AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Come to me angel of music... (Dalunae)
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Come to me angel of music... (Dalunae)
Las instrucciones a Giry habían sido precisas, además de llevar las cartas correspondientes a mis administradores, también ordene que trajera a mi presencia a esa bailarina, esa niña había estado cometiendo ciertos ilícitos que si bien eran de mi gusto no podía darme el lujo de permitirlos por dos cosas más que esenciales, la primera porque entorpecía mi arte, aquel que prometía brindar al publico visitante, hacer amenas las horas de las personas que yo escogería al azar para matarlas a sangre fría después de contemplarlas con detenimiento desde mi palco y la segunda razón por que el único que podía hacer cosas tan terribles como aquellas, que pusieran en jaque la salud de mis empleados era yo y nadie más que yo, el ángel de la muerte.
Recuerdo la noche misma en que la conocí, cierto era que en un principio ni siquiera la había volteado a ver, mis intereses en ese momento era el teatro y la muerte, solo eso, no prestaba suma atención a las idas y venidas de las bailarinas por más que Giry insistiera en que había visto entre las ratas, una que sobresalía de las demás, más de una vez me juro que era sin duda un talento prometedor, que podía ser aquella que tanto buscaba para que representará mi obra, para que la diera a conocer con su prodigioso genio para el arte y el violín, hice caso omiso y continúe ocupado en mis propios asuntos, desde ese entonces andaba en búsqueda del intruso o la intrusa que andaba de malicioso, envenenando sin pudor ni vergüenza a parte del cuerpo de ballet, pasando a la muerte por alto.
Aquella noche como cualquier otra recorría a altas horas de la madrugada camerinos, pasillos, palcos y el gran vestíbulo de mármol, paseo que se prolongó demasiado causando un terrible retraso en el retorno a mi morada, entonces desde mi palco la vi entrar al escenario sola y rodeada por el silencio, la espiaba con mis ojos carmesí mofándose de ella detrás de la máscara, no era la primera, había otras como ella que habían tenido la osadía de pisar el escenario vacío a expensas de las leyendas sobre mi, no era la primera deseando la oportunidad de hacerlo suyo y sin embargo comenzó a desenvolverse con la ligereza de una pluma, llevaba su largo cabello recogido, vestía el atuendo que utilizó el ballet aquella noche, su talento era único y esa ocasión también demostró sus otras habilidades al demonio que estuvo bastante cerca de ella para ver todo con detenimiento y análisis, valorando si era digna de mi protección bajo mis alas, si era lo suficientemente digna para ser iluminada por mis enseñanzas y entonces también la oí tocar, sola ahí, en un escenario sin publico, con un solo espectador oculto a sus espaldas, estaba consciente de que no era una interpretación brillante, pero puso demasiada emoción en lo que ejecutaba descubriendo para mi sorpresa la promesa en sus múltiples talentos artísticos si estos eran cultivados con mi sabiduría, abandonando mi palco y detrás de bastidores tuve oportunidad de ver su rostro más de cerca, veía en ella a Alice, se le veía triste o algo así, yo no sé reconocer emociones salvo las de Selena y Edmond en el presente, pero en ese entonces como con Giry decidí acogerla entre mis alas, ordene entonces a Imogen mi fiel emisaria que la sacara del resto del nido de ratas y le pusiera en un camerino individual, jamás le reconocí a mi acomodadora y coreógrafa el mérito de haberla descubierto, de haberme advertido con tiempo, me limité a dar ordenes a los administradores acerca de su nueva alcoba, y allí comencé a enseñarle desde lejos, cuando ejecutaba bien lo que le mandaba en escena, una rosa carmín era dejada en su camerino por mis manos o entregada por Imogen, procurando que el tallo tuviese mi característico listón negro y un broche de plata y rubí rojo, simulando una gota de sangre, cuando no lo hacía bien le daba por castigo mi ausencia de días, semanas, o un mes sin ir a enseñarle, a hablarle, a tener el privilegio de sentirme cerca de ella entre las sombras, con esto ella mejoro bastante y parecía ser extremadamente disciplinada y obediente, no había objeciones como con Alice, eso me hizo considerarla como la voz que finalmente cantaría por mi ante París y después al mundo entero, así que de pronto todo ensayo se volvió más complejo, más estricto, mas duro y exigente pero ella continuaba complaciéndome hasta en la más mínima exigencia, a veces desde mi pequeña guarida en los sótanos le escuchaba repetir la misma parte a corregir una y otra vez en el escenario durante toda la madrugada, logrando en poco tiempo alcanzar la perfección en la ejecución de notas por mi escritas.
Desde ese día hasta este momento hemos ensayado arduamente, hasta esta noche ella solo había escuchado a la voz del hombre pero jamás le había visto, quizás hoy seria el día, solo porque estoy enfurecido con ella al descubrir que era ella quien enfermaba a mi cuerpo de baile, eso no lo podía pasar por alto.
A lo lejos se escuchaban sus sigilosos pasos, espero que Giry le haya dado de forma correcta mi mensaje y le haya hecho saber que su mentor estaba mas que enfadado, que quizás su comportamiento era merecedor de un castigo severo -Bonne nuit mademoiselle- comente sin la textura aterciopelada de mi voz que siempre solía utilizar cuando me mostraba rebosante de beneplácito -Llegas demasiado tarde ¿qué he dicho siempre sobre la puntualidad en el arte?- cuestione con enfado -Esta noche tu mentor no está contento contigo- advertí desde las inmensidad de la sombras de bastidores -¿Sabes porque?- reprendí en una pregunta que deje al aire, quería saber si era capaz de reconocer su error, que tan honesta y leal podía ser conmigo, los humanos, los mortales como ella, tenían todo menos la fidelidad y veracidad por valor, dependiendo de la repuesta, el piano como mudo testigo por el momento, haría gala su celestial sonido esta noche.
Recuerdo la noche misma en que la conocí, cierto era que en un principio ni siquiera la había volteado a ver, mis intereses en ese momento era el teatro y la muerte, solo eso, no prestaba suma atención a las idas y venidas de las bailarinas por más que Giry insistiera en que había visto entre las ratas, una que sobresalía de las demás, más de una vez me juro que era sin duda un talento prometedor, que podía ser aquella que tanto buscaba para que representará mi obra, para que la diera a conocer con su prodigioso genio para el arte y el violín, hice caso omiso y continúe ocupado en mis propios asuntos, desde ese entonces andaba en búsqueda del intruso o la intrusa que andaba de malicioso, envenenando sin pudor ni vergüenza a parte del cuerpo de ballet, pasando a la muerte por alto.
Aquella noche como cualquier otra recorría a altas horas de la madrugada camerinos, pasillos, palcos y el gran vestíbulo de mármol, paseo que se prolongó demasiado causando un terrible retraso en el retorno a mi morada, entonces desde mi palco la vi entrar al escenario sola y rodeada por el silencio, la espiaba con mis ojos carmesí mofándose de ella detrás de la máscara, no era la primera, había otras como ella que habían tenido la osadía de pisar el escenario vacío a expensas de las leyendas sobre mi, no era la primera deseando la oportunidad de hacerlo suyo y sin embargo comenzó a desenvolverse con la ligereza de una pluma, llevaba su largo cabello recogido, vestía el atuendo que utilizó el ballet aquella noche, su talento era único y esa ocasión también demostró sus otras habilidades al demonio que estuvo bastante cerca de ella para ver todo con detenimiento y análisis, valorando si era digna de mi protección bajo mis alas, si era lo suficientemente digna para ser iluminada por mis enseñanzas y entonces también la oí tocar, sola ahí, en un escenario sin publico, con un solo espectador oculto a sus espaldas, estaba consciente de que no era una interpretación brillante, pero puso demasiada emoción en lo que ejecutaba descubriendo para mi sorpresa la promesa en sus múltiples talentos artísticos si estos eran cultivados con mi sabiduría, abandonando mi palco y detrás de bastidores tuve oportunidad de ver su rostro más de cerca, veía en ella a Alice, se le veía triste o algo así, yo no sé reconocer emociones salvo las de Selena y Edmond en el presente, pero en ese entonces como con Giry decidí acogerla entre mis alas, ordene entonces a Imogen mi fiel emisaria que la sacara del resto del nido de ratas y le pusiera en un camerino individual, jamás le reconocí a mi acomodadora y coreógrafa el mérito de haberla descubierto, de haberme advertido con tiempo, me limité a dar ordenes a los administradores acerca de su nueva alcoba, y allí comencé a enseñarle desde lejos, cuando ejecutaba bien lo que le mandaba en escena, una rosa carmín era dejada en su camerino por mis manos o entregada por Imogen, procurando que el tallo tuviese mi característico listón negro y un broche de plata y rubí rojo, simulando una gota de sangre, cuando no lo hacía bien le daba por castigo mi ausencia de días, semanas, o un mes sin ir a enseñarle, a hablarle, a tener el privilegio de sentirme cerca de ella entre las sombras, con esto ella mejoro bastante y parecía ser extremadamente disciplinada y obediente, no había objeciones como con Alice, eso me hizo considerarla como la voz que finalmente cantaría por mi ante París y después al mundo entero, así que de pronto todo ensayo se volvió más complejo, más estricto, mas duro y exigente pero ella continuaba complaciéndome hasta en la más mínima exigencia, a veces desde mi pequeña guarida en los sótanos le escuchaba repetir la misma parte a corregir una y otra vez en el escenario durante toda la madrugada, logrando en poco tiempo alcanzar la perfección en la ejecución de notas por mi escritas.
Desde ese día hasta este momento hemos ensayado arduamente, hasta esta noche ella solo había escuchado a la voz del hombre pero jamás le había visto, quizás hoy seria el día, solo porque estoy enfurecido con ella al descubrir que era ella quien enfermaba a mi cuerpo de baile, eso no lo podía pasar por alto.
A lo lejos se escuchaban sus sigilosos pasos, espero que Giry le haya dado de forma correcta mi mensaje y le haya hecho saber que su mentor estaba mas que enfadado, que quizás su comportamiento era merecedor de un castigo severo -Bonne nuit mademoiselle- comente sin la textura aterciopelada de mi voz que siempre solía utilizar cuando me mostraba rebosante de beneplácito -Llegas demasiado tarde ¿qué he dicho siempre sobre la puntualidad en el arte?- cuestione con enfado -Esta noche tu mentor no está contento contigo- advertí desde las inmensidad de la sombras de bastidores -¿Sabes porque?- reprendí en una pregunta que deje al aire, quería saber si era capaz de reconocer su error, que tan honesta y leal podía ser conmigo, los humanos, los mortales como ella, tenían todo menos la fidelidad y veracidad por valor, dependiendo de la repuesta, el piano como mudo testigo por el momento, haría gala su celestial sonido esta noche.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/12/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
“Podría recordar con total claridad, el piano que llenaba la casa con melodías por la mañana. Lo que se sentía abrazarle por el cuello y saber que todo estaría bien. Pero lo que no puedo recordar es como se sentían todas esas cosas, solo puedo volver a sentir, paso tras paso, las llamas devorando cada pedazo de mi carne, las risas, las burlas y la alegría de quienes me rodeaban en ese momento que la hoguera consumía todo lo que alguna vez fui.”
