AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
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Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Aquella noche necesitaba salir de esa casa de locos, o mejor dicho de la bruja que tenia a mi prometida dominada.
Las cosas iban de mal en peor, después de la desastrosa fiesta de compromiso, esa donde iba a anunciar mi futura boda con Jade. Había ido al hospital junto a una hermana moribunda que desconocía que tenia, y un hermano alfa que tenia una manada en ruinas asolada por los nigromantes y que decía que por derecho era mía.
Ninguno de todos ellos era capaz de entender que yo no había conocido a ese que llamaban padre, que ese hombre que según ellos era el fiel reflejo de mi mismo, para mi solo era un fantasma. Uno que de niño admito me torturo, pero que ahora echo hombre no quería saber de el en pintura.
Su muerte no me causo pena, solo era un desconocidos, uno que jamas se preocupo por mi, uno que me abandono a mi suerte para jugar a las casitas con otra alfa que encontró.
Con esa tuvo a sus hijo, los que decían ser mis hermanos, con ella creo su manada, con ella educo a sus hojos mientras mi madre lo hizo todo sola.
No admiraba a ese hombre, por ende si lo detestaba, no quería nada que de el proviniera y eso incluía su moribunda manada. Aun así admito que una parte de mi quería ayudar a esos dos, quizás por el simple echo de ser tan inocentes en esto como yo, porque su legado se esfumaba entre sus manos, los veía tan perdidos y desorientados que una parte de mi quería ir a enmendarlos.
Mas mi orgullo enmudecía mis palabras y el del otro alfa, mi hermano, tampoco ayudaba en nada.
A esto le sumábamos la lengua viperina de mi osada hermana, que sin duda merecía el apellido Landvik mas que ninguno de nosotros, lejos de poner calma, paz entre nosotros azuzaba a una guerra constante, como si me odiara mas que nada, mas que nadie.
Mas lejos de terminarse ahí mis problemas tenia una futura esposa que no me amaba, o al menos si lo hacia lo disimulaba, un día estaba bien, dos mal, y yo me desesperaba.
No sabia ya que hacer para que perdonara mi ausencia pasada, que hacer para que derribara los muros que frente a mi implantaba.
Dos niñas con un difícil pasado, una me veía como un monstruo, al menos la pequeña parecía ser la única que me daba tregua en estos momentos en los que me sentía ahogado.
Siempre tenia una caricia, una sonrisa, un beso, se colaba por las noches en mi lecho, ella se había convertido últimamente en la única causante de mis risas y la que con las suyas sofocaba mis llantos.
A esto teníamos que añadir que Arely estaba intratable, era imposible encontrar el modo de volver a ser lo que eramos, siempre encerrada en su habitación, en su lecho, parecía tratar de con esos silencios, esas ausencias castigarme por todo lo pasado. Yo trataba de darle espacio esperando el dia que me requiriera en su alcoba y que pudiera darle ese abrazo que tanto necesitaba de ella, mas que para mi desgracia no llegaba.
Ademas la bruja últimamente siempre estaba con ella, como si algo raro tramaran.
Me sentía solo, desorientado.
Así que aquella noche, iba a tomármela para mi, iría a la taberna, bebería hasta no tenerme en pie y volvería a la soledad de mi lecho logrando así silenciar a mis fantasmas por una noche, una noche de paz ¿era tanto pedir?
No tarde en alcanzar la taberna del centro de París esa que suele estar abarrotada pues justo enfrente esta el burdel, así que me adentre en ella dispuesto a pasar desapercibido, con la firme idea de simplemente beber hasta perder el sentido.
Me senté en la barra y pedí una botella de absenta y un vaso.
Serví la primera copa que escurrió despacio entre mis labios, dejando que el alcohol abrasara todo a su paso, detrás de esta serví otra, y otra...
Las cosas iban de mal en peor, después de la desastrosa fiesta de compromiso, esa donde iba a anunciar mi futura boda con Jade. Había ido al hospital junto a una hermana moribunda que desconocía que tenia, y un hermano alfa que tenia una manada en ruinas asolada por los nigromantes y que decía que por derecho era mía.
Ninguno de todos ellos era capaz de entender que yo no había conocido a ese que llamaban padre, que ese hombre que según ellos era el fiel reflejo de mi mismo, para mi solo era un fantasma. Uno que de niño admito me torturo, pero que ahora echo hombre no quería saber de el en pintura.
Su muerte no me causo pena, solo era un desconocidos, uno que jamas se preocupo por mi, uno que me abandono a mi suerte para jugar a las casitas con otra alfa que encontró.
Con esa tuvo a sus hijo, los que decían ser mis hermanos, con ella creo su manada, con ella educo a sus hojos mientras mi madre lo hizo todo sola.
No admiraba a ese hombre, por ende si lo detestaba, no quería nada que de el proviniera y eso incluía su moribunda manada. Aun así admito que una parte de mi quería ayudar a esos dos, quizás por el simple echo de ser tan inocentes en esto como yo, porque su legado se esfumaba entre sus manos, los veía tan perdidos y desorientados que una parte de mi quería ir a enmendarlos.
Mas mi orgullo enmudecía mis palabras y el del otro alfa, mi hermano, tampoco ayudaba en nada.
A esto le sumábamos la lengua viperina de mi osada hermana, que sin duda merecía el apellido Landvik mas que ninguno de nosotros, lejos de poner calma, paz entre nosotros azuzaba a una guerra constante, como si me odiara mas que nada, mas que nadie.
Mas lejos de terminarse ahí mis problemas tenia una futura esposa que no me amaba, o al menos si lo hacia lo disimulaba, un día estaba bien, dos mal, y yo me desesperaba.
No sabia ya que hacer para que perdonara mi ausencia pasada, que hacer para que derribara los muros que frente a mi implantaba.
Dos niñas con un difícil pasado, una me veía como un monstruo, al menos la pequeña parecía ser la única que me daba tregua en estos momentos en los que me sentía ahogado.
Siempre tenia una caricia, una sonrisa, un beso, se colaba por las noches en mi lecho, ella se había convertido últimamente en la única causante de mis risas y la que con las suyas sofocaba mis llantos.
A esto teníamos que añadir que Arely estaba intratable, era imposible encontrar el modo de volver a ser lo que eramos, siempre encerrada en su habitación, en su lecho, parecía tratar de con esos silencios, esas ausencias castigarme por todo lo pasado. Yo trataba de darle espacio esperando el dia que me requiriera en su alcoba y que pudiera darle ese abrazo que tanto necesitaba de ella, mas que para mi desgracia no llegaba.
Ademas la bruja últimamente siempre estaba con ella, como si algo raro tramaran.
Me sentía solo, desorientado.
Así que aquella noche, iba a tomármela para mi, iría a la taberna, bebería hasta no tenerme en pie y volvería a la soledad de mi lecho logrando así silenciar a mis fantasmas por una noche, una noche de paz ¿era tanto pedir?
No tarde en alcanzar la taberna del centro de París esa que suele estar abarrotada pues justo enfrente esta el burdel, así que me adentre en ella dispuesto a pasar desapercibido, con la firme idea de simplemente beber hasta perder el sentido.
Me senté en la barra y pedí una botella de absenta y un vaso.
Serví la primera copa que escurrió despacio entre mis labios, dejando que el alcohol abrasara todo a su paso, detrás de esta serví otra, y otra...
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
No fue suficiente para mi, demasiado dolor que dejar salir y asumir a la vez. Seguí mis pasos por el bosque, corriendo de un lado a otro gritando,gruñendo y arrancando lo que me parecía esa noche como si ello solucionara y dejara salir mi ira, mi tristeza y el dolor mas profundo que pude sentir en todo este tiempo y que intensifico por el no retorno de volver a encontrármelo para volver a donde lo dejamos y darnos la oportunidad que finalmente no pudo ser al desposarse con otra mujer.¡Maldita maldición de volver!.
Necesitaba liberarme de alguna manera,de hacer resbalar sus palabras que se clavan en el alma, encerrada en este cuerpo de un pasado a sus ojos de un presente para mi y que nada que ver tenía la apariencia en mis otras vidas que recuerdo como así cada muerte que tuve que pasar antes de llegar a él.Llegué a aquél acantilado donde por primera vez nos besamos,donde me pude sentirme protegida como los encuentros que siguieron y que se repitieron a excepción del escenario del tiempo y costumbres pero que sin duda mantenía vigente ese odio visceral por los licántropos, no había líneas entre humanos y lo sobrenatural pero si entre vampiros.Negué al pensar en todo ello, de nuevo rompimos la regla siendo la excepción a todos,una traición por amor.
—¡¿Casarse?!—Grite antes de gruñir con la mayor fuerza que mis cuerdas vocales me permitían aunque con ello me quedase ronca y aun así no era suficiente.Me mire la mano que aún estaba adornada con el anillo con el que me prometí,un paso mas esta vez y sin embargo…
Negué cerrando las manos en un puño volviendo a gruñir con la voz que me queda.Lagrimas que vuelven a derramarse mientras me acerco al filo de aquél lugar que ya me vio saltar una vez, pero esta vez no habría quien me protegiera del impacto y las secuelas de ello o de si me golpeaba la cabeza con alguna afilada roca. Miré hacia abajo dejando que la brisa que se levantaba hiciera danzar cada mechón de mi pelo a su antojo,vi como lágrimas caen en el borde de la roca que piso,doy unos pasos hacia atrás y me dejo caer de rodillas en lo que apoyo mis manos, mirando aún hacia abajo.
—No—
Más gritos y más gruñidos mientras me encojo llevándome las manos al pecho, acariciando la alianza.Este ya no era el método de encontrar la liberación, no necesitaba este tipo de adrenalina si no algo totalmente diferente, tal vez necesitara un sujeto con el que desahogarme y un tronco no me servía ni por su dureza ni no devolvería de la misma o peor manera los golpes que vienen de mi mano.La noche aun pasa lenta por lo que el viento sopla a mi favor en la idea de desprenderme de todo esto.
Me limpié las lágrimas con ambas manos y fui allí donde no tendrá problemas con quien provocar una pelea y beber hasta no pensar en nada, el primer lugar de encuentro con el señor Lutz y aquellos otros encuentros con quien reciente perdí.
