste bien, ya lo tengo completamente duro, ¿ves? Se ve que te gusta chupármelo – Se eleva con ella y le da una buena vuelta pegando el falo erecto entre sus nalgas - Se viene lo bueno, no chilles mucho, que me harás perder el ritmo y me pondrás más salvaje – Transforma sus dedos y manos, volviéndolas garras de tigre, se aferra a sus hombros teniéndola agachada, pero sin perforar la piel, solo punzarla con las largas uñas - Quieta, muy quieta o te dolerá mucho más, no me hagas transformar mi pene, como tigre la tengo más grande – mientras la intimida, clava el miembro en su entrada trasera, que ya esta húmeda y mojada por el ambiente y lo que hizo con los dedos, siente claramente la resistencia del musculo, pero finalmente el miembro resbala entrando por su cavidad trasera con soltura.
Comienza a moverse contra ella, chocando los huesos de su pelvis contra los glúteos de la hembra que ahora es suya por derecho de tierra, o por capricho también, le daba igual, era suya ahora, la tomaría como quisiera, se lo gano por lograr dominarla al completo – Grgh, muy estrecho – Se mantiene sujetado de los hombros de ella con las garras peludas, empuja con más fuerza ahora, hacia adelante después retrocede, haciendo fuerza pues el cuerpo ajeno estrecho oponía gran resistencia a sus movimientos, siempre hacerlo por ahí daba más placer, pero le hacía durar menos, de todas formas se encargaría de dejar la vagina de la cambiante para después, iba a ser su postre nocturno de esta noche, lo tenía presente y esperaba que ella también.
Ahora se sacude contra ella con mucha más confianza que antes, ignorando sus quejidos, gritos y negativas, solo guiándose por el placer lascivo que inicia en su miembro y se esparce por todo su cuerpo, tentándole a seguir y seguir sin detenerse, sus labios se humedecen, su respiración se torna fuerte, como la de un animal gimoteando por hacer ejercicio o luchar, gruñe por momentos al sentir apretones por los músculos, sobre todo cuando avanza más profundo en la cavidad se siente tan desesperante como majestuoso. Su bestia interior deseaba fervientemente desatarse de sus amarras y empujar con mucha fuerza, con salvajismo, con descontrol sin importar que le vaya a desgarrar el musculo, pero él la contenía, quizá porque la inocencia y pasividad de la muchacha le gustaba, tan diferente a él.
Cuando estaba a punto de dejarse vender, solo incrusta los dientes en el cabello de la cambiaformas, que se meten en sus fauces y sale lentamente de ella, recostándola en el pasto, lucía agotada y adolorida, la tiende boca arriba y separa sus piernas - Tienes demasiada suerte, estuve a punto de rasgar tu culo – Limpia su miembro bajo el agua, mientras su vista queda clavada a su vagina húmeda, separa los labios en forma de tijera y observa el interior rosado, ese color le excita demasiado - Es todo un lujo, lo será – Se acerca a ella.
Justo al medio de sus piernas, jala las piernas y las sujeta a la cintura propia, eleva el rostro lleno de lujuria, deseo y agresividad contenida hacia el ajeno - ¿Estas lista? Voy a tomar tu dignidad como mujer humana, y posiblemente como hembra darte tu primera camada, ya que depositaré mi esencia dentro de ti, con esmero, me encargaré de eso no tengas dudas – Así lo hace, ingresa en la cavidad húmeda e inmaculada de Maike, ingresando hasta el fondo, una vez siente el tope, el cuerpo de la bestia se sacude con gran fuerza y puede sentir el líquido caliente rojizo correr por la pierna propia.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Aquello debía ser una pesadilla, si, de las peores que había tenido, una que le había dado mucho miedo, y que ahora se había vuelto realidad. La joven estaba temblando bajo el mando de un demente que se había pasar por hombre, o por macho, la cosa daba igual, ella se sentí confundida, y se sentía completamente derrotada. La habían mandado lejos de casa, la habían mandado tan lejos se pudiera para que no estuviera en peligro de sus agresores. Su padre le había comprado una de las mejores casas en París, le había contratado la mejor seguridad, los mejores sirvientes, le daba toda su fortuna de ser necesario con tal de no pasar por aquello que estaba pasando en ese momento. Las pesadillas de de Maike están en ese momento echas realidad, haciendo que se revolcara de tristeza, dolor y miedo en el suelo húmedo del lago.
Todos sus sentidos estaban alerta, ella hacía lo que él le pedía al pie de la letra, no había más, y no es que hubiera más, era lo que era, no había otra explicación lógica, A Maike la estaba violando un desconocido, sin un poco de pudor, ni respeto, ni de tristeza en su rostro, era así, tan simple como el agua del lago, ella no podía hacer nada, lo único que le quedaba era aceptar las cosas de forma dolorosa, pero aceptarlo. Y mientras lo aceptaba comenzó un movimiento frenético con la cabeza, con los labios, con su lengua y con aquella saliva, intentaba hacerlo de la forma más profesional que podía, pero era evidente, ella no tenía experiencia alguna en eso, incluso pensó que de llegar a hacerlo sería con alguien que pudiera amarla por completo, y quizás no estaba tan lejos de eso, pero era evidente de Kurt no la amaría, solo la usaba, y la usaba de forma carnal.
Sintió sus propios jugos en su boca, sintió como su pureza se traspasaba a su saliva gracias a unos dedos. La joven estaba por marearse, por desmayarse del pavor que estaba sintiendo. No podía hablar, y sin embargo siguió con aquel juego que le había pedido, lamió como si fuera el falo del hombre los dedos. Se dejó llevar por completo, y aunque su cuerpo, como cualquier pedazo de carne respondía, ella por dentro comenzaba sentir una especie de shock. Maike estaba por llorar, pero se aguantaba las ganas, y de pronto aquel empujón en su ano la hizo respingar y sacarle el miembro de los labios. Un sonido de dolor se hizo presente, uno que pareció hacer eco por todo el lugar, y entonces las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos, salieron como si no hubiera más, como si no hubiera mañana y estuviera a punto de entregar su vida a la muerte, porque eso deseaba en ese momento, morir y nada más que eso.
Todo pasó demasiado rápido, Maike sentía como su ano estaba a punto de reventar, el tamaño de aquel miembro era demasiado grande para aquella pequeña y virginal entrada. La joven comenzó a llorar, a soltar gritos y grandes alaridos a causa del dolor. Se sujetaba con firmeza del del piso mojado, intentaba huir de él, moverse con fuerza y liberarse de aquella penetración, pero no podía, lo que más miedo le dio fue la forma en que él hombre había convertido sus manos a garras, como esas la sostenían sin ni siquiera pedir permiso, aquello era demasiado doloroso para la joven, tanto que por cada estocada sentía que la vista comenzaba a volverse nublada, y que poco a poco estaba perdiendo más y más la fuerza. ¿De qué le servía gritar? De nada servía todo aquello, pues él hombre no tenía remordimiento alguno, al contrario, simplemente tenía el disfrute de aquel acto sexual.
- Basta, por favor basta, me duele, demasiado, me duele, basta me estás haciendo daño, esto no me gusta - La voz de ella era entrecortada, demasiado, y su respiración tremendamente agitada, su cuerpo, ese cuerpo tan hermoso que poseía estaba siendo utilizado por alguien más. - Basta, Kurt! - Le volvió a pedir de forma escandalosa, pero parecía que sus intentos por pedir piedad no existían, y cada alarido lo hacía sentir más poderoso, más en control de ella, la realidad es que lo era, estaba siendo su dueño, la estaba marcando como suya, y no de una manera grata, Maike lloraba, suplicaba, e imploraba por ser rescatada, lo odiaba con todas sus fuerzas, no había más, lo odiaba con todo su corazón, y deseaba matarlo en ese momento, hacerlo pagar por todo aquello que la estaba haciendo sentir en ese momento.
- Oh, por favor, ya no me toques - Le pide de forma muy suave, cuando ya tiene la posibilidad de verlo. Su piel pálida, su rostro enrojecido le clama piedad, buscaba respirar, sus labios estaban completamente separados clamando que el aire entrara por su boca y se refugiaren por sus pulmones dándole estabilidad - Ya, por favor, te lo suplico - Lo mira a los ojos, o al menos eso intentaba hacer, pues las lagrimas caían en forma de choro por sus mejillas. sus manos comenzaron a empujarlo con fuerza, pero nada, nada servía en ese momento, pues Maike era de él, y nadie podría decir lo contrario, la joven se sentía apenada, tanto que estaba a punto de pedirle que la matara, pero no estaba dispuesta a darle el gusto, no.
