Caballero, dama, ¿No le apetece un buen estofado de hongos esta noche? (LIBRE)

por **Anatole Dufort** Jue Jul 19, 2012 9:24 am

A las 4 de la tarde, el calor había bajado un poco a comparación del medio día. Era un alivio porque Anatole tenía mucha sed. Había entrenado toda la mañana en los cambios y sembradíos y luego de una rápida ducha en el rio y un cambio de ropa, había salido a buscar algún trabajo que le permitiera llevar el pan para la cena de su madre y abuelo. Ese día había contado con suerte, un campesino le había prometido un par de monedas si le ayudaba a vender sus productos en el mercado informal.

Los productos como eran de esperarse, se trataban de Coles, Esparragos, hongos, espinacas y papas, los había dispuesto en cajas ordenadamente y se encontraba cuidando la mercancía, mientras el campesino de nombre Anton había salido a negociar otros productos que tenía en su granja.

Anatole observaba las papas y deseaba poder comprar unas cuando obtuviera sus monedas, porque eran una buena fuente de alimento y con tanto ejercicio diario, comenzaba a sentirse mareado y débil por la falta de una buena nutrición. Era un alivio que el sol se hubiese escondido entre las nubes porque el calor sólo aumentaba su fatiga. Suspiró deseando que llegaran más clientes pero parecía que nadie estaba interesado en sus verduras.

- ¡Lleve las verduras más frescas de la región a un excelente precio! - Comenzó a gritar - Caballero, dama, ¿No le apetece un buen estofado de hongos esta noche? Tenemos hongos frescos para usted - Agregó intentando captar la atención de la gente.

por **Anya Tipova** Jue Jul 19, 2012 10:10 am

Después de un arduo día de trabajo en el hospital siempre es necesario comer algo delicioso, y por desgracia no tenía nada de comida en el pequeño lugar que me había conseguido. Había estado demasiado ocupada con mis dos trabajos como para preocuparme de esas cosas hasta que las reservas de comida escasearon. Con un profundo y lastimero suspiro me dirigí hacia la puerta tomando la capa para ponerla sobre mis hombros, estaba destinada a pasar las próximas dos horas de compra... aunque la carne iría al bosque y cazaría algo delicioso, siempre es más seguro que confiar en cualquier carnicero de la zona, a saber de donde sacó la carne.

Pensando en estas cosas salí a la calle, ajusté la capa y pasé todo mi pelo, largo, negro y lacio, hacia uno de mis hombros. Mientras lo trenzaba avancé hacia el mercado, los puesto se sucedían y aunque tenía dinero no me permití ningún capricho, en cambio si que compré algo de pan, especias y limones para preparar limonada además de una botella de vino blanco... aunque no lo haga frecuentemente una copa no hace mal a nadie, aunque a mi con dos sorbos me vasta para estar ebria.

Sonreía a los tenderos mientras miraba los contenidos de sus puesto y elegía selectivamente, estaba acostumbrada a hacer la comida para mi padre y él era tan exigente como yo, así que no cabía duda en que doto lo que acababa en mi cesto de mimbre era de buena calidad. En ese momento escuché a un muchacho gritar... ¿hongos?... no lo había pensado, estarían deliciosos con un poco de jabalí, en esta zona había muchos especímenes hermosos que cazar. Me acerqué hacia él e inspeccioné el genero lentamente. Puse uno de mis mechones tras me oreja lentamente y después alcé mis ojos, con una gran sonrisa en los labios, hacia él.

- Hola... ¿a cuanto cuestan los hongos?... las coles también parecen frescas y las patatas vendrán bien para el estofado... me va a sobrar, siempre cocino de mas... - suspiré hablando un poco para mí misma.

por **Anatole Dufort** Jue Jul 19, 2012 10:24 am

Cuando casi perdía la esperanza, Anatole se encontró con que una hermosa mujer se acercaba a su pequeño puesto, venía cubierta con una capa elegante y por unos instantes el joven se preguntó que tipo de cuerpo escondería bajo ella, el cabello lo traía trenzado, se veía elegante, pero al mismo tiempo no parecía ser un peinado preparado por mucho tiempo sino algo más informal. No supo porqué pero sintió una buena energía de esta persona.

El abuelo siempre le exigía fijarse sobremanera en las personas con las que trataba, pues para un cazador era de suma inmportancia poder reconocer las intenciones de las personas antes de que hicieran algún movimiento, Anatole no estaba seguro de que algún día pudiese convertirse en un buen cazador como lo había sido su viejo, pero mantenía sus consejos presentes todo el tiempo.