Entré allí con la ropa rasgada, estropeando toda buena impresión que pudiera querer dar antes pero ya no me importa.Me hice hueco al fondo de aquella tasca y me senté para pedir,—Hidromiel.Gracias—Dije mientras escuchaba de nuevo esas risitas de aquellos que están sentados a ambos lados dispuestos a soltar cualquier guarradao burlarse ya que es lo único que sabían hacer.Gruñí por ello para que supieran que me había dado cuenta,uno de ellos me toco para dar paso a lo que se,siendo el detonante perfecto para girarme tomarle de la ropa y darle dos buenos puñetazos seguidos en la cara—¡No me toques!¡No vuelvas a hacerlo,entiendes!—Dije enfurecida,dejándole ver el color ámbar de mis ojos,delatándome a los enemigos que pudiera haber entre tanto olor a borracho. Le deje caer al suelo y miré al tabernero del mismo modo salvo por el color que predomina en ellos,no me teme pero me advierte de mi comportamiento mientras me pone lo que le pedí.
Necesitaba liberarme de alguna manera,de hacer resbalar sus palabras que se clavan en el alma, encerrada en este cuerpo de un pasado a sus ojos de un presente para mi y que nada que ver tenía la apariencia en mis otras vidas que recuerdo como así cada muerte que tuve que pasar antes de llegar a él.Llegué a aquél acantilado donde por primera vez nos besamos,donde me pude sentirme protegida como los encuentros que siguieron y que se repitieron a excepción del escenario del tiempo y costumbres pero que sin duda mantenía vigente ese odio visceral por los licántropos, no había líneas entre humanos y lo sobrenatural pero si entre vampiros.Negué al pensar en todo ello, de nuevo rompimos la regla siendo la excepción a todos,una traición por amor.
—¡¿Casarse?!—Grite antes de gruñir con la mayor fuerza que mis cuerdas vocales me permitían aunque con ello me quedase ronca y aun así no era suficiente.Me mire la mano que aún estaba adornada con el anillo con el que me prometí,un paso mas esta vez y sin embargo…
Negué cerrando las manos en un puño volviendo a gruñir con la voz que me queda.Lagrimas que vuelven a derramarse mientras me acerco al filo de aquél lugar que ya me vio saltar una vez, pero esta vez no habría quien me protegiera del impacto y las secuelas de ello o de si me golpeaba la cabeza con alguna afilada roca. Miré hacia abajo dejando que la brisa que se levantaba hiciera danzar cada mechón de mi pelo a su antojo,vi como lágrimas caen en el borde de la roca que piso,doy unos pasos hacia atrás y me dejo caer de rodillas en lo que apoyo mis manos, mirando aún hacia abajo.
—No—
Más gritos y más gruñidos mientras me encojo llevándome las manos al pecho, acariciando la alianza.Este ya no era el método de encontrar la liberación, no necesitaba este tipo de adrenalina si no algo totalmente diferente, tal vez necesitara un sujeto con el que desahogarme y un tronco no me servía ni por su dureza ni no devolvería de la misma o peor manera los golpes que vienen de mi mano.La noche aun pasa lenta por lo que el viento sopla a mi favor en la idea de desprenderme de todo esto.
Me limpié las lágrimas con ambas manos y fui allí donde no tendrá problemas con quien provocar una pelea y beber hasta no pensar en nada, el primer lugar de encuentro con el señor Lutz y aquellos otros encuentros con quien reciente perdí.
Entré allí con la ropa rasgada, estropeando toda buena impresión que pudiera querer dar antes pero ya no me importa.Me hice hueco al fondo de aquella tasca y me senté para pedir,—Hidromiel.Gracias—Dije mientras escuchaba de nuevo esas risitas de aquellos que están sentados a ambos lados dispuestos a soltar cualquier guarradao burlarse ya que es lo único que sabían hacer.Gruñí por ello para que supieran que me había dado cuenta,uno de ellos me toco para dar paso a lo que se,siendo el detonante perfecto para girarme tomarle de la ropa y darle dos buenos puñetazos seguidos en la cara—¡No me toques!¡No vuelvas a hacerlo,entiendes!—Dije enfurecida,dejándole ver el color ámbar de mis ojos,delatándome a los enemigos que pudiera haber entre tanto olor a borracho. Le deje caer al suelo y miré al tabernero del mismo modo salvo por el color que predomina en ellos,no me teme pero me advierte de mi comportamiento mientras me pone lo que le pedí.
Ariyne- Licántropo Clase Alta
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
No se cuantos vasos llevaba en mi organismo, mas la vida empezaba a verse diferente, las preocupaciones se escurrían por mis labios al ritmo del alcohol que entraba por ellos.
Sonreí de medio lado cuando vi entrar por la puerta a una loba, otra que por lo visto había tenido un fatídico día.
Su aura auguraba tormenta mientras la mía, ahora se asomaba ebria y ligeramente divertida.
La miré de arriba a bajo mientras me servia otra copa de aquel líquido verde que ahora lejos de abrasar a su paso parecía rendirme dulces caricias, prometiéndome una noche sin mayores preocupaciones de los de llegar sobre mi montura.
Era consciente de que a Jade esto le molestaría, que odiaría mi estado, mas ¿acaso estaba? Últimamente apenas la veía, cierto era que mi vida se había complicado, unos hermanos, una guerra que no era mía, Arely, nuestro compromiso, dos niñas, necesitaba apagar las voces que en mi mente me oprimían, y por una noche no vi tan malo irme solo a darme un respiro, respirar de ser prometido, alfa, hermano y solo ser yo..Damon.
Hacia tanto que no era yo mismo, creo que en el fondo nunca pude serlo ,siempre tuve que demostrar ser el mas fuerte, el mas rápido, el mejor.
Ahora tenia que seguir demostrando que controlaba toda situación, mas a veces no lo hacia, a veces yo también necesitaba una mano, un abrazo, un beso..
Observe a la dama tomar asiento, su humor era de perros y aunque el resto de hombres la silbaban y decían piropos que sin duda merecía por su belleza.
Esta les gruño tratando de marcar unas distancias que se notaba necesitaba, mas sin duda los otros no eran tan listos, así que se acercaron por lo visto mas de la cuenta llevándose en la cara sendos puñetazos.
Pronto le pusieron lo pedido, creo que en un intento de que se lo bebiera y siguiera su camino.
-Señorita ¿se ha peleado con una zarza? -pregunté con una picara sonrisa instaurada en mi labios antes de vaciar de nuevo otro vaso verde en mi boca -no me extraña que los hombres se te acerquen, no solo por lo buena que estas que es evidente.
Quizás el alcohol había soltado mi lengua mas de lo debido, así que rápidamente trate de corregir mis palabras frente a ella.
-Estoy prometido, mi intención no es ligar contigo -aseguré alzando las palmas en su dirección acompañando mi gesto de una risa ebria -pero vas semidesnuda y creo que para estar aquí no es lo mas correcto, no si no quieres que los hombres te sigamos mirando.
Me alce tambaleándome para posar sobre sus hombros mi capa de piel de oso, tapando así su cuerpo semidesnudo.
-mejor -susurré en su oído antes de volver a mi sitio para seguir bebiendo hasta caer rendido.
No tenia intenciones de meterme en problemas y mucho menos entre las piernas de ninguna mujer, mi propósito no era otro que perderme en una noche de alcohol, perderme y no encontrarme hasta que el alba lo hiciera.
Sonreí de medio lado cuando vi entrar por la puerta a una loba, otra que por lo visto había tenido un fatídico día.
Su aura auguraba tormenta mientras la mía, ahora se asomaba ebria y ligeramente divertida.
La miré de arriba a bajo mientras me servia otra copa de aquel líquido verde que ahora lejos de abrasar a su paso parecía rendirme dulces caricias, prometiéndome una noche sin mayores preocupaciones de los de llegar sobre mi montura.
Era consciente de que a Jade esto le molestaría, que odiaría mi estado, mas ¿acaso estaba? Últimamente apenas la veía, cierto era que mi vida se había complicado, unos hermanos, una guerra que no era mía, Arely, nuestro compromiso, dos niñas, necesitaba apagar las voces que en mi mente me oprimían, y por una noche no vi tan malo irme solo a darme un respiro, respirar de ser prometido, alfa, hermano y solo ser yo..Damon.
Hacia tanto que no era yo mismo, creo que en el fondo nunca pude serlo ,siempre tuve que demostrar ser el mas fuerte, el mas rápido, el mejor.
Ahora tenia que seguir demostrando que controlaba toda situación, mas a veces no lo hacia, a veces yo también necesitaba una mano, un abrazo, un beso..
Observe a la dama tomar asiento, su humor era de perros y aunque el resto de hombres la silbaban y decían piropos que sin duda merecía por su belleza.
Esta les gruño tratando de marcar unas distancias que se notaba necesitaba, mas sin duda los otros no eran tan listos, así que se acercaron por lo visto mas de la cuenta llevándose en la cara sendos puñetazos.
Pronto le pusieron lo pedido, creo que en un intento de que se lo bebiera y siguiera su camino.
-Señorita ¿se ha peleado con una zarza? -pregunté con una picara sonrisa instaurada en mi labios antes de vaciar de nuevo otro vaso verde en mi boca -no me extraña que los hombres se te acerquen, no solo por lo buena que estas que es evidente.
Quizás el alcohol había soltado mi lengua mas de lo debido, así que rápidamente trate de corregir mis palabras frente a ella.
-Estoy prometido, mi intención no es ligar contigo -aseguré alzando las palmas en su dirección acompañando mi gesto de una risa ebria -pero vas semidesnuda y creo que para estar aquí no es lo mas correcto, no si no quieres que los hombres te sigamos mirando.
Me alce tambaleándome para posar sobre sus hombros mi capa de piel de oso, tapando así su cuerpo semidesnudo.
-mejor -susurré en su oído antes de volver a mi sitio para seguir bebiendo hasta caer rendido.
