La muerte no conoce el paso del tiempo...(Paula)

por **Cynthia Dalma** Lun Jul 30, 2012 6:06 am

Era de noche...el único momento del día cuando me lanzaba a adoptar forma corpórea, al menos casi siempre, tal como si fuese un vampiro. Como si, como ellos, durmiese de día y por la noche saliese a las calles para alimentarme de mis presas. Pero de día era trasnparente, o simplemente me limitaba a desaparecer, por mucho que recorriese bajo esa forma las calles de París. Pero siempre consciente. Siempre consciente. No me gustaba eso de la insconsciencia. Ya había tenido suficiente con la ida de olla que había tenido en mis primeros años de muerte, cuando ni siquiera era capaz de aparecerme ante los mortales.
Además, muchas veces era más divertido ir por ahí sin cuerpo, sobre todo cuando no es día. Hay muchas cosas que ves, muchos secretos que puedes...averigüar. Sobre todo estando en un lugar como Francia, dónde cada día hay algo nuevo, algo delicioso...
Era algo así como un juego, me creaba una breve ilusión de que no había muerto, no del todo. De todos modos, nunca me había gustado el día en sí. La luna, las estrellas, la dulce frescura de la noche, eran cosas que me habían hecho sentirme más viva.
Así que, poco después de haber anochecido, estaba allí, caminando por aquella plaza, con el cabello suelto y el aburridísimo vestido negro y dorado con el que había muerto. Caminando cual niña perdida, mirando a la gente, pensando o escogiendo a quién atormentar. Con expresión alegre, y algo maliciosa.
Y buscando. Porque ése era también uno de los motivos por el que tomaba forma corpórea por la noche. Había gente a la que debía buscar, gente que sabía que estaría por aquí y que, como yo, salía solamente por la noche.
Digamos que eran...viejos amigos.
Era una búsqueda que aún no había dado sus frutos. Pero yo sabía que seguían vivos. Puede que fuera por mis poderes de fantasma, por algún rincón perdido de mis poderes de bruja o incluso podría tener algo que ver con otra cosa. Pero lo sabía.
Aún así...tenía que admitir que aquella noche no me estaba esmerando demasiado. Me estaba limitando a confundirme entre los vivos. A admirar la belleza del lugar y a pasar sigilosamente entre los mortales con elegancia, como el fantasma que era.
Y cantaba algo en francés. Unas letras tristes, pero que las cantaba con cierto sentido festivo, tan bajito que ningún ser humano podría oírme.
-Si je brûle la chandelle Je ne me sens pas la chaleur si un couteau que je atraviesta pas de douleur et son cœur bat et je sais Estoi morts et la douleur que je ressens dans mon aller et de me dire n'est pas réel Je n'ai pas encore de donner une larme...