AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Metáforas Mudas [Privado]
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Metáforas Mudas [Privado]
La ansiedad podría conceptualizarse en cierta forma como aquel sentimiento que no permite sosiego interno en las personas, sobre todo cuando cierta inseguridad o necesidad de ver algo ya concreto se hace presente una y otra vez en la mente de quien parece no encontrara paz alguna hasta que sus anhelos se cumplan con total precisión.
Aunque muchos pensarían que tanto por la posición social de Emma así como por sus numerosas responsabilidades para con personas de igual o mayor fama que la de ella aquel estado anímico fuese común en ésta, la neerlandesa jamás conoció la ansiedad por parte de las encomiendas que se disponía gustosa a realizar. Su exquisita minuciosidad y milimétrico detallismo a la hora de accionar ante cualquier encargo parecían ser característicos anuladores de cualquier sentimiento no propicio para un momento donde lo único que importaba era enorgullecer a quienes habían entregado tal confianza en las manos de la rubia. Nunca había decepcionado a nadie y no se permitiría tal falta simplemente por un sentimiento que antojase nublar su clara visión. Ella siempre resguardaba su verdadero sentir para los momentos a solas, donde nadie la juzgaba, donde nadie podría opinar siquiera. Emma estaba convencida que la única persona capaz de sentenciarla sería su hija y eso pasaría cuando finalmente la encontrase para revelarse su identidad. Un anhelo cercano, pero distante al mismo tiempo.
Arribó a las majestuosas instalaciones de Versalles con el cielo teñido en una hermosa gama de tonalidades naranjas, informantes de la escasez temporal para que el Sol finalmente abandonase el cielo francés.
A través de la cristalina ventanilla del carruaje que la transportaba, sus azulados ojos se hicieron con todos aquellos hermosos y lujosos detalles confeccionados para el esplendoroso evento que se llevaría a cabo aquella noche, donde como de costumbre Francia reafirmaría el porqué de su fama como la nación de mas refinado gusto y estilo. Los ostentosos gastos de la nación para con el recibimiento de las monarquías extranjera parecía no conocer limite alguno. La opulencia era tal en torno a los terrenos del Palacio Real que hasta los ojos más atentos olvidarían la extensiva pobreza plasmada en algunos sectores del país.
Conocida ya en los establecimientos reales, fue recibida con todos y cada uno de los honores que merecía tanto como hija de los Condes neerlandeses de Assen así como co-organizadora de uno de los tantos entremeses que se presentarían en el evento con la finalidad de contentar a las respetables figuras que comparecerían aquella noche en los marmolados suelos de Versalles.
Acompañada por tres doncellas, dos escoltas masculinos y dos empleados que llevaban consigo un baúl maderado con incrustaciones en plata donde los ropajes y accesorios de la neerlandesa reposaban hasta que la misma decidiese el momento de su cambio de vestuario para hacer su aparición el evento, arribó al inmenso salón donde se llevaría adelante aquella representación artística bajo su responsabilidad y dirección.
Observó con detalle las instalaciones, la presencia de la utilería necesaria y el estado de los instrumentos que acompañarían musicalmente el ambiente del espectáculo.
Todo lucía a la perfección tal y como ella había solicitado. Sonrió levemente al verse complacida en cada una de sus caprichosas indicaciones, que si bien podían oírse como descabelladas y sumamente quisquillosas, hacían la diferencia tanto de la exhibición a llevarse a cabo así como de su impecable reputación en comparación con otros ante las encomiendas realizadas por la corona francesa, a quien servía gustosamente tanto por su bienestar, como por la conveniencia y el bien posicionar de sus padres. Pero lejana a los intereses que pudiesen desprenderse de aquel momento, Emma disfrutaba ser reconocida por la calidad de su trabajo, sobre todos por las personas que le rodeaban asiduamente.
Como aún era temprano y los emisarios del Palacio ya habían informado de que tenía a su disposición una habitación para enviar sus pertenencias, cambiar su vestuario y descansar si fuese necesario, se mantuvo por unos instantes más en aquel inmenso salón iluminado estratégicamente por los candelabros dorados y las flameantes lámparas de petróleo y/o aceite.
Tras su llamado, conferido por uno de sus escoltas los actores hicieron acto de presencia en dicho espacio. Observándolos de pies a cabeza Emma analizaba cada detalle en aquellas silenciosas personas que posicionadas en fila una junto a la otra solo mantenían la vista al frente, tratando de mantener la mayor serenidad posible ante la incomoda inspección.