En mi muerte terrenal fui a otro lugar, uno donde solo existía belleza, música y baile. Un mundo completamente distorsionado como lo estaba mi mente, recuerdo las jaulas en mitad de los prados, ya no había dolor, soledad ni miedo… solo sueños sin fin que cada vez me sorprendían más, me preguntaba si ese era el paraíso para las brujas o solamente el limbo que a todos nos llega cuando fallecemos de forma abrupta… pero luego de que pasaron meses pude concluir que solo era un sueño, uno tan hermoso que no quería despertar. Cuando abrí los ojos, mi cuerpo dolía por completo. Era insoportable, incluso el respirar se volvía un martirio, mi cuerpo estaba completamente herido, ni siquiera parecía tener piel, solamente una capa de carbón que se trizaba con el más suave movimiento.
Pero ese dolor no fue lo peor, cuando hice memoria de lo que había pasado… la magia, mi intento desesperado por salvar a aquella persona de un destino atada a una persona que no amaba y que me llevo a tomar su alma sin ser lo suficientemente poderosa para devolverla y que acabo por desvanecerse en mis manos. En ese momento se presento el peor dolor, el de saber que había acabado con la vida de la única persona que tenia en el mundo…. Pero si era así. ¿Quien me había salvado?
La respuesta no apareció hasta que cayó la noche, mi abuela y aquel hombre comadreja que tanto me aterraba llegaron a visitarme, me alimentaron con su sangre sin decir una palabra y desaparecieron en la madrugada. Aquel asqueroso hombre me miro como se miraría a una rata pestilente. Y fue cuando pasaron 3 meses que entendí la razón… todo ese tiempo sin beber nada más que sangre hizo que las heridas comenzaran a curar y pude levantarme, la primera vez que pude ponerme frente un espejo corrí esconderme, aquel ser… que alguna vez habían dicho era “Una de las niñas mas bellas del pueblo” ahora no era mas que un Monstruo… uno que ni siquiera era capaz de observar su reflejo sin sentir terror.
“Vamos Dalunae, pequeña niña, vuelve a observarte todos los días al salir el sol. No temas observar el castigo que te dio el mundo, pues tus ojos siguen siendo los mismos y mientras sigan expresando la dulzura de su interior no tienes que tener miedo, volverás a bailar a tomar la forma que ellos consideraron bella… pero recuerda que ellos consideraron tu aspecto algo bello pero a tu alma que era donde residía la verdadera belleza la castigaron enviándola a la hoguera”
Días y noches completas entre lagrimas ante el recuerdo de lo que había tenido en algún momento, en su realidad ya no había música, baile ni paz. Esperaba la llegada de la noche pasa recibir aquellas gotas que la curarían… y cuando estuvo lista su abuela le dijo que empacara sus cosas. No podía quedarse en esa casucha y mucho menos con ella por lo que la enviaría a París, la niña había tomado clases de Francés por lo que no seria dificl a su parecer. Pero pidió fervientemente quedarse con su abuela, no quería quedarse huérfana, sin comprender… que lo era desde la muerte de su madre, su abuela podía serlo por genética pero no por ningún otro tipo de lazo, ella no quería encargarse de una niña en su eterna juventud.
Así que con 15 años partió a su destino y le sorprendió el notar que era un enorme teatro. Se le informo de sus deberes, ella no estaba allí para bailar, más bien debía limpiar el lugar luego de los ensayos y puestas en escena, ese era su lugar, pero quien dudara de la astucia de aquella niña estaba dudando de lo talentosa que podía ser la mariposa de alas rojas forjadas por el demonio. Cada día se esforzaba en cumplir sus deberes y robaba unos zapatos de bailarina para practicar en silencio durante la noche todos aquellos bailes que practicaban durante el día… hasta que una mañana una bailarina se torció el pie y ella por primera vez pudo demostrar que no le temía ni al publico, ni a esforzarse… sobre el escenario todo el miedo desaparecía, recordaba los pasos que su madre le enseño a dar cuando era pequeña, la música la cegaba y los aplausos la devolvían a una realidad que parecía de ensueño… Pero no podía arriesgarse a volver a estar escondida detrás del telón.
“Una bailarina abraza el dolor y aun así sonríe al publico. Aunque sus pies estén heridos da los pasos más ligeros que asombran al espectador. Si yo puedo con él dolor ellas también deberían.”
Dalunae sin duda era una pequeña bruja que sabia bien que hacer para conseguir ciertos resultados. Su error fue el llevar a cabo sus planes en el templo del ángel que todo lo ve, por mucho no creyó las historias que decían en el lugar… sobre aquel fantasma que merodeaba por el teatro y que en realidad todos eran sus marionetas. Ella sentía estar ya grande para cuentos de terror por lo que se acostaba cubriendo sus oídos para no escuchar una palabra y no creyó en él… hasta que comenzaron a pasar maravillas en nombre del ángel de la música.
Luego de un baile y demostrar su destreza con un viejo violín las cosas comenzaron a cambiar, ya no tenia la necesidad de enfermar a bailarinas para tener un espacio en el escenario. Le daba igual que fueran papeles pequeños, era feliz olvidando sus problemas aunque fuera por 4 segundos sobre aquel enorme lugar. Y las cosas se volvieron cada vez más interesantes... comenzó a creer en los cuentos que escondían aquellas paredes, su Mentor era el fantasma del que tanto hablaban y luego de tantos ruegos... clases, derrotas y victorias... podría presentarse ante él.
Madame Giry le dio toda la información necesaria, pero aun así sentía que se desmayaría a cada paso que daba y la sensación se volvió tan fuerte en algún momento que se quedo sentada en un escalón, ya había enfrentado a la muerte antes... pero ahora moría de miedo ante la idea de conocer a su Maestro. Tal vez porque la muerte solo era un fin y de aquello obtendría una reacción.
Con sus piernas temblando como nunca lo habían hecho acabo por llegar, ¿Seria reprendida?, no veía a nadie en aquel lugar, pero su mirada iba de un lado a otro con una velocidad impresionante y no fue hasta que escucho su voz... esa voz con matices que reconocía con tal facilidad que hizo una leve venia. Tenia claro el malestar de su Maestro, el ángel todo lo ve, el ángel todo lo sabe... y sin duda sus juegos de pociones no habían pasado inadvertidas-Empiezo, con un cortés saludo el día de hoy, Maestro y una disculpa por mi atraso, no volverá a ocurrir- dijo antes de volver a su postura original, se paraba como una bailarina de ballet, siempre entrenando... sin descanso - Realmente creo saber la razón, el ángel de la música puede ver todo lo que ocurre en sus dominios y no he sido una buena chica del todo... mis deseos por saber lo que era estar bajo la luz de los reflectores me han hecho actuar de forma inmadura y algo desesperada, he enfermado a las bailarinas que son de su pertenencia como todo lo que hay dentro de este templo de las artes... pero en mi defensa, debo decir que las veces que he enfermado a una bailarina... he bebido la misma cantidad de brebaje que les he administrado y he bailado con el mismo dolor que ellas sienten... solo que a diferencia de ellas yo puedo seguir sonriendo en el escenario y no me quedo lamentándome tras el telón, la función siempre debe continuar. Aun así me disculpo...-- acepto mientras se arrodillaba con la mirada en el suelo y sus manos sobre sus piernas-No volveré a hacerlo... si me lo ordenas, Mentor, dulce ángel... Sabes que yo no haría nada para que te alejaras de mi, mucho menos para que te molestaras conmigo, soy la bailarina de tu caja musical... y una bailarina abraza el dolor, aun si es su caja de música la que se esta rompiendo, ella seguirá girando para la complacencia de quien la observe... en este caso, tuya ángel mio...
En mi muerte terrenal fui a otro lugar, uno donde solo existía belleza, música y baile. Un mundo completamente distorsionado como lo estaba mi mente, recuerdo las jaulas en mitad de los prados, ya no había dolor, soledad ni miedo… solo sueños sin fin que cada vez me sorprendían más, me preguntaba si ese era el paraíso para las brujas o solamente el limbo que a todos nos llega cuando fallecemos de forma abrupta… pero luego de que pasaron meses pude concluir que solo era un sueño, uno tan hermoso que no quería despertar. Cuando abrí los ojos, mi cuerpo dolía por completo. Era insoportable, incluso el respirar se volvía un martirio, mi cuerpo estaba completamente herido, ni siquiera parecía tener piel, solamente una capa de carbón que se trizaba con el más suave movimiento.
Pero ese dolor no fue lo peor, cuando hice memoria de lo que había pasado… la magia, mi intento desesperado por salvar a aquella persona de un destino atada a una persona que no amaba y que me llevo a tomar su alma sin ser lo suficientemente poderosa para devolverla y que acabo por desvanecerse en mis manos. En ese momento se presento el peor dolor, el de saber que había acabado con la vida de la única persona que tenia en el mundo…. Pero si era así. ¿Quien me había salvado?
La respuesta no apareció hasta que cayó la noche, mi abuela y aquel hombre comadreja que tanto me aterraba llegaron a visitarme, me alimentaron con su sangre sin decir una palabra y desaparecieron en la madrugada. Aquel asqueroso hombre me miro como se miraría a una rata pestilente. Y fue cuando pasaron 3 meses que entendí la razón… todo ese tiempo sin beber nada más que sangre hizo que las heridas comenzaran a curar y pude levantarme, la primera vez que pude ponerme frente un espejo corrí esconderme, aquel ser… que alguna vez habían dicho era “Una de las niñas mas bellas del pueblo” ahora no era mas que un Monstruo… uno que ni siquiera era capaz de observar su reflejo sin sentir terror.
“Vamos Dalunae, pequeña niña, vuelve a observarte todos los días al salir el sol. No temas observar el castigo que te dio el mundo, pues tus ojos siguen siendo los mismos y mientras sigan expresando la dulzura de su interior no tienes que tener miedo, volverás a bailar a tomar la forma que ellos consideraron bella… pero recuerda que ellos consideraron tu aspecto algo bello pero a tu alma que era donde residía la verdadera belleza la castigaron enviándola a la hoguera”
Días y noches completas entre lagrimas ante el recuerdo de lo que había tenido en algún momento, en su realidad ya no había música, baile ni paz. Esperaba la llegada de la noche pasa recibir aquellas gotas que la curarían… y cuando estuvo lista su abuela le dijo que empacara sus cosas. No podía quedarse en esa casucha y mucho menos con ella por lo que la enviaría a París, la niña había tomado clases de Francés por lo que no seria dificl a su parecer. Pero pidió fervientemente quedarse con su abuela, no quería quedarse huérfana, sin comprender… que lo era desde la muerte de su madre, su abuela podía serlo por genética pero no por ningún otro tipo de lazo, ella no quería encargarse de una niña en su eterna juventud.
