Sumire [Privado]

por **Matsumoto Takanori** Mar Jul 17, 2012 4:38 pm

La vida daba muchas vueltas ¿lo sabían? Era extraño decir exactamente que era yo. Estaba físicamente frustrado, no podía mantearme en un estado decente, prácticamente estaba a la deriva con mis problemas. La meditación me había ayudado a mantener cierto control en mis transformaciones involuntarias, pero aun deseaba saber exactamente que era y si había personas iguales que yo. Estaba cansado de buscar y no encontrar nada. Cuando trataba de recordar algo importante mi cabeza dolía de tal forma que lo único que ganaba era una migraña que duraba tres días.

Ahora solamente disfrutaba de mis pies descalzos que sentían la frescura de la hierba del campo, de mis cabellos danzando gracias al fresco viento de la mañana, era de envidiar aquella tranquilidad que estaba sintiendo en estos momentos, estaba deseando que Megumi estuviera conmigo, gracias a ella algunas de mis preguntas habían sido respondidas, pero lamentándolo mucho no había sido todos, era algo que de alguna forma me afectaba.

-este día está tranquilo….- susurre. Mientras me quedaba cerca de un riachuelo… parecía que nada iba cambiar ese día y que mis dudas segarían ese día igual…

por **Alain Nikolaevich** Vie Jul 27, 2012 2:36 am

Ligeras gotas de lluvia comenzaban a caer esa mañana, lo que me daba a entender que debía levantarme de aquella zona pastosa tan cómoda y llena de sombra, y buscar lo más rápido posible un poco de refugio que me ayudara a mantenerme seco, de lo contrario terminaría por resfriarme si el clima comenzaba a bajar, lo que daría paso a mi siempre repentina transformación minina. Y hoy no estaba de ánimo como para correr en cuatro patas entre la hierba.

Me levanté entonces con un poco de desgano, sacudiendo mis ropas para comenzar a caminar, después de todo la lluvia no era fuerte aún y tenía ganas de sentir aquella ligera brisa rozarme la piel del rostro.

Era primavera, no hacía mucho calor, pero tampoco frío, solo la frescura del ambiente era ideal para perderse un instante entre los sonidos que aquellas zonas tan alejadas traían.

Era primavera, sí, pero no en mi corazón. Ahí al parecer siempre reinaba el invierno. La oscuridad que diario me venía atormentando desde aquella fatídica noche -de la cual, francamente, prefiero no hablar- se apoderaba lentamente de mis sentimientos... Como una peste, una terrible plaga que me carcomía sin que yo pudiera hacer nada.
A veces incluso ante una tormenta sentía ganas de maullar, pues precisamente aquella oscura noche -esa de la que prefiero no hablar-, estaba lloviendo a torrentes, y llenaba las ventanas de agua con tal intensidad que la batalla parecía no solo estar en el interior de lo que era la habitación de mi madre, sino también afuera en las calles. Pero mi dominio en aquellas emociones era mayor. Todavía.

No me gusta la literalidad de mis recuerdos, ya que eso da paso a que comience a pensar con derroche de fantasía. Y ello, a su vez, le abre las puertas a aquél mi demonio interior, el dueño de la poca humanidad con la que nací y que hoy en día parece irse desvaneciendo entre cada transformación.

Con los ojos cerrados, sintiendo aquella brisa llena de nostalgia y tristes recuerdos, me dejo guiar por mis pasos, sin prisa alguna escucho el sonido de la lluvia y también el crujir del pasto, bajo mis botas, ahora humedecido.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Cansado de tanto divagar comienzo a abrir los ojos, encontrándome cerca de lo que parece ser un hermoso paisaje, con un riachuelo de fondo,

Spoiler:

y el hecho de ver que había alguien ahí me hizo detener mi recorrido, para acercarme un poco curioso y averiguar que clase de persona o ser era aquel hombre con un extraño porte muy parecido al mío.

¿O es que así lo quería yo?, ¿Que fuera de mi mundo cambiante?

por **Matsumoto Takanori** Dom Ago 12, 2012 12:28 pm

Algunas gotas de lluvia comenzaban a caer a mi rostro, era extraño casi nunca las gotas osaban tocarme, no era algo fantasioso, casi siempre cuando llovía escasamente las gotas llegaban a tocarme o bueno al menos cuando comenzaba. Se podría llamar lluvia de primavera, el cielo estaba tan contento de ver tanta belleza que comenzaba a llorar de alegría o eso quise pensar yo. Al mi alrededor todo era hermoso, no lo podía negar, tantas flores, tantos pedazos de paraísos dentro de aquel lugar. Me podría quedar por mucho tiempo observando cada detalle que se alzaba ante mis ojos, pero un detalle mucho más interesante se apodero de mis orbes.

