Nayarette Dalunae Vasilíev Nyrighak

Nayarette nació cuando llegaba la primavera, el sol brillaba, la brisa fresca corría y llegaba a llenar los pulmones de la mujer que había estado en labor de parto hace un par de Horas, fue un parto largo y cansador para aquella mujer que había esperado unos 9 meses para aquel día. Nayarette fue la segunda hija de la familia, su hermana Gwendoline fue la primera de cabellos rubios que se veían albinos, rostro pálido y ojos claros. Según muchos la belleza de Nayarette jamás llegaría a ser tan grande como la de su hermana, sus cabellos eran rubios de igual manera pero más oscuros, su piel tenia mejillas rosadas en cambio las de su hermana parecían estar hechas de papel y sus ojos eran celestes pero no tan brillantes como los de Gwen, sin embargo ella jamás envidio a su hermana la quería ya que era como su mundo, compartían habitación y juguetes, muchas veces vestidos y Gwen peinaba a Nayarette como si fuera su muñeca humana.

Mientras Gwen aprendía a bordar, Nayarette prefería el correr detrás de los perritos que recorrían la casa o jugar con sus muñecas. Algunas veces la familia iba de días de campo junto a familias amigas, en ellas comúnmente veían a su primo Fedele y a su pequeña hermana, a Nayarette le agradaba el jugar con su primo corriendo por todo el lugar detrás de una pelota o ir a visitar a los caballos, mientras su hermana se quedaba tranquila cerca de los mayores jugando con la pequeña bebe. Cuando Nayarette cumplió 8 años se daba cuenta de que a su padre le llegaban varias peticiones para arreglar futuras bodas con Gwen ya que la encontraban una chica que había crecido con la gracia y belleza que a Nayarette le faltaban al ser mucho más infantil.

Ella no sabía que a días de cumplir 9 años tendría su último día a la luz del sol, ese día jugo afuera con su hermana y su padre que tenía tiempo libre, su madre estaba sentada en el chal que pusieron en el pasto junto al canasto con comida que habían preparado para el día de campo, un día para ellos, un día eterno para la mente de la niña.

Esa noche Nayarette se acostó en su cama que estaba frente a la de su hermana que ya no tenía muñecas sobre sus almohadas, si no que tenía solo un libro en su mesita de noche, faltaba poco para que ella cumpliera 12 pero ya parecía una chica mucho mayor, Naya no le dijo ni una palabra y solo se recostó, la luna estaba en su punto máximo cuando las velas se apagaron por una ráfaga de viento y Gwen se sobresaltó ya que a esa hora ella continuaba leyendo su libro.

“Naya… despierta, despierta, ayúdame a cerrar la ventana, no puedo sola…”

Fueron las palabras de su hermana, Nayarette se levantó con calma y fue a la ventana la cual parecía estar trancada, Naya camino hacia la puerta para ir por su padre que seguramente podría pero antes de salir una voz masculina le dijo “Pequeña Muñeca no hay necesidad, yo les ayudare su nuevo padre está aquí para cuidarlas”, Gwen se espantó y se apartó rápidamente de la ventana ya que un hombre de aspecto joven y ojos brillantes estaba cerca.


Sus suaves palabras hicieron a las 2 niñas sentarse en el borde de la cama de Nayarette, él les explico un juego del que ambas participarían, el premio seria ser su hija y tendrían todos los dulces y juguetes que quisieran además así jamás tendrían que crecer, a ambas les pareció un juego interesante pero Gwen no estaba muy convencida aun, su adultez seria la envidiada de cualquier mujer de su clase social pero siguió escuchando. El juego consistía en que a ambas les harían cosquillas en el cuello hasta que ya no pudieran aguantar, la que soportara aquello sin dormirse ganaría, ambas niñas asintieron y el hombre se acercó primero al cuello de Gwendoline pero como esta estaba en una especie de trance no sintió ningún dolor pero aquel vampiro había engañado a ambas niñas, mordió el cuello de la mayor pero esta cayo “dormida” fácilmente, aquella palabra era una forma más suave de decir que jamás despertaría y luego se dirigió a la entusiasmada Nayarette la cual se dejó morder sin entender mucho. Cayo dormida tomada de la mano de su hermana pero cuando su corazón estaba punto de detenerse por la sangre que había perdido dio un latido de más que la hizo toser además de apretar la mano de su hermana que ya hermana fría y hacer que el mayor volteara a verla nuevamente sin duda sorprendido. Él pensaba que su trabajo había terminado y que las niñas ya habían fallecido, su muerte sería un misterio para todos tal vez pensaran que las habían envenenado o algo parecido, pero con una leve sonrisa maliciosa regreso, Nayarette no se sentía muy bien, pero aún estaba despierta.

“Has ganado, y aunque mi idea no era que despertaras, cumpliré con mi palabra, bebe esto y serás por siempre libre de los problemas de los adultos, si bebes lo que te estoy dando no tendrás que ser comparada nunca más con tu hermana.”

La pequeña bebió sin dudar y luego de un punzante dolor, se sintió más viva que nunca pero estaba sedienta, más sedienta de lo que había estado toda su vida, por lo que su mente inocente e infantil solo pensó una cosa “Mis padres siempre quieren jugar conmigo.” Y con su boca manchada de rojo y unas cuantas gotas en su camisola camino a la habitación de sus padres los cuales dormían tranquilamente, un pequeño monstruo incomparable que no perdía la inocencia de una pequeña niña que a su vez era una asesina bestial, así la vio su creador y pensó inmediatamente que esa niña le daría problemas.

Le enseño lo básico, juegos para vivir pero sin que nadie la viera ya que era un juego de 2 al ser ella pequeña y alejarse de la luz del sol, la niña acato esas simples órdenes y antes de abandonar a aquel problema que el mismo había creado la dejo en la casa de sus tíos que la recibieron con temor, la pequeña niña que estaba en la casa parecía muy poco animada… por lo que la pequeña decidió jugar con ella una noche sin dejarla herida notablemente, pero ya estaba fría para cuando la niña dejo la habitación.

El temor entre los mayores se hizo mayor cuando encontraron a la pequeña con los dientes clavados en el cuello de un gato el cual se movía cada vez menos, le temían, la odiaban, pero por miedo no podían matarla, un ser así no debía ser humano. La tomaron una noche y se la llevaron lejos a un granero en mitad de las afueras para que nadie la encontrara, el lugar era oscuro durante el día y la noche, le ataron los tobillos en aquel lugar. De vez en cuando iban a dejarle animales, con los cuales ella jugaba por necesidad, pero lloraba al ver que sus animales ya no se movían y así sobrevive, de animales, amarrada, escondida del mundo pero con la esperanza de que su “Padre” regresara para cuidar de ella, ya que serían una familia feliz.