Así que con 15 años partió a su destino y le sorprendió el notar que era un enorme teatro. Se le informo de sus deberes, ella no estaba allí para bailar, más bien debía limpiar el lugar luego de los ensayos y puestas en escena, ese era su lugar, pero quien dudara de la astucia de aquella niña estaba dudando de lo talentosa que podía ser la mariposa de alas rojas forjadas por el demonio. Cada día se esforzaba en cumplir sus deberes y robaba unos zapatos de bailarina para practicar en silencio durante la noche todos aquellos bailes que practicaban durante el día… hasta que una mañana una bailarina se torció el pie y ella por primera vez pudo demostrar que no le temía ni al publico, ni a esforzarse… sobre el escenario todo el miedo desaparecía, recordaba los pasos que su madre le enseño a dar cuando era pequeña, la música la cegaba y los aplausos la devolvían a una realidad que parecía de ensueño… Pero no podía arriesgarse a volver a estar escondida detrás del telón.
“Una bailarina abraza el dolor y aun así sonríe al publico. Aunque sus pies estén heridos da los pasos más ligeros que asombran al espectador. Si yo puedo con él dolor ellas también deberían.”
Dalunae sin duda era una pequeña bruja que sabia bien que hacer para conseguir ciertos resultados. Su error fue el llevar a cabo sus planes en el templo del ángel que todo lo ve, por mucho no creyó las historias que decían en el lugar… sobre aquel fantasma que merodeaba por el teatro y que en realidad todos eran sus marionetas. Ella sentía estar ya grande para cuentos de terror por lo que se acostaba cubriendo sus oídos para no escuchar una palabra y no creyó en él… hasta que comenzaron a pasar maravillas en nombre del ángel de la música.
Luego de un baile y demostrar su destreza con un viejo violín las cosas comenzaron a cambiar, ya no tenia la necesidad de enfermar a bailarinas para tener un espacio en el escenario. Le daba igual que fueran papeles pequeños, era feliz olvidando sus problemas aunque fuera por 4 segundos sobre aquel enorme lugar. Y las cosas se volvieron cada vez más interesantes... comenzó a creer en los cuentos que escondían aquellas paredes, su Mentor era el fantasma del que tanto hablaban y luego de tantos ruegos... clases, derrotas y victorias... podría presentarse ante él.
Madame Giry le dio toda la información necesaria, pero aun así sentía que se desmayaría a cada paso que daba y la sensación se volvió tan fuerte en algún momento que se quedo sentada en un escalón, ya había enfrentado a la muerte antes... pero ahora moría de miedo ante la idea de conocer a su Maestro. Tal vez porque la muerte solo era un fin y de aquello obtendría una reacción.
Con sus piernas temblando como nunca lo habían hecho acabo por llegar, ¿Seria reprendida?, no veía a nadie en aquel lugar, pero su mirada iba de un lado a otro con una velocidad impresionante y no fue hasta que escucho su voz... esa voz con matices que reconocía con tal facilidad que hizo una leve venia. Tenia claro el malestar de su Maestro, el ángel todo lo ve, el ángel todo lo sabe... y sin duda sus juegos de pociones no habían pasado inadvertidas-Empiezo, con un cortés saludo el día de hoy, Maestro y una disculpa por mi atraso, no volverá a ocurrir- dijo antes de volver a su postura original, se paraba como una bailarina de ballet, siempre entrenando... sin descanso - Realmente creo saber la razón, el ángel de la música puede ver todo lo que ocurre en sus dominios y no he sido una buena chica del todo... mis deseos por saber lo que era estar bajo la luz de los reflectores me han hecho actuar de forma inmadura y algo desesperada, he enfermado a las bailarinas que son de su pertenencia como todo lo que hay dentro de este templo de las artes... pero en mi defensa, debo decir que las veces que he enfermado a una bailarina... he bebido la misma cantidad de brebaje que les he administrado y he bailado con el mismo dolor que ellas sienten... solo que a diferencia de ellas yo puedo seguir sonriendo en el escenario y no me quedo lamentándome tras el telón, la función siempre debe continuar. Aun así me disculpo...-- acepto mientras se arrodillaba con la mirada en el suelo y sus manos sobre sus piernas-No volveré a hacerlo... si me lo ordenas, Mentor, dulce ángel... Sabes que yo no haría nada para que te alejaras de mi, mucho menos para que te molestaras conmigo, soy la bailarina de tu caja musical... y una bailarina abraza el dolor, aun si es su caja de música la que se esta rompiendo, ella seguirá girando para la complacencia de quien la observe... en este caso, tuya ángel mio...
Dalunae- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 20
Fecha de inscripción : 23/03/2015
Localización : El Teatro.
Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
No había duda que el destino nos encadenaba a los dos en un punto sin retorno, esa joven era el mejor de los prospectos que el infierno me ofrecía como obsequio ante mis servicios como ultrajador de almas humanas completamente miserables, esa bailarina había sido mejor que Alice o Montserrat -¿Porque había demorado tanto en aparecer?- me preguntaba tras la sombras, haciendo la analogía del éxito con un vino añejado -Quizás entre más viejo haya sido el anhelo, mientras más guardado haya permanecido el deseo en mis adentros, al final el resultado será gloriosamente exquisito- me dije mientras contemplaba sus pequeñas proporciones, sorprendiéndome por la forma en que no ponía en tela de juicio la existencia veraz de la voz por misterioso que fuese el suceso desde un principio, ella obedecía sin necesidad de la manipulación, se doblegaba ante mi presencia, ella era entregada en talento, arte y sumisión ante la presencia aparentemente invisible del ángel de la muerte, de la música, del ser que disfrutaba tenerla bajo su poderío y control.
Su respuesta complació en demasía a su maestro, admiraba esa característica tan única y peculiar que ninguna otra protegida mía tuvo, esa que hacia aun mas admirable su belleza y enaltecía su figura estilizada, aquella aura de decisión y seguridad con la que se desenvolvía y con la que su ambición cobraba vida y poder, que le inspiraba a llevar a cabo actos un cuanto deliberados pero al fin y al cabo no tan distanciados de mis métodos -A tu saludo contesto, mariposa de cristal- respondí aun severo - El ángel aplaude tu osadía y tu valía ante la confesión de tu verdad- mi figura se deslizó hacia otro extremo tras el telón -Admiro tu ambición - confesé apenas en un susurro, era como si hubiese sala llena y quisiera conservar nuestra complicidad intacta -La ambición- continúe -La ambición es... por excelencia uno de los preceptos que todo artista debe practicar y poseer- hable inspirado con la mano en alto haciendo un gesto simulado de lo que yo podía entender como la grandeza del arte y el poder que puede ejercer sobre el resto de los mortales y sus mentes precarias -Sin embrago- retorno a mi voz el tono severo y estricto -Como dueño y señor de todo lo que hay en este reino, tu desobediencia no puede ser pasada por alto Dalunae- le llamaba por su nombre cuando en verdad me hacia enfurecer, sentimiento que en contadas veces ha sido desatado en su mínima expresión por su causa -Independiente de los ensayos, Giry te pondrá a realizar rutinas aun mas complicadas y agotadoras que al resto de mis ratas, no tendrás derecho a descansos y tampoco me verás durante al menos tres semanas... Te privare de ese privilegio tuyo- advertí con una cólera que se desataba a medias en mi voz, cuyo tono pasaba a ser mas oscuro y rasposo a la vez sin resquicio de la amabilidad con que le hablaba normalmente, con que había predicado sobre la ambición del artista.
-Mi mariposa de cristal, pequeña y delicada mariposa...cuando aprenderás que conmigo nunca se debe jugar- respondí a sus disculpas -Eres una niña y los ángeles jamás nos fiamos de las promesas de criaturas como tu... No me adules tanto, no trates de comprarme con versos vanos, por el contrario muéstramelo con tus acciones, demuestra que eres digna de mi confianza, para lo que yo te he de encomendar esta noche... Ahora- mi voz pareció calmarse y emitirse desde un punto distante y diferente -Tu bien sabes que hay en el poder del teatro una obra escrita por este ángel, por tu maestro que debe presentarse todos los años sin excepción ni pretexto... Pero mis notas, mi música ha sido opacada por la estupidez de los que no tienen ni la más mínima instrucción de la ópera, de la sinfonía y de la composición como tu lo has tenido, no tienen el talento por el cual te procuro demasía- admitía las verdades del pasado no muy remoto donde el disgusto era basto y la muerte desquitaba con creces la ofensa al ángel de la muerte, no había noche después de que se presentara Don Juan Triunfante sin que tres o todo el elenco apareciera muerto al día siguiente en pasillos y camerinos de todo el teatro, macabras escenas que eran parte de la sanción impuesta de su compositor ante las imperfecciones de su obra ¡De mi obra!, guarde silencio recordando con placer cada defunción atroz cometida por mis manos, pero si bien creo que el infierno me daba la oportunidad del triunfo con la joven al frente -En tu talento, en tus manos, en tu voz, en cada rincón de tu ser encomendare a ti una ópera escrita por mi, interpretarás para tu maestro lo que está escrito en las partituras que yo te he proporcionado ya- asentí -Adelántate al piano- ordene -Allí encontrarás la copia de cada pieza, habrás de bailar también pero para ello hablare personalmente con Giry -dije tranquilo pero con altivez -Procura hacerlo bien Dalunae, procura satisfacerme, porque de lo contrario, cualquier falla que note el día de la función, ira elevando el costo que me retribuirás con tu error- advertí sin rastros de complicidad, ni suavidad en el trato -Recuerda que tú serás mi máscara, recuerda que en ti me oirán y me verán a mi- susurre -Ahora abre el piano y toca para mi...¡Toca para mi!- exigí -Por un momento nos volveremos uno... El mismo ente que toda esta sala vera en muy poco tiempo, toca y serás recompensada- mi voz se disipó, los ojos carmín se escondieron en la profundidad de la oscuridad -Estoy esperando, envuélveme en tu vuelo mariposa de cristal- comente impaciente.