Un hombre se estaba viendo, sus ojos se dirigían a mi figura como mis ojos también a las de él, fruncí mi ceño disgustado de ver alguien tan confiado como para mirarme, pero luego note que había algo extraño en el. Parecía diferente, su olor… no me disgustaba, era como si un ser de su misma especia se estuviera llamando entre sí. En pocas palabras sabía que humano no era. Algo en mi interior se lleno de alegría, alce la mano para señalarle que se acercara, parecía también algo desconfiado, no quería acercarme inapropiadamente hacia él.

Comenzaba a sentirse una fuerte brisa que anunciaba una tormenta más fuerte mis ojos se cerraron fuertemente al sentir un poco de arena siendo arrestada por la brisa a mis ojos, era fuerte, parecía que aquella lluvia de primavera seria mas una seria tormenta. Había una pequeña choza abandonada y un poco destruida a unos diez minutos de donde estábamos, el también debía estar buscando refugio, lo compartiría con él en forma amable. -¿Necesitas refugio?- pregunte en voz alta para que le llegara –Tengo un lugar para protegerme de la lluvia… puedo llevarte si deseas… solo sígueme!- sonreí ampliamente mientras con mi mano le señalaba que se acercara.

por **Alain Nikolaevich** Dom Ene 06, 2013 2:04 am

A la poca pero significativa distancia que había entre ambos mi travieso sentido del olfato pudo distinguir y 'degustar' un aroma confortable y radiante, que al parecer no provenía de la naturaleza que nos rodeaba, sino de su figura.

-¿Que clase de ser es?, su aroma se me hace...conocido-

Con pasos nada presurosos, y manteniendo mi elegante y bufón porte de caballero, cuidé mi caminar para no tropezar por error con algún obstáculo (entiéndase piedra) que llegara a provocar un desliz y una tremenda caída sobre mi nuevo compañero de paseo.
Al ver como levantaba un poco la voz para llamar mi atención, al igual que un ligero movimiento de mano, di prisa a mis pasos, y con un aire de tranquilidad y alegría supe que si podía confiar en él, (al menos por ese día).

Que amable de su parte el invitarme a pasar las próximas horas de tormenta acompañándole, y ciertamente algo en mi interior me decía que parecía ser una persona de fiar. ¿Realmente era así?, ¿podía confiarle momentáneamente mi secreto cambiante a este caballero de porte misterioso y mirada desolada? Pues no lo sabría sino lo intentaba, ¿verdad?

¿Que clase de lugar me esperaba más al frente?, lo único en lo que podía pensar era en mi fría pero acogedora mansión familiar, la residencia Nikolaevich, la cual aún no estaba tan lejos de este inmenso paisaje.

Obviamente mientras más cerca estaba de su persona aquél su tan característico aroma jugueteaba con mi nariz y me incitaba a preguntarle acerca de su especie. También era lógico que humano no era, puesto que ninguna de esas débiles criaturas poseía esa intensidad de perfume el cual parecía dejarme hipnotizado.

¿Pero por que hipnotizado?, ¿Era eso bueno, o malo?

Tenía la certeza de la segunda pregunta, más no de la primera totalmente.
Era sin duda bueno, porque mi corazón no presentía daño o amenaza alguna en su aura o presencia, aunque no estaba seguro de porque me tenía hechizado cual si fuera un chiquillo enamorado de los deliciosos aromas de las flores del jardín de mamá.