- Muy buenas tardes distinguida señora - Le saludó intentando ser todo lo caballeroso posible, aunque no era muy bueno con el lenguaje formal - Los hongos están frescos, recién recolectados ayer, al igual que las demás verduras, no las recogí yo mismo, pero le aseguro que mi patrón tiene buena mano y las ha cuidado minusiosamente - Le explicó pues había tenido que ir hasta la granja con el campesino para traer la mercancía - Los hongos cuestan a 1 débimo - Agregó, mostrándole la cantidad que le daría por ese precio que era apróximadamente una libra.

Se quedó mirándola y agregó con algo de timidez - Que afortunada... pocas personas pueden decir que la comida sobra en sus casas - Agregó, su mirada se tornó preocupada y con un matiz triste.

por **Anya Tipova** Jue Jul 19, 2012 10:39 am

Sentía los ojos del chico examinarme, pero fingí no darme cuenta mientras miraba las verduras con ojo crítico. En verdad ahora tenía antojo de hongo, así que debería llevarme de ellos pero no sería lo único... alcé los ojos hacia él y sonreí ámpliamente hacia él mientras metía la mano debajo de mi capa y sacaba una pequeña bolsita de terciopelo negro que con solo coger ya sabía el dinero que tenía, mi padre me había enseñado a cuando iba a comprar nunca sacar más dinero del debido... aunque ahora seguramente saldría mal parado un ladrón que se atreviera a atacarme.

- Póngame unos hongos... pero también algunas patatas y una col - miré las coles fíjamente y señalé una entre las del centro- ¿podría ser esa por favor?- pregunté amablemente.

Cuando escuché su frase final no pude evitar sentirme culpable, hacía poco que había dejado el hogar de mi padre y estaba acostumbrada a hacer de comer para muchas personas, por eso cuando cocinaba algo siempre solía sobrar bastante. Me mordí los labios nerviosa mientras pensaba una manera de aprovechar eso y cuando la luz se iluminó en mi mente sonreí ampliamente mientras juntaba mis manos, en las cuales colgaba todavía el saquito con el dinero que tintineó cuando se unieron, y con ojos brillantes le dije:

- ¿Por que no viene después? puede quedarse con el estofado que sobre, ahora iré a por la carne- omití el hecho de que iba a cazarla-, prepararé un buen guiso de hongos con patatas y carne de jabalí- le expliqué el menú mientras buscaba en la bolsa la cantidad justa que pedía por todo lo que había comprado y algunas monedas más y las tendía para él- si sobra algo para usted, después de todo ha sido muy amable y me ha atendido muy bien.

por **Anatole Dufort** Jue Jul 19, 2012 10:59 am

La jovencita había pedido varias cosas y los ojos de Anatole brillaron con la ilusión de un niño cuando están a punto de darle un juguete, si lograba vender todo bien, el campesino le daría su paga y además podría contratarlo otra vez y trabajo era lo que más necesitaba por esos días. Se apresuró a tomar todo lo que ella iba pidiendo y colocarlos en el cesto que ella traía con cuidado.

Tomó la col que ella escogió y la depositó en su lugar. Observó el monedero de terciopelo y no pudo más que envidiar su finura, recordó a su madre y la tristeza lo embargó de nuevo; su madre nunca podría usar un monedero tan bonito y femenino, su madre había perdido su encanto y belleza y ahora ningún hombre la miraba con amor.

Las palabras de ella y su invitación desinteresada lo sorprendieron sobremanera. Abrió mucho los ojos arqueando las cejas y su boca se cerró en una gran 'O', la nariz se le recogió de forma graciosa. Sus mejillas se encendieron luego con la vergüenza, aquella era una combinación entre emoción, agradecimiento y vergüenza. Y mientras estaba en esa confusión de emociones, Anatole no se percató de la mirada de un hombre de cuerpo grácil pero corpulento, con barba irregular y enorme nariz aguileña que no se había despegado del monedero de la cliente.

El hombre se acercó con disimulo, caminando entre los transeúntes como cualquier otro comensal, confundiéndose entre la gente que a esa hora iba a comprar los ingredientes de la cena y sin dudarlo un segundo, se tropezó (intencionalmente claro) con una piedra y empujó a la jovencita, aprovechando esos momentos de distracción, para hábilmente meter la mano por entre la capa y agarrar el monedero.

Todo sucedió tan rápido que cuando Anatole reaccionó el hombre ya se disponía a correr...

por **Anya Tipova** Jue Jul 19, 2012 5:31 pm

Era divertido ver la confusión que se había formado en un segundo en la cabeza de ese chico, parecía que todo lo que pensaba le pasaba por la cara, era imposible no leerlo. Pero a la vez que reía suavemente ante su reacción también noté la presencia de un hombre... un hombre dispuesto a atracarme según comprendí segundos despues. No pude evitar que me quitara mi pequeño monedero pero al mismo tiempo que intentaba huir lo agarré por el cuello de la mugrosa camisa con una mano, le pateé la parte posterior de las rodillas y cuando cayó al suelo como un tronco le miré con una sonrisa en los labios.