Su respuesta complació en demasía a su maestro, admiraba esa característica tan única y peculiar que ninguna otra protegida mía tuvo, esa que hacia aun mas admirable su belleza y enaltecía su figura estilizada, aquella aura de decisión y seguridad con la que se desenvolvía y con la que su ambición cobraba vida y poder, que le inspiraba a llevar a cabo actos un cuanto deliberados pero al fin y al cabo no tan distanciados de mis métodos -A tu saludo contesto, mariposa de cristal- respondí aun severo - El ángel aplaude tu osadía y tu valía ante la confesión de tu verdad- mi figura se deslizó hacia otro extremo tras el telón -Admiro tu ambición - confesé apenas en un susurro, era como si hubiese sala llena y quisiera conservar nuestra complicidad intacta -La ambición- continúe -La ambición es... por excelencia uno de los preceptos que todo artista debe practicar y poseer- hable inspirado con la mano en alto haciendo un gesto simulado de lo que yo podía entender como la grandeza del arte y el poder que puede ejercer sobre el resto de los mortales y sus mentes precarias -Sin embrago- retorno a mi voz el tono severo y estricto -Como dueño y señor de todo lo que hay en este reino, tu desobediencia no puede ser pasada por alto Dalunae- le llamaba por su nombre cuando en verdad me hacia enfurecer, sentimiento que en contadas veces ha sido desatado en su mínima expresión por su causa -Independiente de los ensayos, Giry te pondrá a realizar rutinas aun mas complicadas y agotadoras que al resto de mis ratas, no tendrás derecho a descansos y tampoco me verás durante al menos tres semanas... Te privare de ese privilegio tuyo- advertí con una cólera que se desataba a medias en mi voz, cuyo tono pasaba a ser mas oscuro y rasposo a la vez sin resquicio de la amabilidad con que le hablaba normalmente, con que había predicado sobre la ambición del artista.
-Mi mariposa de cristal, pequeña y delicada mariposa...cuando aprenderás que conmigo nunca se debe jugar- respondí a sus disculpas -Eres una niña y los ángeles jamás nos fiamos de las promesas de criaturas como tu... No me adules tanto, no trates de comprarme con versos vanos, por el contrario muéstramelo con tus acciones, demuestra que eres digna de mi confianza, para lo que yo te he de encomendar esta noche... Ahora- mi voz pareció calmarse y emitirse desde un punto distante y diferente -Tu bien sabes que hay en el poder del teatro una obra escrita por este ángel, por tu maestro que debe presentarse todos los años sin excepción ni pretexto... Pero mis notas, mi música ha sido opacada por la estupidez de los que no tienen ni la más mínima instrucción de la ópera, de la sinfonía y de la composición como tu lo has tenido, no tienen el talento por el cual te procuro demasía- admitía las verdades del pasado no muy remoto donde el disgusto era basto y la muerte desquitaba con creces la ofensa al ángel de la muerte, no había noche después de que se presentara Don Juan Triunfante sin que tres o todo el elenco apareciera muerto al día siguiente en pasillos y camerinos de todo el teatro, macabras escenas que eran parte de la sanción impuesta de su compositor ante las imperfecciones de su obra ¡De mi obra!, guarde silencio recordando con placer cada defunción atroz cometida por mis manos, pero si bien creo que el infierno me daba la oportunidad del triunfo con la joven al frente -En tu talento, en tus manos, en tu voz, en cada rincón de tu ser encomendare a ti una ópera escrita por mi, interpretarás para tu maestro lo que está escrito en las partituras que yo te he proporcionado ya- asentí -Adelántate al piano- ordene -Allí encontrarás la copia de cada pieza, habrás de bailar también pero para ello hablare personalmente con Giry -dije tranquilo pero con altivez -Procura hacerlo bien Dalunae, procura satisfacerme, porque de lo contrario, cualquier falla que note el día de la función, ira elevando el costo que me retribuirás con tu error- advertí sin rastros de complicidad, ni suavidad en el trato -Recuerda que tú serás mi máscara, recuerda que en ti me oirán y me verán a mi- susurre -Ahora abre el piano y toca para mi...¡Toca para mi!- exigí -Por un momento nos volveremos uno... El mismo ente que toda esta sala vera en muy poco tiempo, toca y serás recompensada- mi voz se disipó, los ojos carmín se escondieron en la profundidad de la oscuridad -Estoy esperando, envuélveme en tu vuelo mariposa de cristal- comente impaciente.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
“Who was that shape in the shadows?”
Siempre pensaba en aquellas palabras, “Mariposa de cristal”, ¿Realmente su Ángel la veía como una mariposa?. Pues claro, para aquel ángel ella no era más que un ser frágil llena de elegancia y talento, una piedra preciosa que necesitaba ser pulida, era atenta, decidida y entregada a sus ordenes, sin embargo, toda mariposa acaba por huir si la liberas de su jaula, vuelan a un lugar donde se sienta a salvo y libre. Por suerte para ambos, Dalunae había llegado con sus alas irreparablemente rotas, lo cual no le permitía volar pero su ángel era el único que podía cobijarla para que aquel dolor de estar atada a la tierra desapareciera, le daba la ilusión de que no todo estaba perdido aunque las cenizas y los recuerdos tortuosos estuvieran frente a sus ojos. Estaba ciega de esperanza, sus oídos no escuchaban nada que no fuera lo que esperara escuchar y de esta forma su corazón estaba seguro, pero aquella venda no estaría sobre sus ojos por siempre y una vez se desvaneciera tenia más que claro que sus alas serian arrancadas por aquel ángel al cual más que una fiel servidumbre le ofrecía un inocente amor que no comprendía que ese no era su destino.
Por ahora, se deleitaba ante los obsequios, aquellos pequeños detalles que no toda persona notaria. Soñaba con su voz y su deseo era poder tenerle en frente, ver a quien se escondía en las sombras. Escuchaba atenta y aunque la leve sonrisa que se dibujaba en sus suaves y pequeños labios parecían ser de burla ante el regaño del ángel, tan solo esperaba el momento perfecto para poder hablar. Aun cuando supiera su castigo y no le agradara para nada seguía a la espera del minuto indicado, de las palabras que dieran pie a que la pequeña mariposa intentara defenderse o al menos no hacer tan severo el castigo impuesto y según ella, injustamente impuesto- Si hablamos de desobediencia yo no he roto ninguna regla, jamas nadie me ha dicho que este prohibido dañar a otras bailarinas, o a alguien que cumpla alguna acción dentro del teatro, más bien es algo que se somete al sentido común de las personas, mi adorado Maestro, me impones reglas que tu no cumples en tus dominios. Se que eres capaz de matar a quien gustes, y no es por faltar el respeto ni llevarte la contraria, pero sabes que es injusto castigar a la bailarina que muchas veces a través de sus “juegos sucios” a salvado la presentación de ballet de la noche, de aquellas bailarinas que no ponen ganas ni dedicación en sus torpes pasos… - se defendió la hábil mariposa mientras se arrodillaba, sus faltas se esparcieron al rededor de su cuerpo haciendo parecer que sus piernas habían desaparecido bajo aquella tela- Al menos no seas tan severo con tu castigo...tres semana me parece un tiempo exagerado por dañar a las “ratas” que ni siquiera tu, ángel mio, toleras…-dijo antes de quedar en completo silencio, al no poder ver sus gestos había aprendido a guiarse por el tono de su voz, y en ese momento demandaba callar antes de empeorar las cosas.
Su mirada estaba fija en el suelo, pero a ratos sus ojos se desviaban a donde provenía la voz, con la ingenua esperanza de encontrarle de pie, a la luz y frente a ella. Al escuchar los planes del ángel se sentía alagada pero con una preocupación que solo mostraba en presencia de su mentor se levanto buscándole con la mirada en las sombras - ¿Yo?, pero… Maestro, se que eres quien todo puede lograrlo… pero ¿De verdad piensas que permitirán que una novata protagonizar aquel papel tan importante?, sobre todo porque solo tengo 15 años, la actual estrella del escenario me tiene manía… - advirtió preocupada, tenia claro que su ángel podría matar a aquella mujer si eso deseaba, pero ¿No provocaría eso sospechas sobre ella?, acabaría arruinando la obra porque todos estarían pensando en que le había asesinado para quedarse con el papel. Y si ella era todo lo que su Mentor representaba para el mundo, si su reputación estaba sucia seria como defraudar a su Maestro.
Guardo silencio y camino al piano, acabo por sentarse y acariciar las teclas con la yema de sus dedos, ni siquiera observo la partitura que se encontraba frente a ella. Se perdía en aquellas palabras, pero comprendió que debía obedecer, se debatía entre sus deseos de complacer y los propios, alzo la vista y con sus manos comenzó a practicar sin emitir sonido alguno, no dejaba caer aun sus dedos sobre las teclas y cuando empezó cada nota de escuchaba clara y sin titubeos pero a medida que avanzaba comenzó a debilitarse y no era porque aquella chica estuviera confundida y hubiera olvidado como leer una partitura. La melodía comenzaba a titubear y a volverse débil hasta que volvieron unas notas con suma firmeza… sin embargo no eran las de la partitura frente a ella, era un aria completamente distinta, la primera que había escuchado al llegar al teatro, aquella que jamas había podido cantar pero sonaba en su mente luego de cada practica junto a su Maestro y ángel.
Se notaba el nerviosismo en su voz, pero tal como las notas a medida que avanzaba tomaba fuerza, su temor crecía al pensar en el posible castigo que le daría su Maestro por estar gastando el tiempo de aquella practica, ni siquiera caía en cuenta de como podían sus dedos caer en las teclas precisas si jamas había tenido la oportunidad de ver, practicar o escuchar aquella melodía en un piano. -Ah! C'est la voix du bien aimé! À son appel mon coeur c'est ranimé! - su voz pura y dulce que contradecía por completo lo madura que se oía interpretaba la escena final de Fausto - Au milieu de vos éclats de rire, Démons qui m'entourez, J'ai reconnu sa voix!- Sus manos sobre el piano se detuvieron y se levanto observando a las sombras en donde escuchaba a su Maestro.- Sa main, sa douce main m'attire! Je suis libre! Il est là! Je suis libre! Il est là! Je l'entends, je le vois! - se quedo quieta un momento, en silencio pero con un brillo particular en sus dulces ojos, subió sus manos a su pecho, como si quisiera cobijar su corazón de alguna forma y a medida que avanzaba a las sombras para tenerle enfrente seguía cantando- Oui, c'est toi, je t'aime, oui, c'est toi, je t'aime, Les fers, la mort même ne me font plus peur! Tu m'as retrouvé; tu m'as retrouvé, Me voilà sauvée, Me voilà sauvée! C'est toi, je suis sur ton coeur! - estiro una de sus manos hasta topar con algo que parecía una persona, no tenia duda alguna ese era el cuerpo de su Maestro y aunque por la oscuridad… en la cual la única luz eran unas cuantas velas , no podía ver su rostro sin duda había sido un gran avance – Dejame descansar… en tu corazón… - fue la ultima melodía en forma de palabras que salio de sus labios, ahora esperaba en silencio… no podía haber sido una demostración más obvia, la pequeña mariposa volaba en una danza que esquivaba el peligroso calor de las velas y sin siquiera pensarlo subió rápidamente sus manos al rostro de su mentor, pero se pudo ver claramente la sorpresa en sus expresiones, sentía algo que le detenía, su mano estaba entrelazada con la mascara y los dedos que quedaron dentro sentían la textura de algo sin duda extraño.
La curiosa mariposa acabo por apartar su mano rápidamente, pero no por miedo… si no que para quitar aquello que se interponía, volvió a la luz con aquella mascara en mano. La sostuvo con sus dos manos y retrocedió hasta topar el con piano - ¿Quien se esconde en las sombras?…. ¿ Quien se esconde detrás de la mascara? - pregunto mientras sus manos se aferraban a aquella mascara y la apretaban contra su pecho, tenia el motivo perfecto para que su Maestro se mostrara a la luz de las velas.
