Una noche un tanto especial [ENZO KRUGMAN]

por **Seyla Darent** Jue Jul 05, 2012 9:46 am

Tras un día de aburrimiento sobrehumano encerrada en su hogar Seyla salio a dar un paseo por las calles de París que aun bullían actividad, estaba ansiosa, necesitaba algo de sangre y, estaba segura de que no le costaría mucho conseguirla, los humanos eran tan manejables. Esta noche había decidido cambiar de indumentaria, su larga melena del roja caía sobre su espalda como una autentica cascada de fuego que vibraba a cada movimiento de la joven, había cambiado también sus larga e incomodas faldas por una mucho mas ligera, negra y con una raja que le llegaba hasta la mitad del muslo acompañada por un corpiño casi del color de su cabello y de sus ojos.

Se sentía observada por la multitud de humanos que acechaban en cada callejón esperando la siguiente niña que violar o raptar, pero algo en mis ojos les decía que no era conveniente acercarse mucho a mi. vi a un joven bajo una de las luces callejeras que me llamo la atencion, no me miraba y eso me gustaba. Me acerque a el con paso lento y firme con mis ojos de color escarlata brillando de sed.

-buenas noches señorita ¿Necesita algo?

"Pobre infeliz" pensé mientras le sonreía "Has dado justo con la única señorita que quiere tomarte esta noche" Acto seguido le agarre de un brazo y me lo lleve a las sombras, no era buena idea llamar demasiado la atención. cuando salí del callejón deje allí un cuerpo ensangrentado, no estaba muerto por supuesto, matar humanitos no era mi estilo pero tardaria en recuperarse sin duda.

Continue caminando un buen rato hasta que llegue a una taberna, oscura, mugrienta y viva, justo como a mi me gustaba.

Penetre en la estancia y me acerque a la barra, habia bastante gente, la mayoria cincuentones borrachos como cubas, algo normal por otra parte. El mesero se acerco a mi mirandome de arriba a abajo con desconfianza.

-¿Que desea?

No lo pensé ni dos segundos.

-Una jarra de cerveza bien fría, y rápido, estoy sedienta.

Contesté mirando a mi alrededor.

por **Enzo Krugman** Jue Jul 05, 2012 10:45 am

En bastante menos tiempo del que pensó que necesitaría Enzo se había terminado adaptando a la vida parisina. Aquellas calles sinuosas ya no tenían demasiados secretos para él, había entablado encuentros con una cantidad sana de vampiros y sus negocios iban viento en popa. Tan bien le iban las cosas que apenas se había acordado de Marianne o de su cabellera roja…

Hasta que, claro, vio pasar frente a él a una mujer un tanto… Bueno, usaremos el término “llamativo” a falta de uno mejor. Una falda demasiado ligera para los gustos de según qué personas, un corpiño rojo y una melena del mismo color. La imaginación de Enzo no tardó en acordarse de su sire. Y su corazón y entrepiernas, muertas hacía ya tanto, le animaron encarecidamente a seguirla. Aunque sólo fuera por satisfacer cierta curiosidad insana.

Así que el vampiro dejó lo que estaba haciendo (asistir a un encuentro con un prometedor artesano local) para empezar a ir tras ella. Lo hizo con bastante cabeza, dejando una muy buena distancia de seguridad y haciendo uso de los conocimientos que había adquirido sobre París y sus habilidades vampíricas para que no se diera cuenta.

Conforme más andaba tras ella más iba sospechando que aquella mujer no era normal. Ni por su forma de caminar, ni por cómo se relacionaba con los demás viandantes. Y ya cuando eligió a un hombre joven y se lo llevó a un callejón oscuro… Bueno, no hacía falta ser muy listo para sumar dos y dos y darse cuenta de que aquella mujer tendría la misma alergia al sol que él.

Cuando la pelirroja salió del callejón sola Enzo dejó que pasara un buen rato hasta empezar a seguirla de nuevo. Para aquél entonces su mente había empezado a trazar varias teorías y supuestos, pero por encima de todo sobresalía una preocupación bien grande y señalizada; igual no le hacía mucha gracia que un vampiro cualquiera le siguiera, especialmente cuando se trataba de uno tan joven como él.