No tenia intenciones de meterme en problemas y mucho menos entre las piernas de ninguna mujer, mi propósito no era otro que perderme en una noche de alcohol, perderme y no encontrarme hasta que el alba lo hiciera.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Lejos de calmarme tome el asa de la jarra de malas maneras, derramando lo que bien pude sorber con los labios pero no hacía falta ya lo había hecho sin pretenderlo. Apunto estuve de estamparle en la cabeza la jarra a quien se acerca,aun no teniendo culpa nada en comparación con quien golpee y volvería hacerlo con cualquiera que pretenda sobrepasarse en una noche como hoy. Suerte que no había luna llena, suerte para todos ellos de que así no rompiera el toque de queda o algo similar, encerrándome en un lugar lejos de aquí, tal vez en las mazmorras de Erlend ya que tenía todo lo necesario para retenerme como lo hizo aquella vez cuando nos enfrentamos a la manada de lobos según me contó el mismo, ayudándome con la amnesia que todo lobo sufre al transformarse, no recordando sus actos si otros no eran testigos.
—puede ser que con varias,¡¿acaso le importa?!—Hable borde, gruñí y calle antes de presentir su aura y olor que desprendía, delatando lo que era, así como el grado embriaguez por el olor de su aliento y las palabras pronunciadas que luego modifica a tiempo de que no acabara el movimiento de mi mano para estamparle la jarra y hacerlo callar. No le creí demasiado pues a veces hay hombres que en su estado de embriaguez sean más sinceros que cuando están sobrios, lo comprobé en mi primera noche de Paris.
—Deben tener una imaginación infinita—Reí con ironía—…Solo se hizo giro… —me detengo en el habla y miro en el instante que se despoja de su capa de piel de oso. Trayendo recuerdos cuando quería dejarlos reposar, cerré los ojos con fuerzas para tomar las mismas y no derrumbarme por un detalle que vuelve alzar mi rabia y el dolor por el recuerdo tan vivo, suspirando con pesadez;—..Girones aquí, aquí, aquí y aquí — Dije, mirándome la parte del busto y las partes bajas del vestido, viendo el tamaño de ellas ,siendo mayores en la parte superior, dándole la razón al desconocido. Cogí la capa con dos de mis dedos para que no cayera, con la libre cogí bien el asa de la jarra y le di buenos tragos sin pausa alguna dejándolo a la mitad de su contenido. Tal vez su efecto subiera rápido al no haber comido nada, pero no tenía apetito ninguno.
(…)
Una jarra tras otra siendo tres las bebidas, yendo a por una cuarta sin pensar que esta fuera la última. La capa se resbala de mis dedos y de nuevo oigo el cuchicheo que se acercan en eco a mis sentidos agudizados por mi condición.
—Vamos muñeca, vayamos a dar una vuelta—Dijo uno que escuchaba a mis espaldas, negué apretando los dientes, riendo después por el motivo que me daba para zurrar a otro, tenía ganas y pegar por pegar no lo veía correcto;— un vuelta señorita veras que bien lo pasaremos allí atrás—Dijo un segundo baboso, cabreándome aún más que me tomaran por una puta en busca de clientes de forma descarada , pero se equivocaba y a ellos eso bien poco les importaba como a mi girarme con la jarra en mano, tirando el taburete tras de mi.Estampé la jarra en la cabeza del primero, cayendo también al suelo— un vuelta señorita veras que bien lo pasaremos allí atrás—Busque una puta dispuesta a eso, ¡maldito estúpido!— dije antes de ir por segundo,yendo directa ante la mirada atónita de los que pocos que aun no habían bebido lo suficiente como para olvidar lo que presencian pero ya dije que me daba igual.Empujé con fuerza y lo hice darse contra la pared que no está a más de dos pasos de él. Agarre fuerte su camisa para volver a hacer chocar su espalda con la base dura de la tasca y me ensañe con su cara a base de puñetazos,oyendo la risa que interpreto como burla sin ni siquiera defenderse, que lástima de hombre. No paré y seguí por un buen rato, aun viendo como comenzaba a sangrar por la nariz y la boca, quería alguien que pusiera resistencia, ¿era tanto pedir?.
—¡Porque, porque, por queeee!—Dije repitiéndome en cada golpe que le daba, alternando con otros a su estómago y a su entrepierna e incluso con ganas de morder la yugular, convertirlo, solo quería callar esa palabras que resuenan en mi cabeza. ¿Ahora quien calla mis demonios?.[/color]
—puede ser que con varias,¡¿acaso le importa?!—Hable borde, gruñí y calle antes de presentir su aura y olor que desprendía, delatando lo que era, así como el grado embriaguez por el olor de su aliento y las palabras pronunciadas que luego modifica a tiempo de que no acabara el movimiento de mi mano para estamparle la jarra y hacerlo callar. No le creí demasiado pues a veces hay hombres que en su estado de embriaguez sean más sinceros que cuando están sobrios, lo comprobé en mi primera noche de Paris.
—Deben tener una imaginación infinita—Reí con ironía—…Solo se hizo giro… —me detengo en el habla y miro en el instante que se despoja de su capa de piel de oso. Trayendo recuerdos cuando quería dejarlos reposar, cerré los ojos con fuerzas para tomar las mismas y no derrumbarme por un detalle que vuelve alzar mi rabia y el dolor por el recuerdo tan vivo, suspirando con pesadez;—..Girones aquí, aquí, aquí y aquí — Dije, mirándome la parte del busto y las partes bajas del vestido, viendo el tamaño de ellas ,siendo mayores en la parte superior, dándole la razón al desconocido. Cogí la capa con dos de mis dedos para que no cayera, con la libre cogí bien el asa de la jarra y le di buenos tragos sin pausa alguna dejándolo a la mitad de su contenido. Tal vez su efecto subiera rápido al no haber comido nada, pero no tenía apetito ninguno.
(…)
Una jarra tras otra siendo tres las bebidas, yendo a por una cuarta sin pensar que esta fuera la última. La capa se resbala de mis dedos y de nuevo oigo el cuchicheo que se acercan en eco a mis sentidos agudizados por mi condición.
—Vamos muñeca, vayamos a dar una vuelta—Dijo uno que escuchaba a mis espaldas, negué apretando los dientes, riendo después por el motivo que me daba para zurrar a otro, tenía ganas y pegar por pegar no lo veía correcto;— un vuelta señorita veras que bien lo pasaremos allí atrás—Dijo un segundo baboso, cabreándome aún más que me tomaran por una puta en busca de clientes de forma descarada , pero se equivocaba y a ellos eso bien poco les importaba como a mi girarme con la jarra en mano, tirando el taburete tras de mi.Estampé la jarra en la cabeza del primero, cayendo también al suelo— un vuelta señorita veras que bien lo pasaremos allí atrás—Busque una puta dispuesta a eso, ¡maldito estúpido!— dije antes de ir por segundo,yendo directa ante la mirada atónita de los que pocos que aun no habían bebido lo suficiente como para olvidar lo que presencian pero ya dije que me daba igual.Empujé con fuerza y lo hice darse contra la pared que no está a más de dos pasos de él. Agarre fuerte su camisa para volver a hacer chocar su espalda con la base dura de la tasca y me ensañe con su cara a base de puñetazos,oyendo la risa que interpreto como burla sin ni siquiera defenderse, que lástima de hombre. No paré y seguí por un buen rato, aun viendo como comenzaba a sangrar por la nariz y la boca, quería alguien que pusiera resistencia, ¿era tanto pedir?.
—¡Porque, porque, por queeee!—Dije repitiéndome en cada golpe que le daba, alternando con otros a su estómago y a su entrepierna e incluso con ganas de morder la yugular, convertirlo, solo quería callar esa palabras que resuenan en mi cabeza. ¿Ahora quien calla mis demonios?.[/color]
Ariyne- Licántropo Clase Alta
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Las jarras desaparecían a un ritmo vertiginoso por sus labios, escurrían por la considerable ebriedad que llevaba, algo que bien sabia por experiencia propia que no le llevaría a nada bueno.
Así eramos los lobos una bomba de relojería, una que en cualquier momento puede explotar, y esa chica estaba a punto de hacerlo.
Di un nuevo trago de mi jarra de cerveza negra escuchando de refilon como de nuevo unos hombres tratando de aprovecharse del estado de embriaguez de la joven volvían a lanzarse a conseguir unas piernas donde colarse aquella noche.
Mejor les hubiera ido si hubieran decidido pagarse una puta en el burdel, pues aquella mujer pronto se revolvió asestando a uno de ellos tal puñetazo que la nariz comenzó a sangrarle, detrás de ese vinieron muchos mas, demasiados, estaba llamando la atención, no solo por su descomunal fuerza, desorbitada para una mujer sin duda, como por aquel tono amarillento que empezaba a vislumbrarse en sus ojos.
Me puse en pie tomándola por la cintura, no tardo en revelarse contra mi, mas la verdad, entre una loba y un alfa la partida sin duda se desequilibraba a mi favor.
Sus ojos ámbar buscaron ahora los míos que del mismo tono y con un gruñido acalle los suyos, yo era un alfa y su deber era callar y obedecer iba implícito en nuestros genes y los suyos aunque obnubilados por el alcohol no dejaban de ser los de una loba.
La saqué a tirones del local, los dos íbamos muy borrachos, mas como siempre en estos casos yo tenia que ser el racional, estaba hasta los santos cojones de tener que pensar en los demás, quería un día, solo un día en el que no tuviera que ser coherente, ni padre, ni esposo, ni alfa, ni jefe..solo beber, beber en la mas absoluta soledad, mas claro, dejarla a su suerte para que la inquisición viniese desde luego no era una opción, así que la metí en el callejón trasero a la taberna empotrandola contra la pared.
Mis dos brazos se posaron en la pared, dejando su cuerpo en medio mientras me gruñía desesperada, creo que queriendo ahora pagar su enfado conmigo.
-No te esfuerces -dije arrastrando las palabras -tu y yo sabemos que no tienes nada que hacer contra mi, así que...relájate. Te llevare a casa.
Aun gruñía, parecía tan fuera de si, que sin duda no la podía dejar allí, deje caer mi cabeza sobre uno de mis antebrazos.
¿Como podía ser tan desgraciado? Si no tenia ya suficientes problemas me buscaba mas, ahora una loba terca que no paraba de gruñirme completamente ebria estaba en un callejón conmigo.
¡Perfecto! Esto se lo iba a poder explicar a Jade sin ningún tipo de mal entendido.