El maquillaje, el vestuario y hasta el aroma de los actores estaba impecable. Consciente también luego de numerosos ensayos que todo accionar estaba grabado en las mentes ajenas cuan labrado por cincel, liberó un suspiro pero no de tranquilidad –sentimiento que nunca desvaneció de su persona- sino de triunfo, de palpable éxito. Había dado en el blanco una vez más y estaba completamente segura que la representación pantomímica gustaría a todos los presentes.
La muda exhibición sería un metaforismo dramático sobre el ciclo vital sin atamientos a ninguna religión específica. En la mímica se visualizaría el nacimiento, el crecer, el madurar, el verse presente como ser individual en la sociedad y por sobre todo, el destacar entre los demás hombres, un astuto movimiento que honraría a los monarcas presentes. Finalmente se daría el guiamiento por parte de este hombre maduro hacia su pueblo, el avanzar del mismo y la muerte natural del líder que no se vería como algo trágico, sino como un suceso hasta beneficioso para las nuevas generaciones que tendrían el respaldo de la historia antigua para guiar sus futuros pasos.
Con un gesto de su cabeza y una leve sonrisa los actores y sus ayudantes sintieron el alivio de que todo estaba bien hecho. En silencio se retiraron hasta que fuesen avisados de que el espectáculo daría comienzo.
De brazos cruzados y completamente sola en aquel salón, la reflexiva mente de la neerlandesa comenzó a hacerse con ciertas ideas.
Sabía que muchas personas de renombre estarían presentes en el evento y por ende los Cisnes no deberían de faltar. Una nueva red de conexiones comenzaría a hilarse esa noche y deseaba estar al tanto de todo. No sabía con certeza si sus padres habían sido invitados a la celebración y para demostrar desinterés ni siquiera lo preguntó.
Le extrañó no saber nada de Layla en el correr de los días, algo que prometió remarcarle y no dejar pasar por alto.
¿Habría puesto al tanto siquiera a Axel de que ella estaría allí? Emma prefirió desconectar su cabeza de todas aquellas cuestiones y sumergirse en el silencio del lugar por unos instantes. Aún tenía tiempo de sobra para dirigirse a la habitación que se le había asignado, tomar un baño y engalanarse para el evento. Pero en aquel instante, en aquel pequeño ápice temporal, abandonada por sus doncellas y escoltas solamente deseaba hacerse con el silencio del lugar.
Mina Zwaan- Realeza Neerlandesa
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Re: Metáforas Mudas [Privado]
Permaneció cómodamente sentado en el interior de su carro, observando por la ventana noto que los últimos rayos del sol estaban desvaneciéndose ya del firmemente, cerro los ojos esperando llegar a su destino, no era necesario que observase el camino, lo conocía ya bastante bien, los jardines de Versalles eran siempre impresionantes, dignos de la vanidad francesa. Su rostro impasible, los labios formando una línea recta en su agraciado rostro, esa tarde seria sin duda un acontecimiento para la historia en mas de un sentido, estaban reuniéndose los lideres mundiales, las mas grandes potencias, entre ellos su propio rey.
Sus ojos de deslizaron lentamente en sus entreabiertos parpados viendo fuera del carro y una suave y cínica sonrisa fue dibujándose en su rostro, el era un embajador y sin embargo se le había concedido ser uno de los organizadores de aquel evento, ¿Francia siquiera sabia lo que hacia? A veces lo dudaba, pero no era tan imbécil como para suponer incapacidad por parte de la realeza francesa, había estado en el país el tiempo suficiente como para saber que por ahí no había estúpidos, cada uno había sido como el educado para la hipocresía real…
“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven. Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”
Este evento era un claro ejemplo de eso, un secreto a voces eran los movimientos revolucionaros en Francia y sin embargo ahora mismo la corona francesa estaba dando muestras de toda su grandeza, trayendo a reyes extranjeros mostraban que nada sucedía de la mejor forma posible, simplemente actuando como si no lo fuese, la corona no perdía el control no se dejaba amedrentar y aunque era una buena estrategia también era consiente de que era un arma de doble filo.