Pero… Bueno, ya que estaba metido hasta el fondo, no se iba a quedar a medias, ¿no? Porque eso habría sido de cobardes. O de gente lista, según se viera. Enzo accedió al viejo y sucio bar donde la había visto entrar. La localizó en la barra, atacando con ganas una jarra de cerveza. El vampiro se acercó hasta allí, se sentó en la barra e, ignorando la mirada de la parroquia allí reunida pidió él también una jarra de cerveza.

-Cuidado con lo que bebéis señora mía-saludó Enzo en voz baja antes de darle un trago a su bebida. Luego le sonrió, dejando ver durante una milésima de segundo un canino demasiado largo para cualquier humano-. Acabaréis llamando la atención de toda París sobre vuestra persona-dijo en un tono muy amistoso y amable-. No os había visto antes por aquí… ¿Habéis llegado hace poco a la ciudad?

por **Seyla Darent** Jue Jul 05, 2012 11:12 am

Sentí unos pensamientos que me eran diferentes a los de las demás personas, sabia que había estado siguiéndome pero también sabia que no tenia intención alguna de atacar por lo que simplemente le ignore. El mesero no tardo ni dos minutos en traerme lo que había pedido, un hombre listo sin duda, así la jarra y bebí dejando que el frió penetrar en mi garganta con satisfacción sabiéndome vigilada por los presente, a lo que ciertamente estaba acostumbrada.

A lo que no me acostumbraría jamas era a esos pensamientos poco adecuados sobre mi persona, sinceramente me sacaban de quicio, mi mente imaginaba mil maneras de masacrar a todos y cada uno de los presentes pero lo cierto es que era una recién llegada, debía causar buena impresión, dentro de lo que a mi me interesa. Recordó las palabras de una bruja que conoció en Alemania. "Es mejor ser temida que ser amada" Y lo cierto es que hasta ahora me había ido bastante bien, no iba a permitir que nadie se interpusiera en mi camino y mucho menos por ese sentimiento... El amor... Amar es destruir, ese era mi lema y por el me había mantenido con vida todo este tiempo.

Estaba terminando con la jarra de cerveza cuando esa mente pensante entro en el local bajo la mirada expectante de todos los presentes, ver a un desconocido en la taberna de toda la vida pase, pero dos en al misma noche.. Esta gente estaba demasiado arraigada a su pequeño circulo que no se sentían cómodos con la gente nueva y no hacían mucho por disimularlo.

Mire al muchacho que se acerco a la barra donde estaba yo y pidió una cerveza. Lo mire intensamente, ¿que querría este para andar siguiéndome? Podría descuartizarlo por haber osado hacerlo pero no me sentía con ganas de derramar mas sangre esa noche, de derramarla por supuesto, si se trata de beberla, la cosa cambia por supuesto.

De pronto oí la voz del hombre y me gire para mirarlo mientras le hacia una seña al mesero de que me llenara de nuevo la jarra cosa que no tardo mucho en hacer, debía de estar acostumbrado a ver ojos rojos por aquí. Lo cierto es que no es lo único que he bebido esta noche, pero usted ya debe saberlo, ¿Me equivoco? Dije mientras sonreía, otra jarra de cerveza apareció de pronto delante de mi brazo, que servicial era este hombre...

Agite la melena de fuego un instante y lo mire con los ojos entrecerrados me acerque a su oído lentamente. No me importa llamar la atención, aunque hay personas que no podemos pasar desapercibidas. Musite lentamente, sabia que los que estaban bebiendo nos miraban con cara de pocos amigos, sobretodo a mi, ¿Una mujer bebiendo cerveza? Debía de ser sumamente raro para ellos, me daba igual. Me separe de el al escuchar la pregunta, ¿Tanto se me notaba? supongo que si. di un buen trago de la cerveza antes de continuar hablando. Si, he llegado hace poco desde Alemania, allí la cerveza es mucho mejor. Dije alzando la voz ligeramente para que el mesero me oyese, me dirigió una mirada asesina y reí. Y usted ¿Se dedica a menudo a seguir a la gente? O es un hobby nuevo? Pregunte con voz amable.

por **Enzo Krugman** Jue Jul 05, 2012 5:41 pm

-Sí, bueno, algo he visto por ahí, sin más. Pero claro, hay tantas cosas sobrosas que beber… Cerveza, vodka, sangría, vino…-Enzo se encogió de hombros mientras sonreía y saboreaba la cerveza-. El problema es que a veces la mezcla puede resultar desagradable… Pero claro, cada uno es dueño de sus actos-Enzo se volvió a encoger de hombros, mostrándose muy amable y sin dejar de sonreír. Sabía que no sería buena idea hacer enfadar a una vampira aunque estuvieran en público.