Dejé escapar el aire mientras volvía a levantar la cabeza para enfrentar su mirada
-¿puedo ya soltarte? -pregunté deslizando lentamente mis brazos, para ahora si, separar nuestros cuerpos y darle espacio.
Así eramos los lobos una bomba de relojería, una que en cualquier momento puede explotar, y esa chica estaba a punto de hacerlo.
Di un nuevo trago de mi jarra de cerveza negra escuchando de refilon como de nuevo unos hombres tratando de aprovecharse del estado de embriaguez de la joven volvían a lanzarse a conseguir unas piernas donde colarse aquella noche.
Mejor les hubiera ido si hubieran decidido pagarse una puta en el burdel, pues aquella mujer pronto se revolvió asestando a uno de ellos tal puñetazo que la nariz comenzó a sangrarle, detrás de ese vinieron muchos mas, demasiados, estaba llamando la atención, no solo por su descomunal fuerza, desorbitada para una mujer sin duda, como por aquel tono amarillento que empezaba a vislumbrarse en sus ojos.
Me puse en pie tomándola por la cintura, no tardo en revelarse contra mi, mas la verdad, entre una loba y un alfa la partida sin duda se desequilibraba a mi favor.
Sus ojos ámbar buscaron ahora los míos que del mismo tono y con un gruñido acalle los suyos, yo era un alfa y su deber era callar y obedecer iba implícito en nuestros genes y los suyos aunque obnubilados por el alcohol no dejaban de ser los de una loba.
La saqué a tirones del local, los dos íbamos muy borrachos, mas como siempre en estos casos yo tenia que ser el racional, estaba hasta los santos cojones de tener que pensar en los demás, quería un día, solo un día en el que no tuviera que ser coherente, ni padre, ni esposo, ni alfa, ni jefe..solo beber, beber en la mas absoluta soledad, mas claro, dejarla a su suerte para que la inquisición viniese desde luego no era una opción, así que la metí en el callejón trasero a la taberna empotrandola contra la pared.
Mis dos brazos se posaron en la pared, dejando su cuerpo en medio mientras me gruñía desesperada, creo que queriendo ahora pagar su enfado conmigo.
-No te esfuerces -dije arrastrando las palabras -tu y yo sabemos que no tienes nada que hacer contra mi, así que...relájate. Te llevare a casa.
Aun gruñía, parecía tan fuera de si, que sin duda no la podía dejar allí, deje caer mi cabeza sobre uno de mis antebrazos.
¿Como podía ser tan desgraciado? Si no tenia ya suficientes problemas me buscaba mas, ahora una loba terca que no paraba de gruñirme completamente ebria estaba en un callejón conmigo.
¡Perfecto! Esto se lo iba a poder explicar a Jade sin ningún tipo de mal entendido.
Dejé escapar el aire mientras volvía a levantar la cabeza para enfrentar su mirada
-¿puedo ya soltarte? -pregunté deslizando lentamente mis brazos, para ahora si, separar nuestros cuerpos y darle espacio.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Seguí golpeándola, sin controlar del todo cada síntoma de que mi bestia quería salir pero estaba enjaulada al no ser luna llena.Uñas que crecen y vuelven a su tamaño a destiempo la fuerza que destaca de un humano corriente, menos viniendo de una mujer como yo,por estatura y por mi estilizada figura de la que no asoma músculo como cualquier de estos dos hombres que le propine buenos golpes. Escuchaba murmullos tras de mi, desagrado por la actitud e incluso algunos se envalentonan para buscarme y pelear. Bien, problemas es lo que quería para pensar solo en golpear y parecía que ahora si daba sus frutos quería mas y si salía de allí malherida mejor, tal vez tuviese suerte y no me acordaría de nada de esta fatídica noche.
Noté como alguien me agarraba de la cintura, me giré y gruñí mostrando el color ámbar en la mirada que se encuentra con una idéntica, dispuesta a enfrentarme con el mismo desconocido que me tapo con su capa y que al parecer controlaba algo mas que la ingesta de alcohol que hoy se me estaba yendo de las manos. Repentinamente me vi callada frente a él, y la única razón del cambio de su aura era que se trataba de un alfa a quien posiblemente detrás tendría una manada, como yo si aquello no hubiese salido mal. Me saco de allí aun gruñendo,arrastrándome hasta llegar a los callejones, quedando por detrás de aquella taberna donde me arrincono poniendo como barreras sus brazos apoyados y estirados a los laterales de mi cara, no me empequeñecí si no que continué gruñendo a pesar de las cortas distancia y que pudiera llevarme un zarpazo como recuerdo, uno más.
Él no era mi alfa y no tenía porque ni siquiera obedecerle,—¡Apártate, ahora mismo!—Gruñí con fuerza, esperando que se fuera, que me dejara seguir con mi olvido y el siguiera bebido. Pero al parecer eso no sirvió sino que encima me llamo a la calma cuando todo mi ser se revolvía por hacer lo contrario, sabiendo que tenía razón al doblarme en fuerza que por ahora solo me servía para desahogarme con borrachos con la vaga esperanza de una respuesta que tardo y no pude hacer frente por culpa del alfa. Aun así volví a gruñirle para que viese mi postura ante su petición, no estaba dispuesta a cumplir, le enseñe los dientes que se hacía diferenciar con los humanos, volviendo a su ser de la misma forma que ocurrió con las uñas, salvo el color de los ojos que tardan en aclararse como así calmarse mi pulso después de que se apartara.
—Suéltame—Hable de malas maneras pero aun audible y entendible—¿Por qué me has sacado de allí?, ni siquiera te conozco—Dije, lejos de callarme pasando por su lado intentando que fuera en línea recta donde me tropiezo con él al primer paso, —Puedo ir sola— aclaré mirándole de soslayo, —Sé que hay mas lugares así, ¿también vas a seguirme?— Sugerí al alza, su aura ocultaba algo más de lo que veía aunque también podía ser que por mi estado viera donde no hay, quiero decir, que él también tenía sus problemas a parte del olor a cerveza que debería explicar a quien fuera, supongo. Trague saliva y me giré por completo, —Creo que usted debería también irse a casa y aclarar su aura..—Dije, dejando ver lo que intuía,—Yo iré lejos de este núcleo y buscar con quien desahogarme a golpes que ayuden a aclarar la mía —Dije dispuesta a irme, hablando para mi en susurro,—…o tal vez solo buscar calma en el oleaje del mar, otra vez…—,admitiendo que no podía beber ni un solo trago más pero también de que no quería irme a casa ya que no había a quien darle explicaciones del por que llegaba así, ya no.
Noté como alguien me agarraba de la cintura, me giré y gruñí mostrando el color ámbar en la mirada que se encuentra con una idéntica, dispuesta a enfrentarme con el mismo desconocido que me tapo con su capa y que al parecer controlaba algo mas que la ingesta de alcohol que hoy se me estaba yendo de las manos. Repentinamente me vi callada frente a él, y la única razón del cambio de su aura era que se trataba de un alfa a quien posiblemente detrás tendría una manada, como yo si aquello no hubiese salido mal. Me saco de allí aun gruñendo,arrastrándome hasta llegar a los callejones, quedando por detrás de aquella taberna donde me arrincono poniendo como barreras sus brazos apoyados y estirados a los laterales de mi cara, no me empequeñecí si no que continué gruñendo a pesar de las cortas distancia y que pudiera llevarme un zarpazo como recuerdo, uno más.
Él no era mi alfa y no tenía porque ni siquiera obedecerle,—¡Apártate, ahora mismo!—Gruñí con fuerza, esperando que se fuera, que me dejara seguir con mi olvido y el siguiera bebido. Pero al parecer eso no sirvió sino que encima me llamo a la calma cuando todo mi ser se revolvía por hacer lo contrario, sabiendo que tenía razón al doblarme en fuerza que por ahora solo me servía para desahogarme con borrachos con la vaga esperanza de una respuesta que tardo y no pude hacer frente por culpa del alfa. Aun así volví a gruñirle para que viese mi postura ante su petición, no estaba dispuesta a cumplir, le enseñe los dientes que se hacía diferenciar con los humanos, volviendo a su ser de la misma forma que ocurrió con las uñas, salvo el color de los ojos que tardan en aclararse como así calmarse mi pulso después de que se apartara.
—Suéltame—Hable de malas maneras pero aun audible y entendible—¿Por qué me has sacado de allí?, ni siquiera te conozco—Dije, lejos de callarme pasando por su lado intentando que fuera en línea recta donde me tropiezo con él al primer paso, —Puedo ir sola— aclaré mirándole de soslayo, —Sé que hay mas lugares así, ¿también vas a seguirme?— Sugerí al alza, su aura ocultaba algo más de lo que veía aunque también podía ser que por mi estado viera donde no hay, quiero decir, que él también tenía sus problemas a parte del olor a cerveza que debería explicar a quien fuera, supongo. Trague saliva y me giré por completo, —Creo que usted debería también irse a casa y aclarar su aura..—Dije, dejando ver lo que intuía,—Yo iré lejos de este núcleo y buscar con quien desahogarme a golpes que ayuden a aclarar la mía —Dije dispuesta a irme, hablando para mi en susurro,—…o tal vez solo buscar calma en el oleaje del mar, otra vez…—,admitiendo que no podía beber ni un solo trago más pero también de que no quería irme a casa ya que no había a quien darle explicaciones del por que llegaba así, ya no.
Última edición por Ariyne el Jue Sep 08, 2016 5:14 am, editado 2 veces
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Aquella situación era cómica, o al menos a mi grado de ebriedad se lo parecía.
Ambos casi sin tenernos en pie gruñendonos mutuamente y enredando todas y cada una de las palabras.
La tome por la cintura cuando en una de esas largas explicaciones sobre si me tenia o no que ir yo también a casa casi se cae de bruces.
No pude evitar soltar una carcajada, seguida de muchas mas aun con ella sujeta por la cintura.
-¿Y si vamos los dos a la playa? Creo que ninguno quiere volver a casa esta noche...¿que podemos perder? -pregunté buscando el sustento de la pared tras de mi aun con ella pegada a mi cuerpo -ya has perdido casi toda la ropa -añadí entre risas alzando con mi mano la capa para recolocarsela y cubrir de nuevo su cuerpo semidesnudo.