El carro se detuvo y la puerta se abrió, se deslizo fuera con toda la elegancia que bullía ya naturalmente de su cuerpo, por inercia sus manos hicieron el amago de ajustar las finas ropas que delineaban su cuerpo, denotando como siempre su buena apariencia. No era el sujeto mas apuesto del planeta ni el mas poderoso pero sabía bien como usar sus recursos, con la mirada al frente camino dentro de palacio, el sonido de sus propios pasos llegaba a sus oídos mientras volvía a su rostro la sonrisilla divertida, no había mas lujo en lugar alguno que en Versalles, la belleza de palacio embelesaba a mas de uno y no dudaba que pudiese impresionar incluso a los reyes visitantes. Consiente era de la belleza de los palacios rusos y aun así sin duda Versalles podría impresionar a su monarca.
Caminando se detuvo un segundo frente a uno de los espejos de palacio… su apariencia era perfecta… causa mitad las gracias de la madre naturaleza y el resto gracias de la riqueza poseída, pero no…no era el el protagonista de aquella puesta esa noche, no… esa noche, seria un simple espectador y estaba seguro, que seria una presentación de lo mas entretenida.
Los desfiles la ceremonia y próximamente el espectáculo, cada cosa estaba en su lugar para aquella puesta en escena, el seria la mayor parte del tiempo un simple espectador, ya había hecho sus movimientos el hacia mucho que había golpeado la primera de las fichas de domino de aquel juego, solo bastaba ver como iban cayendo, esperando que nadie detuviese ficha alguna y asegurándose por encima de todo que así fuese, el no era alguien acostumbrado a perder, sus pasos le llevaron a uno de los salones, levanto una de sus oscuras cejas al ver a la ocupante del espacio, rubia, inteligente y hermosa…aquella era Emma, conocía bien de su eficiencia y su al parecer noble corazón, pero poco importaban aquellas cualidades o las mil virtudes que viniesen con ella. Nada en este mundo es demasiado bueno, simplemente hay mejores fachadas que otras y Emma… bastaba decir que no confiaba en la chica. Sonrió al recordar su pequeña y dulce nueva adquisición… gracias a la cual podría verse los verdaderos colores de la joven rubia.
-¿reflexionando en soledad? – Pregunto mientras se adentraba en el salón, sus pasos nuevamente haciendo un sonido sordo contra el suelo en el despoblado salón, que con sus joyas parecía abrazar la figura dorada de su actual objetivo-¿ alguna especie de ritual? – Comento distraídamente- parecen frecuentes hoy en día.
Sus ojos de deslizaron lentamente en sus entreabiertos parpados viendo fuera del carro y una suave y cínica sonrisa fue dibujándose en su rostro, el era un embajador y sin embargo se le había concedido ser uno de los organizadores de aquel evento, ¿Francia siquiera sabia lo que hacia? A veces lo dudaba, pero no era tan imbécil como para suponer incapacidad por parte de la realeza francesa, había estado en el país el tiempo suficiente como para saber que por ahí no había estúpidos, cada uno había sido como el educado para la hipocresía real…
“Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos. En general, los hombres juzgan más por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven. Todos los Estados bien gobernados y todos los príncipes inteligentes han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación, ni al pueblo al descontento”
Este evento era un claro ejemplo de eso, un secreto a voces eran los movimientos revolucionaros en Francia y sin embargo ahora mismo la corona francesa estaba dando muestras de toda su grandeza, trayendo a reyes extranjeros mostraban que nada sucedía de la mejor forma posible, simplemente actuando como si no lo fuese, la corona no perdía el control no se dejaba amedrentar y aunque era una buena estrategia también era consiente de que era un arma de doble filo.
El carro se detuvo y la puerta se abrió, se deslizo fuera con toda la elegancia que bullía ya naturalmente de su cuerpo, por inercia sus manos hicieron el amago de ajustar las finas ropas que delineaban su cuerpo, denotando como siempre su buena apariencia. No era el sujeto mas apuesto del planeta ni el mas poderoso pero sabía bien como usar sus recursos, con la mirada al frente camino dentro de palacio, el sonido de sus propios pasos llegaba a sus oídos mientras volvía a su rostro la sonrisilla divertida, no había mas lujo en lugar alguno que en Versalles, la belleza de palacio embelesaba a mas de uno y no dudaba que pudiese impresionar incluso a los reyes visitantes. Consiente era de la belleza de los palacios rusos y aun así sin duda Versalles podría impresionar a su monarca.
