AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Angel of Music |Le cœur de Christine|
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The Angel of Music |Le cœur de Christine|
PERSONALIDAD DEL PERSONJE
Su corazón era tan puro como el de una niña de quince años.
Las cajitas de música o las bolas de cristal que se agitan para esparcir su nieve sobre una muñeca son regalos muy apropiados para las damas de hoy en día. Simbolizan pureza y virtud, ambas escoltadas por un cristal frágil o una melodía que trajese recuerdos. De vez en cuando, sin embargo, nacen personas que todas ellas son como una de estas esferas o cajitas. Christine O'byrne siempre fue una de ellas. Su inocencia no tenía paragón y ni siquiera los desengaños de una vida disciplinada podían hacerle creer lo contrario. Tenía el don de ver un haz de luz incluso, y eso es lo más complejo, en aquellos que creían carecer de cualquier tipo de virtud. Nunca hubo maldad en ella, pero sí rebeldía. La ilusión y la imaginación la hacían creer que en el mundo que vivimos hay mucho más que unas normas escritas que seguir a toda costa. Que las cosas nunca son blancas o negras y la gran escala de grises, que a menudo todos olvidan, podían marcar una diferencia abismal entre el bien y el mal. Era fiel creyente de Dios y sus ángeles hasta el punto de rezar todos los días y encomendarse a uno en concreto: el Ángel de la Música que su padre algún día le enviaría.
Su alma pura y piadosa la hacía compadecerse de los más necesitados y no era extraño verla romper las filas de las jóvenes y alocadas bailarinas del teatro de París para dar limosna o una hogaza de pan a cualquier necesitado de las calles francesas. Reía, jugaba y contaba cuentos a los niños. Tenía duende y lo sabía, pero no se aprovechaba de ello. Los demás veían en ella un ángel que aterrizó en la Tierra hace apenas veinte primaveras. Un ángel que con su bondad y su carisma alegraba los sufridos corazones de quienes la rodeaban. Christine, sin embargo, creía que toda acción, ya fuera buena o mala, sería devuelta por Dios el día del juicio final y quería que sus padres se sintieran orgullosos de ella cuando por fin se reencontrasen.
Pero siempre hay una contraparte. En un ser tan puro como Christine, su defecto era, precisamente, la confianza extrema que ponía en los demás y su imaginación. Como siempre esperaba lo mejor de todos, no era de extrañar que de vez en cuando alguien quisiera aprovecharse de su humildad para conseguir sus objetivos. Raro era el caso en el que quisieran dañar a una criatura tan pura como ella, pero el mundo está repleto de seres a cada cual más intrigante o diferente y no todos son formados por las mismas manos del señor. Y precisamente, cuando los problemas la sobrepasan, Christine prefiere evadirlos y encerrarse en su propia cabeza. Prefiere imaginar que nada ha pasado, que la vida sigue siendo un cuento y que puede seguir perdonando incluso a aquellos que, según otros, no se lo merecerían. Hasta que su paciencia se agota. Siempre dice que hay que mirar con el corazón, no con los ojos o con los oídos, pero el corazón en sí mismo una vida compleja. Y su corazón es cabezota y obstinado. Si cree llevar la razón en algo, no cesará en su empeño de demostrarlo a contramarea y aunque nadie la crea.
Las cajitas de música o las bolas de cristal que se agitan para esparcir su nieve sobre una muñeca son regalos muy apropiados para las damas de hoy en día. Simbolizan pureza y virtud, ambas escoltadas por un cristal frágil o una melodía que trajese recuerdos. De vez en cuando, sin embargo, nacen personas que todas ellas son como una de estas esferas o cajitas. Christine O'byrne siempre fue una de ellas. Su inocencia no tenía paragón y ni siquiera los desengaños de una vida disciplinada podían hacerle creer lo contrario. Tenía el don de ver un haz de luz incluso, y eso es lo más complejo, en aquellos que creían carecer de cualquier tipo de virtud. Nunca hubo maldad en ella, pero sí rebeldía. La ilusión y la imaginación la hacían creer que en el mundo que vivimos hay mucho más que unas normas escritas que seguir a toda costa. Que las cosas nunca son blancas o negras y la gran escala de grises, que a menudo todos olvidan, podían marcar una diferencia abismal entre el bien y el mal. Era fiel creyente de Dios y sus ángeles hasta el punto de rezar todos los días y encomendarse a uno en concreto: el Ángel de la Música que su padre algún día le enviaría.