No tardo en incorporarse mirándome de soslayo, parecía tan destrozada como yo, posiblemente ambos teníamos mas problemas de los que podíamos soportar y una noche, una sola, sin tener que cargar con ningún peso sobre los hombros no se me antojaba demasiado pedir.
Posiblemente Jade no entendiera que volviera a casa completamente ebrio, pero a decir verdad, en ese preciso momento me importaba tan poco una regañina mas o menos si a cambio podía liberarme de los fantasmas que me asolaban sin descanso.
Seguí a la loba hacia las monturas, eso si perdiéndome de nuevo en el interior de la taberna para pedir un par de botellas.
Sus ojos me miraron complacidos, como si ese alcohol fuera lo que necesitara para terminar de sufrir, como si así pudiera acallar sus demonios.
-no te alegres tanto, son para mi -añadí con una picara sonrisa subiendo sobre mi montura, esta vez con cierta dificultad.
Le tendí la mano para que la aferrara, mas ella parecía tener mejores ideas, así que intento subir por sus métodos sobre el caballo, mientras yo me reía sin poder controlarme por la cantidad de culadas que se pego contra el suelo.
Finalmente la loba terca cedió, su mano se pego a la mía y de un tirón seco la subí delante de mi emprendiendo con dos toques el veloz camino hacia la playa.
Los cascos de mi montura se hundían salvajes elevando la tierra del húmedo suelo, dejando así atrás el pavimento de la ciudad para entrar en el inmenso bosque.
Sonreí complacido frente a su olor, su frescor.
Me gustaba escuchar a todas y cada una de esas aves nocturnas, a las rapaces, a los carroñeros. El bosque estaba vivo, en una eterna cadena natural perfecta que nos enseñaba a los hombres lo destructivos que eramos, lo poco que sabíamos convivir con ese entorno que nos lo daba todo a cambio de nada.
Mas nosotros nos empeñábamos en reducir los bosques a cenizas para construir grandes ciudades, grandes mansiones, grandes tabernas..eramos el peor enemigo de nosotros mismos y eso algún día acabaría pasándonos factura.
La dama se tambaleaba entre mis brazos, sonreí al sentir como tiraba para atrás su cuerpo pegando su espalda a mi pecho
-¿estas bien? -susurré en su oído, mientras su cabeza se balanceaba suavemente pegada a mi cuello, creo que le movimiento del caballo y la gran ingesta de alcohol la estaba endormiscando.
-Estamos llegando -susurré de nuevo cuando tras atravesar el bosque la tierra se trono arena, y al fondo se vislumbraba una playa.
Creo que esa mujer estaba al borde del coma etílico, posiblemente porque no estaba acostumbrada a beber tanto, había sido una irresponsable y eso de nuevo me obligaba a mi, a ser el responsable de ambos.
-Si no fuera yo, si fuera otro en estos momento estaría pasando una gran noche contigo -la regañé como a una niña, como si fuera parte de mi manada -no entiendes que no eres invencible, que alguien como yo podría doblegar tu cuerpo forzándote ha hacer lo que no quieres...
Ambos casi sin tenernos en pie gruñendonos mutuamente y enredando todas y cada una de las palabras.
La tome por la cintura cuando en una de esas largas explicaciones sobre si me tenia o no que ir yo también a casa casi se cae de bruces.
No pude evitar soltar una carcajada, seguida de muchas mas aun con ella sujeta por la cintura.
-¿Y si vamos los dos a la playa? Creo que ninguno quiere volver a casa esta noche...¿que podemos perder? -pregunté buscando el sustento de la pared tras de mi aun con ella pegada a mi cuerpo -ya has perdido casi toda la ropa -añadí entre risas alzando con mi mano la capa para recolocarsela y cubrir de nuevo su cuerpo semidesnudo.
No tardo en incorporarse mirándome de soslayo, parecía tan destrozada como yo, posiblemente ambos teníamos mas problemas de los que podíamos soportar y una noche, una sola, sin tener que cargar con ningún peso sobre los hombros no se me antojaba demasiado pedir.
Posiblemente Jade no entendiera que volviera a casa completamente ebrio, pero a decir verdad, en ese preciso momento me importaba tan poco una regañina mas o menos si a cambio podía liberarme de los fantasmas que me asolaban sin descanso.
Seguí a la loba hacia las monturas, eso si perdiéndome de nuevo en el interior de la taberna para pedir un par de botellas.
Sus ojos me miraron complacidos, como si ese alcohol fuera lo que necesitara para terminar de sufrir, como si así pudiera acallar sus demonios.
-no te alegres tanto, son para mi -añadí con una picara sonrisa subiendo sobre mi montura, esta vez con cierta dificultad.
Le tendí la mano para que la aferrara, mas ella parecía tener mejores ideas, así que intento subir por sus métodos sobre el caballo, mientras yo me reía sin poder controlarme por la cantidad de culadas que se pego contra el suelo.
Finalmente la loba terca cedió, su mano se pego a la mía y de un tirón seco la subí delante de mi emprendiendo con dos toques el veloz camino hacia la playa.
Los cascos de mi montura se hundían salvajes elevando la tierra del húmedo suelo, dejando así atrás el pavimento de la ciudad para entrar en el inmenso bosque.
Sonreí complacido frente a su olor, su frescor.
Me gustaba escuchar a todas y cada una de esas aves nocturnas, a las rapaces, a los carroñeros. El bosque estaba vivo, en una eterna cadena natural perfecta que nos enseñaba a los hombres lo destructivos que eramos, lo poco que sabíamos convivir con ese entorno que nos lo daba todo a cambio de nada.
Mas nosotros nos empeñábamos en reducir los bosques a cenizas para construir grandes ciudades, grandes mansiones, grandes tabernas..eramos el peor enemigo de nosotros mismos y eso algún día acabaría pasándonos factura.
La dama se tambaleaba entre mis brazos, sonreí al sentir como tiraba para atrás su cuerpo pegando su espalda a mi pecho
-¿estas bien? -susurré en su oído, mientras su cabeza se balanceaba suavemente pegada a mi cuello, creo que le movimiento del caballo y la gran ingesta de alcohol la estaba endormiscando.
-Estamos llegando -susurré de nuevo cuando tras atravesar el bosque la tierra se trono arena, y al fondo se vislumbraba una playa.
Creo que esa mujer estaba al borde del coma etílico, posiblemente porque no estaba acostumbrada a beber tanto, había sido una irresponsable y eso de nuevo me obligaba a mi, a ser el responsable de ambos.
-Si no fuera yo, si fuera otro en estos momento estaría pasando una gran noche contigo -la regañé como a una niña, como si fuera parte de mi manada -no entiendes que no eres invencible, que alguien como yo podría doblegar tu cuerpo forzándote ha hacer lo que no quieres...
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Primeros pasos que consigo caminar en línea recta, siendo el terceo con el que me desequilibro y me caigo sin poder dar tiempo a reaccionar y evitarlo, ni siquiera él que sujetaba mi cintura, siendo en teoría el que me llevaría a casa en la que no quería recogerme. Gruñí molesta por las carcajadas del caballero se estaba dando a mi costa, mirando de soslayo después de sugerir tan directo que los dos fuésemos a la playa en estas condiciones, arrastrándome con él al instante que buscaba el apoyo en la pared cercana, llegando al final del mismo callejón.
—Creo que vos estáis mucho más ebrio que yo, porque bien te podía haber soltado una bofetada con estas últimas palabras tuyas, que parecen una insinuación. Pero me creeré que está prometido como dijo hace un momento y que esto es consecuencia del alcohol…—Dije cogiendo la capa de nuevo con dos de mis dedos con mayor fuerza que antes y quedara sobre mis hombros—…ya no me queda nada…—Dije bajando la mirada después de por segundos mirarle de soslayo sin poder esconder por mucho mas el destrozo que alberga mi alma.
Dos pares de pies ebrios en camino a la playa, con la idea clara que cuando llegara allí me dejaría envolver por una burbuja,un trozo de mar y yo, dejando amplio espacio entre ese hombre y mi persona. Mi cabeza no pensaba con la claridad como para actuar de buenas maneras, quería estar sola y él también por lo que habrá largo trecho que me daría la posibilidad.
Me quede fuera mientras él volvía a entrar, tardo para mi necesidad de irme de allí lo antes posible y para cuando lo hizo vieno acompañado por dos botellas, como si no hubiera tenido suficiente ahí dentro. Sonreí sin dar tiempo a negar después cuando aclara el porqué, —Para vuestra información señor sin nombre…—hice una pausa poniéndole mala cara en lo que me reincorporaba para mantenerme en buena postura, —mi sonrisa es porque…creo que al final me veo subiéndole a la montura y que esta te lleve a casa.. si no acaba por dejarle en el camino—Reí cierto sarcasmo, mientras veía como se acercaba para subirse a su caballo,denegándole después la mano que ofrecía, queriendo subir por mi cuenta pero me resbalaba y caía, dos veces de ella mi culo acabo en el suelo, —¿Le resulta gracioso?—Dije enarcando una ceja, cediendo finalmente a su ayuda.De nuevo por delante y el caballo comencé a notar el trote del caballo, cerré los ojos notando como lágrimas se deslizan por mis mejillas por un nuevo recuerdo, ¿esto era broma,no?,cada paso que daba esta noche volvía a recordarme a él, ya no serían solo sueños que no me dejarán dormir.
Pronto dejamos atrás el núcleo para dar paso al conjunto de piedras, árboles y especies vivas, volviendo al mismo lugar del que vine huyendo, despidiéndome con un beso que ahora debo conformarme con recordar su roce. Cerré los ojos dejándome vencer hacia atrás apoyándome en el espacio de su cuello y hombro quedándome así antes de su “Estamos llegando”,nuevas lágrimas se deslizaban y al darme cuenta volvía a abrir los ojos para echarme hacia adelante rápidamente aunque mi cuerpo siguiera tambaleándose. Agarré las crines del caballo como si ello me diera firmeza al cuerpo,—Si…estoy bien…¿y usted?—Dije haciendo pausa para tragar saliva, minutos sobre su hombro, ¿Qué estaba haciendo?, alcohol que hace mella.