- ¡Kurt! - Cuando por fin había tomado aquella pureza, la joven enroscó sus piernas, estás se habían tensado por completo, la piel se le haba erizado de tal manera que incluso sentía las sensaciones más extrañas apoderarse de su cuerpo. - ¡Despacio! - Imploró con fuerza - Me duele, me duele demasiado - Sus manos se enterraron en sus hombros, y sus dedos se enterraron en su piel, sus uñas estaban comenzando a enterrarse, dejando que una linea de sangre saliera por aquella parte de su cuerpo mancillada. Nadie podría salvarla, nadie lo haría pues en medio de la nada ni siquiera las criaturas más horribles serían capaces de salvar a una mujer así.
Maike sentía como estaba siendo partida a la mirad, pero su cuerpo también comenzaba a sentir una especie de placer enfermiza, una extraña que su cuerpo incluso pedía. Sus pezones se volvieron demasiado duros, tanto que pedían ser lamidos por la bestia que la tomaba como suya. Su intimidad estaba chorrean, y no por el agua del lago, también por el placer y la fricción que ambos cuerpos experimentaban. Ella soltó un gemido, uno lleno de dolor y al mismo tiempo de placer, y de pronto sus caderas comenzaron a seguir el ritmo, el baile del hombre, del cambiante que ahora había dejado su marca, y que se había convertido en su dueño.
Todos sus sentidos estaban alerta, ella hacía lo que él le pedía al pie de la letra, no había más, y no es que hubiera más, era lo que era, no había otra explicación lógica, A Maike la estaba violando un desconocido, sin un poco de pudor, ni respeto, ni de tristeza en su rostro, era así, tan simple como el agua del lago, ella no podía hacer nada, lo único que le quedaba era aceptar las cosas de forma dolorosa, pero aceptarlo. Y mientras lo aceptaba comenzó un movimiento frenético con la cabeza, con los labios, con su lengua y con aquella saliva, intentaba hacerlo de la forma más profesional que podía, pero era evidente, ella no tenía experiencia alguna en eso, incluso pensó que de llegar a hacerlo sería con alguien que pudiera amarla por completo, y quizás no estaba tan lejos de eso, pero era evidente de Kurt no la amaría, solo la usaba, y la usaba de forma carnal.
Sintió sus propios jugos en su boca, sintió como su pureza se traspasaba a su saliva gracias a unos dedos. La joven estaba por marearse, por desmayarse del pavor que estaba sintiendo. No podía hablar, y sin embargo siguió con aquel juego que le había pedido, lamió como si fuera el falo del hombre los dedos. Se dejó llevar por completo, y aunque su cuerpo, como cualquier pedazo de carne respondía, ella por dentro comenzaba sentir una especie de shock. Maike estaba por llorar, pero se aguantaba las ganas, y de pronto aquel empujón en su ano la hizo respingar y sacarle el miembro de los labios. Un sonido de dolor se hizo presente, uno que pareció hacer eco por todo el lugar, y entonces las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos, salieron como si no hubiera más, como si no hubiera mañana y estuviera a punto de entregar su vida a la muerte, porque eso deseaba en ese momento, morir y nada más que eso.
Todo pasó demasiado rápido, Maike sentía como su ano estaba a punto de reventar, el tamaño de aquel miembro era demasiado grande para aquella pequeña y virginal entrada. La joven comenzó a llorar, a soltar gritos y grandes alaridos a causa del dolor. Se sujetaba con firmeza del del piso mojado, intentaba huir de él, moverse con fuerza y liberarse de aquella penetración, pero no podía, lo que más miedo le dio fue la forma en que él hombre había convertido sus manos a garras, como esas la sostenían sin ni siquiera pedir permiso, aquello era demasiado doloroso para la joven, tanto que por cada estocada sentía que la vista comenzaba a volverse nublada, y que poco a poco estaba perdiendo más y más la fuerza. ¿De qué le servía gritar? De nada servía todo aquello, pues él hombre no tenía remordimiento alguno, al contrario, simplemente tenía el disfrute de aquel acto sexual.
- Basta, por favor basta, me duele, demasiado, me duele, basta me estás haciendo daño, esto no me gusta - La voz de ella era entrecortada, demasiado, y su respiración tremendamente agitada, su cuerpo, ese cuerpo tan hermoso que poseía estaba siendo utilizado por alguien más. - Basta, Kurt! - Le volvió a pedir de forma escandalosa, pero parecía que sus intentos por pedir piedad no existían, y cada alarido lo hacía sentir más poderoso, más en control de ella, la realidad es que lo era, estaba siendo su dueño, la estaba marcando como suya, y no de una manera grata, Maike lloraba, suplicaba, e imploraba por ser rescatada, lo odiaba con todas sus fuerzas, no había más, lo odiaba con todo su corazón, y deseaba matarlo en ese momento, hacerlo pagar por todo aquello que la estaba haciendo sentir en ese momento.
- Oh, por favor, ya no me toques - Le pide de forma muy suave, cuando ya tiene la posibilidad de verlo. Su piel pálida, su rostro enrojecido le clama piedad, buscaba respirar, sus labios estaban completamente separados clamando que el aire entrara por su boca y se refugiaren por sus pulmones dándole estabilidad - Ya, por favor, te lo suplico - Lo mira a los ojos, o al menos eso intentaba hacer, pues las lagrimas caían en forma de choro por sus mejillas. sus manos comenzaron a empujarlo con fuerza, pero nada, nada servía en ese momento, pues Maike era de él, y nadie podría decir lo contrario, la joven se sentía apenada, tanto que estaba a punto de pedirle que la matara, pero no estaba dispuesta a darle el gusto, no.
- ¡Kurt! - Cuando por fin había tomado aquella pureza, la joven enroscó sus piernas, estás se habían tensado por completo, la piel se le haba erizado de tal manera que incluso sentía las sensaciones más extrañas apoderarse de su cuerpo. - ¡Despacio! - Imploró con fuerza - Me duele, me duele demasiado - Sus manos se enterraron en sus hombros, y sus dedos se enterraron en su piel, sus uñas estaban comenzando a enterrarse, dejando que una linea de sangre saliera por aquella parte de su cuerpo mancillada. Nadie podría salvarla, nadie lo haría pues en medio de la nada ni siquiera las criaturas más horribles serían capaces de salvar a una mujer así.
Maike sentía como estaba siendo partida a la mirad, pero su cuerpo también comenzaba a sentir una especie de placer enfermiza, una extraña que su cuerpo incluso pedía. Sus pezones se volvieron demasiado duros, tanto que pedían ser lamidos por la bestia que la tomaba como suya. Su intimidad estaba chorrean, y no por el agua del lago, también por el placer y la fricción que ambos cuerpos experimentaban. Ella soltó un gemido, uno lleno de dolor y al mismo tiempo de placer, y de pronto sus caderas comenzaron a seguir el ritmo, el baile del hombre, del cambiante que ahora había dejado su marca, y que se había convertido en su dueño.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/06/2012
Edad : 34
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Placer, deseo, seducción, dominación, gemidos, gimoteos, al parecer todo se trataba de esto mismo, cada acto, cada movimiento, cada encuentro que tenían estos dos cuerpos entre el agua. La clemencia no tenía razón de existir, puesto que no observaba lo sucedido, ni lo que sucederá como un acto dañino para la joven e inexperta cambiadora, por el contrario, hacerla madurar sexualmente y predisponerla para la cría de su primera camada no es nada negativo, solo favorece a su carácter, a su temple y a la raza de cambiantes pues mientras más sean, menos peligro existe de aquella palabra extinción a la que toda raza animal le mete, incluso ellos o al menos él, pues siendo el principal enemigo el humano, que arrasa con todo a su paso, sobre todo el hábitat de varias especies que por su culpa, poco a poco van desapareciendo, la ventaja degradante de los cambiaformas es que ellos pueden adaptarse a ser humanos y sobrevivir, pero para él aquello no es una buena opción, ni aceptable, para nada.
Desde la perspectiva que la muchacha lo veía, como un desgraciado, un maldito infeliz, un abuso, un malnacido descarado que la acaba de desvirgar, de quitarle su tesorito, su pureza humana, roto su himen y tanta mierda fina humana a la cual le dan un significado estúpido, hasta sagrado ya que según ese Dios cristiano la mujer debería de llegar impoluta al matrimonio, otro sacramento estúpido y sin sentido, ¿por qué el macho solo debe de montar a una hembra? ¿Y la hembra solo dejarse montar por un macho? Demasiada basura junta, toda humana, se encargaría de en lo corta o largas que fueran sus clases con ella de poder sacarle todo aquello de la cabeza - Deja de llorar y gime más, gimotea como la gata que eres para mi, deja de observar esto como un acto humano, pues no lo es, no soy tu violador, su el macho que busca procrear contigo hembra fértil – surra entretenido con sus reacciones sacadas de un cuento dramático.