Su alma pura y piadosa la hacía compadecerse de los más necesitados y no era extraño verla romper las filas de las jóvenes y alocadas bailarinas del teatro de París para dar limosna o una hogaza de pan a cualquier necesitado de las calles francesas. Reía, jugaba y contaba cuentos a los niños. Tenía duende y lo sabía, pero no se aprovechaba de ello. Los demás veían en ella un ángel que aterrizó en la Tierra hace apenas veinte primaveras. Un ángel que con su bondad y su carisma alegraba los sufridos corazones de quienes la rodeaban. Christine, sin embargo, creía que toda acción, ya fuera buena o mala, sería devuelta por Dios el día del juicio final y quería que sus padres se sintieran orgullosos de ella cuando por fin se reencontrasen.
Pero siempre hay una contraparte. En un ser tan puro como Christine, su defecto era, precisamente, la confianza extrema que ponía en los demás y su imaginación. Como siempre esperaba lo mejor de todos, no era de extrañar que de vez en cuando alguien quisiera aprovecharse de su humildad para conseguir sus objetivos. Raro era el caso en el que quisieran dañar a una criatura tan pura como ella, pero el mundo está repleto de seres a cada cual más intrigante o diferente y no todos son formados por las mismas manos del señor. Y precisamente, cuando los problemas la sobrepasan, Christine prefiere evadirlos y encerrarse en su propia cabeza. Prefiere imaginar que nada ha pasado, que la vida sigue siendo un cuento y que puede seguir perdonando incluso a aquellos que, según otros, no se lo merecerían. Hasta que su paciencia se agota. Siempre dice que hay que mirar con el corazón, no con los ojos o con los oídos, pero el corazón en sí mismo una vida compleja. Y su corazón es cabezota y obstinado. Si cree llevar la razón en algo, no cesará en su empeño de demostrarlo a contramarea y aunque nadie la crea.
FAMILIARES
PADRES
Gustave Daaé
Eloise O'byrne
PADRES ADOPTIVOS
Armand Valérius
Sophie Valérius
OTROS
Madame Giry
Meg Giry
LAZOS AMISTOSOS
MEJOR AMIGO
MEJOR AMIGA
INSEPARABLES
CONFIDENTES
BUENOS AMIGOS
AMIGOS
TE ESTIMO
CONFIANZA
EN PROCESO DE AMISTAD
AMIGOS SECRETOS
TRATO CORDIAL
INTERÉS
ALIADOS
RESPETO
LEALTAD
ACONSEJADOS
CONSEJEROS
PROTEGIDOS
PROTECTORES
CONOCIDOS
LAZOS AFECTUOSOS
ATRACCIÓN
DESEO
OBSESIÓN
CARIÑO
AMOR
PAREJA ACTUAL
EX-PAREJA
AMOR/ODIO
SEXO
DESLIZ
DEBILIDAD
DEPENDENCIA
TENSIÓN SEXUAL
AMIGOS CON DERECHO
ROLLO DE UNA NOCHE
COQUETEO
CURIOSIDAD
CONFUSIÓN
SIENTO PERO NIEGO SENTIMIENTOS
ENEMISTAD
TRATO HOSTIL
ENEMIGOS
ENVIDIA
DESCONFIANZA
RENCOR
TEMOR
ODIO
LUCHA DE EGOS
PIQUES
CELOS
ASCO
INTOLERANCIA
INDIFERENCIA
LISTA NEGRA
MASCOTAS
gracias a αgusτınα• de sourcecode
Christine O'byrne- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 26/12/2013
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
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