Reencuentros esperados y no tan esperados (Erika)

La batalla había sido corta. El otro vampiro era abiertamente superior, y no contenía su rabia al combatir. Shadow aferraba la daga con fuerza, lo único que le daba esperanza, lo único que le quedaba de su amada Erika, aunque no parecía que sirviera para nada contra Sombra, que permanecía prácticamente ileso, mientras que Shadow se hallaba derrotada, herida en su cuerpo y en su orgullo.

_ Vamos Anzu, ríndete ya. Vuelve conmigo y te sanaré. Seremos felices juntos_ Dijo el vampiro, con una sonrisa triunfal en sus labios. En respuesta, Shadow sonrió con ironía, y habló con tono amargo_ Puedes matarme, violarme, o hacer lo que te plazca, pero nunca tendrás mi corazón, pertenece a otra persona. Alguien que realmente me ama, no como tú. Y mi nombre es Shadow, no Anzu.

_ Me sorprendes, Anzu. Tú y yo somos dioses entre los mortales. ¿Tanto te arriesgas por uno de ellos? Juntos podríamos gobernar el mundo_ dijo el otro vampiro, con parsimonia. Shadow mataría por poder aunque fuese darle un puñetazo. Pero continuaba inmóvil, débil. Su mala alimentación le pasaba factura. Sombra era más fuerte y se alimentaba mejor, era más antiguo. Ella era una niña en comparación._ Antes prefiero morir. Si muero al menos no tendré que volver a verte o a escucharte.

_ Te di la eternidad. ¿Y es así cómo me lo agradeces?_ exclamó él, abiertamente furioso. Pero esa era lo que Shadow quería, si se enfadaba era más propenso a cometer errores, a mostrar su poder sobrenatural. Y Shadow quería hacer todo lo posible para que si moría, él tuviese todas las dificultades posibles_ Me diste una eternidad en tinieblas, me convertiste en un monstruo. Me hiciste perder el favor de Ra, mi dios. ¡Te odio! ¡A ti y a todos los vampiros como tú!

Sombra la aferró por el cuello. Sobraban las palabras. Nunca iban a entenderse. Shadow continuaba sangrando, sus heridas eran grandes, y no cesaba de recibir más. La chaqueta que había llevado estaba tan sólo a unos metros, si lograse alcanzarla al menos. Pero no podía mover un músculo, estaba sujeta en el aire por la poderosa mano del vampiro, en una postura que la hubiese ahogado si necesitase aire.

Saltó el tejado con una habilidad que nadie le hubiera atribuido y de la que estaba secretamente orgullosa. De eso y de su pericia en las artes marciales, en las que no era el mas fuerte el que ganaba, sino el más estratega.

Saltó otro tejado, calculando que le quedarían dos casas más. Otra noche más había salido tras el vampiro que tanto tiempo llevaba buscando, el que tantas veces se le había escapado. Al principio solo había bagado por los oscuros callejones pero después se había encontrado a un vampiro atacando a un humano y desde entonces estaban luchando donde la ciudad ya no los veía. Por suerte para ella el vampiro la había subestimado y, al saltar el ultimo tejado, calló directamente encima de él atravesándolo en ese mismo instante con la estaca.

Estaba limpiándola para introducirla en la tira atada a la pernera del pantalo y preparándose para volver a casa cuando la alarma se disparó en su interior. La daga la estaba avisando. Se volvió rápidamente y, tal como le había enseñado su padre, detectó de donde provenía la alarma. Su corazón estaba conectado con ese arma y, tal como su padre le había dicho, solo se lo podía entregar a una persona por la que estuviera dispuesta a entregar su vida. Muchas veces había estado a punto de dársela a Jonathan pero sabía que no era la persona adecuada. Sin embargo Shadow...

Vació su mente de pensamientos inocuos y corrió, a pesar del cansancio, en dirección al bosque. Hacía un tiempo que se habían separado pero aún así no había habido un solo día en el que no la echara de menos.