—…me subestimas, si las cosas fueran diferentes donde tú no fueras ..tú—,arrugue el ceño ante mi patética explicación donde mi lengua se traba,—..no le daría oportunidad de que hiciera nada, no estoy tan ebria para que…—Trague saliva, tal vez si lo estuviera al no estar acostumbrada a tanta bebida.
Ya podía oler en la brisa el toque salado del mar, de nuevo allí en la inmensidad del gran charco. Di un toque a el lomo del caballo esperando que se detuviera pero no lo hizo, aun así yo quería bajar y lo hice, parándose el equino poco después para que mis pies tocaran tierra. Caminé por ella, escuchando como se mecen las olas y se rompen al llegar a la orilla, cielo que adornan nubes oscuras y por encima algunas estrellas mientras que la luna se mantiene en sus primeras fases como aquella vez.
—¿Por qué me acompaña?,¿acaso se siente responsable de alguien que ni conoce?—Dije quedándome quieta entre la línea de la tierra húmeda a aquella otra que ni siquiera había rozado, sentándome allí sin importarme cuanto se estropeara la ropa, dejando que esa brisa acariciaba mis hombros al haberse caído la capa,—¿Por qué bebe solo?,¿Por qué no quiere ir a casa?—Dije al tiempo que cogía un montoncillo de arena en mano, soltándolo para que entre mis dedos se escaparan de la misma manera que descartaba posibilidades de un nuevo inicio,—¿acaso teme algo u alguien?—Dije antes de suspirar, llevándome las manos a secarme lo que restan de las lágrimas.
Última edición por Ariyne el Miér Sep 14, 2016 7:23 am, editado 1 vez
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Su explicación era épica, no se que decía de si yo no era yo, pero era yo, y dejaba de serlo, lo único que se es que de nuevo la risa ebria me invadió logrando que mi espalda se arqueara con mi brazo en el estomago en un autentico intento por mantener la risa.
Alce una mano intentando incorporarme entre risas
-Ya, ya -dije antes de volver a explotar frente a su precioso rostro que me admiraba con el ceño fruncido asegurando que no estaba tan borracha.
-Pues yo si -aseguré aun incapaz de parar de reír.
Caminamos como pudimos hasta la playa tomando asiento en la orilla, nuestras miradas se encontraban en distintas ocasiones mas por fin el silencio lograba hacer gala de presencia, la verdad es que tampoco me apetecía pensar, no quería sumergirme en mis problemas, solo olvidarme de ellos y para eso que mejor aliadas que estas dos preciosas botellas de whisky.
Me peleé con una intentando abrirla y quitarle así el tapón de corcho que se me resistía cuando oí la fatídica pregunta del día.
-Bebo solo porque quería estar solo, por un día olvidarme de todas y cada una de mis obligaciones.
Por fin la botella cedió y de ese modo pude llevarla hasta mis labios para dejar al liquido trasparente correr salvaje por ellos.
Parte resbalo por mi barbilla obligándome a limpiarme con la mango bajo la atenta mirada de la chica.
-Me llamo Damon -añadí, casi olvidando de lo que estaba hablando antes.
De nuevo la risa llego a mi, a menudas horas me presentaba, ¿ella lo había hecho? ¿Me había dicho su nombre? Si lo había hecho no lo recordaba.
-Soy el alfa de una manada que me espera en Italia, estoy prometido a una mujer que no se si me ama o me odia o ambas cosas a partes iguales, supongo que depende del dia.
Le hice algo que arruino su vida y se que no me lo perdona y si lo hace, no lo olvida.
Un nuevo trago copo mis labios enmudeciendo así mis palabras.
-Si esto es poco para dejarme llevar pro el alcohol por una noche, tiene dos hijas, la mayor me odia casi tanto como ella.
Ademas son humanas, he de convertirlas, su madre no quiere, todo es complicado, peleas, y me siento solo. Necesito una alfa y por ende estoy solo.
Lleve la botella a mis labios abrasando las palabras con el whisky.
-Se me olvidaba -añadí entre risas recordando mi desgracia constante -acabo de descubrir que tengo dos hermanos, unos de un padre que me abandono antes de nacer y al que nunca conocí. Ahora tienen la desfachatez de pedirme que participe en una guerra que no es mia, que derrame mi sangre en una tierra que no me conoce y que luche por una manada que no me pertenece por mucho que ellos digan lo contrario.
La chica me miraba atónita, creo que sus problemas habían quedado empequeñecidos comparados con los míos.
-Claro, no te he dicho que mi madre murió hace unos meses, que tengo una hermana, o medio hermana o como se diga con la que me acosté antes de encontrar a mi prometida.
Ahora apenas me habla, parece un fantasma, y yo sigo solo, solo, completamente solo teniendo que decidir sobre todo, ser responsable de todo porque eso esperan de mi, tengo que tener la solución a cada pelea, a cada problema, controlar cada miembro de mi manada, imponer la ley..y todo he de hacerlo solo, porque mi beta me odia, mi prometida me odia, su hija mayor me odia y hasta la que me aloja en su casa me odia logrando malmeter frente a mi futura esposa.
-¿ y tu?
No pude evitar parar de reír, ese y tu era épico...
Alce una mano intentando incorporarme entre risas
-Ya, ya -dije antes de volver a explotar frente a su precioso rostro que me admiraba con el ceño fruncido asegurando que no estaba tan borracha.
-Pues yo si -aseguré aun incapaz de parar de reír.
Caminamos como pudimos hasta la playa tomando asiento en la orilla, nuestras miradas se encontraban en distintas ocasiones mas por fin el silencio lograba hacer gala de presencia, la verdad es que tampoco me apetecía pensar, no quería sumergirme en mis problemas, solo olvidarme de ellos y para eso que mejor aliadas que estas dos preciosas botellas de whisky.
Me peleé con una intentando abrirla y quitarle así el tapón de corcho que se me resistía cuando oí la fatídica pregunta del día.
-Bebo solo porque quería estar solo, por un día olvidarme de todas y cada una de mis obligaciones.
Por fin la botella cedió y de ese modo pude llevarla hasta mis labios para dejar al liquido trasparente correr salvaje por ellos.
Parte resbalo por mi barbilla obligándome a limpiarme con la mango bajo la atenta mirada de la chica.
-Me llamo Damon -añadí, casi olvidando de lo que estaba hablando antes.
De nuevo la risa llego a mi, a menudas horas me presentaba, ¿ella lo había hecho? ¿Me había dicho su nombre? Si lo había hecho no lo recordaba.
-Soy el alfa de una manada que me espera en Italia, estoy prometido a una mujer que no se si me ama o me odia o ambas cosas a partes iguales, supongo que depende del dia.
Le hice algo que arruino su vida y se que no me lo perdona y si lo hace, no lo olvida.
Un nuevo trago copo mis labios enmudeciendo así mis palabras.
-Si esto es poco para dejarme llevar pro el alcohol por una noche, tiene dos hijas, la mayor me odia casi tanto como ella.
Ademas son humanas, he de convertirlas, su madre no quiere, todo es complicado, peleas, y me siento solo. Necesito una alfa y por ende estoy solo.
Lleve la botella a mis labios abrasando las palabras con el whisky.
-Se me olvidaba -añadí entre risas recordando mi desgracia constante -acabo de descubrir que tengo dos hermanos, unos de un padre que me abandono antes de nacer y al que nunca conocí. Ahora tienen la desfachatez de pedirme que participe en una guerra que no es mia, que derrame mi sangre en una tierra que no me conoce y que luche por una manada que no me pertenece por mucho que ellos digan lo contrario.
La chica me miraba atónita, creo que sus problemas habían quedado empequeñecidos comparados con los míos.
-Claro, no te he dicho que mi madre murió hace unos meses, que tengo una hermana, o medio hermana o como se diga con la que me acosté antes de encontrar a mi prometida.
Ahora apenas me habla, parece un fantasma, y yo sigo solo, solo, completamente solo teniendo que decidir sobre todo, ser responsable de todo porque eso esperan de mi, tengo que tener la solución a cada pelea, a cada problema, controlar cada miembro de mi manada, imponer la ley..y todo he de hacerlo solo, porque mi beta me odia, mi prometida me odia, su hija mayor me odia y hasta la que me aloja en su casa me odia logrando malmeter frente a mi futura esposa.
-¿ y tu?
No pude evitar parar de reír, ese y tu era épico...
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Parecía resultar gracioso mi estado de embriaguez para aquél que me acompaña y del que no conozco el nombre aun, decidiendo por mi apartarme de los problemas que yo misma me había buscado con tal de dar y recibir golpes,siendo en lo único que pensar en esta noche que se me hace interminable, donde a cada silencio de las olas y las palabras del mismo resuenan en mi cabeza su enlace con aquella mujer de la que solo había oído rumores pero que finalmente lo arrancó de mi lado aun después de saber quién era, siendo yo su oscuridad y ella la luz de su camino, pero lo hecho queda hecho y no hay vuelta atrás en el tiempo más si es esta resulta ser mi última vida aquí seguramente es la mejor opción,reacción y consecuencia por ocultar lo que ocurrió allí, no solo eso sino el recuerdo que suponía para él.Un hijo que vio de lejos mientras mi padre me llevaba, sabiendo lo que ocurriría allí, de la destrucción que él mismo había confabulado a nuestras espaldas, incluyendo esos caminos que serían difícil de reconstruir después de un tiempo.
No podía disimular que su estado estaba por encima del mío por lo que si lo negaba como no hizo quedaría patético. Le mire por unos segundos en silencio donde mi ceño fruncido se relaja antes de volver al frente en lo que le escuchaba responderme; —Y parece que por mi culpa…pero—Dije oyendo el descorcho de la botella y que hace que vuelva la vista él donde empinaba el codo para saciar su sed por si no era suficiente lo ingerido en aquella taberna, viendo como al inicio se derraman gotas en línea hasta desembocar en su barbilla y caer como gotas de lluvia. Arrugue el ceño por el desvío repentino de la conversación en lo que revelaba su nombre, —Damon— repetí para que se supiera que a pesar del cambio de rumbo estaba atenta a lo que decía pero sin pronunciar aun el mío.
