Reencuentros Esperados || Privado

por **Joséphine Earhardt** Vie Dic 06, 2013 8:14 pm

“La belleza es el misterio de la vida. No está en los ojos sino en la mente.”

Su vestido como siempre era de la mejor modista de parís, su cuerpo ya de jovencita madura se figuraba, haciendo que llovieran propuestas indecentes de hasta escaparse, los hombres eran locos, ella solamente sonreía, queriendo retirarse de la presencia de esos seres, que para ella solamente eran pobres idiotas embelesados por su belleza, si, ella era vanidosa, pecaba por eso, iria al infierno por eso, según el padre de la iglesia católica que asistían ella y sus padres, aun así no le importaba, era hermosa para que negarlo, si eso era un pecado, moriría orgullosa de su pecado.

Cubría su cabeza con un hermosa y pomposo sombrero mientras sus ojos estaban cerrados rezando el ave maría, era domingo, su madre a un lado, estaba haciendo lo mismo, mientras su padre buscaba con sus ojos una bella jovencita que parecía jugar a las miradas con él, mujer resbalosa, ella se iría al infierno primero que ella, le dio un hincapié a su padre y refunfuño suavemente y bajito para que su madre no se diera cuenta, eso era un beneficio para ella, se iría con un buen regalo por parte de su padre, por culpa de su terrible falta, ella reía en su interior, satisfecha, a lo mejor podría comprar las bellas joyas que encontró junto con sus compañeras de compras y su padre se opuso a comprarla, por falta de tiempo.

La ceremonia había terminado, que alivio fue para todos, cuando comenzaron a moverse hacia la salida, ella caminaba con un pasito algo ansioso, con su acompañante con sus pertenencias en un rincón, buscaba volver a estar a su lado, mientras sus padres se detenían a saludar a una que otra persona importante. — Apresúrate Dominique, que llegaremos tarde por su culpa — sentencio con una mirada despectiva, moviéndose con más prisa para dejarla atrás y hacerla apresurarse. La risa invadió su cuerpo cuando noto que ella llegaba exhausta por estar evadiendo las personas que se atravesaban, creando una muralla para no permitirle pasar, el carruaje ya estaba preparado, la rubia no dudo en adentrarse en el carruaje, para sentarse en aquel mullido sillón, pronto llego su padre, su madre y por último la pobre Dominique.

Suspiro largamente, todo estaba tardando tanto, no llegarían a tiempo, comenzaba a molestarse — Ya quiero ver a Cole! — se quejo, ando un gran zapateo, que altero a los presentes, su padre suspiro, ignorando su pataleo, pronto llegaron a su destino, Dominique se quedo en el carruaje mientras los Earhardt entraban en aquel lujoso restaurant, en donde se estaba pautado la cita con su hermano mayor. La mesa estaba lista, fueron los primeros en llegar, Cole aun no estaba y Joséphine comenzaba a verse mas ansiosa, haría un berrinche completo si no llegaba temprano.

“Ninguna fuerza abatirá tus sueños, porque ellos se nutren con su propia luz. Se alimentan de su propia pasión.”