Cuando llegó y vio la escena se quedó anonadada. El vampiro al que llevaba tanto tiempo cazando sostenia a su querida pelirroja en el aire con expresión amenazante. Sin pensar en nada más se lanzó contra él para que soltara a Shadow

Sombra no pudo evitar maldecir. ¿Cómo lo había encontrado esa cazadora? Desde luego era bastante astuta, no se podía negar. Sombra no la iba a subestimar, sabía bien que muchas veces el ser más pequeño era el más peligroso. Soltó a Shadow sobre la hierba, y la joven hizo un vano por moverse, observó a Erika y el horror se pintó en su rostro. No... ella no.

_ ¡Erika vete! ¡No merezco que mueras por mí! Él te matará..._ dijo, con voz escasa. Sentía que todo el cuerpo le ardía, estaba débil y herida. No podía hacer nada por Erika. No quería verla sufrir, no de esa forma, no por su culpa. Ella no lo merecía. Pero entonces la miró, y vio en ella una determinación que no había visto en nadie desde hace mucho tiempo. Y entonces fue cuando se dio cuenta por primera vez de que realmente era una cazadora_ ...Acaba con él, hazlo por mí.

Sentía que se desmallaba, que todo se iba, pero una sonrisa estaba en sus labios. Sombra no vencería a Erika. No podría derrotar a su amada, no si luchaba por ella. No con el amor de su parte. Por algún motivo parecía que el vampiro había captado aquello, o al menos que consideraba que no tenía motivo para estar allí, porque desapareció antes de que Erika pudiese pestañear, rápido como una centella.

-¡Mierda!-gritó Erika al verlo desaparecer ante sus propios ojos. ¡No!¡Otra vez no! Sin embargo no tenía tiempo para ir en su busca.

Se giró para ir donde Shadow y se puso de rodillas junto a ella para apoyarla en su regazo. Mientras hacía eso observó como el cuerpo de la pelirroja estaba lleno de heridas. Posiblemente fuera por eso que no se podía mover. La sacudió suavemente.

-Shadow... Shadow, por favor, háblame, dime lo que necesitas...- la besó suavemente en los labios- Vamos amor, por favor háblame. Dime que necesitas y te lo daré.

La abrazó con todas sus fuerzas. Preocupada de si se recuperaría o no. Shadow se había desvanecido para ser solo Erika. No quedaba en ella nada de la asesina mas que la ropa. Toda la fiereza de la lucha se había ido y solo quedaba vació y desesperación en ella. Temía que las heridas fueran demasiado para ella.

Ahora sabía lo que sentiría si le faltara Shadow. Ahora sabía cuanto necesitaba a esa vampiresa en su vida. Claramente seguiría cazando vampiros pero ella estaba protegida por su Selvar, no podía traicionarla, lo que la haría especial.

-Lo siento Shadow, tendría que haberte buscado antes, por favor...

Shadow notaba con las palabras de Erika llegaban a su aturdida mente. Tenía que despertar, no podía irse, la necesitaba. Abrió sus ojos lentamente, aún le dolía todo, el brazo derecho parecía estar roto. Pero él no la quería muerta, así que iba a sobrevivir, por Erika, tenía que hacerlo.

_ Necesito... Sangre... hay un bote en mi chaqueta... junto a aquel árbol._ Se sentía tan agotada. Sólo un poco de sangre y estaría fuerte otra vez. Tan sólo un poco y sus heridas sanarían. Era fuerte, no tanto como Sombra, pero sí lo bastante para sobrevivir a esto. Quizás no podía moverse, pero sí tragar_ Tranquila, estaré bien. Has hecho lo que debías.

Si hubiese llegado Antes quizás Sombra la hubiese matado, o quizás ella hubiese vencido. La verdad es que Shadow no lo sabía, sólo sabía que Erika estaba bien, y que ella se repondría con un trago de la sangre del frasco. Comenzó a respirar lentamente, y sonrió.