Me pesaba la cabeza por lo que bebí, entrecerré los ojos mientras escuchaba abriéndolos poco después al confirmarse por qué aquella situación en la que me vi silenciada de repente ante aquellos que se avanzaban sobre mi.También me habló de su situación con su prometida, volví a fruncir el ceño, no me importaba su situación pues suficiente tenía con la mía y tener que acallar esos demonios que ahora también son míos.Aun así acabe por escuchar desde el inicio de su relato hasta el final donde oía a cada pausa un trago más, parecía haber desatado una tormenta de palabras en el momento que pregunte por que bebía solo.
—¿Por qué ha de convertirlas?—Dije enarcando una ceja—¿a caso es necesario hacerlo?—;negué ante el silencio de palabras y no tragos, viendo como no tenía fin su sed para después de eso seguir hablando entre risas mas otro trago.No se como siquiera se mantenía en una posición mas o menos recta yo ya estarái doblada o tendida sobre la arena.
Algo sorprendida miré cuando llego al punto en el que me habló de su familia, fruncí el ceño nuevamente ante el hecho de un padre del que nunca estuvo de repente aparezca. Mi situación pasada en Escocia antes de reencontrarme y del despertar tardío como Katherine me resulto similar salvo porque no tenía padres en ninguna vida, uno porque lo maté y otro lo mataron,¿coincidencias?,tal vez.
—Una ajetreada vida tienes señor Damon, demasiadas responsabilidades con las que cargar solo sobre tus hombros—Dije, ignorando su risa que de nuevo escapa de sus labios sin saber en que es lo que pasara por su mente y solo veo el efecto del alcohol en él.
—¿Qué hace para que acaben odiándole?,—Dije mientras volvía al frente y la brisa me daba de lleno en la cara, siendo tapada por mi pelo aun en los instantes y entre pelo que veía de reojo al lupino que formulo una simple pregunta pero para mi con demasiado argumento a desarrollar a un alfa que no está involucrado en nada respecto a mi.Alargue la mano para quitarle la botella que descansa tumbada en la arena, lo poco que diría requería varios tragos de valor aunque no cupiese más en mi organismo y ello me obligara a una escena poco correcta ante alguien de la realeza.Tuve más acierto en descorchar la botella y bebí directamente de la boca de cristal—uaaagg—Tosí ante lo fuerte que sabía aquello y hablé breve sin entrar en demasiado detalle para que no acabara por tomarme por una loca ,tal y como recuerdo la vez que Erlend me contó de él, de nosotros y nuestro encuentro con el temor de que fuera él el loco, en ese entonces no era yo cien por cien pero después de lo ocurrido creo que no debí despertar mi yo.
—Después de rencontrarme...—,aclare la voz , baje la mano libre a la arena para apretar algo, aunque fuese arena y esta se escapara entre los dedos—de creer que todo acabaría bien, de dar un paso que un tiempo no dimos antes...—Dije soltando la arena de golpe y al frente , por culpa de aire algunos granos me da en las partes de la cara no cubiertas y en el propio pelo,—solo quedaba un mísero paso mas, solo era ir y volver de Escocia e incluso en mi mente había suprimido la idea de...Solo quería casarme con él...continuar donde lo dejamos—Gruñí molesta—... pero noooo, parecía que yo acabé siendo nada,bastaron un par de noches para que...—,Dije levantandome de allí, volvíendome a sentar por que me mareaba por lo ingerido,—..prefirío el camino fácil a pesar que debería saber que no tenia miedo a sus demonios,estaba dispuesta a todo.Lo amo...no esperé tanto pa..ra .No importa— Dije en lo que me refugiaba en mis rodillas que encogí previamente para llevarla a mi pecho,escuchandose soyozos entre alteradas respiraciones que solo presagian el despertar de la bestia que parecía calmada en cada trago—...No quiero hablar mas de ello...—Negue, apretando las manos en mis brazos,dejando resbalar la botella de la que nisiquiera di dos tragos seguidos,—se...acabo...—Dije concentrada en mi respiración de que el dolor, la rabia no se destara de nuevo.Vine a por calma y eso es lo que obtendré, pronto acabaría con todo esto.
No podía disimular que su estado estaba por encima del mío por lo que si lo negaba como no hizo quedaría patético. Le mire por unos segundos en silencio donde mi ceño fruncido se relaja antes de volver al frente en lo que le escuchaba responderme; —Y parece que por mi culpa…pero—Dije oyendo el descorcho de la botella y que hace que vuelva la vista él donde empinaba el codo para saciar su sed por si no era suficiente lo ingerido en aquella taberna, viendo como al inicio se derraman gotas en línea hasta desembocar en su barbilla y caer como gotas de lluvia. Arrugue el ceño por el desvío repentino de la conversación en lo que revelaba su nombre, —Damon— repetí para que se supiera que a pesar del cambio de rumbo estaba atenta a lo que decía pero sin pronunciar aun el mío.
Me pesaba la cabeza por lo que bebí, entrecerré los ojos mientras escuchaba abriéndolos poco después al confirmarse por qué aquella situación en la que me vi silenciada de repente ante aquellos que se avanzaban sobre mi.También me habló de su situación con su prometida, volví a fruncir el ceño, no me importaba su situación pues suficiente tenía con la mía y tener que acallar esos demonios que ahora también son míos.Aun así acabe por escuchar desde el inicio de su relato hasta el final donde oía a cada pausa un trago más, parecía haber desatado una tormenta de palabras en el momento que pregunte por que bebía solo.
—¿Por qué ha de convertirlas?—Dije enarcando una ceja—¿a caso es necesario hacerlo?—;negué ante el silencio de palabras y no tragos, viendo como no tenía fin su sed para después de eso seguir hablando entre risas mas otro trago.No se como siquiera se mantenía en una posición mas o menos recta yo ya estarái doblada o tendida sobre la arena.
Algo sorprendida miré cuando llego al punto en el que me habló de su familia, fruncí el ceño nuevamente ante el hecho de un padre del que nunca estuvo de repente aparezca. Mi situación pasada en Escocia antes de reencontrarme y del despertar tardío como Katherine me resulto similar salvo porque no tenía padres en ninguna vida, uno porque lo maté y otro lo mataron,¿coincidencias?,tal vez.
—Una ajetreada vida tienes señor Damon, demasiadas responsabilidades con las que cargar solo sobre tus hombros—Dije, ignorando su risa que de nuevo escapa de sus labios sin saber en que es lo que pasara por su mente y solo veo el efecto del alcohol en él.
—¿Qué hace para que acaben odiándole?,—Dije mientras volvía al frente y la brisa me daba de lleno en la cara, siendo tapada por mi pelo aun en los instantes y entre pelo que veía de reojo al lupino que formulo una simple pregunta pero para mi con demasiado argumento a desarrollar a un alfa que no está involucrado en nada respecto a mi.Alargue la mano para quitarle la botella que descansa tumbada en la arena, lo poco que diría requería varios tragos de valor aunque no cupiese más en mi organismo y ello me obligara a una escena poco correcta ante alguien de la realeza.Tuve más acierto en descorchar la botella y bebí directamente de la boca de cristal—uaaagg—Tosí ante lo fuerte que sabía aquello y hablé breve sin entrar en demasiado detalle para que no acabara por tomarme por una loca ,tal y como recuerdo la vez que Erlend me contó de él, de nosotros y nuestro encuentro con el temor de que fuera él el loco, en ese entonces no era yo cien por cien pero después de lo ocurrido creo que no debí despertar mi yo.
—Después de rencontrarme...—,aclare la voz , baje la mano libre a la arena para apretar algo, aunque fuese arena y esta se escapara entre los dedos—de creer que todo acabaría bien, de dar un paso que un tiempo no dimos antes...—Dije soltando la arena de golpe y al frente , por culpa de aire algunos granos me da en las partes de la cara no cubiertas y en el propio pelo,—solo quedaba un mísero paso mas, solo era ir y volver de Escocia e incluso en mi mente había suprimido la idea de...Solo quería casarme con él...continuar donde lo dejamos—Gruñí molesta—... pero noooo, parecía que yo acabé siendo nada,bastaron un par de noches para que...—,Dije levantandome de allí, volvíendome a sentar por que me mareaba por lo ingerido,—..prefirío el camino fácil a pesar que debería saber que no tenia miedo a sus demonios,estaba dispuesta a todo.Lo amo...no esperé tanto pa..ra .No importa— Dije en lo que me refugiaba en mis rodillas que encogí previamente para llevarla a mi pecho,escuchandose soyozos entre alteradas respiraciones que solo presagian el despertar de la bestia que parecía calmada en cada trago—...No quiero hablar mas de ello...—Negue, apretando las manos en mis brazos,dejando resbalar la botella de la que nisiquiera di dos tragos seguidos,—se...acabo...—Dije concentrada en mi respiración de que el dolor, la rabia no se destara de nuevo.Vine a por calma y eso es lo que obtendré, pronto acabaría con todo esto.
Ariyne- Licántropo Clase Alta
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Esa frase retumbo en mi cabeza como si de una espada hundiéndose en mi pecho se tratara “¿que hace para que acaben odiandole?”
Sonreí de medio lado fingiendo que no me afectaba mientras el alcohol seguía resbalando por mi garganta abrasando todo a su paso menos mi dolor.
¿que hacia para que me odiaran? Supongo que todo, o quizás nada, ser yo simplemente.
Lo que me habían enseñado de pequeño, un buen alfa, cargar sobre mis espaldas el peso de unas leyes que funcionaban que habían pertenecido a mi manada desde antaño, que mis ascendientes habían llevado a cabo, esas que habían logrado mantener una manda unida, fuerte, desafiante y viva.
¿Que hacia para que me odiaran? Poner frente a mi los mil escudos y uno que poseía porque tenia miedo de que alguien lograra atravesaros, que alguien pudiera hacerme daño, desgarrar no solo mi cuerpo ,acostumbrado a sangrar en cada batalla si no mi alma.
¿Por que tenia que convertir a las hijas de mi prometida? Sonreí de medio lado hundiendo mis ojos en los ajenos.
-Porque eso manda la ley de la manda, al cumplir los siete años los niños serán mordidos para emprender su formación como parte de la manada.