Son solo amarras, pequeños empujes te pueden hacer libres de ellas, como él se los da ahora a la muchacha joven, y más de uno, el placer sexual, el carnal se torna demasiado intenso, penetrar a una virgen es de por si un reto, un placentero reto , pues esta tan estrecha en la vagina como en el ano, es lo divertido y sabroso de los primeros encuentros con una simple novata en lo sexual y en la reproducción de un nuevo ser, en realidad no está muy seguro de a cuantas hembras se montó y de a cuantas abra preñado, solo espera que hayan sido lo suficiente buenas para cuidar a sus bebes, la responsabilidad él no la ve más allá de dejar sus jugos dentro de ellas - Si llego a darte la camada, debes ser responsable y críalos con esmero, aunque como eres humanizada, carajo, no sé si puedas – Habla entre dientes y cortado.
La respiración se le agitó desde hace un rato ya, pues impactaba contra ella de forma constante y ruda, el sangrado se detuvo hace unos minutos y al parecer el rostro de la cambiaformas delataba intenso placer, el deseo carnal en ella se ve despierto y él solo sabe aprovechar y relamerse por conseguir aquello en ella, es lo que desde el inicio buscaba, que disfrute, que entienda aquel punto de vista suyo y favoreciera al acto mismo, si bien el objetivo que tenía era reproducirse, siendo humanos en este momento el placer y el éxtasis que se genera es inmenso y su pene late constantemente dentro de ella, sin embargo no se iba a dejar vencer tan rápido, ni tan fácilmente.
Puesto que le daría una noche inolvidable, le gustaba siempre dejar su nombre en alto, su virilidad, su poder dominante, demostrando el porqué siempre se siente el alfa del lugar aunque no hubiera manada que dominar, simplemente el ego le juega en contra en este aspecto, y todo relacionado a sus hembras, a las que marcaba para siempre, como hacía con esta, pues desde ahora ya era suya, quiera o no, desde este instante dentro de ella ya la tenía a su merced. Esperaba verla ronronear de placer toda la noche - Ronronea para mi, ya te veo excitada del todo, ¿ves cómo te encanta mi gran pene dentro de ti? Te lo daré por mucho tiempo, ¿qué te parece? Te excita el sentirlo, solo admítelo para mi, ronronea * let me show you the pleasure – Se olvida por unos instantes el complicado francés, que por cierto no domina del todo bien. Se muerde los labios con fuerza.
Pues las reacciones de ceder ante el bestial ritmo que lleva contra el pequeño, pálido y delicado cuerpo de su hembra de turno, pero es más el ego y la vehemencia lo que le mantiene firme penetrando, decide salirse de ella muy lento evitando cualquier movimiento que ella pudiera hacer, se le queda viendo, observando su reacción, a ver qué es lo que intentaba hacer ahora o decir, esto solo era una forma de ganar tiempo, valioso tiempo, se le acerca lentamente y la empuja sobre el pasto - Tienes las tetas duras – Golpea con las yemas de los dedos largos los pezones de la muchacha que están sólidos como roca, sonríe divertido por ello, se inclina y mintiéndola fija de la cintura empieza a chuparle los senos, y a lamerlos incluso darles mordidas tironeando, la hace girar tras haberse e aburrido de esto. La deja como una digna cuadrúpeda dándole la espalda a él.
Se le monta desde atrás, introduce tres dedos dentro del ano de la muchacha que ahora está mucho más ancho que antes de habérsela metido - Te la volvería a meter por aquí pero me arriesgo a desperdiciar mi esencia en ese lugar, así no dará frutos – Indica en lo que va moviendo la mano, fingiendo una penetración con los tres dedos juntos en el estrecho pasaje, así también penetra su intimidad otra vez, el descanso no le hizo perder la erección pues mantenerla así de cerca y dominada le excitaba sobremanera, sin control, toda una bestia sexual por esos instantes es. Pequeños impulsos eléctricos le hacen sacudirse con más fuerza, retira los dedos de entre las nalgas de la mujer, regresa las manos estas a los hombros y de nueva cuenta las transforma en garras para fijarla con fuerza.
Constantemente estaba luchando por transformarse completamente en una bestia, esto sería el colmo de lo bizarro para la muchacha que se encontraba fuera del ámbito en el que estaba acostumbrado a moverse él, deseaba tenerle consideración pues por ahora estaba siendo una buena hembra, sumisa para él con sus quejas como cualquiera pero sumisa al fin, por ello no la dañaría y esta sería la decisión final, incluso podría tenerla para otros encuentros más, ¿por qué no? Es mejor guardar para disfrutar después por largo tiempo a desechar al primer uso, por ahora de esa forma ve una relación, pues es tan básico como su bestia primitiva y escondida, la cual claro ahora mismo está despierta y suelta, sin embargo la amansa, como puede - Eres mía desde ahora - Sentencia, avisa también para que se acostumbre a ello.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Se sentía una muñeca pequeña de trapo, nunca nadie se había atrevido a acercarse más de lo que ella hubiese permitido, nadie la había tocado, ni siquiera acariciado. Habían roto su linea personal, habían atravesado su territorio, y ahora dado que la tomaba ese cambiante cómo quería no podía hacer nada. La joven subía y bajaba con fuerza entre el agua y la tierra, se notaba demasiado que la tenía dominada, ella suspiró de forma profunda, intentando recuperar su respiración, pero aquello era imposible, aquella faena la tenía acelerada, su cuerpo no era de plástico, ni de roca, por algún motivo debía de sentir, los roces la hacen sentir una especie de excitación, su intimidad estaba húmeda, y dispuesta a él aunque sus palabras dijeran lo contrario. La cosa era tan confusa, contradictoria, y complicada que no podía decidirse del todo que estaba sintiendo. Se rindió no podía descifrarlo.
- Uhmm… - Susurra muy por debajo, sin poder evitar soltar jadeos de placer, su cuerpo le gritaba que se dejara llevar, le gritaba que no se detuviera, pero sabía que eso no era lo correcto, sus delicadas manos se aferraban a su espalda, y luego ya se encontraban sobre la tierra, su figura tenía manchas café, rastros de lo que hacían y dónde lo hacían. Gimió con fuerza al sentir aquellos dedos en aquella zona, eran tres si, pero no se comparaban con el grosor de su miembro, lo cual hacía que aquello fuera delicioso, placentero, cómo una especie de masaje. Siguieron una hilera de gemidos suaves, su cuerpo le pedía seguir, ¿quién era él? ¿Por qué le hacía aquello de esa manera? Ella no buscaba sólo reproducirse, ella buscaba protección y ahora, pero con él nunca lo tendría. Lo sabía, no había porque ilusionarse.
- ¿No te quedarás? - Preguntó entre gemidos y confusión. - ¿No te quedarás a cuidarlos conmigo? - Lo miró a los ojos, ella tenía otras ideas, los hijos deben crecer con sus padres, incluso de ser otras criaturas, sus amigos le habían mostrado que incluso siendo cambiantes y lobos, debían crecer con figuras materna y paterna. - No quiero tener hijos tuyos, no si te vas, no los llegaré a tener - Dice en forma suave, pero en realidad bastante convencida. Maike no era la mujer más cuerda del mundo, todos lo sabían, después de todo lo que vivió de pequeña no podría serlo, pero si algo tenía era sentido común, y deseos de poder llegar a tener una verdadera familia. - No, no voy a tener hijos contigo, no lo haré - Y ahora su voz estaba entrecortada, bastante alterada, y las lagrimas comenzaron a salir, no quería tener hijos de un desconocido.
Maike comenzó a sentir un tipo de garitas rasgar su interior, nunca antes le había pasado algo así, aquello era tan extraño, sus ojos se abrieron cómo platos de la sorpresa. La gatita de había estado dormida todo ese tiempo le exigía que la dejara salir y se dejara llevar. Su espalda se arqueó de forma notoria, no había más, se notaba como su cuerpo buscaba intensamente un ángulo distinto, que él pudiera abarcar todo en su intimidad. Sus glúteos chocaban con fuerza contra la pelvis ajena, sin darse cuenta sus manos también se habían vuelto la de un animal, aunque proporcional a su tomado, se habían clavado en la tierra mojada. Y entonces hizo lo que le había pedido, gimió y al mismo tiempo comenzó a ronronear para él, su cabeza se hizo a un lado, se ladeó, y comenzó a pedir más mimos.