Erika se levantó rapidamente a por la chaqueta y el bote se sangre que había dentro. Una parte de ella se sentí enferma ante la repugnancia de beber sangre pera la parte mas importante de ella solo quería ayudar a Shadow así que corrió junto a ella y la incorporó un poco para ponerle el bote abierto en los labios y que lo bebiera.

Apartó la mirada y la mantuvo perdida en el bosque mientras bebía. Aun no se podía creer que estaba alimentando a un vampiro con sangre que a saber de donde había sacado, aunque tratandose de la pelirroja tenía la impresion que seria una extracción más bien consentida, o eso esperaba de veras.

Cuando Shadow terminó de beber arrojó el bote lejos, sin mirar donde caía, y concentró su atención en la vampiresa. Parecía un poco recuperada y supuso que se mejoraría por momentos. El alivio se extendió por ella y con un suspiro se inquinó hasta apoyar la frente contra la de la chica.

-Gracias a Dios que he llegado a tiempo, si no...

La sangre correr por sus labios la restablecía. Sentía como poco a poco su dolor iba menguando, como sus fuerzas retornaban. Lanzó un grito de dolor, justo después de que se escuchase un sonoro crujido, cuando sus huesos volvieron a unirse. Las heridas pronto empezaron a cerrarse. Seguía débil, pero ya no le dolía el cuerpo. Tuvo especial cuidado de que Erika no viese sus colmillos, sabía que era mejor evitar aquello.

_ Lo importante es que lo has hecho, me salvaste... _ susurró con voz dulce, acariciando su rostro. Ella había acudido al rescate, como una heroína de cuento. Y la había salvado como a una doncella en apuros. ¿Quién iba a decir que siendo ella la más fuerte era la que debía ser rescatada? Pero le gustaba la sensación. Miró a sus ojos cuando apoyó la frente en la de ella. Se sentía plena otra vez, como antes de aquella noche en que se sinceraron. Pero esta vez no había dudas, ni secretos_ Te he echado de menos, Erika. Las noches sin ti han sido muy solitarias, dejan un vacío en mí que sólo tú puedes llenar.

Ya no notaba el sabor a sangre en su boca, por lo que ella tampoco lo debió notar cuando Shadow volvió a besarla lentamente. El vínculo entre ambas se estaba fortaleciendo, lo notaba. Erika debía acabar de darse cuenta de que la vida de Shadow podía ser tan efímera como la de un mortal. Ambas habían estado a punto de quedarse sin la otra. Y eso era algo significativo, pues cuando realmente te percatas de que quieres algo es cuando estás a punto de perderlo. Se llevó la mano al cuello, queriendo agradecer a Horus que las hubiese vuelto a unir, pero el colgante estaba aún rodeando el cuello de su amada, lo que le provocó una sonrisa.

_ Me alegra ver que el colgante de mi madre sigue donde debe estar...

Erika suspiró mientras dibujaba una suave sonrisa que no llegaba a sus ojos. Aún no se podía quitar de encima esa angustia que la había invadido al presenciar como Shadow estaba a punto de ser machacada por un vampiro.

-No debiera llevarlo- dijo suavemente- Podría perderlo en la lucha y sé que es algo importante pata tí. Pero por alguna razón tampoco he sido capaz de quitarmelo. Y yo me alegro de que lleves mi Selvar- dijo mientras tomaba la daga que le había dado del suelo y se a ponía de nuevo en la mano mientras se la besaba al dorso-Llévalo siempre contigo, Shadow.

Volvió a besarla, necesitando de nuevo la droga en la que se habían convertido sus labios. Los había echado mucho de menos, asi como a su dueña. Y ahora que casi la había visto muerta... Ademas aquellas palabras que ella le había gritado al otro vampiro antes de que pudiera irrumpir en la escena.

-Ya no volveras a pasar las noches solas Shadow, te lo prometo.

Ese colgante no era de los que se perdían, pero Shadow no dijo nada al respecto. Cogió la daga de nuevo, y la guardó entre sus ropas de nuevo. No, decididamente no pensaba soltarla jamás. Erika estaba tan hermosa en ese momento, tan protectora y decidida, pero tan asustada también. Shadow se sentía un poco mal al preocuparla, pero no era nada comparado con lo bien que se sentía por estar con ella.