Luego, cuando oyó lo segundo que tenía que decir Enzo sonrió aún más antes de dar otro buen tiento a la cerveza, que ya se iba agotando poco a poco.

-Estoy completamente seguro de eso, no hay nada en éste mundo que me haga cambiar de opinión-respondió mirándola por encima de la copa, analizándola bien. Y acordándose de Marianne, de su cabellera roja y de las noches que había pasado junto a ella en los bailes y las fiestas. O en la cama. Voto a Cristo, aquello sí que era digno de recordar-. No, la verdad es que no suelo hacer esto…-Enzo sonrió mientras se encogía de hombros y dejaba la jarra de cerveza vacía en barra-. Si os soy sincero me habéis recordado a una… bueno, a una vieja amiga. Y no he podido evitar averiguar algo sobre usted…

Luego Enzo se giró y observó a la clientela del local, que de vez en cuando les lanzaban miradas no muy discretas. Bueno, vale, se la lanzaban a la mujer que tenía al lado más que a él. Y claro, no podía juzgarles por ello.

-Le ruego que disculpe mi mala educación mi buena señora. Me llamo Enzo Krugman, es un placer para mí haberla conocido-saludó, haciendo una pequeña reverencia-. ¿Podría saber algún nombre por el que llamaros?

por **Seyla Darent** Vie Jul 06, 2012 10:00 am

Lo mire volviendo a dar un trago de mi cerveza un muchacho interesante sin duda. Claro, lo que hay que saber es como mezclarlo y cuando parar, entonces si podrás pasar un buen rato. Me encogí de hombros y sonreí amablemente, había echado de menos el contacto "humano" en estas ultimas semanas de viaje. Escuchaba sus pensamientos era un tipo listo, no debía hacer enfadar a una vampira y mucho menos a mi, no era como las demás y estaba segura de que ya se habría dado cuenta aunque si aun no lo había hecho pronto lo haría pues estaba mas que claro.

Bebí de nuevo escuchando lo que tenia que decir, y pensar. Me estaba hartando de tantas miraditas así que hice algo que llevaba mucho queriendo probar.

Mire fijamente a uno de los hombres que nos estaban mirando me concentre unos segundos mas tarde el hombre empezó a gritar y a revolcarse por el suelo de dolor, de pronto todas las miradas nos abandonaron para mirarlo a el, eso estaba mucho mejor.

Cuando volvi a mirar a Enzo el hombre ceso de gritar, se había desmallado, algunos hombres lo sacaron de allí y todo volvió a la normalidad, con una diferencia, ya nadie nos miraba.

Reí al escuchar esa respuesta no era común que alguien se pareciera a mi, aunque claro había millones de seres en el mundo...

Pensé en mi hermano y en mis padres, estaban en París, lo sabia pero no había sabido nada de ellos en mi estancia aquí, daría lo que fuera por volver a verlos. Bueno, siempre que solo sea eso... Dije mirandolo y volviendo a beber un gran trago. Disculpeme si soy algo brusca pero al ser una recién llegada comprenda usted que no es muy agradable que un desconocido me ande siguiendo.

Escuche como se disculpaba y sonreí haciendo un gesto con la mano como quitandole importancia. No tiene por que disculparse, encantada Enzo. Dije mirándolo con una sonrisa amable, no me gustaban estas formalidades en absoluto. Yo soy Seyla Darent, tutéame por favor. Le dije mientras bebía un trago de cerveza que estaba menguada ya.

¿Que le parece si me cuenta algo de esa mujer a la que dice que me parezco? Me ha entrado curiosidad. Era posible que la conociese, o no pero fuera como fuera necesitaba hablar con alguien con el que no tuviera que esconder mis colmillos, los humanos me sacaban de quicio, sin mas.

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