- Si, ahora se siente bien, me gustaba, mucho, mucho… - Confesó, su gatita la dominaba, ahora la mantenía cegada, se mordisqueó el labio inferior con fuerza, poco a poco comenzó a mover su cadera, ella sabía que estaba haciendo mal al ceder, pero de nada le servía seguir llorando, además su cuerpo estaba complacido con el placer no conocido. Una que otra vez se había tocado pues su cuerpo lo pedía por las hormonas, pero nada se comparaba con eso, y entonces se gimió y su piel comenzó a erizarse, los temblores comenzaron a ser notorios, ella estaba llegando al placer máximo, y no estaba dispuesta a negarlo - Oh… me gusta, quiero… - Su respiración era demasiado agitada, ya no eran gemidos, ahora eran gritos ahogados de placer, no quería y no iba a detener el movimiento de su cadera, el punto se friccionada con fuerza.
Dado que nunca antes había tenido un orgasmo, no sabía porqué las cosas eran así, todo se concentro en un punto, en el de su intimidad que palpitaba con fuerza, y apresaba el miembro más y más gracias a la presión que estaba por venir. La cambiante bajó la cabeza al suelo, sintió una especie de mareo, y luego el placer intenso llegó. Maike sintió como su intimidad comenzó a escurrir de jugos, su piel rojiza ya estaba al igual que su rostro. Volteó su cabeza apenada. ¿Se había orinado? Se sintió avergonzada por la cantidad de jugos que habían salido de ella, y buscó la manera de huir, de escapar de aquello, intentando gatear hacía adelante, pero aquello era imposible.
- Suéltame, suéltame ya, he cedido, he hecho lo que querías, ahora mismo puedes dejarme, has dicho que te irías, así que déjame, cumplir - Repitió de forma entrecortada, aún no volvía a su normalidad, a la tranquilidad. Con insistencia volvía a gatear hacía adelante, y se aferraba de plantas que estaban cerca, raíces pero estás se rompían, él le había prometido que de portarse bien no la dañaría. El cambiante se seguía moviendo, ahora con más brutalidad, con más fuerza, y ella sentía como sus senos se movían de arriba hacía abajo de forma vulgar, se sentía sucia, y lo estaba de todas las maneras. Su mano había vuelto a la realidad.
- Kurt por favor, ya has hecho lo que quieres de mi, te irás sin importar si me dejas con… bebés, ahora déjame, o seré yo quien se vuelva un animal y te ataque - Sintió como su intimidad tenía las mismas y casi más fuertes palpitaciones de su corazón, si él seguía de esa manera ella estaba segura que volvería a sentir aquello de hace unos minutos atrás, ya no quería volverse a entregar - No, no soy tuya - Dice con fuerza, seria, decidida, no estaba jugando, no podía ser de él, no porque él sólo la quería para eso, y ella buscaba más. Buscaría la forma de no quedar embarazada, se evitaría la pena de serlo sola. ¿Qué diría la sociedad, ¿qué diría su padre? No podría encontrar a alguien con hijos. Lo odiaba, lo estaba odiando con todo su ser.
- Uhmm… - Susurra muy por debajo, sin poder evitar soltar jadeos de placer, su cuerpo le gritaba que se dejara llevar, le gritaba que no se detuviera, pero sabía que eso no era lo correcto, sus delicadas manos se aferraban a su espalda, y luego ya se encontraban sobre la tierra, su figura tenía manchas café, rastros de lo que hacían y dónde lo hacían. Gimió con fuerza al sentir aquellos dedos en aquella zona, eran tres si, pero no se comparaban con el grosor de su miembro, lo cual hacía que aquello fuera delicioso, placentero, cómo una especie de masaje. Siguieron una hilera de gemidos suaves, su cuerpo le pedía seguir, ¿quién era él? ¿Por qué le hacía aquello de esa manera? Ella no buscaba sólo reproducirse, ella buscaba protección y ahora, pero con él nunca lo tendría. Lo sabía, no había porque ilusionarse.
- ¿No te quedarás? - Preguntó entre gemidos y confusión. - ¿No te quedarás a cuidarlos conmigo? - Lo miró a los ojos, ella tenía otras ideas, los hijos deben crecer con sus padres, incluso de ser otras criaturas, sus amigos le habían mostrado que incluso siendo cambiantes y lobos, debían crecer con figuras materna y paterna. - No quiero tener hijos tuyos, no si te vas, no los llegaré a tener - Dice en forma suave, pero en realidad bastante convencida. Maike no era la mujer más cuerda del mundo, todos lo sabían, después de todo lo que vivió de pequeña no podría serlo, pero si algo tenía era sentido común, y deseos de poder llegar a tener una verdadera familia. - No, no voy a tener hijos contigo, no lo haré - Y ahora su voz estaba entrecortada, bastante alterada, y las lagrimas comenzaron a salir, no quería tener hijos de un desconocido.
Maike comenzó a sentir un tipo de garitas rasgar su interior, nunca antes le había pasado algo así, aquello era tan extraño, sus ojos se abrieron cómo platos de la sorpresa. La gatita de había estado dormida todo ese tiempo le exigía que la dejara salir y se dejara llevar. Su espalda se arqueó de forma notoria, no había más, se notaba como su cuerpo buscaba intensamente un ángulo distinto, que él pudiera abarcar todo en su intimidad. Sus glúteos chocaban con fuerza contra la pelvis ajena, sin darse cuenta sus manos también se habían vuelto la de un animal, aunque proporcional a su tomado, se habían clavado en la tierra mojada. Y entonces hizo lo que le había pedido, gimió y al mismo tiempo comenzó a ronronear para él, su cabeza se hizo a un lado, se ladeó, y comenzó a pedir más mimos.
- Si, ahora se siente bien, me gustaba, mucho, mucho… - Confesó, su gatita la dominaba, ahora la mantenía cegada, se mordisqueó el labio inferior con fuerza, poco a poco comenzó a mover su cadera, ella sabía que estaba haciendo mal al ceder, pero de nada le servía seguir llorando, además su cuerpo estaba complacido con el placer no conocido. Una que otra vez se había tocado pues su cuerpo lo pedía por las hormonas, pero nada se comparaba con eso, y entonces se gimió y su piel comenzó a erizarse, los temblores comenzaron a ser notorios, ella estaba llegando al placer máximo, y no estaba dispuesta a negarlo - Oh… me gusta, quiero… - Su respiración era demasiado agitada, ya no eran gemidos, ahora eran gritos ahogados de placer, no quería y no iba a detener el movimiento de su cadera, el punto se friccionada con fuerza.
Dado que nunca antes había tenido un orgasmo, no sabía porqué las cosas eran así, todo se concentro en un punto, en el de su intimidad que palpitaba con fuerza, y apresaba el miembro más y más gracias a la presión que estaba por venir. La cambiante bajó la cabeza al suelo, sintió una especie de mareo, y luego el placer intenso llegó. Maike sintió como su intimidad comenzó a escurrir de jugos, su piel rojiza ya estaba al igual que su rostro. Volteó su cabeza apenada. ¿Se había orinado? Se sintió avergonzada por la cantidad de jugos que habían salido de ella, y buscó la manera de huir, de escapar de aquello, intentando gatear hacía adelante, pero aquello era imposible.
- Suéltame, suéltame ya, he cedido, he hecho lo que querías, ahora mismo puedes dejarme, has dicho que te irías, así que déjame, cumplir - Repitió de forma entrecortada, aún no volvía a su normalidad, a la tranquilidad. Con insistencia volvía a gatear hacía adelante, y se aferraba de plantas que estaban cerca, raíces pero estás se rompían, él le había prometido que de portarse bien no la dañaría. El cambiante se seguía moviendo, ahora con más brutalidad, con más fuerza, y ella sentía como sus senos se movían de arriba hacía abajo de forma vulgar, se sentía sucia, y lo estaba de todas las maneras. Su mano había vuelto a la realidad.