_ Han tenido que partirme el brazo para que lo suelte. Eso ya significa algo, ¿No?_ Dijo, y soltó una risotada para relajar el ambiente. Ya estaba mejor, necesitaría alimentarse un poco más en algunas horas, pero con algún animal del bosque se satisfaría. Erika volvía a besarla. Shadow correspondió obsesiva, hacía tanto que no podían estar así. Cada día era una espina que se clavaba en su corazón, pero ahora terminarían. Escuchar de los labios de Erika que no volvería a estar sola hizo que la vampiresa mostrase la sonrisa más radiante que la cazadora había visto jamás_ Acabas de hacerme la mujer más feliz del mundo.

La estrechó fuertemente, aunque aún notaba algo de debilidad en el brazo derecho. Notaba su corazón agitarse fuertemente, notaba su respiración, su tacto. Y se sentía plena, como si el latido de ella pudiese cubrir el que necesitaba. Llenaban ese oscuro vacío que Shadow tenía desde hace tiempo y que normalmente Anzu llenaba.

-Para eso estamos.

Sonrió y en un acto inconsciente le examinó el brazo, aunque en ese caso no serviría de mucho ya que no había estudiado para saber como era la cura de un vampiro. Suspiró, pensando que tendría que acostumbrarse a esas cosas si quería que aquello saliera bien. Se levantó y miró a su alrededor.

-Vámonos antes de que alguien más decida atacarnos- le tendió la mano para ayudarla a levantarse por que intuía que aún estaba débil. Se sacudió un poco los pantalones y tomó la mano de Shadow para poder irse cuanto antes- Por cierto parecía que conocías a ese vampiro- dijo como quien no quería la cosa. No quería que pensara que había estado espiándola o algo pero realmente necesitaba información sobre él si quería poder darle caza algún día.

Erika quería información sobre Sombra. Era normal, pero Shadow ahora no se sentía con fuerzas para aquello. Se lo contaría todo, pero no en ese momento, no ahora que todo empezaba a marchar bien. Esa era una historia que si había de contarse prefería mostrar en lugar de contar.

_ Sí, le conozco muy bien, más de lo que me gustaría, pero no quiero hablar de él ahora_ Miró a Erika, sabía que quería esa información, la cazadora que tenía dentro de ella ahora buscaba venganza además de su natural deseo de acabar con quien era su enemigo, ella entendía muy bien esa sensación_ Te lo contaré todo cuando esté mejor, te lo prometo, pero ahora no es el momento.

Se apoyaba en ella al andar, su ropa seguía manchada de sangre y rasgada, no daba precisamente una imagen de belleza. Era el perfecto icono de la debilidad, de una muñeca rota. No quería dar esa impresión al contar la historia, desde luego. Tenía otros planes.

Erika asintió dejó el tema por el momento. Cunado Shadow sse sintiera con fuerzas confiaba en que se lo contaría así que decidió esperar. Se acercaban ya a una zona ligeramente iluminada por las luces de la ciudad y enconces se dio cuenta que con Shadow así no podrían llegar a ninguna parte. No al menos sin destacar.

-No creo que podamos atravesar la ciudad así- dijo mientras pensaba que podían hacer. Entonces recordó el vestido que había dejado la última vez en el árbol. Desde que había estado allí con Shadow no había vuelto a pasarse por allí- Tengo el vestido de la última vez en el árbol. Vayamos al claro para que así puedas ponértelo- dijo mientras daba la vuelta y seguía el mapa de su memoria hasta su escondite- ¿Podrás llegar verdad? ¿No estás demasiado débil?

El vestido de Erika serviría bien, quizás no le quedase precisamente perfecto, pero serviría para ocultarse. Por otro lado, seguía débil, pero sus reflejos estaban regresando lentamente. Ya recuperaba su vista y su oído, incluso su olfato. La sangre del bote no bastaba para reponer la perdida, lo sabía.