-Perdone mi repentina intrusión- lo era, puesto que un pequeño pero incomodo silencio reinaba en nuestro caminar-¿Puedo saber vuestro nombre, misterioso joven?- enguantando mis manos, pues presentía que el clima se comenzaba a tornar frío, dirigía atento mi mirada en busca de la suya y de su respuesta.

por **Matsumoto Takanori** Dom Ene 20, 2013 1:35 pm

No pude evitar reír al oír “misterioso joven” estábamos cerca del lugar, solamente unos pasos más y llegaríamos al pequeño refugio que nos acogería los dos sin ningún problema. Por unos segundos pude disfrutar aquella delicia de brisa que llegaba a mi rostro y jugueteaba con mis cabellos, entrecerré mis ojos para poder apreciar aquello aun más. Eran cosas que aunque fueras animal o no, disfrutabas y apreciabas, sin importar tu forma, volví a abrir los ojos para rápidamente aclarar mi garganta y dirigir mi mirada al joven con un rostro cálido pero sin mostrar alguna sonrisa amable, no porque no pudiera, sino que simplemente no nacía de mi corazón adornar mi rostro con rasgos pincelados; como yo veía mis ojos, ojos realizados con pinceles de forma fina y perfecta. Aun así tenia la calidez y amabilidad necesaria como para mostrarle al joven que era de fiar.

-Matsumoto Takanori- respondí de forma lenta y suave para poder acostumbrarme a hablar en francés pues casi siempre mis palabras salían en un tono diferente y las palabras no se entendían, pero luego de recordar aquella forma de entonar bien las letras todo comenzó a fluir de forma perfecta –No se preocupe no soy un ladrón o un asesino en serie- dije para luego reír suavemente –en realidad no sé lo que soy, perdí la memoria hace mucho tiempo- me alce de hombros mientras en mi rostro tal vez se veía un cambio real, aquella amabilidad se volvió amarga al recordar que al mirar atrás solamente habían rostros borrosos, una mujer extraña y pedazos de momentos que no tenían coherencia. Para mí, no había comienzo, ni aun final. Aunque lo había dicho totalmente en broma esa era mi realidad. Moví un poco mi rostro para poder centrarme en donde estaba para luego girar y llegar en donde exactamente quería. -No es una gran mansión, pero con fuego, todo parece tan cálido y reconfortadle-

Comenzaban a caer más gotas de lluvia, estas eran agresivas, grandes y poderosas. Mire hacia el cielo y este se había puesto completamente gris, tan gris que una corriente entro a mi cuerpo, pues no me gustaba para nada la lluvia y mucho menos para alguien como yo que no podía controlar lo que iba a ser cuando abriera los ojos. Mire hacia el horizonte y mire como los arboles se batían por el poder glorioso de los arboles, las hojas volaban en todas direcciones, las ramas crujían adoloridas y rogando que fueran lo suficientemente fuertes para soportar aquel golpe repentino e invisible. Ya no se trataba del fresco y apacible viento que hace unas horas tocaba mi cabello con dulzura, no, aquel viendo se había trasformado en algo que demostraba poder, altanería y furia.

Era una choza destruida por el clima, me adentre cuando note que ya me estaba mojando demasiado. Había estado en ese lugar hace unas horas, en realidad había dormido allí, pues días antes me había convertido en animal y apenas el dia anterior había podido volver a mi forma humana, por suerte había sido inteligente y no me había apartado mucho del lugar, en donde tenía una muda de ropa, no en muy buen estado, pero a la final me ayudaban a cubrir mis vergüenzas. Aun las cenizas estaban calientes, así que reuní un poco de leña que había recolectado la noche anterior y la apile para encender nuevamente otra fogata. Le daba gracias a dios que el techo hecho de paja estuviera en buenas condiciones y no tenia filtraciones, las pareces eran hechas por barro y madera y un poco de piedras que le daba firmamento, era una buena construcción que duraría otros años más, algunas partes se habían caído y el piso de tierra dejaba ver que la naturaleza invadía el lugar, con algunas flores que se alimentaban del sol y agua que caía por aquellas ventanas que comenzaban a ser el peor enemigo del lugar. Luego de poder encender la fogata, me senté en un pequeño troco que yo mismo había gustado para dejar salir un suspiro luego de que como un can sacudiera mi cabeza para que las gotas de lluvia en el cayeras por sí sola, pase una de mis manos alborotándolo para después cómicamente rasgarme por detrás de las orejas. Me percate de lo que había hecho de forma inconsciente, le mire un poco apenado para bajar la mano y reír inocentemente –perdón… son costumbres que uno agarra- mire por uno segundos el fuego hasta que nuevamente el silencio invadió el lugar, yo tenía preguntas pero no deseaba ser descortés, le volví a mirar para tranquilamente abrir otra vez mi boca y preguntar: -¿Y vuestro nombre, cual es? Es gratificante poder disfrutar un poco de la naturaleza lejos del ajetreo parisino ¿no es así?-

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