Caminando se detuvo un segundo frente a uno de los espejos de palacio… su apariencia era perfecta… causa mitad las gracias de la madre naturaleza y el resto gracias de la riqueza poseída, pero no…no era el el protagonista de aquella puesta esa noche, no… esa noche, seria un simple espectador y estaba seguro, que seria una presentación de lo mas entretenida.
Los desfiles la ceremonia y próximamente el espectáculo, cada cosa estaba en su lugar para aquella puesta en escena, el seria la mayor parte del tiempo un simple espectador, ya había hecho sus movimientos el hacia mucho que había golpeado la primera de las fichas de domino de aquel juego, solo bastaba ver como iban cayendo, esperando que nadie detuviese ficha alguna y asegurándose por encima de todo que así fuese, el no era alguien acostumbrado a perder, sus pasos le llevaron a uno de los salones, levanto una de sus oscuras cejas al ver a la ocupante del espacio, rubia, inteligente y hermosa…aquella era Emma, conocía bien de su eficiencia y su al parecer noble corazón, pero poco importaban aquellas cualidades o las mil virtudes que viniesen con ella. Nada en este mundo es demasiado bueno, simplemente hay mejores fachadas que otras y Emma… bastaba decir que no confiaba en la chica. Sonrió al recordar su pequeña y dulce nueva adquisición… gracias a la cual podría verse los verdaderos colores de la joven rubia.
-¿reflexionando en soledad? – Pregunto mientras se adentraba en el salón, sus pasos nuevamente haciendo un sonido sordo contra el suelo en el despoblado salón, que con sus joyas parecía abrazar la figura dorada de su actual objetivo-¿ alguna especie de ritual? – Comento distraídamente- parecen frecuentes hoy en día.
Axel V d'Este- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 16/02/2012
Re: Metáforas Mudas [Privado]
Bien se dice que pocas son las personas que no encuentran molestia alguna al ser interrumpidas cuando el silencio propio del descanso y la soledad se presentan en la mente, pero la contraparte también indicaría que no existe ser humano capaz de ofuscarse cuando quien le interrumpe es alguien de profunda estima. Allí todo cese de reflexión pareciese tornarse más gustoso, deleitante.
En el caso particular de Emma, verse interrumpida por la presencia de Axel le generaba un sentimiento neutro, carente de molestia, falto de contento. Aquella dualidad se daba tanto por la encantadora fachada del neerlandés que seguramente y bien conocida por éste, dejaba encandilada a muchas mujeres con las que se relacionaba, pero Emma trataba de verlo como lo que era realmente, un hombre con fines y metas concretas que entre otras tareas debía supervisar todos y cada uno de sus pasos dentro de la Orden del Cisne. Su relación con él partía de un ámbito completamente profesional donde lo más indicado por el momento era no malinterpretar ninguno de sus halagos a un plano que no fuese el ya nombrado. La rubia era una persona muy dedicada con sus obligaciones, sobre todo cuando estas involucraban algún tema social. Aunque su deleite radicaba en organizar eventos en nombre de la Orden para instituciones educacionales u orfanatos, no escatimaba sus esfuerzos para conmemoraciones tales como las que se llevaría la presente velada en Versalles, puesto que para Emma la eficiencia en sus labores priorizaba ante todo.
La voz se hizo reconocida al instante en la mente de la neerlandesa, la que grácilmente cuan característica de todos sus movimientos volteó para que sus azulados ópalos se hiciesen con la atrapante imagen ni mas ni menos que del Líder de la Real Orden del Cisne; Monsieur Axel François V D’Este.
- Para una persona meramente racional no existe ritual alguno que asegure el éxito, salvo el entero esfuerzo radicante en sus acciones para que esto se cumpla - confirió serenamente con una leve sonrisa, forma típica de expresarse de la neerlandesa incluso cuando sus vocablos fuesen tan rígidos como el hierro.
- Un gusto verle señor D’Este y lamento recibirle en estas condiciones, pero debía asesorarme que todo se encuentre en perfectas condiciones antes de preocuparme por mi alistamiento personal – aquellas palabras tras el merecido reverenciar eran totalmente sinceras, el abocamiento de Emma hacia sus labores era tan dedicado que a veces hasta su propia persona quedaba en segundo plano como en aquel instante donde verdaderamente su interior se apenaba por presentarse así ante el caballero. Y no era que la neerlandesa sintiese su belleza opacada por no mostrarse en dicha instancia con sus ropajes y joyas más onerosas, en absoluto, pero conocía los caprichosos gustos de otras personas, detallistas en cuanto a la presentación superficial de aquellos con los que se relacionan.