Dalunae- Hechicero Clase Media
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
En ese entonces debí de haber supuesto que nada seria para siempre y me irrito en primer momento su gesto temerario de reto y burla, nadie en sus cabales, ni siquiera Giry había gesticulado de tal manera, cuantas eran las ganas que en ocasiones tenía de matar a la mariposa, de terminar por quebrarle las alas, sacarle el corazón con mis propias manos, pero al final mis deseos finalmente eran suprimidos en aras de mantener el arte que yo tanto busque durante siglos de existencia y que solo esa pequeña e insolente podía entregarme, en principio servil y sin objetar y poco después con la rebeldía inútil de cualquier joven jugando al inmortal -¿Te atreves siquiera a juzgarme?- espete molesto después de escucharle la sarta de excusas que interponía en defensa ante el castigo impuesto -¿Como tienes es que tienes la osadía de levantar el dedo y señalarme cuestionando mis métodos, mis costumbres y mis hábitos? - la reprendí con severidad, no más tono sutil, no más el ángel que se mostraba comprensivo -Recuerda mariposa insolente que ¡yo! soy el único que digo quien se va y quien se queda, quien sale vivo o muerto de aquí, ¡Recuerda que por mi es que tienes techo y todos los privilegios que jamás soñaste en poseer con o sin tus trucos tontos como ayuda! ¡Y que de la misma forma en que te he acogido puedo sacarte a patadas de aquí, no importando si me quedo con la ausencia del único arte que vale la pena en todo este maldito sitio!- la furia, el coraje, los deseos incontrolables de matarla y no poder hacerlo hacían de mi carácter el más severo, todos los que alguna vez estuvieron bajo mi tutela y protección sabían que tan estricto y frío podía llegar a ser si se me retaba, si se rompían las normas que yo mismo imponía, era en las sombras que mis ojos carmín le absorbían con odio sin parpadear y la decepción de a poco parecía destilarse en mis adentros junto con la hiel derramada por su culpa -Nunca nadie me ha dicho semejantes blasfemias Dalunae, yo soy libre de romper las reglas que yo mismo dicte y escribí con sangre, tu no… tu… ¡Es preciso que me obedezcas y solo eso y si yo digo no lo hagas, tienes terminantemente prohibido hacerlo! ¿Entiendes jovenzuela? ¡Terminantemente prohibido hacerlo!- después de exclamar tome mi tiempo para intentar recuperar un resquicio de calma, entre suspiros y exhalos la mano cubierta en guante de piel iba y venia de acariciar al falso cabello que cubría el resto de mi cráneo, después masajes daba por encima de la máscara en las sienes que palpitaban al unísono con el corazón recién alimentado de sangre fresca, fluido de sabor metálico que iba y venia desenfrenadamente por cada recoveco de mi encolerizado y deforme cuerpo, figura que resentía cada vez de forma más marcada los efectos de sus rabietas -El trabajo de aniquilar a las ratas que me resulten inservibles es ¡Solo mío!, mientras no te de esa indicación estas violando mis propias reglas- reclame desde algún punto desconocido para ella, o al menos eso era lo que quería pensar, quería negarme a que la inteligencia de la cristalina mariposa era realmente un arma de doble filo con la que se debía de andar con cuidado -Si de eso- asentí con seriedad después -Si de mis reglas no se te fue informada, entonces Giry también deberá pagar los costes de tu ignorancia- advertí -Así que no serás la única con castigo irrompible e inminente en todo este asunto y por tu terrible desobediencia y desafío a tu maestro, el castigo que había considerado no tendrá un limite de duración, eso se terminará cuando yo lo decida- suspire conforme con la decisión -Y esta vez no más objeciones o terminaré por correrte de este lugar y créeme que jamás volverás a verme ¡Nunca más!-.
Después anuncie ante ella los planes que tenia reservados para que fuera de nosotros la noche perfecta, el día en que su talento y el mío se combinarían en uno solo para dar a conocer al resto del mundo la obra maestra que era Don Juan Triunfante, entre las sombras le veía con suma atención, era de su gesto la preocupación quizás, no por el hecho de fuese mi alumna dejaba de rearme en ocasiones de su halo mortal, de esa cuerda tan fina e invisible para otros, cordón humilde y sentimental aún -¿No te angustiaste por el que pensarán de ti al dañar a un puñado de ratas para ocupar sus lugares pero si con la Prima Donna?- cuestione desde donde su mirada se alzaba para tratar de divisar al dueño de la voz del hombre, que sin saberlo él ya correspondía a los angustiosos orbes femeninos de la frágil bailarina cuya caja tenía enormes ganas de destruir pese a que el tema de desobediencia y desafío en el pasado había quedado -Compleja eres en verdad mariposa de cristal- declare asintiendo, moviéndome a paso lento y reflexivo por los rincones más oscuros del escenario, con las manos entrelazadas y por detrás, reposando juguetonas en la parte baja de mi espalda -No le haré daño si es por eso tu temor, simplemente digamos que su voz irá a dar un paseo largo y sinuoso por los lugares mas inhóspitos donde la fama no llega solo para incrementar su ego- aclare su duda que a leguas podía leerse sin dificultad alguna, a veces podía llegar a tener respeto por la sinceridad que mostraba en su simple gesto, en su postura, su voz o en el momento mismo de tocar un instrumento -Además esta es mi opera prima y si yo decido que la protagonista sea de quince años lo será, pobre de aquel que atreva a contradecir mis designios, aunque tu sabes bien mariposa mía que esa noche nadie desobedece ninguna orden dictada por tu maestro- entonces el carmín de mis ojos se vieron absortos en el piano, en el fino estilo de sus partes, en la brillantez del color negro y en los coturnos dorados que marcaban sus formas, en mi cabeza venían las notas de mi obra interpretadas en el dulce sonar de sus teclas tocadas por la delicadeza de una ninfa que aspiraba a ser una musa -Al piano- ordene impaciente -¡Toca para mí!,- exigí -Toca para tu ángel y mentor que ansia oír de tus manos la música que desprende mi partitura… hipnotiza a tu maestro, muestra que eres digna de estar bajo mi tutela- susurre deteniendo mis pasos al compás que ella se hubo sentado frente al instrumento de elegancia añeja, le vi desde el espesor de las sombras que capa tras capa me envolvían en su misterio, en su invisibilidad que me otorgaba sin pedir nada a cambio y le vi entonces, deleitándome de placer al ver sus movimientos gráciles de sus manos finas, esbeltas… un humano en desarrollo físico y artístico que lucia con presencia y dominio gracias a mis enseñanzas, pero entonces la gracia con la que había colmado al monstruo de tranquilidad pareció esfumarse junto con las notas que caían débiles, horriblemente imperfectas -¿Que demonios es lo que haces?- cuestione sin obtener de ella palabra alguna salvo las delicias que solo las arias de Fausto podían ofrecer -¡Para!- ordene -¡Basta ya!- insistí pero para ese entonces era tan tarde para los dos, las notas dibujadas bajo el vibrato de sutil voz de seda lograban envolverme, haciendo que las fuerzas de mi alma dejaran de responder al estricto demonio, los párpados se cerraron entonces, sombras tras más sombras, los planos mentales se creaban en mi cabeza y de pronto estaba allí donde el tiempo y el espacio habían abandonado el teatro con la suma rapidez de un ave en vuelo, dejándome llevar por el resoplido de sus alas abiertas...
Hice entonces el complemento de su canción, voz con voz, canto con canto, arte con arte, maestro con alumna, mujer con hombre, todo se complementaba en un circulo donde la perfección era iluminada por la música de sus manos, por la oscuridad de mis párpados, de las sombras tras los muros
El coro se apago, de la máscara fui despojado, ¿En que momento deje que la música arrullara al demonio?, las manos se fueron a mi rostro desnudo, mi deformidad descubierta por la impertinencia de una estúpida mortal, los puños se contrajeron entonces separándose del rostro, se apagaron las velas tras una ráfaga fría como el hielo -¡Maldita!- exclame víctima de la cólera que apenas dejaba que respirase -¡Infeliz mariposa que te has transformado en una vil serpiente! ¡¿Porque Dalunae?! ¡Porque maldita Dalilah?!- con la oscuridad completa de mi lado me acerque a donde ella, tirando todo a mi paso, los soportes de oro, las ceras de las velas, las partituras sobre el piano y a ella también después de haberle tomado del antebrazo con brusquedad -¡Te maldigo! ¡Te odio!- grite de forma desmedida -¡¿Era acaso esto lo que querías ver?!- deje a su vista los rubíes rojos de mis pupilas alejadas de ella -¡Confié en ti maldita serpiente! ¡Te di plumas de mis alas negras para que alzarás el vuelo, te cobije y te protegí bajo mi techo! ¡Mal agradecida mariposa, debería arrancarte lo que sobra de tus alas, para que sientas con creces lo que me has hecho al despojarme de la máscara!- brame -¿Quieres verme? ¿Quieres saber quien es el que se oculta tras las sombras?, solo hay un camino- advertí entre dientes -La muerte es el único sendero y tu me estas dando el pretexto ideal para llevarte por esos valles- permanecí quieto, observándola fijamente, alejado de su toque fatal.
