¿Qué hacemos aquí? [Ocupado]

por **Agatha Bonnet** Dom Ago 12, 2012 8:45 am

Mi padre me había hecho quedar con él en el anochecer en la estación de trenes. No sabía para qué me quería allí, no creía que me mandara lejos de él pues nunca lo había hecho, no se me pasaba por la cabeza el alejarme de él y menos ahora. Yo había crecido, tenía dieciocho años de esta primavera, es decir recién cumplidos, además... no quería dejar a mi padre, sabía muy dentro de mí que si lo dejaba solo iba a hacer algo malo, no exactamente hacia nadie pero si malo para él, algo insano. Por supuesto no iba a dejar a mi padre, el que me había cuidado como había sabido, el que me había llevado la comida a la mesa, me había dado educación, el que me ha amado siempre, el que siempre estuvo a mi lado desde el principio de todo.

Amaba a mi padre aunque se comportara duramente conmigo sabía que él no era exactamente así de frío, destante y duro como una roca, sabía que no. Fue cuando yo era muy chico cuando se produjo el abandono de mi madre, de su mujer. Alguien a quién apostaba mucho que la había amado con toda su alma. Lo sabía por las lágrimas escondidas que se escapaban de él, lágrimas que si las veía, hacía como si no las hubiera visto, mi padre lo necesitaba. Nunca se me olvidará la fe y esperanza que tenía porque mi madre volviera a nosotros, que cualquier día abriría la puerta de casa con una sonrisa en sus labios y todo volvería a ser como antes a ser una familia totalmente llena, sin que hubiera un vacío... pero recuerdo aquella noche en la que volví de las clases de esgripa y lucha cuerpo a cuerpo, no tenía la comida en la mesa, no supe realmente porqué, teníamos una nana que hacía las tareas de la casa pero ella no estaba. Mi padre se encontraba en el salón, como cada noche me esperaba a que llegara a casa, estuviera seguro en ella y entonces él se iba a no sé donde, pues por aquel tiempo aún no sabía que era un ser sobrenatural.

Solté mis cosas en su sitio y fui a dirigirme hacia el salón para saludar a mi padre con un beso en la mejilla como cada noche antes de que se fuera y no lo viera más hasta el día siguiente. Iba con una sonrisa que estaba totalmente amplia en mis labios, cálida... mi padre al verme se quedó totalmente serio y como sorprendido, parecía que había visto fantasmas. Mi sonrisa desapareció al verle tan triste, con la cara descompuesta, a punto de echarse a llorar pues sus ojos estaban más brillantes de lo normal. Solo me acerqué a él, me puse encima de sus piernas y lo abrazé acariciandole la mejilla sin parar en ningún momento, no sabía lo que le pasaba, porqué estaba tan triste, aunque al pasar el tiempo y hacerme mayor si que lo entendí todo. Papá había aceptado de alguna manera que mamá nos había dejado, pero no como habíamos creído sino... ya sabes... ella ya no iba a volver de ninguna manera posible, estaría descansando en algún lugar pero estaba seguro que si había fallecido, estaría cuidando de nosotros como un ángel de la guarda, aunque yo no la conociera de mucho pues tenía un recuerdo de ella y su voz pero era lo suficientemente borroso como para no saber realmente como era, aunque padre mandó ha hacer aquel cuadro que no paraba de mirar en ningún momento... era realmente triste que no pudiera pasar página.

Y aquí me encontraba, estaba sentado en uno de los bancos, viendo de vez en cuando pasar algún tren cada cierto tiempo espaciado para que no hubiera algún accidente. Volví a levantarme del banco por enésima vez, mi padre tendría que estar al caer, la noche estaba gobernando el cielo por completo y la luz de las velas puestas en esas farloras me mantenía alejado de la oscuridad y quizás de todo problema que atrajera lo lúgubre. Suspiré dirigiendo una de mis manos a mi caja de madera donde tenía unos cigarrillos a escondidas de mi padre, lo dejaba escondido en un lugar lejos de casa para que no me oliera y me duchaba antes de que se despertara, para que no me oliera al tabaco tan fuerte y de buena mercancía que... ciertamente robaba cada cierto tiempo. Se me había olvidado esconderlo en aquel lugar... y si me pillaba de seguro me mataba. Saqué la cajetilla y la tiré en un esquina, pues podría conseguir mucho más luego de la gran mercancía que había conseguido hacía unos días- Empiezo a tener un poco de frío...- me acaricie con una mano el brazo contrario haciendo fricción y luego con los dos brazos.