_ Llegaré, pero no así. Tengo que comer, Erika_ su tono fue distante, pero su mirada seguía siendo afectiva. Su brazo izquierdo estaba ya en perfectas condiciones, pero la regeneración había despertado el hambre. Maldito Sombra, juraba que iba a matarlo, costase lo que costase._ Debemos acelerar el paso, tengo que reponerme antes de que amanezca.

Su brazo se movió rápidamente, a una velocidad casi imposible de contemplar para un ser humano. La ardilla pataleaba, mordía, pero la vampiresa ni siquiera parecía percatarse de ello. La miraba con verdadera pena, no quería hacer aquello. Pero... ¿Qué remedio le quedaba? Tenía que comer algo.

_ No quiero que veas esto, vuélvete, por favor.

Evitó la mueca que quería hacer a duras penas y soltando la mano de Shadow se alejó en dirección a la laguna. No quería verlo, ni oírlo, por que sabía que aquello no sería . Avanzó sabiendo que Shadow sería capaz de seguirla momentos más tarde

Evitó con todas sus fuerzas evocar en su mente la imagen de Shadow mordiendo la ardilla que había cazado en un abrir y cerrar de ojos. Nunca había estado presente en una alimentación, no al menos una en la que no hubiera hecho nada por evitarlo, en la que no hubiera tratado de matar al vampiro. Y esperaba no volver a presenciarlo.

Cuando sintió que Shadow se unía a ella en su marcha no se volvió a mirarla, por que tenía en el rostro ese gesto que denotaba la repugnancia que sentía ante el echo de tener que beber sangre.

Shadow supo que Erika estaba asqueada, no deseaba hacerle aquello, pero debía hacerlo. Clavó sus colmillos en el animal, que apenas tuvo tiempo de chillar una vez. La sangre que corrió por sus labios era revitalizante, cálida. El calor que le había faltado a la sangre humana del bote. Sus ojos se tiñeron un instante antes de que dejase caer el cuerpo del animal al suelo. Con sumo cuidado, abrió un agujero en la tierra, y enterró a la pequeña criatura en él.

_ Requiescat in pace, pequeña_ musitó, antes de ponerse en pie. Decididamente ya estaba en perfectas condiciones. Notaba sus sentidos de vuelta, su fuerza perdida había vuelto del todo a sus músculos. Ya no hacía ruido al andar, la cazadora volvía a poder acechar a su presa. Cuando se acercó a Erika no sonreía, pero la rodeó con su brazo, esta vez en un gesto protector_ Sé que esto es duro para ti. No tienes que fingir. Sé que es repugnante, para mí también lo es. No siento placer en esto, mucho menos sabiendo el daño que te hago.

Desde luego la mejora en ella era patente, si no fuese por la ropa ensangrentada, nadie pensaría ya que había sido atacada. Eran las ventajas de su raza. Estaba seria, Erika se había esforzado por ella, y ahora era su turno de devolver el sabor. Erika se enfrentaba a cosas desagradables por ella, y ahora era el turno de Shadow.

_ Ya estoy lista para contarte quien es Sombra, si quieres. Pero conocerle a él también supone conocer una parte de mí de la que no estoy orgullosa.

Erika hizo una mueca ante sus palabras. Sí, la desagradaba, pero cuando había aceptado estar con ella sabía que lo aceptaba con todas sus consecuencias, y no iba a pedirle que fuera de otro modo. Al menos no se dedicaba a asesinar humanos.

-No te voy a negar que me desagrade- dijo en voz baja- pero sé que es lo que necesitas así que no hace falta que te disculpes por ello.

Se volvió a mirarla agradecida. Necesitaba esa información y que estuviera dispuesta a contárselo a pesar de que le fuera a costar significaba mucho para ella. Pero ese no era el lugar y no el momento. Le puso un dedo en los labios y sonrió.

-Espera a que estés verdaderamente en condiciones- dijo dándole de nuevo la mano y guiándola a su refugio.