Después anuncie ante ella los planes que tenia reservados para que fuera de nosotros la noche perfecta, el día en que su talento y el mío se combinarían en uno solo para dar a conocer al resto del mundo la obra maestra que era Don Juan Triunfante, entre las sombras le veía con suma atención, era de su gesto la preocupación quizás, no por el hecho de fuese mi alumna dejaba de rearme en ocasiones de su halo mortal, de esa cuerda tan fina e invisible para otros, cordón humilde y sentimental aún -¿No te angustiaste por el que pensarán de ti al dañar a un puñado de ratas para ocupar sus lugares pero si con la Prima Donna?- cuestione desde donde su mirada se alzaba para tratar de divisar al dueño de la voz del hombre, que sin saberlo él ya correspondía a los angustiosos orbes femeninos de la frágil bailarina cuya caja tenía enormes ganas de destruir pese a que el tema de desobediencia y desafío en el pasado había quedado -Compleja eres en verdad mariposa de cristal- declare asintiendo, moviéndome a paso lento y reflexivo por los rincones más oscuros del escenario, con las manos entrelazadas y por detrás, reposando juguetonas en la parte baja de mi espalda -No le haré daño si es por eso tu temor, simplemente digamos que su voz irá a dar un paseo largo y sinuoso por los lugares mas inhóspitos donde la fama no llega solo para incrementar su ego- aclare su duda que a leguas podía leerse sin dificultad alguna, a veces podía llegar a tener respeto por la sinceridad que mostraba en su simple gesto, en su postura, su voz o en el momento mismo de tocar un instrumento -Además esta es mi opera prima y si yo decido que la protagonista sea de quince años lo será, pobre de aquel que atreva a contradecir mis designios, aunque tu sabes bien mariposa mía que esa noche nadie desobedece ninguna orden dictada por tu maestro- entonces el carmín de mis ojos se vieron absortos en el piano, en el fino estilo de sus partes, en la brillantez del color negro y en los coturnos dorados que marcaban sus formas, en mi cabeza venían las notas de mi obra interpretadas en el dulce sonar de sus teclas tocadas por la delicadeza de una ninfa que aspiraba a ser una musa -Al piano- ordene impaciente -¡Toca para mí!,- exigí -Toca para tu ángel y mentor que ansia oír de tus manos la música que desprende mi partitura… hipnotiza a tu maestro, muestra que eres digna de estar bajo mi tutela- susurre deteniendo mis pasos al compás que ella se hubo sentado frente al instrumento de elegancia añeja, le vi desde el espesor de las sombras que capa tras capa me envolvían en su misterio, en su invisibilidad que me otorgaba sin pedir nada a cambio y le vi entonces, deleitándome de placer al ver sus movimientos gráciles de sus manos finas, esbeltas… un humano en desarrollo físico y artístico que lucia con presencia y dominio gracias a mis enseñanzas, pero entonces la gracia con la que había colmado al monstruo de tranquilidad pareció esfumarse junto con las notas que caían débiles, horriblemente imperfectas -¿Que demonios es lo que haces?- cuestione sin obtener de ella palabra alguna salvo las delicias que solo las arias de Fausto podían ofrecer -¡Para!- ordene -¡Basta ya!- insistí pero para ese entonces era tan tarde para los dos, las notas dibujadas bajo el vibrato de sutil voz de seda lograban envolverme, haciendo que las fuerzas de mi alma dejaran de responder al estricto demonio, los párpados se cerraron entonces, sombras tras más sombras, los planos mentales se creaban en mi cabeza y de pronto estaba allí donde el tiempo y el espacio habían abandonado el teatro con la suma rapidez de un ave en vuelo, dejándome llevar por el resoplido de sus alas abiertas...
-Si, soy yo y te amo, ¡si soy yo y te amo!
A pesar de los esfuerzos del mismísimo diablo burlón
Te he vuelto a encontrar
¡Te he vuelto a encontrar!
Y estas salvada ¡Salvada!
¡Soy yo!… ven, descansa sobre mi corazón-
A pesar de los esfuerzos del mismísimo diablo burlón
Te he vuelto a encontrar
¡Te he vuelto a encontrar!
Y estas salvada ¡Salvada!
¡Soy yo!… ven, descansa sobre mi corazón-
Hice entonces el complemento de su canción, voz con voz, canto con canto, arte con arte, maestro con alumna, mujer con hombre, todo se complementaba en un circulo donde la perfección era iluminada por la música de sus manos, por la oscuridad de mis párpados, de las sombras tras los muros
-Puede que aún haya tiempo
Ven, sígueme ¡Así lo quiero!
¡De prisa, llega la hora!
¡Ven, sígueme!
Abandonemos estos lugares, que el día invade los cielos
¡Yo soy quien te lo manda!
¡Llevad mi alma a los cielos!-
Ven, sígueme ¡Así lo quiero!
¡De prisa, llega la hora!
¡Ven, sígueme!
Abandonemos estos lugares, que el día invade los cielos
¡Yo soy quien te lo manda!
¡Llevad mi alma a los cielos!-
El coro se apago, de la máscara fui despojado, ¿En que momento deje que la música arrullara al demonio?, las manos se fueron a mi rostro desnudo, mi deformidad descubierta por la impertinencia de una estúpida mortal, los puños se contrajeron entonces separándose del rostro, se apagaron las velas tras una ráfaga fría como el hielo -¡Maldita!- exclame víctima de la cólera que apenas dejaba que respirase -¡Infeliz mariposa que te has transformado en una vil serpiente! ¡¿Porque Dalunae?! ¡Porque maldita Dalilah?!- con la oscuridad completa de mi lado me acerque a donde ella, tirando todo a mi paso, los soportes de oro, las ceras de las velas, las partituras sobre el piano y a ella también después de haberle tomado del antebrazo con brusquedad -¡Te maldigo! ¡Te odio!- grite de forma desmedida -¡¿Era acaso esto lo que querías ver?!- deje a su vista los rubíes rojos de mis pupilas alejadas de ella -¡Confié en ti maldita serpiente! ¡Te di plumas de mis alas negras para que alzarás el vuelo, te cobije y te protegí bajo mi techo! ¡Mal agradecida mariposa, debería arrancarte lo que sobra de tus alas, para que sientas con creces lo que me has hecho al despojarme de la máscara!- brame -¿Quieres verme? ¿Quieres saber quien es el que se oculta tras las sombras?, solo hay un camino- advertí entre dientes -La muerte es el único sendero y tu me estas dando el pretexto ideal para llevarte por esos valles- permanecí quieto, observándola fijamente, alejado de su toque fatal.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
“La magia es mi amiga y no se oculta de mi… perteneces aquí ...tal como yo”
Las melódicas voces se volvieron silencio y luego estallidos de gritos por parte del iracundo Maestro que no parecía lograr controlar su carácter, la pequeña mariposa no sabía donde volar en tanta oscuridad y se quedo quieta sintiendo como todo volaba a su alrededor, los gritos de su Maestro le hacían entender que había abierto la puerta del infierno pero aun no entendía la razón, ¿Que podía esconderse bajo su mascara?, ¿que secreto tan horrible portaba su ángel de la música?. Los gritos y sonidos de cosas estrellándose contra el piso no le permitían pensar y la oscuridad le hacía sentirse perdida, necesitaba una vela… un pequeño suspiro del calor de una flama que le cumpliera su deseo de lograr ver aquel rostro con el que tanto había soñado. ¿Porque cada sueño se volvía una pesadilla?, su Maestro estaba volviendo todo una pesadilla o al menos eso pensó cuando sintió el fuerte agarre y su rostro quedo frente a esos ojos carmesin… y por primera vez logro ver realmente aquel rostro deforme, pero ademas del impacto inicial la mariposa no sintió ningún miedo. Cayo al suelo con aquella mascara protegida contra su pecho y una vez se calmaron las aguas unas velas que sobrevivieron la ira del Maestro fueron lo único que iluminaron a los dos seres presentes.
Y la bailarina que se suponía vivía una vida rodeada de belleza observo detenidamente el rostro de su mentor sin ningún miedo en sus fieros ojos – Tu rostro, Maestro… no me causa ningún temor… - menciono con voz dulce mientras se ponía de pie entre partituras y velas estrelladas contra el suelo - ¿Realmente pensaste… que tu rostro alejaría a la mariposa de tus dominios?, No me siento cercana a la muerte… tu rostro solo me muestra un sendero – dijo ya de pie mientras se aproximaba paso tras paso a su Maestro, sin temblar para nada, no tenia miedo a su persona, si a su iracunda forma de ser. Pero luego de ver su rostro llegaba a comprender un poco la razón, ella misma fue mirada con horror, asco y vergüenza cuando su cuerpo fue destruido a base de fuego… y actualmente a sus ojos su Maestro no se diferenciaba mucho a lo que ella había sido en algún momento - y ese sendero no me lleva a la muerte...
Por primera vez paso por la mente de aquella intrépida mariposa que su Maestro era mucho más frágil que sus propias alas... tal vez por eso seguía oculto en el teatro, ¿Podría ser eso acaso?, las alas de su Maestro eran más frágiles que las suyas por lo que este jamas había logrado abandonar el teatro... y seguía pensando en ello aun luego de ver esos ojos que no eran de este mundo, eran de aquel en donde el tiempo biológico no pasaba y el día era su eterna noche... conocía a esos seres y le parecía una ironía el haber vivido con una gran parte de su vida para luego acabar en los dominios de otro, pequeña bailarina pareces estar destinada a bailar con la muerte mientras oyes las sinfonías de ultratumba.
-Así que por esto te escondías en las sombras, oh Maestro... ¿Realmente me vez temerosa ante tu rostro? - preguntaba como si con su voz quisiera despistar a su maestro para lograr una mayor cercanía, y sin importarle ya los regaños y miradas de este, la mariposa estaba ya en territorio que no le pertenecía, su delicada y frágil mano estaba sobre la mejilla que por primera vez parecía estar desnuda. E inconscientemente se preguntaba como su Maestro no reaccionaba ante sus actos, y lo único que le llegaba a la mente era que este estaba más shockeado que ella misma - ¿Acaso pensaste, Maestro... que tu rostro cambiarían los sentimientos de la bailarina hacia tí? - acabo por preguntar para después darle aquella libertad que prácticamente ninguna mujer de la época tomaba y mucho menos una chica joven con un hombre ya adulto, Dalunae estaba besando a su Maestro sin ninguna vergüenza. Sus cálidos y humanos labios acariciaban aquellos que provenían de un ser frío e inmortal, a sus ojos ambos pertenecían a aquella magia, ambos ya eran uno cuando ella se presentaba al mundo, ¿Porque no serlo también en ese sentimiento del cual ella estaba más que segura?
Dalunae- Hechicero Clase Media
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
Abrumado ante la sorpresa por aquella respuesta tan inesperada toda cólera desbordada de pronto quedó completamente eclipsada, nadie exceptuando a una sola persona había hecho de mi rostro un concepto distinto al horror y el cruel espanto con el que sin remedio siempre estaba asociado.
Su beso, las sensación de unos labios tibios apoyados sobre la escasa carne que cubría a los míos me tomo por la espalda, era sin duda una puñalada fría para este horripilante criatura que ya tenía un corazón humano latiendo por él, lejos de su prisión artística. Mi rosa, mi pequeña flor del oscuro edén era la única con derecho suficiente para ponerme una mano encima. Encolerizado y con el deforme ceño fruncido, la aparte bruscamente de mi presencia importando muy poco si había caído al suelo.
No hubo ni un solo grito de mi parte, como un animal herido buscaba un refugio lejos de la vista del enemigo, del que me atacaba sin compasión, mi rostro, este maldito adefesio con que fui condenado a vivir siempre fue la herida de muerte que ocultaba entre las sombras, tan repugnante y putrefacto, tan carente de perfección, de belleza, que era imposible tragarme el entupido cuento de una mariposa insolente que no tenia ni el más mínimo derecho de poner sus alas mortales en un ángel caído como yo -Me las pagarás— pensaba aun abatido, sin fuerza suficiente para arremeter con violencia.