- Kurt por favor, ya has hecho lo que quieres de mi, te irás sin importar si me dejas con… bebés, ahora déjame, o seré yo quien se vuelva un animal y te ataque - Sintió como su intimidad tenía las mismas y casi más fuertes palpitaciones de su corazón, si él seguía de esa manera ella estaba segura que volvería a sentir aquello de hace unos minutos atrás, ya no quería volverse a entregar - No, no soy tuya - Dice con fuerza, seria, decidida, no estaba jugando, no podía ser de él, no porque él sólo la quería para eso, y ella buscaba más. Buscaría la forma de no quedar embarazada, se evitaría la pena de serlo sola. ¿Qué diría la sociedad, ¿qué diría su padre? No podría encontrar a alguien con hijos. Lo odiaba, lo estaba odiando con todo su ser.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Todo iba perfecto ahora, el deseo y el placer bien encima ella dejando de quejarse, todo perfecto como deseaba desde hace unos minutos, sin embargo al escuchar estos nuevos argumentos que eran reclamos casi, casi se le revuelve el estomago de solo pensar aquella idea desagradable, ¿qué diablos está pidiendo? ¿Por qué demonios ella le estaba pidiendo eso? ¿Qué acaso se enamoro de forma humana con él? Es irracional, si hace unos minutos solo lo estaba criticando, insultando amenazando e incluso alejando, sin embargo está sorprendido y no de mala manera porque se quiera o no, es la primera persona que luego de tener algún encuentro con él no desea echarlo, no desea matarlo o no desea alejarlo, ni su misma familia hizo algo así antes, por lo que esto le hace titubear, ¿será posible que sea verdad lo qué está diciendo? Además las crías, pero ¿cómo hacer aquello? No estaba acostumbrado a esa vida ni un solo poco, al menos a no desea repetirla desde que se alejo de, ¿podrá? No lo sabe.
Es muy confuso para pensar justo en este momento algo como aquello, y su labor se ve mellada por varios minutos por culpa de estos titubeos - Cállate el hocico no digas más, cállate, mejor sigue gimiendo no estés intentando jugar conmigo, dices eso de no tener crías y de quedarme para cuidarlas solo para manipularme y que te deje de hacer esto, no me engañas no te hagas la inteligente desgraciada – Se ve incapaz de creer que ella realmente desea tener crías y cuidarlas junto a él. Pues no es una situación normal, además viéndole desde el punto de vista humano es un violador, ¿cómo desear criar hijos “humanos” con tu violador? No le cree nada por el momento no, tendrá que demostrar de alguna forma que realmente desea eso y está siendo sincera para aceptar aquello de otra forma no lo hará, sin embargo debe de asegurarse de que las crías lleguen a buen recaudo, porque si las mata todo lo que harán esta noche será en vano y no desea aquello.
Sale de ella y la ve muy mal, de manera penetrante - No te atrevas a mirarme mal, deja de suplicar no sirve de nada, lo haces peor para ti, no, yo aún no termino contigo, aún no deposito mi esencia dentro de ti, tenemos todavía minutos de gozo, ¿no te gusta acaso? Ya hace un momento dijiste que si, así que deja de chillar – La mantiene pisada con una mano apretándola contra el suelo por la pelvis y la ve frente a frente - Tú eres mía ahora quieras o no y más si pretendes que cuide a los crías contigo, no sé si sea verdad, pero no voy a permitir que las mates o no las dejes crecer pues son mías y deben volverse fuertes y pode rosas al igual que yo, ¿entendido? Aunque dudo que con esta madre tan debilucha y llorona pueden ser así, mierda, si tengo que quedarme – murmura para sí mismo lo ultimo pues no quiere que ella escuche nada de que se va a salir con el gusto.
Pues no quiere que ella piense que será uno más que le consentirá sus caprichos de humano rico y engreído, no será así, si le hará cuidar a las crías será a su manera y no de esa forma humana, es otro punto en el que no había pensando pero ahora le preocupa quizá tener crías que sean formadas como humanos, eso no lo puede concebir, está mal, tiene que asegurarse de que crezcan a su modo propio así no serán desgraciados con aquella maldición de depender de la tecnología y la sociedad humana para existir en este mundo natural hermoso, fuera de todo ello.
No tiene pensado soltarla esta noche tan fácil, ni tan rápido, aún queda carne que probar y pan que rebanar - Hmm, me voy a quedar pero solo a criar a las nuevas vidas que hagamos, pues no confío en que tú sepas hacerlo sola o acompañada, voy a tener que guiarte en cómo hacerlo, pero el bosque es mi hogar, las camas no me gustan tanto y las casas menos, así que no voy a estar cerca de ahí, voy a esperar que nazcan las crías para poder enseñarles bien - La retira del lago arrastrándola entre las hierbas ensuciando ambos cuerpos con lodo y rastros verdes de las hojas, algunas se enredan entre ambos cuerpos raspando al menos él ignora todo aquello, pues ahora mismo solo está concentrado en acabar su labor. Esta es descargar dentro de ella para así tener chance de procrear, normalmente es necesario dos veces o tres, pero ya que va a seguir rondando a la hembra, puede hacer como cualquier tigre que en época de apareamiento se lo hacen unas cincuenta o setenta veces antes de, lo único negativo de la situación actual es que cuando quedan ya preñadas no desean seguir siendo montadas.
Cuando divisa un árbol lo suficientemente grueso del tronco para apoyarle la espalda a la hembra, la empuja contra este pegando incluso la nuca - Con ese pequeño descanso tenemos unos minutos más para seguir “intentando” ¿Qué te parece gatita? – Separa ágilmente las piernas de su hembra para posicionarse en medio de estas, empuja la pelvis propia contra la ajena, contra todo el cuerpo femenino con fuerza, y tras haber transformado sus manos ahora vueltas garras las encaja con fuerza en esta gruesa corteza que acaba de elegir exactamente por esto, el salvajismo con que se sacude, la penetra, la hace suya, nada más fuerte que la propia naturaleza para soportar el poder de lo que ella misma llegó a crear, siente al detalle como los músculos ya no virginales sin embargo aún igual de estrechos le presionan mientras su miembro se abre paso una y otra vez, con un trato y ritmo que ningún humano podría mantener, ni soportar tampoco.
Los pliegues de la corteza se ven raspados por aquellas garras de tigre blanco, el de bengala se aferran de tal forma que este pedazo de bosque empieza a perder su estabilidad y firmeza pues las raíces superficiales se van desprendiendo de la tierra en la que están, está demasiado perdido en el éxtasis, en realidad ya no le importa nada, solo terminar dentro de ella y poder disfrutar lo máximo que pueda de la noche, ya pensar en si se queda o como se queda es irrelevante, sabe que dada la situación debe de hacerlo o las cosas no van a salir como desea, solo queda disfrutar y sacar provecho de lo que al parecer está por venir, no puede mentir, siendo solo un poco honesto, desea conocer un poco más a la muchacha que está tomando y poner en regla a la gatita que está tomando, quizá le sorprenda y tenga más transformaciones, de no ser así, quizá el potencial escondido pueda salir - ¿Solo te transformas en gata? Debes de poder hacerlo en algún otro felino – Su voz se divisa notablemente agitada y forzada pero sin perder el tono ronco de su voz común, el placer causa se quiera o no estragos en el cuerpo, hasta en el de un cambiante.
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Y entonces se da cuenta que había tocado un punto bastante sensible para él. ¿Qué tenía de malo pedirle que estuviera a su lado? ¿Qué tenía de malo pedirle que se quedara si quería hijos con ella? Era cierto, muy, muy cierto, ella deseaba con todas sus fuerzas poder aprender a ser una verdadera cambiante, pero no estaba dispuesta a perder costumbres humanas, pues ante todo amaba esa condición que tenía de cambiar, y también amaba a su padre y madre, quienes les habían dado esa doble naturaleza para sacarle provecho. No, Maike no quería simplemente andar a cuatro patas cómo un felino, a ella le gustaba ponerse vestidos bonitos, cepillar sus cabellos, comer la comida en un plato, aunque no le había parecido mal el andar cómo una minina de un lado a otro, y comer de forma natural, quería la nueva vida, la de un animal, pero también conservaría la humana.
Comenzó a observar los rasgos ajenos cuando el hombre siguió hablando. ¿Por qué le temía tanto Kurt a quedarse con ella? ¿Acaso había dicho malas palabras? La joven sintió una especie de vacío al verlo de esa forma. Tan distinto, pero el hombre no lo iba a decir, lo dejaba en un silencio incomodo. La mirada segura del cambiante se había vuelto bastante insegura, confusa, el brillo se había hecho a un lado. Ella miró hacía un lado, era cierto, él estaba abusando de ella, pero ella no podía ser capaz de dañar a nadie. No, inclusive con todo lo que había visto, inclusive con la demencia que se le estaba desarrollando, no, ella no podía causarle un daño, si él no quería hablar de ese tema, entonces no lo haría, no en ese momento, pero después de tomarla ella podía exigir lo que quisiera, si, y él no iba a negarse.
- No me digas que no podría cuidar a quienes saldrían de mi, serían cómo mi propia vida, no dejaría que nadie les hiciera daño, que nadie se les acercara, incluso tú, porqué si siempre serás de esa manera podrías ser un peligro para ellos, y no, no quiero eso - Le mira achicando los ojos, ella estaba molesta, de verdad lo estaba, él no era nadie para dudar de su capacidad para cuidar a quienes podrían ser sus hijos, tenía miedo claro, porqué aquello había sido hecho contra su voluntad, y también por ser tan joven. Sin poder tener una buena estabilidad emocional, ¿cómo podría cuidar de alguien más? Pero sabía que en su momento de tener que hacerlo los cuidaría contra todos, aunque fuera con los propios dientes.