- Verá señor, ese dinero que pretende llevarse fue fruto de un arduo trabajo, en el hospital no dan ni un penique gratis- también me ayudaba mi padre mandando dinero todos los meses para pagar mi pequeña vivienda y algo de ropa, así que tan solo tenía que preocuparme por la comida, pero no iba a decirselo-. Así que hágame el favor de devolverme mi monedero.

Cuando el hombre no hizo ningún amago por devolverme lo mío suspiré y cerré los ojos un momento mientras mi mano viajaba rápida y directa hacia mi aro de caza. Con rapidez asombrosa, fruto de un arduo entrenamiento, este estuvo presionado contra la garganta del hombre. No quería llegar a eso, no quería asustar al chico, tan sólo quería que comiera un poco de mi estofado y que pudiera tener algo de dinero extra ¿tan difícil era conseguir eso? por lo visto si.

- Devuelvemelo o muere - dije con un marcado acento ruso, normalmente lo disimulaba un poco aunque marcaba más las erres y alargaba las eses pero esta vez dejé salir toda mi naturaleza nórdica amenazante contra ese hombre.

Cuando lo tuve de vuelta suspiré de nuevo y lo dejé marchar, tras mirar los filos por si se habían ensuciado volví a meter debajo de mi capa el disco de caza y miré al chico algo apenada, con algo de rubor en las mejillas.

- Siento si le asusté.

por **Anatole Dufort** Jue Jul 19, 2012 5:58 pm

De esos momentos era de los que hablaba su abuelo, momentos en los que debía reaccionar rápido y tomar las decisiones apropiadas. Sin embargo y para su total asombro, la mujer fue mucho más rápida que él y en un parpadeó ya estaba sujetando al malhechor, obligándolo a que le devolviera lo que le pertenecía. Anatole observó completamente sorprendido, como la mujer sacaba un disco de caza y amenazaba al hombre con un acento claramente foráneo.

Momento ¿Disco de caza? ¿Una mujer con un arma?

Anatole no había visto eso nunca. Bueno la verdad es que no conocía tampoco muchas mujeres, así que esa era prácticamente la primera y única que había visto con un arma. El hombre había tenido que devolver el monedero y huír y el joven lo vio alejarse corriendo, cuando la chica se volvió hacía él, rápidamente negó con la cabeza.

- No... no no... no me da miedo es sólo que... - Tartamudeó y luego dejó escapar un grito emocionado - ¡ES USTED INCREÍBLE! - Emocionado agregó - Se vió tan genial como lo capturó y amenazó y... - Bajó un poco la voz, porque algunas personas se habían girado por el alboroto.

- Nunca había visto a una mujer manejar un arma - Agregó y se quedó pensativo - Mi madre nunca podría hacer algo así... - Se encogió de hombros - Con esa habilidad... debe cocinar como un ángel -

¡Que tontería Anatole, los Ángeles no cocinan! Se dijo así mismo.

por **Anya Tipova** Vie Jul 20, 2012 10:36 am

Parpadeé asombrada por su reacción, no esperaba algo así, así que rompí a reír suavemente mientras me ponía un mechón de pelo detrás de la oreja. Los pocos que se giraban hacia él por la algarabía que estaba montando se dispersaron cuando bajó la voz y pronto estuvimos otras vez "solos" entre la multitud.

- No es genial amenazar a alguien, tan solo lo hago cuando es necesario- respondí mientras dejaba salir una gran sonrisa-, y en cuanto a su madre es cuestión de práctica, después de cerca de diez años de entrenamiento una sabe como defenderse- dije mientras pensaba en las interminables tardes que pasé peleando por mi puesto de cazadora al lado de mi padre.

Recogí la cesta que había dejado en el suelo y la colgué de nuevo en mi brazo, guardé con celo mi monedero y pensé... si le había gustado ver esa pequeña muestra de fuerza quizás le gustaría verme cazar. Cuando entraba en modo de caza no es que fuera demasiado agradable, la muerte no era fácil y ensuciaba a todos aquellos que se acercaban a ella, pero a lo mejor le venía bien distraerse un poco. Miré alrededor, casi todo el mundo estaba empezando a recoger sus puesto, no debería tardar mucho en salir.

- Pensaba cazar un pequeño jabato para la comida... ¿quiere venir conmigo al bosque? No tardaremos demasiado y quizás le guste ver como funciona el aro de caza. En cuanto a buena cocinera, mi padre siempre decía que hacía el mejor estofado que había probado, pero claro, era mi padre y me quiere demasiado para decir que no le gusta - reí suavemente-. Aunque tengo algo de fe en mis capacidades culinarias.

por **Anatole Dufort** Lun Jul 23, 2012 1:47 pm

La mujer rió y su rostro se tornó aún más adorable, su risa era agradable de escuchar además, Anatole se mostró más interesado cuando ella habló sobre el entrenamiento ¿Diez años? ¿Sería aquella mujer una cazadora? pensó. Animado con la invitación, Anatole comenzó a asentir sin pensarlo dos veces.