-No digas estupideces niña tonta— negaba al cabo de unos minutos, agitado y desorientado —¿Que puedes saber tu sobre un rostro que ni siquiera tiene una forma definida?… ¿Acaso has visto el rostro de la muerte lo suficiente para discernir que el mío ni se le asemeja?— cuestione con los dientes casi apretados, impidiendo mi hablar fluido, simplemente me limite a ser el contenedor de un demonio que pugnaba por salir y arrancar sus alas de una buena vez, sin embargo era el artista, el genio detrás de la bestia que insistía en que sería un talento desperdiciado, la oportunidad de que alguien finalmente fuera mi rostro frente a la escoria humana desperdiciada solo por un capricho de sangre y una venganza consumada y prometida en silencio, tenía que resistir la tentación de la muerte, pero no el sutil placer de otro tipo de venganza que aún estaba maquilándose en mi cabeza —¿Que si te veo temerosa?- repetí sus palabras en el afán de procesar su ironía o su mofa, al fin y al cabo los hombres y las mujeres son así, regocijándose en el placer de humillar a otro cuando se han descubierto el punto débil. Camine más lejos de su lado con las manos cubriendo todo aquel horrible vestigio de dos siglos de antigüedad, buscaba la paz en mis sombras, mi máscara improvisada que era casi indestructible a manos curiosas como aquellas. Oía mi respiración agitarse y un ligero dolor en el pecho arremolinarse, era consecuencia por supuesto de su desobediencia —Mariposa insolente, si, mariposa insolente- solté mi voz en un susurro sutil pero peligroso —Tus alas están rotas por ellos y aun no los conoces, todavía no entiendes, que la escoria humana sabe jugar con excelencia a la teatralidad cotidiana, sus rostros… el rostro, bello, perfecto y sonrosado, máscara permanente que puede adoptar la forma que su dueño desee pero… que en lo más recóndito de su ser las emociones son implícitas, los prejuicios son conscientes, ¿Que me garantiza pequeña mariposa de cristal que tu no usas las misma artimañas que ellos?- interrogue serio, amenazante, una víbora siseando, haciendo alarde de su escandaloso cascabel -Yo no confió en los rostros- añadí como veredicto final, hallado ya entre la comodidad de mis sombras.
Descubrí que por desgracia nada calmaba mi rabia y saliendo de mi escondite que provocó una paz nula, me abalance como un perro fuera de si contra de ella, tomándola del brazo con suficiente fuerza que con suerte y podía romperle los huesos, mi venganza…- ¡Mariposa tonta! ¡No juegues ni con la muerte y mucho menos con el diablo! No los engañes… ¿Me crees tan idiota para suponer que una niña como tu realmente ama, realmente no repudia?…- reí con malicia -Si son ustedes, los más párvulos, los jóvenes mortales ignorantes que se guían por la apariencia más que por el amor… ustedes son crueles, ustedes aman lo que ven y créeme que un rostro como el mío esta demasiado lejos de una expectativa de belleza para unos tontos como tú— de mi cólera desbocada apenas era consciente de lo que le hacia, solo sabía que agitaba su diminuto cuerpo y que estaba disfrutando por ello —¡No engañes a tu Maestro, porque a estas alturas ya sabes de lo que soy capaz!- finalmente le solté con brusquedad —El lugar que intentas ocupar…- me vi interrumpido por mi propia respiración -Ya esta ocupado por alguien que ama con sinceridad… tú eres mi rostro, eres mi voz… pero no veo nada más para mi en alguien como tú— brame agitado, volviendo las manos a mi rostro, tratando de asesinar su alma con una sola mirada de desagrado y desprecio por encima del hombro.
Su beso, las sensación de unos labios tibios apoyados sobre la escasa carne que cubría a los míos me tomo por la espalda, era sin duda una puñalada fría para este horripilante criatura que ya tenía un corazón humano latiendo por él, lejos de su prisión artística. Mi rosa, mi pequeña flor del oscuro edén era la única con derecho suficiente para ponerme una mano encima. Encolerizado y con el deforme ceño fruncido, la aparte bruscamente de mi presencia importando muy poco si había caído al suelo.
No hubo ni un solo grito de mi parte, como un animal herido buscaba un refugio lejos de la vista del enemigo, del que me atacaba sin compasión, mi rostro, este maldito adefesio con que fui condenado a vivir siempre fue la herida de muerte que ocultaba entre las sombras, tan repugnante y putrefacto, tan carente de perfección, de belleza, que era imposible tragarme el entupido cuento de una mariposa insolente que no tenia ni el más mínimo derecho de poner sus alas mortales en un ángel caído como yo -Me las pagarás— pensaba aun abatido, sin fuerza suficiente para arremeter con violencia.
-No digas estupideces niña tonta— negaba al cabo de unos minutos, agitado y desorientado —¿Que puedes saber tu sobre un rostro que ni siquiera tiene una forma definida?… ¿Acaso has visto el rostro de la muerte lo suficiente para discernir que el mío ni se le asemeja?— cuestione con los dientes casi apretados, impidiendo mi hablar fluido, simplemente me limite a ser el contenedor de un demonio que pugnaba por salir y arrancar sus alas de una buena vez, sin embargo era el artista, el genio detrás de la bestia que insistía en que sería un talento desperdiciado, la oportunidad de que alguien finalmente fuera mi rostro frente a la escoria humana desperdiciada solo por un capricho de sangre y una venganza consumada y prometida en silencio, tenía que resistir la tentación de la muerte, pero no el sutil placer de otro tipo de venganza que aún estaba maquilándose en mi cabeza —¿Que si te veo temerosa?- repetí sus palabras en el afán de procesar su ironía o su mofa, al fin y al cabo los hombres y las mujeres son así, regocijándose en el placer de humillar a otro cuando se han descubierto el punto débil. Camine más lejos de su lado con las manos cubriendo todo aquel horrible vestigio de dos siglos de antigüedad, buscaba la paz en mis sombras, mi máscara improvisada que era casi indestructible a manos curiosas como aquellas. Oía mi respiración agitarse y un ligero dolor en el pecho arremolinarse, era consecuencia por supuesto de su desobediencia —Mariposa insolente, si, mariposa insolente- solté mi voz en un susurro sutil pero peligroso —Tus alas están rotas por ellos y aun no los conoces, todavía no entiendes, que la escoria humana sabe jugar con excelencia a la teatralidad cotidiana, sus rostros… el rostro, bello, perfecto y sonrosado, máscara permanente que puede adoptar la forma que su dueño desee pero… que en lo más recóndito de su ser las emociones son implícitas, los prejuicios son conscientes, ¿Que me garantiza pequeña mariposa de cristal que tu no usas las misma artimañas que ellos?- interrogue serio, amenazante, una víbora siseando, haciendo alarde de su escandaloso cascabel -Yo no confió en los rostros- añadí como veredicto final, hallado ya entre la comodidad de mis sombras.
Descubrí que por desgracia nada calmaba mi rabia y saliendo de mi escondite que provocó una paz nula, me abalance como un perro fuera de si contra de ella, tomándola del brazo con suficiente fuerza que con suerte y podía romperle los huesos, mi venganza…- ¡Mariposa tonta! ¡No juegues ni con la muerte y mucho menos con el diablo! No los engañes… ¿Me crees tan idiota para suponer que una niña como tu realmente ama, realmente no repudia?…- reí con malicia -Si son ustedes, los más párvulos, los jóvenes mortales ignorantes que se guían por la apariencia más que por el amor… ustedes son crueles, ustedes aman lo que ven y créeme que un rostro como el mío esta demasiado lejos de una expectativa de belleza para unos tontos como tú— de mi cólera desbocada apenas era consciente de lo que le hacia, solo sabía que agitaba su diminuto cuerpo y que estaba disfrutando por ello —¡No engañes a tu Maestro, porque a estas alturas ya sabes de lo que soy capaz!- finalmente le solté con brusquedad —El lugar que intentas ocupar…- me vi interrumpido por mi propia respiración -Ya esta ocupado por alguien que ama con sinceridad… tú eres mi rostro, eres mi voz… pero no veo nada más para mi en alguien como tú— brame agitado, volviendo las manos a mi rostro, tratando de asesinar su alma con una sola mirada de desagrado y desprecio por encima del hombro.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
“Falso salvador, aun luego de que tu música lleno por primera vez mi mente de sueños rompiste toda esperanza y conexión con mi esperada realidad”
Podría haber sido el comienzo de sus más extraños sueños, el final de una pesadilla que daría paso a la paz que por muchos años había anhelado, pero lo arruinaste. Ignorante, ¿realmente piensas que soy una indefensa bailarina más de tu teatro?, una humana como cualquier otra… es la única forma en la cual era observada por su Maestro.
Y aun sin serlo se veía indefensa en el suelo mientras le buscaba siguiendo su voz entre las sombras, como siempre había sido, no tenía realmente ningún daño... O al menos la adrenalina del momento no le permitió darse cuenta de ninguno, pues los años la volvieron una hechicera medianamente poderosa… pero aun así seguía existiendo en el cuerpo de un ser humano con solo 17 años y más específicamente el cuerpo de una bailarina de 17 años.
Su mirada se paseaba incansable de un extremo a otro, su oído sensible se percataba de cada movimiento que el mayor hacía y sus palabras cargadas de un odio casi demente hacían que creciera una sensación de autodestrucción inmensa- Lo he visto, he vivido con el demonio toda mi vida… ¿Quién eres tu realmente para negar eso?, nací bajo el deseo de Dios… pero fallecí a manos del fuego para que un ser que mata todo lo que es bueno en este mundo escupiera en la cara de todo aquello que es sagrado para hacerme renacer de las cenizas, no soy más que una blasfemia… no me hables del demonio pues estoy con vida bajo su propio deseo – discutió aun teniendo claro que eso traería consecuencias, pero era la verdad, aquella astuta comadreja no hizo más que un sacrilegio al decidir que viviría. Si se hablaba de apariencia, la de este no se alejaba demasiado de la idea de “deformidad”, pero hace mucho la mariposa había abandonado aquel pensamiento que le llamaba a buscar la perfección y la belleza, cuando se observaba al espejo de a poco volvía a verse con la piel casi siendo cenizas, la belleza no era más que la idea física de la felicidad, pero ella no tenía permitido conocer ninguna de esas dos cosas pues su alma fue vendida al demonio.
Su Maestro se sentía único en el mundo, el único capaz de sufrir… y se preguntaba porque aun teniendo claro que era un ser toxico seguía buscando su aceptación. Pero de a poco lo comprendía y sentía que de a poco el mayor se volvia un humano de alguna manera… - ¿Eso me reprochas a mí?... me reprochas que no conozco lo horrible que puede ser el mundo y a su vez que soy igual de horrible que todos ellos cuando soy uno de los seres que más se parecen a ti… y aun así le declaras tu amor a una humana común y corriente que si ha vivido siempre como todos los demás… ¡me das asco! – Sentía una rabia demasiado grande crecer en su interior, le comparaba con una simple humana… y le juzgaba haciéndola sentir como una basura- ¿Qué te asegura que en realidad ella no miente? – seguía alzando la voz ya sin importarle a quien se enfrentaba - ¿Qué no siente más que miedo de no poder escapar de ti?, realmente crees que una humana es capaz de amar a la muerte cuando solo puede toparse con esta una vez en la vida… frágil, palpitante y con miedo, pero estas segado ante la belleza humana… lo que puede ofrecerte aquello que jamás pudiste poseer, un ser que vive bajo la luz del sol y que huiría de este lugar si supiera que no puedes encontrarle… al menos no mientras el sol cubra las calles y sin embargo yo soy la ingenua… - podía haber firmado su sentencia de muerte y aun así… no le importaba, fue como liberar todo aquel veneno que pudrió su interior – Pero tienes razón… finalmente soy tu voz y tu rostro, dime ella realmente te amaría si te conociera como te conozco yo?... ¿No preferiría escapar aun arriesgando su vida o prefieres no preguntártelo?, si soy una parte de ti… créeme que no amaría esta decadente obra de arte – finalizo para solo caminar a la salida – pero no importa, con el tiempo… todo regresa a donde pertenece, al infierno o hecho cenizas – susurro mientras subía las escaleras, su mente estaba completamente bloqueada a intrusos… porque más que una bailarina, violinista o cantante… era una hechicera y no mostraría nunca más debilidad ante su Maestro.