- Despacio, ten cuidado ¡Me duele! ¡Detente! - Las ramas, las hojas, todo aquello la estaba lastimando, incluso el calor de la sangre salía en un hilo por su espalda. Gimió esta vez del dolor por aquello, y después soltó una especie de gruñido, algo más profundo todavía de entre su pecho al sentir cómo su espalda chocaba con el tronco de un árbol - Ahhh… - Se quejó, una, dos, tres veces, hasta que su piel se acostumbró a la posición. - Si no me tratas con cuidado, yo tampoco tendré cuidado contigo, aunque te enojes y me trates mal, ¿entendiste? - Le gruño de nueva cuenta, nadie la había tratado de esa manera, y quizás le gustaba demasiado, ella necesitaba de alguien que la tratara de ese modo, que la volviera sumisa, aunque no tanto.
- Gatita… - Se agitó con fuerza al sentir la primera embestida. Se arqueó, y su cabello ahora era el enredado en el tronco. Sus manos se enredaron en sus hombros, se pasaron por detrás de la nuca - Tigre blanco - Separó los labios, era evidente lo bien que se sentía aquello - León blanco - Está vez gimió con fuerza, con mucha fuerza, el tronco que movía, ella era la muñeca de trapo de Kurt, y le encantaba serlo, ya no lo ocultó, Maike estaba disfrutando de la penetración, lo hacía por cada embestida recibida, su cuerpo la delataba, sus pezones, su intimidad húmeda invadida, y ya nada le importaba, más que seguir placer recorrer su cuerpo. - Oh… - No podía decir más, o quizás si, pero le daba vergüenza reconocer aquello.
- Más - Susurró muy bajo, sintiendo vergüenza al sentirse dominada por él. Sus dedos se sumergieron en la piel del cambiante. Ella comenzó a mover su cadera, cuando el se adentraba en su piel humedecida, ella empujaba con más fuerza su cadera hacía enfrente. Su piel ya no hacía fricción contra la piel del hombre, simplemente se deslizaba de arriba hacía abajo gracias al sudor que el cuerpo emanaba por el ejercicio físico. Maike escondió su rostro en la curvatura del cuerpo de Kurt. Ahí comenzó a dar lamidas suaves, constantes y agitadas a la zona, cómo una gatita comenzando a tomar un poco de leche, estaba a gusto entre sus brazos, estaba excitada, y acalorada, y quería más.
- Más - Volvió a repetir, su cuerpo exigía más. Maike estaba llegando al placer máximo, a la cumbre de la noche, a un orgasmo intenso, pues la interrupción de hace rato la dejó con las ganas de experimentar más. - Oh… ¿Así siempre es? - Preguntó con inocencia. Era cierto que varias veces atrás se había masturbado, intentando experimentar con su cuerpo, pero nada se comparaba con tener el cuerpo masculino dentro de ella. Su piel se erizó de nuevo, y sintió grandes espasmos por todo su ser, sus pezones llegaron a ponerse tan duros que incluso le dolían. Soltó un gemido fuerte y entonces llegó al orgasmo máximo.
- Oh… - Comenzó a ronronea sobre su oído. Acercó a un más sus labios. La joven empezó a dar cortos besos en el hombro, en el cuello, fue subiendo poco a poco hasta su mentón, y tomó los labios del cambiante con firmeza, ignorando su falta de aire, dejándose llevar aún por los estragos del placer que él le había proporcionado. Su cuerpo temblaba, y su cadera de forma inconsciente o quizás consiente se seguía moviendo aunque de forma más lente - Eso fue delicioso - Susurró muy bajito. Maike era así, incluso en medio de riesgos los volvía momentos positivos y placenteros para ella.
Comenzó a observar los rasgos ajenos cuando el hombre siguió hablando. ¿Por qué le temía tanto Kurt a quedarse con ella? ¿Acaso había dicho malas palabras? La joven sintió una especie de vacío al verlo de esa forma. Tan distinto, pero el hombre no lo iba a decir, lo dejaba en un silencio incomodo. La mirada segura del cambiante se había vuelto bastante insegura, confusa, el brillo se había hecho a un lado. Ella miró hacía un lado, era cierto, él estaba abusando de ella, pero ella no podía ser capaz de dañar a nadie. No, inclusive con todo lo que había visto, inclusive con la demencia que se le estaba desarrollando, no, ella no podía causarle un daño, si él no quería hablar de ese tema, entonces no lo haría, no en ese momento, pero después de tomarla ella podía exigir lo que quisiera, si, y él no iba a negarse.
- No me digas que no podría cuidar a quienes saldrían de mi, serían cómo mi propia vida, no dejaría que nadie les hiciera daño, que nadie se les acercara, incluso tú, porqué si siempre serás de esa manera podrías ser un peligro para ellos, y no, no quiero eso - Le mira achicando los ojos, ella estaba molesta, de verdad lo estaba, él no era nadie para dudar de su capacidad para cuidar a quienes podrían ser sus hijos, tenía miedo claro, porqué aquello había sido hecho contra su voluntad, y también por ser tan joven. Sin poder tener una buena estabilidad emocional, ¿cómo podría cuidar de alguien más? Pero sabía que en su momento de tener que hacerlo los cuidaría contra todos, aunque fuera con los propios dientes.
- Despacio, ten cuidado ¡Me duele! ¡Detente! - Las ramas, las hojas, todo aquello la estaba lastimando, incluso el calor de la sangre salía en un hilo por su espalda. Gimió esta vez del dolor por aquello, y después soltó una especie de gruñido, algo más profundo todavía de entre su pecho al sentir cómo su espalda chocaba con el tronco de un árbol - Ahhh… - Se quejó, una, dos, tres veces, hasta que su piel se acostumbró a la posición. - Si no me tratas con cuidado, yo tampoco tendré cuidado contigo, aunque te enojes y me trates mal, ¿entendiste? - Le gruño de nueva cuenta, nadie la había tratado de esa manera, y quizás le gustaba demasiado, ella necesitaba de alguien que la tratara de ese modo, que la volviera sumisa, aunque no tanto.
- Gatita… - Se agitó con fuerza al sentir la primera embestida. Se arqueó, y su cabello ahora era el enredado en el tronco. Sus manos se enredaron en sus hombros, se pasaron por detrás de la nuca - Tigre blanco - Separó los labios, era evidente lo bien que se sentía aquello - León blanco - Está vez gimió con fuerza, con mucha fuerza, el tronco que movía, ella era la muñeca de trapo de Kurt, y le encantaba serlo, ya no lo ocultó, Maike estaba disfrutando de la penetración, lo hacía por cada embestida recibida, su cuerpo la delataba, sus pezones, su intimidad húmeda invadida, y ya nada le importaba, más que seguir placer recorrer su cuerpo. - Oh… - No podía decir más, o quizás si, pero le daba vergüenza reconocer aquello.
- Más - Susurró muy bajo, sintiendo vergüenza al sentirse dominada por él. Sus dedos se sumergieron en la piel del cambiante. Ella comenzó a mover su cadera, cuando el se adentraba en su piel humedecida, ella empujaba con más fuerza su cadera hacía enfrente. Su piel ya no hacía fricción contra la piel del hombre, simplemente se deslizaba de arriba hacía abajo gracias al sudor que el cuerpo emanaba por el ejercicio físico. Maike escondió su rostro en la curvatura del cuerpo de Kurt. Ahí comenzó a dar lamidas suaves, constantes y agitadas a la zona, cómo una gatita comenzando a tomar un poco de leche, estaba a gusto entre sus brazos, estaba excitada, y acalorada, y quería más.
- Más - Volvió a repetir, su cuerpo exigía más. Maike estaba llegando al placer máximo, a la cumbre de la noche, a un orgasmo intenso, pues la interrupción de hace rato la dejó con las ganas de experimentar más. - Oh… ¿Así siempre es? - Preguntó con inocencia. Era cierto que varias veces atrás se había masturbado, intentando experimentar con su cuerpo, pero nada se comparaba con tener el cuerpo masculino dentro de ella. Su piel se erizó de nuevo, y sintió grandes espasmos por todo su ser, sus pezones llegaron a ponerse tan duros que incluso le dolían. Soltó un gemido fuerte y entonces llegó al orgasmo máximo.