Shadow escuchaba sus palabras con calma. Tenía razón. Debía estar mejor para usar su poder de ilusión y volver al pasado, ella quería complacer a Erika, pero su salud importaba más. Cuando le puso el dedo sobre los labios le dio un mordisquito suave, como el de un gatito, de modo juguetón.

_ Vale, te lo mostraré después mi vida_ cedió, cogiendo la mano que le daba. Se encontraba bien, pero era cierto que era mejor no forzar sus poderes aún. Siguió a su amada hasta el árbol donde debía ocultar su vestido. soltó su mano con calma y se acercó al árbol, sacando el delicado vestido. Desde luego a Erika debía quedarle magníficamente, a ella quizás no tanto_ Es una pena no haberte visto con esto puesto... espero no alargártelo.

Se desembarazó de su ropa sin mucho cuidado, quedándose en ropa interior. Su pálida piel casi parecía brillar bajo la luz de la Luna, pero era tan sólo una ilusión. Shadow cogió el vestido y se lo puso, teniendo que hacer algún esfuerzo porque le quedaba algo estrecho.

_ Bien, ya estoy lista, mi amor.

Erika sintió un cosquilleo cuando le dio aquel mordisquito juguetón y tuvo que darse la vuelta mientras se cambiaba Shadow para que ese cosquielleo que aún sentía no se convirtiera en otro tipo de cosquilleo.

-No te preocupes por el vestido. Puedo sacar más de donde saqué ese-comentó como si nada. Cuando supo que ya estaba vestida se dio la vuelta y sonrió. Aunque no le quedara exactamente como debería sintió algo de placer en su interior. Verla con su vestido le provocó un ataque de posesibidad sobre ella- aunque creo que ese se acaba de convertir en mi favorito.- comentó con una sonrisilla.

-Ven conmigo amor-dijo sentándose en el suelo e indicándole que se sentara junto a ella- cuéntame de ese tal Sombra.

Shadow no pudo evitar echarse a reír cuando le dijo que ahora ese sería su vestido favorito. Que feliz se sentía de que la aceptase como era. Pero había algo de ella que aún no sabía, y al hablarle de Sombra tendría que mostrarle como ella misma había sido en el pasado. No sería bonito, desde luego que no.

_ Contártelo sería demasiado difícil para mí. Pero te mostraré lo que recuerdo, para que tu misma puedas verlo. Recuerda que todo lo que vas a ver es una ilusión. Es un fantasma del pasado y nada más_ Su voz sonó de nuevo serena, nada infantil, muy distinto a lo habitual en ella. Estaba a punto de mostrarle algo muy serio a su amada, uno de los sucesos más traumáticos de su vida_ Te pido que no me juzgues por lo que vas a ver. Era joven, y estaba poseída por mi instinto.

Shadow cerró sus ojos, y la escena que tenían a su alrededor se desdibujó. El bosque se transformó. A su alrededor empezó a surgir la imagen del desierto, a pesar de que bajo sus cuerpos aún se sentía la hierba fresca. Pronto la imagen de un imponente palacio de piedra se presentó ante las mujeres. Y justo ante ellas la imagen de un cadáver, un guardia del palacio. Se escuchaban gritos en el interior, voces que clamaban suplicando a Ra, luego se escucharon gemidos y súplicas, en un idioma que Erika no podría comprender.

Pasaron unos momentos hasta que una mujer saliese del castillo. Tenía la tez pálida como el mármol y las ropas rasgadas y teñidas de sangre. Sus ojos parecían dos rubíes sangrientos, ávidos de caos y destrucción. Sus colmillos brillaban en la oscuridad, y su cabello, rojo con el fuego, se agitaba. Pero cuando parpadeó, se dejó caer al suelo, y la viva imagen del horror se mostró en su rostro.

_ ¿Te sientes culpable, Anzu?_ el vampiro sonreía, mirando a la mujer con estudiada calma, muy distinta a la rabia que había mostrado en el anterior encuentro con Shadow. Había algo distinto en sus ojos, una confianza y una seguridad que en el presente le faltaba_ Me has convertido en una asesina... no te acerques a mí.

