Hayleigh Harley y la vidente del pasado [Libre]

Hayleigh Harley es un hada que vagabundea por las calles de París, es de noche y la brisa es agradable, o al menos lo es para los humanos, Hayleigh ya no es humana desde hace ¿2, 3 semanas? No, 4 días lleva siendo inmortal y bebiendo sangre humana. Es una cazadora, una depredadora y una asesina.
Hayleigh Harley va vestida de arlequín como todos los días y todas las noches, su maquillaje incrustado en su rostro es tétrico y espantoso para aquellos que no ven la hermosura y la belleza de la tragicomedia Italiana.
Los callejones y callejuelas, las calles desiertas de París desaparecen. El hada de las pesadillas ha salido esta noche para jugar un rato. Saltando de árbol en árbol y de muro en muro, llega a una zona de magia y maldiciones.
Puede ver y observas los puestos, las telas rojas, moradas y verdes entre otros colores, haciendo te techo siendo sujetadas por palos de madera clara y oscura. Oye el Glan Glan Glan de las monedas y los amuletos que mueve el aire, al igual que los cascabeles de su desgastado gorro.
Su sonrisa es inocente y siniestra. Se acerca sigilosamente entre las sombras hasta que divisa una pequeña figura, la oye llorar, huele sus lagrimas y su fragancia. Una pequeña, frágil y débil niña humana de unos 5 años llora en el lugar menos indicado cerca de la persona menos adecuada. Esta de rodillas en el suelo con un vestido muy sucio.
Hayleigh Harley se acerca danzando a la niña, esta se asusta y la mira, se seca las lagrimas. ¿Que ven sus ojos? ¿A un arlequín sonriente bailando hacia ella? La niña se asusta y deja de llorar, se sienta en el suelo y se agarra las ropas. La arlequín se arrodilla y le sonríe.
-¿Porque lloras pequeña niña?-Le susurra a la niña con una voz tranquilizadora. La niña desconfiá de la mujer maquillada, pero de algún modo, es la única cercana.
-Estoy sola señora, mis padres murieron y estoy sola-Susurra la niña lanzándose a los brazos de Hayleigh sin saber que se había metido en la boca del lobo.
Caperucita roja era tan ingenua, no tenia que hablar con desconocidos, solo ir a cada de la abuela.
-Tranquila mon petit bebe- Le dice la arlequín susurrándole al oído acariciando sus cabellos.- Yo te ayudare-Dice Hayleigh Harley apartándole el sucio pelo de cuello. Entonces Hayleigh se ve impulsada y dominada por la sed, clava sus feroces colmillos en el blando cuello de la joven. La niña da pequeños gemidos de dolor mientras que Hayleigh Harley los da de placer al nota como la sangre infantil recorre su boca, sus garganta y fluye por sus venas. Deja el cuerpo inerte y casi muerto en el suelo, la niña morirá en pocos segundos, su débil corazón no es capaz de aguantar el peso de su alma sin su sangre. Hayleigh Harley observa sus ojos, los ojos de la muchacha muerta. Son tan inocentes.