- Oh… - Comenzó a ronronea sobre su oído. Acercó a un más sus labios. La joven empezó a dar cortos besos en el hombro, en el cuello, fue subiendo poco a poco hasta su mentón, y tomó los labios del cambiante con firmeza, ignorando su falta de aire, dejándose llevar aún por los estragos del placer que él le había proporcionado. Su cuerpo temblaba, y su cadera de forma inconsciente o quizás consiente se seguía moviendo aunque de forma más lente - Eso fue delicioso - Susurró muy bajito. Maike era así, incluso en medio de riesgos los volvía momentos positivos y placenteros para ella.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
No, en realidad no piensa que ella no vaya a cuidarlos o hacerse responsable, eso no es. Por el contrario, es al estar consciente de que los cuidara de tales formas por la cual no puede dejarlos solos con ella, inconcebible, se niega. Baja la velocidad un poco notando que su cuerpo sede antes las sensaciones de placer - Que torpe eres, ¿acaso debo explicarte con palillos todo? Yo sé que vas a cuidarlos bien, darles todos los lujos, todos los cuidados, lo más moderno de lo moderno, un techo, una cama caliente, etcétera, y es por ello mismo que no deseo que los cuides tú sola, los vas a hacer unos mimaditos de mamita y mis crías no pueden ser eso, ni tener una vida así de humana, deben ser grandes tigres salvajes que se volverán sus propias alfas, ¿comprendes? – La mira mal, no va a dejar que sus crías sean mujercitas con traje, sensibles y acomodadas a sus lujos humanos, eso les hará débiles y no fuertes, eso no. No se puede, se niega a que ocurra algo así, la sola idea le da repulsión incontrolable además de vergüenza ajena y propia, mala mezcla.
Encarna ambas cejas bastante incrédulo por sus palabras, ¿qué ella no va a tener cuidado? Bah, ni que fuera a llorar, por otro lado, a ver si se le quita lo sensible y se pone más activa, eso sería mucho mejor, al menos para el acto actual que estaban ejerciendo ambos cuerpos - Oye, ¿y tú qué miedo me puedes dar ah? No tengas cuidado no importa, tanta sensibilidad y preocupación me hacen sentir en un jardín de flores de muchos colores y no me gusta nada, ¿por qué ir más suave? Si mientras más fuerte es más rico, pero me estoy cansando, solo por eso, no porque me lo estés pidiendo - Esta vez no miente, el sexo puede doler la primera vez, pero no te va a matar, ni nada por el estilo, por lo que son solo quejicas tontas que a las que no piensa prestar atención, sobre ser más animal ya lo hace, se controla, sin tener mucha idea del porque, ahora mismo espera que conteste de una vez por todas que animales son los suyos.
Corto tiempo después su deseo se vuelve realidad, interesantes animales tiene ella, incluso algunos de ellos son suyos también, puede que eso sea lo único que tienen en común, aunque piense como una humana casera no es una, puede que ella tenga algún tipo de salvación según lo que a él respecta, ¿podrá ser? Al menos ya no se resiste a la montada como antes, si va cediendo en más cosas quizá el tiempo de la crianza se pase bien y no sea tan malo, la ve acercarse y no hace nada, continua con lo suyo, es raro que de pronto se acerque, gira el cuello solo un poco, de forma inconsciente poco a poco la velocidad va bajando, más por curiosidad y cautela de alguna forma, no es normal que luego de lo que ha dicho y hecho este así de sumisa y consentidora hacia él, la ve a los ojos al sentir aquel contacto, por unos momentos corresponde pero luego despierta la inseguridad respecto a ella, la empuja otra vez contra el tronco alejando los labios ajenos de los propios en un rápido reflejo - ¿Por qué me estas besando tú? ¿Qué estas tramando? No me harás confiarme, ya te dije que terminaré dentro de ti, no busques engañarme – La hace girar dejándole el cuerpo frente al árbol, ahora empuja con fuerza, pero pronto se da cuenta que la pose no es muy cómoda, ni para él, por lo que busca cambiarla, la tira de lado hacia el pasto boca abajo y él encima de ella, quizá esta pose sea más digna de forma humana llamada montar.
Baja la vista hacia ella - ¿Por qué te hice llegar al clímax me besaste? No sé, puede ser, pero yo todavía no termino – Eleva el pecho ajeno del suelo por los senos con ambas manos, los aprieta entre sus dedos y con mucha fuerza y velocidad se mantiene penetrándola, él ya está casi en el límite, quizá paso una hora y tanto desde que se encontraron y no ha sido mala, es como un pequeño triunfo, su primera hembra francesa, nada mal, aunque sea una cambiaformas que vive como ser humano, no es que no cuente en la lista, lo único negativo de todo esto es que deba quedarse realmente, normalmente tras dejar su esencia ahí se levanta y se va pero con esta no puede hacerlo debido a esos comentarios y advertencias que dio, no quiere dejarse mandar pero, no tiene mucha opción, no va a dejar que trate a sus crías como pequeños nenitos humanos, antes le corta el cuello a que haga eso, y buscará dejárselo bien claro, no lo permitirá. Justo cuando está decidido a hablar de ello el momento llega y descarga todo el jugo dentro de la vagina humana, las extremidades le tiemblan sin embargo se mantiene firme dentro de ella.
Lentamente se va retirando, golpea el miembro contra los glúteos intentando retirar restos, la hace girar y la atrae de los cabellos contra su miembro, empuja contra su boca penetrando - Déjame limpio gatita, ¿te gusta el sabor? Esto es lo que te hará ser mía y tus crías también lo serán, por lo que no dejaré que los trates como a humanitos engreídos del dinero y el consumismo que estos representan, no lo permitiré y más te vale que no se te ocurra pasarte de lista, que yo estaré siempre muy cerca, más de lo que tú crees – Suelta sus cabellos y retira la pelvis de cerca, se hace a un lado sin quitar la vista - Me gusta más así tu cuerpo, ahora si pareces un ser del bosque, cuando llevas todo lo que este tiene dentro y sobre ti – Sonríe divertido, pronto su respiración vuelve a la normalidad, y recuperando fuerza también, recuesta la espalda en el árbol, la sigue viendo - Te puedes ir si quieres, pero recuerda que tu aroma no se despegará de mi nariz y te encontraré donde quiera que estés, así surques el mar, yo iré tras de ti, tras de mis crías – Bosteza a la par que se rasca los testículos, la faena no fue mala, debe reconocer.
Invitado- Invitado
Re: Es el instinto animal, que se libera // Maike Gottshalk [+18]
Su cuerpo temblaba, aún tenía los estragos del orgasmo que había experimentado, el primero en toda su vida con una persona. La virginidad de Maike se había ido por las tuberías, cómo si se tratara de gotas de lluvia buscando seguir un camino, para su mala suerte no fue cómo lo imaginaba, no fue queriendo, no niega que aquello fue delicioso, aquellas sensaciones quizás las querría volver a experimentar, pero también podía aceptar que él le daba miedo. Esa forma de imponerse, de hacer con ella lo que quisiera cómo si fuera un trapo, la idea de volver a ser tomada a la fuerza le dio un temblor, se había perdido en sus pensamientos intentando controlar su respiración. ¿Qué decir? No quería decirle nada. Quizás si decía algo, él sería capaz de hacerle algo peor, y ella no quería arriesgarse.
¿Tan malo era para él andar cómo un humano? Ella amaba ser humana, amaba muchas cosas de eso, y sabía reconocer que tenía sus ventajas, pero también le gustaba experimentar esa libertad al convertirse en animal. ¿Sus hijos también lo serían? Quizás si, y si era cierto que tendrían crías juntos, las probabilidades iban en aumento. Aun no podía ni siquiera imaginar tener pequeños con una persona así, ahora no sólo temía por ella, también por los que podrían venir, buscaría la forma de evitarlo, la forma de que no lograra llegar a tocarla, a su cuerpo, haría lo que fuera. La joven empezó a olisquearlo, a gravarse su aroma, pues cuando lo sintiera acercarse, ella sería más rápida y escaparía, quizás ese plan podría funcionarle un tiempo, nada perdía con intentarlo, al contrario, tenía mucho por ganar.
Maike podía percibir la negación que tenía el cambiante por un poco de cariño, también las barreras que estaban alrededor de él . ¿Tanto le molestaba que lo besará? ¿Por qué desconfiaba tanto de su acercamiento? Ella no tenía dobles intenciones. Ya se había hecho a la idea de que él terminara dentro, ya no había vuelta de hoja, no había como eliminar ese momento, simplemente se había resignado. Sus senos contra el árbol fue algo aún más doloroso, sintió un alivió y casi le agradece por liberarla de aquel choque con la madera. ¿Por qué era tan agresivo? ¿Por qué se notaba tan indiferente? ¿Por qué le hacía eso? Muchas preguntas, pero ninguna respuesta, y se estaba desesperando.