Dalunae- Hechicero Clase Media
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Re: Come to me angel of music... (Dalunae)
Si alguna vez tuve sangre esta se congelaría con tan solo escuchar palabra tras palabra, ¿Que demonios esperaba para matarla?, no lo sé, quizás no me apetecía o probablemente mi demonio interior estaba maquilando una idea de venganza más placentera que la muerte repentina de esa mariposa insolente.
Allá entre las sombras, mis ojos la seguían con sigilo, con rencor, con odio, era una humana, esa clase de humana que he odiado por siglos, tan prejuiciosa, tan rencorosa, la típica joven humana que cree saberlo todo, cree tener la razón y retar al mundo entero solo porque en su vida ha pasado por cosas tortuosas que no se comparan al dolor adulto, que no se comparan al sufrimiento eterno de un averno cuyo fuego es permanente, que se alimenta de las almas, de sus cenizas por siglos para mantener su demoledor veneno.
Ella caminaba orgullosa, no parecía mostrar ni un signo de debilidad, caminaba a las escaleras dispuesta a marcharse, nadie se marcha ante la presencia del ángel de la muerte ¡Nadie!. Me moví entonces lo más rápido que pude entre las tablas, entre las sombras, entre las alturas del telón que era tan mío como todo lo que existía en ese maldito recinto.
—Nadie- articule apenas entre dientes -Nadie pequeña sabandija, me deja con la palabra en el ¡Aire!- aparecí entre aquellos escalones frente de ella, no supe distinguir la expresión en su rostro porque ni eso me importaba, era más mi cólera ciega que lo que me gusta contemplar en el hombre poco antes de que le arranque la vida —¿En serio crees, endemoniada mariposa que te pareces a mi, que eres el ser que más se asemeja a mí?— clamé con furia, con la rabia carcomiendo mis entrañas —Permíteme que me ría- inquirí con cizaña —Eres una humana que por su juventud cree saberlo todo, cree tener la verdad absoluta solo porque su vida ha sido difícil, porque es una incomprendida, una pobre rosa marchita por las manos del poderoso- la tome de sus ropajes con brusquedad -¡No compares la maldad que la vida y todo el maldito mundo puede albergar en diecisiete miserables años de existencia que lo que puede hacer en más de tres siglos! ¿Que sabes tu de mí? ¿Que sabes tu del miserable espacio en que por desgracia tuve que ser algo tan insignificante como tu? ¿Que sabes del placer que me causó el derrame de sangre por más de dos siglos? ¿El deleite de la muerte de cientos durante tantos años, si tu aún teniendo todo el maldito poder de Merlin no has asesinado ni a la entupida escoria que te dejó vivir?— le solté -¡No hables de lo que no conoces! ¡No hables por el demonio, ni por la muerte ni por mí, que de nosotros nada conoces!- mis puños se cerraban cada vez con más fuerza debajo de la capa, esas inútiles partes de mi cuerpo tan mutiladas, tan deformes como todo lo demás —¡No es por clemencia ni por suerte endemoniada que estas viva! ¡Es por mí, maldita sea!-.
-En cuanto la humana que me pertenece, que se mantiene a mi lado- decía entre la respiración y aliento entrecortado —No trates de ensuciarle ante mis ojos que se mantienen abiertos, sin vendas, ella… esa mujer jamás será como tú- susurré -De lo contrario ahora estaría ardiendo en el infierno como alguien lo hace desde hace siglos, asesinada por el yugo de mis manos, lo está. Esa desgraciada víbora hizo todo lo que dices, esa infeliz, trato de huir de mí, trato de liberarse del inmenso miedo que causo esta infernal faz, que causó la muerte misma y a pesar de amarla, la maté, esa puede ser la suerte de esa humana si yo llegó a descubrirlo, ¡No soy tan estúpido!- inspire antes de proseguir con aquella voz demoniaca, vil… con todos aquellos tientes que solo la muerte enfurecida podía tener en su voz —¡No blasfemes! ¡No te atrevas a volar más allá de lo que tus alas te permiten!-.
-Y si no me amará ¿que?- proseguí luego de romper el silencio imperante entre el lugar, entre nosotros -Es bien sabido que aún en esta época el amor no siempre es sentido sino un contrato obligado, la muerte…- asentí -La muerte también puede puede ser participe de ese tipo de juegos, obligar el amor, darme lo que yo quiero a base de sometimiento ¿Porque no?- me encogí de hombros cínicamente -Si es la única forma en que lo he conseguido y aprendido amar así el diablo suba al cielo y Dios baje al infierno, continuaré de esa manera—.
Poco a poco la furia contenida se fue consumiendo poco a poco, los gritos, las maldiciones, todo aquello que me hacia ser yo volvió a renacer, me sentí lo que era antes y entonces en mi interior se abrió un abismo en el que el hombre que amaba a Selena y el demonio que gustaba de sangre peleaban a muerte por obtener el trono de mi infierno interno —Yo puedo obligar a quien se me de en gana, yo puedo asesinar a quien se plazca, incluyendo a mi propia bailarina, la más fiel de mis artistas, porque todo en este mundo, todo me pertenece…- quede frente de ella en postura firme, señalándole como un Dios antiguo que castiga y juzga, si yo decidía ella moría, en el fondo ella sabía perfectamente a lo que estaba jugando conmigo.
Allá entre las sombras, mis ojos la seguían con sigilo, con rencor, con odio, era una humana, esa clase de humana que he odiado por siglos, tan prejuiciosa, tan rencorosa, la típica joven humana que cree saberlo todo, cree tener la razón y retar al mundo entero solo porque en su vida ha pasado por cosas tortuosas que no se comparan al dolor adulto, que no se comparan al sufrimiento eterno de un averno cuyo fuego es permanente, que se alimenta de las almas, de sus cenizas por siglos para mantener su demoledor veneno.
Ella caminaba orgullosa, no parecía mostrar ni un signo de debilidad, caminaba a las escaleras dispuesta a marcharse, nadie se marcha ante la presencia del ángel de la muerte ¡Nadie!. Me moví entonces lo más rápido que pude entre las tablas, entre las sombras, entre las alturas del telón que era tan mío como todo lo que existía en ese maldito recinto.
—Nadie- articule apenas entre dientes -Nadie pequeña sabandija, me deja con la palabra en el ¡Aire!- aparecí entre aquellos escalones frente de ella, no supe distinguir la expresión en su rostro porque ni eso me importaba, era más mi cólera ciega que lo que me gusta contemplar en el hombre poco antes de que le arranque la vida —¿En serio crees, endemoniada mariposa que te pareces a mi, que eres el ser que más se asemeja a mí?— clamé con furia, con la rabia carcomiendo mis entrañas —Permíteme que me ría- inquirí con cizaña —Eres una humana que por su juventud cree saberlo todo, cree tener la verdad absoluta solo porque su vida ha sido difícil, porque es una incomprendida, una pobre rosa marchita por las manos del poderoso- la tome de sus ropajes con brusquedad -¡No compares la maldad que la vida y todo el maldito mundo puede albergar en diecisiete miserables años de existencia que lo que puede hacer en más de tres siglos! ¿Que sabes tu de mí? ¿Que sabes tu del miserable espacio en que por desgracia tuve que ser algo tan insignificante como tu? ¿Que sabes del placer que me causó el derrame de sangre por más de dos siglos? ¿El deleite de la muerte de cientos durante tantos años, si tu aún teniendo todo el maldito poder de Merlin no has asesinado ni a la entupida escoria que te dejó vivir?— le solté -¡No hables de lo que no conoces! ¡No hables por el demonio, ni por la muerte ni por mí, que de nosotros nada conoces!- mis puños se cerraban cada vez con más fuerza debajo de la capa, esas inútiles partes de mi cuerpo tan mutiladas, tan deformes como todo lo demás —¡No es por clemencia ni por suerte endemoniada que estas viva! ¡Es por mí, maldita sea!-.
-En cuanto la humana que me pertenece, que se mantiene a mi lado- decía entre la respiración y aliento entrecortado —No trates de ensuciarle ante mis ojos que se mantienen abiertos, sin vendas, ella… esa mujer jamás será como tú- susurré -De lo contrario ahora estaría ardiendo en el infierno como alguien lo hace desde hace siglos, asesinada por el yugo de mis manos, lo está. Esa desgraciada víbora hizo todo lo que dices, esa infeliz, trato de huir de mí, trato de liberarse del inmenso miedo que causo esta infernal faz, que causó la muerte misma y a pesar de amarla, la maté, esa puede ser la suerte de esa humana si yo llegó a descubrirlo, ¡No soy tan estúpido!- inspire antes de proseguir con aquella voz demoniaca, vil… con todos aquellos tientes que solo la muerte enfurecida podía tener en su voz —¡No blasfemes! ¡No te atrevas a volar más allá de lo que tus alas te permiten!-.
-Y si no me amará ¿que?- proseguí luego de romper el silencio imperante entre el lugar, entre nosotros -Es bien sabido que aún en esta época el amor no siempre es sentido sino un contrato obligado, la muerte…- asentí -La muerte también puede puede ser participe de ese tipo de juegos, obligar el amor, darme lo que yo quiero a base de sometimiento ¿Porque no?- me encogí de hombros cínicamente -Si es la única forma en que lo he conseguido y aprendido amar así el diablo suba al cielo y Dios baje al infierno, continuaré de esa manera—.
Poco a poco la furia contenida se fue consumiendo poco a poco, los gritos, las maldiciones, todo aquello que me hacia ser yo volvió a renacer, me sentí lo que era antes y entonces en mi interior se abrió un abismo en el que el hombre que amaba a Selena y el demonio que gustaba de sangre peleaban a muerte por obtener el trono de mi infierno interno —Yo puedo obligar a quien se me de en gana, yo puedo asesinar a quien se plazca, incluyendo a mi propia bailarina, la más fiel de mis artistas, porque todo en este mundo, todo me pertenece…- quede frente de ella en postura firme, señalándole como un Dios antiguo que castiga y juzga, si yo decidía ella moría, en el fondo ella sabía perfectamente a lo que estaba jugando conmigo.
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