La sangre fresca recorre todo todo el cuerpo del arlequín. Su piel blanquecina esta levemente sonrojada pero aun es extremadamente extraña. Con delicadeza, deposita el cuerpo de la niña, aun vivo, sobre el suelo. Hayleigh Harley se agacha y huele su fragancia de la niña. Su sangre aun recorre sus venas, con una fuerza muy débil que no tardaría mucho en ser nula. De su cuello cae un fino hilo de sangre de sangre brota con delicadeza de las pequeñas heridas producidas por sus colmillos. Hayleigh Harley se acerca al hilo de sangre de una forma que casi puede rozarla con su fina nariz. Cierra los ojos y disfruta con ese olor que se ha convertido en su perdición y en su fuente de vida. Hayleigh Harley sabe que si quiere beber mas sangre, tendrá que buscarse una persona por las calles o callejones. Sin embargo, es joven y aun esta viva, aun respira, pasa su fino dedo indice pro la sangre y se lleva el dedo a la boca. Es alta la tentación pero no debe, no puede. Hayleigh Harley se levanta con elegancia mirando con una mascara triste a la niña. En el fondo de ella parece encontrarse lo ultimo que le queda de humanidad, aunque con el tiempo aprenderá a ocultar esos sentimientos humanos.
El viento soplaba frío, o debía de ser una pequeña corriente fresca portadora de olores tan extraños como conocidos. La cara del arlequín se ilumina con una sonrisa brillante. Se aleja del cuerpo de la niña, la cual esta casi dormida y por consecuencia, casi muerta. Se alejo de ella con pequeños saltos de alegría hasta desaparecen entre las telas de colores.
Hayleigh Harley estaba consciente de todo lo que ocurría a su alrededor. La mujer se acerco, Hayleigh la observo, primero sonriendo luego con una mueca entre el odio y la ira. Miro sus ropas, miro su maquillaje y no pudo evitar sentirse común. Sin embargo, aquello era una gran oportunidad para saciar su sed de sangre de aquella noche. Se mantuvo escondida entre las sombras fácilmente, escuchando as pequeñas suplicas de la mujer hacia la niña. Se fue alejando hacia la salida del extraño circo, conocía a los humanos, pues había sido una de ellos hacía poco. Sabía su instinto de supervivencia y miedo, buscaría ayuda y la única cercana era Hayleigh Harley.
La llamaba, su voz era de desesperación, ella sabía que no se conocían, pero muchas persona sienten un gran afecto por los niños, quien sabía el motivó. Hayleigh Harley sonrío de una forma traviesa e inocente. De sus labios salio una risa infantil. Hayleigh Harley junta sus manos debajo de su barbilla mientras su cuerpo se mueve levemente de un lado a otro, como si fuera una niña pequeña que acaba de pillar a su hermano besándose con una chica o comiendo chocolate a escondidas y no sabe si callárselo o si contárselo a sus padres. Hayleigh Harley da unos pasos en su dirección, no sabe si ponerse a reír ahí mismo o si irse corriendo y desaparecer como una tétrica aparición. Se fija con disimulo en sus ropas, su maquillaje. Ella era un payaso, mientras que Hayleigh Harley era un arlequín, pero ambos pertenecían a los personajes de arte. Solo hay un sitio para el arte personificado¿Verdad?
-Lo se -Se limita a decir el arlequín con voz infantil – Y puede que acabes como ella-Dijo Hayleigh Harley antes de estallar una carcajada terroríficamente infantil.

Miré a la mujer desesperada esperando su respuesta. Estaba considerando irme y buscar a alguien mas, hasta que respondió. Su macabra e infantil voz resonó en mis oídos, mi espina dorsal tembló y me recorrió una ráfaga helada. Me costó trabajo pronunciar palabra alguna.

Mi deducción inmediata fue que ella había herido a muerte. Tuve emociones encontradas, odiaba a la mujer por haber dañado a una pequeña indefensa, temí por mi vida porque seguramente ella no quería dejar testigo alguno que la delatara con la justicia, mi mente me ordenó correr y buscar ayuda pero entonces dejé de sentir los débiles latidos de la pequeña al igual que su color y calor corporal habían desaparecido.

Ya no tenía porque correr, ahora podía enfrentarla, o al menos intentarlo, pero me venció el miedo. -Usted...- Pronuncié débilmente mientras mi respiración se agitaba. Miré ala niña, miré su mirada perdida en el cielo y cerré los ojos con fuerza mientras mordía mi lengua. Cerré sus ojos con mi mano, no podía ver sus ojos abiertos inmóviles ya y muertos sin sentirme culpable. Era incomodo cargar con un cadáver y lo puse suavemente en el suelo, de la misma manera en la que la encontré, ya me encargaría de darle una despedida y tumba dignas.

¿Como es que de un momento a otro pasas de sentir nostalgia por la vida que solías tener a sentir culpa por la muerte de una niña? ¿Por que tuve que pasear por ahí? ¿Por que tuve que acercarme al bulto en el suelo que llamó mi curiosidad? ¿Por que tuve que acercarme a esta mujer? Muchas preguntas, mucho arrepentimiento pero ya nada podía hacer, la niña estaba muerta y yo frente a la mujer, ahora solo quedaba pensar en que tenía que hacer ahora.

De la misma manera en que las preguntas pasaban por mi mente, miré a la niña y después puse mi mirada sobre los ojos de la misteriosa mujer que tenía delante mío. -¿Por que?- Pregunté, ella podría responder con lo que ella gustara, solo quería una respuesta.