Su cuerpo seguía sensible, así que cada estocada la ponía de mil colores, le daba muchas más sensaciones placenteras, se sentía ir al paraíso y volver a venir, pero no decía nada, ocultaba ya todo lo que sentido con anterioridad. Todo era demasiado rápido. Sintió un liquido caliente adentrarse en ella, ¿Eso era su escénica? Y luego en un abrir y cerrar de ojos, aquel sabor, mucho más fuerte que el sabor de la simple faena. Era espeso, cálido, y ahora le era bastante familiar. Cerró los ojos avergonzada, nadie la había tratado así, nadie. ¿Qué pecado había cometido para recibir aquello? Su moral ahora estaba pisoteada, su dignidad… ¿Aún tenía? Claro que no tenía ya, él se había llevado todo de ella.
No había dicho nada, ella sentía que no había necesidad de intercambiar palabra alguna, él era frío, indiferente, y había abusado de ella ¿Por qué decirle algo? Además era evidente que no le gustaba escucharla, simplemente dejó que el hiciera más. Recostada en medio del bosque se giró, le dio la espalda, mirando hacía el frente de ella, sus ojos inspeccionaron, sin mover ninguna parte de su cuerpo, la zona, esperando que nadie hubiera visto eso, que ahora la llenaba de vergüenza. Una lagrima corrió por su mejilla, no quería moverse, simplemente quería permanecer ahí. Cerró los ojos con fuerza, tranquilizó su respiración, y luego se sentó, ignorando si a él le gustaba su cuerpo manchado.
- No quiero volver a verte, no quiero - Dijo en un susurro. Se puso de pie, se sentía pegajosa, llena de hojitas, y fango. No lo volteó a ver, ni siquiera de reojo, camino unos pasos hasta la orilla del lago, metió sus pies, y luego hasta sus rodillas, sus dedos tocaron el agua oscurecida por la carencia de los rayos del sol. Con las manos simulando un pequeño pozo, lo llenaba de agua, poco a poco se empezó a echar por por todo el cuerpo, incluso sobre el cabello. Se metió un corto tiempo al agua aguantando la respiración, quizás un minuto, lo soportó y volvió a salir. Siempre le había encantado el lago, y no sería la excepción aunque ahí hubiera empezado todo.
Después de su pequeño baño salió, volteo a ver la orilla, buscando su vestido, pero ya eran puros retazos de tela. Resopló, tendría que irse así a su casa, la ventaja es que estaba bastante cerca. Caminó pasado de nuevo alado de Kurt, no dijo nada más, no tenía necesidad, ni siquiera se despidió. Con lentitud fue caminando hasta adentrarse a la oscuridad que acompañaba a los arboles apilados. Cualquier pequeño sonido la hacía respingar, y sus manos se iban directamente a cubrir sus pechos. Rogaba no encontrar a nadie. Era lo que más deseaba, poder llegar desapercibida.
- Por favor que nadie me vea - Maike estaba nerviosa, alterada, y dado que estaba más apegada a su forma humana, no recordó su forma cambiante hasta que casi tropieza y sus reflejos la hacen ponerse de pie. Volteó hacía atrás, temiendo que Kurt la hubiera seguido. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba de nuevo en cuatro patas, con el pelaje completamente blanco. A la joven le encantaba ser una pequeña gatita, se sentía más conectada así de la naturaleza, y de su verdadero yo, una minina buscando protección, y mimos. Para su mala suerte, era lo que menos había encontrado.
¿Tan malo era para él andar cómo un humano? Ella amaba ser humana, amaba muchas cosas de eso, y sabía reconocer que tenía sus ventajas, pero también le gustaba experimentar esa libertad al convertirse en animal. ¿Sus hijos también lo serían? Quizás si, y si era cierto que tendrían crías juntos, las probabilidades iban en aumento. Aun no podía ni siquiera imaginar tener pequeños con una persona así, ahora no sólo temía por ella, también por los que podrían venir, buscaría la forma de evitarlo, la forma de que no lograra llegar a tocarla, a su cuerpo, haría lo que fuera. La joven empezó a olisquearlo, a gravarse su aroma, pues cuando lo sintiera acercarse, ella sería más rápida y escaparía, quizás ese plan podría funcionarle un tiempo, nada perdía con intentarlo, al contrario, tenía mucho por ganar.
Maike podía percibir la negación que tenía el cambiante por un poco de cariño, también las barreras que estaban alrededor de él . ¿Tanto le molestaba que lo besará? ¿Por qué desconfiaba tanto de su acercamiento? Ella no tenía dobles intenciones. Ya se había hecho a la idea de que él terminara dentro, ya no había vuelta de hoja, no había como eliminar ese momento, simplemente se había resignado. Sus senos contra el árbol fue algo aún más doloroso, sintió un alivió y casi le agradece por liberarla de aquel choque con la madera. ¿Por qué era tan agresivo? ¿Por qué se notaba tan indiferente? ¿Por qué le hacía eso? Muchas preguntas, pero ninguna respuesta, y se estaba desesperando.
Su cuerpo seguía sensible, así que cada estocada la ponía de mil colores, le daba muchas más sensaciones placenteras, se sentía ir al paraíso y volver a venir, pero no decía nada, ocultaba ya todo lo que sentido con anterioridad. Todo era demasiado rápido. Sintió un liquido caliente adentrarse en ella, ¿Eso era su escénica? Y luego en un abrir y cerrar de ojos, aquel sabor, mucho más fuerte que el sabor de la simple faena. Era espeso, cálido, y ahora le era bastante familiar. Cerró los ojos avergonzada, nadie la había tratado así, nadie. ¿Qué pecado había cometido para recibir aquello? Su moral ahora estaba pisoteada, su dignidad… ¿Aún tenía? Claro que no tenía ya, él se había llevado todo de ella.
No había dicho nada, ella sentía que no había necesidad de intercambiar palabra alguna, él era frío, indiferente, y había abusado de ella ¿Por qué decirle algo? Además era evidente que no le gustaba escucharla, simplemente dejó que el hiciera más. Recostada en medio del bosque se giró, le dio la espalda, mirando hacía el frente de ella, sus ojos inspeccionaron, sin mover ninguna parte de su cuerpo, la zona, esperando que nadie hubiera visto eso, que ahora la llenaba de vergüenza. Una lagrima corrió por su mejilla, no quería moverse, simplemente quería permanecer ahí. Cerró los ojos con fuerza, tranquilizó su respiración, y luego se sentó, ignorando si a él le gustaba su cuerpo manchado.
- No quiero volver a verte, no quiero - Dijo en un susurro. Se puso de pie, se sentía pegajosa, llena de hojitas, y fango. No lo volteó a ver, ni siquiera de reojo, camino unos pasos hasta la orilla del lago, metió sus pies, y luego hasta sus rodillas, sus dedos tocaron el agua oscurecida por la carencia de los rayos del sol. Con las manos simulando un pequeño pozo, lo llenaba de agua, poco a poco se empezó a echar por por todo el cuerpo, incluso sobre el cabello. Se metió un corto tiempo al agua aguantando la respiración, quizás un minuto, lo soportó y volvió a salir. Siempre le había encantado el lago, y no sería la excepción aunque ahí hubiera empezado todo.
Después de su pequeño baño salió, volteo a ver la orilla, buscando su vestido, pero ya eran puros retazos de tela. Resopló, tendría que irse así a su casa, la ventaja es que estaba bastante cerca. Caminó pasado de nuevo alado de Kurt, no dijo nada más, no tenía necesidad, ni siquiera se despidió. Con lentitud fue caminando hasta adentrarse a la oscuridad que acompañaba a los arboles apilados. Cualquier pequeño sonido la hacía respingar, y sus manos se iban directamente a cubrir sus pechos. Rogaba no encontrar a nadie. Era lo que más deseaba, poder llegar desapercibida.
- Por favor que nadie me vea - Maike estaba nerviosa, alterada, y dado que estaba más apegada a su forma humana, no recordó su forma cambiante hasta que casi tropieza y sus reflejos la hacen ponerse de pie. Volteó hacía atrás, temiendo que Kurt la hubiera seguido. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba de nuevo en cuatro patas, con el pelaje completamente blanco. A la joven le encantaba ser una pequeña gatita, se sentía más conectada así de la naturaleza, y de su verdadero yo, una minina buscando protección, y mimos. Para su mala suerte, era lo que menos había encontrado.
Maike Gottshalk- Cambiante Clase Alta
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