- Me encantaría acompañarla - Agregó alegremente - Yo también estoy entrenando y creo que podría aprender un par de cosas de usted madame... No me ha dicho su nombre - Y calló en cuenta que el tampoco- ¡Ay! que imprudente y descuidado - Se llevó una mano al cabello y se lo revolcó de manera nerviosa - Mi nombre es Anatole Dufort, es un placer conocerle -

Hizo una venía cortes y cuando se irguió divisó al patrón que volvía al lugar seguramente para ver cuanto había vendido. Eran casi las 6pm y muchos comerciantes cerraban sus puestos por temor a las creaturas demoniacas que se rumoreaba habitaban la noche de Paris.

- Debo entregar el puesto a mi patrón... así que creo que en unos 10 minutos podré reunirme con usted, si gusta puede esperarme o podemos encontrarnos directamente en las afueras del bosque ¿Que prefiere? -

(( perdon la tardanza, pero los fines de semana me es más complicado responder ))

por **Anya Tipova** Vie Jul 27, 2012 10:07 am

- Un gusto conocerte señor Dufort...- dije mientras realizaba una reverencia- aunque si no te importa te llamaré Anatole. Mi nombre es Anya Tipova, puedes llamarme Anya... es más, insisto en que lo hagas- respondí sin dejar mi sonrisa de lado.

Ahora que sabía que iba a tener un acompañante tenía que hacer varias cosas antes de adentrarme en el bosque, todas ellas tremendamente necesarias si quería que todo fuera como la seda. Ante su invitación a que le esperara sonreí pero negué suavemente con la cabeza.

- Te esperaré allí si no te importa, después de todo tengo que dejar la compra en casa y así tardaremos menos- le expliqué antes de realizar una reverencia y alejarme.

Corrí con rapidez por las calles adoquinadas y dejé la compra en casa, agarré algunas cosas y las guardé en mi capa antes de dirigirme al bosque. Me paré en la linde y esperé paciente a que viniera, mientras pasaba la espera me dediqué a volver a trenzar mi pelo esta vez más firme y a enrollarlo en la parte trasera de mi cabeza inmovilizándolo con un pincho de metal que también podía utilizar como arma y que me regaló un amigo de mi padre. Una vez terminado el peinado me senté en una piedra y miré el camino por el que debería llegar.

Una figura se recortó en el orizonte y cuando conseguí distinguirlo alcé mi mano y le indiqué mi posición, a medida que se acercaba dejé de lado la capa y utilizaba el cordel oculto en la falda que hacía que esta se soltara del corpiño y que quedara con las piernas libres de la pesada tela. Tan solo con los pantalones de cuero volví a mirarlo sonriente.

- ¿Listo para cazar?

por **Anatole Dufort** Vie Jul 27, 2012 10:18 am

Anya... era un hombre que no había escuchado antes ¿Sería la mujer de otro lugar? Se cuestionó mientras la veía alejarse. Le entregó el negocio y las ganancias a su patrón, este le pidió que le ayudara a empacar o que no se había vendido, así que Anatole dedicó unos minutos a organizar todo en cajas y subirlas a la carrera tirada por un viejo burro del campesino. Una vez recibió unas monedas por su trabajo, se las guardó en el bolsillo y se dirigió al lugar donde habían quedado verse.

Mientras caminaba por el sendero, se le vino a la mente el pensamiento de que, no estaba apropiadamente vestido para la ocación, no es que pensara que necesitara ropas finas para cazar, precisamente no era una actividad muy limpia, pero en cierto modo eso era como una cita ¿No? iría a la casa de una bella dama a comer como su invitado ¿Cómo iba a presentarse con tremendas fachas en su residencia?

Sus mejillas ya estaban coloradas por la verguenza cuando la vio sentada sobre la piedra, usando la mano como señal para que la distinguiera. Aligeró el paso y se quedó sorprendido y pasmado cuando ella se sacó la falta para quedar en pantalon, ¡Una dama en pantalón!¡Que escándalo! Se llevó una mano a los labios inconscientemente, nunca había visto a una muje vestir con pantalones - ¡Valla! - Exclamó - Que inusual... pero conveniente, asi será mucho más cómodo para usted mi señora Anya - Agregó con una sonrisita nerviosa.

- Yo no soy muy bueno... de hecho soy un aprendiz en el arte de la caza, mi abuelo fue un gran cazador en sus tiempos juveniles, él me ha enseñado lo poco que se, me encantaría ver su técnica y aprender de ella - Agregó con humildad.

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