No resultó difícil distinguir en la mirada la misma expresión que tuvo Shadow al verlo, aunque era distinta. No había odio puro, sólo miedo y verdadera aprensión. Era alguien que acababa de convertirse en un ser horrible, que lo detestaba y que buscaba que la persona que lo había hecho lo solucionase o la dejase en paz. El vampiro se acercó usando la velocidad que caracterizaba a su raza, rodeó a la joven con el brazo y besó su cuello contra su voluntad, a lo que ella respondió apartándolo.

_ ¡Basta! No quiero saber nada más de ti. ¡Si no puedes arreglar esto, márchate!_ Exclamó Anzu, tratando de sonar firme a pesar del temblor de su voz. Estaba asustada y dolida._ Nadie puede arreglarlo, y no es necesario. ¿No lo entiendes Anzu? Ahora eres inmortal, como yo. Si no fuese por mí aquella noche hubieses muerto.

_ Hubiese preferido la muerte. ¡Me has hecho asesinar a mi propia madre! ¡Mi hermana está muerta por tu culpa!_ Sombra, para su sorpresa, sonrió y se colocó a su espalda. le recorrió el cabello con la mano y se acercó a su oído. en aquel momento nadie debió oírlos, pero en la proyección su voz sonaba audible_ ¿Y al faraón no le mencionas? Es curioso como los humanos tienen a ignorar las muertes causadas contra su voluntad cuando al convertirse en vampiro sienten que debía ocurrir. Te vengaste con los dones que yo te otorgué.

_ No hubiese necesitado vengarme si me hubieses dejado morir aquella noche _ susurró, con la voz cargada de resentimiento. El vampiro sonrió y besó a Anzu, que se apartó rápidamente_ Tengo 2000 años querida, y todo el tiempo del mundo. Te encontraré y volverás a ser mía, la vampiresa que hay en ti me lo agradecerá.

La imagen se difuminó, y Shadow abrió los ojos que había mantenido cerrados. Se notaba tristeza en su rostro. Estaba pensando en su madre, en su hermana. Ellas habían muerto por su culpa, y por culpa de Sombra, que la había convertido en vampiro.

Erika observó tranquila. Sabía de los poderes que poseían los vampiros, aunque nunca los hubiera sentido sobre sí misma, y a decir verdad tenía curiosidad por saberlo. También le permitiría saber como era aquello por si alguna vez algún otro vampiro tratara de usarlo con ella.

Presenció las escena en silencio. Por el ambiente dedujo que se hallaba ante una neófita pero le sorprendió su aspecto. Se esperaba a Shadow pero ella no era tal como era ahora. Parecía otra mujer. Sin embargo cuando se derrumbó ante la matanza supo a ciencia cierta que se trataba de ella.

Aquel era prácticamente el principio de la historia de Shadow. Y por eso le habia dicho que lo matara. Era su sire y por ello lo odiaba. Se sorprendió un poco al descubrir que la madre y la hermana de Shadow habian muerto a raiz de su vampirismo pero tampoco se alarmó por ello ya que había estudiado a los vampiros y sabía que los primeros años de los neofitos solían ser duros.

Cuando salieron de la ilusión se volvió hacia Shadow. Esta mantenía los ojos cerrados y la tristeza pintada en su rostro. Suspiró y tiró de ella para abrazarla y le besó la cabeza.

-No te juzgaría por ello aunque no me lo pidieras. No comprendo lo difícil que puede ser pero se que al principio estáis descontrolados. Siento lo de tu familia, Shadow. Pero no te puedes culpar por lo que te hicieron hacer, tu no eres así- no mencionó lo del nombre ya que si se lo había cambiado sería por algo-Ese vampiro es mi objetivo desde hace un tiempo y ahora tengo una razón más para querer cazarle. Aunque tengo que agradecerle que te hiciera inmortal, por que eso te trajo hasta mí, no voy a perdonarle por hacerte sentir así.