Ejerció silenciosamente unos pasos dentro del inmenso salón, observando los adornos y la pulcritud de cada recoveco de lugar, alivianando en su mente el peso de que todo estuviese completamente impoluto. Liberó un suspiro y le dedicó una renovada sonrisa al Duque, como queriendo asegurarle a éste mediante su delicado gesto que todo se encontraba a la perfección, pues no existía un concepto superior a aquel para explicar la situación que encerraba al espectáculo a llevarse a cabo.
Mina Zwaan- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/03/2012
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Re: Metáforas Mudas [Privado]
Cartas del Capodeccime le habían llegado recientemente, sus primos estarían prontamente visitando parís debido a que los días en que se encontraban los tres juntos se alejaban mas y mas, a pesar de la naturaleza fría y aburrida de la corte los D´este se mantuvieron unidos desde pequeños, aquel baile le había recordado la lejanía del país inundado en aguas cristalinas, seguramente que a Artemis le gustaría encontrarse en un sitio como ese pues amaba pavonearse ante las damas de la corte, siempre altiva y soberbia no existía mujer en el mundo que superase su belleza, frente a el sin embargo se encontraba una dama de rostro intrigante que podría sin embargo hacer rabiar un poco a la bella Artemis, avanzo con su andar lleno de confianza, recordando con cada uno de sus pasos porque la familia D´Este era parte importante de la historia italiana aun a pesar de que el mismo Axel ostentaba actualmente un puesto nobiliario en tierras extranjeras. El era el reconocido duque de países bajos que muy a pesar de la suciedad que se escondía debajo de su piel seguía siendo un regio miembro de la corte, el principal rostro publico de la real orden del cisne.
Tenia entendido desde hace mucho tiempo que la Signorina Zwaan gustaba de organizar actos filantrópicos en pos de la orden, ella se había convertido en una buena adquisición para la organización pues muy a pesar de la presencia de varios rostros públicos la delicadeza de la mujer conseguía que el ojo publico viese solamente, la belleza de un acto de caridad en lugar de husmear detrás de los verdaderos hechos, la clase alta sin importar el país al que visitase se mostraba siempre al margen de los hechos realizados debajo del agua, sin embargo comúnmente aunque no deseasen ensuciar sus nombres y manos con actos no dignos de su estatus social la mayoría insistía en llenarse de brea el interior de la boca creando chismes que rápidamente llegaban a oídos equivocados.
- Y aun así Signorina son abundantes a pesar de que numerosos filósofos y pensadores han alumbrado nuestro camino a través del tiempo-negó con la cabeza tomando suavemente la mano de la doncella- Pero debí suponer que usted no era esa clase de persona no es así?-Siempre diplomático acerco la extremidad de la muchacha besándola suavemente a modo de saludo para después alejarse hasta mantenerse a una distancia prudente, la gran mayoría de los malos entendidos nacían en los bailes de modo que siempre debía medir en una balanza la cantidad de familiaridad que se le dedicaba a cada persona, el aprendizaje que recibió desde pequeño se arraigaba como una especie de sanguijuela a su sangre logrando que cada movimiento que realizase muchas veces inconscientemente y otras de forma mas consiente fuese calculadas de mil maneras antes de realizarse, sin embargo aun a pesar de ello sus acciones no podían ser calificadas o medidas con la misma vara que el resto de los nobles pues acostumbraba a moverse con soltura aun en medio de la rectitud que indicaba el protocolo
- El gusto es mío Signorina Zwaan, y no debe preocuparse por los pormenores pues el éxito del evento se lo debemos precisamente a su arduo trabajo y dedicación-aquellas palabras no fueron pronunciadas con algún sentimiento especial ya que Axel solamente expresaba aquella opinión que creía pertinente en ese instante, era en realidad cierto que las acciones de la rubia eran las que habían convertido en realidad un baile de aquella magnitud, el no alababa simplemente hacia evidente un hecho. En silencio recibió la señal de la muchacha indicándole que todo se encontraba en su lugar así que moviéndose de su lugar se emparejo gasta encontrarse a su altura, ningún detalle se salvaba de su escrutinio en aquellos eventos y aunque no pudo experimentar ninguna sensación increíble ante la sala supo que todo había sido realizado correctamente- Increíble, como siempre-dijo por hablar pues acostumbrado ya estaba a asistir a los eventos de la orden siempre engalanados por el exquisito gusto de una mujer
Tenia entendido desde hace mucho tiempo que la Signorina Zwaan gustaba de organizar actos filantrópicos en pos de la orden, ella se había convertido en una buena adquisición para la organización pues muy a pesar de la presencia de varios rostros públicos la delicadeza de la mujer conseguía que el ojo publico viese solamente, la belleza de un acto de caridad en lugar de husmear detrás de los verdaderos hechos, la clase alta sin importar el país al que visitase se mostraba siempre al margen de los hechos realizados debajo del agua, sin embargo comúnmente aunque no deseasen ensuciar sus nombres y manos con actos no dignos de su estatus social la mayoría insistía en llenarse de brea el interior de la boca creando chismes que rápidamente llegaban a oídos equivocados.