Yo fui trasformado con seis años por mi propia madre, aferro mi mano mientras el dolor me nublaba la vista, mientras la fiebres asolaban mi cuerpo, seco el perlado sudor de mi frente y observo mi temprana conversión hecha loba frente a sus ojos. Vio como mis huesos se rompían para soldarse de nuevo, y me lamió cuando lloriqueé contra su cálido cuerpo lleno de pelo asustado por la bestia en la que me había trasformado.
¿Crees que a mi madre no le dolió? Pero mi trasformación era la ley y daba ejemplo al resto de madres, que un año mas tarde que yo, harían lo propio con sus pequeños.
Si yo no doy ejemplo con mis hijos ¿como pedir a las demás madres que hagan lo propio con los suyos?
Mi manada se tornaría débil y acabaría devorada por otras o por los vampiros que asolan las tierras arrancando a su paso la vida.
Di un nuevo trago de aquella botella esperando ser comprendido, explicación que jamas pude dar a mi futura esposa, explicación que desconocía si entendería, entre nosotros había un abismo, ese que separaba no suelo nuestros cuerpos, que al menos en mi caso imploraba la cercanía del suyo. Si no nuestras almas, que no parecían encontrar calma en presencia del otro.
Escuché en silencio su confesión, una tan peliaguda como la mía, hablaba de un fuerte amor, de uno que perduraba en el tiempo y en el espacio, el único ser amado, ese que la había traicionado.
El dolor se reflejaba en las lagrimas que anegaban sus ojos y que destrozaban cada resquicio de la fuerza que aun la mantenía con vida.
Supongo que era porque estaba muy borracho o porque era lo que hubiera echo con una de las hembras de mi manada cuando en batalla perdían a su maridos, mas tiré de su brazos hasta esconderla en mi regazo, abrazándola despacio.
Sus lagrimas manchaban mi camisa, sus puños aferraban la tela desesperada, supongo que necesitaba desahogarse y yo solo una noche sin fantasmas.
Sonreí de medio lado fingiendo que no me afectaba mientras el alcohol seguía resbalando por mi garganta abrasando todo a su paso menos mi dolor.
¿que hacia para que me odiaran? Supongo que todo, o quizás nada, ser yo simplemente.
Lo que me habían enseñado de pequeño, un buen alfa, cargar sobre mis espaldas el peso de unas leyes que funcionaban que habían pertenecido a mi manada desde antaño, que mis ascendientes habían llevado a cabo, esas que habían logrado mantener una manda unida, fuerte, desafiante y viva.
¿Que hacia para que me odiaran? Poner frente a mi los mil escudos y uno que poseía porque tenia miedo de que alguien lograra atravesaros, que alguien pudiera hacerme daño, desgarrar no solo mi cuerpo ,acostumbrado a sangrar en cada batalla si no mi alma.
¿Por que tenia que convertir a las hijas de mi prometida? Sonreí de medio lado hundiendo mis ojos en los ajenos.
-Porque eso manda la ley de la manda, al cumplir los siete años los niños serán mordidos para emprender su formación como parte de la manada.
Yo fui trasformado con seis años por mi propia madre, aferro mi mano mientras el dolor me nublaba la vista, mientras la fiebres asolaban mi cuerpo, seco el perlado sudor de mi frente y observo mi temprana conversión hecha loba frente a sus ojos. Vio como mis huesos se rompían para soldarse de nuevo, y me lamió cuando lloriqueé contra su cálido cuerpo lleno de pelo asustado por la bestia en la que me había trasformado.
¿Crees que a mi madre no le dolió? Pero mi trasformación era la ley y daba ejemplo al resto de madres, que un año mas tarde que yo, harían lo propio con sus pequeños.
Si yo no doy ejemplo con mis hijos ¿como pedir a las demás madres que hagan lo propio con los suyos?
Mi manada se tornaría débil y acabaría devorada por otras o por los vampiros que asolan las tierras arrancando a su paso la vida.
Di un nuevo trago de aquella botella esperando ser comprendido, explicación que jamas pude dar a mi futura esposa, explicación que desconocía si entendería, entre nosotros había un abismo, ese que separaba no suelo nuestros cuerpos, que al menos en mi caso imploraba la cercanía del suyo. Si no nuestras almas, que no parecían encontrar calma en presencia del otro.
Escuché en silencio su confesión, una tan peliaguda como la mía, hablaba de un fuerte amor, de uno que perduraba en el tiempo y en el espacio, el único ser amado, ese que la había traicionado.
El dolor se reflejaba en las lagrimas que anegaban sus ojos y que destrozaban cada resquicio de la fuerza que aun la mantenía con vida.
Supongo que era porque estaba muy borracho o porque era lo que hubiera echo con una de las hembras de mi manada cuando en batalla perdían a su maridos, mas tiré de su brazos hasta esconderla en mi regazo, abrazándola despacio.
Sus lagrimas manchaban mi camisa, sus puños aferraban la tela desesperada, supongo que necesitaba desahogarse y yo solo una noche sin fantasmas.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Una noche sin fantasmas ¿es tanto pedir? [Ariyne]
Escucho un largo silencio sin contar como rompían las olas casi llegando a mis zapatos, el sollozo que no cesa casi a punto de llorar o la brisa que no cesa pero que también agradezco por el calor que sube por el cuerpo, a consecuencia del alcohol y por el propio que mi naturaleza me brinda, tanto que mis mejillas que están ocultas por mi pelo se tintan suave de un rojo apagado similar al de la vergüenza ante un hecho inadecuado o incluso forzado pero en este caso ninguna de las opciones era.
Finalmente le oigo a él por encima de mi y cualquier otro sonido que hace pequeño ante su voz, narrándome por qué debería transformar a las hijas que pasarían a ser propias una vez que se casara con la prometida que en su caso era alguien real y no un fantasma como lo era en mi caso. De cómo,cuándo y el por qué fue transformado en lo que ahora es gracias a la educación o entrenamiento que desde pequeño había recibido, teniendo consecuencia de acarrear con todo el peso de su manada y todo lo vinculado a su posición en la familia y clase social de la misma.
—un ejemplo —Dije por lo bajo sin ser audible en su totalidad. ¿Vio así mi padre en esta vida como una ley, un ejemplo futuro?. Sería su lógica y lo comprendo mas ahora que antes donde yo no era yo si no solo un recipiente con un alma dormida. Aun así creo que merecía la explicación que sin quererlo me estaba dando Damon una que creía olvidada algo que se hacía por y para la manada que yo no tenía y cuando quise hacerlo ejecutaron su venganza en mi, matándome una primera vez.
—Por y por la manada. Evitando su debilidad y ser respetado…— susurre a desgana, sin controlar los sollozos, con mis pensamientos entre este mundo y el otro que solo causaba dolor por lo perdido tanto en el presente,el pasado y un futuro incierto que se inclinaba por mi desaparición definitiva para no volver a pasar lo mismo una vez más, estaba destrozada por dentro y veía muy difícil que mi decisión fuera otra y no esa.
En todo momento trato de calmarme, apretó más los dedos en mis brazos dejándome rojez por como mis uñas de las que solo crecen sus puntas se me clavan en la piel y si continuaba apretando seguramente acabaría haciéndome sangre, pero que más da ya tenía varios rasguños después de mi paso de auto-destrucción que no haría cuenta al dolor que supusieron cada herida en cada brazo. Podía oírse mi respiración, altos y bajos entre ellos mientras los dedos de mis pies también se encogen manteniéndolos así hasta que lo relajo en la medida de lo posible creyendo que así lograría no romper a llorar.Un simple tirón bastó para romper a llorar, derribándose el muro de mi fortaleza mental, manos que agarran su camisa con fuera, refugiándome en los brazos de un desconocido pero que era el más cercano ofreciéndome un hombro que llorar toda la rabia o si no parte de ella.
—Gracias— dije entre lágrimas donde no cupo mas palabras, ni siquiera mi nombre.
Finalmente le oigo a él por encima de mi y cualquier otro sonido que hace pequeño ante su voz, narrándome por qué debería transformar a las hijas que pasarían a ser propias una vez que se casara con la prometida que en su caso era alguien real y no un fantasma como lo era en mi caso. De cómo,cuándo y el por qué fue transformado en lo que ahora es gracias a la educación o entrenamiento que desde pequeño había recibido, teniendo consecuencia de acarrear con todo el peso de su manada y todo lo vinculado a su posición en la familia y clase social de la misma.
—un ejemplo —Dije por lo bajo sin ser audible en su totalidad. ¿Vio así mi padre en esta vida como una ley, un ejemplo futuro?. Sería su lógica y lo comprendo mas ahora que antes donde yo no era yo si no solo un recipiente con un alma dormida. Aun así creo que merecía la explicación que sin quererlo me estaba dando Damon una que creía olvidada algo que se hacía por y para la manada que yo no tenía y cuando quise hacerlo ejecutaron su venganza en mi, matándome una primera vez.
—Por y por la manada. Evitando su debilidad y ser respetado…— susurre a desgana, sin controlar los sollozos, con mis pensamientos entre este mundo y el otro que solo causaba dolor por lo perdido tanto en el presente,el pasado y un futuro incierto que se inclinaba por mi desaparición definitiva para no volver a pasar lo mismo una vez más, estaba destrozada por dentro y veía muy difícil que mi decisión fuera otra y no esa.
En todo momento trato de calmarme, apretó más los dedos en mis brazos dejándome rojez por como mis uñas de las que solo crecen sus puntas se me clavan en la piel y si continuaba apretando seguramente acabaría haciéndome sangre, pero que más da ya tenía varios rasguños después de mi paso de auto-destrucción que no haría cuenta al dolor que supusieron cada herida en cada brazo. Podía oírse mi respiración, altos y bajos entre ellos mientras los dedos de mis pies también se encogen manteniéndolos así hasta que lo relajo en la medida de lo posible creyendo que así lograría no romper a llorar.Un simple tirón bastó para romper a llorar, derribándose el muro de mi fortaleza mental, manos que agarran su camisa con fuera, refugiándome en los brazos de un desconocido pero que era el más cercano ofreciéndome un hombro que llorar toda la rabia o si no parte de ella.
—Gracias— dije entre lágrimas donde no cupo mas palabras, ni siquiera mi nombre.
Fin
Ariyne- Licántropo Clase Alta
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