Hayleigh Harley se queda mirando a la mujer sin rastro de sentimientos en su pintado rostro, por el contrario, si ve sentimientos en el rostro de la humana, sujetando en sus brazo el cadáver de la niña, la cual había sido su cena de esta noche. Hayleigh Harley pone su vista en la niña, en el fondo a tenido serte, podía a ver sido la cena de un vampiro de esos a los que le gusta torturar a sus victimas antes de matarlas, y eso si que era cruel ¿O acaso no sufrían mas de aquella forma? Hayleigh Harley simplemente se queda mirando cada uno de sus movimientos, impulsados por sus sentimientos y pensamientos humanos. Siente lastima con ellos, son demasiado vulnerables, se dejan llevar por sus instintos, los cuales pueden llevarles a problemas, tal vez aquello fue lo que le ocurrió a Hayleigh Harley, aunque es cierto que no recuerda como se convirtió en una vampiresa si recuerda que sintió antes, miedo y desesperación. Hayleigh Harley miro fijamente los ojos de la mujer, los fríos ojos azules de la arlequín miraban con tristeza a la mujer, en el fondo su humanidad aun permanecía en su interior, pero bien sabia que acabaría desapareciendo. La mujer deja el cuerpo inerte de la niña, Hayleigh Harley se había asegurado de que su muerte sería rápida, nadie podría haberla salvado, era algo que, simplemente, no se hubiera podido cambiar aunque la hubiera encontrado el medico mas preparado de todo París.
La voz de la mujer suena en sus oídos como una melodía melancólica y triste, el odio y la perdida, aunque fuera por alguien que no conoce, es demasiado difícil de afrontar, la vida es un regalo y duele ver como se lo quitan de las manos de una forma cruel e inhumana, pero el arlequín necesita arrebatar vidas ajenas para conservar la suya. Siempre sigue un canon, mata a aquellos que espera no ser apreciados, aquellas personas que encuentra en la calle abandonadas y solas se convierten en su cena. Pero si tenia que matar sin motivos, lo hacia.
Hayleigh Harley sonríe a la mujer de una forma tétrica y espantosa. La curiosidad es un mal que vive en todos los seres que viven en este mundo. La arlequín le mira de una forma intensa con sus ojos profundos, respira, la esencia humana es demasiado tentadora.
-Si se lo dijera tendría que acabar como ella-Dije Hayleigh Harley de una forma siniestra- Y no quiero que acabe así-Continua con una mirada triste.

Hayleigh Harley no hace mas que observar a la mujer. Su rostro rosado y vivo pintado de payaso mostraba tristeza e ira, sentimientos humanos que podrían causarle algún que otro problema, mas aun en esta situación. La arlequín aun no sabe controlarse del todo. Sus nuevas habilidades estaban sin control, no las había experimentado aun, no había tenido la ocasión, sin embargo, tal vez ahora fuera un buen momento para averiguar las cosas que puede hacer. Es una buena oportunidad, la mujer quería saber, quería saber cosas que no podía ya que sino el arlequín tendría que hacerle lo mismo que la niña, así que, si quería respuestas las tendría, peor también resolvería las dudas de la vampiresa. Hayleigh Harley no aparta sus fríos ojos sin vida de la mujer, observa todos sus movimientos, cuando parpadea y cuando respira, en ese momento solo sonríe.
-Si confesara mis pecados delante de usted, acabaría como ella-Dice el arlequín sonriente. La niña de rojo y negro emite una inocente risa infantil muy baja, tal vez la mujer no la a oído siquiera.

Lentamente niega con la cabeza, echa unos pasos hacia atrás con la cabeza baja. Aquella mujer no era lista, poco a poco se lo confirmaba, sus advertencias habían sido muy claras, tal vez no lo suficientes. De la boca de Hayleigh Harley sale una risa fuerte y animada. Sus dientes blancos brillan en la noche, cubiertos de diminutas gotas de la dulce sangre, tintando los colmillos de color rosa, aunque una visa de águila podría ver la diferencia de color.
-¿De verdad madame? ¿Y que hice?-Pregunta la niña mientras comienza a dar pequeños pasos alrededor de la mujer payasa- ¿Porque cree que lo hice?-Dice el arlequín con voz juguetona mientras desaparece detrás de la mujer.- Y lo mas importante ¿Lo volveré a hacer?- Dije la voz del arlequín en la oscuridad mientras pasa su brazo por el cuello de la mujer y lentamente lo presiona.
-Tranquila cariño, tranquila, no temas, no temas, ten dulces sueños princesita-Susurra Hayleigh Harley mientras utiliza su don mental para que la mujer se duerma.