- Y aun así Signorina son abundantes a pesar de que numerosos filósofos y pensadores han alumbrado nuestro camino a través del tiempo-negó con la cabeza tomando suavemente la mano de la doncella- Pero debí suponer que usted no era esa clase de persona no es así?-Siempre diplomático acerco la extremidad de la muchacha besándola suavemente a modo de saludo para después alejarse hasta mantenerse a una distancia prudente, la gran mayoría de los malos entendidos nacían en los bailes de modo que siempre debía medir en una balanza la cantidad de familiaridad que se le dedicaba a cada persona, el aprendizaje que recibió desde pequeño se arraigaba como una especie de sanguijuela a su sangre logrando que cada movimiento que realizase muchas veces inconscientemente y otras de forma mas consiente fuese calculadas de mil maneras antes de realizarse, sin embargo aun a pesar de ello sus acciones no podían ser calificadas o medidas con la misma vara que el resto de los nobles pues acostumbraba a moverse con soltura aun en medio de la rectitud que indicaba el protocolo
- El gusto es mío Signorina Zwaan, y no debe preocuparse por los pormenores pues el éxito del evento se lo debemos precisamente a su arduo trabajo y dedicación-aquellas palabras no fueron pronunciadas con algún sentimiento especial ya que Axel solamente expresaba aquella opinión que creía pertinente en ese instante, era en realidad cierto que las acciones de la rubia eran las que habían convertido en realidad un baile de aquella magnitud, el no alababa simplemente hacia evidente un hecho. En silencio recibió la señal de la muchacha indicándole que todo se encontraba en su lugar así que moviéndose de su lugar se emparejo gasta encontrarse a su altura, ningún detalle se salvaba de su escrutinio en aquellos eventos y aunque no pudo experimentar ninguna sensación increíble ante la sala supo que todo había sido realizado correctamente- Increíble, como siempre-dijo por hablar pues acostumbrado ya estaba a asistir a los eventos de la orden siempre engalanados por el exquisito gusto de una mujer
Axel V d'Este- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 16/02/2012
Re: Metáforas Mudas [Privado]
El análisis ajeno no era algo que preocupase a Emma en absoluto, por contrario, la rubia gustaba en notar como otras personas tenían la capacidad de reafirmar con sus palabras que su trabajo estaba impecablemente hecho. No era tonta, tenia muy presente en lo que era buena y en lo que no, pero siempre trataba de superarse a si misma. La rubia odiaba la comodidad de la mente, pues para ella el razonamiento es algo que siempre debe superarse. La inteligencia, la experiencia y la incertidumbre eran factores necesarios para que el pensar humano evolucionase, para que la racionalidad incrementase y por ende todo aquello traído a la realidad a través del pensar. Había entregado años –y lo seguía haciendo- para afinar su forma de ver el mundo, desglosando todo lo que se presentaba ante su persona de un modo particular, más analítico y ahondado que la simple realidad que se exponía. Emma gustaba de llegar a lo más profundo de las situaciones, buscando tratar de conocer de raíz aquello en lo que se involucraría, porque todo crecimiento se nutre de lo más oculto; es la raíz la que florece y deslumbra al ojo ajeno, pero para que ello se dé, solamente quien sepa alimentar la base de lo que lleva en intención saldrá victorioso. Ella demostraba constantemente conocer el cómo en algunos aspectos y en otros solamente optaba por ver como las personas le sorprendían. Jamás abarcaría mas espacio del que era consciente le correspondía.
Sonrió levemente, lo justo para que su semblante proyectase agradecimiento ante la atención tanto de saludo como de halago que el Duque tenía con ella. El caballero despertaba en la rubia una sensación extraña que esta no se atrevía aun a desmenuzar. Era como si éste poseyese atractivo e intelecto exquisitos que extrañamente se opacaban de a momentos por otra sensación que Emma aún no sabia descifrar. Aunque jamás se visualizó a si misma como un ente intuitivo prefería no anular por completo los sentires propios de su femineidad.
Nunca se mostraba entusiasmada al recibir un juicio positivo de sus pares o superiores, tal vez porque el reconocimiento más grande yacía en su consciencia al denotar que había cumplido con todo lo que debía. En aquella ocasión sabia que podía haber hecho un poco más, pero también era claro que para Versalles no existían los limites. Nada sería lo más esplendoroso, no por mucho tiempo. La vanguardia golpeaba día tras día las puertas del palacio, derrumbando con su resonar todos los castillos de naipes que con suma dedicación habían sido creados. Así de imponente era la innovación en la realeza francesa. Nada era hermosamente perdurable y siendo consciente de esto, Emma sabia que la organización y decoración llevada a cabo dejaría satisfechos a los invitados de forma amena en tal ocasión, pero solamente por la velada. Mañana su trabajo se vería obsoleto y sería necesario comenzar de cero, nuevamente.
Asintió con la cabeza los vocablos del Duque, no nacía en su interior agradecer de otra manera el reconocimiento cortes del caballero. Silenciosamente le observaba a éste, analizando cada recoveco, cada minuciosidad del salón para verificar que todo estuviese como debía. La rubia veía al Líder de la Orden del Cisne como un desafío constante que le obligaba a afinar sus habilidades si su interés era sorprenderlo. Pero lo cierto es que en la cabeza de Emma rondaban muchos mas temas que el simplemente complacer con su meticuloso accionar a otros. Los asuntos emocionales azotaban diariamente la cabeza y el corazón de una madre que anhelaba encontrar a su hija de una vez. Que deseaba abrazarla y decirle ante su diminuta persona lo mucho que la ha extrañado a lo largo de los años. Lo mucho que ha sacrificado para llegar a ella. Eso y mucho más es lo que Emma deseaba expresarle a su retoño arrebatado. Lluvia era una de las razones principales por las que la neerlandesa se había integrado a la Orden. Ella sabía que solamente una elite de tal magnitud podría ayudarla con la búsqueda, aunque fuese a cambio de un precio que podía situar su reputación en una fina y tensa cuerda que la sociedad deseaba ver reventar.
- Las deudas no existen para conmigo señor D’este, siempre y cuando mis solicitudes no se vean pausadas… Sabe que deseo hacerme con el paradero de la niña que busco cuanto antes - profirió con su seriedad típica, solamente sosegada por la belleza con la que había sido bendecida. Sus ópalos azulados se detuvieron en la figura de aquel con el que interactuaba, contemplándolo con cierta severidad, como si tal acto afirmase la idea no expuesta de que no dejaría pasar sus palabras por alto. Ella era una persona que cumplía todo al pie de la letra y no esperaría menos de quienes la rodeasen. Los intereses solo se sacian consumándose con eficiencia y la rubia llevaba adelante su tarea de forma excelsa e incuestionable, pues jamás nadie levantó una ceja para preguntarse si tras sus acciones podría haber algo más que aquel humanismo admirable. Pero si lo había… Había mucho más de lo que la gente podría imaginar, pero por parte de ella nadie se enteraría, nunca.
Mina Zwaan- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/03/2012
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Re: Metáforas Mudas [Privado]
Paso tras paso por el salón, la voz de la mujer le recordó las razones que le unían a la orden, se giro hacia ella con movimientos lentos, sus ojos se clavaron en ella y sus lagunas profundas absorbieron la imagen de la mujer, valorándole y después de unos segundos de silencio. Se acercó un poco más a la joven. La miro, saco un sobre crema de entre sus ropas y mostrándoselo levanto una de sus cejas- no la he abierto, es la información que obtuvo mi gente sobre la chiquilla que buscas, no es de mi incumbencia- le tendió el sobre- toma, es tu decisión que hacer con el- le entrego el sobre desinteresadamente – ahora, creo que veré el resto de su buen trabajo- hablo despidiéndose con un ademan educado, sin mas se retiro. Tenia pensado entregarle el sobre de alguna manera ligeramente diferente, pero ya que había mencionado el tema…
El contenido de la carta era simple, ni siquiera tenía un destinatario:
“Sobre la información que pidió anexamos un mapa de la ubicación conocida del sujeto de búsqueda, la niña ha sido recientemente adoptada por una mujer de procedencia desconocida. La ubicación de su residencia es tentativa pues es la única que se le conoce y permanece ahí apenas cortas temporadas de una o dos noches, se desconoce su ubicación permanente, se anexa también un bosquejo del rostro de la infante la cual goza aparentemente de buena salud y crece normalmente. Esperamos nuevas órdenes”
Axel se retiró del salón, en realidad no necesitaba leer la carta para tener un estimado de la información que seguramente poseía, sonrió mientras caminaba por uno de los amplios pasillos de Versalles, con toda su opulencia y elegancia, cada detalle de Versalles destilaba grandeza, riqueza y poder… justo lo que Francia necesitaba proyectar en esos momentos, no debía haber mancha sobre la corona ni atisbo alguno de inseguridad sobre el poder que ostentaba… Emma había hecho un trabajo inmaculado como era de esperarse… era casi decepcionante ver nuevamente un trabajo de aquella magnitud, tanta perfección comenzaba a ser normal en el mundo que le rodeaba. Se detuvo y contemplo los hermosos jardines de Versalles a través de los impresionantes ventanales… tenia de momento un par asuntos más que atender… sobre el soldate que había abierto la boca, le daría instrucciones a hades en cuento apareciere frene a él… sobre el asunto con Gaspar, tenía aun que encontrarse con él y sobre Emma…miro en dirección al salón donde había dejado a la mujer. Ya se decidiría lo que sucedería dependiendo de la postura de la impecable y siempre perfecta mujer… Después de todo, era el punto sobre el cual se había estado moviendo en los últimos meses… quien diría, que algo así…existiera siquiera.
“así que de momento solo hay que disfrutar el espectáculo”
Pensó, después de todo, no todos los días se tenía semejante reunión, aquel era un evento impresionante, incluso para Versalles.
El contenido de la carta era simple, ni siquiera tenía un destinatario:
“Sobre la información que pidió anexamos un mapa de la ubicación conocida del sujeto de búsqueda, la niña ha sido recientemente adoptada por una mujer de procedencia desconocida. La ubicación de su residencia es tentativa pues es la única que se le conoce y permanece ahí apenas cortas temporadas de una o dos noches, se desconoce su ubicación permanente, se anexa también un bosquejo del rostro de la infante la cual goza aparentemente de buena salud y crece normalmente. Esperamos nuevas órdenes”
Axel se retiró del salón, en realidad no necesitaba leer la carta para tener un estimado de la información que seguramente poseía, sonrió mientras caminaba por uno de los amplios pasillos de Versalles, con toda su opulencia y elegancia, cada detalle de Versalles destilaba grandeza, riqueza y poder… justo lo que Francia necesitaba proyectar en esos momentos, no debía haber mancha sobre la corona ni atisbo alguno de inseguridad sobre el poder que ostentaba… Emma había hecho un trabajo inmaculado como era de esperarse… era casi decepcionante ver nuevamente un trabajo de aquella magnitud, tanta perfección comenzaba a ser normal en el mundo que le rodeaba. Se detuvo y contemplo los hermosos jardines de Versalles a través de los impresionantes ventanales… tenia de momento un par asuntos más que atender… sobre el soldate que había abierto la boca, le daría instrucciones a hades en cuento apareciere frene a él… sobre el asunto con Gaspar, tenía aun que encontrarse con él y sobre Emma…miro en dirección al salón donde había dejado a la mujer. Ya se decidiría lo que sucedería dependiendo de la postura de la impecable y siempre perfecta mujer… Después de todo, era el punto sobre el cual se había estado moviendo en los últimos meses… quien diría, que algo así…existiera siquiera.
“así que de momento solo hay que disfrutar el espectáculo”
Pensó, después de todo, no todos los días se tenía semejante reunión, aquel era un evento impresionante, incluso para Versalles.
Axel V d'Este- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 16/02/2012
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